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LA MUJER SALASACA
Su situación en una época
de reesffucturación
económico - cultural
SEGUNDA EDICION
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ABYA-YALA
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PROEMIO
ANTECEDENTES.
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diferencias entre dos formas de producción y sus respectivas ideologías?...
Es un hecho evidente que rrira vez se escuchan las voces de las mujeres
campesino -indígenas. Es por lo tanto nuestro deseo, a través del presente
trabajo, además de ampliar los conocimientos antropológicos referentes
al tema, que su voz sea escuchada.
ESTADO DE LA CUESTION
lo
neral y las condiciones miserables del grupo de las mujeres y niños en espe'
cial, así como la intensificación de la migración rural-urbana, aumentó el
interés en realizar investigaciones en esta dirección. Parece que la celebra-
ción del Año Internacional de la mujer en 1975 también influyó en el in-
cremento de investigaciones sobre la importancia económica de la mujer
campesino-indígena en la agricultura de subsistenciat y t, trascendental
papel como factor de iesistencia al proceso de desarrollo industrial del
país.
ll
problemas agudos de subempleo, la migración y la cada vez más frecuente
asignación a la mujer, de tareas que tradicionalmente han sido realizadas
por la fuerza de trabajo masculina. Las autoras llegan a la conclusión de
que en áreas donde prevalece el minifundio, el cultivo de la agricultura de
la subsistencia, ligada a pequeñas parcelas de tierra, es llevado frecuente-
mente a cabo por mujeres, mientras que el trabajo de los hombres se rea-
liza fuera de la economía de subsistencia.
I
Según varios autores, la subordinación de la mujer tiene su sustento en una base
económica que se define por la organización de producción y reproducción. La
dominación masculina se basa¡fa esencialmentc en el control de la reproducción
que se puede distinguir en: reproducción social, reproducción de l¡ fuerza de
trabajo y reproducción biológica. (cf. Chafe; 1977. Belger; 1978.
Conttingham; 1974. (Lercock; 1978).
t2
sa a nivel de la organización social de la producción y del acceso al control
y uso de la tierra.
l3
importante papel que juega la mujer en la conservación y transmisión de
la herencia cultural. La mayoría de los trabajos citados tratan de la sobre-
explotación a la que está sometida la mujer campesino-indígena y denun-
cian las injusticias que eI grupo femenino permanentemente sufre; en
cambio son esc¿rsos los aportes analíticos del poder tradicional femenino
y de la posición que ocupa la mujer indígena según la cosmovisión de su
grupo étnico.
l4
comprender la totalidad del problema de la mujer campesino-indígena es
necesario analizar también las variables de la cultura y etnicidad y el pro-
ceso en que se forma. Según varios autores (cfr. el artículo de Carrión de
Fierro; L975,41-61) se presenta a la mujer indígena como individuo que
sufre una fuerte dominación económica, racial y sexual. De este modo, el
mito más difundido y persistente es que la mujer campesino-indígena care-
ce de poder tradicional y que su status es muy inferior al del hombre. Se
ha caracterizado a la mujer como dependiente e históricamente se ha pre-
sentado como miembro de un pueblo colonizado, adscrito a funciones es-
pecíficas, subordinado a los que detentan el poder. Esta connotación
explica la dewalorización de la mujer indígena por parte de la sociedad na-
cional blanco-mestiza, que todavía en su gran mayoría trata de mantener-
la como la fuerza de trabajo más barata, en beneficio del sistema dominan-
te, y encuadrarla en un conjunto de prejuicios, normas y restricciones
que fueron acumulados durante siglos y que siguen vigentes hasta la ac-
tualidad.
5. Aunque se trata de un estudio económico acerca del "rol de las tejedoras de paja
toquilla en la re,producción de las econonías campesinas" mujeres que "a más de
participar directarnente en el proceso productivo y en la conformaciónldel
ingreso familiar..., asum€n directamenrc también la reproducción ideológica
familia¡". (1984:228 ss).
l5
son todavía tan escasos en el Ecuador, que es difícil establecer compara-
ciones y formulaciones generales. Es obvio que la situación de la mujer de
la zona en estudio, muestra diferencias, en relación con otros grupos indí-
genas de la Sierra ecuatoriana, tanto por la intensidad de los mecanismos
externos que influyen en su condición, como por factores internos y for-
mas culturales tradicionales diferentes.
REFERENCIAS CONCEPTUALES
l6
grado estas variables adquieren importancia en las diversas situaciones de
la vitla femenina. De lo expuesto se deduce la importancia de un estudio
etnográfico que ubique alamujerdentro del microcosmos familiar y comu-
nal con toda su compleja estructura, dentro del cual se desarrolla su vida.
Conociendo el trasfondo socio-cultural, la interpretación precedente nos
permite descubrir los rasgos esenciales del proceso de cambio de la situa-
ción de la mujer y cómo responde ésta a las nuevas orientaciones ideoló-
gicas.
t7
autor, en las formas variables en que se articulan y estructuran concre
tamente estos elementos de orden sociocultural. La etnia o el grupo ét.
nico se catacteitzt, por lo tanto, por ser un conjunto social que ha desa-
rrollado una fuerte solidaridad o identidad social a partir de los compo-
nentes étnicos. Esta identidad étnica le permite al grupo, no sólo definir-
se como tal, sino además establecer la'diferencia' o sea el contraste con
respecto a otros grupos. No obstante, la existencia de una identidad que
funda la diferencia es impactada por las transformaciones que sufre,la e*
tructura social en cada fase histórica. La noción de la'etnicidad' es para la
mujer, objeto de nuestro estudio, un problema central, al igual que su
condición de'campesina'.
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les, hay mujeres pobres y ricas, de la ciudad y del c¿¡mpo' analfabetas y
estudiadas. Muchas de las características de la mujer cambian de acuerdo
con el nivel económico, la clase social a la que pertenecen y, más todavía,
se diferencian de una cultura a otra. Cuando nos referimos en los capítu-
los siguientes a'la mujer de la sociedad nacional' nos remitimos a la mu-
jer de la clase media, suponiendo que los pensamientos comunes sobre
'cómo es la mujer' siguen el esquema de la cultura occidental, a la que co-
rresponde la mujer de la burguesía media. Intentamos aclarar hasta qué
punto la superestructura ideológica que determina y asegura la situación
de la mujer, en favor del sistema nacional reinante, contrasta con, e influ-
ye en, la realidad concreta de la mujer campesino-indígena. El contraponer
los diferentes conceptos de cultura, su interrelación y la imposición de un
modelo diverso, nos permite revelar las estrategias que toman las mujeres
y bajo qué criterios, en términos de validez y justificación, formulan ellas
nuevas orientaciones. Insistimos nuevamente que algunas de estas orien-
taciones provienen de la sociedad nacional, por consiguiente, la manera có-
mo las mujeres enfrentan sus complejos y difíciles problemas, debe ser
analizada, no sólo desde el punto de vista de la cultura tradicional propia,
sino también desde el ángulo de sus relaciones con el mundo blanco-mes-
tizo. Respecto a este problema, es sumamente interesante el observar có-
mo las mujeres asumen su responsabilidad entre resistencia e integración.
Este conflicto permanente, que influye en todos los sectores de la vida fe-
menina, sus causas y consecuenciag será tratado cuidadosamente en
nuestro estudio.
t9
Deseamos demostrar además qué rasgos culturales de la cultura domi-
nante son seleccionados e incorporados por las mujeres y los efectos que
éstos producen a nivel individual-familiar y comunal.
METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION
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en el análisis de los principales obstáculos que impiden una amplia incor-
poración del sector femenino. Parece que el sistemá nacional genera la
mayoría de los problemas de índole económico-social, con los efectos
negativos que se expresan en el fenómeno de una pauperizaciín crecien-
te del grupo en estudio. Repetimos que nuestro análisis está dirigido ha-
cia la posición de la mujer, con toda la amplitud que trae consigo esta
problemática, pero se salvará siempre el contexto de las relaciones con el
sistema regional-nacional, dentro del cual está inmersa la comunidad y
sus miembros femeninos.
2l
gráfico (fotos de interpretación) e historias de vida, que nos sirvie-
ron para la descripción del ciclo vital femenino y para el análisis de la
lógica propia subyacente en algunas costumbres y ritos tradicionales.
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históricos recientes de la comunidad, en relación con la región. Para tratar
de dar una visión global del contexto, en el cual se desenvuelve el grupo
femenino en estudio, describimos tanto la situación demográfica, los ser-
vicios estatales y religiosos, como la organización jurídico-administrativa
vigente. El factor ecológico adquiere una importancia especial por los di-
versos mecanismos que adopta el gmpo étnico en transformar y aprove-
char los recursos naturales y que determinan, en cierto grado, las for-
mas de asentamiento, la tecnología empleada y las formas sociales de los
pobladores.
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Subrayamos la perspectiva de esta parte etnográfica, con la que pre-
tendemos aportar informaciones que permiten establecer una base segura
para un rnayor entendimiento acerca de la situación de la mujer.
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CAPITT'LO I
EL AREA DE ESTUDIO
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río Ambato. Está dividida en seis Cantones: Píllaro, Baños, Ambato, Pe.
lileo, Patate y Quero I .
Por esta zona andina, el clima es frío, afectado por las cumbres de los
nevados cercanos. Corresponde al clima propio de un páramo, con una
altura entre los 2.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar. SegÍrn Maggio
(I97O:2O7) esüá en la clasificación ecológica de "bs.MB", bosque seco
montaño bajo. Las características climáticas de esta formación son: tem-
peraturas medias entre 12oC con precipitaciones pluviales entre los 500 y
1.000 mm. Siguiendo la descripción de T. Wolf (1976:434 y 487), el clima
de las Hoyas Interandinas, situadas entre alturas de 1.800 a 3.300 metros
sobre el nivel del mar y con una temperatura media de 10oC a 18oC se
distingue de otras regiones por su clima templado y hasta frío y sobre to-
do por la mayor sequía. Soplan vientos fuertes y fríos cargados de polvo.
Cañadas (1983:35 y 145-146) a su vez denomina la zona en estudio bajo
el punto devista bioclimático como 'seco temperado'y aclara que.esta
región bioclimática se localiza en la Sierra por encima de la cota de los
2.000 metros, especialmente en los valles interiores del Callejón Interan-
dino". Entre otros nombra al Callejón Ambato-Cevallos-Totoras. Esta re
gión ubicada entre los 2.000 y 3.000 metros sobre el nivel del mar regis-
tra una temperatura media anual entre los L2 y 18oC y una precipitación
l. Datos tomados del Atlas dcl Ecuador, publicado por el Banco Centrd del Ecuador
en 1982.
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MAPA 3
PARROQUIA SALASACA
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de 200 a 500 mm. Siguiendo este autor, el régimen de humedad corres-
ponde a semiárido y "el período seco varía entre tres y cinco meses, que
en general corresponden a los meses de enero, julio, agosto y septiembre,
o de mayo a septiembre y noviembre.
ANOTACIONES HISTORICAS
3l
lidades del inmortal imperio, cuyas raíces de cofias líticas viven metidas
en el corazón de nuestros Andes". Nicola (1960:83) en cambio expresa
que "algunos han creído que son bolivianos deportados durante el período
incásico, debido a su insubordinación, pero estudios realizados sobre su
idioma, sobre su toponomía, dan como resultado que esta tribu debe
haber tenido emparentamiento con los Puruháes quienes ya estuvieron
asentados en esta región desde antes de la estabilización del Imperio de l'os
Incas". Debenais (1950:101) dice al respecto que ,,este grupo ha per-
manecido como étnica puramente consanguínea, manteniendo lapureza d,e
sangre. Este grupo homogéneo, desde el punto de vista de la consangui-
nidad, ha sido desplazado por los Incas y entonces tomó el nombre de la
localidad donde se ubicó, como ha ocurrido en todos estos casos, habién-
dose connaturalizado con la tierra a la cual ama por sobre todas las cosas".
