Revista de Información y Debate ● Septiembre de 2004 Nº 13

Venezuela/ Bolivarismo > La revolución irrevocable - Políticas sociales para otro país
posible - El Banco de la Mujer: una iniciativa en favor de la igualdad - En defensa de La
Bolivariana - Entrevista con Gladys María Gutiérrez, embajadora de Venezuela en España -
Disparen mentiras contra Venezuela - Un pueblo crecido gracias a las Misiones

Dossier: Soberanía alimentaria > Algo feo se cocina con el agua - El derecho a pro-
ducir - El derecho humano a la alimentación - La biodiversidad amenazada: de las patentes a
Teminator - ¿Comercio para el desarrollo o desarrollo para el comercio?

Miradas: África > La ayuda internacional a África: desmontando mitos - La condicionali-

dad política de los donantes: ¿buenos propósitos o nuevo colonialismo? - Del concepto de
desarrollo a la cooperación internacional - Cooperación y política en Guinea Ecuatorial
 Pueblos
Portada
Nº 12 (II época)
Verano de 2004
Periodicidad trimestral

Fundada en 1995
Segunda época ● 2002

Editada por
Pueblos
C/Hileras, 4 ● 2º ● oficina 11
28013 ● Madrid

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Consejo Editorial
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● Centro de Asesoría y Estudios Sociales
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Corresponsal en Centroamérica:
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●
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Maquetación: Manuel Ponce
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Cabildo, Begoña Dorronsoro, Mercedes F. Lagarejos,
Tony Fernández, Pepe Madariaga, Realidad Martín,
Manuel Ponce, Patricia Rivas, Consejo Regional
Indígena del Cauca (Colombia), Mundo Cal
Entidades colaboradoras
Justicia i Pau de Cataluña, Instituto Galego de
Análise e Documentación Internacional, Instituto de
Promoción de Estudios Sociales - Vizcaya
Agradecimientos
Marta Pajuelo Anula y todas aquellas entidades
y personas que con su colaboración han hecho
posible la elaboración de este número.
Impresión
J.A. Díaz Artes Gráficas
Depósito legal
M.47.658-1999
ISSN
1577-4376
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espacio físico de la revista.
Itziar Arriaga
Itziar Arriaga es licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de
Madrid y participa en el último año de master de Kuvataideakatemia (Academia
de Bellas Artes de Helsinki, Finlandia) en el Departamento de Media. Su trabajo
se centra en el diseño y la ilustración, aplicados a todo tipo de medios y propues-
tas, desde proyectos artísticos propios hasta páginas webs, diseño gráfico o cola-
boraciones con diferentes colectivos.
Desde 2000 dirige el grupo artístico La Strategia Corp. (LSC) junto a Alejandro
Pedregal. Se trata de una plataforma de debate y creación estética que plantea un
método de acción flexible para adaptarse tanto a las exigencias de la audiencia
como de los medios con los que trabajan, con el fin de abordar cuestiones del
entorno social, político y cultural en el que se desarrollan sus creaciones. Trabajan
tanto en Finlandia como en España, donde exponen periódicamente, y han publi-
cado proyectos como el calendario Beyond Dimensions o los anuncios falsos apa-
recidos en las revistas Taide, Voima y Pueblos. Además han participado en ferias
de diseño, moda y música, como Standart, y en proyecciones en el Metro de
Madrid. Sus creaciones también se han podido ver en Estados Unidos o Lituania,
entre otros países. Su trabajo Fascinación se presentó recientemente en Helsinki,
en la galería Kuvataideakatemia, y en el Espacio F de Madrid, mientras que el pro-
yecto Exporting Democracy se pudo ver en la última edición de ARCO, en diver-
sas ferias españolas e italianas (D Photo, Foro Sur, Arte Milano, Arte Torino) y se
mostrará como gran instalación en las galerías T20 de Murcia y Khadr Berlin de
Berlín.
La obra de Itziar Arriaga expone aspectos de la conducta humana que llevan a
desequilibrios sociales y culturales, arañando las cuestiones que se acumulan en la
conciencia del espectador y evitando la afirmación dogmática y cerrada de sus pro-
puestas, tanto en el terreno del arte como en el de la ilustración y el diseño.
Itziar Arriaga
+34 696 20 35 92
itziarriaga@wanadoo.es

Derechos (copyleft)
Cualquier parte de esta publicación puede ser reproducida de
cualquier forma siempre que se cite la fuente y el autor.
 Sumario
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4

Opinión
Venezuela: Un voto responsable (Marcos Roitman Rosenmann) . . . . . . . . . . . .5

6 Venezuela/Bolivarismo
La revolución irrevocable (Pepe Madariaga) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
Políticas sociales para otro país posible (Víctor Ríos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9
El Banco de la Mujer: una iniciativa en favor de la igualdad
(Rosa Cañadell) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .12
En defensa de La Bolivariana (Ydelfonso Finol Ocando) . . . . . . . . . . . . . . . . .14
Entrevista con Gladys María Gutiérrez, embajadora de Venezuela
en España (Luis Nieto Pereira y Pascual Serrano) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16
Disparen mentiras contra Venezuela (Pascual Serrano) . . . . . . . . . . . . . . . . .18
Un pueblo crecido gracias a las Misiones (Ginette González Latorraca) . . .20

21 Comunicación
Las fronteras imaginadas (Anna Fontelles)

24 Entrevista
Paul Nicholson, coordinador de Vía Campesina en Europa (Begoña
Dorronsoro)

27 Dossier: Soberanía alimentaria

(Artículos de Cecilia Chérrez, Xavier Montagut, Fernando Fernández, Silvia Ribeiro, Pilar
Galindo y Begoña Dorronsoro)

43 Miradas: África
La ayuda internacional a África: desmontando mitos (Ángela Iranzo) .43
La condicionalidad política de los donantes: ¿buenos propósitos o
nuevo colonialismo? (Jokin Alberdi Bidaguren) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .44
Del concepto de desarrollo a la cooperación internacional
(Olga Mancha Cáceres) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .47
Cooperación y política en Guinea Ecuatorial (Alicia Campos Serrano) . . .50

53 Cooperación
El posliberalismo en América Latina (Claudio Katz) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .53
Un desafío para el Partido Socialista y Leire Pajín en cooperación
para el desarrollo (Manuel Espinilla) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56
Entrevista con Tatiana Jiménez, concejala de Cooperación de San
Sebastián de los Reyes (Madrid) (Daniel Franco) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59

60 Cultura
Libros: Señores y vasallos del siglo XXI (Javier Ortiz) y ¿Hacia dónde
nos lleva Estados Unidos? (Carlos Girbau) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .60
Notas sobre otras publicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .61
Música: Marruecos y sus músicas (Enrique García) y Poemas de la
Alhambra (Enrique García) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62
Teatro: La programación escénica: un impedimento más para el hacer
teatral (Laura Corcuera) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .64
Cine: Baran (Juan Vicente Monteagudo) y Machuca (Begoña Ballesteros) . . . .65

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 3

Editorial
Nota: Carta de réplica
María del Carmen Quitanilla Bar-
ba, diputada del Partido Popular
por Ciudad Real en el Congreso
de los Diputados, ha hecho lle-
gar a la redacción de Pueblos
una carta de réplica al artículo de
opinión titulado “La velocidad y
el vértigo tras el 11-M” escrito por
Carlos Gómez Gil y publicado en
el número 11 de la revista. Ante
la extensión de la citada carta y
bajo la premisa de no mutilar su
contenido, se hace imposible su
reproducción en la edición im-
presa de Pueblos. Sin embargo,
se puede acceder a la misma de
forma íntegra a través de la pá-
gina web de la publicación:
www.revistapueblos.org
4 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Editorial
Lo que dice (y hace)
la Iglesia
L
as posturas de la jerarquía de la
Iglesia Católica sobre temas tan
sensibles como la mujer, los ho-
mosexuales o los casos de pederastia
habidos en su seno son una fuente in-
agotable de controversia, cuando no de
sorpresa y de indignación para amplios
sectores de la sociedad. Y es que aun-
que a algunos les resulte algo tangencial
y ajeno, sería un error considerar lo que
dice y hace la Iglesia como una cuestión
menor cuando millones de personas, vía
fe, asumen y ponen en práctica sus dic-
tados, una parte importante del poder
laico del planeta mantiene estrechos la-
zos con su élite y en muchos países ate-
sora un peso enorme en sectores deter-
minantes como la enseñanza, los servi-
cios sociales o la economía.
Durante este verano, el primer su-
jeto de sus discursos ha sido ese más
del 50 por ciento de la población que
vive sometido a una discriminación tan
pétrea como antigua. Aquellos grupos
que desde hace décadas trabajan por
que la mujer avance hacia una igual-
dad real que hoy sólo es formal han si-
do criticados y tildados de “radicales”
por la Congregación para la Doctrina
de la Fe. Según la Congregación, ex
Santo Oficio, el enfrentamiento entre
sexos, propiciado por los movimientos
feministas, lleva a que el rol de uno de
ellos sea asumido en desventaja frente
al otro. Además de que, como han se-
ñalado las propias asociaciones de mu-
jeres, estas declaraciones pueden con-
siderarse anticonstitucionales, el dis-
curso eclesial resulta ciertamente in-
congruente: no es el supuesto enfren-
tamiento el que hace que las mujeres
se sientan inferiores a los hombres si-
no que el enfrentamiento, que no es tal,
sino una lucha a favor de la verdadera
equiparación de derechos, aparece co-
mo consecuencia lógica de la desven-
taja. Las críticas a las declaraciones va-
ticanas han llegado incluso desde sec-
tores católicos de mujeres.
El matrimonio entre homosexuales
también ha contado con la atención es-
tival de las altas instancias eclesiales,
en este caso en España. Calificado de
“destroza familias” y “repugnante pa-
ra sociedad” por el obispo José Gea
Escolano, tales afirmaciones, como in-
dican los movimientos de gays y les-
bianas, incitan a la discriminación y
chocan con alguna sentencia del Tri-
bunal Constitucional que señala que el
ejercicio de la libertad de expresión no
puede amparar manifestaciones que
generen hostilidad o menosprecien a
determinados grupos sociales.
Como colofón veraniego, vuelven
a la palestra los casos de pederastia
dentro de la Iglesia. Ahora es el obis-
pado de Rotterdan el que considera el
abuso sexual de uno de sus miembros
sobre una niña de 12 años un “acci-
dente laboral” y reclama el dinero en-
tregado a la familia de la menor a cam-
bio de silenciar los hechos. Según el
diario NRCHandelsblad, se calcula
que sólo en Holanda se han producido
unos 40 acuerdos entre víctimas de
abusos y la jerarquía eclesial para evi-
tar su denuncia. Cabe preguntarse si tal
compra-venta será capaz de limpiar
conciencias, porque el objetivo de no
oscurecer más la enturbiada imagen
pública de la Iglesia no parece estar
consiguiéndose.
Todas estas declaraciones y accio-
nes de la jerarquía católica resumen su
total falta de adaptación a las deman-
das de una sociedad en la que al fin y
al cabo, no hay que olvidarlo, habitan
sus filas de creyentes. La brecha que la
separa de éstos ya es grande, pero co-
rre el riesgo de convertirse en una si-
ma de proporciones insalvables.❑

Venezuela: un voto responsable
S
e utilizaron todas las estrategias
para eliminar del escenario po-
lítico el proyecto democrático
encarnado en la figura de Hugo Chá-
vez. Ciertamente con contradicciones,
hunde sus raíces en la historia de Vene-
zuela y de América Latina. Desde la
discrepancia en el uso de los iconos e
imágenes en los cuales se apoya y se
proyecta la revolución, lo cierto es que
han servido para dar cohesión múltiple
a un pueblo construido de muchos pue-
blos y que busca su identidad en la lu-
cha por la democracia radical. Desde la
conquista, lo que hoy conocemos como
pueblo venezolano nunca dejó de com-
batir, ni perdió su dignidad. Ha sufrido
los avatares que sirven para devastar al
país y enriquecer a unos pocos. Selva
tropical, petróleo, riquezas naturales.
Una joya para empresas con nombres
castellanos, alemanes, ingleses o sim-
plemente europeos. Ellos han disfruta-
do del poder en Venezuela. Ahora, es
necesario sacar a relucir la historia no
contada de personas cuya vida son el
relato familiar de cientos de vidas ge-
nerosas entregadas por amor a su pue-
blo y los suyos. El querer vivir mejor y
no prisioneros del miedo o del látigo
del terrateniente, el amo o del empre-
sario. Quienes levantaron la cabeza y
fueron ejemplo para los suyos, vivían
en su entorno, hijos, nietos y bisnietos.
Compartían noches de brasero recor-
dando cómo no se dejaron avasallar
defendiendo el precio del café o el ca-
cao. Eran las penas por vivir sin ver-
güenza, sin resignarse a morir. Dar de
mamar aunque la teta estuviese seca.
Levantarse y lavar día a día la ropa del
Opinión
Marcos Roitman Rosenmann
patrón para comprar libros y no ser
analfabetos. Ese deseo de libertad so-
ñado a pesar de los pesares. Por eso se
soportaron los castigos. Lágrimas de ra-
bia no de sumisión y sangre libre a bor-
botones esperando su hora de coagular
en un tiempo mejor, tal vez siglos des-
pués, un 15 de agosto de 2004. Este es
el momento para los pequeños mundos
capaces de construir universos infinitos
y mostrar dónde está la voluntad de
cambio, el corazón de la dignidad y el
sentir ético de la vida. Son las personas
humildes que han sabido cumplir con
su deber: ir a votar. Aquí, la teoría del
voto útil se desmorona como todo lo
pueril. Lo puro evidencia lo corrupto.
Son una multitud de venezolanos. Es
un mundo solidario unido por una ca-
dena humana construida en el ejercicio
de la democracia radical, cuyos esla-
bones los ponen los artículos de su
nueva Constitución, refrendada des-
pués de siglos de promesas incumpli-
das. Se reconocen, no les hace falta sa-
ber de dónde vienen, ni cuánto dinero
poseen. Sus cualidades están en otro lu-
gar, no en el mercado.
La derecha, la oposición, habla el
lenguaje del dinero, cuanto tienes cuan-
to vales. La desconfianza, el miedo, la
muerte y la mentira. Su estrategia del
referéndum ha culminado en la derrota
electoral. Su situación ahora es anóma-
la. Hablan de fraude. Eso hace sonrojar
a sus amigos extranjeros que terminan
por reconocer el triunfo del NO. Aho-
ra, intentarán el magnicidio. En esta di-
námica, el ex-presidente Carlos Andrés
Pérez ya está sondeando la opinión de
amigos. Como vemos, la oposición ve-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 5
Opinión
nezolana tenía claro que el referéndum
lo perdería, matar a Chávez es la solu-
ción a tanta democracia que les agobia.
Ahora se trata de poner en marcha el
plan. No será tan burdo como las mil y
una manera de matar a Fidel Castro.
Veneno en los puros u otros ejemplos
de bombero loco. Sin embargo, heli-
cópteros en mal estado terminaron con
la vida de Omar Torrijos. No menos ex-
traño fue el accidente de aviación del
ecuatoriano Roldós. Ambos considera-
dos un obstáculo a eliminar en el docu-
mento de Santa Fe I, Factótum del go-
bierno de Reagan y pieza clave de la
nueva derecha norteamericana en los
años ochenta. Hay múltiples vías. Es
necesario defender el triunfo democrá-
tico del NO. Saber que la nueva estra-
tegia no es desestabilizar el Gobierno,
esto lo llevan haciendo desde hace
años, incluido un intento de golpe de
Estado. Ahora sólo les queda el magni-
cidio. Los miembros de la oposición
venezolana discuten el momento. Si en
el fallido golpe de Estado, consideraron
un error de cálculo no hacerlo, hoy
comparten su ejecución. Ahora será ne-
cesario construir el escenario. Una mu-
jer engañada. ¿Celos? La metralla de
un militar. Algún loco suelto en un mi-
tin. Una bomba durante su programa.
Los sicarios pedirán consejos. Nom-
bres no faltan. Salinas de Gortari, Fe-
lipe González, Pinochet, Blair, Aznar
o Bush. La oposición puede elegir. Los
demócratas deben estar alerta y de-
nunciar esta maniobra. Por el momen-
to Chávez se queda. Otra lección más
de democracia, cuántas más harán fal-
ta y van ocho.❑
Bolivarismo
Venezuela
La revolución irrevocable
Pepe Madariaga*

El pueblo venezolano le dio una

innegable lección de democracia
a todo el mundo cuando el pasado
15 de agosto más de diez millones
de ciudadanos participaron en un
referéndum que daba la opción de
revocar a su presidente nacional,
una vez superada la mitad de su
mandato. El proceso bolivariano
inicia una etapa fundamental con
la contundente ratificación de
Hugo Chávez como presidente de
la República.

A
pesar de las continuas acusacio-
nes que más o menos sutilmente
han lanzado gobiernos y medios
de comunicación extranjeros -los espa-
ñoles entre ellos- sobre la supuesta vul-
Pepe Madariaga

neración de las libertades públicas desde

el Gobierno bolivariano, la población ve-
nezolana puso en práctica con este refe-
réndum revocatorio uno de los recursos
de democracia participativa que brinda la Cola para votar em el referéndum del pasado 15 de agosto.

Constitución de 1999, con la que se ini-

ció la V República. La Bolivariana es pro-
bablemente la carta magna más avanza-
da y progresista de las que hoy rigen na-
ciones en el mundo, pues apuesta com-
prometidamente por la transformación
del pueblo como mero representado en
verdadero protagonista de la deliberación
y la acción políticas. La Constitución per-
mite convocar por instancia popular re-
ferendos consultivos no vinculantes para
cuestiones de trascendencia nacional, re-
ferendos aprobatorios para proyectos de
ley y tratados internacionales (cuán va-
lioso hubiera sido en estados como Es-
paña), y referendos abrogatorios para de-
rogar leyes.
Aprovechando estas vías de acción
popular, la Coordinadora Democrática
(CD), esto es, la oposición venezolana,
decidió intentar la revocación de Hugo
Chávez. Después de intentar su caída
mediante un golpe de estado en abril de
2002, un paro empresarial de casi dos
meses entre diciembre del mismo año
y enero de 2003 y multitud de opera-
ciones de acoso y derribo torticeras -
conocidas en Venezuela como “gua-
rimbas”-, comandadas directamente
por la mayoría de los medios de comu-
nicación, esta oposición destructiva y
representante de los intereses más os-
curos y neoliberales se dispuso a reco-
lectar firmas para cumplir con el requi-
sito impuesto por la Constitución para
tal efecto: la solicitud expresa de un 20
por ciento del electorado (2.400.000
ciudadanos).
Los fraudes preelectorales
de la oposición
En una primera tentativa, la CD celebró
una recogida de firmas -el “Firmazo”-
que, aparte de no cumplir los requisitos
formales necesarios, se efectuó antes de
llegar al ecuador del mandato de Chávez.
En el segundo intento -el “Reafirmazo”-
los opositores consiguieron reunir a co-
mienzos de 2004 casi tres millones de

