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Prólogo ................................................................................................................ 3
Capítulo 1 - Lectura de la mente ......................................................................... 5
Capítulo 2 - El arte de la deducción .................................................................. 15
Capítulo 3 - El suicidio de Agatha Monroe ........................................................ 22
Capítulo 4 - El hikikomori en acción .................................................................. 30
Capítulo 5 - La habitación cerrada .................................................................... 41
Capítulo 6 - El palacio de Alejandría ................................................................. 48
Capítulo 7 - El robo del maneki neko ................................................................ 56
Capítulo 7 - La familia Takahashi....................................................................... 71
Capítulo 9 - El fin del juego ............................................................................... 78
Epílogo............................................................................................................... 85
Palabras del autor ............................................................................................. 91
Prólogo
Pues el aburrimiento.
Pues la rareza.
Para él todo era normal y obvio, sin embargo para mí nada tenía
coherencia. Era demasiada información y emociones vividas para una
sola semana.
Siendo yo una simple ilustradora pensaría que los casos en los que me
involucré fueron sorprendentes e imposibles, pero con Arthur Holmes
aprendí que los hechos más increíbles suelen tener las explicaciones más
sencillas.
—¡Oye! ¡No tenías que haberlo dicho! —semejante spoiler tuve que
tragarme gracias a mi gran bocota.
»Sin embargo cinco años después empezará una relación amorosa con
una mujer caracterizada por la promiscuidad, claramente ella es alguien
sin mucho autoestima, educada a la antigua y muy dependiente de un
hombre. Una dependencia que ha ahuyentado a todas sus parejas
anteriores, pero al fin la mujer encontró a alguien que la haga sentir
amada, o eso es lo que ella creía, ya que al convivir con su nueva pareja
durante más de cuatro meses, comprenderá que aquel hombre no ha
logrado despegarse de su trágico pasado, ya que se le ve una preferencia
a dedicarse por completo a su hijo que pasar tiempo con su nueva pareja.
»Ahora si agregamos a la ecuación el embarazo no planeado de esta
mujer y la melancolía del niño que acrecentaba los celos de la mujer, las
cosas solo se podrían complicar. Terminando así en un accidente en
donde el niño es empujado por las escaleras. Y digo que es un accidente
por la reacción de la mujer al enterarse que el pequeño terminó muriendo
en el hospital, siendo ella quien llamó a la ambulancia primeramente
(fingiendo estar lejos de la casa), la culpa la corroe lentamente. No me
extrañaría que termine por suicidarse al haberse escapado, obviamente no
fue secuestrada…
»¿Tenía algo que ver el vecino de la cara amargada con una enorme
cicatriz recorriendo su sien? ¿O aquel vagabundo que casualmente
pasaba por el lugar era alguien peligroso? ¡No! La primera equivocación
que un policía o investigador puede cometer es la de seguir una pista
falsa. Es de vital importancia filtrar los datos, o en otras palabras, separar
lo crucial de lo incidental.
—¿Especial?
—¿Espere… qué?
Se trataba del mismo chico que he descrito, que sin siquiera haber
despegado su mirada de la novela en sus manos había irrumpido en mis
más profundos pensamientos.
—¿¡Cómo rayos sabes todo eso sobre mí!? ¿¡Acaso me has estado
espiando!?
—¿Qué? —el chico cerró su libro y me vio con una ligera expresión
de sorpresa—. La verdad no tengo ningún poder.
—Pues en mayor parte fue gracias al haber visto tus ojos. Era más que
obvio.
—¿¡Obvio!?
Si yo no vestía una camisa con toda mi información impresa al frente
o que mis ojos proyectaran toda mi vida en forma de hologramas sin que
me diera cuenta, entonces no sabía qué era lo obvio, así que le exigí una
explicación.
Capítulo 2 - El arte de la deducción
Hay una frase que dice que “los ojos son la ventana del alma”. Suena
muy bonito y todo, algo poético que de ninguna manera se podía tomar
de forma literal, eso era lo que pensaba hasta que tuve mi primera charla
con aquel chico pelirrojo.