Rubio Orbe (1965:153) señala que "los Salasacas constituyen restos de
ciertos grupos mitimaes del Incario. Sus vestidos, el aislamiento en que
han vivido, la ubicación geográfica, sus costumbres, tradiciones y leyendas
que conservan, pueden ser pruebas para afirmar que se trata de gente que
fue obligada a dejar sus lugares de origen. Segun las invéstigaciones realiza-
das entre salasacas adultos, su procedencia consideran ser Bolivia; acaso de
la Meseta de Catari".
DATOS DEMOGRAFICOS,
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El decrecimiento poblacional en Salasaca es motivado por las deplo-
rables condiciones económicas y la mala nutrición. El Registro de Naci-
mientos y Defunciones (ver cuadro No. 3) indica un crecimiento alarman-
te de mortalidad infantil y nuevamente un aumento de la tuberculosis en
1984. Esta enfermedad es, según Reinaldo Miño (1984:64) "una enfer-
medad política, el culpable es el hambre".
Entre los sen¡icios con los cuales cuenta la comunidad figura un Cen-
tro de Salud donde un médico de Pelileo que realiza su año obligatorio de
medicina rural presta sus servicios con la ayuda de una enfermera. Ambos
profesionales son blancos y no dominan el quichua. Según información
obtenida de la población, si bien no rechazan a este médico, tampoco le
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toman en cuenta, diciendo que "de todos modos tenemos que irnos a Am-
bato para comprar los medicamentos recetados" puesto que el dispensario
no está dotado ni de lo indispensable y el botiquín que mantenían las Hnas.
Lauritas para primeros auxilios ya no existe. Probablemente éstaseaunade
las razones importantes porque los habitantes no acudan con más frecuen-
cia al Centro de Salud pero igualmente influye todavía en alto grado la tra-
dicional costumbre de curar enfermedades, en primer lugar, con remedios
caseros en base a plantas medicinales; para acudir al málico soliamente en
casos más graves y de enfermedades persistentes.
v
No obstante la obra iniciada por las Hnas. Lauritas ha tenido eco en
algunos sectores de la Parroquia, aunque se lamenta que su escuela sea la
más costosa de la zona. Por otra parte esta escuela es la única que incluye
hasta el sexto grado. Dispone de seis profesores, pero lastimosamente
sólo uno de ellos es bilingüe.
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ral y unidad étnica que siguen usando su idioma, la educación bilingüe
tiene una positiva aceptación entre ellos a pesar de que viven muy cerca
de la ciudad y tienen múltiples relaciones con ella. No obstante sólo en
dos de las cinco escuelas enseñan maestros quichuas, hecho sorprendente
si tomamos en cuenta el Informe Estadístico de la Dirección de Educación
en Tungurahua (Ambato; 1981) que subraya la fuerte presencia del
quichua en la Parroquia de Salasaca. A más de no tomar en cuenta el idio-
ma vernáculo, la enseñ anza está, sujeta a programas dados por el Ministeúo
de Educación Pública que excluye todo el contexto económico del campe
sino: la agricultura y sus dimensiones, la natu¡aleza como marco en el cual
se desarrolla, la ecología como totalidad de los recursos transmitidos por
los padres llegando a extremos en los cuales la enseñanza de las ciencias
naturales omite el conocimiento de temas básicos como la alimentación,
valores de la medicina tradicional, etc. Los valores transmitidos en los pro-
gramas estatales son, en su mayoría, valores de la vida urbana y están en-
marcados por la concepción errónea de supremacía de la urbe sobre el
campo. No está demás por lo tanto, afirmar que la actual escuela rural es
también una agencia propulsora de la migración del campo a la ciudad.
VIAS DE COMUNICACION
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el año de 1984 murieron once habitantes Salasacas en su intento de eruzar
la carretera (Registro Regional de Pelileo, 'Defunciones', Tomo 1, Año
1e84).
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ORGANIZACION JURIDI@.ADMIMSTRATIVA
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La Junta de Campesinado organiza y vigila el funcionamiento de'las
rondas' que cuidan de noche los barrios de la Parroquia; llaman a las min-
gas y colaboran junto con el Teniente Político en la administración de la
Parroquia.
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CAPITULO II
LA SITUACION ECONOMICA
4l
LA ESTRUCTURA AGRARIA ACTUAL
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cidas. Siguiendo a Chayanov (1974) anotamos que la composición familiar
"define ante todo los límites máximo y mínimo del volumen de su acti-
vidad económica. La fuerza de trabqio de la unidad de explotación domés.
ticapstá totalmente determinada por la disponibilidad de miembros capa-
citf,ffihpn la familia. Por eso es que el límite más elevado posible para el
vo¡fgtn de la actividad depende del monto de trabajo que pueda propor-
cioó*$|i.fuerza de trabajo utilizada con máxima intensidad. Dg la mis-
ma mani&{i1el volumen más bajo está determinado por el total de ben+
ficios materiales absolutamente esenciales para Ia mera existencia de la
familia". El tamaño de lá tierra permite tampoco que se dé una acumula-
ción, simplemente porque las eondiciones para un proceso de reproduc'
ción ampliada no existen, entendida en el sentido de que "se presenta una
sucesión de ciclos de producción que permite el incremento de la riqueza
social" (Mandel; 1969:91).
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del grupo doméstico y la generación o mantenimiento de fuentes de
empleo para la mano de obra disponible".
M
[.os inst¡rrmentos de hab4io empleados son rudimentarios, básica-
mente se usa el arado, el azadón, el pico, la pala y la yunta. Es una tecno-
logía que E. Wolf (1975:32 ss.) llama "paleotécnica" ya que se trata de
un sistema de producción agrícola no mecanizado. Su principal caracte-
rística consiste en la conexión de la energía humana y animal. El desyer-
be al igual que la cosecha se hace en forma manual y las prácticas de cul-
tivo se reducen al conjunto de labores agrícolas de tipo tradicional, trans-
mitidas por sus antepasados.
45
llevan al mercado) revela la existencia de una forma de producción no ca-
pitalista, capaz de funcionar y de reproducirse de acuerdo al medio am-
biente natural.
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por und tabla llena de clauos. Antigtnmente se le peinaba a Ia fibra
con unos huegos finos y pulidos paru elhilado fino y otrfl grues que
se le hihba paru servir de trama en los indicados tejidos. La cabuya
hiladn es sometida a diuerss tinturasnatursles o químico* de acuer-
do a Ia finalid.ad. que se le destine". (Información uerbal de una
mujer Salasaca).
Los toros de Salasaca (por su fama de ser bravos) y las vacas (que re-
quieren para los juegos de la "vaca loca") son muy solicitados en las
fiestas de los pueblos vecinos y hasta en los más lejanos de otras Pro-
vincias. Al dueño normalmente se le paga s./ 250 diarios por cada ani-
mal y es invitado a participar en la fiesta. El transporte del animal, del
dueño y sus acompañantes, así como comidas y bebidas, corren por cuen-
ta del anendatario.
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La organización de la producción agropecuaria supone como unidad
social básica la unidad doméstica. Sin embargo, la cantidad y calidad de
fuerza de trabajo que posee la unidad doméstica no condiciona, en última
instancia, su capacidad de autoexplotación y el control sobre el nivel de
consumo ya que los arreglos sociales son el factor dominante que relacio-
na las unidades domésticas en el proceso productivo: los vínculos de pa-
rentesco consanguíneo y de afinidad; las relaciones de compadrazgo o pa-
rentesco ficticio así como los sistemas de mutualidad y cooperación de la
unidad social. Estas estrategias refuerzan en forma directa la capacidad
familiar prira asegurar el proceso productivo y reproducen la organización
comunitaria fortificando la identidad étnica del grupo.
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En las ferias locales de Quero (día domingo), Ambato (día lunes),
Cevallos (día jueves) y Pelileo (día sríbado) esporádicamente y en peque-
ñas cantidades se venden: huevos de gallina ats/. 10, un cuy a S/. 120, un
conejo a S/. 250, una gallinagrandeaS/. 500 y un pavo grande a S/. 1.500.
De los productos agrícolas se comercializan chochos (lupinus), el quintal a
S/. 500. Los chochos se lavan tres días en el río y después se cocinan por
un día entero, lo que implica gastos extras de leña (la mula se compra a
S/. 120) y más fuerza de trabajo. En la época de cosecha también s€ ven-
den los capulíes a S/. 150 el cajón.
49
significa una extracción de materiales o sea de valores de la comunidad
indígena a través del mercado capitalista.
LA ARTESANIA
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A lo largo de su historia, por lo menos la reciente, el Salasaca siempre
ha sido un artesano; acordémonos de su habilidad para los tejidos de ca-
buya. Aunque no entra precisamente en el contexto de la artesanía co-
mercial, queremos menciona¡ otra actividad del Salasaca para demostrar
su capacidad para este tipo de trabajo y la conservación de una artesanía
predominantemente utilitaria, así como la importancia de ésta como artí-
fice para la presewación de la cultura y los valores autóctonos, que tiene
sus propios diseños, materiales y técnicas.
Los chumbis: El tejido de'mama chumbi', una faja ancha que usan
las mujeres por debajo de la 'guagua chumbi' (faja angosta) para sujetar el
anaco (la falda), antiguamente representó un trabajo artesanal privativo de
las mujeres y cada núcleo familiar elaboraba los suyos propios. Estos
chumbis son tejidos de lana muy fina, con colores naturales y motivos mi-
núsculos, decorativos y variados que requieren de un largo tiempo de
elaboración en el telar de cinturón. Este objeto útil y estéticamente sig-
nificativo se mantiene gracias a la costumbre de las mujeres Salasacas de
seguir uúndolo (ver dibujo en la contratapa). Parece que con la introduc-
ción del mercantilismo textil (tapices y tapetes) la producción casera fe
menina sufrió cambios fundamentales. Por un lado el arte de tejer pasó a
ser un trabajo de hombres, lo que significa un cambio profundo de roles.
Antes, la mujer necesitaba ser una buena tejedora para alcanzar una alta
consideración y prestigio dentro del grupo, aunque su chumbi tenía sola-
mente dos funciones: Ia de la utilidad o sea una función práctica'y la del
adorno personal, es decir una función estética y ritual-ceremonial. En la
actualidad, la mujer 'ya no tiene que tejer' y en su mayoría, Ias mujeres
efectivamente ya no dominan las técnicas antiguas. Ahora, las mujeres
encargan su chumbi a uno de los 'especialistas' y tienen que pagar entre
mil y mil quinientos sucres por cada uno, según la calidad en el acabado.
Por otro lado paralelamente con la especialización se produjo una dismi-
nución del número de personas que se dedican a este arte para abastecer
la población femenina. No queremos hablar de una diferenciación inter-
na ya que estos artesanos principalmente están dedicados a la agricultura
de subsistencia y tejen úrnicamente en su tiempo libre y sobre pedido. El
trato entre productor y compradora es muy personal. Las mujeres pasan
horas para describir al artesano los ornamentos que desean que tome en
cuenta para su chumbl Además, el pago a menudo se efectúa a plazos y,
a veces, parte del precio es pagado en especies.