6 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


rúbricas, pero después de detectar más de
un millón de registros irregulares, el Con-
sejo Nacional Electoral (CNE) convocó
a los promotores de la solicitud a reparar
el fraude completando las firmas restan-
tes. Si la fiabilidad del Reafirmazo deja
mucho que desear, más alarmantes son
las fórmulas de extorsión con las que la
CD recopiló las rúbricas: en el momen-
to de plasmar su apoyo a la solicitud del
referendo, los firmantes recibían un car-
né que no podía tener otro sentido que el
de identificar su participación en el pro-
cedimiento dentro del ámbito laboral,
con el condicionamiento perverso que
ello supone. Finalmente, la CD volvió a
entregar más de medio millón de firmas
llenas de irregularidades, que como se sa-
bría después, incluían registros repetidos
y falsificados. A pesar de no llegar al
20% del censo, cuando el CNE se dis-
ponía a comunicarles una nueva anula-
ción, el presidente Chávez presentó en
cadena1 su aceptación para la celebración
del referéndum.
Retos electorales
y electrónicos
La decisión del pueblo venezolano debe
considerarse especialmente relevante si
tenemos en cuenta que los diez millones
de votos suponen una participación de
más de 75 por ciento del electorado, lo
cual no es sólo un porcentaje muy supe-
rior a los de cualquier convocatoria elec-
toral precedente, sino que además se apli-
ca a un censo que ha pasado de 12 a 14
millones de personas, después de que el
CNE hiciera una exhaustiva y profunda
actualización de un cuerpo electoral pla-
gado de deficiencias administrativas.
Aparte de la exclusión de cientos de mi-
les de ciudadanos, la permanencia de
electores fallecidos y la multiplicación de
identidades en el censo habían permitido
desde la etapa del puntofijismo2 diversos
fraudes electorales. Además del descon-
1 La Constitución establece el derecho guberna-
mental de emitir comunicados de trascendencia
nacional a través de todas las señales de radio y
televisión del país.
2 La ley de Punto Fijo sirvió para dar inicio a la IV Re-
pública, después de varios años con diferentes dic-
taduras.
“
Los resultados fueron contundentes
“
en la ratificación de Chávez, su octava
victoria electoral desde que llegara
al poder en 1999
trol en los comicios celebrados durante la
IV República, donde una misma persona
podía votar varias veces, la formalización
de las actas electorales sufría sistemáticas
distorsiones por parte de los miembros de
mesa, pertenecientes a los dos partidos
que acapararon la política durante 40
años, COPEI y AD. “Copeyanos” y “ade-
cos”, protagonistas de la dictadura bipar-
tidista, se repartían el pastel electoral con
participaciones ficticias que superaban el
90 por ciento.
Para evitar estas irregularidades, el
CNE diseñó un ambicioso sistema de vo-
tación que garantizara la identificación de
cada votante e impidiera la intervención
en las actas. Para ambas necesidades se
recurrió a la tecnología digital. En primer
lugar, una máquina “capta-huellas” ser-
viría para identificar al elector biométri-
camente a partir de una huella digital, lo
que le permitiría registrar su firma en el
cuaderno electoral y proceder a votar. A
continuación, otra máquina le permitiría
pulsar en una pantalla una de las dos op-
ciones y depositar el comprobante im-
preso en la urna. Con este procedimiento
mixto -dos registros electrónicos y sus co-
rrespondientes pruebas en papel- se ase-
guraba la transparencia y la posibilidad
de hacer cualquier clase de auditoría, al-
go que forzaría la desconfianza injustifi-
cada e irresponsable de la CD después del
referéndum.
La campaña fue larga e intensa, si
acaso cabía más dureza en el escenario
político-mediático de Venezuela. Tanto el
enorme desequilibrio en el alcance de los
discursos informativos -prácticamente to-
dos los medios privados se oponen in-
tensamente al Gobierno bolivariano-, co-
mo el desmesurado nivel de propaganda
y manipulación volvieron a marcar el
desarrollo de los acontecimientos. Lejos
de ocupar una papel de mediación y de
aportar la información libre, veraz y plu-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 7
Bolivarismo
ral que necesitan los ciudadanos para de-
liberar sobre su voto, los medios privados
se dedicaron una vez más a construir una
realidad apocalíptica y falseada a través
de encuestas inventadas, mensajes in-
cendiarios y fuentes sistemáticamente
parciales. Todos los intentos del CNE por
asegurar la transparencia del proceso
electoral se convirtieron en claras mues-
tras de boicot al referéndum en las pan-
tallas de Venevisión, Globovisión y
RCTV, que volvían a utilizar el viejo le-
ma acusatorio de “acta mata voto” y el
nuevo de “maquina mata voto” para des-
prestigiar la labor de la autoridad electo-
ral. Esta descompensación provocó una
aplicación inusitada del derecho guber-
namental de emisión en cadena, así co-
mo el alto grado de propaganda en el ca-
nal público de televisión.
Nuevo triunfo de Chávez
El día de la votación los venezolanos de-
mostraron su profunda determinación de-
mocrática, llegando en algunos casos a
esperar colas de más de 10 horas para
ejercer su derecho constitucional. Por su-
puesto, la CD consideró esta lentitud co-
mo una prueba evidente del plan “mo-
rrocoy” -palabra criolla que viene a sig-
nificar “sabotaje”- diseñado por el Go-
bierno para ralentizar el proceso y des-
moralizar a los votantes del Sí. Los resul-
tados fueron contundentes en la ratifica-
ción de Chávez, su octava victoria elec-
toral (4 referendos, y 4 elecciones: cons-
tituyentes, legislativas y 2 presidenciales)
desde que llegara al poder en 1999. El 60
por ciento del electorado le dio su apoyo,
20 puntos por encima del Sí, lo que sig-
nificaba la cifra record de casi 6 millones
de votantes. Sin embargo, la CD no sólo
no quiso aceptar la derrota, sino que op-
tó por generar con su descomunal artille-
ría mediática un clima de crispación in-
justificada para provocar la desobedien-
cia civil. Al parecer sus encuestas a pie de
urna arrojaban resultados diametralmen-
te opuestos a los difundidos por el CNE.
La misma plataforma opositora que de-
cía haber luchado contra los elementos
para lograr la convocatoria del referén-
dum, se atrevía a considerar más valiosa
una encuesta que los resultados de la vo-
tación. La misma organización que exi-
Bolivarismo
gió la presencia del Centro Carter y de la
OEA como principales observadores in-
ternacionales del referéndum, tenía el ci-
nismo de desoír el veredicto con que am-
bas instituciones, el resto de los observa-
dores y gobiernos extranjeros dieron su
conformidad a los datos del CNE.
La visión desfigurada que la CD tras-
ladaba a los venezolanos a través de los
medios de desinformación acabó por
afectar a su propia percepción política y
se reveló después del referéndum como
la causa de la paranoia con la que esta co-
ordinadora antidemocrática rechazó la
validez de los resultados. La habitual au-
Patricia Rivas
tocomplacencia victimista demostrada
en los cuatro canales de “teleoposición”
llevó a más de un pseudo-analista políti-
co a invalidar el resultado electoral por
no coincidir con lo que ellos percibían
como sentir generalizado de desconten-
to en la sociedad venezolana. Esta im-
postura sólo puede explicarse con la pro-
longación de la campaña electoral que
implica la celebración de las elecciones
regionales poco más de un mes después
del referéndum ratificatorio. En el mo-
mento de entregar este artículo, el CNE
y los observadores procedían al cotejo de
las actas emitidas con sus correspon-
dientes papeletas, en medio de la perti-
naz retahíla de falsas objeciones, com-
paraciones espurias de datos y acusacio-
nes retorcidas de fraude electrónico que
llegaron al extremo de negar de antema-
no el resultado de la auditoría que la mis-
ma CD había exigido.
La reclamación más sorprendente de-
muestra el carácter profundamente para-
noico o hipócrita de la CD: después de
haber disfrutado -y seguir disfrutando- del
máximo apoyo mediático, político e in-
cluso financiero desde las instancias ex-
teriores más propensas al neoliberalismo,
denunciaban ahora un contubernio pe-
trolero y acusaban a los grandes capitales
de consentir los resultados del referén-
dum para mantener la estabilidad del
mercado de petróleo y asegurarse el éxi-
to de pingües negocios que dependerían
de la permanencia de Chávez en el poder.
Paranoia o hipocresía, esta distorsión ul-
traconservadora procede de una concep-
ción de la vida neoliberal y acomodaticia
que choca frontalmente con el espíritu re-
8 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Venezuela
“
La visión desfigurada que la CD
trasladaba a los venezolanos a través
de los medios de desinformación afectó
a su propia percepción política
“
y se reveló después del referéndum
como la causa de la paranoia con la
que rechazó los resultados
volucionario que inspiran las aspiracio-
nes de justicia e igualdad de la República
Bolivariana.
El verdadero nacimiento
de la Revolución
Si es importante el triunfo del bolivaria-
nismo frente a la hostilidad internacional,
especialmente desde Estados Unidos -la
nacional, lamentablemente, continuará-,
mucho más significativa puede ser la vic-
toria frente a sí mismo. Como tantas ve-
ces ha proclamando el presidente Chávez,
“la revolución es una criatura que no ha
terminado de nacer”. Efectivamente, es-
ta apabullante ratificación certifica la
muerte de la IV República y da paso a una
fase decisiva en el desarrollo de la Repú-
blica Bolivariana, una etapa en que cul-
mina la transición del reformismo a la re-
volución. El avance de la revolución su-
pondrá la adopción de nuevas medidas
socioeconómicas, tanto ejecutivas como
legislativas, que refuercen la apuesta de
Venezuela por desviarse del camino del
neoliberalismo. Iniciativas sociales como
las misiones Barrio Adentro, Robinson,
Sucre o Vuelvan Caras, desplegadas por
el Gobierno en los últimos años para la
cobertura sanitaria y educativa para mi-
llones de personas tradicionalmente ex-
cluidas se verían ampliadas y proyecta-
das en nuevas campañas dirigidas a otros
campos realmente necesitados de la ac-
ción pública como la comunicación so-
cial. Apesar de la apuesta por los medios
comunitarios, que han experimentado su
particular revolución en la Venezuela de
Chávez, la Ley de Responsabilidad So-
cial para la regulación de los medios de
comunicación sigue pendiente en el Con-
greso desde hace dos años por culpa del
boicoteo de la CD, que la llama “Ley
Mordaza”. En términos políticos, es pre-
ciso que la revolución sea capaz de des-
arrollar la crítica interna, construir una
verdadera oposición constructiva a partir
del marco constitucional y del propio mo-
vimiento bolivariano, integrado por dife-
rentes corrientes ideológicas que en un fu-
turo próximo, en la medida en que lo
permita la progresiva disolución del fas-
cismo y la manipulación mediática y la
consiguiente despolarización política, de-
berían constituir las necesarias opciones
electorales que necesita la democracia.
Por último, la previsible relajación de
la presión internacional que venía apli-
cándose sobre Venezuela con el pretexto
del carácter antidemocrático de su Go-
bierno, podría permitir el reforzamiento
de las innovadoras líneas de cooperación
social y económica iniciadas desde Ve-
nezuela en el ámbito latinoamericano,
como el reciente Petrosur -que podría
convertirse en poco tiempo en Petroamé-
rica- o el ALBA(Alternativa Bolivariana
para América Latina) -alternativa al neo-
liberalismo del ALCA-, iniciativas que
proponen un desarrollo libre y endógeno
del continente y que abren un camino de
esperanza para superar el actual modelo
de globalización, así como nuevos inte-
rrogantes: ¿se podrá importar la revolu-
ción bolivariana a otras latitudes?❑
*Pepe Madariaga es profesor
de Comunicación de la URJC y miembro
de Aire Comunicación.

Políticas sociales
para otro país posible
Patricia Rivas
Desde que Hugo Chávez gana las
elecciones presidenciales en
diciembre de 1998 hasta hoy,
podemos hablar de cuatro fases dis-
tintas bajo su Presidencia. Durante
la primera, en 1999, el país se halla
sumido en una importante recesión
económica. Dada la situación, se
propone la implicación del Ejército
en un programa cívico-militar para
atender las mayores urgencias
sociales: el Plan Bolívar 2000. Las
unidades militares participan junto
a la sociedad en la construcción o
reconstrucción de casas y en la
reparación de infraestructuras
recuperando escuelas, hospitales,
ambulatorios, albergues...
Víctor Ríos*
Imagen de un barrio de Caracas.
T
ras la primera etapa, centrada
en cubrir las necesidades so-
ciales más perentorias del país,
los años 2000 y 2001 pueden consi-
derarse una nueva fase, la segunda, en
la que se consolida el gobierno del
presidente Chávez, se impulsan pro-
gramas de reducción de la pobreza a
largo y medio plazo, y se proponen
importantes reformas económicas y
sociales.
“
“
De las 800 cooperativas existentes
al inicio del gobierno de Chávez se ha
pasado a unas 50.000 en la actualidad
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 9
Bolivarismo
Entre noviembre del 2000 y no-
viembre del 2001, se presentan 49
leyes, llamadas habilitantes, como
las de Tierras y Desarrollo Agrario,
Hidrocarburos, Pesca y Acuicultura,
Microfinanzas, Seguridad Social...
Estas leyes van dejando clara la
orientación social de las políticas
públicas del gobierno de Hugo Chá-
vez. Se trata de hacer realidad la re-
forma agraria, garantizar una verda-
dera propiedad nacional y estatal de
los yacimientos de hidrocarburos,
favorecer a los pescadores artesana-
les frente a los grandes industriales
pesqueros, contribuir al combate a la
pobreza facilitando el acceso al cré-
dito para proyectos de cooperativas
y asociaciones, etc.
Bolivarismo
La Ley de Seguridad Social estable-
ce un sistema único de pensiones, que
garantiza una pensión mínima vital pa-
ra todos a los 65 años. Asu vez, se va es-
tableciendo una red de servicios nacio-
nales de salud pública y gratuita, y pres-
taciones por invalidez e incapacidad. Es-
tas leyes acompañan el impulso a pro-
yectos de inversión social y de medidas
de incentivación selectiva de la produc-
ción. Son Proyectos de Seguridad Ali-
mentaria -Programa Alimentario Esco-
lar y Comedores Comunitarios-, Pro-
grama de Hogares y Multihogares de
Cuidado Diario, Atención Integral a la
Salud, a Mujeres Embarazadas, a las Co-
munidades Indígenas, Plan de Becas y
Proyectos de Infraestructura Social con
inversiones en infraestructuras educati-
vas, de salud, vivienda y urbanismo, de-
porte y cultura.
El balance de los logros de las polí-
ticas sociales implementadas es sin du-
da positivo. El porcentaje destinado a
educación pasa de menos del 3 por cien-
to en 1998 al 7 por ciento en 2001 y el
de salud alcanza el 6 por ciento. Los be-
neficios de los programas sociales em-
piezan a llegar a la población rural y a
los núcleos urbanos más empobrecidos.
Al mismo tiempo, crece la resistencia a
los cambios por parte de la gran patro-
nal y los empresarios de la comunica-
ción. A finales de 2001, los capitales ex-
patriados se estiman en 100.000 millo-
nes de dólares, cinco veces el tamaño de
la deuda externa del país.
Así se entra en la tercera fase, desde
diciembre de 2001 hasta mayo de 2003.
Es la más dura desde la llegada de Chá-
vez a la Presidencia. La patronal convo-
ca varias huelgas generales, se produce
el intento de golpe de estado fracasado
en abril del 2002 y se paraliza la indus-
tria petrolera durante varios meses. La
economía acusa el golpe recibido y ello
se traduce en claras dificultades para
mantener los programas sociales inicia-
dos hasta que se logra recuperar la ex-
tracción y exportación de petróleo.
Programas sociales
y democracia participativa
A partir de mayo del 2003 y hasta hoy,
se inicia una nueva fase caracterizada
10 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Venezuela
“
“
Gracias a la Misión Robinson, 1.273.000
personas han sido alfabetizadas en poco
más de seis meses
por el renovado impulso dado desde el
gobierno a los programas sociales y
por la creciente participación popular
en el proceso de transformaciones
abierto.
El programa de reforma agraria,
que se había iniciado con mucha len-
titud, cobra fuerza. Se entregan más
de 1.500.000 de hectáreas a 130.000
familias, con una población benefi-
ciaria total de 650.000 habitantes, se
alienta la formación de cooperativas
de campesinos y las granjas colecti-
vas, y se facilitan los créditos. Al mis-
mo tiempo se impulsa un programa
gubernamental de redistribución del
suelo urbano de propiedad estatal. Se
otorgan títulos a familias agrupadas
en comités de tierras urbanas en ba-
rrios pobres. Dichos títulos pueden
usarse como avales para pequeños
préstamos y facilitan la unión del ve-
cindario para un proceso colectivo de
obtener suministros de agua y electri-
cidad, mejoras en las infraestructuras
de las calles, etc.
El proyecto de fortalecer un sector
de economía social y solidaria también
avanza en este periodo. De las 800 co-
operativas existentes al inicio de la
etapa de gobierno de Chávez se ha pa-
sado a unas 50.000 en la actualidad,
muchas de ellas agrupadas en la Unión
Nacional de Cooperativas y Organi-
zaciones de la Economía Social, Par-
ticipativa y Solidaria. La expansión
del cooperativismo viene apoyada por
el programa de microcréditos desarro-
llado tras la aprobación de la Ley de
Creación, Estímulo, Promoción y Des-
arrollo del Sistema Microfinanciero,
conocida como Ley de Microfinanzas,
El acceso al crédito para proyectos de
cooperativas y asociaciones se imple-
menta desde diversos bancos creados
al efecto: Banco de la Mujer, Banco de
Desarrollo Económico y Social, Ban-
co del Pueblo Soberano. Entre el de la
Mujer y el Bandes se han otorgado
más de 70.000 microcréditos en dos
años.
Las dificultades y obstáculos en-
contrados en las mismas instituciones
del Estado para hacer avanzar los pro-
gramas sociales llevan al gobierno a
plantear una propuesta nueva: la de
desarrollar estos programas desde es-
tructuras paralelas creadas para con-
seguir mayor agilidad, eficiencia y
participación popular. Así surgen las
Misiones, con programas específicos
dirigidos a los sectores sociales más
empobrecidos del país.
El reto de las Misiones
En la actualidad están en marcha las
siguientes Misiones:
Misiones socio-educativas
• Misión Robinson. Su objetivo es
la lucha contra el analfabetismo. Em-
pieza en julio del 2003 con la intención
de alfabetizar al millón y medio de ve-
nezolanos iletrados, casi el 9 por cien-
to de la población mayor de 10 años.
Con el método de la pedagoga cubana
Leonela Relys, premiado por la UNES-
CO, y el asesoramiento de 70 pedago-
gos cubanos se despliegan por todo el
país más de 100.000 maestros facilita-
dores. Los resultados no se hacen espe-
rar: 1.273.000 personas alfabetizadas en
poco más de seis meses. El programa
continúa y se ha iniciado ya la segunda
fase, Robinson II, para completar en
dos años la educación primaria vene-
zolana que normalmente se desarrolla
en seis.
• Misión Ribas. Su objetivo es el de
dar la oportunidad de acabar la educa-
ción secundaria a quienes la habían
abandonado, más de cinco millones de
venezolanos. El programa prevé la ob-
tención de la titulación secundaria en un
plazo máximo de dos años. Se inició en
noviembre del 2003, con 629.000 ins-
critos. La mayor parte de la financia-
ción del programa corre a cargo de la
compañía petrolera PDVSA y la de
electricidad CADAFE, quienes ofrece-
rán luego puestos de trabajo en los sec-
tores minero, eléctrico y petrolero.

• Misión Sucre, para facilitar el ac-
ceso a la educación universitaria de
quienes quedaron excluidos por razo-
nes económicas. En el censo realizado
a partir de septiembre de 2003, se ins-
cribieron 470.000 bachilleres interesa-
dos en volver a los estudios. Hasta aho-
ra se han otorgado 140.000 becas y se
está desarrollando el Programa de Ini-
ciación Universitaria para facilitar el
acceso a las Universidades Públicas,
entre ellas la recientemente creada Uni-
versidad Bolivariana.
Misiones socio-productivas
• Misión Zamora, continuación del
Plan Zamora. Incluye el proceso de en-
trega de tierras a los campesinos y el
objetivo de garantizar la oferta ali-
mentaria para los más desfavorecidos
en una apuesta por la economía social
y el desarrollo endógeno y vinculando
su labor a la de la Misión Mercal.
• Misión Mercal, para la comer-
cialización y venta directa a bajo pre-
cio de productos alimenticios y otros
de primera necesidad como medici-
nas. Con este programa, que tiene
unos 2.000 puntos de abastecimiento
y venta por todo el país, se ha logra-
do ofrecer protección alimentaria a
más de siete millones de personas. Es-
tá vinculado a los Comedores Popu-
lares Bolivarianos.
• Misión Miranda, destinado a los
reservistas del Ejército en situación de
desempleo. Los que participan en el
programa, iniciado en octubre del 2003,
reciben el salario mínimo, formación
para el cooperativismo y facilidades pa-
ra la obtención de microcréditos para
proyectos de reinserción laboral.
• Misión Piar, vinculada al Plan In-
tegral de Desarrollo Sustentable de las
Comunidades Mineras, para mejorar
las condiciones de vida de un colectivo
de 78.000 trabajadores que conforman
el sector de la pequeña minería. Impli-
ca la creación de cooperativas, forma-
ción de comités de construcción de vi-
viendas, recuperación medioambiental
de áreas degradadas y otras actividades
productivas y de asistencia social.
• Misión Vuelvan Caras, destinada
a la capacitación técnica de 1.200.000
“
La Misión Zamora incluye la entrega
“
de tierras a los campesinos y el objetivo
es garantizar la oferta alimentaria a los
más desfavorecidos
desempleados de las zonas más humil-
des, que reciben becas para facilitar el
estudio y la inserción laboral. El proce-
so de capacitación, iniciado en marzo
de este año, con una duración estimada
entre seis meses y dos años según el ti-
po de actividad a desarrollar luego, se
inicia con personas que ya han partici-
pado en las Misiones socioeducativas.
Otras Misiones
De las otras Misiones actualmente en
marcha cabe destacar por su plantea-
miento y resultados la Misión Barrio
Adentro. Esta surge en abril del 2003
como Plan Barrio Adentro, fruto de una
nueva concepción de las políticas de sa-
lud y en el marco del convenio de coo-
peración suscrito entre Venezuela y Cu-
ba. Se trata de garantizar el acceso a los
servicios de salud de la población ex-
cluida, mediante un modelo de gestión
participativa de salud integral. De este
modo, se fortalece la red ambulatoria
con la creación de consultorios y clíni-
cas populares y la presencia permanen-
te de médicos en las comunidades con
poco o nulo acceso a los hospitales
existentes.
En una primera fase, entre abril y
junio de 2003, se constituyeron los pri-
meros Comités de Salud, se procedió a
una evaluación de las enfermedades
más frecuentes en cada localidad y se
desarrollaron experiencias piloto. Tras
un segundo periodo de extensión, a par-
tir de septiembre de 2003 llega a todos
los Estados, con la participación de más
de 10.000 médicos que realizan un pro-
medio de 26 actuaciones diarias que in-
cluyen consultas, educación para la sa-
lud, actividades de preparación de líde-
res comunitarios, visitas directas a pa-
cientes enfermos, etc.
A partir de diciembre de 2003, co-
mienza la fase actual del Plan que pasa
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 11
Bolivarismo
a llamarse Misión Barrio Adentro. A
primeros de abril de 2004, las consul-
tas realizadas se sitúan en torno a los 22
millones, con una atención directa a
más de dos millones y medio de fami-
lias visitadas, lo que supone más de
diez millones de personas atendidas por
este programa.
Otras Misiones en marcha son la
Misión Negra Matea, que tiene por ob-
jeto atender a los niños de la calle, y la
Misión Guaicaipuro, que busca restituir
los derechos originarios y específicos
de 540.000 personas pertenecientes a
los pueblos indígenas.
Un apunte final
A través de esta apretada descripción de
las políticas sociales impulsadas por el
gobierno de Hugo Chávez puede apre-
ciarse la voluntad de emprender un ca-
mino de transformaciones económicas
y sociales que rompe claramente con
las políticas neoliberales anteriores y
propone combatir la pobreza y la ex-
clusión social mediante programas que
a su vez potencien la participación po-
pular y la organización comunitaria
desde abajo. El intento de mejorar la ca-
lidad de vida del pueblo venezolano lo
es también de devolver su dignidad a
los más humildes. La resistencia de los
sectores oligárquicos y su brazo arma-
do mediático, y la clara injerencia del
gobierno norteamericano en el proceso
en curso suponen una amenaza perma-
nente que no debe desconocerse. Es
mucho lo que está en juego para todos
y no sólo en Venezuela.
Que otra Venezuela, la que está na-
ciendo con la revolución bolivariana,
sea posible supone una importante con-
tribución a la lucha de los pueblos por
su emancipación. El conocimiento y la
comprensión de las características de
este proceso y la solidaridad interna-
cional con él están a la orden del día y
merecen ocupar un lugar relevante en
la cabeza y los corazones de quienes
pensamos que otro mundo es posible.❑
*Victor Ríos es miembro de la Asamblea
Bolivariana de Cataluña de Solidaridad con el
Pueblo de Venezuela.
Bolivarismo
Patricia Rivas
El Banco de la Mujer:
una iniciativa en favor de la igualdad
Si las mujeres viven una situación
de discriminación en
prácticamente todos lo ámbitos de
la vida y en todos lo lugares del
planeta, allí donde la pobreza es
mayor, la brecha de la desigualdad
resulta todavía más amplia. Así, la
creación de un banco público
pensado para ayudarlas a poner
en marcha sus proyectos mediante
un sistema de microcréditos y de
apoyo técnico representa una
iniciativa acertada a la vez que
necesaria.
S
e ha escrito ya mucho sobre las
condiciones de las mujeres en
los sectores populares de los
países con un nivel elevado de pobre-
za. Las mujeres, cuando las condicio-
nes de vida son precarias, se llevan la
12 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Venezuela
Los microcréditos tienen carácter económico y social.
Rosa Cañadell*
peor parte: acostumbran a ser las pro-
veedoras de hijos e hijas, la mayor par-
te de las veces en solitario, suelen ac-
ceder y tener los trabajos peor remu-
nerados y suelen suplir todo aquello
que el Estado no proporciona: salud,
educación, vivienda, etc.
Que un gobierno tenga la iniciati-
va de crear un mecanismo pensado por
y para las mujeres que están en situa-
“
Con el Banco, aparte de dar apoyo
financiero a las mujeres, se busca
su empoderamiento y que sean
laboral
“
protagonistas de su propia trayectoria
ción más precaria es, desde luego, una
buena iniciativa. Esta es la idea que se
tiene cuando se visitan los diversos
grupos de mujeres que se han acogido
a los microcréditos del Banco de la
Mujer en Venezuela.
El Banco de la Mujer es una insti-
tución microfinanciera pública que fue
creada el 8 de marzo de 2001 con el
objetivo de “impulsar, junto a otras ins-
tituciones del Estado, la distribución
cada vez más equitativa del ingreso na-
cional, democratizar el capital y com-
batir la pobreza en Venezuela, gene-
rando el autoempleo y la autogestión
productiva, de manera que pueda au-
mentar el ingreso familiar tanto en el
área rural como en la urbana, dentro
del contexto de una economía popular
y solidaria”, según se explica en sus
propios folletos.

