Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
2
1. Hablar mal del padre de tus hijos
Este es el motivo por el que, cuando tus hijos se ven expuestos a situaciones
en las que dañas verbalmente la imagen de su padre, sienten que están
siendo parte de esto y, por lo tanto, que están traicionando al papá. Cuando
no lo “defienden” se sienten mal después contigo (aunque no lo muestren)
y cuando lo hacen, se genera una escalada de conflictos y comparaciones
contigo, que redunda en un mayor daño a tu hijo (a).
3
Un niño que está conflictuado de esta manera no puede asociar que esa
sensación interna se debe a un conflicto de lealtades y, por lo mismo,
va a expresar su sensación en conducta. Por ejemplo, va a decirle a la
mamá que cuando está con el papá, no lo pasa bien… ¡Aunque hayan
hecho actividades muy entretenidas! Puede ocurrir también que se sienta
enojado (a) con el progenitor que hable mal del otro, y que entonces, su
enojo se exprese a través de pataletas, desobediencia, etc.
Cuando hablas mal del papá a tus hijos, ellos internamente comparan
la imagen que se han hecho del papá – es decir, la que han construido e
internalizado- con la que tú, como madre, les estás entregando.
4
2. Pelear con tu ex-pareja
delante de ellos:
Ellos perciben que ambos padres se están peleando POR ellos y, por lo
tanto, empiezan a sentirse como un trofeo. Perciben además que sus
padres se están haciendo daño y como la tendencia natural en los niños
es proteger a sus figuras de apego, experimentan impotencia, tristeza,
frustración y culpa por no poder proteger a ninguno de los dos, puesto
que proteger a uno significa atacar al otro. Y si el niño o niña “defiende” al
papá, luego sentirá culpa pues su sensación es que te “atacó”
Es común observar en niños que han sido testigo de peleas frecuentes entre
sus padres algunas de estas manifestaciones:
5
3. Competir por el cariño de tus hijos
Es el fenómeno que ocurre cuando sientes o piensas que tus hijos quieren
más a su papá que a ti. Entonces, esperas que ellos se entretengan más
contigo que con el papá, esperas que quieran estar más contigo que con él
y/o que te demuestren más el cariño que a él. Así estableces una “lucha” o
competencia para lograrlo.
a) Les compras más juguetes, ropa o aparatos electrónicos que antes, con
el objetivo de que se sienta contento (a) cuando está contigo.
b) Tratas de ser una mamá “entretenida” y dejas de poner las mismas
reglas que antes. Por ejemplo, los dejas ver televisión hasta más tarde
o quedarse en la casa un día de colegio, aunque no estén enfermos.
c) Les das permisos o beneficios que antes no les hubieses dado
(Por ejemplo, para ir a fiestas, o aumentas el horario de las salidas en el
caso de adolescentes)
d) Sientes rabia, rencor y/o tristeza cuando tus hijos hablan con admiración
y/o cariño de su papá.
El problema es que esto tiene un impacto directo en tus hijos porque los
límites les aportan seguridad y lo que experimentan es un cambio en
las “reglas del juego”. También puede ocurrir que los niños comiencen a
“condicionar” su afecto hacia ti dependiendo de los permisos u objetos que
les compres.
6
4. Transformarlos en tus confidentes
Esta inversión de los papeles en la relación con tus hijos se conoce como
parentalización.
Al mismo tiempo, tus hijos, al observarte tan frágil, dejan de verte como
un adulto que los puede consolar cuando están en problemas o cuando se
sienten mal, por lo que no te contarán sus propios problemas ni mucho
menos te pedirán ayuda cuando la necesiten.
7
5. Usarlos como un medio
para transmitir mensajes
Por ejemplo, pedirles a tus hijos que le digan al papá cuándo será el torneo
de hockey, o que sean ellos los encargados de avisarle a la casa de qué
amiga o amigo tendrán que ir a buscarlos el día que empieza la visita.
Pedirles a los niños que hagan de mensajeros los daña porque conduce
a malentendidos, discusiones y puede incluso aumentar el conflicto pre–
existente. Por ejemplo ¿Qué sucedería si le pides a tu hija que le diga a
su papá que pensión es insuficiente y él se enoja con ella por darle ese
mensaje? ¿Qué ocurriría si a tu hijo se le olvida decirle al papá que el
viernes tiene que ir a buscarlo a la salida del lugar donde practica hockey
en lugar de tú casa?
Esto genera, además, que los hijos empiecen a acumular rabia hacia quien
le solicita el envío de mensajes y/o que experimenten un conflicto de
lealtades.