Los ponchos que usan los hombres Salasacas, son de lana fina, te-
jidos en la unidad doméstica, de corte largo y angosto y de colores negro
51
y blanco. El poncho blanco se lleva por debajo del poncho negro. si bien
en los días laborales algunos salasacas ya no visten el poncho, todos lo
usan todavía los días domingos y en las fiestas. Segun informaciones di-
rectas, los Salasacas consideran en su mayoría que los ponchos son ,.in-
cómodos y pesados". Parece que los hombres, debido al aumento de la
migración estacional dentro de la población masculina, se acostumbraron
y adaptaron más rápidamente a la vestidura de ,'los blancos" que las
mujeres. Creemos que este proceso de cambio no ha ocurrido a nivel
de una conciencia discursiva y ¿ügumental, sino más probable es que las
decisiones se están tomando a un nivel más profundo y de carácter intui-
tivo. En todo caso llama la atención que el éxito de la presión colectiva
-en este caso sobre los hombres- se restringe a que el vestido tradicional
sea usado sólo en días especiales. (cfr. también el caso de los Huichales,
en: Pueblos de la Tierra; 1981).
Cuando la tela estó tejida, se llama a los inuitados. Entonces los hom-
bres que estón sentados en una estera en el conedor. enroscan ln te-
la como salchicha y la amarran fuertemente con una soga. Se hace
heruír agua en una olla grande y se mete el poncho. Se deja móximo
unos cinco minutos adentro. Después se deja enfriar pero no bajo el
sol, sino en la misma choza. Cuando estó fría Ia teb, Ios hombres
empiezan "a pisdr" el rollo duro, duro, hasta que se seque el agua;
así, el poncho se ua encogiendo. Después de unas homs, uan uíendo
como quedó el poncho, o see el dueño lo prueba poniéndoselo. Otra
uez se Ie enrosca y se amarTa. Los hombres necesitan por lo menos
dos días enteros para pi.nr, a ueces mós. Le abren al poncho, se le
prueba y se amara uarias ueces hasta que quede bien de largo. De
noche descansan. Hay buena comida y chicha pra los que pixn.
( I nformación dire c ta ).
52
dentro de las formas tradicionales de artesanía, que satisfacen las necesi-
dades individuales y colectivas.
53
valeños su arte de tejer los tapices. Los artesanos mayores Salasacas, esüán
bastante descontentos con esta actitud individualista y egoísta, que en
un futuro puede tener todavía más efectos negativos en el propio comer-
cio de los Salasacas.
54
bieron muy poco y los tejedores reciben ingresos muy bajos. Era en esa
época, cuando se dio una diferenciación entre los tejedores de tapices
en Salasaca: '
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- Entre los Salasacas que no lograron salir de su miseria económica a
través de la pequeña producción artesanal y que se sienten desilusio-
nados y sin afán de repetir el experimento, consta el gran número
de las personas que abandonaron sus telares en búsqueda de cualquier
trabajo asalariado fuera de la Parroquia. Ponemos énfasis una vez más
en el hecho de que la reproducción y transformación del artesanado
depende tanto de características internas de las unidades productivas
como de las condiciones socio-económicas generales que rigen en el
país. La diferenciación de los artesanos Salasacas se debe también a
los mecanisrnos que regulan el acceso al crédito, materias primas y
los canales de comercialización.
- Los pocos Salasacas que logmron montar una pequeña industria ar-
tesanal económicamente rentable y que han sido capaces de acumu-
lar capital, al mismo tiempo son buenos comerciantes que siguen la
lógica del capital; calculan los costos y precios de venta de sus tapi-
ces (ver cuadro No. 8), conocen el mercado, se informan acerca de
los precios de la competencia otavaleña y de los diseños de mayor de-
manda, Aceptan el criterio de "belleza" que la clase dominante les
impone (de momento están de moda los paisajes) y producen única-
mente de acuerdo al gusto del consumidor. Cabe anotar que en
cuanto al acceso a créditos y materias primas este grupo dispone de
ventajas en comparación con el resto gracias a sus relaciones con la
Iglesia Evangelista.
56
Apart¿ de tal diferenciación a nivel de la comunidad queremos ano-
tar también el aspecto de la diferenciación a nivel familiar. Si bien en to-
dos los estratos descritos sé mantiene la agricultura de autozubsistencia en
la cual el aporte real de las mujéres es significativo e importante para La
unidad doméstica el caso de las pocas familias con talleres relativa'
mente exitosos,- la -nmujer pennanece en una dimensión social disminufda
y baja, ya que'el hombre es quien mantiene las relaciones comerciales y
aporta exclusivamente a la economía monetaria del hogar, facilitando has-
ta a veces bienes de status.
LA MIGRACION
57
Farga; 1981. Martínez;1984). Por lo tanto, los Salasacas migrantes están
sometidos a una doble explotación en beneficio del sector capitalista: a
través del trabajo no remunerado de las mujeres en el sector de subsisten-
cia y de los recursos temporales del trabajo masculino como asalariados
baratos. El alto nivel de explotación a través del sistema de salarios bajos y
la obtención de ganancias exhorbitantes de las empresas capitalistas es
sólo posible porque las mujeres con la ayuda de los niños y ancianos, pro-
porcionan la subsistencia para el trabajador asalariado y la familia. Esta
contribución indirecta del trabajo femenino ilustra su aporte como con-
dición básica e indispensable para el funcionamiento del sistema capi-
talista. La coexistencia de dos formas de producción debemos considerar-
la como una necesidad para el desarrollo y reproducción del capitalismo,
citando a Warman (1972:1,24) quien dice: "la mano de obra debe sobre
vivir de su propio esfuerzo todo el tiempo que la empresa no puede ocu-
parle. Adicionalmente la mano de obra no debe presentar demandas la-
borales ni solicitar prestaciones definitivas. El trabajador no debe estar
arraigado de manera permanente a la empresa sino a otra condición: la
del campesino".
Las temporadas en que los Salasacas migran para trabajar como jor-
naleros están en estrecha relación con los ciclos agrícolas y el calendario
festivo. Las migraciones comienzan cuando se terminan las labores agrí-
colas en sus parcelas.
58
de obra no calificada. En la actualidad ha adquirido importancia la venta
de fuerza de trab4jo en las Islas Galápagos, donde cada vez más se emplean
lOs hombres de Salasaca para la construcción de obras de infraestructura
y de gasas. En el mes de diciembre de 1984, trabajaron aproximadamente
60 hombres en Galápagos. Ellos prefieren el trabajo en las Islas por el jor-
nal más elevado que allí reciben en comparación con otros lugares.
Además se puede constatar, que los mayores trabajan como albañiles,
mientras que los jóvenes según sus propias indicaciones laboran como
"peones", o sea, se registra una tendencia hacia una cierta especialización
y capacitación dentro del grupo de migrantes a las Galápa8os, hecho que
explica también la mejor remuneración.
Los salarios que reciben los jornaleros no incluyen costos de alimen-
tación y en el caso de los migrantes a las Galápagos, éstos además deben
pagar los gastos de viaje. Debido a que en todos los casos se trata de tra-
bajadores estacionales, ellos no cuentan con contratos de trabajo y por lo
tanto no disponen de la menor seguridad de poder mantener su empleo ya
que la duración del mismo depende del criterio del empresario. Al térmi-
no del trabajo, el migrante tiene que buscarse otro empleo o regresar a
su Comunidad. Los migrantes temporales en su mayoría son casados y
trabajan fuera de la comunidad prioritariamente entre los quince y treinta
años de edad.
59
El hecho de que cada migrante en el lugar donde trabaja, procura
encontrar otros empleos para zus familiares en primer lugar no es una
actitud individualista, psicológicamente explicable para no sentirse solo
entre gente ajena, ni tampoco una actitud materialista práctica para po-
der compartir los gastos de mantenimiento, sino resulta principalmen-
te de su obligación con el gupo social al que pertenece. por lo tanto no
es otra cosa que poner en práctica los valores sociales que se han estable
cido a lo largo de la historia como norma general para asegurar la super-
vivencia del grupo y que se expresan en las formas establecidas de las re-
laciones sociales. En este sentido, cada miembro de un grupo de migran-
tes se siente responsable del otro y en caso dado, le presta toda ayuda
necesaria.
60
implica además la inserción de nuevas relaciones sociales. No obstante la
descomposición de las estructuras productivas, persisten las formas ideoló-
gico-culturales que consoliden, hasta donde sea posible, la situación con-
flictiva actual. La capacidad de los Salasacas como grupo étnico minorita-
rio, inserto en una sociedad capitalista, para mantener su estructura inter-
na constituye una suerte de resistencia a la proletarización que les impo-
ne el desarrollo del capitalismo.
6l
CAPITULO M
LA ORGANIZACION SOCIAL
63
Las relaciones de reciprocidad y redistribución siguen fuertemente
enraizadas dentro de la estructura social aunque zu contenido se est¡í
modificando. Las familias comparten simbolismos, creencias y rituales
y se insertan en el mismo sistema de pensamiento (visión del mundo),
lo cual significa un lazo simbólico de unidad entre ellas. Esta sobrevi-
vencia de un tejido de lazos entre las unidades domésticas, que re entre-
cruzan y que son de diversa naturaleza (económico, políüico, ritual),
ha permitido que la comunidad, hasta la actualidad se conserve curtu-
ralmente homogénea con una fuerte coherencia social y con una marcada
identidad étnica. Esta práctica social es tal vez una forma de resistencia
que ha permitido que el grupo haya logrado perdurar en una zona espe-
cialmente reducida y pobre en recursos naturales.
LA FAMILIA NUCLEAR
@
bre de usar dos apellidog el materno y el paterno, que en el caso Salasa-
ca aparece como más pronunciado que en otros grupos sociales ecua-
torianos
65
ellos". Los wiñachishcas adoptados resultan en su gran mayoría de relacio-
nes sexuales prematrimoniales. No existe una sanción social en caso de
que haya procreación de hijos premaritales, pero no se acepta un hijo ile
gítimo en un futuro matrimonio, aún en los casos de que la mujer después
se case con el padre biológico.
Cuando los hijos se casan, los padres viven solos o se vuelven depen-
dientes de sus hijos casados. En algunos casos, cuando un hijo o una hija
no se casa, él o ella vive junto con los padres hasta la muerte de éstos.
En todo caso es obligación de los hijos sostener a sus padres ancianos.
66
situaciones económicas. Lucy Mair (1978: 74-751subraya que "lo que mi-
de la cercanía del parentesco, no es el cálculo biológico de la proporción
de 'sangre común' o 'consanguinidad', sino la ley de una sociedad dada".
Repetimos que los vínculos de parentesco y de afinidad, desdoblados en
reciprocidad y redistribución, mantienen vigencia son una de las condi-
ciones de la reproducción social doméstica y comunal Salasaca- ios con-
tactos más frecuentes que mantiene el individuo con sus parientes, que
tienen una misma posición genealógica con é1, se darán entonces con aque
llos, que se encuentran en una situación acomodada y que ejercen mayor
influencia en la comunidad. Por lo general, los ubicados a más alto nivel
en la jerarquía de poder y prestigio tradicional -supeditados a la autori-
dad local, o sea, a la Iglesia que les nombra - obviamente son las personas
que pueden redistribuir excedentes económicos acumulados, o sea, los
'más solventes'.
67
apodos, apuntamos los siguientes: para distinguir los diversos hombres,
cuyos nombres y apellidos son 'Manuel' y 'Mazaquiza'respectivamente,
existen: Manuel 'Conejo'; Manuel 'Ollojo'; Manuel ,Mishicaca,; Manuel
'Cachila'; Manuel 'Mono'; Mfiauel 'Huiter'; Manuel 'Papachulu'; Manuel
'Entrada'; Marcelino 'Burrushua'; José 'Ucucha' y José ,El Mejicano'.