Funcionamiento del Banco
El funcionamiento del Banco es relati-
vamente sencillo: un grupo de “pro-
motoras”, repartidas por distintos pun-
tos del país, trata de generar una diná-
mica entre las mujeres para ayudarlas
a buscar un sustento para ellas y para
las familias. La idea es que un grupo
de mujeres elabore un proyecto de
producción en común, se organice en
cooperativa y pida un microcrédito pa-
ra desarrollarlo. Los créditos tienen
carácter personal, se otorgan a un in-
terés muy bajo y para proyectos co-
munes, y las beneficiarias tienen que
devolver el importe en un plazo corto
de tiempo (un año y medio).
Así, el Banco ofrece a las muje-
res dos tipos de servicios: por una
parte, están los microcréditos (servi-
cios financieros) sin necesidad de
avales ni garantías y, por otro, la asis-
tencia técnica (servicios no financie-
ros) para acompañarlas en todo el
proceso, desde la formulación de
proyectos productivos viables y la
etapa de producción hasta la organi-
zación y los métodos de administra-
ción y de comercialización.
Pero no se trata sólo de apoyo fi-
nanciero, sino que detrás de los crédi-
tos las promotoras del Banco y su pre-
sidenta Nora Castañeda, buscan con-
seguir otros objetivos igualmente im-
portantes. Se trata de otorgar empo-
deramiento a las mujeres, de ayudar-
las a ser protagonistas de su propia
trayectoria laboral, de darles forma-
ción y capacitación, de brindarles
apoyo y seguridad. De la misma for-
ma, se trata de luchar por la igualdad
de derechos y por una equidad de gé-
nero, haciendo posible que ellas con-
sigan autoorganizarse y disponer de
sus propios recursos. La idea también
es fomentar la formación y participa-
ción de las mujeres en todo el proce-
so socio-político que se está dando en
Venezuela, bajo el mandato del presi-
dente Chávez.
Es importante señalar, igualmen-
te, que el hecho de no dar créditos in-
dividuales forma parte de una estrate-
gia más ideológica que financiera. Su
finalidad es que las mujeres se agru-
“
Los microcréditos se conceden
“
de forma colectiva para que las mujeres
se agrupen, pongan en común
sus dificultades y salgan del aislamiento
pen, una aspecto importante que faci-
lita mucho más el contacto, la puesta
en común de las dificultades y añade
un “plus” a los objetivos meramente
productivos, de tal forma que sea po-
sible romper el aislamiento de las mu-
jeres. Seguramente sería bastante más
fácil limitarse a dar créditos indivi-
duales, pero el objetivo va más allá, y
quien dirige el Banco de la Mujer es-
tá totalmente convencida que la pro-
ducción colectiva no sólo es más ren-
table, sino que es un tipo alternativo
de producción social.
Mucho más que un crédito
Durante las visitas a distintos lugares
de Venezuela, pudimos asistir a la en-
trega de un crédito en un Banco de la
ciudad de Mérida. Lo primero que lla-
ma la atención es la alegría plasmada
en la cara de 20 mujeres que, por pri-
mera vez en su vida, entraban en un
banco, abrían una cuenta corriente y
recibían un dinero que iba a su nom-
bre. Era mucho más que una opera-
ción financiera y era mucho más, tam-
bién, que un simple préstamo. Se tra-
taba de la primera piedra para cons-
truir un camino de esperanza y de dig-
nidad para todas ellas. Asistimos a un
curso de capacitación en el que las
mujeres aprendían todo aquello que
no pudieron estudiar en su día: escri-
bir un poco más correctamente, hacer
cuentas, rellenar un formulario, etc.
Asimismo, tuvimos la oportunidad de
visitar algunas de las cooperativas que
ya llevan algún tiempo funcionando y
que, aunque no se podían calificar de
negocios “esplendorosos”, sí eran la
única salvación a la miseria.
También estuvimos con un grupo
de mujeres indígenas que habían
montado una cooperativa de tejidos,
en la que además de producir y ven-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 13
Bolivarismo
der los productos, se dedicaban a re-
cuperar sus artesanías. En otra coope-
rativa habían rehabilitado una vieja
mansión y la habían transformado en
un hotel de turismo rural, en el que,
aparte de trabajar las mujeres que ha-
bían accedido a los microcréditos, es-
taban contratadas cinco o seis perso-
nas más del pueblo. A la vez, se esta-
ba promocionando otra cooperativa
con otro grupo de mujeres para pro-
ducir miel, vino y mermeladas que
después se vendían en el hotel rural.
Y como estos ejemplos se pueden
mencionar muchos más, unos más
exitosos que otros, pero todos en fun-
cionamiento.
En definitiva, si bien no se puede
decir que a partir de la creación del
Banco de la Mujer todas las mujeres
pobres de Venezuela hayan salido de
la miseria, sí se puede asegurar que es
una buena iniciativa, que ayuda a re-
solver problemas concretos que pade-
cen algunas de ellas con muy pocos
recursos y que además facilita un tra-
bajo de formación y su participación
social, lo que tiene repercusiones de
gran importancia en sus vidas.
En estos momentos en los que la
legitimidad de Hugo Chávez vuelve a
estar cuestionada y que todas las re-
formas de la revolución bolivariana
están, nuevamente, asediadas, es muy
importante resaltar y difundir una de
las muchas medidas que este gobier-
no está llevando a cabo en su empeño
por cambiar la sociedad venezolana y
tratar a redistribuir las enormes rique-
zas del país. Como tienen escrito en
su Constitución, que es una de las más
progresistas del mundo: “El Estado
debe garantizar un desarrollo humano
integral y sostenible sobre principios
de corresponsabilidad Estado-socie-
dad, solidaridad, disciplina laboral,
equidad de géneros, justicia social y
compromiso”. El Banco de la Mujer
es uno de las muchos proyectos para
conseguirlo.❑
*Rosa Cañadell es psicóloga, antropóloga,
profesora y miembro del Comité de apoyo
al MST de Barcelona.
Bolivarismo
Venezuela
En defensa de La Bolivariana
Yldefonso Finol Ocando*

“Los problemas constitucionales no son, primariamente, problemas de derecho, sino de poder; la

verdadera Constitución de un país sólo reside en los factores reales y decisivos de poder que en
ese país rigen; y las Constituciones escritas no tienen valor ni son duraderas más que cuando dan
expresión fiel a los factores de poder imperantes en la realidad social...”
Ferdinand Lassalle

dena internacional, pero los

venezolanos ya no fuimos más
El 15 de diciembre se los mismos de antes.
cumplirán cinco años de la
aprobación popular de la Hacia un verdadero
Constitución de la República cambio
Bolivariana de Venezuela. Pérez y la cúpula militar que lo
Durante cinco meses el país respaldó siguieron gobernando,
tuvo la oportunidad de o desgobernando, pero un po-
expresarse y ser escuchado, der potencial se acumulaba: la
y cinco son los pilares que voz del pueblo que se hace opi-
constituyen la base del país nión y pide un cambio. La cla-
fundado por La Bolivariana: se política tradicional hizo pro-
democracia participativa, mesas y actos de contrición, y
Estado federal decenas de leyes, por décadas
descentralizado, ética de lo engavetadas, fueron aprobadas
público, economía por el Congreso en un santia-
productiva diversificada y mén. Se firmaron pactos por la
justicia social. Los tiempos reforma del Estado. Por prime-
tormentosos que hemos ra vez, se eligió a través del su-
vivido no son sino la fragio a los gobernadores de los
consecuencia lógica de la

instauración de un nuevo
régimen, donde el pueblo
juega un papel protagónico.
Patricia Rivas
“
Estados y se crearon instancias
judiciales especiales para los
casos de corrupción. Los parti-
La Bolivariana otorga rango constitucional
dos maquillaron sus viejas es-
a los derechos humanos en toda su“
extensión. En el Preámbulo se pronuncia
tructuras, pero la gente quería
un cambio de verdad.

por su garantía universal e indivisible El 4 de febrero de 1992, el

E
l 27 de febrero de
1989, Venezuela estaba
hundida en la crisis de Los venezolanos presentaron 13.000 propuestas a la Asamblea Constituyente.
la deuda externa, el déficit cró-
nico y la recesión. El paquete de me-
didas anunciadas por Pérez, el enton-
ces presidente, que implicaba el alza
de todos los servicios básicos, com-
bustibles y alimentos, provocó una
sorprendente e inesperada respuesta
popular. El Gobierno, acorralado por
la acción espontánea de la gente, sa-
có al Ejército de los cuarteles y la re-
presión se apoderó del país. Grupos
de derechos humanos estiman que
murieron más de 3.000 personas.
Nunca se determinaron las responsa-
bilidades de la masacre, ni hubo con-
pueblo uniformado habló. Una
importante avanzada del Ejér-
cito se pronunció contra la si-
tuación política reinante y aun-
que no triunfaron militarmente, la co-
secha estaba por venir. Así nació el
Chávez que conocemos, tras asumir
públicamente su responsabilidad al
frente del golpe y sentenciar, con in-
tuitiva premonición, que no se habían
“logrado los objetivos... ¡por ahora!”.

14 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


La crisis política estaba en su pun-
to más álgido. Había que buscar una
salida “pacífica, democrática y cons-
titucional” y fue cuando se comenzó a
hablar de la convocatoria a una Asam-
blea Nacional Constituyente. Había
que diseñar y echar a andar otro mo-
delo de país.
En 1958, el pueblo venezolano so-
ñó con la democracia y la ganó en la
calle. Fue “El Espíritu del 23 de Ene-
ro”, rápidamente secuestrado por el sis-
tema al concretarse el “Pacto de Punto
Fijo”, alianza de los grupos económi-
cos y los partidos Acción Democrática
y el COPEI que dejaban al margen a la
izquierda y al pueblo, verdaderos artí-
fices de la victoria sobre la tiranía. Ese
espíritu resucitó en diciembre de 1998
con el triunfo de Chávez. La nueva si-
tuación política hizo posible la necesa-
ria convocatoria para transformar el
Estado excluyente que representaba el
“Pacto de Punto Fijo”.
La Bolivariana
El 25 de abril de 1999 los venezolanos
aprobaron en referéndum la convoca-
toria a Constituyente por abrumadora
mayoría: un 72 por ciento a favor. Y lo
fue más aún al elegir por nombre y
apellido a los constituyentes en los co-
micios celebrados en julio de ese año:
de 131, sólo seis correspondieron a la
oposición.
Si la Constitución del “Pacto de
Punto Fijo” sólo otorgaba al pueblo el
derecho político del voto (Art. 110),
que a su vez era obligatorio, la Cons-
titución de la República Bolivariana
de Venezuela transforma el voto en
uno más de los derechos de participa-
ción popular y limpia la mancha auto-
ritaria de la obligatoriedad (Art. 63).
El concepto de democracia participa-
tiva cruza transversalmente todo el
texto, desde el Preámbulo hasta las
Disposiciones Transitorias y Finales,
y da prioridad a la participación direc-
ta por encima de la delegación (Art.
62). Vale citar el Art. 70 para ilustrar
ese amplio margen de participación:
“Son medios de participación y prota-
gonismo del pueblo en ejercicio de su
soberanía, en lo político: la elección
de cargos públicos, el referendo, la
consulta popular, la revocatoria del
mandato, las iniciativas legislativa,
constitucional y constituyente, el ca-
bildo abierto y la asamblea de ciuda-
danos y ciudadanas cuyas decisiones
serán de carácter vinculante, entre
otros; y en lo social y económico: las
instancias de atención ciudadana, la
autogestión, la cogestión, las coopera-
tivas en todas sus formas incluyendo
las de carácter financiero, las cajas de
ahorro, la empresa comunitaria y de-
más formas asociativas guiadas por los
valores de la mutua cooperación y la
solidaridad”1.
Se trata de una amplia gama de
oportunidades que constituyen una
conquista de los venezolanos que se
movilizaron en el proceso constitu-
yente y que, desde los movimientos
sociales, formularon aproximadamen-
te 13.000 propuestas a la Asamblea.
La más llamativa, sin duda, la del ca-
rácter revocatorio de los cargos de
elección popular, que constituye la
pieza que completa el carácter verda-
deramente democrático del voto:
quien elige también puede destituir
(Art. 72).
La Constitución del 61 ni siquiera
mencionaba los derechos humanos. La
Bolivariana les otorga rango constitu-
cional en toda su extensión y ya en el
mismo Preámbulo se pronuncia por su
garantía universal e indivisible. El Art.
19 consagra en estricto orden impera-
tivo que “el Estado garantizará a toda
persona, conforme al principio de pro-
gresividad y sin discriminación algu-
na, el goce y ejercicio irrenunciable,
indivisible e interdependiente de los
derechos humanos”2.
Un hecho insólito en la Constitu-
ción del 61, pero que se explica por el
soterrado contenido racista del antiguo
régimen, era la falta de reconocimien-
to de la existencia misma de los pue-
blos indígenas. En un párrafo del Art.
77, referido a la población campesina,
1 Constitución de la República Bolivariana de Vene-
zuela de 1999, Gaceta Oficial Extraordinaria No.
5.453, Caracas, viernes 24 de marzo del 2000.
2 Ibid., 7.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 15
Bolivarismo
se menciona de soslayo a las “comu-
nidades de indígenas y su incorpora-
ción progresiva a la vida de la Na-
ción”3. La Bolivariana vino a hacer
justicia con un asunto que llevaba 500
años de espera y que constituye el de-
bate más antiguo del continente ame-
ricano. También establece la igualdad
de género y los derechos ambientales
ocupan un lugar histórico por primera
vez en una Constitución. En el Capí-
tulo IX queda recogido el legado fun-
dado por las naciones indígenas ame-
ricanas, una sencilla pero impecable
ética ambiental.
El sistema socioeconómico de la
Nación queda definido como un espa-
cio más para la libertad de creación y
la búsqueda de la diversificación y el
desarrollo sostenible, resguardando los
principios de justicia social, solidari-
dad y soberanía. La Constitución re-
serva, por su carácter estratégico, la to-
talidad de las acciones en la empresa
petrolera PDVSA, lo que no ha gusta-
do a los apologistas del neoliberalis-
mo. Ello explica la rabia con que han
actuado en los sucesivos conflictos
made in USA y su intento de desesta-
bilizar el orden constitucional.
Por último, debo reivindicar la de-
nominación de República Bolivariana
en los mismos términos que empleé en
el seno de la Asamblea Nacional
Constituyente: “En el mundo después
de El Salvador, Jesús de Nazareth, el
título más honroso que se la ha dado a
un hombre es El Libertador y fue a Si-
món Bolívar, nuestro padre, y nosotros
todavía dudamos en colocarle su ape-
llido a nuestro nombre. Me parece un
absurdo, me parece una resistencia
mental al cambio y creo que nosotros
tenemos la oportunidad histórica de
honrar a quien ha sido mancillado y
burlado por esas repúblicas que hoy
queremos enterrar para siempre...”❑
*Yldefonso Finol Ocando
es economista, fue diputado de la
Asamblea Legislativa del Zulia (1994-1999)
y miembro de la Asamblea Nacional
Constituyente de Venezuela de 1999.
3 Constitución de Venezuela de 1961, Gaceta
Oficial No. 3.357. Extraordinario del 2 de marzo
de 1984.
Bolivarismo
Venezuela
Gladys María Gutiérrez, embajadora de Venezuela en España

“Con Chávez, los

excluidos sienten
que forman parte
de la sociedad
y que se les toma
en cuenta”
Luis Nieto Pereira
y Pascual Serrano*

Desde hace algo más de año y medio, Gladys

María Gutiérrez ocupa el cargo de embajadora
de Venezuela en España. Como máxima
representante diplomática de la República
Bolivariana, charlamos con ella sobre los
Dani Sánchez

cambios acontecidos en su país bajo el mandato

de Hugo Chávez y la situación que vive
actualmente.

A
unque Chávez ha contado con
el apoyo mayoritario de los
venezolanos con más de un 58
por ciento de los votos a favor en el re-
feréndum revocatorio del 15 de agos-
to, parece claro que la sociedad vene-
zolana está muy polarizada y vive un
enfrentamiento enconado.
-Cuando Hugo Chávez ganó las elec-
ciones en el año 98, hubo un número de
votantes que no le apoyaron. La dife-
rencia entre éstos y los que sí lo hicieron
fue de 1.000.000 de personas. Se cam-
bió la Ley de Participación Política con
el fin de que los candidatos de diferen-
tes partidos se agruparan en torno a un
único candidato; esta ley se modificó ese
mismo año y se dividieron las eleccio-
nes en regionales y nacionales, todo con
el objetivo de que Chávez no ganara. Es-
tá muy claro que hay una proporción im-
portante de opositores que siempre han
estado ahí. A ello hay que sumar el des-
gaste natural que sufre todo gobierno y
una parte de la población que creyó en
el cambio, pero pensó que se iba a pro-
ducir más rápido. Respetamos a todos
ellos y a la oposición democrática y sus
motivaciones.
Por otra parte, el referéndum revo-
catorio se estableció en la Constitución
aprobada en 1999 e impulsada por el
propio presidente Chávez. Se trata de un
instrumento con el que cuenta la socie-
dad venezolana para que un gobernan-
te, sea cual sea su cargo, lo abandone si
el pueblo está en desacuerdo con su po-
lítica. La idea es que se dé una verdade-
ra democracia participativa. En Vene-
zuela existe una oposición que durante
40 años se ha mantenido en el poder ba-
jo un sistema bipartidista y que no está
acostumbrada, tras muchas violaciones
del Estado de derecho, a responder de
sus actuaciones en la vida pública ni a
una nueva cultura política de responsa-
bilidad. El referéndum revocatorio es un
derecho que marca la Constitución y la
oposición ha tenido la oportunidad de
ejercerlo.
-Hablemos de los medios de comuni-
cación. Algunos, junto a la oposición,
acusan a Chávez de ser un dictador y

16 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


crispar la vida pública del país, mien-
tras que desde sectores bolivarianos
se habla de una tolerancia excesiva
con ellos. En España, muchos medios
alabaron el golpe de Estado de 2002.
-Es falso que Hugo Chávez sea un dic-
tador. Ha demostrado durante su go-
bierno un total respeto a las libertades.
En cuanto a su estilo, todos somos cons-
cientes de que se han cometido algunos
agravios y procuraremos mejorar en
ciertos puntos.
Por otro lado y respecto a esa “exce-
siva tolerancia” con los medios oposito-
res, el Gobierno respeta la libertad de
expresión y no le corresponde a él tomar
medidas que son competencia del poder
judicial independiente. Aunque el Go-
bierno no ha estado de acuerdo con al-
gunas de esas medidas y decisiones, las
ha acatado.
Finalmente, somos conscientes de
que lo que se sabe de Venezuela en el ex-
terior tiene que ver directamente con los
medios de comunicación opositores al
presidente y que los medios extranjeros
reflejan lo que creen como cierto. Hace-
mos esfuerzos porque se sepa lo que ocu-
rre realmente en el país y hemos obser-
vado que se ha equilibrado un poco la in-
formación y se conoce mejor la situación
de Venezuela. El día que se produjo el
golpe de Estado, muchos medios vene-
zolanos programaban dibujos animados,
con lo que parte de la población no sabía
lo que estaba sucediendo. En este caso,
los medios exteriores fueron determi-
nantes para dar a conocer el golpe.
-¿Cuál considera que ha sido el prin-
cipal logro del gobierno de Chávez y
qué situación económica vive Vene-
zuela actualmente?
-El logro más importante es que ha ele-
vado la autoestima de un alto porcenta-
je de la población que ha estado exclui-
da y sometida a situaciones muy duras,
que ha carecido de las condiciones mí-
nimas de subsistencia. Ahora forma par-
te de la sociedad y se la toma en cuenta.
En el terreno económico, tras los tres
primeros años de gobierno todos los in-
dicadores económicos mejoraron. Se lo-
gró que el PIB, que estaba en el -7, cre-
ciera al 3 por ciento, disminuyó la infla-
“
Chávez muestra sin complejos
“
su amistad con Castro, reiterando
que el proceso político de Venezuela
no es igual al cubano
ción y la tasa de desempleo, y aumentó
el aparato productivo. En abril de 2002,
se produjo el golpe de Estado y en di-
ciembre de ese año, el paro petrolero, en
realidad un lock out (paro patronal). Co-
mo no se quiso que las consecuencias
negativas de estos hechos se proyecta-
sen sobre los trabajadores, los indicado-
res económicos se vieron gravemente
afectados. De todas formas, a los tres
meses, cuando terminó el paro, comen-
zó una recuperación de la industria pe-
trolera. Además, en estas fechas hubo
una fuga de capitales masiva que obligó
al Gobierno a tomar medidas no muy
bien recibidas, como el control de cam-
bios, pero que permitieron a Venezuela
contar con las reservas más altas de La-
tinoamérica, cifradas en 25.000 millo-
nes de dólares. Aparte, y según las cifras
que ofrecen las propias empresas inter-
nacionales, ha disminuido el riesgo pa-
ra las inversiones y han aumentado las
que llegan del extranjero.
En materia internacional y respecto
a la OPEP, como país productor no nos
interesa que se den picos en los precios
del petróleo que afecten tanto a produc-
tores como a consumidores y hemos lo-
grado establecer unas bandas que den es-
tabilidad al mercado. Y frente al ALCA,
hemos presentado una propuesta dife-
rente, el ALBA, con el fin de dar priori-
dad a superar la pobreza y la exclusión
sin renunciar a la liberalización del mer-
cado y de las inversiones.
Nos encontramos en una etapa de
reactivación de la economía después de
logros políticos que, apoyados en la
nueva Constitución, han permitido el
desarrollo de leyes como la de Pesca, la
de Tierras y la de Hidrocarburos.
-La desestabilización de Venezuela
también tiene que ver con su política
exterior y está emparentada con los
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 17
Bolivarismo
procesos de paz en Colombia, la esta-
bilización de la OPEP que va en con-
tra de los intereses de EE.UU. y el
acercamiento de las relaciones con
Cuba.
-El presidente de Colombia, Álvaro Uri-
be, ha visitado Venezuela y mantiene
buena relación con Chávez. Se están ha-
ciendo esfuerzos conjuntos para superar
problemas que históricamente hemos
padecido. Es cierto que hubo preocupa-
ción respecto a los paramilitares porque
Venezuela sólo había sufrido pequeñas
incursiones de los mismos en la zona
fronteriza con Colombia y en un mo-
mento determinado consiguieron llegar
muy cerca de Caracas y estuvieron en la
hacienda de un destacado miembro de
la Coordinadora Democrática de la opo-
sición. Sin embargo, una vez se descu-
brió todo, las autoridades colombianas
criticaron el hecho y ofrecieron a Vene-
zuela cualquier información que le fue-
ra útil y toda su colaboración para in-
vestigar el tema. De hecho, se está tra-
bajando conjuntamente para determinar
el origen de esta incursión.
Con respecto a Estados Unidos, hay
individualidades que desde su Adminis-
tración intentan enturbiar la relación entre
los dos países, pero Venezuela es él más
seguro exportador de petróleo a EE.UU.
El único momento en que no se envió pe-
tróleo fue durante el paro patronal.
Cuba pasó a formar parte del Pacto
de San José, por el que se le suministra
petróleo en condiciones económicas de
pago más flexibles a cambio del envío
de un grupo de médicos que han lleva-
do la atención sanitaria gratuita a gente
que no la había tenido nunca y que aho-
ra actúan como médicos de cabecera.
Creo que la crítica que se hace en este
sentido se debe a que Venezuela intenta
mantener una política exterior soberana
y autónoma. Cuba ha sido tradicional-
mente muy amiga del pueblo venezola-
no y ahora Chávez muestra sin comple-
jos su amistad con el presidente Castro,
respetando su ideología pero reiterando
que el proceso de Venezuela no es un
proceso igual al cubano.❑
*Luis Nieto Pereira es coordinador de la revista
Pueblos y Pascual Serrano, periodista.
Bolivarismo
Venezuela
Disparen mentiras contra Venezuela
Pascual Serrano*

La actitud de los grandes medios de comunicación, tanto del país como del exterior, respecto a Venezuela y al
gobierno de Hugo Chávez supone un fenómeno sin precedentes de manipulación de la realidad. Los medios
venezolanos alcanzaron el paroxismo en el golpe de Estado del 11 de abril de 2002, cuando formaron parte
activa del intento por asaltar y desmantelar las instituciones democráticas del país. A pesar de aquel fracaso, no
cejan en su objetivo para el que cuentan con el apoyo de medios internacionales y españoles.