—Primeramente debo aclarar que aunque dije que esta era la primera
vez que intercambiamos palabras, yo supe de tu existencia ayer en la
tarde cuando viniste a pedir una habitación a la señora Hodgson, yo me
encontraba detrás de la recepción reparando su computadora y como
tengo cierta curiosidad cuando llegan nuevos inquilinos, no pude evitar
escuchar tu conversación.
»Así supe que te llamas Irene Morrison, que estás comenzando tu vida
adulta y que por un ajustado capital has elegido este económico hostal
para pasar tus días. Una vez que has conseguido la llave de tu habitación,
escuché cómo te fuiste arrastrando una maleta, y digo que solo llevabas
una solo por el ruido de las ruedas. De esta conversación no he sacado
más información.
»Ahora en el día actual, hace diez minutos aproximadamente, llegaste
aquí y viste el cuadro de La última cena durante casi un minuto, como si
lo estuvieras analizando, dándome a entender que había una alta
posibilidad de fueras alguien relacionada con el arte. Después presentí
que me ibas a ver así que volví a mi lectura ya que se me hace incómodo
cruzar las miradas con nuevas personas sin tener un tema de
conversación en mente.
»Por lo que sé, los dibujantes suelen usar un guante (o bien un pedazo
de tela) que evita manchones al pasar la mano dominante sobre el papel,
si de verdad eres alguien que suele dibujar de la manera tradicional, no
hubieras suspirado tan profundamente al ver la mancha de grafito ya que
tendrías uno de esos guantes de antemano, y tampoco vería necesario que
tuvieras unos lentes para ordenador.
»Qué descuidada eres, estaba más que demostrado que olvidaste tus
llaves, tu celular, presumiblemente también tus fechas límites y lo más
seguro que también el cargador de tu laptop, ya que si era una tablet le
hubieras preguntado por algún cargador a nuestra afable señora Hodgson,
que por lo general estos cargadores tienen un puerto muy estandarizado o
simplemente hubieras usado el cargador de un celular.
—¿Perdón?
—Ah, no… nada, perdón. Olvídalo, la verdad es que me has dejado
mareada con todo ese palabrerío, pero al final resultó sencillo eso de leer
la mente o eso parece… —expresé cansada de haberlo escuchado y
decepcionada de que no fuera una habilidad sobrenatural lo que él tenía.
Ese fue mi primer encuentro con tan raro personaje. Él solo necesitó
unos pocos minutos para deducir todo lo expuesto sobre mí y además
hacerme enfadar. Sin embargo por una razón incomprensible terminé
entablando una relación de compañeros junto a él. Siempre me lo
encontraba en la sala de estar; a veces leía algún libro y en otras
ocasiones estaba acostado en el sofá o de vez en cuando me interrumpía
cuando yo veía casualmente la televisión.
Como el hostal tenía un precio económico, era de suponer que no iba
a tener los lujos de un hotel, por ejemplo no tenía televisión o una señal
decente de internet para ver videos en las habitaciones. Así que la sala de
estar era como un punto de encuentro para pasar el rato dentro del hostal.
—No, no. Debo tener a alguien que escuche mis palabras y esté cerca de
mí la mayor de tiempo posible. Y también para actuar al filo de la ley en
su compañía.
—¿Al filo de la ley? Omitiré eso por ahora… Si tanto te empeñas en
buscar un compañero con quien hablar entonces agarra un espejo y habla
con él.
“Me pregunto qué tipo de charlas tenía Arthur con la rata Mickey…”
—¿Cómo has hecho ahora para deducir que venía el inspector para acá?
—Uhm… Solamente escuché a su auto estacionarse cerca. La última vez
que lo vi le dije que mandara a revisar su auto ya que hace un chillido
horrible al frenar. Además de que el ruido del motor es inconfundible. De
hecho estoy escribiendo un libro sobre las diferencias en los ruidos de los
motores a gasolina.
»Entonces fue el jueves, a eso de las siete, cuando la señorita Walker nos
llamó, estuve escuchando por parte de ella algunos hechos muy
sugerentes, así que tomé su caso, fui con un equipo de tres hombres a la
casa. La señorita Walker sugirió que tal vez ella se encontraba en la casa
ya que dijo haber escuchado su celular en la habitación donde ella
dormía. Un hecho que fue confirmado cuando llegamos.