68
de su padrino que vive en otro país. La explicación que obtuvimos al res.
pecto es: "estos padrinos no molestar! no se meten en asuntos familia-
res", "nos dejan en paz", etc. De lo expuesto deducimos que de esta
manera se desea cumplir con la norma religiosa para al mismo tiempo ob-
tener o mantener contactos comerciales, sin que la familia Salasaca tenga
que cumplir, a su vez, con los deberes tradicionales de reciprocidad y re
distribución: vínculos que entrelazanla reproducción social de las familias
entre ellas
69
CAPITULO W
Mair demuestra además que las expectativas de rol, o sea las reglas
que lo definen, se cumplen a través de un control social que comprende
toda una gama de presiones sociales. Conviene ciertamente subrayar que
el modo de vida y la naturaleza de los vínculos que existen entre los hom-
bres no se apoyan solamente en sanciones, sino que son sostenidos por los
valores tradicionales. Estos valores tradicionales significan el fundamento
comunitario del pensamiento, una acumulación de orperiencias mediante
la tradición.
7l
Un examen del aprendizaje del rol tradicional de la mujer Salasaca
nos explicará tanto las expectativas de los padres y de la sociedad, y nos
hará ver Ia importancia de la madre como responsable en la transmisión de
las normas y valores culturales. Ella, dada las circunstancias actuales,
experimenta cada vez más una serie de actividades nuevas, buscando un
equilibrio entre comportamientos y manifestaciones tradicionales y otros
ajenos a su propia cultura.
72
de la comunidad. No s<isten "parteras especializadas" y tampoco es
tarea exclusiva de las curanderas.
73
tanto, mi suegro me metió u¡w cebolla blanca bien grue* en la bom,
hasta donde se podía y casi uomité. Esto uarias ueces, paru que caiga
la'huahuma' (Ia'madre' o pbcenta). Mi suegro uigiló que sliera'la
madre' por completo. Después h uotaron (sin ceremonia), entdrón-
dola detnís de Ia cas al instante pam que no h comierun los anima-
les. Entonces descansé junto a mi hijo, en la cama. Me prepararon
un té de toronjil y de manzanilla y yo dí por primera uez el seno a
mi hijo. Después de dos horos comí auerut con leche sin sl y con
o,zúcar".
74
descanso absoluto, la madre recibe las visitas de sus amigas y miembros
femeninos de la familia y de la comunidad, mientras que el marido pro-
cura asumir las tareas de su mujer: lavar, limpiar la casa y cuidar a los
hijos. Aun después de estas dos semanas, cuando la mujer ya no guarda
reposo, el marido estará atento a que la mujer no efectúe trabajos pesa-
dos y le seguirá todavía ayudando. La vida normal empieza para la madre
después de seis semanas, día en que la pareja retoma también su vida ma-
trimonial al compartir la misma cama con el recién nacido.
Durante unas horas al día y hasta que cumpla dos meses de edad,
el recién nacido es envuelto en fajas desde los hombros hasta los tobillos
por encima de la camim y de los pañales, "para que crezca recto" o
"para que no resulte patisambo" (piernas torcidas). Llama la atención el
hecho de que se presta mucha atención al niño. Desde el primer día de su
vida, hasta una edad de aproximadamente dos años, la madre le da el se
no siempre cuando su hijo llora. Durante los primeros meses se le baña
diariamente, después cada dos días.
75
de tres hdoq que se encuentran en una situación económica más favora-
ble, prefieren pagar el gasto de 12.000 sucres (incluyendo los remedios),
que se cobra por la intervención. La mujer Salasaca, que desde siempre
ha trabajado junto al marido, para asegurar con sus múltiples actividades
el bienestar social y económico de su familia, no necesita previamente
convencer a su marido o pedirle su aceptación para una esterilización; la
decisión al respecto, en principio, es tomada por ella.
76
quien le abriga y le da calor y sólo cuando es absolutamente necesario, la
madre le confía a otra persona de la familia, para que le cuide. Esta con-
vivencia cercana y constante con la madre, desde el primer día de su vida,
permite que ésta ejerza un control constante de comportamiento, de
modo que desvíos de la conducta correcta deseada pueden ser corregidos
inmediatamente para evitar problemas futuros. El hecho de que el Salasa-
ca adulto, normalmente realtza toda actividad en grupo puede ser el re
sultado del ambiente familiar que está creando una dependencia psicoló
gica hacia la madre y el grupo.
77
medios caseros tradicionales, que están a su alcance. Así se usa por
ejemplo:
78
son hombres, sobre todo con los así considerados 'famosos', se basa en el
respeto y el temor - aunque oficialmente algunas madres manifestaron
que "ya no creemos en estas cosas"-. La curandera limita sus actividades
a la 'limpieza' y al diagnóstico por medio de los cuyes y la observación
de las víceras de los animales. Mientras que algunos brujos conocen nume-
rosas pÉcticas para la adivinación, hechicería, maleficio, etc., otros brujos
o sabios adivinan primero eI mal y luego lo curan, por medio de plantas
medicinales (ver también los estudios acerca de la medicina rural del
CAAP; 1982 y de Estrella; 1978). Estos brujos mantienen cierta importan-
cia como servidores sociales dentro de la comunidad, de acuerdo a la cul-
tura tradicional, aunque sus prácticas que antes podían considerarse como
un cierto control y dominio del grupo, ya no parecen ser tan requeridas
por las madres jóvenes de educación media y bilingüe, ni por los demás jó-
venes Salasacas que concurren a los Colegios. Segun nuestras investigacio-
nes, estos brujos mantienen todavía un intercambio de conocimientos con
shamanes del Oriente, con los de Santo Domingo de los Colorados y con
mestizos de la Costa. Dentro de la comunidad se reúnen entre sí una vez
cada tres meses durante la noche del viernes al sábado. Las enfermedades
más frecuentes que son diagnosticadas por ellos son: el mal viento (mal
aire), el brujeado (mal de ojo), cuestiones de cerro (mal de cerro), mal del
arco (arco iris) y mal de todo. Consideramos de suma importancia que los
conocimientos de la medicina aborigen, que antes fueron transmitidos de
padres a hijos, sean recuperados en forma urgente, antes de que se pierdan
definitivamente.
I¿ edad preescolar
A esta edad, el niño está destetado, come junto con los demás miem-
bros de la familia de un plato y utiliza una cuchara grande, habla en su len-
gua materna y camina sin ayuda. Además ya'domina sus funciones bioló-
gicas, usando el mismo espacio utilizado por los adultos. En el caso en el
que la madre, entretanto, haya tenido otro niño más, el infante duerme se
parado de su madre, en una cama aparte. Si bien la madre, durante toda la
primera época de enseñanza y aprendizaje no practica muchas caricias ni
79
expresiones amorosas, también llama la atención la ausencia de castigos
físicos y gritos exagerados.
Entre la edad de tres a cinco años, niños y niñas juegan juntos, casi
siempre cerca de la vivienda y bajo la vigilancia de su madre. cuando las
mujeres se ausentan del hogar, sea por el trabajo agrícola, el pastoreo o
compra-venta en el mercado, siempre llevan consigo a sus hijos, nunca les
dejan solos en la casa. También durante las fiestas y las reuniones sociales,
los niños están presentes hasta avanzada la noche; cuando tienen sueño,
duermen tranquilamente apegados a su madre, mientras ésta sigue charlan-
do. No hay espacios 'prohibidos' para los hijos y parece que los adultos,
de ninguna manera, se sienten molestos con la presencia de los pequeños,
en cualquier ocasión.
La mayoría del tiempo se ve a los niños y niñas corriendo por los cha-
quiñanes, escondiéndose detrás de los pencos, subiendo a los árboles de
capulí, 'espiando' a los adolescentes y visitando parientes en otras casas.
Parece que no se forjan amistades muy intensas y que el afecto se reserva
para los parientes cercanos de la misma edad y que los hermanos reempla-
zan a los amigos. La estructura familiar fundada sobre el parentesco, es un
aspecto permanente y la dependencia del niño de su grupo de parentesco
inmediato para él no cambiará mucho en el futuro. Las peleas entre niños
son pasajeras y su conducta no es agresiva. Ni una sola vez observamos a
niños tirar piedras, o la práctica de juegos de competición.
Hasta los cinco años, los niños deben aprender a vestirse solos, pei-
narse sin ayuda y amarrar sus zapatos, que usan solamente cuando acom-
pañan a sus padres a la ciudad. Todas las madres afirman que sus hijos de
80
ambos sexos, hasüa esta edad, no significan ninguna ayuda para ellas.
No se les confieren responsabilidades todavía, de manera que no pastorean
solog ni cuidan a sus hermanos chiquitos. Subyacente a esta libertad para
jugar, existe la vigilancia constante de la madre, que guía la nueva genera-
ción. Sin sacrificarse por sus hijos, les condiciona el papel que el sistema
les ha asignado. Parece que las normas y tradiciones se transmiten más por
la casi inintermmpida convivencia, sobre todo con la madre, y por la
observación de los comportamientos de los mayores, y no a través de ex-
plicaciones, advertencias y castigos.
8l
en el seno de la familia, en el cual los conocimientos adquiridos se transmi-
ten a través de la vivencia cotidiana y en el idioma materno. El aprendizaje
no es teórico, sino una prepÍrración práctica para resolver los problemas de
la vida cotidiana. La comunicación horizontal con los niños y la casi ausen-
cia de castigos físicos describen un ambiente familiar que permite que el
niño pueda sentirse protegido, sin zufrir jamás la soledad, un ambiente que
le ayuda además a asumir la responsabilidad para su persona y para los
demás.
Una vez más debemos denunciar que las ventajas de la educación in-
formal psicológicamente favorable y sana para el niño, frecuentemente
son aniquiladas por la desastrosa situación económica de la mayor parte de
las familias Sal¡asacas.
La edad escolar
Antes de describir los trabajos típicos de las niñas de edad escolar nos
parece importante subrayar, que en la familia tradicional Salasaca, no e:ris
te una clara división de trabajo entre sexos. Mencionamos ya la introduc-
ción reciente del arte de tejer como 'trabajo de hombre', cuando se trata
de tapiceq y subrayamos que el oficio de brujo es ejercido exclusivamente
por hombres. Otros trabajos que pertenecen a la esfera masculina son arar
con yunta y las labores más bien ocasionales de construcción y reparación
de casas. El hilado con huango es considerado como trabajo exclusivo
de la mujer. En general llama la atención que la diferencia entre hombre y
mujer, en cuanto al trabajo, no esüá muy marcada, ya que ambos pueden
hacerse cargo de las mismas faenas y la situación de la madre más bien es
definida por la situación económica familiar que por el hecho biológico de
'ser mujer'.
82
ambos sexos, hasta esta edad, no significan ninguna ayuda para ellas.
No se les confieren responsabilidades todavía, de manera que no pastorean
soloq ni cuidan a sus hermanos chiquitos. Subyacente a esta libertad para
q jugar, existe la vigilancia constante de la madre' que guía la nueva genera-
q ción. Sin sacrificarse por sus hdos, les condiciona el papel que el sistema
Jfl les ha asignado. Parece que las normas y tradiciones se transmiten más por
d la casi inintemrmpida convivencia, sobre todo con la madre, y por la
observación de los comportamientos de los mayores, y no a través de ex-
ri¡q
una vez más debemos denunciar que las ventajas de la educación in-
formal psicológicamente favorable y sana para el niño, frecuentemente
son aniquiladas por la desastrosa situación económica de la mayor parte de
las familias Saliasacas.