U
no de los ejes del discurso de
los medios venezolanos es la

“
denuncia del acoso que sufren
por parte del gobierno de Hugo Chá-
vez. Un gobierno que no ha clausura- La CNN ha difundido como colas para
do ninguno de ellos ni mantiene en pri-
sión a un solo periodista. A pesar de es-
to, en octubre del 2003 se publicaba en
España que el gobierno venezolano ha-
“
firmar contra Chávez las de gente
de los barrios populares recibiendo
suministro de alimentos
Paula Cabildo sobre ilustración de El Jueves

bía cerrado el canal de televisión opo-

sitor Globovisión. Lo que sucedió en
realidad es que la cadena no usaba la
frecuencia de transmisión que le co-
rrespondía y no tenía los permisos
oportunos, se le abrió un procedimien-
to administrativo y, por supuesto, no se
le impidió emitir.
En cuanto a los medios internacio-
nales, el 6 de marzo pasado el portal
MSN de Microsoft se hacía eco de una
noticia de la agencia Reuters en la que
se incluía una foto. La noticia se titu-
laba: “Oposición venezolana marcha
para mantener viva demanda referen-
do”, dando a entender las movilizacio-
nes de la oposición para pedir un refe-
réndum revocatorio contra Chávez. En
el texto se afirma: “Varios centenares
de miles de opositores al presidente de
Venezuela, Hugo Chávez, marcharon
el sábado en Caracas para exigir que se
realice un referendo contra el jefe de
Estado. Los manifestantes empuñaban
banderas y cantaban consignas contra
el ‘gobierno revolucionario de izquier-
da’ de Chávez”. Detallan las consignas
de la marcha y recogen declaraciones
de los opositores. La noticia se ilustra
con una fotografía de una manifesta- fía con el titular “La oposición vene-
ción. Si uno la observa con atención zolana firma contra Chávez”. El texto
descubre que se trata de una manifes- afirma que “opositores al presidente de
tación a favor de Chávez, lo contrario Venezuela, Hugo Chávez esperan en lí-
de lo que anuncia el titular1. nea en Caracas para firmar una peti-
ción pidiendo la realización de un re-
¿Recogiendo firmas feréndum sobre el mandato del man-
o distribuyendo pollos? datario (1-12-2003)”. En la fotografía,
Anteriormente, el 2 de diciembre del de la agencia AP, se aprecia a dos mi-
2002, la CNN publicaba una fotogra- litares, tras los cuales se alinean algu-
nas decenas de personas.
1 Sarmiento,Tomás: “Oposición venezolana mar-
Días después, el portal alternativo
cha para mantener viva demanda referendo”, venezolano Aporrea publica la foto de
http://latam.msn.com/noticias/articulo/de- AP en la que se puede comprobar que
f a u l t . a s p ? i d = 2 0 0 4 - 0 3 -
06T184840Z_01_N06493463_RTRIDST_0_P
la función de los dos militares es dis-
ORTADA-VENEZUELA-SOL tribuir unos pollos en un mercado pú-

18 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


blico creado por el Gobierno en los ba-
rrios pobres. La CNN ha difundido co-
mo colas para firmar contra Chávez las
de gente de los barrios populares que
reciben suministro de los militares pro-
cedentes directamente de los produc-
tores. Para poder hacer viable la men-
tira, se debió de cortar la parte de la fo-
to donde aparecían los pollos que esta-
ban distribuyendo2.
Respecto a los medios españoles,
el clímax de la manipulación mediáti-
ca llegó el 11, el 12 y el 13 de abril del
año 2002, durante el golpe de Estado.
El día 13 de abril, tras hacerse con el
poder los golpistas, aparecen panegíri-
cos del presidente golpista Pedro Car-
mona: “Nacido para el diálogo” (El
Mundo), “Un hombre tranquilo” (El
País). Mientras, para el presidente
constitucional votado por los venezo-
lanos se reservan en los editoriales ca-
lificativos de “caudillo” (editorial de
El País) o “estrafalario” (editorial de
El Mundo)3.
Premio a la manipulación
Uno de los elementos informativos
más destacados de aquella jornada fue-
ron las imágenes de unos chavistas dis-
parando desde Puente Llaguno, en la
capital venezolana, el 11 de abril del
2002. Con ellas se elaboró el docu-
mental de diez minutos titulado “La
masacre del centro de Caracas”. Por
ese reportaje ese mismo año se le con-
cedió el premio Rey de España de Pe-
riodismo, dotado con seis mil euros, al
periodista del canal Venevisión Luis
Alfonso Fernández. El audio del locu-
tor recoge expresiones como “obsér-
vese a los pistoleros, a los asesinos, có-
mo descargan la pistola y la vuelven a
cargar sobre la marcha indefensa”. Las
cinco personas que protagonizan esos
disparos fueron encarceladas, enjui-
ciadas y absueltas. El juicio demostró
2 www.aporrea.org/imprimir_noticia.php?do-
cid=12149
3 Serrano, Pascual: “El día en que la UE y sus
medios de comunicación fueron golpistas”. Ca-
pítulo del libro Periodismo y Crimen, editorial Hi-
ru.
que no se les acusaba de ninguna
muerte ni de ningún herido; los deno-
minados “asesinos” en el documental
ni siquiera fueron presuntos porque
ninguna de esas balas hirió a nadie. Las
imágenes nunca se emitieron en direc-
to, fueron recogidas y llevadas al canal
de televisión por un cámara del equipo
de Venevisión, no por el periodista pre-
miado. Éste tampoco participó en la
edición y producción del vídeo, que ni
siquiera supervisó. El audio del docu-
mental, que simula la emoción del di-
recto, fue añadido en el estudio por un
locutor que nunca estuvo allí, el cuál
leyó un texto preparado por sus supe-
riores, ninguno testigo de los hechos.
También se ha demostrado que los
acusados actuaron “movidos por la de-
fensa de su persona, procedieron a es-
grimir sus armas de fuego a los fines
de repeler una agresión que ilegítima-
mente estaban recibiendo por parte de
algunos funcionarios de la policía me-
tropolitana”, la policía municipal man-
dada por el alcalde opositor Alfredo
Peña. La sentencia también establece
que la marcha de la oposición, sobre la
que, según la voz del documental pre-
miado, disparaban los acusados “no
llegó a las inmediaciones del Puente
Llaguno”. El propio periodista pre-
miado lo reconoció en el juicio: “Yo no
vi a quien le estaban disparando”4. De
nada sirvió la sentencia. Poco después,
la BBC afirmaba: “Hace nueve meses
una corte de apelaciones liberó a cua-
tro pistoleros simpatizantes del Go-
bierno que fueron grabados por cáma-
ras de televisión disparando a la mani-
festación antichavista”5.
Medios españoles:
más de lo mismo
Nuestra televisión tampoco se queda
atrás. El domingo 8 de junio se emite
por TVE2 el documental “Venezuela,
4 Serrano, Pascual: “La mentira premiada”.
www.pascualserrano.net, 10-12-03
5 Aporrea / Venpres / Sutraparlatino: “BBC se une
a la manipulación mediática internacional sobre
Venezuela”,
www.rebelion.org/venezuela/031212bbc.htm
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 19
Bolivarismo
por ahora”, de la serie En Portada, di-
rigido por Daniel Peral. El reportaje
se explaya en imágenes de Chávez
con Gadafi, abrazando a Fidel Castro
o paseando por Bagdad con Sadam
Hussein. Posteriormente, el periodis-
ta afirma que Chávez “se encarama al
poder por medio de unas elecciones”.
Especial modo de interpretar la ma-
yoría absoluta de un presidente que se
ha sometido a varias elecciones y to-
das las ha ganado6.
El 2004 tampoco sirvió para que
la calidad informativa sobre Vene-
zuela mejorara. El País Semanal del
18 de enero publica un reportaje de
Juan Jesús Aznárez bajo el cacofóni-
co título “Las caras de Caracas”. En
él, el periodista de El País compara a
Hugo Chávez con Idi Amin y con
Mussolini. Se recogen los calificati-
vos despectivos de “zambo” (mezcla
de indio y negro) para Chávez o de
“lumpen” para sus partidarios. Se afir-
ma sin rubor que ante la radicaliza-
ción de la sociedad “no sorprenden las
invocaciones al magnicidio”. Y se ca-
lifica a los partidarios del presidente
de “infelizaje oficialista” o “el barati-
llo y el hampa”7.
Estos ejemplos dan idea de hasta
dónde pueden llegar los medios de co-
municación al servicio de poderosos
gobiernos y empresas multinaciona-
les. Venezuela es sólo una muestra.
Sucede en mayor o menor grado con
otros presidentes, Aristide, Noriega,
Milosevic, Sadam Hussein o Fidel
Castro. No todos son iguales, lo que
sí lo es, es el diseño de campañas in-
ternacionales destinadas a preparar el
terreno que justifique una interven-
ción militar o un golpe de Estado.❑
*Pascual Serrano es periodista.
6 Doctor Antonio: “Manipulación en TVE sobre
Venezuela”, www.rebelion.org/venezue-
la/030610adoctor.htm
7 Fierro,José Daniel: “El País continúa acosando
al gobierno de Hugo Chávez”,
www.rebelion.org/medios/040121jdf.htm
Bolivarismo
Un pueblo crecido gracias a las Misiones
H
ipólita, a sus
sesenta años
y viuda desde
hace diez, nunca pudo
ayudar a ninguno de
sus 10 hijos en los de-
beres escolares y ja-
más pensó que llega-
ría a escribir su nom-
Patricia Rivas
bre. Hoy día, después
de su participación en
el plan de alfabetiza-
ción de la Misión Ro-
binson I, ya no tiene
que poner la huella digital cuando va a co-
brar la pensión al banco; en su lugar, es-
tampa su firma con su recién estrenada
caligrafía. Cuando sale a la calle, sabe
cuál es la farmacia o la buseta que debe
coger para trasladarse, no sólo por sus ca-
racterísticas físicas, sino porque ahora
puede leer los carteles.
Humberto de 73 años, uno de sus
compañeros y antiguo albañil relata co-
mo no saber leer le costó muchos viajes
en dirección contraria en el metro. Cuen-
ta con buen humor que dentro de él “co-
mo uno no puede ver por dónde va y no
puede saber si va bien, tenía que estar
preguntando todo el tiempo si había lle-
gado a donde iba. Pero ahora como pue-
do leer los nombres de las estaciones y
la dirección que debo tomar, no tengo
problemas. Le pedí a la facilitadora que
me enseñará los nombres de las estacio-
nes y tomó el metro sin miedo; llego
más rápido y sin calor”.
La misión Barrio Adentro atiende a
miles de venezolanos y venezolanas dia-
riamente. Juana Hidalgo, de 45 años, sa-
be bien lo que significa poder tener un
módulo de Barrio Adentro en su comu-
nidad. Hace cinco años perdió a uno de
sus hijos por no contar con asistencia mé-
dica inmediata. Le suministró al peque-
20 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Venezuela
Ginette González Latorraca*
Comité de Salud Barrio Adentro.
ño aspirina sin saber que era mortal ante
un caso de dengue hemorrágico. Mujer
humilde y cabeza de familia, Juana es una
de las más entusiastas promotoras de la
Misión Barrio Adentro en su comunidad
y pertenece, junto a otros cuatro vecinos
y vecinas, a la Comisión de Salud de su
sector. Antes de construir la instalación
con la que cuentan, el consultorio estuvo
ubicado en su casa. Refiere que “tenía un
espacio al lado de la salita que ofrecí pa-
ra que se instalara el consultorio. Ahí pu-
simos una camilla, una silla de plástico y
una mesa de madera, y con eso comen-
zamos. Hoy en día, después de mucho
trabajo y obstáculos, ya tenemos un mó-
dulo bien hecho y equipado”
Lisbeth, de 33 años, quien colabora
como auxiliar en el consultorio de su ba-
rrio, cuenta que una vez cargó a su madre
de 61 años y recorrió 14 kilómetros has-
ta el hospital más cercano. “Tuvimos que
pasar hasta una cañada con mamá pren-
dida en fiebre. Cuando por fin llegamos,
tuvimos que comprar todo, porque no ha-
bía recursos ni medicinas en el hospital.
Ahora en cambio contamos con dos mé-
dicos las 24 horas del día y si tenemos una
emergencia, los mandamos a buscar y
vienen a casa. En el consultorio tenemos
por lo menos lo básico”.
Rafael, uno de
los cientos de médi-
cos cubanos que par-
ticipan en la Misión
y que convive como
un vecino más de las
comunidades, re-
cuerda que cuando
llegó hace un poco
más de un año “la
cola de pacientes pa-
recía interminable,
pero poco a poco se
ha ido controlando la
situación. Ancianos
y niños son la mayoría de los pacientes.
Los principales problemas son la pre-
sencia de microvertederos, residuales só-
lidos y aguas albañales, malas condicio-
nes de higiene, desnutrición, embarazos
adolescentes, drogadicción, promiscui-
dad, alcoholismo y violencia, en general,
situaciones relacionadas con la pobreza
y la marginalidad. Nuestra actividad co-
mo médicos es integral, así que también
damos charlas preventivas para promo-
ver cambios en el estilo de vida y mejo-
rar las condiciones higiénico ambienta-
les. La verdad es que en pocos meses de
trabajo hemos logrado bajar la morbili-
dad parasitaria, la mortalidad infantil y
algunas otras enfermedades”.
Millones de venezolanos y venezo-
lanas han internalizado lo que signifi-
can estas Misiones. Han asumido, tal
como el presidente Chávez ha explica-
do, que “una Misión es una orden que
no puede dejarse de cumplir, cueste lo
que cueste”, y que éstas forman parte de
la lucha por la vida y por la construcción
de una nueva sociedad que es el objeti-
vo de una revolución.❑
*Ginette González Latorraca es socióloga
venezolana y miembro de la Plataforma
Bolivariana de Madrid.
 Comunicación
Comunicación
La diferencia como experiencia ordinaria

Las fronteras imaginadas

Anna Fontelles*

Para aquellos que vivimos en un

medio urbano de gran envergadura
-integrantes de esa multitud
heterogénea y plural por esencia
que conforma la ciudad moderna-,
acostumbrados por el medio que
habitamos a desenvolver nuestras
actividades sociales en el
intercambio y contraste con las
más diversas individualidades,
ideologías y opciones de vida como
la más común de las experiencias,
la problematización del “fenómeno
inmigración” no puede dejar de
sumirnos en una perplejidad
-cuando menos- escéptica. La
diversidad de apariencias y otras
formalidades es parte de la
normalidad en que hemos sido
socializados y, por tanto, antídoto
frente a recelos fundados en la
diversidad.

M
ás allá del mero reconocimien-
to objetivo de la “diferencia”
como factor vertebrador de to-
Realidad Martín

da relación social, ésta debiera ser conce-

bida como premisa irrenunciable en la de-
fensa de un determinado posicionamien-
to de la sociedad civil frente a la propa-
ganda ideológica del poder. La cada vez
más insistente campaña en defensa de la
homogeneidad -disimulada bajo el con-
cepto de afirmación identitario-cultural-
como forma “natural” de convivencia so-
cial no sólo es absolutamente perversa, si-
no que oculta el anhelo de un modelo so-
cial unidireccional en el que la disidencia
propia del pensamiento divergente sea re-
legada como patología o criminalizada
por atentar contra una paz pública basa-
da en la aceptación e incuestionabilidad
“Uso inteligente del medio”. Fragmento de la instalación “El retorno de Ulises”.
de los preceptos hegemónicos. Una so-
ciedad homogénea es una sociedad dó-
cil, fácil de gobernar, desconflictivizada
en beneficio de los ostentadores del po-
der político-económico. En este contex-
to, la presencia del extranjero es sím-
bolo de heterogeneidad, y su peligrosi-
dad radica -más que en la disparidad
de sus expresiones culturales como en-
fatizan los discursos problematizado-
res- en la desintegración del mito ho-
mogeneizador que es propicio al man-
tenimiento del orden establecido. La
presencia de modelos alternativos de pen-
samiento, ideologías, estilos de vida, con-
cepciones de la familia, relaciones hu-
manas, etc., que siempre ha existido en el
interior de nuestra sociedad bajo la deno-
minación de “minorías” -pese a haber si-
do invisibilizadas históricamente en fa-

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 21

Comunicación
vor de una construcción identitaria unifi-
cadora- debe ser ahora enfrentada en for-
ma de grupos “extraños” que no sólo es-
capan al control ejercido a través de unos
mecanismos simbólico-discursivos que
no comparten, sino que ejemplifican la
posibilidad de disidir del modelo hege-
mónico; la abertura de grietas en un sis-
tema que, como todos, demanda de una
adhesión mayoritaria inquebrantable pa-
ra su perpetuación.
Desde esta perspectiva, la supuesta
problemática planteada por la denomi-
nada “convivencia intercultural” no es,
para el vecino anónimo, mayor que la
derivada de toda convivencia, siempre
forzosa y circunstancial, con una comu-
nidad ordinaria de ciudadanos entre los
que generalmente la más fuerte vincula-
ción no proviene de la adhesión cons-
ciente a unos valores culturales deter-
minados, sino de algo tan aparentemen-
te prosaico como la necesidad de ges-
tionar un espacio vital compartido. La
vivencia de la ciudad -incluso para sus
nativos- no genera construcciones iden-
titarias emotivamente irrenunciables. La
relación entre conciudadanos no pasa
generalmente de los límites de la estric-
ta formalidad, buscándose más allá de la
pura territorialidad -en base a criterios
de afinidad antes que de vecindad- aque-
llas vinculaciones emotivas, ideológicas,
etc. necesarias para el desarrollo social
del individuo.
La incompatibilidad supuestamente
insalvable de determinados hábitos forá-
neos -esgrimido tantas veces como piedra
de toque en discursos problematizadores-
no es seguramente más determinante que
la existente entre grupos autóctonos ge-
neracional, ideológica o religiosamente
dispares. Debemos por tanto entender la
alteridad como parte integrante de nues-
tro modelo social, uno de cuyos logros
más destacables consiste en permitir la co-
existencia de pautas conductuales hetero-
géneas; la posibilidad de existir individual
o grupalmente dentro de unos márgenes
de relativa libertad, garantizando a su vez,
y en consecuencia, un también relativo or-
den y cohesión sociales.
En cualquier caso, no se trataría de
invisibilizar la existencia y aumento de
la conflictividad en las sociedades re-
22 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Comunicación
ceptoras, sino de poner el acento en aque-
llos factores que realmente son decisivos
y conscientemente evitados por el dis-
curso culpabilizador del inmigrante. Dis-
curso que desvía toda responsabilidad so-
cio-estructural para hacerla recaer en las
actitudes culturalmente diferenciales de
los individuos o comunidades. Uno de
los factores decisivos en la superlativa-
ción del conflicto y tan pocas veces teni-
do en cuenta pese a su obviedad es la pre-
cariedad material en que esta conviven-
cia se desarrolla: el hacinamiento en de-
terminados barrios e incluso viviendas,
la marginalización del entorno, las difi-
cultades que plantea la supervivencia en
situaciones económicas extremas... son
factores de irritabilidad decisivos en el
aumento de las tensiones y, evidente-
mente, frecuentes en sectores social-
mente estigmatizados donde inmigran-
tes -y autóctocnos- con escasos recursos
se concentran. Pero no supone ningún
descubrimiento a estas alturas recordar
que las zonas socioeconómicamente de-
primidas han sido siempre las de mayor
índice de conflictividad, independiente-
mente de la nacionalidad o procedencia
de sus habitantes. En consecuencia re-
sultaría infantil -cuando no directamen-
te cínico- atribuir la problemática loca-
lizada en determinados espacios urba-
nos a la diferenciación cultural a costa
de obviar el más fundamental e innega-
ble detonante de la segregación econó-
mica y legal.
Plantear, como algunos políticos “no
radicales” hacen abiertamente en nuestro
país, la peligrosidad que supone para la
cohesión social el afincamiento masivo
de extranjeros en el territorio es atentar
contra esos aspectos del modelo social a
los que más férreamente deberíamos asir-
nos; y no en defensa de unos valores abs-
“
Una sociedad
homogénea es una sociedad dócil, fácil
“
de gobernar, desconflictivizada en
beneficio de los ostentadores del poder
político-económico
tractos o altruistas que parecen en la ac-
tualidad tan recurrentes desde algunas
tendencias del progresismo bienpensan-
te como la tolerancia, los derechos hu-
manos o la solidaridad, sino en nombre
de nuestro propio y egoísta interés como
ciudadanos que no deseamos ver reduci-
do nuestro espacio de acción y elección,
de adscripción ideológica, religiosa, se-
xual, etc., en favor de un modelo social
conservador y uniformista que entiende
la cohesión como unidad y no como
unión entre distintos. Este tipo de discur-
sos atenta, más allá de la propia crimina-
lización de los inmigrantes que asumen
involuntariamente el papel de víctimas
colaterales, contra un estado social abier-
to, de naturaleza permisivo en la interre-
lación cotidiana, ordinaria, contra aque-
llos principios que sin necesidad de ser
estrictamente explicitados articulan dia-
riamente la interrelación -por lo general
espontáneamente pacífica- de los miem-
bros que lo conforman.
El uso “inteligente” del medio
La tan aludida problemática de convi-
vencia intercultural es, en el mayor de los
casos, inducida por discursos elaborados
al margen de la vivencia común, desde
espacios ajenos a ésta, donde la naturali-
dad y banalidad en que se desenvuelven
las relaciones humanas son la norma y no
la excepción.
El carácter de veracidad conferido a
los grandes medios de comunicación,
investidos simbólicamente como garan-
tes de los valores democráticos y la neu-
tralidad objetiva, los convierte en el ins-
trumento idóneo para la construcción,
desarrollo y difusión de un discurso he-
gemónico propicio a los intereses de los
grupos de poder que actúan a través de
ellos. Pero no debemos obviar que su
efectividad depende en gran medida de
la capacidad de pasar desapercibidos en
su función de creadores interesados de
opinión. Por ello, los mensajes deben ir
revestidos de objetividad y preferible-
mente avalados por técnicas formales y
pseudo-científicas que permitan al pú-
blico la ficción de neutralidad. A través
de la noticia periodística, la estadística,
la encuesta... se consigue reforzar el
efecto de veracidad de unos mensajes
 Comunicación
cuya neutralidad des, móviles, sen-
podría ser cuestio- timientos o ideas
nada en caso de son constante-
provenir de formas mente relegados a
abiertamente subje- un segundo térmi-
tivas como el edito- no, ocultos tras la
rial, el artículo de omnipresencia de
opinión o el debate. su nacionalidad,
Frente a la om- costumbres o dife-
nipotencia de tales rencias culturales.
estrategias, el mero De este modo
ejercicio de contras- se levanta una ba-
tar los tópicos que rrera intangible
en torno a la inmi- pero infranquea-
gración son genera- ble que los separa
Realidad Martín

dos diariamente por de “nosotros”,

titulares, pequeñas construida y ali-
noticias de sucesos mentada a base
y encuestas, con la de incomprensio-
“Situación 02”. Extraída del libro de autor “Situaciones”.
vivencia cotidiana y nes, desconoci-

personal que de ella
tenemos, nos permitiría hacernos una idea
de la gran abstracción en que se funda-
menta toda la negatividad del discurso
mediático.
En el discurso público predomi-
nante, los inmigrantes dejan de ser per-
sonas concretas, con las virtudes y de-
fectos de todo hijo de vecino, para con-
vertirse en entes amenazadores, ajenos,
extraños y topificados a los que más
vale no conocer, ya que, por otro lado,
conocemos a través de los tópicos y
prejuicios difundidos.
Precisamente en este proceso de
“deshumanización del inmigrante” el
lenguaje periodístico adquiere una sig-
nificación determinante. El constante
recurso a terminologías semántica-
mente inapropiadas y el cada vez más
abusivo uso de eufemismos parece di-
fícilmente achacable al descuido o fal-
ta de habilidad lingüística de los perio-
distas. Lo más pernicioso es que la re-
petición y naturalidad con que son di-
fundidos acaban por hacernos aceptar-
los e integrarlos al lenguaje cotidiano,
contribuyendo desde la práctica in-
consciente a la transmisión de las con-
notaciones negativas que conllevan.
Una de estas perversiones en las prác-
ticas lingüístico-periodísticas consiste
en el empleo de términos propios de la
denominación de objetos para referir-
se a personas inmigrantes o inmigra-
“
En este proceso de
“deshumanización del inmigrante”
el lenguaje periodístico adquiere una
significación determinante.
El constante recurso a terminologías
semánticamente inapropiadas parece “
difícilmente achacable al descuido de los
periodistas
das. A nadie parecen extrañar expre-
siones como “inmigrantes intercepta-
dos” o “derivados”, ni la costumbre ge-
neralizada de acompañar de la nacio-
nalidad la mención del delincuente
cuando éste es extranjero, debido a la
frecuencia con que aparecen en todo ti-
po de medios de comunicación. La na-
turalización de esta terminología obje-
tual parece responder más a una estra-
tegia de deshumanización simbólica
que al simple descuido profesional. De
un modo tan limpio y preciso, se niega
al inmigrante el trato en términos de
semejante, siendo reducido en nuestro
imaginario a mero accesorio de las pa-
teras, a delincuente, a incitador de con-
flictos... En cualquier caso, el inmi-
grante es siempre representado como
individuo cuya humanidad, necesida-
mientos, errores
y distorsiones intencionadas cuya
existencia depende más de la credi-
bilidad irreflexiva en los discursos
mediáticos que de una voluntad ex-
plícita y fundamentada.
¿Cómo creer que una perversión del
lenguaje y el discurso público de estas di-
mensiones pueda pasar desapercibida a
tantos especialistas de la comunicación
e incluso ser tan amplia y generosamen-
te acogida? ¿Nos encontramos entonces
frente a profesionales absolutamente in-
competentes, irresponsables, carentes de
ética, o sencillamente servilistas a los po-
deres que formalizan? ¿O es tal vez sim-
ple reflejo de su credibilidad en el dis-
curso trasmitido por los medios que re-
presentan y su propia actividad contri-
buye a construir en una retroalimentación
ideológica?
Sean cuales sean las respuestas, sólo
nos queda el recurso de la crítica cons-
tante, la asunción de una actitud analítica
y comparativa que nos permita el nece-
sario distanciamiento de los discursos
predominantes a fin de afrontar los he-
chos cotidianos con la naturalidad propia
de las relaciones humanas que tantas ve-
ces un exceso de teorización -intenciona-
damente o no- les niega.❑
*Anna Fontelles y Realidad
Martín son integrantes
del colectivo de acción-creativa
Peatón Díscolo.