»Finalmente después de haber estado un buen rato llamando a la puerta
nos vimos en la situación de forzar la cerradura y entrar. La señorita
Walker estuvo resguardada afuera mientras nosotros realizábamos la
inspección, encontrándonos con Agatha Monroe en su dormitorio
muerta. Sin signos de violencia en su cuerpo o algún forcejeo en la casa.
Ni tampoco señales que alguien haya irrumpido en el inmueble.
Continuemos…
—Bien, este podría ser un caso interesante, es común ver que alguien de
sangre fría quiera hacer parecer su asesinato como un suicidio.
Tuve que escuchar durante todo el trayecto las voces chillonas que
resonaban mezcladas con el ruido del motor haciéndome sentir que el
viaje no tenía fin, pero a eso de las cuatro de la tarde llegamos a la casa
de la fallecida.
—¡Hey, no te olvides de mí! —la voz de Arthur resonó dentro del auto.
—Sí… entre menos pistas mejor. Irene, por favor quédate cerca para que
inspecciones algunas cosas por mí.
—Sí, fíjate en los huecos, veo rastros de lo que parece ser hollín y
también unas pequeñas manchas negras cerca del borde… Pero hay que
confirmarlo. Inspector, traiga una servilleta de papel, desde aquí veo una
caja en la cocina.
La mesa que estábamos examinando tenía dos cajones debajo, pero solo
uno tenía algo de importancia. Había un par de lapiceros, clips, también
facturas, principalmente las usuales de luz, agua e internet. Una por una
le fui mostrando las facturas a Arthur, pero curiosamente habían dos más
fechadas en el sábado cuatro, una era de un supermercado (no la tienda
que quedaba cerca) a eso de las diez de la mañana y la otra era de una
tienda de mercadería asiática dos horas después.
En la cocina, nos encontramos con que la mujer tenía una estufa eléctrica
en vez de una a gas, cerca se encontraba el libro de gastronomía china,
también en la refrigeradora vimos los productos descritos en la factura de
la tienda.
—Inspector Estrada, veo que esta puerta tiende a cerrarse por sí sola…
¿Estaba bajo llave cuando ustedes entraron el jueves?
—No, no. El hecho de que esté dañada es muy sugerente, nada más.
Estoy claro que por ninguna ventana ha entrado nadie. Pero en cuanto a
la ventana inferior, cerca de la cama, ha dicho que también estaba
cerrada y por fuera veo unas rejas en perfecto estado. Así que el temor de
que alguien haya entrado por ahí no es posible debido a las rejas,
¿entonces qué otro motivo habría para cerrar, o dejar cerrada, una
ventana al dormir?
—Nope. Esto solo sugiere que Agatha no tuvo ninguna intención de abrir
la ventana antes de dormir, ¿pero qué hay de la ventana superior?
—Calma, solo tenga esa ventana en cuenta. Además hay otra cosa
interesante, en el techo veo telarañas, sin embargo el resto de la casa está
impecable.
—Sí, sí, la cama fue movida de su sitio, por lo menos medio metro —
interrumpió Arthur—, y luego regresada a la posición inicial. Ya me he
fijado en el rayón del piso cerca de dos de las patas de la cama.
—A las once con cincuenta y ocho del martes siete Agatha me llamó
preocupada. Le temblaba su voz y casi no entendí lo que decía, lo único
que pude comprender es que ella quería preguntarme el número de la
policía o algo así, pero después dijo que mejor lo hablaríamos mañana y
colgó. La traté de llamar pero ya solo ignoró mis llamadas. Y así estuve
tratando de llamarla al día siguiente que no se presentó al restaurante.
—¿¡Qué!?
—Solo respóndame.
—No, ya habíamos acordado que solo estoy para dar una orientación, no
tenemos suficientes datos para señalar a alguien. Pero sí he visto que esto
no fue ningún suicidio y tengo ya un perfil general de nuestra persona
sospechosa.
»Agatha Monroe era una mujer que solía invitar a hombres a su casa
obviamente para tener relaciones sexuales, por lo que encontré en el
baño, al menos una toalla no era para ella; pero sin llegar a una relación
seria tal como dijo su amiga, pero nuestro asesino no es uno de esos
hombres de una sola noche, es alguien con quien haya vivido durante un
considerable tiempo, obviamente se descarta a un familiar. Esta persona
para Agatha fue algo más importante que un simple noviazgo.