La edad escolar
Antes de describir los trabajos típicos de las niñas de edad escolar nos
parece imporüante subrayar, que en la familia tradicional Salasaca, no exis.
te una clara división de trabajo entre sexos. Mencionamos ya la introduc-
ción reciente del arte de tejer como 'trabajo de hombre', cuando se trata
de tapices, y subrayamos que el oficio de brujo es ejercido exclusivamente
por hombres. otros trabajos que perüenecen a la esfera masculina son arar
con yunta y las labores más bien ocasionales de construcción y reparación
de casas. El hilado con huango es considerado como trabajo exclusivo
de la mujer. En general llama la atención que la diferencia entre hombre y
mujer, en cuanto al trabajo, no está muy rnarcada, ya que ambos pueden
hacerse cargo de las mismas faenas y la situación de la madre más bien es
definida por la situación económica familiar que por el hecho biológico de
'ser mujer'.
82
testaciones de un padre de familia a nuestra pregunta al respecto fue "¿Y
acaso nosotros, los hombres, no tenemos manos y ojos como para cocinar
también?". En varias ocasiones pudimos constatar que los padres bañaron
y peinaron a sus hijos e hijas pequeños mientras las mujeres pastoreaban o
se dedicaban a otra labor. Igualmente vimos a
jefes de familia planchar sus
pantalones, mientras que sus mujeres estuvieron charlando con otros fa-
miliares o vecinos.
83
cabe destac¿ü que los padres normalmente no insisten en que sus hi-
jos les ayuden cuando no demuestran interés, pero les estimulan en su
afán de imitar y realizar labores de adultos del mismo sexó. Aunque sus
actividades no se consideran como una contribución impbrtante a la eco-
nomía familiar, los padres aprecian sus esfuerzos. Esta ápreciación de su
intento de querer cumplir con los mismos trabajos que ejecutan los adul-
tos, para los hijos significa un gran estímulo, como demuestra el caso de
Inés, una niña de nueve años cuando algún día, la ausencia de su madre se
prolongó en forma imprevista y había llegado la hora de merendar: su
padre estaba tejiendo tapices y sus tres hermanos menores jugaban en el
patio' Entonces, Inés trató de ocupar el papel de su madre, sin que nadie
lo hubiera pedido. Empezó a encender el fuego, observada de lejás por su
padre. cuando éste se dio cuenta que su hija tenía dificultades, se ácercó
y echó un poco de kerex sobre la leña y sin comentar nada, esperó a su
lado, hasta estar seguro de que el fuego seguía bien. cuando Inés tenía
preparada la sopa de papas con hojas de col, llamó a su padre y a sus her-
manos y les sirvió como solía hacer su mamá. El padre no dijo nada, pero
pidió otro plato de sopa y pudimos notar que su hija se sintió importante
y aceptada. cuando finalmente llegó la madre, el padre en presencia de
Inés, pero sin dirigirse di¡ectamente a su hija, comóntó en voz alta .,por
suerte tenemos una hija ya grande que sabe cocinar bien". La madre tam-
poco se dirigió a Inés y contestó a su marido "ya es una gran ayuda para
mí". Ninguno de los padres mencionó la falta de ají, ni que las papai no
estaban peladas correctamente, hechos que la madre mencionó más tarde
sólo a nosotros.
84
terno, sino que además es confrontada con el concepto de la supuesta
inferioridad intelectual de la mujer en cuanto al hombre.
85
cuarto grado de primaria. La raz6n principal para que las muchachas no
alcancen los niveles de instrucción, en igual proporción que los varones,
puede rezultar de las mayores dificultades que ellas tienen en la adaptación
y captación de la otra cultura, en comparación con los muchachos. Sólo
en forma rudimentaria aprenden la lectura y las cuatro operaciones funda-
mentales y es preocupante el elevado número de alumnas que simplemente
repiten los diversos grados hasta cumplir la edad de dejar la escuela, si no
desertan antes, a un nivel de'chaupi-chaupi'o sea que no llegan a dominar
bien su idioma materno ni el castellano. Son todavía contadas las mujeres
que tienden a interesarse por la vida intelectual y que desean completar
sus estudios en los Colegios de Ambato y Pelileo, para ingresar más ade-
lante en las Universidades.
La adolescencia
86
festividad alguna que determine el paso de la niñez a la juventud y la
menstruación es mantenida en secreto y no es objeto de atención especial"
escribe B. Vásquez y G. Villavicencio (1965: 5). Si las hijas son instruidas
antes sobre el particular, depende mucho de su ámbito familiar, de su ma-
dre, de la existencia de hermanas mayores, de su círculo de primas y de
sus amigas. De todos modos, no se presta mayor atención al hecho y de
ningún modo es considerado como algún mal. Las jóvenes desenvuelven
sus actividades normalmente y solo pocas veces escuchamos que sufren de
ligeros malestares, comodoloresde espalda o abdominales. Mientras persi*
te este hecho biológico, las mujeres obseryan algunas reglas de comporta-
miento, para proteger la salud, como 'no meterse en agua fría al lavar la
.no r'no
ropa' o bañarse' y se respetan algunos tabúes, como hay que tra-
tai con hierbas porque se dañan" o "no subir al capulí porque se Seca".
Repetimos que la menstruación no causa ninguna sensación especial
en 1a hija ni en los padres y al hecho de que la hija haya llegado a la pu-
bertad, la familia no le da mayor importancia, sino es bajo la considera-
ción de que se trata de un proceso normal dentro del ciclo vital-
87
timonio de la fuerte influencia y del condicionamiento eficaz, atravésde
zus primeros años de educación en el hogar. En varias ocasiones pudimos
obsewar que las.eúudiantes, la mayoría de su tiempo libre, pasan dentro
del ambiente convencional de su hogar, demostrando una decidida prefe-
rencia por la familia. Bajo estas circunstanciag la solidaridad con su grupo
étnico y el compromiso con la familia se mantiene. El hecho de que, hasta
ahora, todas las jóvenes Salasacas, una vez terminados sus estudioq no se
hallan afectadas por las influencias de la sociedad nacional y prosiguen
en la manera tradicional de vivir, sin sufrir cambios esenciales en zu crite
rio fundamental acerca de la vida tradicional, se debe a que siempre tra-
tan de regresar al hogar para aprender las tareas que les corresponde cum-
plir, como futuras madres y esposas. Según nuestras observaciones, en esto
juega un papel muy importante la madre, que suele establecer fuertes la-
zos de afecto con su hija.
Las actividades dentro y fuera del hogar, para los jóvenes que no si-
guen estudiando, aumentan considerablemente en la pubertad. En esta
época, a la muchacha se le encomiendan trabajos más pesados. "Su res.
ponsabilidad en las tareas hogareñas es mayor, su trabajo se perfecciona
cuando la familia se dedica a tejidos o labores manuales; se hace cargo de
ellas con la misma responsabilidad que sus padres. Atiende las faenas agrí-
colas y pastorea sola..." (8. Vásquez y G.Villavicencio; 1965: 5). Segun
88
una encuesta, realizada por los investigadores del informe MEC-GTZ,
entre alumnos de ambos sexos, sus actividades en su tiempo libre se des"
glosan de la siguiente manera:
89
solteros en la sociedad Shuar es válida también para los jóvenes de ambos
sexos en Salasaca, en cuanto señala que "pala los solteros no hay normas
precisas para la conducta sexual..., una vez que han llegado a la pubertad,
llegan a sentir la necesidad sexual como primaria y en la mayor parte de
los casos tratarán de satisfacerla. Todos saben y conocen esta situación".
(1983:25). Para que estos encuentros amorosos de sus hijas pudieran desa-
rrollarse armónicamente, los padres anteriormente construían "las carpas"
(una especie de casita baja), ubicándolas al borde del terreno familiar o
en un rincón del patio, algo apartado de la vivienda común. Algunas muje-
res ya casadas, al enseñarnos "sus carpas de solteras" nos contaron los as-
pectos más generales de sus vidas amorosas de entonces con alegría y satis-
facción. Parece que sus primeras experiencias, debido a que no son forza.
das, no se les presentaron como desagradables o chocantes. La costumbre
de usar "carpas" está perdiéndose, debido a la construcción de nuevas ca-
sas más amplias. En la actualidad las muchachas inician su actividad hete-
rosexual en su propia casa familiar. Cuando no existe suficiente espacio,
los padres suelen separar un rincón del cuarto familiar colocando un muro
y una puerta adicional. Al principio, no existe eonstancia ni continuidad
en estas relaciones, sino que sirven, en primer lugar, para satisfacer las ne-
cesidades sexuales de los jóvenes adolescentes de ambos sexos.
90
les que se alejan del comportamiento "normal" tradicional son niveladas
a través de la familia tradicional y de la influencia del grupo en general.
La actitud de las chicas hacia la vida normalmente es alegle y sana. El ideal
de educación termina con esta etapa: a los hijos de ambos sexos se les
educó para la sociabilidad, la colaboración y la convivencia, como valor
social. Desde el otro punto de vista, el proceso de educación desembocó
en un condicionamiento, que en todos los niveles requiere un aprendizaje
técnico, con el fin de que las jóvenes conozcan su ubicación dentro del
ámbito tradicional de la familia y sean capaces de desempeñarlo satisfac-
toriamente.
Debido a que la agresión física no forma parte del ideal social, el cas-
tigo normal es la disputa en forma de quejas en voz alta y el intercambio
de insultos en público. En estos debates participan tanto los familiares
como los vecinos y cualquier persona que esté cerca y se entere del hecho.
Es la forma legítima para manifestar agresiones y aparece como un espec-
táculo al que también suelen concurrir los niños. Se puede pensar que la
no-aceptación de agtesiones físicas entre personas del mismo grupo étni-
co está posibilitada por esta aptitud de librarse verbalmente de sus senti-
mientos heridos. En último caso, si estas disputas no dan resultado satis-
factorio se puede buscar venganza a través de los servicios que ofrece la
brujería.
9r
quetería, o demuestra vergüenza en aceptar un encuentro, pero tampoco
son raros los casos en que las chicas toman la iniciativa y seducen a los jó-
venes.
92
vida socialy económica famüar. Esta actitud de las jóvenes cambia des-
pués de haber contraído mahimonio y aumenta gradualmente con la edad,
ya que su participación activa en los asuntos comunales se extiende. Es la
mujer adulta, la esposa y madre, la que tradicionalmente desarrolla activi
dades en asuntos de interés público, mientras que la participación social de
la joven estrí limitada a tomar parüe en fiestas comunales y eventos fami-
liares, sinriendo comidas y bebidas y atendiendo a los demás miembros
familiares mayores.
93
Una vez llegado a un acuerdo,los padres del novio invitan a la familia
de la novia a su casa. Estos traen licor y comida preparada, como papas
cocidas, huevos y a veces cuyes. En esta visita se concierta la fecha del ma-
trimonio, se convienen los detalles de los arreglos económicos de la fies-
ta y se elige a los respectivos padrinos. A partir de este encuentro, los no-
vios pueden vivir juntos con los padres del novio. La pareja se casa oficial-
mente después de tres meses a más tardar. En este lapso debe legalizar sus
documentos y hacer el examen médico.l La obligación de dicho ex¿rmen
médico, para descartar la existencia de enfermedades venéreas como re-
quisito previo al casamiento, ha causado un fuerte resentimiento y ofensa
en la comunidad, ya que está considerada como discriminación y además
superfluo puesto que en los últimos años no se conoció ningún caso. Des-
de la inauguración de un Motel entre Totoras y Salasaca -sitio muy fre
cuentado por las parejas blanco-mestizas de la región- con frecuencia se
escuchan comentarios como: "mejor que se vayan los médicos para aüá
para hacer sus exámenes...".
l. Este requisito es exigido solo en el caso de los Salasacas más no para los otros
grupos indígenas.