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 23

Entrevista
“El objetivo
del modelo
neoliberal
es mercantilizar
todos los
recursos”
Paul Nicholson, coordinador
de Vía Campesina en Europa
y miembro ENHE, Unión
de Agricultores/as Vascos/as
Begoña Dorronsoro*
Paul Nicholson se define ante todo
como agricultor. Pero más allá de
esta actividad, está su compromiso
con la defensa de los derechos los
campesinos y su lucha contra las
políticas agrarias neoliberales y en
favor de la soberanía alimentaria
como una prerrogativa inherente a
cualquier pueblo. Miembro de
EHNE, Unión de Agricultores/as
Vascas/os, también forma parte de
Vía Campesina y coordina este
movimiento en Europa.
V
ía Campesina fue quien acuñó
por primera vez el concepto de
soberanía alimentaria. ¿Pue-
des hablarnos de su origen y de lo que
significa?
24 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Entrevista
Begoña Dorronsoro
-El concepto se desarrolló en el marco de
los debates dentro de la FAO, en la Cum-
bre sobre la Alimentación, donde consi-
deramos que la seguridad alimentaria en-
tendida como el derecho a la alimenta-
ción, es decir, el derecho a comer de for-
ma barata era simplemente una utiliza-
ción equivocada de un problema real:
significaba o bien depender del merca-
do o bien, de la ayuda alimentaria. Pen-
samos que para resolver el problema del
hambre, que va en aumento en el mun-
do, es necesario rescatar la economía
campesina y local, y el derecho a la pro-
ducción y al acceso a la misma y, por
tanto, desde el punto de vista comercial,
el derecho de la soberanía alimentaria de
los pueblos. Se trata del derecho a poder
proteger sus propias políticas alimenta-
rias y agrarias, de acceder a los recursos
de la tierra, las semillas y agua, y tam-
bién de determinar quién produce los ali-
mentos, cómo se producen y qué ali-
mentos queremos. Soberanía alimenta-
ria se entiende como un derecho políti-
co y ciudadano.
-Como representante de la Coordina-
dora Campesina Europea, coménta-
nos los rasgos de la crisis en el medio
rural europeo respecto a la de otros
continentes.
-La crisis es la misma, ya que en todo el
mundo imperan las mismas políticas
agrarias, económicas y sociales, que
afectan a las políticas alimentarias y ru-
rales. Europa es un espejo, sí no de lo que
está pasando hoy, sí de lo que va a ocu-

rrir mañana. Las semejanzas son el em-
pobrecimiento de la actividad agraria y
campesina; tenemos que tener en cuenta
que cada minuto en Europa una explota-
ción familiar desaparece, bien por edad
o por el paso a otras alternativas de em-
pleo en la industria o los servicios. Es
cierto que en otros continentes no exis-
ten esas alternativas y ahí radica la cau-
sa de la pobreza y el éxodo hacia las ciu-
dades que supone la exclusión de agri-
cultores, agriculturas y familias campe-
sinas. Otra causa común es la desarticu-
lación de la economía local; estamos en
un proceso donde los pueblos se quedan
sin actividad económica, sin su estructu-
ra social y eso está ocurriendo tanto en
Europa como en el resto del mundo.
-El suicidio de Lee Kyung Hae en
Cancún dio a conocer la difícil situa-
ción que atraviesan los agricultores y
agricultoras, y que ha llevado a la
muerte a miles de ellos. Se dice que só-
lo en India ha habido 26.000 suicidios
desde 1996.
-He visitado la India para investigar es-
tos casos y así es. Estudios realizados en
Estados Unidos, Canadá e Inglaterra in-
dican que el suicidio en el mundo rural,
específicamente entre los campesinos, es
la muerte más común. Yo conocía a Lee;
era un dirigente famoso de Corea, que de
ninguna manera podía considerarse un
hombre “espiritual” que viviera “en otro
mundo”. Era una persona muy ligada al
territorio y al que la FAO había premia-
do como mejor agricultor. Como conse-
cuencia de los acuerdos de la OMC, la
agricultura familiar y campesina en Co-
rea había quedado desmantelada, tanto
por la forzada liberalización de la refor-
ma agraria como por la importación de
arroz, principalmente de EE.UU. Lee ha-
bía perdido el año anterior sus tierras fa-
miliares. Más que un acto de suicidio,
pensamos que se trató de un acto de sa-
crificio, representando toda la crisis de la
agricultura campesina mundial y la de-
nuncia más clara de esa crisis. Cuando se
inmoló, Lee portaba un letrero en inglés
que decía: “La OMC mata campesinos”.
-La política neoliberal y las multina-
cionales tienen las miras puestas en la
“
Las mujeres son depositarias de los
“
conocimientos de la cultura campesina
y en todos los proyectos de rescate
de semillas son la figura principal
agricultura y los recursos asociados.
¿Por qué crees que se produce este
interés?
-El objetivo del modelo neoliberal es
mercantilizar todos los recursos, tanto na-
turales como humanos. Así, aparece el
proceso de privatización de todas las ac-
tividades humanas y de todos estos re-
cursos: agua, tierra, semillas, biodiversi-
dad... Se trata de un proceso determina-
do especialmente a través de la OMC,
que, mediante sus últimos acuerdos,
quiere avanzar hacia esa total mercanti-
lización de la vida. Frente a ello, la rei-
vindicación que hacemos es que el mun-
do, nuestro mundo, no está en venta. La
agricultura es el eje principal de los
acuerdos dentro del marco de la OMC y
resulta de la máxima importancia por dos
razones: por una parte, las organizacio-
nes campesinas del mundo hemos sido
capaces de poner encima de la mesa la
cuestión del derecho a la alimentación y
del derecho de los pueblos a producir sus
alimentos. En segundo lugar, el interés
por la agricultura radica en que se trata
de un enorme negocio, muy importante
para controlar por completo el modelo
productivo y la futura economía del
mundo.
-Una de las bazas para hacer frente a
las multinacionales es la oposición a los
cultivos y productos transgénicos.
¿Cuál es su grado de amenaza y cómo
se les está haciendo frente?
-La lucha contra los transgénicos se
desarrolla desde muchas organizacio-
“
“
Apoyamos una política de subsidios
que ayude a los mercados agrícolas
propios, pero no a los de agroexportación
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 25
Entrevista
nes de todo el mundo y cada una hemos
llegado a ella a través de experiencias di-
ferentes. Los transgénicos suponen la
pérdida de toda la capacidad de produc-
ción de alimentos de una forma local y
autónoma; no debemos olvidar que, por
ejemplo, el maíz transgénico está repre-
sentado por una empresa que controla el
90 por ciento de las semillas. Esto impli-
ca caer en manos de las multinacionales
y de modelos de producción agroexpor-
tadores y agroquímicos que no respetan
las economías o las culturas campesinas.
Se trata también mercantilizar la biodi-
versidad y las semillas, que son de los
pueblos al servicio de la sociedad. Ade-
más, los transgénicos tienen un proble-
ma de inseguridad científica. Contami-
nan la biodiversidad, pero nos solamen-
te perjudican el medio ambiente y las
semillas próximas, sino que resultan po-
tencialmente insaludables, digo poten-
cialmente porque no hay efectivamente
ninguna demostración palpable de que
sean perjudiciales, pero tampoco la hay
de que no lo sean. Los transgénicos no
van a resolver el hambre, ya que no se es-
tán proporcionando nuevas semillas pa-
ra el uso humano, sino para la alimenta-
ción animal. En Europa jugamos un pa-
pel fundamental porque es el consu-
midor europeo quien más se ha resisti-
do a la propagación de estos produc-
tos. Así, lograr la alianza de los consu-
midores para evitar el cultivo del maíz
transgénico en Europa sería un hecho
muy importante.
-¿Cuál es vuestra relación con las dis-
tintas organizaciones internacionales
y la ONU?
-Precisamente hubo un debate en la úl-
tima conferencia de Vía Campesina so-
bre las relaciones con las instituciones.
Y está claro que para Vía Campesina
no hay relación, que no se da ninguna
correlación de fuerzas para entablar ne-
gociación alguna con el Banco Mun-
dial, el FMI o la OMC; nosotros no es-
tamos para eso en absoluto. La cues-
tión radica en qué tipo relación mante-
ner con las Naciones Unidas, ante la
FAO, ante la UNESCO y ante todas las
agencias de la ONU. Para nosotros es-
tá claro que el origen de las Naciones
Entrevista
Unidas tiene una legitimidad; en su
Carta Magna se dice: “Nosotros los
pueblos...”, pero también resulta obvio
que hoy son las multinacionales quie-
nes, además de financiar la organiza-
ción y sus procesos, influyen en sus de-
cisiones. No consideramos a la FAO
nuestra enemiga, pero sí entendemos
que sus últimas decisiones son un aten-
tado directo a la economía campesina
y que es la propia FAO la que pone
enormes barreras en sus relaciones con
los movimientos ciudadanos y socia-
les del mundo. Exigimos de la organi-
zación otro comportamiento totalmen-
te diferente. No ha tenido en cuenta las
demandas de la sociedad civil ante la
alimentación y sobre las políticas agra-
rias y rurales. Su última declaración,
aparentemente a favor de los transgé-
nicos, resulta una regresión enorme y
somos terriblemente críticos con ella.
Esperemos que considere su mandato
original y no responda a la presión de
las multinacionales.
-Vía Campesina cuenta con un cri-
terio de paridad en sus órganos de
decisión. ¿Cuál es el papel de las mu-
jeres en el movimiento y en la reali-
dad del medio agrícola?
-Antes de IV Conferencia de Vía Cam-
pesina, la última celebrada, tuvo lugar
la II Asamblea de Mujeres. Para nos-
otros el tema de la mujer ha sido des-
de el principio muy importante. Hace
ocho años, durante la II Conferencia,
decidimos una integración específica
de la mujer y la paridad con el hombre
en todos los cuadros y delegaciones.
Ahora, lo hemos consolidado. Nuestro
siguiente desafío es la integración ple-
na de la mujer en las relaciones entre
los campesinos y los trabajadores ru-
rales, que llevará a un proceso si-
guiente de integración en la sociedad.
La FAO dice que el 70 por ciento de
los agricultores son mujeres y así es.
En la medida que la migración aumen-
ta, parece claro que su papel como pro-
veedora de alimentos resulta más im-
portante, una situación que además se
da en todos los continentes. Ellas son
depositarias de los conocimientos de la
cultura campesina y en todos los pro-
26 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Entrevista
yectos de rescate de semillas es la mu-
jer la figura principal de las iniciativas.
-¿Cuáles han sido las conclusiones
fundamentales de la IV Conferen-
cia de Vía Campesina celebrada en
junio?
-Una parte han estado dedicadas al ti-
po de Vía Campesina que queremos.
Vía Campesina mantiene ser un movi-
miento horizontal de organizaciones
campesinas indígenas y de trabajado-
res rurales con una mínima estructura.
Eso quiere decir que hemos tenido que
buscar metodologías para tomar deci-
siones y elaborar posiciones. Sola-
mente contamos con 11 años y hemos
de construir procesos de articulación
interna. No formamos un movimiento
que vive en el plano internacional, si-
no como resultado de luchas locales,
“
No consideramos a la FAO nuestro
“
enemiga, pero sí entendemos que sus
últimas decisiones son un atentado
directo contra la economía campesina
de articulaciones locales, nacionales y
continentales. Vamos a fortalecer esas
articulaciones locales, así como las or-
ganizaciones de carácter regional. La
Vía Campesina de hoy se compone de
más de 150 grupos y más de 150 mi-
llones de afiliados, y debemos conse-
guir que se mantenga como un movi-
miento y no como una federación tra-
dicional.
En esta conferencia también ha
quedado confirmado nuestro enfrenta-
miento a la OMC como instrumento
principal de la liberalización del co-
mercio y en este sentido, hemos teni-
do un debate sobre todos los ejes de la
liberalización, la política de subsidios,
etc... Hay unanimidad sobre la cuestión
de los subsidios: estamos en contra de
todos aquellos que se dediquen a la ex-
portación. Apoyamos políticas de sub-
sidios destinadas a una agricultura
campesina, que, con un modelo de pro-
ducción dirigido a las necesidades de
la sociedad, precisa de apoyos. Se tra-
taría de una agricultura que responda a
los mercados propios y no a los de
agroexportación.
Otro eje importante de la confe-
rencia han sido las semillas. Queremos
consolidar y apoyar las iniciativas re-
lacionadas con ellas, pero no solamen-
te para que tengan un impacto político,
sino principalmente para que sirvan co-
mo alternativa y rescate de la biodi-
versidad. Contamos con una campaña
impulsada por distintas organizaciones
como ANAMURI (Asociación Nacio-
nal de Mujeres Rurales e Indígenas) de
Chile, el MST de Brasil y la KRRS
(Karnataka Rajya Ryota Sangha) de
India.
-¿Qué otros temas se trataron?
-Otro asunto relevante fue la reforma
agraria. Hay que conseguir que el ac-
ceso a la tierra sea otra vez un tema
destacado sobre la mesa de las nego-
ciaciones de carácter internacional. En
Europa, entendemos que la tierra tam-
bién resulta una cuestión fundamental,
ya que el acceso a ella como recurso de
producción es casi imposible para un
agricultor o una agricultora jóvenes.
Otro eje tiene que ver con la lucha
por los derechos humanos campesinos.
Estamos preparando una Carta de De-
rechos Humanos Campesinos, que pre-
sentaremos a las Naciones Unidas,
donde se integren los derechos de los
agricultores y las agricultoras, campe-
sinos e indígenas de todo el mundo.
Pero no solamente tendrá la forma de
una Carta Magna, también se trata de
una campaña para luchar contra la re-
presión y contra la impunidad con la
que funcionan las multinacionales en
contra de los recursos naturales y de
los movimientos campesinos que los
defienden. Estamos elaborando un
anuario en el que anotamos los casos
de represión que se producen en el
campo.❑
*Begoña Dorronsoro es responsable
de Seguimiento de Proyectos Área Indígena
de Mugarik Gabe.
 12
Especial Dossier
Soberanía alimentaria: la producción
y el consumo, un derecho de los pueblos
Conchi Abascal
C
uando el 75 por ciento de las personas que sufren
la pobreza y pasan hambre en el mundo viven en
áreas rurales y tienen como principal fuente de
ingresos y vida una explotación agrícola, ganadera o pes-
quera1 y, por tanto, deberían poder producir sus propios
alimentos, ha llegado el momento de analizar qué está su-
cediendo con la agricultura y la alimentación para pasar
a la acción.
Ya con la denominada Revolución Verde de los años
70, las multinacionales de la agroindustria, con la conni-
vencia de la FAO y otras instituciones, quisieron “vender-
nos” su receta de producción industrializada intensiva y de
(supuestos) altos rendimientos como única forma de aca-
bar con el hambre.
Décadas después, dichas empresas crecieron y se fu-
sionaron en auténticos gigantes agro-químico-farmacéuti-
cos y, amparados por la resurgente industria biotecnológi-
ca, expulsaron a las y los pequeños agricultores y los/las
campesinos/as del medio rural. Con la ayuda de las políti-
cas que subvencionan los excedentes de las grandes pro-
ducciones y su exportación (dumping) se apropian de la vi-
da (semillas, especies, variedades...) y de los conocimien-
1 FIDA: “Rural Poverty”, 2001.
Soberanía Alimentaria
Begoña Dorronsoro*
tos asociados (pueblos indígenas, comunidades locales,
mujeres...) vendiéndolos como creaciones privadas e in-
novadoras a través de las patentes. Con todo ello, además
de sus bolsillos, lo único que está creciendo es el hambre.
Frente a este neofeudalismo que pretende controlar
toda la cadena alimentaria “de la tierra a la mesa” (desde
los recursos asociados agua, semillas... hasta la distribu-
ción y comercialización), la respuesta viene de la lucha
por la soberanía alimentaria, término acuñado por Vía
Campesina y que cada vez aúna más alianzas de diferen-
tes movimientos sociales (indígenas, campesinado, sin-
dicatos, mujeres, ecologistas, consumo responsable y so-
lidario, etc.).
La soberanía alimentaria aboga porque los pueblos ten-
gan el derecho a decidir y controlar qué (y cómo) se pro-
duce y qué (y cómo) se consume y recuperar unos derechos
arrebatados por las transnacionales, pero también unas res-
ponsabilidades. Y además pretende un nuevo diálogo en-
tre el medio rural y el urbano, entre el Norte y el Sur, entre
las mujeres y los hombres.❑
*Begoña Dorronsoro es responsable de Seguimiento de Proyectos
Área Indígena deMugarik Gabe.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 27
Soberanía Alimentaria

Especial Dossier
Algo feo se cocina con el agua
Cecilia Chérrez*
Conchi Abascal

Campesinos de El Salvador bebiendo agua.

El agua es uno de los recursos
naturales más preciosos y
necesarios, y precisamente por eso,
uno de los más atractivos para las
multinacionales y las grandes
corporaciones. El derecho de los
pueblos a acceder libremente a ella
se ve conculcado por constantes
privatizaciones que impiden su uso
a los más pobres, mientras que las
empresas no dudan en
despilfarrarla atendiendo
exclusivamente a sus
propios intereses.
¿
Q
ué buscan las grandes ins-
tituciones internacionales
como las Naciones Unidas
y el Banco Mundial al repetir con insis-
tencia que el agua será cada vez más es-
casa y que las guerras de este siglo serán
a causa del agua? Veamos dos ejemplos
recientes. El lema de la celebración del
Día del Ambiente, el pasado 5 de junio,
promovido por el PNUMA(Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambien-
te) fue textualmente: “Dos millones de
personas están muriendo por el agua”. Un
poco antes, en marzo, cuando se celebró
el III Foro Mundial del Agua, en Kyoto,
se utilizó hasta la saciedad la espeluznante
cifra de que para el 2025 dos tercios de la
población mundial deberán enfrentar dé-
ficit de agua limpia. Y constantemente se
nos recuerda que entre 1940 y 1990, la
población del mundo creció de 2.300 mi-
llones a 5.300 millones de personas y que
el uso de agua se elevó cuatro veces.
Lo cierto es que las corporaciones
transnacionales del agua están aprove-
chando muy bien la escasez del líquido
vital para empujar una de las más perver-
sas de las privatizaciones, con una estra-
tegia que consiste en convertir una crisis
ecológica como la del agua en el merca-