Posiblemente se han separado hace ya un tiempo, no vivieron en esta
ciudad o la relación se dio sin que su amiga lo notara, o que haya sido
tiempo antes de que fueran amigas.
—Ah, claro. Ahora tengo que explicarlo con manzanas —dijo Arthur
sonrientemente mientras las voces chillonas y gemidos de colegialas
resonaban en la habitación.
Capítulo 5 - La habitación cerrada
»Un método tan simple que consiste en usar un encendedor o una vela
obviamente, un pedazo de cinta adhesiva transparente, unas tijeras bien
afiladas y un pedazo de hojalata. No es para nada complicado hacerlo o
saber hacerlo, solo se busca en internet "como hacer un duplicado de
llave" y este método saldrá entre los primeros resultados.
»La pregunta que ahora me formulé fue: ¿qué motivo tendría alguien
que haya entrado en esta casa antes que Agatha para llevarse todas las
cajas de incienso y dejar solo una? Necesitaba ponerme en los zapatos
del asesino, así que con un poco de concentración se me vino la idea de
impregnar los palos de incienso en la botella del líquido (o bien otro
recipiente), durante un buen rato, luego dejar que se sequen al sol y listo.
—Debo reconocer que eso fue increíble —dije anonadada por aquella
explicación—. Pero has dicho que el asesino era alguien demasiado
cercano a Agatha, y también sobre su altura...
—Ah, sí. Pues para que alguien sepa la rutina íntima de Agatha de
encender inciensos en la noche y además escogiera la misma marca de
incienso para reemplazarla por la preparada de antemano, la nota escrita
y la llamada que le ha hecho a su amiga, me sugirieron que hubo alguna
discusión violenta, quizás a ella le hizo algo malo el hombre cuando se
encontraron ese día, y estuviera a punto de denunciarlo, pero los
sentimientos intervinieron y le hicieron colgar la llamada.
—¡Sería aburrido!
—¿Eh? Pero si has dicho que disfrutas resolver casos para salir del
aburrimiento.
—Pues sí, pero en ese caso en particular, solo faltaba seguir el rastro
de Agatha antes de su muerte, así como investigar las relaciones
personales y su escaso círculo de amigos y compañeros, investigar a los
hombres que hayan ido a comprar incienso, revisar las cámaras de
seguridad entre el período de tiempo que he mencionado. Hacer muchos
interrogatorios y... ¡bah! Todo eso me resulta una actividad demasiado
tediosa, me aburriría fácilmente. Con mis deducciones, el inspector
Estrada no tendrá problemas para encontrar al asesino. El hecho de haber
vivido un tiempo con alguien no es algo que sea fácil de ocultar, solo hay
que saber dónde buscar.
—Soy Youtuber.
—¿Perdón? ¿¡Youtuber!?
—Eh, sí... la que hace reseñas de anime... ¡Pero ella es una mujer!
Las únicas personas con las que había hablado fue durante el caso de
Agatha Monroe y esa también fue la única ocasión que salí del hostal, a
excepción de aquella vez que compré el cargador para mi laptop.
—¿No cree que le molestará a otros inquilinos que él use esta sala
como si fuera su casa? —le pregunté a la casera.
—De hecho podría decirse que esta ya es como su casa —dijo ella con
una de sus usuales y afables sonrisas—. Ya tiene varios años viviendo
aquí y su generosa renta realmente me ha ayudado en tiempos difíciles.
Además Arthur no causa realmente molestias a los inquilinos, ya que
ellos vienen y se van, solo usan las habitaciones para dormir, y son
escasas las ocasiones cuando él ha intercambiado palabras con otros. No
hace mucho le convencí de que dejara de estar recluido en su habitación
y su respuesta fue estar en la sala.
Medité por un rato sobre qué buscar. La verdad no tenía ni idea qué
escribir. Por suerte había un periódico en la mesa, así que le di una
ojeada, leí entonces un artículo que mencionaba que otro niño había sido
reportado como desaparecido en la ciudad de Ye... Al final lo que escribí
fue:
—Seguramente esas son las rutas tomadas por los secuestradores. Que
se reportaran varios niños como desaparecidos no era ninguna
casualidad.