94
sombrero de lana, adornado con plumas. El novio lleva dos ponchos ne-
gros con forro de seda, calzoncillo yerba-buena con bordados, un pañue-
lo de seda alrededor del cuello y una cruz de plata. Durante la ceremonia,
los novios, cada uno con una vela en la mano, son envueltos con el "chun-
gu" (un velo) que cubre sus cabezas. El sacerdote amarra la pareja "con ca-
denas" haciendo un nudo fuerte entre los dos. Este rito 1ue no se cele-
bra con las parejas blanco-mestizas- para los Salasacas tiene mucha impor-
tancia y manifiestan: "cambiando anillos, no más, no sirve para nada, el
padre tiene que amarramos bien fuerte para que dure nuestro matrimo-
nio". Cuando termina la misa y los novios salen de la Iglesia, los padrinos
y los acompañantes "les hablan" uno por uno, dando consejos que suelen
ser sencillos pero esenciales como por ejemplo: "ahora ya estás amarrado,
ya no vas a querer ni papá ni mamá, sólo a tu esposa", o bien "ahora que
estas amarrado, olvidarás el tiempo pasado, vivirás como adulto y respon-
sable". A continuación la pareja y sus acompañantes, pasan un rato co-
miendo y bebiendo en las cantinas de Pelileo: los músicos van siempre
adelante y en cada esquina se forma un círculo y los invitados bailan. De
Pelileo, regresan a Salasaca a la casa de la novia, bailando en cada cruce de
caminos.
95
ambiente alegre hasta la medianoche.
Al final del primer día, los padrinos ,,acuestan a los novios,', les
llevan a un cuarto sin ventana, antes arreglado, les hacen abrazar y les
cubren con cobijas. Después cierran el cuarto desde afuera y ponen can-
dado, costumbre que según los comentarios que recibimos al respecto,
se creó para evitar que cualquiera de los novios "rehuse", y así ser califi-
cado de cobarde. Retomamos lo que describe c. Bianchi (1g88:38) acer-
ca de la misma ceremonia entre los Shuar: "la opinión común es que no
hay que rehusar, esta palabra puede considerarse la clave... lo impoitante
es usar el sexo pÍua su función específica, que sería el gozo y la procrea-
ción, en equilibrio". A la tarde siguiente, los participántes de la fiesta
bailando se dirigen hacia el cuarto, donde dejaron encerrados a los novios.
Los padrinos abren la puerta, entran y "hacen despertar" a la pareja, sir
viéndoles dos litros de trago, dos litros de café y cinco panes. Los recién
casados tienen que tomar un vaso de trago y un vaso de café, seguidamen-
te. Después los padrinos "hacen levantar a los dos" les ayudan a vestirse
nuevamente de novios y les acompañan hacia afuera. Entretanto empieza a
tocar la orquesta, los invitados les saludan con entusiasmo, formando un
círculo y poniendo sus ponchos y bayetas, al momento de ver a los novios,
en el suelo. Los novios, animados por gritos y aplausos entonces bailan, la
única vez, durante toda la fiesta encima de las prendas y en medio de sus
invitados.
96
ríen y gozan, dan consejos y a veces ayudan al hombre, puesto que la
mujer esüi obligada a bailar, si el hombre logra agarrar alguna parte de su
vestido.
97
ramas de hortigas.
Una tradición, que se mantiene hasta hoy día, consiste en que los
padres de la novia, en caso de que no estén conformes con el yerno, en
vez de ofrecer comida y bebida, delante de su propia casa, colocan una
olla grande de barro llena de ceniza, como señal de su tristeza y discon-
formidad. "En vez de comida hay sólo cenizas", se dice. Además suelen
encender un fuego en el patio, mezclando ají con la leña, lo que ..huele
insoportable mal". Los padres de la novia se esconden, cierran su vivienda
con candado y no aparecen durante toda la fiesta. No obstante, los novios
junto con todos sus invitados, encabezados por la orquesta, entran al patio
vacío, donde bailan y riegan la ceniza por todo el palio, señalando q,re
no aceptan el rechazo y demostrando al mismo tiempo su voluntad"sí de no
romper los lazos con los padres, a pesar de su ausencia en la fiesta. Hay
que anotar que normalmente, ya dentro del primer año de matrimonio, los
padres retoman los contactos con la pareja joven.
98
miento indígena y de su esquema socio-cultural. Un análisis desde este
ángUlo nos lleva entonces a la consideración de que la fiesta matrimo-
nial Salasaca debe ser vista como una vital necesidad social y que por me-
dio de la larga y costosa celebración se manifiesta y aseggra la solidaridad
viviente y palpitante. Agregamos que la prioridad que se da a la satisfac-
ción de las necesidades colectivas antes de las necesidades individuales,
ciertamente no corresponden al comportamiento occidental el que pos-
tula la individualidad como valor social deseado tanto a nivel económico
como provecho personal-individual y dentro de un sistema de compe-
tencia orientado hacia el privilegio y el poder personal. Por consiguiente se
puede definir la fiesta Salasaca como una demostración inconsciente de la
vivencia comunal, diferente del razonamiento occidental, opuesta a la
satisfacción de necesidades creadas artificialmente y contraria a la norma-
lidad impositiva que va acompañada por un uso represivo del tiempo, el
tiempo de las sociedades industriales, condicionado por el sistema de pro-
ducciones de beneficios, basado en la rentabilidad de las personas. (cfr.
Cooper; L979:76).
99
LA MUJER, ESPOSA Y MADRE EN LA FAMILIA TRADICIONAL
100
sitio donde construir, mi terreno no te doy...". Según pudimos consta-
tar, este argumento zuele poner fin a cualquier discusión.
l0l
sino de cualquier miembro de la comunidad que se entere. El hecho de
una pelea entre parejas siempre está "a la luz de todos" y se comenta con
énfasis "si tiene tazón la mujer o el hombre". Son precisamente estas
experiencias de tipo comunitario que motivan inconscientemente a cada
miembro del gtupo, y que influyen en la valorización del matrimonio
como organizaciín social, que asegura la continuación de la vida.
ro2
hispránica conquistadora, suceso que se revela hasta la actualidad en el pen-
samiento diferente, en cuanto a la función y posición de la mujer dentro
del matrimonio. Para Dussel (L975:67-70) "el varón latinoamericano, hi-
jo de visigodos cristianos y árabes, conquistador y encomendero, criollo
simple o mestizo, es el que constituye la relación erótica como domina-
dor". Por lo tanto, la relación matrimonial en algunos sectores de la socie-
dad nacional está vista como una relación "de posición en la que la mujer
es hecha cosa y viene a ser un objeto ", siendo la sexualidad entre los cónyu-
gues r'puramente masculina, opresora y alienante". Esta dominación' propia
de una simplificación de las enseñanzas cristianas, con la subyacente creen-
cia del pecado original, está en oposición directa con la visión indígena
que considera la relación entre varón y mujer como natural, como el
amor entre dos seres que se complementan y que supone un respeto
mutuo, sin dejar de lado las diferencias existentes. Carrión de Fierro lo
define así: "mujer y hombre tienen pequeñas diferencias biológicas,
psicológicas y hormonales, las cuales de ningún modo indican una supe-
rioridad del hombre sino al contratio, la sabiduría de la naturaleza para
armonizar a la pareja humana con sus diferencias". (L975:47).
103
logía" (f973), una investigación histórica desde la perspectiva de los mis-
mos indígenas, tomando en cuenta su desestructuración económica y so-
cial y el derrumbe de su civilización para poder comprender la lógica que
rige la estructura del pensamiento indígena. Una investigación que exami-
ne las bases históricas para aclarar nuestro conocimiento al respecto queda
para estudios ulteriores.
104
marido y mujer que distinga enhe produceión y consumo así como entre
trabajo remunerado y tareas domésticas no remuneradas, sino la pareja
coopera en la producción de los medios de subsistencia y tanto sobre el
marido como sobre la mujer recae la responsabilidad de sostener a sus hi-
jos. Hamilton (1980: 65) pronuncia que en cualquier caso, marido y mu-
jer dependen el uno del otro y los hijos dependen de ambos y cita a Klein
(1963: 2?) quien a su vez señala que no es tan extravagante deducir el co-
nocimiento de su igual valía produce en las mujeres un grado de autoesti-
ma que no conocen las mujeres que se ven excluídas de la producción y
que pasan su vida dependientes de sus maridos en la intimidad de su
hábito "natural", el hogar.
105
fuerza de trabajo" (Benería; 1979:7): la maternidad, el sustento, cuidado
y crianza y educación de los hijos y su protección desde la primera infan-
cia hasta cuando son miembros responsables de la comunidad. Como ya
describimos en forma detallada, se espera que la madre disponga de
conocimientos de salud y que satisfaga las necesidades emocionales de sus
hijos.
106
bres, harina, etc.) y que no es usual la comida cruda, por ejemplo las ensa-
ladas y frutas. La familia re reúne alrededor del fuego, sentada sobre pe-
queños bancos de madera. La madre llena los platos y los pasa a cada
miembro de su familia.
107
las, una parte importante de la reproducción de la fuerza de trabajo fami-
liar. sin embargo, esta participación valiosa de la mujer no ha sido consi-
derada como actividad productiva por parte de las instituciones estatales
y en esa medida, escribe Rosero (1g84:3?) "según los censos, sólo el
9.6 por ciento de las mujeres campesinas hacen parte de la población eco-
nómicamente activa". Luzuriaga (1g82:66) anota al respecio ,,que sólo el
4.6 por ciento de los trabajadores de la rama agrícola (que constituyen las
tres cuartas partes de los trabajadores rurales) son mujeres si se toma en
cuenta sólo la clasificación censal". Aun si consideramos que ..por el ta-
maño de las parcelas, el tipo de tierra, y el tipo de cultivos, los requeri-
mientos de fuerza de trabajo familiar en la parcela no son permanentes
durante todo el año, sino solamente en los períodos de realización de las
principales labores de cultivo" (Balarezo; 1g84: 12-18), el problema pa-
rece radicar en que no se estima en debida forma el rol substancial que
juega la mujer como participante del proceso de producción.
108
valor simbólico-mítico, conforme a la cosmovisión indígena ancestral.
Sánchez-Parga (1984, a:14) postula que "la tiena ha sido no sólo el fon-
do y reserva nutricio, base económiea y pachamama ritual, sino también
industria de conocimientos y tecnología, y objeto político de todas las
movilizaciones campesinas en los d¡dss; la tierra sigue siendo el prin-
cipio dinámico y organizativo que regula las estrategias productivas de la
comunidad" (Ver al respecto también 'El indígena y la tierra'; Confe-
rencia de Ginebra; 1983).
109
pa en todos los trabajos menos en el manejo del arado, por otro lado pue-
de contar con la ayuda de los demás miembros adultos de su propia fami-
lia y la de su marido, así como con el uzufructo de parte de la tierra, o la
utilización de los productos que son de propiedad de un pariente.