28 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate


do de un recurso escaso. Es decir, pro-
meten garantizar la provisión de agua pa-
ra quien pueda pagar por ella, con el ar-
gumento de que el precio debe reflejar la
escasez y el costo de las inversiones para
su distribución. “Política de recuperación
de costos” es el nombre con que se está
desmoronando el derecho fundamental,
irrenunciable, de la población al agua.
Si corremos el velo de las cifras glo-
bales sobre el consumo de agua, en
EE.UU. un habitante promedio consume
cada año 2.300 m3 y la Unión Europea
más Japón consumen en promedio 900
m3 anuales por habitante, según datos cal-
culados en base al uso doméstico y con-
sumo diario de productos industriales cu-
yo procesamiento demanda agua (papel,
plásticos, alimentos, electricidad, refrige-
ración, etc.). En India, en cambio, el 93
por ciento del agua que se utiliza es des-
tinada para regar los campos y producir
alimentos.
También está el hecho de que una
gran cantidad de agua dulce se destina a
fines industriales. Entre las de mayor de-
manda están industrias como la Coca Co-
la, la minería metálica, la agro-industria
y las plantaciones forestales, que en al-
gunos casos resultan ser, además, alta-
mente contaminantes como lo es también
la industria petrolera. Un ejemplo bien
cercano lo tenemos en las provincias de
Sucumbíos y Orellana (Ecuador) a las
cuales 30 años de extracción petrolera los
ha dejado sin fuentes confiables de agua
limpia, ni subterráneas ni superficiales. El
escandaloso récord que se aplicó en su te-
rritorio es que por cada barril de petróleo
extraído se vertió a los ríos un barril de
“agua de formación”, que tiene un alto
contenido de metales pesados y sustan-
cias radioactivas, y es seis veces más sa-
lina que el mar. Si trasladamos esta prác-
tica a lo general, los 77 millones de barri-
les de petróleo que se consumen cada día
a nivel mundial significan igual número
de barriles de agua de formación vertidos
a los cuerpos de agua por día.
La Asociación Mundial del Agua,
actor principal
Las nuevas políticas de agua ni se orien-
tan a frenar el despilfarro ni condenan la
contaminación. Según la Guía para la
Gestión de Recursos Hídricos, presenta-
da por Global Water Partnership en fe-
brero del 2003, quienes contaminan “pue-
den obtener el derecho de comprar y ven-
der cuotas para sus emisiones”, es decir,
comprar el derecho a contaminar.
Global Water Partnership, o Asocia-
ción Mundial del Agua, es impulsada por
la banca multilateral, ciertas ONG, com-
pañías privadas y la ONU para garantizar
“mayor eficiencia y efectividad de las in-
versiones hechas en el sector agua”. Fun-
ciona como una red con comités regio-
nales de asesoría técnica en cada región
del mundo. En Sudamérica, la Cepal-
Buenos Aires es el comité que asesora a
los grandes donantes sobre qué progra-
mas financiar. Global Water Partnership
impulsa los mercados de agua superficial
y subterránea, la transferencia del agua
(desde los usos de menor valor a los de
mayor valor o rentabilidad), las subastas
públicas en que se ofrece el agua al me-
jor postor. Además considera que “las re-
formas impopulares pero necesarias, co-
mo el aumento de tarifas, recoger cuen-
tas no pagadas, reducir la fuerza laboral
es un motivo político para el involucra-
miento creciente del sector privado de
gran tamaño y/o internacional, en vez de
ser realizadas por políticos”.
Los grandes donantes, Francia, In-
glaterra, EE.UU., España, países de ori-
gen de un puñado de transnacionales del
agua (Suez Lyonnaise, Vivendi, Thames,
Bechtel, Aguas de Barcelona) están pu-
jando por una serie de reformas a las le-
yes hídricas nacionales para operar a ple-
nitud. Con ayuda del Banco Mundial y el
BID (Banco Interamericano de Desarro-
llo) les faltaría poco: según un estudio del
Consorcio Internacional de Periodistas
Investigativos, entre 1990 y 1995, el Ban-
co Mundial dio 21 préstamos con la pri-
“
En Cochabamba, Bolivia, después de que
“
la distribución del agua fue concesionada
a Bechtel, la tarifa mensual de agua subió
un 400 por ciento
Información y debate ● PUEBLOS ● Junio ● 2004 ● 29
Soberanía Alimentaria
vatización como una condición; entre
1996 y 2002, el número aumentó a 61.
El rol del BID en Ecuador
Ecuador se endeudó con el BID en 40
millones de dólares en julio de 1997 pa-
ra privatizar el agua de Guayaquil, “re-
configurar” la autoridad municipal de
agua y alcantarillado (sobre todo el des-
pido de trabajadores de ECAPAG) y re-
habilitar los sistemas de agua y alcanta-
rillado. Este crédito fue, por decirlo de
alguna manera, un primer esfuerzo pa-
ra aliviarle las inversiones a Interagua,
beneficiaria de la privatización y subsi-
diaria de International Water Group of
Netherlands, que en realidad es Bech-
tel, la empresa responsable de la “gue-
rra del agua” en Bolivia y que recibió
enormes beneficios tras la invasión a
Irak. El segundo esfuerzo se dio el 24
de enero 2003, cuando Interagua/Bech-
tel pidió al BID un préstamo de 40-50
millones de dólares poniendo al Estado
de garante. Como el total requerido pa-
ra el período 2002-2006 es de 146 mi-
llones de dólares, la empresa prevé que
lo que falta se completará con un auspi-
cio aún sin definir y con los flujos de ca-
ja, es decir, el ingreso por planillas. Si
la gente de Guayaquil se resiste a pagar,
Interagua no tendrá cómo responder al
proyecto, pues no cuenta con capital
significativo propio. Tal como lo hizo
en Cochabamba, en Bolivia. Con el
nombre de Aguas del Tunari, Bechtel
operó sin invertir sus propios fondos y
se respaldó en el mismo membrete jurí-
dico, International Water Group of Ne-
therlands, con registro en Holanda.
No hay que olvidar que la ley cono-
cida como Trole 2, que contiene refor-
mas a la Ley de Modernización y a la
Ley Especial del Cedegé (Comisión de
Estudios para el Desarrollo de la Cuen-
ca del Guayas), dio gusto a la exigencia
internacional de que, a nivel nacional,
el agua potable y de riego sean entrega-
das al sector privado. Un año más tarde,
3.000 campesinos de Pedro Carbo, Isi-
dro Ayora y Lomas de Sargentillo
(Ecuador) se movilizaron y frenaron
temporalmente el intento de Cedegé de
iniciar el proyecto de riego Villao que
Soberanía Alimentaria
Especial Dossier
pretende que la tarifa por el agua sea de
alrededor de mil dólares/hectárea/año y
de 6.274 dólares / hectárea por el costo
de la infraestructura.
Bechtel de cuerpo entero
La política de recuperación de costos
ya ha tenido nefastas consecuencias.
En Cochabamba después de que la dis-
tribución del agua fue concesionada a
Bechtel, la tarifa mensual de agua su-
bió el 400 por ciento, de 5 a 20 dólares,
para el sector obrero, cuando esos 15
dólares suponían la comida de una fa-
milia durante una semana y media.
Bechtel, la empresa de agua más gran-
de de EE.UU., tuvo que salir de Boli-
30 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate
“
Tras 30 años de extracción
petrolera, Sucumbíos
y Orellana, en Ecuador,
se han quedado sin fuentes
“
confiables de agua limpia,
ni subterráneas
ni superficiales
Iciar Arriaga
via pero demandó por 25 millones de
dólares a Cochabamba por las oportu-
nidades de ganancias no percibidas.
Un año y medio después, tras la in-
vasión a Irak, la administración Bush le
otorgó como premio consuelo un contra-
to de 680 millones de dólares para parti-
cipar de la rentable “reconstrucción de
Irak”. En el directorio de Bechtel está Ge-
orge Schultz, que fue secretario de Esta-
do en el tiempo de Reagan y acaba de ser
jefe del Comité para la “Liberación” de
Irak. “Sería muy torpe” que EE.UU. se
quede con los contratos jugosos en Irak
fue la reveladora reacción del comisio-
nado de relaciones exteriores de la UE,
Chris Patten. Por ejemplo, Bechtel debe-
ría dar a la británica Thames Water la po-
sibilidad de intervenir en contratos de al-
cantarillado.
La codicia por el agua
En Sudáfrica, la política de recuperación
de costos significó la imposición del sis-
tema de prepago, forzando en 2000 a que
la población prefiriera obtener el agua de
ríos cercanos, lo que provocó la muerte
de 300 personas y que más de 1.200 se in-
fectaran de cólera, la más grande epide-
mia de cólera en la historia de este país.
Desde 1996, más de 10 millones de sud-
africanos han perdido su acceso al agua
como consecuencia directa de la privati-
zación y la política de recuperación de
costos, que en este país hizo que las tari-
fas subieran el 600 por ciento.
El acuífero Guaraní, la mayor re-
serva mundial de agua dulce, ya co-
mienza a ser privatizado, de acuerdo
con la información dada por el Movi-
miento de los Sin Tierra. Nestlé compró
las fuentes en el municipio de Armazén,
Estado de Santa Catarina, en Brasil, y
Coca Cola está moviéndose en Para-
guay. Durante el régimen de Cardoso,
se entregó al Banco Mundial la coordi-
nación de los estudios sobre el acuífero
Guaraní, el más grande del planeta, con
el detalle de que las informaciones no
estarán ni a disposición del Gobierno ni
de los ciudadanos de Brasil.
Está claro que algo muy feo se coci-
na con el agua. Los derechos de los in-
versionistas quieren burlar el derecho fun-
damental de la humanidad al agua, con-
virtiéndola en una mercancía funcional a
los requerimientos del mercado y la ren-
tabilidad. Pero sin duda, la sed de control
de las corporaciones seguirá encontrán-
dose con la resistencia de otras ciudades
como Cochabamba, de otros campesinos
como los de Pedro Carbo, y de jóvenes
como el que en Sudáfrica escribió en las
paredes: “!Disfruta del agua, rompe el
medidor!”.❑
*Cecilia Chérrez es miembro de Acción
Ecológica de Ecuador.
Fuente: Este artículo es una reproducción del
publicado en la página web de Acción Ecológica:
http://www.accionecologica.org/otros2.htm
 Soberanía Alimentaria
Especial Dossier
El derecho a producir
Xavier Montagut*

En 1999, 200.000 agricultores y

600.000 ganaderos abandonaron el Consejo Regional Ïndigena del Cauca en Colombia

campo en la UE; en EE.UU., la

población dedicada a tareas
agrícolas es menor que el numero
de presos en las cárceles; en el
Estado indio de Andhra Pradesh,
entre 2.000 y 3.000 agricultores se
han suicidado en los últimos seis
años, ante la desesperación de no
poder continuar el oficio que les
legaron sus antecesores.

Campesinos de la zona del Cauca en Colombia.

E
n muchos manuales de economía,
la disminución de agricultores se
considera un indicador del grado
de desarrollo. Los dramas personales, el
despoblamiento rural, la desertización del
territorio y el deterioro ecológico de una
producción de alimentos sin ellos parece
algo ajeno a estos indicadores. Hoy, en los
países que se consideran desarrollados ser
agricultor es algo heroico; en los empo-
brecidos, la imposibilidad de serlo resul-
ta dramática. La hacinación de los inmi-
grantes en los cinturones de miseria de las
grandes ciudades procede de aquellos que
no pueden seguir viviendo de la agricul-
tura. Millones de personas no pueden
ejercer su derecho a producir alimentos
por culpa de un proceso que se ha forta-
lecido, cobrando una agresividad y ex-
tensión nunca vistas.
Todo pensado para el mercado
mundial
Ser competitivos para el mercado inter-
nacional es lo que políticos, medios de
comunicación y la mayoría de acadé-
micos entienden como la única forma
de sobrevivir en el mundo de la econo-
mía. Hoy, con la globalización, lo que
era una clásica máxima liberal se ha ex-
tendido a todos los terrenos y ha llega-
do a la agricultura.
Pero únicamente un 10 por ciento de
los cereales del mundo se comercializan
en el mercado mundial y sólo el 8,2 por
ciento de la carne se destina al mismo.
¿Por qué entonces tanta insistencia en de-
jarse determinar por un mercado tan mi-
noritario? Algunos rasgos nos dan las pis-
tas para responder.
Una de las primeras características
del mercado mundial es la caída, más allá
de vaivenes coyunturales, de los precios
de las materias primas. Los modelos te-
óricos liberales que se explican hasta la
saciedad en la facultades poco tienen que
ver con la formación de los mismos, ya
que vienen determinados por aquellos lu-
gares donde una combinación de condi-
ciones ecológicas excepcionales, una
concentración de capital fruto de siglos
de desigualdades, el apoyo público, ya
sea mediante subvenciones, infraestruc-
turas o ayuda a la investigación1, han per-
1 Diversos estudios demnuestran que practica-
mente la totalidad del I+D no está destinada a
dar herramientas para viabilizar pequeñas ex-
plotaciones, a permitir alimentarse a los campe-
sinos o a producir alimentos sanos, sino a facili-
mitido costes monetarios más bajos pa-
ra producciones con capacidad de inci-
dencia en un mercado internacional. A
ello hay que sumar las maniobras espe-
culativas que dominan este mercado. Así,
los precios mundiales expresan las rela-
ciones de desigualdad acumuladas a lo
largo de siglos de explotación y de des-
igualdad de los nichos ecológicos.
El precio mundial del trigo ha sido fi-
jado sobre la base del de EE.UU., cuya
producción no representó más del 5,84
por ciento de la producción mundial en-
tre 1985 y 1998. Se trata casi siempre de
precios de dumping (venta por debajo del
coste de producción) y no son económi-
camente sostenibles para los agricultores
exportadores, sino por las ayudas a la ex-
portación que reciben. Incluso en una re-
gión altamente productiva como Europa,
los precios mundiales no cubren los cos-
tes de producción de las grandes explota-
ciones, a menudo mostradas como ejem-
plo de la llamada competitividad. En
Francia, en 1997, el resultado corriente
tar la produccion de grandes cantidades de ali-
mentos a grandes empresas a un coste mone-
tario menor, dirigidas a producir de la mejor for-
ma para concentar beneficios en pocas manos.

Información y debate ● PUEBLOS ● Junio ● 2004 ● 31

Soberanía Alimentari
Especial Dossier
medio de las explotaciones cerealistas es-
pecializadas estaba próximo a cero, he-
cha la deducción de las ayudas directas.
La ruina de los agricultores
del Norte y del Sur
¿Cómo pueden los agricultores mante-
nerse con precios inferiores a los costes?
La respuesta está en las subvenciones: un
agricultor de la UE recibe un promedio
de 16.028 dólares anuales. Sirva de refe-
rencia que la renta media de un agricul-
tor del Sur es de 420 dólares al año. Pe-
ro, como siempre, las medias no dejan
ver la distribución real: en EE.UU., el 3
por ciento de los rentistas percibe el 66
por ciento de las subvenciones. En la UE,
las explotaciones que tienen mas de 100
Mercedes F. Lagarejos
hectáreas obtienen un promedio de
15.000 euros anuales, mientras que el
resto de los pequeños agricultores consi-
guen sólo 8.000 euros de promedio. La
persona que recibe mas subvenciones de
la UE es la reina de Inglaterra. En el Es-
tado español, el 20 por ciento de los ren-
tistas perciben el 80 por ciento de las sub-
venciones; quien obtiene la mayor can-
tidad es la duquesa de Alba.
Pero si la situación de los agriculto-
res en los países ricos es dura, la de los
de los países empobrecidos resulta dra-
mática. En México, cuna del maíz, la in-
vasión de maíz americano subvenciona-
do a precios inferiores a los costos de
producción está arruinando al 50 por
ciento de las 2,4 millones de familias
campesinas que dependen de este pro-
ducto.
En Jamaica, hasta principios de los
años noventa los trabajadores del sector
lácteo estaban razonablemente protegi-
dos contra las importaciones y la pro-
ducción del sector aumentaba rápido. Pe-
ro cuando el gobierno jamaicano libera-
lizó el mercado lácteo como parte de las
políticas de ajuste del Banco Mundial, el
país fue progresivamente inundado por
leche en polvo importada principalmen-
te de la UE, que gastó unos 4 millones de
euros anuales en subsidiar sus exporta-
ciones a este país. El resultado fue la rui-
na de los pequeños ganaderos. Algunos
argumentan en que los países empobre-
cidos también se pueden beneficiar en
32 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate
“
En México, la invasión de maíz americano
“
subvencionado a precios inferiores a los
costos de producción está arruinando
a 2,4 millones de familias campesinas
aquellos productos en los que sean com-
petitivos y que puedan exportar al mer-
cado mundial. Esta argumentación ha si-
do rebatida por Vandana Shiva2:
“Tres áreas de exportación fuerte-
mente impulsadas bajo el nuevo régimen
de liberalización del comercio han sido
el cultivo acuático, la floricultura y la car-
ne. Según la ideología oficialmente ad-
mitida del libre comercio, los beneficios
de las exportaciones de gambas cultiva-
das, de flores y carne deberían financiar
las importaciones de alimentos y por ello,
más compensarían toda escasez causada
por la diversión de la capacidad produc-
tiva del cultivo de alimentos para el con-
2 Los textos del debate se puden encontar en la
pagina web de la campaña “Comercio con Jus-
ticia” de Oxfam.
sumo interno a la producción de produc-
tos de lujo para el consumo por consu-
midores ricos en el Norte.
Sin embargo, no es ni eficiente ni
sostenible producir gambas, flores y car-
ne para la exportación en India. En cada
uno de estos casos se destruye más ca-
pacidad nacional de producción de ali-
mentos debido a la diversión de recursos
y a la destrucción de ecosistemas que el
alimento que puede ser comprado en los
mercados globales mediante las expor-
taciones. En el caso de las exportaciones
de flores, India gastó 1.370 millones de
rupias en divisas extranjeras para pro-
mover las exportaciones de la floricultu-
ra y ha ganado sólo 320 millones de ru-
pias. India puede comprar sólo un cuar-
to de los alimentos que podría haber cul-
tivado, con los beneficios de exportación
provenientes de la floricultura.
Nuestra seguridad alimenticia ha dis-
minuido por lo tanto en un 75 por ciento
y nuestra pérdida en divisas extranjeras
aumentó en más de 1.000 millones de ru-
pias. En el caso de las exportaciones de
carne, por cada dólar ganado, India está
destruyendo 15 dólares en funciones eco-
lógicas realizadas por los animales en las
granjas para la agricultura sostenible. El
ganado en India es la fuente de fertili-
zantes orgánicos y de energía renovable.
Cuando es sacrificado para la exporta-
ción, esos servicios esenciales provistos
gratuitamente por el ganado al campesi-
no son destruidos y tenemos que impor-
tar fertilizantes químicos y combustibles
fósiles, aumentando así los gastos en mo-
neda extranjera y llevando a una mayor
inestabilidad del clima.
En el caso de las exportaciones de
gambas, cada rupia de beneficios de la
exportación ha generado más de cinco
rupias de destrucción ecológica del
agua, de la biodiversidad, de la agricul-
tura y la pesquería. La producción in-
dustrial de gambas destruye 200 veces
más superficie que la extensión real de
los estanques, a través de la salinización
del agua subterránea, la contaminación
de las aguas costeras y la destrucción de
la agricultura y de los manglares. Por
cada puesto de trabajo que se crea, se
destruyen quince. Se destruye más pro-

En los países considerados
altamente productivos, los precios mundiales están por
debajo de los costes de producción.
Precio Mundial en relación a los Precio Mundial en relación a los
costes de producción en
USA
Soja 92%
Maíz 81%
Trigo 67%
Leche en polvo
Trigo
Azúcar
Manuel Ponce
ducción de alimentos mediante la des-
trucción de la agricultura nacional y de
las pesquerías de la que puede ser ad-
quirida con los beneficios de la expor-
tación de gambas de producción indus-
trial. Además, los beneficios de la ex-
portación van a las acaudaladas firmas
industriales y el precio de la destrucción
es pagado por los campesinos pobres y
los pescadores artesanales.
Por lo tanto, como sociedad, esta-
mos pagando más en inseguridad ali-
menticia y en destrucción ecológica de
lo que ganamos con exportaciones de
cosechas de lujo tales como gambas,
flores y carne.”
¿Quién gana con la situación ?
Aunque los precios mundiales han ba-
jado por debajo de los costes de pro-
ducción hasta arruinar a millones de
campesinos, esta bajada no ha repercu-
tido en los precios que paga el consu-
midor. En Francia y según estudios de
la Confédération Payssanne, si las ma-
terias primas agrícolas habían dismi-
nuido de 1990 a 1998 el 11,1 por cien-
to, los precios en el consumo habían su-
bido el 10,7 por ciento.
Entonces, ¿quién gana? El caso del
grupo Doux, tercer productor mundial
de pollos, descrito por Confederation
Paysanne es ilustrativo:
“Su imperio es el de la integración:
al inicio de la cadena está un criador a
Especial Dossier
Caída de precios desde 1988 a 2000
costes de producción en
UE
Más del 50%
58%
57%
Del 25 al 50%
24%
Hasta el 25%
quien Doux vende los pollitos y los ali-
mentos para animales antes de com-
prarle los pollos a los precios que el fi-
ja. ¿Por qué tanta insistencia en volver-
se hacia el mercado mundial en el que
los precios son muy bajos y los sobre-
saltos de la coyuntura internacional ha-
cen ir a las exportaciones como un yo-
yo (caída de los mercados iraquí y iraní
al final de los años 80, luego crisis rusa
y asiática en los años 90 )?
Tranquilidad, el emperador de los
pollos no se ha vuelto loco. Él se en-
gancha como una sanguijuela a la con-
currencia salvaje que provocan las ex-
portaciones sobre los productores au-
tóctonos (hundimiento de los precios,
ruina de los agricultores que se van a los
cinturones de miseria de las grandes ciu-
dades). El dumping social practicado
por los nuevos países exportadores pa-
ra bajar sus costes de producción y se-
guir siendo competitivos no le impide
dormir. La lógica es simple: se llama ab-
sorción de las subvenciones europeas,
del dinero público, bautizadas restitu-
ciones. ¿Si algunos años más tarde los
Acuerdos de Marrakech prevén una ba-
jada de estas últimas? No hay porque
preocuparse, la solución ya está encon-
trada: la deslocalización. Dirección: los
países donde las reglamentaciones so-
ciales y medioambientales son mas li-
geras. Doux ha comprado en Brasil la
cuarta sociedad productora de pollos,
Información y debate ● PUEBLOS ● Junio ● 2004 ● 33
Soberanía Alimentari
● Azúcar 76,6%
●
●
Cacao 71,2%
Café 64,5%
● Arroz 60,9%
● Trigo 45,2%
●
●
Manteca de coco 44,3%
Maíz 41,6%
● Soja 39%
● Té 7,5%
● Plátano 4,4%
Frangosul, en la que el coste de pro-
ducción se sitúa en torno a los 5 francos
el kilo frente a los 7,5 de Francia. Así
pues, trabajadores, campesinos integra-
dos, ciudadanos europeos, agricultores
brasileños... mientras haya gente en al-
gún lugar a la que desplumar....”
La ruina de los pequeños agriculto-
res y la privatización de los recursos es-
tán llevando a una concentración total
de las empresas que controlan los mer-
cados. Así, tres firmas controlan el 80
por ciento del mercado mundial de plá-
tanos y cinco, el 77 por ciento del de ce-
reales. La lista de mercados en manos
de unas pocas empresas hace que se
pueda afirmar que los de materias pri-
mas son hoy oligopolios. Los precios
cada vez más bajos y la sobreproduc-
ción son la fuente de sus beneficios y de
su concentración de poder.
Por ello, reivindicar el derecho de
los agricultores a producir dignamente,
a recibir un precio que renumere sus
costos, a reivindicar que éstos tengan en
cuenta el respeto al medio ambiente y
permitan una amplia distribución de los
beneficios exige poner las bridas un
mercado mundial desbocado. Los inte-
reses colectivos, la política en definiti-
va, deben estar por encima del mercado
y los pueblos deben recuperar su sobe-
ranía alimentaria.❑
*Xavier Montagut es miembro de Xarxa
de Consum Solidar.
Soberanía Alimentaria

Especial Dossier
El derecho humano a la alimentación
Fernando Fernández*

Hace pocas fechas, finalizó la última de las tres reuniones

previstas del Grupo Intergubernamental de Trabajo de la FAO, creado
con el compromiso asumido en la Cumbre Mundial de la Alimentación,
celebrada a su vez para el mejor cumplimiento del derecho a la
alimentación. El proceso desarrollado a lo largo de dos años ha estado
sembrado de luces y sombras. Quizás el balance final sea positivo, si
consideramos que, por primera vez, la FAO ha asumido como base de su
trabajo el reconocimiento del derecho humano a la alimentación.

T
odo este proceso ha supuesto un
punto de inflexión en la partici-
pación de las organizaciones so-
ciales dentro de la propia FAO, de tal
forma que los planteamientos defendi-
dos por la sociedad civil han influido
en el resultado final. Sin embargo, la
sensación final nos deja un sabor amar-
go. Parece inaudito que los gobernan-
tes no pongan en sus agendas como
prioritaria la eliminación del hambre
en el mundo y el cumplimiento de los
derechos humanos. Resulta fuera de to-
da lógica que las estrategias de los go-
biernos en este grupo durante dos años
hayan sido rehusar el cumplimiento de
sus obligaciones, buscando subterfu-
gios por donde evadirse o directamen-
te oponerse a todo avance que supon-
ga una mayor responsabilidad por su
parte. No basta con definir como uno
de los “objetivos del milenio” la re-
ducción a la mitad del número de per-
sonas hambrientas. En el contexto ac-
tual, es necesario provocar un giro en
los acuerdos internacionales alcanza-
dos de forma que se identifiquen quié-
nes son los responsables del cumpli-
miento de este objetivo. Cuando ha-
blamos de derechos, hablamos de la
necesidad de identificar obligaciones
y, claramente, los responsables de és-
tas son los Estados.
El derecho a la alimentación apa-
rece recogido en el artículo 25 de la
Declaración Universal de Derechos
Humanos: “Toda persona tiene dere-
cho a un nivel de vida adecuado, que
le asegure, así como a su familia, la sa-
lud y el bienestar, y en especial la ali-
mentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica ...”. Está considera-
do como uno de los derechos de se-
gunda generación (económicos, socia-
les y culturales), lo que exige disponer
y destinar medios económicos, políti-
cos e institucionales para garantizarlo
y por ello, sólo podrá satisfacerse gra-
dualmente de acuerdo al momento his-
tórico y a las posibilidades de cada Es-
tado. El PIDESC impone a los Estados
partes la obligación de proceder lo más
expedita y eficazmente posible con mi-
ras a lograr el objetivo de garantizar el
derecho a la alimentación de sus ciu-
dadanos. De esta manera, cada uno de
los derechos recogidos y, por su pues-
to, el derecho a la alimentación, ha si-
do desarrollado a través de las Obser-
vaciones Generales, que son interpre-
taciones jurídicas autorizadas elabora-
das por el propio Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales.
Elementos constitutivos
del derecho a la alimentación acceso, individual o colectivamente, de
La Observación General nº 12 dedica- manera regular y permanente a una ali-
da al derecho humano a la alimenta- mentación cuantitativa y cualitativa-
ción empieza diciendo que “el derecho mente adecuada y suficiente, y a los
a la alimentación es el derecho a tener medios necesarios para producirla, de

34 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate


Especial Dossier
forma que se corresponda con las tra- la higiene ambiental o la manipulación
diciones culturales de cada población y incorrecta en distintas etapas de la ca-
que garantice una vida física y psíqui- dena alimentaria.
ca satisfactoria y digna”. Según se re- • Respeto a las culturas: los ali-
coge en la Observación General nº 12 mentos deben ser aceptables para una
del Comité de Derechos Económicos, cultura o unos consumidores determi-
Sociales y Culturales de Naciones Uni- nados, por lo que hay que tener en
das, los elementos constitutivos del de- cuenta, en la medida de lo posible, los
recho son: valores no relacionados con la nutri-
• Alimentación ción que se asocian a los alimentos y
suficiente: aquella su consumo, así como las preocupa-
que aporta una com- ciones fundamentadas de los consumi-
binación de produc- dores acerca de la naturaleza de los ali-
tos nutritivos sufi- mentos disponibles.
ciente para satisfacer • Disponibilidad: posibilidades que
las necesidades fisio- tiene el individuo de alimentarse ya sea
lógicas humanas directamente, explotando la tierra pro-
(crecimiento físico y ductiva u otras fuentes naturales de ali-
mental, desarrollo, mentos, o mediante sistemas de distri-
mantenimiento, acti- bución, elaboración y de comerciali-
vidad física...) en to-
Soberanía Alimentaria
que los Estados no adopten medidas de
ningún tipo que tengan por resultado
impedir ese acceso.
2. La obligación de proteger re-
quiere que el Estado adopte medidas
para velar por que las empresas o los
particulares no priven a las personas del
acceso a una alimentación adecuada.
3. La obligación de facilitar signi-
fica que el Estado debe procurar acti-
vidades con el fin de fortalecer el ac-
ceso y la utilización por parte de la po-
blación de los recursos y medios que
aseguren sus medios de vida, incluida
la seguridad alimentaria.
4. Cuando un individuo o un grupo
sea incapaz, por razones que escapen a
su control, de disfrutar el derecho a una
alimentación adecuada por los medios
a su alcance, los Estados tienen la obli-
gación de hacer efectivo ese derecho

“
das las etapas del ci- directamente. Esta obligación también
clo vital y según el se aplica a las personas que son vícti-
sexo y la ocupación. Las violaciones del derecho a la mas de catástrofes naturales o de otra
• Adecuación: los índole.
alimentación pueden producirse por actos
alimentos o regíme-
nes de alimentación
disponibles para sa-
tisfacer el derecho a
“
realizados por los Estados y por
instituciones privadas insuficientemente
reguladas por ellos
Violaciones y reparaciones
Además de las obligaciones de los Es-
tados, la Observación General nº 12
la alimentación de- trata las violaciones del derecho a la
ben ser adecuados alimentación, que pueden producirse
para las condiciones por actos directamente realizados por
sociales, económi- zación que funcionen adecuadamente los Estados y por otras instituciones
cas, culturales, cli- y que puedan trasladar los alimentos insuficientemente reguladas por
máticas, ecológicas y desde el lugar de producción a donde ellos1. En este sentido, si bien la obli-
de otro tipo imperan- sea necesario según la demanda. gación de respetar, proteger, garanti-
tes en un espacio y • Accesibilidad económica: los cos- zar y hacer cumplir cualquier derecho
en un tiempo deter- tos financieros personales o familiares humano es de los Estados, se entien-
minados. asociados con la adquisición de los ali- de que éstos ejercen su responsabili-
• Sostenibilidad: mentos necesarios para un régimen de dad a la hora de regular la actividad
posibilidad de acce- alimentación adecuado deben estar a de los sectores privados (empresas) o
so a los alimentos un nivel tal que no se vean amenazada de definir las normas que se aplican a
por parte de las gene- la provisión y la satisfacción de otras través de acuerdos internacionales o
raciones presentes y necesidades básicas. de organizaciones multilaterales de
futuras. • Accesibilidad física: implica que las que forman parte.
• Inocuidad: los los alimentos adecuados deben ser ac- Se entiende violado el derecho a
alimentos deben ca- cesibles a todos en todo momento y la alimentación cuando un Estado, te-
recer de sustancias circunstancia. niendo capacidad, no garantiza la sa-
nocivas, para lo que Con arreglo a lo anterior, la Obser- tisfacción de, al menos, el nivel míni-
debe establecerse una gama de medi- vación General nº 12 identifica las si-
das de protección tanto por medios pú- guientes obligaciones de los Estados
blicos como privados que evite la con- parte con respecto al derecho: 1 Observación general nº 12, párr. 19. En este pá-
taminación de los productos alimenti- 1. Respetar el acceso existente a
rrafo se hace además una enumeración ejem-
plificativa de algunas actuaciones que constitu-
cios debido a la adulteración y/o la ma- una alimentación adecuada requiere yen violación del derecho a la alimentación.