—No lo puedo decir con total seguridad, después de todo es solo una
IA. Pero puedo darme la idea de que tomando en cuenta las rutas que
pasen por las dulcerías y restaurantes, cuyos productos que compres
serán del agrado de un niño y así "amansarlo", así como caminos con
posibles desvíos (en horas cercanas a la última vez que se han visto a los
niños), serán las rutas utilizadas para transitar en un vehículo alquilado
(con identificación falsa), ese tipo de transporte es mejor que usar un
vehículo propio.
—Tan simple como poner a unos cuantos bots visitando todas las
páginas disponibles en internet, primero comencé con los sitios de este
país, luego me expandí por todo el continente y luego por todo el mundo.
Aunque también tuve que sacar una información más sensible de algunas
instituciones, pero mejor no digo nada más.
—No, que va, ellos no tienen acceso a mi palacio. Solo lo hago como
un proyecto personal. La mente humana se deteriora, mi querida Irene,
nada es eterno. Y yo tarde o temprano tendré que retirarme, pero es
mejor dejar una herencia como esta, ¿no lo crees?
Siendo tan joven y ya hablar sobre un retiro, de verdad si había algo
realmente bueno en su personalidad, es su capacidad de trazar un plan a
futuro.
—Hey... ahora que lo pienso... ¿De casualidad no tienes algo que ver
con que la velocidad de internet sea tan lenta en las habitaciones?
—...
—¡Oye!
Y así terminó esa pequeña charla sobre el gran programa que estaba
desarrollando Arthur Holmes, quien no quiso contestar más preguntas.
—Uhm... —fingí indiferencia, aunque esa cifra no era algo para dejar
pasar por alto—. ¿Qué caso es?
»Así que durante casi una semana, la policía ha estado yendo sin
rumbo buscando un ladrón que parece haberse esfumado. No hay huellas
dactilares, no hay sangre del ladrón (solo de James), las cámaras no
fueron útiles, hay demasiadas personas en la lista de implicados (por el
mar de gente que pasó por el lugar) y es hora de que yo intervenga y
atrape al "fantasma".
—¿Eh... y esa estatua debe ser muy valiosa, no? Por el jade supongo.
—Pues sí, es un objeto muy caro, pero mi cliente está más interesada
en recuperarlo por el valor sentimental, a ella poco le importa las joyas o
de qué esté hecha la estatua.
—Qué caballeroso.
—Uhm... pues debe parecer alguien extraño, no sé... alguien que mire
con cuidado por todos lados, como asegurándose que no lo vean, o que
lleve lentes oscuros y un cubre boca, o algo que le oculte el rostro...
—Eh, ¿entonces para que nos bajamos acá? ¿Acaso eres tacaño con el
pasaje?
—No, no. Irene, necesitas saber que hay cosas ocultas y lógicas detrás
de mi comportamiento. Yo pienso que es crucial ver con mucho cuidado
el entorno donde se desarrolló el crimen, mi mente empieza a formar
ramificaciones de cómo realizar un robo o asesinato; por ejemplo, estoy
viendo que las casas no tienen una cámara de seguridad para cada una,
sino que estas cámaras apuntan a la calle y parte de las aceras. Entonces
me imagino la forma de inhabilitarlas sin ser visto, o incluso ocultar mi
rostro ingeniosamente por los limitados ángulos de visión.
—Uh... Lucy Joplin —dijo ella viéndome con una expresión que
denotaba curiosidad y que tal vez pensaba que yo era rara. O quizás solo
fueron ideas mías.
—Eh, Lucy, qué lindo nombre. Bien, como decía, me gustaría saber la
opinión de los residentes sobre este lugar. Ya que pensamos mudarnos a
un agradable lugar y varios me han recomendado comprar una casa aquí.
—Oh ya veo, creo que hay un par de casas todavía disponibles... Pues
aquí el precio tal vez sea algo caro, pero lo vale con las comodidades
ofrecidas. Es un lugar tranquilo, pero de clima agradable, las casas son
espaciosas, de buen diseño y construcción.
—¿Ustedes son casados, eh? —preguntó Lucy, ahora con una sonrisa
relajada.
—Yo diría que más o menos, son una pareja con mala suerte. Hace
como una semana se metieron a robar en su casa.