110
CAPITULO V
lll
Analizaremos a contrnuaclon:
tt2
mía pertenece por tanto a la esfera de circulación del capitalismo a medida
que lo provee de fuerza de trabajo y alimentos, mientras que permanece
fuera dé La esfera de producción capitalista por cuanto el capital no se
invierte en ella y sus relaciones de producción son de tipo doméstico y
no capitalista".
ll3
parcela de subsistencia. Los hombres, por otro lado, trabajan
fuera y si
está-n, no se ocupan ya cotidianamente de ros queháceres de la casa, ni
cocinan, ni lavan la ropa, a no ser que las mujeres de su familia no puáan
por algún motivo". Mientras que los hombres se convierten en obreros
asalariados en el sector capitalista, las mujeres y particul¡armente las es.
pos:rs y madres salasaca, permanecen en la comunidad para enfrentar
las tareas productivas y las actividades 'domésticas' y emprenden la
función de la reproducción de la fuerza de trabajo poténcial y afectiva.
lt4
Solamente en la sociedad capitalista, el valor es expresado en tér-
minos exclusivamente económicos, sin embargo sabemos que el salario
es un patrón muy imperfecto para medir 'trabajo' y determinar el status
personal. Después de haber analizado el aporte de la esposa del migrante
en términos de trabajo, debemos concluir que, si este esfuerzo femenino
no es valorizado en forma justa, esto debe ser consecuencia de un esquema
de valores diferentes de su propia cultura. La coexistencia de dos modos
de producción y de dos culturas distintas tiende a transformar a la unidad
doméstica Salasaca. Esta, lejos de ser una unidad aislada, poco a poco y a
costo del status de la mujer, a menor escala reproduce el esquema de va-
lores existente en la sociedad nacional. Tomando en cuenta que precisa-
mente la agricultura de subsistencia es el trabajo que desempeñan las mu-
jeres, que sumado al salario obtenido permite la reproducción económica
y social de la familia del emigrante, la desvalorización del status femenino
ap¿üece como consecuencia de la introducción del esquema de valores de
la sociedad blanco-mestiza. El trabajo de la mujer, como lógica injusta y
por no ser 'directamente productivo' no es remunerado, no es reconocido
como tal y socialmente desvalorizado. La falta de apreciación aparece
como el reflejo de la gran problemática de la mujer, muy característica de
las sociedades occidentales.
115
salasaca desempeña más funciones y efectúa más trabajo, sin tener en este
momento ninguna posibilidad de mejorar su situación.
116
tos industrializados, consideramos preocupante la ¡Ésima calidad de los
mismog sin duda debido a los recursos económicos limitados disponibles.
tt7
singular, todavía no ha alcanzado su clíma:r. Con el devenir del tiempo,
este proceso puede dar lugar a una monetarización a todos los niveles,
junto con una más acertada valorizacion del dinero.
lt8
tener una participación activa en las decisiones de inversión monetaria de
la familia.
Parece que en algunos casos dichas expresiones, que pueden ser los
primeros síntomas de una transformación conceptual de los hombres, tie-
nen más relevancia que en otros, pero de cualquier modo representan un
rasgo central del proceso de cambio del status femenino. En estas cir-
cunstancias, las mujeres deberían ajustarse a unas normas que no son su-
yas y que se miden en términos cuantitativos o monetarios. Este proceso
de adaptación por parte de las mujeres resultaría probablemente en una
progresiva disminución de la valorizaciín del status de la mujer ya que "en
una sociedad en que el dinero determina eI valor, su trabajo al no conver-
tirse en dinero, carece de valor". (Aguirre; 1981: 87). En tanto la familia es
un producto social que evoluciona a través del tiempo y está sujeto a mo-
dificaciones, el futuro enseñará cómo la mujer Salasaca que vive el conflic-
to entre integración en el sistema nacional y resistencia, logra poner Ií-
mites al desa¡rollo social. Manuel Aguirre (1981: 87) opina que para el sis-
tema capitalista, "la sagrada familia, ha de ser no sólo el centro de explota-
ción de la inmensa masa de trabajo no pagado de las mujeres, sino que
constituye la célula vital de la sociedad de clase, el exponente y símbolo
de la propiedad privada, sobre la que dicho sistema se sustenta"; pensa-
miento que se refiere a la formación capitalista y que se aplica en gran
parte a la sociedad nacional, mas no todavía a la Salasaca.
Es decir, que las leyes del mercado, con la resultante división sexual
del trabajo, son responsables en última instancia, del deterioro del status
de la mujer, a medida que refuerzan una estructura patriarcal occidental,
funcional y ventajosa para el sistema capitalista en el cual el hombre toma
las decisiones y representa a la unidad doméstica hacia el exterior. Es el
r19
intento, expone Boege (19?g: 102 ss), implantar formas de opresión, his
tóricamente desarrolladas en los países industrializados. La contradicción
que está viviendo la mujer campesino-indígena nos sirve entonces, mani-
fiesta Boege, de conscientización para cualquier proyecto de liberación ra-
cial, económica y sexista, entendido este último como discriminación por
la pertenencia a un sexo.
No queremos simplificar los hechos, sino ampliar las bases, para lograr
entender las interacciones de varios factores. En la realidad actual dé h
mujer Salasaca, que se encuentra delante de ,,dos modelos de valores di-
ferentes, el uno relacionado con el dinero, la técnica y los factores cuanti-
ficables, o sea 'el nivel de vida'; y el otro, fundado en la satisfacción de las
necesidades físicas y mentales, básicas del individuo, o sea la ,calidad de
vida' ", como lo expresa ording Haarr (19Tb: 56), se pone en juego otra
serie de determinaciones que aparecen como guía y apoyo. El hecho de
que la mujer salasaca no vive aislada, sino que pertenece a una unidad fa-
miliar y a una comunidad que sigue siendo una referencia socio-cultural
fundamental, demuestra con mayor elocuencia que el problema no se re-
suelve a través de una simple oposición entre dos formas y culturas dife-
rentes. Aunque, como declara Boege (19Tg: 102), ,,la creciente moneta-
rización, sobre todo a través del Banco Agrario, va sustituyendo la ayuda
mutua de los parientes consanguíneos y sociales, por el tratajo asalariado
de los avecinados", la mujer, al vivir el conflicto, puede resolverlo. La base
de su poder interno, ideológicamente sustentado, le facilitará además,
contrarrestar su subordinación y dependencia de su marido asalariado
v
mantener la igualdad relativa entre los cónyugues.
r20
étnico y, en nuestro saso, el grupo de las mujeres salasaca, resuelven su
forma de vida dentro de su fonnación social específica.
t2r
efecto y la modüicación de una sola de las variables, como por ejemplo, la
migración, puede repercutir en las demás y en todo el conjunto. Los efec-
tos de esta causalidad acumulativa modifican no sólo la división sexual
del trabajo, sino pueden también transformar el sistema de valores, que
forma parte integrante de la realidad. En una sociedad que está someti-
da a cambios, la cultura se ha vuelto sincrética, ya que están entremez-
clando los valores 'modernos' manifiestos con los valores 'arcaicos' ocultos.
r22
dada en la historia del grupo étnico y al mismo tiempo es fuente de crea-
ción (cfr. Clanet y otros; 19?9. Piaget; 1981. Balandier; 1965)'
r23
base a actividades nuevas. Las mujeres, al insistir en la conservación de los
valores colectivos tradicionales, suavizan los efectos de la educación for-
mal sin neutralizarlos y en este sentido ponen resistencia a la implantación
progresiva de los valores individualistas, propios de la industrialización
creciente.
124
al llevar ropa moderna en días ordinarios, pero sí lo es en el caso de las
f iestas tradicio nales.
r25
ternas, la mujer Salasaca ofrece un hogar que significa todavía aceptación,
segUridad espiritual y calor humano. Esto no significa que la familia sea un
lugar inmutable, sino que se cambia a un ritmo muy lento, debido también
a que no se produjeron innovaciones tecnológicas tan profundas, que
requirieron de un cambio mental y de la aceleración del paso de lo afecti-
vo a lo racional. Una vez más insistimos en que el racionalismo no es un
valor universal, sino, según expresa Tónnies (en: Bastide; L977:9) "el
valor de una cultura determinada: la nuestra"-
126
que cumple la mujer en las decisiones comunitarias, ya que es en la comu-
nidad, en primer lugar, donde se origina y organiza la práctica social.
r27
hecho de que el poder tradicional, que todavía existe, es ejercido exclusi-
vamente por los miembros masculinos. otro hecho que debe ser tomado
muy en cuenta es la limitación que sufren las mujeres a través de la educa-
ción (analfabetismo y monolingüismo), que motiva, en buena parte, su ba-
ja auto-estimación y que determina indudablemente su disniinuida partici-
pación en decisiones comunales, a más de que su participación no es pro-
piciada ni por la comunidad, ni por los miembros de la administración
pública, quienes en términos generales son los representantes exclusivos de
la cultura y sociedad nacional-urbana.
128
bres hablan y las mujeres hacen comentarioslentre ellas. Las pocas que pi.
den la palabra, en una asamblea, son'las estudiadas'.
129
entre ellas y su medio social y espacial más complejo para cualquier tra-
mitación necesaria.
130
de las mujereg en cuanto a personalidad, inteligencia, temperamento, es'
tado de salud y edad, las relaciones con su respectivo $rupo familiar, así
como sus posibilidades económicas, no todas las mujeres reaccionan de
igUal manera frente al mismo problema Si los testimonios de las mujeres
se refi¡ieron a malestares reales o ficticios no cobra tanta importancia,
ya que son una manifestación de sentimientos y experiencias vividas' Sin
áxcápción, las mujeres se demostraban preocupadas por susttsimaridos e hi-
jos mayores: ..si están bientt, "si andan sanos o enfermos", han podido
tog"t trabajo o no". Al s¡¡mi¡ar las diversas reacciones de las mujeres y
suJ rehciones con las demás, así como la autorepresentación de cada una,
nos damos cuenta que la tristeza, por la ausencia del compañero, afecta su
salud mental, lo qge en primera instancia se demuestra en malestares físi'
cos. Por ejemplo ha aumentado considerablemente el número de mujeres
solas que manifiestan dolores de cabeza, cansancio y falta de ánimos ("me
da pereza"), durante el día, mientras que carecen de sueño a la hora de
dormi¡. Así lo demuesüra el relato de una señora de 26 años de edad, con
2 h[ias pequeñaE cuyo marido está trabajando en Galápagos desde hace
dos arlog ya que "durante el día no me da gana de hacer algo, me siento
sin energía, sin fuerza, me duele la cabeza y muchas veces estoy de mal hu-
mor y de noche no me duermo. Estoy sentada en la cama, mientras que
mis huahuas duermen y hago cualquier cosa: bordado, arreglo de rop4lo
que sea. Espero a que pase la noche y me vuelvo a pensar y pensar. El otro
día me leva¡rto igual. A veces pienso que me estoy haciendo vieja, que ya
no valgo para nada, que es Por eso".
r3l
y, a veces, también de actos antisociales como el alcoholismo y la infideli-
dad conyugal. Ordinariamente, una mujer casada sola, aunque esté
acompañada de un pariente masculino, de acuerdo a la costumbre, no
puede bailar en las fiestas, ni tomar bebidas alcohólicas públicamente. Por
lo tanto, según declaró una señora de 36 años de edad, "nosotras nos chu-
mamos en la casa mejor, con las amigas que asimismo andan solas, nos reu-
nimos y allí, entre nosotras, nos sabemos reír, nos sabemos olvidar que
sólo triste andamos...".
r32
influye no solamente a nivel individual sino también a nivel colectivo, a
través de sus rituales curativos que previenen la desestructuración socio-
cultural.
133
CAPITI.]LO VI
COMENTARIOS FINALES
Esta situación, que determina que todas las mujeres, esposas de mi-
grantes, deben alternar las actividades productivas (labores agrícolas,
r35
los tra-
crianza de animales, elaboración de artesanías tradicionales) con
bajos domésticos y su rol de madres, ocasiona un prematuro deterioro
físico.