Información y debate ● PUEBLOS ● Junio ● 2004 ● 35

Soberanía Alimentaria
Especial Dossier
mo esencial necesario para estar pro-
tegido contra el hambre. Hay que dis-
tinguir, por tanto, las situaciones en
que se produzca falta de voluntad pa-
ra cumplir sus obligaciones respecto
a este derecho de aquellas en que la
limitación de sus recursos le impidan
facilitar el acceso a la alimentación a
aquellas personas que no son capaces
de obtenerla por sí mismas. En este
caso, al Estado le compete demostrar
que ha hecho todos los esfuerzos po-
sibles por utilizar todos los recursos
de que dispone con el fin de cumplir,
con carácter prioritario, esas obliga-
ciones mínimas. Se entiende también
por violación del derecho toda discri-
minación en el acceso a los alimen-
tos, así como a los medios para obte-
nerlos por motivos de raza, color, se-
xo, idioma, edad, religión, opinión
política o de otra índole, origen na-
cional o social, posición económica,
nacimiento u otra condición social.
Toda persona o grupo que sea víc-
tima de una violación del derecho a la
alimentación tiene derecho a una re-
paración adecuada, que puede adop-
tar la forma de restitución, indemni-
zación, compensación o garantías de
no repetición, para lo cual debería te-
ner acceso a recursos judiciales ade-
cuados o a otros recursos en los pla-
nos nacional e internacional. Por ello,
es importante la incorporación en el
orden jurídico interno de los instru-
mentos internacionales que recono-
cen el derecho a la alimentación y su
aplicabilidad, ya que entonces los tri-
bunales estarán en condiciones de
juzgar las violaciones del contenido
básico del derecho2.
En su trabajo de análisis de los di-
ferentes aspectos y problemáticas so-
bre el derecho a la alimentación, el re-
lator especial nombrado por la ONU,
Jean Ziegler, ha identificado siete
grandes esferas que afectan directa-
mente la realización del derecho, en-
tre las que figuran: problemas rela-
cionados con la evolución del comer-
cio mundial; impacto de los acuerdos
2 Observación general nº 12, párr. 32 y 33.
36 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate
de la OMC sobre el derecho a la ali-
mentación; el servicio de la deuda ex-
terior y su incidencia sobre la seguri-
dad alimentaria; la evolución de la
biotecnología y su influencia sobre el
acceso; la disponibilidad y la seguri-
dad de la alimentación; y las guerras
devastadoras de la seguridad alimen-
taria. Se pone de manifiesto una no-
toria falta de coherencia entre algunas
políticas tanto estatales como de or-
ganismos supranacionales y el dere-
cho a la alimentación. El propio rela-
tor especial afirma que “las institu-
ciones de Bretton Woods junto con el
gobierno de los Estados Unidos y la
Organización Mundial de Comercio
se oponen en la práctica al derecho a
“
Hay que dar un giro en los acuerdos
internacionales para la reducción del
“
hambre para que se identifique quiénes
son los responsables del cumplimiento
de este objetivo
la alimentación mediante el Consen-
so de Washington, poniendo el acen-
to en la liberalización, la desregula-
ción, la privatización y la limitación
de los presupuestos nacionales de los
Estados, modelo que en muchos ca-
sos produce mayores desigualdades”3
La regulación de los mecanismos
que se establecen para garantizar
el adecuado seguimiento de estos
compromisos se recoge en los artícu-
los 16 a 23 y se refieren a la acción
política del Comité Económico y So-
cial para presionar a los Estados a la
hora de presentar informes concretos
sobre los pasos dados en el cumpli-
miento de los derechos. Por otra par-
3 Informe del relator especial sobre el derecho a
la alimentación, Jean Ziegler, presentado de
conformidad con la resolución 2001/25 de la
Comisión de Derechos Humanos.
E/CN.4/2002/58. 10 de enero de 2002. Párr.
138.
te, las organizaciones sociales podrán
presentar informes paralelos a los ofi-
ciales de los gobiernos de sus Esta-
dos, donde recojan casos y pruebas
sobre el cumplimiento del derecho
humano a la alimentación en un es-
fuerzo por mantener una vigilancia
activa sobre la acción de sus gobier-
nos. En Abril de 2004, se presentó an-
te el Comité de Derechos Económi-
cos Sociales y Culturales de Naciones
Unidas el informe paralelo sobre el
cumplimiento del derecho a la ali-
mentación en el Estado español, que
fue elaborado por la Coordinación
FIAN España junto a otras ONG y or-
ganizaciones sociales como Entre-
pueblos, Prosalus y Veterinarios Sin
Fronteras.4
Para terminar, la misma Observa-
ción General afirma que, según lo es-
tablecido en el artículo 11 del PI-
DESC, los Estados firmantes tendrán
que “aprobar una estrategia nacio-
nal que garantice la seguridad ali-
mentaria y de nutrición para to-
dos” y, como instrumento básico de
aplicación de esta estrategia, deben
considerar la posibilidad de aprobar
una ley marco para el derecho a la ali-
mentación, para cuya elaboración los
programas y organismos especializa-
dos de las Naciones Unidas deben
prestar asistencia, si así se les solici-
ta 5. Esto ha sido reiterado varias ve-
ces en los últimos años por la Comi-
sión de Derechos Humanos6.❑
*Fernando Fernández es presidente de FIAN
España (Food First Information and Action
Network) y secretario de Plataforma Rural.
4 El texto completo del informe paralelo se pue-
de conseguir en la página web de FIAN Espa-
ña. www.fian-esp.org
5 Ver a este respecto Observación general nº 12,
párr. 21 a 30. También, en el informe del Rela-
tor especial E/CN.4/2002/58 se hace una ex-
posición sobre las experiencias concretas de
países que han desarrollado este compromiso
de regular a nivel interno el derecho a la ali-
mentación.
6 Ver resoluciones 1999/24, 2000/10, 2001/25 y
2002/25.
 Soberanía Alimentaria
Especial Dossier
La biodiversidad amenazada:
de las patentes a Teminator
Silvia Ribeiro*

La diversidad es un elemento
fundamental de todos los sistemas
vivos para lograr su estabilidad y,
por tanto, su sostenibilidad. Los
campesinos no producen mayor
diversidad por razones ideológicas
o por principio, sino para lograr
una mejor adaptación y, por tanto,
un mejor aprovechamiento en las
condiciones en las que se
encuentran. Estos procesos están
fuertemente amenazados por la
grave erosión genética y cultural,
producto, entre otras causas, del
avance de la agricultura industrial
química y mecanizada, la
orientación agroexportadora que
se impuso en las economías del
Sur, la concentración de la tierra y
el consecuente despojo de los
Paula Cabildo

campesinos de ella.

E
n cada cosecha, se seleccionan las
semillas que mejor cumplen sus
objetivos y se vuelven a plantar,
solas o cruzándolas con otras, experi-
mentando y desarrollando así cultivos lo-
cales adaptados a cada familia, creando
una base de recursos para sí mismas y
una enorme diversidad. Aunque cada fa-
milia, comunidad y pueblo tienen deter-
minados recursos y semillas que son par-
te de su cultura e identidad, el intercam-
bio ha sido un elemento siempre presen-
te. Las políticas del Banco Mundial, des-
de los programas de ajuste estructural
hasta las políticas agrícolas de Reforma
Agraria, han sido el sustento de los gran-
des capitales agrícolas y están erosiona-
do estos procesos.
Aunque los llamados centros de ori-
gen de los cultivos están en aplastante
mayoría en América Latina, África y Asia,
y en estos continentes se encuentra un pro-
medio del 80 por ciento de los recursos
biológicos del planeta in situ, debido a los
procesos de intercambio, aculturación y
transculturación ningún país es actual-
mente “autosuficiente” en recursos gené-
ticos agrícolas. En el caso de los países in-
dustrializados, la dependencia de germo-
plasma extranjero en muchos casos es
más del 95 por ciento.
En 1994 el entonces secretario de Es-
tado de Estados Unidos, Warren Christo-
pher, argumentó en una carta al Senado
que el germoplasma extranjero significa-
ba una contribución anual de 10.200 mi-
llones de dólares solamente en cultivos de
maíz y soya estadounidense1. El cálculo
en dinero se basa en el ahorro que le sig-
nifica a los agricultores estadounidenses
1 RAFI: “Declaring this benefits: The North´s annual
pofit from International Agricultural Research”. Oc-
casional Paper Series, Vol.1, nº 3, 1994 Winnpeg,
Canada. Ver también: “The benefits of Biodiversity.
poder disponer de variedades de cultivos
resistentes a plagas o enfermedades, y po-
der ampliar su estrecha base genética, pro-
ducto de la gran uniformidad con la que
trabaja la agricultura industrial. Las va-
riedades industriales deben ser frecuente-
mente renovadas para mantener los ren-
dimientos prometidos por las empresas y
porque se vuelven muy vulnerables a pla-
gas y enfermedades. La biodiversidad sil-
vestre o agrícola es el elemento funda-
mental para identificar los caracteres ge-
néticos que serán útiles para producir nue-
vas variedades agrícolas.
La orientación agroexportadora o los
cultivos que pueden venderse rápida-
mente en los mercados está produciendo
100 examples of thea contribution by Indigenus an
Rural Communities in the South to the Develop-
mentin North”, Ocassional Paper Series, Vol. 1, nº
1994. Disponibles en www.etcgroup.org

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 37

Soberanía Alimentaria
Especial Dossier
Campesino colombiano en el Regreso Indígena de Delicias
una enorme erosión genética y cultural,
coadyuvando a expulsar a los actores de
la diversidad de sus comunidades. La in-
troducción de transgénicos agrega nuevas
amenazas: la contaminación biológica, la
potencial desestabilización de especies y
la pérdida de semillas locales.
El fenómeno de la concentración em-
presarial se está dando en todos los sec-
tores, pero en los sectores de la industria
agroalimentaria y farmacéutica es parti-
cularmente notable. Este proceso co-
menzó con la adquisición de las indus-
trias semilleras por parte de la industria
química con el objetivo de crear mayor
dependencia de los agricultores, ven-
diéndoles conjuntamente las semillas y
los agrotóxicos. Posteriormente y debido
a que con la ingeniería genética gran par-
te de la investigación se basa en los mis-
mos recursos, se comenzaron a fusionar
empresas farmacéuticas y veterinarias.
Hace 20 años existían miles de empresas
semilleras. Ninguna llegaba a dominar el
1 por ciento del mercado. Hoy, las 10 em-
presas de semillas más grandes del mun-
do controlan más de la tercera parte del
mercado mundial.
Las patentes y su poder
Un elemento fundamental que utilizan las
empresas para aumentar el control mo-
nopólico de los productos es la amplia-
ción de los ámbitos donde se pueden apli-
car las patentes. Las patentes son podero-
sos instrumentos adicionales al control del
38 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Begoña Dorronsoro
mercado. Las empresas que las poseen
tienen la “ventaja” de que pueden con-
servar el monopolio de un producto o im-
pedir que otros lleguen al mercado, inclu-
so se investigue sobre éstos, aun antes de
fabricarlos. De hecho, aproximadamente
dos terceras partes de los productos pa-
tentados nunca llegan a fabricarse.
Históricamente se había excluido del
sistema de patentes a los inventos rela-
cionados con la salud y otras áreas, in-
cluida la alimentación, por razones de in-
terés público. En la actualidad, se preten-
de uniformar la duración de la vida de las
patentes a 20 años. Este fundamento teó-
rico no tiene realmente en cuenta el ca-
rácter colectivo del conocimiento huma-
no ni la acumulación de experiencias que
están en la base de cualquier invención.
Aunque se dice que las patentes tienen
una duración limitada como reconoci-
miento a ese proceso colectivo, en reali-
dad se trata de la privatización de bienes
y conocimientos públicos. La realidad es
que las patentes son un “invento” de las
empresas en el intento de monopolizar
mercados y eliminar competidores. No
sorprende saber que más del 97 por cien-
to de las patentes del mundo son propie-
dad de los ciudadanos de la OCDE (bási-
camente Japón, EE.UU. y Europa). Más
inquietante es saber que el 90 por ciento
de patentes de tecnología y productos son
propiedad de empresas transnacionales.
Los requisitos para obtener una pa-
tente están definidos para inventos y no
“Un elemento fundamental que utilizan
las empresas para aumentar el control
“
monopólico de los productos es la
ampliación de los ámbitos donde
se pueden aplicar las patentes
para descubrimientos. Sin embargo, eso
cambió a partir del desarrollo de la inge-
niería genética, ya que se argumentó que
al hacer construcciones genéticas artifi-
ciales que no podrían haberse dado por sí
solas en la naturaleza se estaría cum-
pliendo con criterios de “invención” y
“novedad”. Esto es altamente discutible,
pero el hecho es que fue la puerta de en-
trada al patentamiento de los seres vivos.
Otros sistemas
de propiedad intelectual
En la mayoría de los países, las empresas
de la agricultura industrial han empujado
al desarrollo de sistemas de propiedad in-
telectual equivalentes a las patentes pero
aplicables a los vegetales llamados dere-
chos de obtentor o derecho de protección
de variedades vegetales. Para obtener un
certificado de obtentor se requiere cum-
plir con los criterios de diferencia, unifor-
midad y estabilidad, que son aplicables a
las semillas creadas en laboratorio, pero
que no se aplican a las variedades tradi-
cionales.
La mayor diferencia entre los dere-
chos de obtentor y las patentes era que
contenían exenciones a los agricultores
y los investigadores. En la práctica, esto
significaba que aunque se obtuviera un
certificado de obtentor de una variedad
vegetal, ésta podía ser utilizada libre-
mente para fines no comerciales, como
el intercambio entre agricultores, para
guardarse o para reutilizar la semilla, así
como para crear otras variedades. En la
versión del Convenio UPOV de 1991, se
restringen estas condiciones, limitando
la exención a los investigadores para va-
riedades “esencialmente no derivadas”

y restringiendo fuertemente el derecho
de los agricultores a guardar e intercam-
biar las semillas.
La situación de los países
del Sur
Los gobiernos de los países del Sur
tienden a creer que si entran en los sis-
temas de propiedad intelectual y pa-
tentes, tal como exige la OMC y las
corporaciones, sus países van a recibir
mayor inversión extranjera, aumenta-
rá la transferencia de tecnología y se
favorecerá la innovación tecnológica
y, de esta forma, la investigación na-
cional. Ninguna de estas expectativas
se cumple en realidad. La globaliza-
ción y la armonización del sistema de
patentes sí benefician a las corpora-
ciones que pueden extender sus mo-
nopolios de mercado a más países y
excluir más efectivamente a eventua-
les competidores locales. La inversión
extranjera incluso puede disminuir, ya
que las corporaciones estarán habili-
tadas a proteger sus propias tecnolo-
gías y productos en nuevos mercados
sin necesariamente realizar ninguna
transferencia al país ni generar nuevos
empleos. En la década de 1990, en Ar-
gentina y Brasil se descontinuaron
proyectos de investigación y desarro-
llo nacional, así como esfuerzos de
adaptación de procesos importados a
condiciones locales, ya que la adqui-
sición de empresas nacionales por par-
te de corporaciones multinacionales
significó el traslado de la investigación
más sofisticada a sus casas matrices,
afectando negativamente a la investi-
gación nacional y la transferencia de
tecnología 2. El caso de la investiga-
ción agrobiotecnológica es particular-
mente ilustrativo, ya que en un por-
centaje mayoritario de este tipo de in-
vestigación es realizada por las subsi-
diarias de las propias empresas sin
ninguna transferencia tecnológica al
país o por instituciones públicas en ge-
neral financiadas por corporaciones
2 Nadal, Alejandro: “World Investment Report Fla-
wed on many fronts”, South-North Development
Monitor (SUNS), nº 45 17, Ginebra, Suiza,
1999.
Especial Dossier
“
Quien controle las semillas controlará
la disponibilidad de los alimentos.
Por eso vemos a empresas
“
como Monsanto gastando más
de 8.500 millones de dólares
para comprarlas
gigantes que son las que se benefician
de los resultados.
La clave es el control
Especialmente alarmante es la tendencia
actual a eliminar “biológicamente” el de-
recho de los agricultores a guardar sus pro-
pias semillas para la próxima cosecha, así
como a producirlas y mejorarlas. Más de
1.400 millones de personas en el mundo
dependen para su sustento de poder con-
servar sus propias semillas. A estos agri-
cultores se les quiere obligar a destinar
parte de sus escasos recursos para la com-
pra de semillas e insumo sin que ello les
reporte mayores ingresos pero sí la pérdi-
da de su independencia y mayores ingre-
sos para las empresas. Las semillas son el
primer eslabón de la cadena alimentaria.
Quien controle las semillas controlará la
disponibilidad de los alimentos. Por eso
vemos a empresas como Monsanto gas-
tando más de 8.500 millones de dólares
para comprar semillas y biotecnologías.
El tema clave es el control. Los gigantes
genéticos están usando las semillas trans-
génicas para dictar cómo cultivarán los
agricultores y en qué condiciones. Uno
de los efectos más graves para los agri-
cultores, agricultoras y pueblos indígenas,
y la para la investigación pública es que
están perdiendo su derecho a usar y des-
arrollar la biodiversidad.
Tecnología Teminator
La tecnología Terminator se desarrolló
precisamente para esto. Son plantas que
han sido manipuladas genéticamente pa-
ra volver estériles las semillas. Su objeti-
vo primario es maximizar el lucro de la in-
dustria a través de destruir la capacidad de
los agricultores de guardar y mejorar sus
semillas obligándolos a comprar semillas
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 39
Soberanía Alimentaria
para cada cosecha. Una patente le otorga
al propietario un monopolio legal exclu-
sivo por 20 años. Con Terminator, este
monopolio no tiene fecha de expiración.
Los propietarios de patentes tipo Termi-
nator incluyen a las más grandes corpo-
raciones de semillas y agroquímicos:
Syngenta, Monsanto, DuPont, BASF,
Delta&Pine Land, pero también a institu-
ciones públicas y de investigación como
el Departamento de Agricultura de los Es-
tados Unidos y las universidades de Cor-
nell, Purdue y Iowa también en EE.UU.
Tras la contaminación con transgéni-
cos del maíz nativo en México, la indus-
tria y los científicos allegados a ellas es-
tán argumentando que Teminator es una
tecnología para la “bioseguridad” como
método para prevenir el escape genético
y la contaminación. Si la industria biotec-
nológica no sabe controlar su tecnología
contaminante, ésta sencillamente no de-
bería ser permitida en lugar de agregar
“soluciones” cada vez más sofisticadas
que en realidad apuntan a una mayor de-
pendencia. La bioseguridad a costa de la
seguridad alimentaria es un planteamien-
to cínico e inmoral.
Con el control de la expresión de las
características genéticas la meta es lograr
que las características de un cultivo se
puedan “prender” y “apagar” al aplicarle
un químico determinado. Si, por ejemplo,
las compañías pueden modificar genéti-
camente las semillas para que se desarro-
llen solamente ante la aplicación de su
propio plaguicida o fertilizante, se va a re-
forzar enormemente la dependencia de la
agricultura. Tanto los agricultores como
la seguridad alimentaria se convertirán en
rehenes de los gigantes genéticos. A me-
nos que los gobiernos tomen acciones ur-
gentes para prohibir estas tecnologías, se-
rá comercializadas con consecuencias de-
vastadoras sobre los anteriores y sobre la
biodiversidad.❑
*Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC
(Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología
y Concentración).
Web: www.etcgroup.org
Este artículo es un extracto del
publicado en la revista En Movimiento,
febrero 2004, nº 381.
Soberanía Alimentaria

Especial Dossier
¿Comercio para el desarrollo
o desarrollo para el comercio?
Pilar Galindo*

La OMC considera la
liberalización del comercio como la
condición para el desarrollo de los
países pobres, la seguridad
alimentaria de sus poblaciones y
para alcanzar el nivel medio de
consumo de los países
desarrollados. Sin embargo, el
aumento de la participación de los
países más débiles en los mercados
mundiales exige derogar
Conchi Abascal

legislaciones que protejan la

alimentación, la salud, los recursos
naturales y la pequeña producción
agroalimentaria, y el
Imagen de un mercado de El Salvador
comercio local.