—Eh, claro que debes tenerla —comentó Lucy con una pequeña risa
—. No te miras nada bien, ¿acaso no comes mucho? Fácil te la pueden
quitar.
—Lucy.
»Las personas solemos ser precavidas con las cosas que decimos si
tenemos en frente a alguien de autoridad, es como una especie de tensión
la que se genera entre un oficial y un civil a la hora del interrogatorio,
incluso si se está seguro de que son inocentes o que no tienen nada que
ver con los hechos...
—Y ahora veamos... qué nos tiene que ofrecer este lugar —entonces
Arthur se desvió del camino y fue directamente, con paso cauteloso, a la
parte trasera de una casa, vimos una alta reja que cubría un amplio patio,
en donde estaba un perro (un pastor alemán) que dormía plácidamente.
Los ojos grises de Arthur recorrieron el patio y el resto de la casa en una
minuciosa observación, con las paredes, el suelo de hierba y los arboles
cercanos. Y luego regresamos a la parte frontal, no sin antes que él
exteriorizara un pensamiento—: No le veo sentido a que un perro vaya
enterrar algún hueso.
—¿Sí? —la mujer que nos abrió la puerta era claramente la cliente de
Arthur. Tenía los típicos ojos rasgados, pelo negro largo y liso, con una
envidiable piel tersa y clara, sin embargo su porte y acento perfecto de
inglés delataba que ella de japonesa solo tenía la apariencia.
—Gracias.
—Oh, claro que sí. En serio tiene muy buenos ejemplares; "Moby
Dick", "Crime and punishment"... ¡Ah! "1984", qué buen libro...
También tenemos el primer volumen de "The Works of the Late Edgar
Allan Poe", "To kill a Mockingbird", eh... aparte de los clásicos, también
veo novelas contemporáneas. Muy interesante... ¿Es su colección? —le
preguntó a James, quien estaba a mi lado.
—No, son míos —intervino Melissa sin saber qué expresión poner—.
Me gusta leer en los viajes y en mis tiempos libres, aunque James
también le echa una ojeada a los libros de vez en cuando.
—Uhm...
—¿Qué pasa?
—¿Eh? Pero había mucha gente pasando por la calle en ese momento
—dije.
—Sí, lo sé, pero todo fue tan rápido, esta persona me empujó y cerró
la puerta. Aun con el cuchillo en el cuello me mostró una pistola que
tenía en su otra mano y me ordenó que no volteara hasta que él me lo
ordenara.
—Yo también pienso eso. Luego me dijo que le mostrara donde están
las joyas o las cosas de valor, yo señalé a aquella mesa, cerca de esa
esquina, en donde estaba la estatua... el ladrón fue hacia la mesa y en un
descuido le arrebaté el arma, esta cayó lejos, y estuvimos forcejeando.
—Yo estaba consciente de eso, pero yo sabía que aquella estatua era
algo preciado para Melissa y yo solo la señalé por los nervios. Me las
arreglé para tenerlo a raya, ya que sé algo sobre defensa personal. En
medio del forcejeo es cuando pude ver su tatuaje debajo de la muñeca,
estuvimos quizás más de dos minutos y no sé cómo, pero el ladrón
alcanzó a darme una patada en la entrepierna, ya contra eso ni como
mantenerme de pie, mi amarre se zafó, intenté detenerlo y de repente el
ladrón agarró un jarrón que estaba cerca y me lo asestó en la cabeza, ya
después de eso no recuerdo nada más, perdí el conocimiento.
—Yo llegué a las ocho y media —continuó Melissa—. La puerta
estaba cerrada con llave, al entrar me encontré a James tirado en el suelo.
—Ahora que lo menciona... Pasó algo que pensé que no era de gran
importancia... ¿verdad, James?
—Efectivamente.
—Lo elemental suele estar oculto a simple vista... Ahora solo falta
tener una breve charla con la familia de Melissa mañana y en la tarde
daremos conclusión a este caso.
—¿Aló? ¿Sí, hablo con E... Portland? Bien, ¿es amigo de James
Cosgrowe? Ajá, ¿mejores amigos? Oh ya. Muchas gracias —y Arthur
simplemente colgó sin más. Después murmuró para sí mismo—: Todo
resulta tan obvio...