Sinembargo'novamosainterpretarestosefectos,ocasionadosporla
reciente división sexual del trab4io, desde el punto de vista del
esquema
del sexo femenino por el mascu'
occidental, o sea desde una explo-taeión
y dominación de la mujer por el hombre' A
lino, ni ¿es¿e la subordinación
en nuestro caso los factores ideológi-
más de Ia importancia que adquieren
sexos com-
cos y culturales, todavía vigentes, está el hecho de que ambos
la discriminación étnica y Ia mar-
partán la miseria, la pobrezá de recursos,
y cooperan en la subsistencia de
iinación de los servicios públicos ambos
que la sobreexplota'
la unidad familiar. Nos parece importante destacar
favor
ción de la fuerza de trabajo femenino, en el caso Salasaca, resulta en
que integra a la división sexual del trabajo,
del sistema capitalista, sisiema
dentro de las necesidades de movilidad de la fuerza laboral, con la
conse'
pública masculina de poder y domés
cuente fracción social en las esferas
tica femenina
otropropósitotambiénimportantedelpresenteestudio,consistía
de la mujer,
en analizar los efectos de la migración masculina en el status
136
así como las esürategias desarrolladas por las mujeres, como actoras en es-
te proceso de cambio, para asegurar y mejorar su posición. Para obtener
una adecuada caractewación de la posición que ocupa la mujer Salasaca,
que sufre las consecuencias de una economía familiar cambiante con una
creciente monetarización, consideramos necesario describir en primer lu-
gar el ciclo vital femenino, en cücunstancias tradicionales. El ciclo vital
nos entrega valiosos elementos para descubrir modüicaciones del status
femenino y nos facilita comprender la importancia de los roles tradiciona-
les y actuales de la mujer. Nuestra afirmación de la importancia del papel
vital que desempeña la mujer, en la vida económica y sociocultural de su
grupo étnico, se basa en las historias de vida, en las entrevistas y el análi-
sis de los datos recopilados durante nuestra convivencia y en la observa-
ción participante. Consideramos que es necesario recapitular los puntos
esenciales que ilustran la posición actual de La mujer Salasaca, esposa del
migxante.
137
de la mujer así como la producción de su auto-imagen que se desarrolla a
través de la socialización y las interacciones con todos los miembros feme-
ninos y masculinos de su grupo, requiere de un estudio histórico en el
contexto social global. El tratar adecuadamente este problema está más
allá de la competencia de este trabajo y debería ser objeto de un estudio
supraregional histórico acerca del poder tradicional femenino. Para nues.
tros propósitos, el análisis regional, hecho por Rohr (1983) quien exami-
nó el papel determinante de la mujer indígena en el levantamiento de Ota-
valo, en el año L777 , es valioso, en cuanto revela que "con la colonización
española... las mujeres de los pueblos indígenas expeúmentaron una do-
ble subyugación: la de ser colonizadas por un lado por un sistema capita-
lista en vías de imponerse y por otro lado, por un sistema de poderes que
se reconstituía según normas patriarcales. ...Aparentemente los esparloles
no sólo subestimaror¡ sino también desconocieron por completo el peli-
gro que constituyeron las mujeres, como posibles portadoras de fuerzas
potenciales de resistencia tradicionales y legitimadas. Fueron ellas... quie-
nes tomaron el papel de vengadoras de los símbolos del patriarcado intro-
ducido por los españoles" (cfr. también: Moreno Yánez;1978. Oberem;
1978. Silverblatt; 1980).
r38
agricultura, dentro de la economía doméstica de consumo' como agente
rJsponsable de la reproducción biológica y de la fuerza de trabajo, así co-
mo elemento determinante en la reproducción social'
r39
Conclusiones
140
turación; y el papel de la mujer, al mantener la herencia cultural, ayuda en
d sostenimiento social global y por lo tanto impide la aculturación rapida
de su grupo étnico, a pesar de que Lefebvre (en: Bastide;1977:133) con
todo derecho plantea, "si las culturas étnicas están definitivamente con-
denados a la folklorización, si lo real histórico de cada cultura se dejará
reduci¡ a nada con tal facilidad, o si, en cambio, después de un indudable
período de crisis, habrán de reaparecer las diversidades culturales, funda-
das en evoluciones históricas".
t4l
torios, de los 'valores' que propugna y sostiene la cultura occidental para
su conservación. Seguimos el concepto de Gianini (L975:44), quien define
al racismo y sexismo como entidades, íntimamente integradas en el sis-
tema económico y socio-cultural dominante, al expresar que la designa-
ción baja de la mujer indígena se suma a la supuesta'superioridad natural'
"del hombre blanco, del capital con respecto al trabajo, de los adultos con
respecto a los niños y de los viejos improductivos, de los sanos con res.
pecto a los enfermos, de los'normales'con respecto a los'diferentes', la
jerarquización y la división en clases". Por lo demás, continúa la autora,
"son éstos los elementos, inherentes de una cultura que se impone como
valores positivos la eficacia, la competitividad, el éxito, el dinero y la pro-
ductividad, en detrimento de la proyección social, de la solidaridad y de
la convivialidad".
Reflexiones finales
142
periencias de las mujeres, ya que si el proceso de transformación es inevi-
table, ellas mismas -en vez de atemorizarse ante el cambio- deberán or-
ganizarse y en conjunto desarrollar estrategias que permitan encontrar
nuevos caminos de participación a nivel económico y socio-cultural, sobre
la base de su herencia cultural específica a fin de mejorar su vida. Por es-
ta raz6n, pretendemos que nuestro estudio no sea entendido como un ca-
tálogo de fenómenos propios acerca de la mujer Salasaca, o como una
mera descripción de las condiciones negativas que afectan su situación,
sino que sirva como recopilación básica para futtrras transformaciones.
r43
de despertar conciencia en las dos esferas: la sociedad blanco-mestizay la
sociedad indígena, al presentar información AcERcA de la mujer salasaca
y PARA la mujer Salasaca.
144
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CUADROS
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Fuent,e: l.N.E.C.
160
CUADRO No. IB
INSTITT]TO NACIONAL DE ESTADISTICAS Y CENSOS
Cabecera Parroquial 22 7 6 20
Resto de la Parroquia 843 I22 96 762 26
Fuente: I.N.E.C.
Elaboración: Personal
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CUADRO No. 8
Materia prima:
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Anilinas 36,oo
Hilo chillo 60,oo S/. 636,oo
Varios:
Acido acétrico S/. 10,oo
Detergente 35,oo
Leña 7.2,oo
Carbonato de Sodio 5,oo
Agua 4,oo s/. 66,oo
Mano de obra:
Paru 2 días de trabajo
de 8 horas al día, el peón gana S/. 400,oo
* comida, S/. 150,oo al día S/.300,oo S/. 700,oo
Transporte a Quito ida y vuelta S/. 30,oo
COSTO DE PRODUCCION: S/.1.432,oo
168
CUADRO No. 9
De lunes a viernes L2 5
De 1- 3 meses 24 10
De3-6meses L4 6
De6-12mees 28 12
Más de 1 arlo L2 o
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CUADRO No. 10
Deudas 33 l4
Cuorir gastos 10 4
'por conocert 5 2
100 42
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REGISTRO OFICIAL No. 88 junio 26, 1972
No. 112
Considerando:
Acuerda:
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pa¡roquialización que para su efecto reúne los requisitos impuestos por el
Art. No. 11 de la expresada Ley.- DECRETA: La siguiente ordenanza
que crea la Panoquia salasaca.- Art. 1o.- Erígese en Panoquia Rural del
Canton Pelileo, el Caserío Salasaca, que estará situado entre las panoquias
de. Picaihua" Totoras, Benítez, La Matnz de Pelileo y El Rosario.- Art.
2o.- I-a,linderación de la nueva Parroquia será ésta: Norte,la margen de-
recha del Río Pachanlica, aguas abajo, entre la Hacienda del señor pablo
Elías Albornoz y la quebrada Tierra Blanca; Oriente, desde el cruce del
río Pachanlica y la quebrada Tiena Blanca" hasta dar con la quebrada de
Nitón, que va alaCruz de Pelileo; Sur, de la Cruz de Pelileo por Catita-
hua Achupallas, Cruz Pamba, Guantugsumo, Bernardo Pediche, hasta la
acequia comunaria del Río Mocha: Oeste, por la acequia del Río Mocha
hasta el límite de la Hacienda Cisneros, Moisés Lozada, Ricardo Llerena,
Angel Villalba, Pablo Garcés, límite de la Parroquia Benítez, lindero de la
Hacienda Pablo Elías Albornoz. Hacienda Sevilla, en línea recta hasta lle-
gar al Río Pachanlica.- Art. 3o.- $eú cabecera de la Panoquia la Pobla-
ción de Salasaca" y caseríos de aquella: Huasalata, Chacapata, Patuloma,
Cochapambq Catictahuq Ramos Lonta los demás poblados com-
prendidos dentro del tenitorio demarcado.- Art. 4o.- El presente acto
decisorio regirá desde la fecha en que queden cumplidas respecto de él los
requisitos legales.- Dado en la Sala de Sesiones del Muy Ilustre Concejo
Municipal de San Pedro de Pelileo, a los dos días del mes de enero de mil
novecientos setenta y uno.- f.) Prof. Bégulo de Mora Cuesta.- Presi-
dente del Muy Ilustre Concejo Municipal de San Pedro de Pelileo.- f.)
Víctor M. Monge Castro.- Secretario.- Certifico: Que la presente Orde-
narrza fue discutida y aprobada por el Muy Ilustre Concejo Municipal de
San Peüo de Pelileo, en las sesiones del dos de enero, y del veinte y tres
de enero de mil novecientos setenta y uno.- f.) Víctor M. Monge Castro.-
Secretario del Muy Ilustre Concejo Municipal de San Pedro de pelileo.-
Presidencia del Muy Ilustre concejo Municipal de san Pedro de pelileo,
a veinte y cinco de enero de mil novecientos setenta y uno.- Ejecútese.-
f.) Prof. Régulo de Mora Cuesta.- Presidente del Muy Ilustre Concejo Mu-
nicipal de San Pedro de Pelileo.- f.) Víctor M. Monge Castro.- Secreta-
rio del Muy Ilustre Concejo Municipal de San Pedro de Pelileo.
173
INVESTIGACION SOCIO-CULTLJRAL EN SALASACA Sector/Barrio
I. CUADRO FAMILIAR
Cónyuge
vivos
"ttos
I
Otras personas
(especificar la
relación familiar)
1.)
2.)
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3.)
4.',t
1.)
2.)
3.)
4.)
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Qué hacfa Ud. cuando su marido no solfe a trebajar fuera de l¡ comunidad (tú¡b¡ió
meno¡? Diferenciae).
Las mujeres que asisten a las reuniones toman decisiones o sólo hablan los hombres?
III. LA VIVIEN.DA
TENENCIA DE LA ProPio Otro
VIVIENDA
Materiales de Techo
con¡ürucción Paredes
Piso
176
Número de cuarto¡
(ecpecificar):
Servicioc con
que diapone Luz Agua Alcantarillado S.H. Letrina Ducha/
Tina
Forma de pago
IV. LATIERRA
Superficie de
la tierra Has.
t77
Tipo de cultivo
178
vr. MANUFACTURA/C0MERCIO
VIL OBSERVACIONES:
179
INDICE
PROEMIO 5
PRESENTACION 7
INTRODUCCION 9
Capítulol:Eláreadeestudio ......,25
Localizacióngeográfica... ....25
Anotacioneshistóricas ...31
Datosdemográficos... .......32
.
Serviciosdesalubridadyescolaridad ...... 33
Víasdecomunicación ...36
Organizaciónjurídico.administrativa ..38
Capíhrlo II: La Situación económica 4l
La estructura agraria actual 42
La artesanía 50
La migración 57
18t
Capítulo V: Los efectos de la migración: la mujer,
esposadelmigrante ... .....111
Las implicaciones en la división seru.rl del trabajo. . . . . . . ll2
El rol de la mujer en la conservación, transmisión y
transformacióncultural ... ...121
La participación de la mujer a nivel comunal . . . . . 126
Las implicaciones a nivel psicológico 130
182