—Sí, es Yukiko Takahashi. Vino a este país hace seis meses, más que
todo ella se mudó aquí porque le preocupa mi estado de salud que, como
pueden ver, no es el mejor.
—No, James ha sido el único que ella nos presentó como su pareja, en
diciembre del año pasado.
—Por favor señor, no se agite, tenga por seguro que nuestro culpable
comparecerá ante la policía y revelará donde está el maneki neko. Es
hora de irnos, muchas gracias por su cooperación.
—Claro que lo hago. ¿Acaso ve que me estoy riendo? Por favor vaya
a abrir la puerta y haga pasar a nuestro invitado a esta sala.
—Muy bien, sus padres me ha dicho que eres una persona responsable
y sensata —dijo Arthur suavizando su expresión facial y adquiriendo un
tono de voz más amigable—. Comencemos, el domingo 5 de agosto el
inspector Estrada solicitó mi ayuda en el caso de un supuesto suicidio por
parte de quien en vida fuera Agatha Monroe. Una mujer que pasó varios
años en Asia (principalmente en Japón y China) para aprender de su
gastronomía, dueña de un concurrido restaurante de comida china
ubicado cerca del parque central.
»En ese caso había cuatro elementos clave que llamaban la atención:
Señales de que la llave de la casa de Agatha fue clonada de forma casera,
una nota que sugería que Agatha le había entregado su número a cierta
persona con quien quería reencontrarse, el humo envenenado de la
habitación y una llamada a las 10:58 pm el martes 7 de agosto, el mismo
día del "robo" a esta casa. En donde esta llamada denotaba que Agatha
estaba nerviosa y casi a punto de pedir ayuda de la policía, como si algo
grave ha ocurrido. ¿Tal vez un asalto? ¿Un accidente? ¿O una discusión
que ha terminado mal? Todo podía ser posible menos una casualidad.
»Otra cosa sugerente fue que durante nuestra conversación ayer, solo
Melissa era la que estaba dispuesta a darme información, en cambio con
James... si no le preguntaba nada, él no hablaba, un comportamiento
sospechoso.
»Ahora es cuando otro comportamiento sospechoso sale a la luz,
gracias a Melissa fue que pudimos enterarnos que James salió el
domingo cinco (el día siguiente, suponiendo, cuando James recibió la
nota de Agatha con su número). Está claro que preparaste de antemano
una coartada con tu amigo, de quien me diste su número. La amistad
entre hombres, puede tener sus mañas.
»Ahora es cuando las cosas llegan a ser más turbulentas. Con lo que
he dicho, podemos suponer que es Agatha quien llega donde James al
momento del "robo". A mí me parece que la descripción que él dio del
ladrón era demasiado ambigua y el supuesto tatuaje que mostró era solo
para despistar a la policía. Entonces, ¿qué rayos pasó en ese momento?
¿Una discusión quizás? La verdad es no puedo decirlo con seguridad, el
caso es que sí hubo una discusión, que terminó en algún forcejeo... y
Agatha para defenderse tomó lo primero que vio, el jarrón, y le asestó un
golpe, tomando en cuenta que Agatha era zurda (lo deduje por un
lapicero que se encontraba al lado izquierdo de la libreta de post-its en su
casa), eso explicaría que el golpe haya sido de ese lado.
Esta misteriosa persona incluso le dijo cuál era la llave que tenía que
quemar para hacer el duplicado.
»Estoy seguro que esto, es solo el inicio de algo más grande, Irene.
Tengo ese presentimiento de que así será.
—¡Dije que quién eres! —exclamé avergonzada, antes de que ese tipo
mencionara detalles inapropiados.
—Ah, qué miedo ja, ja, ja. Solo soy un humilde londinense que vino
por cuestiones de trabajo. Mi identidad no es algo de importancia por
ahora. Solo he venido a saludar a la compañera de mi querido hermanito
Arthur. Él tiene sus métodos para obtener información y yo los míos,
pero en cambio a mí no me gusta revelar mis trucos. No soy tan engreído
como él, bueno, tal vez un poquito ja, ja, ja.
»Bien, no tengo mucho tiempo. Conozco muy bien a mi hermanito y
sé lo entrometido que es. Me he contactado contigo para lo pienses
detenidamente antes de aceptar ser su compañera de nuevo. Las cosas se
pondrán turbias de ahora en adelante.