E
n el año 2002, el comercio inter-
nacional supuso 7.900 millones
de dólares, el 80 por ciento de
mercancías y el resto, de servicios. El va-
lor económico de las exportaciones de
mercancías desde 1950 se ha multiplica-
do por más de 12 (ha crecido un 6 por
ciento medio anual frente al 3’7 por cien-
to de la producción). Esta diferencia se
acentúa en los años ochenta. Desde en-
tonces, el comercio crece un 50 por cien-
to más que el PIB, especialmente en los
países en desarrollo1. Desde 1970 y sobre
todo a partir de 1990, la participación de
los países en desarrollo en el comercio in-
ternacional aumenta bajo la presión del
Banco Mundial, el FMI y la OMC. Entre
tanto, son desplazados los países más po-
1 La relación de intercambios comerciales o aper-
tura de las economías (importaciones + exporta-
ciones) con respecto al PIB ha pasado desde
1985 a 1997 en los países desarrollados del 17 al
24 por ciento, mientras que en los países en des-
arrollo lo ha hecho del 23 al 38 por ciento. Fuen-
tes: “Estructura del comercio mundial 1970-2000”
en www.geocities.com y “Estadísticas del Comer-
cio Internacional 2003” en www.wto.com.
bres que participan con el 0,3 por ciento
del comercio mundial, la mitad de la cuo-
ta de hace 20 años. El comercio mundial
de productos agrícolas es hoy 6 veces
superior al de 1950. La mayor parte se
realiza entre países desarrollados, el 20
por ciento dentro de la UE, y es contro-
lado por multinacionales con sede en es-
tos países. La liberalización del comer-
cio ha aumentado el número de los paí-
ses más pobres, denominados países me-
nos adelantados, de 25 a 49. Hoy, el 20
por ciento de la población mundial que
vive en los países más desarrollados, con-
sume seis veces más energía, alimentos y
bienes y servicios que en los años 50, y
enferma por exceso de comida. Simultá-
neamente, el hambre y la mortalidad por
enfermedades evitables azotan al otro 20
por ciento de la población mundial, que
malvive por este desarrollo desigual.
La falacia del libre comercio se mues-
tra muy bien en el interior del mercado
único de la Unión Europea: competencia
“libre” en condiciones de productividad
desigual, ampliación para colonizar nue-
vos mercados y derechos restringidos a
los nuevos socios. A España, el ingreso
en la UE le costó eliminar la mitad de
agricultores entre 1986 y 2002, y la san-
gría aún no ha terminado2.
La liberalización del comercio no
proporciona ventajas de seguridad ali-
mentaria, ni desarrollo rural a los países
pobres, sino que abona la pobreza, la in-
seguridad alimentaria y el despobla-
miento del campo, causa última de las
migraciones hacia los países ricos. Así lo
acreditan estudios que han valorado el
impacto del Acuerdo sobre Agricultura
(1994) de la OMC y los Planes de Ajus-
te Estructural del FMI que le preceden
desde los 80: no garantizan a los consu-
midores la seguridad alimentaria, ni ha-
cen más ricos a los pobres, sino que les
empobrecen más3. Los precios de las ma-
terias primas agrarias han caído más de
2 Lang, Tim y Hines, Collin: El nuevo proteccionis-
mo. Ed. Ariel. Barcelona, 1996.
3 Madeley, J: “Hambre y Comercio”. Biodiversidad
núm. 28, abril de 2001.

40 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate


la mitad desde 1960. Hoy no se vende
fuera lo que se produce en exceso para
comprar en el exterior lo que no se pro-
duce dentro, aunque éste fue el origen del
comercio internacional. Hoy, un mismo
tipo de productos atraviesa las fronteras
en ambas direcciones.4 El comercio in-
ternacional de alimentos en los últimos
40 años ha triplicado su volumen. Aun-
que los productos importados tengan un
precio más bajo que los autóctonos, con
el aumento del coste de transporte y de
la distancia recorrida se incrementa el
consumo de combustibles, envases, em-
balajes y refrigeración, pero también hay
una pérdida de frescura y calidad nutriti-
va de los alimentos. Esta lógica obliga a
la bajada continua de los precios paga-
dos a los agricultores, con un aparente
beneficio para los consumidores, mien-
tras se concentra y verticaliza el sector
agroalimentario, aumentando la distan-
cia entre productor y consumidor. La dis-
tribución a gran escala es la auténtica be-
neficiaria a costa de extorsionar tanto a
los pequeños productores como a los/as
consumidores/as.
¿Que hay detrás del libre
comercio?: la lógica “social”
del beneficio
La liberalización del comercio es sólo la
superficie del fenómeno causante del
hambre y la desigualdad creciente. La
economía moderna no produce los bien-
es y servicios que necesita la población,
sino las mercancías que generan benefi-
cios. Subordina a la lógica mercantil las
necesidades humanas básicas, incluida la
alimentación. La lógica de la vida queda
supeditada a la lógica del mercado. La ex-
pansión de la lógica del beneficio en la
alimentación exige reducir el trabajo ne-
cesario en la agricultura. Adopta la pro-
ducción industrial a gran escala porque
aumenta la productividad del trabajo
agrario con la especialización productiva
y la tecnología; se trata de la competitivi-
4 Lucas, Caroline: “Stopping the great food swarm”.
MEP. Green Party of England and Wales. Marzo
de 2001. Citado en Amigos de la Tierra “Hacer sos-
tenible a nuestra agricultura: una necesidad im-
postergable”. Libro Blanco de la Agricultura y el
Desarrollo Rural.
Especial Dossier
dad y el beneficio desconsiderando todos
los límites ecológicos, territoriales, hu-
manos, sociales, culturales, físicos y psí-
quicos. La concentración creciente de la
población en las ciudades y la expansión
del modo de vida urbano (aunque se vi-
va en el campo) están impulsadas por una
lógica económica que fuerza a la pobla-
ción a abandonar las zonas rurales, a con-
tratarse como asalariada y a depender del
mercado para vender su fuerza de traba-
jo y comprar sus medios de subsistencia.
Los alimentos también deben compor-
tarse como una mercancía. Aunque su fi-
nalidad natural sea satisfacer una necesi-
dad humana básica, son producidos en la
medida en que generan beneficios para
el capital.
A partir de la II Guerra Mundial se
acelera la modernización capitalista de la
agricultura y la alimentación en Europa y
EEUU. Su extensión a escala planetaria,
se inicia en los años setenta, a partir de lo
que se conoce como la Revolución Ver-
de5. A pesar de sus consecuencias catas-
tróficas, no se pone fin a este modelo por-
que es el más eficiente para generar be-
neficios. La Revolución Verde es una de
las principales causas del aumento de la
deuda exterior de los países empobreci-
dos. Para pagar los intereses, los gobier-
nos se ven obligados a producir indus-
trialmente cultivos de exportación de-
mandados por los países ricos y, simultá-
neamente, a importar alimentos básicos
para su población o incluso recurrir a la
ayuda alimentaria que sirve a los países
ricos para dar salida a sus excedentes
agrícolas6. Tanto la OMC como la UE,
ante los problemas que origina el merca-
do, apuestan por el mercado global, es de-
cir, más mercado. La OMC, la Unión Eu-
ropea y los EE.UU. protagonizan múlti-
ples confrontaciones y luchas de intere-
5 Se denomina así, al fenómeno propiciado por la
FAO de extensión de la agricultura moderna (in-
dustrial y mercantil) a los países empobrecidos ba-
jo el argumento de que era la única forma de re-
solver el problema de las necesidades alimenticias
de una población creciente.
6 Véase el uso de la ayuda alimentaria como arma
de guerra en: Portillo, Luis: ¿Alimentos para la paz?
La “ayuda” de Estados Unidos. Ed. IEPALA. Ma-
drid, 1987.
Información y debate ● PUEBLOS ● Junio ● 2004 ● 41
Soberanía Alimentaria
ses, pero comparten la misma lógica so-
cial: depositar en el mercado, cuyo para-
digma es la persecución del interés pri-
vado por encima de todo, la resolución
del resto de las dinámicas sociales.
Agroecología y consumo
responsables frente a la
globalización
No basta una ruptura teórica con la mo-
dernización, hay que interrumpirla en la
práctica. Para recuperar la autonomía es
necesaria la responsabilidad compartida
y la alianza entre ciudadanos/as del cam-
po y la ciudad. Ejercer nuestra soberanía
alimentaria supone reconsiderar la nece-
sidad individual, reconstruirla intersubje-
tivamente, en diálogo con las necesida-
des de los otros y en múltiples direccio-
nes: campo-ciudad; campesinos/as-con-
sumidores/as; autóctonos-inmigrantes;
Norte-Sur.
La agroecología es una forma de
producir alimentos contando con la na-
turaleza y no contra ella; un conoci-
miento secular anclado en una sabiduría
campesina que la modernización ha des-
terrado del ámbito de la producción por-
que no es competitiva en términos de
mercado. El consumo responsable es la
contraparte necesaria que, en legítima
defensa de la salud, se compromete di-
rectamente con la producción agroeco-
lógica. Este compromiso supone un diá-
logo sobre las necesidades de ambas par-
tes, buscando la reciprocidad y el reco-
nocimiento de la realidad de cada una de
ellas y promoviendo el apoyo mutuo pa-
ra producir y consumir alimentos sanos,
con un precio justo que remunere de for-
ma suficiente la actividad y no sea el re-
sultado de la demanda en el mercado, in-
asequible a comienzos de temporada y
por los suelos en plena campaña. El con-
sumo responsable se interroga sobre lo
necesario y lo superfluo, promueve el
consumo de alimentos de temporada, la
proximidad y la reutilización de enva-
ses. Es decir, mira más allá de la calidad
del producto y del precio.❑
*Pilar Galindo es miembro de GAK (Grupos
Autogestionados de Consumo) de CAES.
Soberanía Alimentaria
Especial Dossier
LIBROS
Las guerras del agua
Vandana Shiva- Icaria- Barcelona- 2004
Vandana Shiva utiliza su notable conoci-
miento de la ciencia y la sociedad para es-
tudiar la histórica erosión de los derechos
de acceso al agua por parte de las comuni-
dades humanas. Al analizar el comercio in-
ternacional del agua, incluyendo su embal-
samiento y extracción, y la acuicultura, Shi-
va pone al descubierto la destrucción de la
tierra y la pérdida de derechos de los más
pobres del planeta.
¿Quién debe a quien? Deuda ecológica y
deuda externa
Joan Martínez Alier y Arcadi Oliveras- Ica-
ria- Barcelona- 2003
La deuda externa no ha dejado de aumen-
tar en los últimos años, pero es necesario
establecer su estrecha relación con la deu-
da ecológica. El peso del pago de la pri-
mera obliga a “apretarse el cinturón donde
muchos tienen ya el estómago vacío” y
además fuerza a una expoliación creciente
de la naturaleza en perjuicio de quienes vi-
ven directamente de los recursos naturales
o padecen la creciente contaminación por
la extracción del petróleo, la exportación
de minerales, etc. Su pago, pues, aumenta
la deuda ecológica, que se explica no sólo
por el dióxido de carbono que se emite en
exceso, sino también por el comercio eco-
lógicamente desigual y los muchos pasivos
ambientales que se han acumulado debido
a las exportaciones masivas.
Con la comida no se juega. Alternativas
autogestionadas a la globalización capi-
talista desde la agoecología y el consumo
Daniel López García y J. Ángel López López-
Traficantes de sueños- Madrid- 2003
Los últimos años han venido marcados por
crisis alimentarias cada vez más agudas.
Escándalos como la carne hormonada, las
vacas locas, el pollo con dioxinas o el re-
42 ● 2004 ● Junio ● PUEBLOS ● Información y debate
Recursos
conocimiento de que la alimentación se es-
tá convirtiendo en una fuente de “envene-
namientos” (herbicidas, pesticidas...) de los
pueblos son algunos ejemplos. Así, la agro-
ecología y la autogestión se transforman en
alternativas reales para evitar estas crisis y
para lograr una auténtica soberanía (y au-
tonomía) alimentaria.
DOCUMENTOS
Y PUBLICACIONES
•blos“Acuerdos de Libre Comercio y los pue-
indígenas”. Eduardo Gudynas y Al-
berto Acosta. COICA, D3E/Claes.
-“Agricultura y Acuerdos Multilaterales de
Comercio”. Marcos Devisscher. D3E/Claes.
2003.
• “La Semilla Perdida”. D3E/Claes. 2003.
-“Apuntes para una Plataforma Rural Lati-
noamericana frente al ALCA”. D3E/Claes.
2003.
• “El siglo ETC (Erosión, Transformación
Tecnológica y Concentración Corporativa)
en el siglo XXI”. Pat Roy Mooney. ETC,
Dag Hammarskjöld Foundation. 2002.
-“Contaminación genética”. Amigos de la
Tierra. 2002.
•¿quién
“Comercio, las empresas mandan,
paga la cuenta?”. Amigos de la Tie-
rra. 2003.
•de “El comercio y la soberanía alimentaria
los pueblos”. Amigos de la Tierra. 2003.
-“Al grano: impacto del maíz transgénico en
España”. Amigos de la Tierra, Greenpeace.
2003.
WEBS
www.viacampesina.org
La página de este movimiento, a la que se
puede acceder en cuatro idiomas (inglés,
francés, castellano y portugués), se articu-
la en apartados principales dedicados a do-
cumentos, comunicados, recopilaciones de
prensa y entrevistas. También es posible
obtener información relativa a eventos y
acciones de interés, al igual que sobre cam-
pañas en marcha, como la de la reforma
agraria o la de las semillas.
www.cpefarmers.org
Web de la Coordinadora Campesina Euro-
pea donde se explican los objetivos y mo-
dos de acción de la misma, quienes la com-
ponen y desde la que se puede prestar apo-
yo a distintas iniciativas. Además incluye
una sección de comunicados.
www.cdrtcampos.es/plataforma_rural/
indice.htm
Página de la Plataforma Rural que se com-
pone de tres secciones fundamentales: una
está dedicada a informaciones con objeti-
vos y propuestas, otra a programas, activi-
dades y servicios, mientras que la tercera
ofrece enlaces de interés.
www.accionecologica.org
Sitio de Acción Ecológica con un formato
de revista muy dinámico en el que se pue-
den encontrar trabajos relacionados con
ayuda alimentaria, transgénicos, impactos
multinacionales, además de campañas es-
pecíficas y distintos comunicados. Permi-
te acceder a contenidos clasificados por te-
mas como biodiversidad, petróleo, sobera-
nía alimentaria o deuda ecológica.
www.agropecuaria.org
Página del Consejo Latinoamericano de
Ecología Social CLAES de Uruguay que
trata sobre el desarrollo rural en América La-
tina e incluye artículos, testimonios, entre-
vistas, así como un observatorio de desarro-
llo y otro agropecuario ambiental latinoa-
mericano al que es posible suscribirse gra-
tuitamente a través del correo electrónico.
Selección realizada por Begoña Dorronsoro.

La ayuda internacional a África:
desmontando mitos
E
n estos tiempos,
ser miembro de
una ONG, aplau-
dir la intensificación de
las políticas de coopera-
ción oficial o derrochar
entusiasmo por los docu-
mentales sobre África pa-
recen ser gestos que le po-
nen a uno la etiqueta de
“ser moral” o “ser amo-
ral”. Pues bien, el propó-
sito de los textos que vie-
nen a continuación es de-
tenerse frente a estos
comportamientos, pre-
guntarnos por su origen y
cuestionar su validez. Es
posible y necesario mirar
hacia África de otra forma
para ver su verdadera re-
alidad y, en caso de que-
rer contribuir a su mejora,
dotarse de los instrumen-
tos que lo permitan.
En estos artículos se
revisa el origen y evolu-
ción histórica de términos (converti-
dos en discursos casi incuestionables)
como “desarrollo” y su versión actual
de “condicionalidad política de la ayu-
da”. El primer objetivo es proponer
una lectura que concluya con la nece-
sidad de valorar el vocabulario que do-
mina en cada época la agenda política
internacional. El segundo, observar
quién hace uso de esta terminología y
por qué, y el último, sentir la necesi-
África
dad de interrogar a los receptores (o
quizá consumidores) de estos bienin-
tencionados discursos de desarrollo y
fórmulas de condicionalidad (ya sea la
económica o la novedosa versión po-
lítica) para comprobar su validez. Son
muchas las investigaciones sobre el te-
rreno que demuestran la no adaptación
y, en consecuencia, el fracaso de estos
esquemas de fraternidad mundial en
África. Las actuales políticas de coo-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 43
Miradas
Ángela Iranzo*
peración al desarrollo, li-
deradas por organismos
gubernamentales o no
gubernamentales, están
convirtiendo en crónicos
los problemas del conti-
nente: dependencia ex-
terna, megalomanía cie-
ga de sus elites políticas,
redes clientelares, neo-
patrimonialización del
Estado y el, aunque trá-
gico, admirable instinto
de supervivencia de una
población que encuentra
alternativas donde otros
nunca las verían. Para
mostrar estas lógicas, se
ofrece un artículo sobre
Guinea Ecuatorial, el
principal receptor de
ayuda al desarrollo espa-
ñola en Sudáfrica.
África es compleja;
su comprensión escapa a
nuestros parámetros oc-
cidentales pero nada es
inamovible; empecemos por cuestio-
nar los instrumentos que nos relacio-
nan con el continente y hagamos un
retrato de África que rompa estereoti-
pos y deslegitime algunas lógicas in-
ternacionales que, en principio, santi-
fican a quien las practica pero no sal-
van a nadie.❑
*Ángela Iranzo es miembro del Consejo
de Redacción de Pueblos.
Miradas
África
La condicionalidad política de los donantes:
¿buenos propósitos
o nuevo colonialismo?
Jokin Alberdi Bidaguren*

Tras los procesos de descolonización y la consolidación de los nuevos

Estados africanos al sur de Sahara, se puso de manifiesto el fracaso
del modelo político occidental en el continente negro. Durante las
décadas de los 60 y los 70, el monopartidismo presidencialista y los
abusos de poder se convirtieron en la norma generalizada de estos
nuevos Estados, con independencia de su carácter pro-capitalista
o marxista leninista. La competencia Este-Oeste por el
control de los Estados africanos fue sustituida en los
90 por el papel activo de la comunidad internacional
en la promoción de las democracias formales
africanas. En este nuevo mundo unipolar, no había
sitio para cualquier otro proyecto político que no
fuera éste. Sin embargo, la adopción de sistemas de
democracia formal no necesariamente ha implicado la
estabilidad política de estos países.

F
rente a algunos logros como cierta transparencia de los comi-
cios electorales y el aumento de la representación de las mu-
jeres en cargos de responsabilidad política, hay que destacar
una larga serie de factores que contribuyen a esa inestabilidad. En-
tre estos factores que impiden la consolidación de los procesos de-
mocráticos iniciados en la era de la posguerra fría, se pueden ci-
tar la privatización del Estado y su incapacidad de garantizar los
servicios básicos, las luchas por el control del poder y de los
recursos, el incumplimiento de las expectativas populares, la
debilidad de los movimientos opositores, la desigual distribu-
Paula Cabildo

ción de la propiedad de la tierra como herencia del pasado co-

lonial y la falta de participación política y de legitimidad de las
instituciones formales del Estado.

44 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


La cuestión de la gobernabilidad
Obviamente, los cambios políticos
acontecidos han tenido un impacto
sobre la reflexión teórica en torno a
la democracia y la actual conforma-
ción de los Estados africanos. En de-
trimento de otros enfoques más sus-
tantivos y sociales de la democracia,
la posición hegemónica es la prota-
gonizada por el pensamiento neoli-
beral, que difunde una concepción
universal de la democracia liberal.
Esta concepción puramente insti-
tucional, que se fundamenta en la
idea del pacto entre elites para ga-
rantizar las reformas económicas
destinadas a la estabilidad de las in-
versiones y el funcionamiento del li-
bre mercado, domina la realidad ac-
tual de los Estados africanos. Sólo al-
gunas críticas hacia los nuevos Esta-
dos poscoloniales, que preconizan la
falta de responsabilidad de los nue-
vos gobernantes “democráticos”, es-
tán teniendo cierto éxito en estos de-
bates académicos1.
Esta inevitable aceptación de la
democracia representativa occiden-
tal como modelo referencial para el
continente negro está reduciendo los
debates sobre la democracia africana
a la cuestión de la gobernabilidad. La
discusión se limita a enfrentar una vi-
sión instrumental de la gobernabili-
dad, entendida como la capacidad
institucional para mejorar el sector
público y el marco legal necesario
para la estabilidad del mercado, fren-
te a una visión finalista, que entien-
de la gobernabilidad como el respe-
to de los derechos humanos y la res-
ponsabilidad y transparencia en el
ejercicio del poder, dentro del marco
de unos Estados constitucionales de-
mocráticos. Cualquier otro aporte
respecto a la idea de la democracia,
que provenga tanto de las reflexiones
sobre la identidad africana como de
1 Véase Bayart, Ellis y Hibou: The Criminalization
of the State in Africa, James Currey & Indiana Uni-
versity Press, London, 1999; y Chabal, P. y Daloz,
J. P.: Africa Works. Disorder as Political Instrument,
James Currey & Indiana University Press, London,
1999
“
La condicionalidad se entiende
como la práctica de los donantes
que subordina la ayuda oficial
al desarrollo a una serie de
de la ayuda deben aceptar
previamente
“
condiciones que los países receptores
los discursos de la justicia social y la
lucha popular no tiene cabida alguna
en esta nueva discusión sobre la go-
bernabilidad.
La condicionalidad política
Las ideas de la condicionalidad eco-
nómica y política2 aparecen ligadas a
ese grupo de teorías hegemónicas so-
bre la democracia y la gobernabili-
dad. La condicionalidad se entiende
como la práctica de los donantes que
subordina la ayuda oficial al desarro-
llo a una serie de condiciones que los
países receptores de la ayuda deben
aceptar previamente. Obviamente es-
te contenido de la condicionalidad no
es uniforme y ha sufrido una evolu-
ción histórica.
Durante los años de la guerra fría,
se produjo, a través de la denomina-
da condicionalidad simple, un au-
mento progresivo del grado de inje-
rencia por parte de los países donan-
tes, que de apoyar pequeños proyec-
tos concretos sin apenas impacto en
las políticas públicas de los gobier-
nos de los países receptores pasaron
a canalizar sus ayudas a través de
programas-país, que sí que merma-
ban la capacidad de decisión de los
gobiernos del Sur. En esta etapa, la
cooperación internacional y el trato
económico y comercial preferencial
2 Para las distintas definiciones de condicio-
nalidad véase Gutiérrez Vega, P. y Rodrigo-
Piñero L. en Peñas, F. J. (ed.): África en el
sistema internacional. Cinco siglos de fronte-
ra, Los libros de la Catarata, 2000; y Pérez
de Armiño, K. (dir.): Diccionario de Acción Hu-
manitaria y Cooperación al Desarrollo, Icaria,
Barcelona, pp. 110-113.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 45
Miradas
estaban supeditados a la coinciden-
cia ideológica entre el país receptor
y el bloque donante (capitalista o co-
munista).
En los años 80, surge la primera
generación de condicionalidad
compleja o condicionalidad econó-
mica, que consistió en la promoción
de políticas de ajuste estructural en
países con altos niveles de deuda
externa que debían aceptar las con-
diciones de reforma de sus políticas
económicas dictadas por los orga-
nismos financieros internacionales,
dentro de la lógica del denominado
Consenso de Washington.
El abanico de la condicionalidad
compleja se amplía durante la dé-
cada de los 90 a la esfera política.
Con el Consenso de Santiago o
Neo-consenso de Washington los
donantes, como complemento a la
anterior condicionalidad económi-
ca, exigen a los receptores de ayu-
da internacional determinadas re-
formas institucionales orientadas a
garantizar el respeto de las liberta-
des democráticas, los derechos hu-
manos, el buen gobierno, el Estado
de derecho y la reducción de la co-
rrupción. De este modo, los actores
gubernamentales, transnacionales y
organismos multilaterales ponen en
marcha una serie de políticas que
tienen por objeto la institucionali-
zación de regímenes democráticos
dentro de las fronteras de unos Es-
tados supuestamente soberanos.
El instrumento empleado por los
países del Norte para impulsar es-
tas reformas políticas es la denomi-
nada asistencia para la democrati-
zación, que se ha concretado en di-
ferentes niveles de intervención de
los organismos internacionales y
países donantes en los países en fa-
se de rehabilitación posbélica y/o
transición política: asistencia a pro-
cesos electorales, capacitación y
ayuda técnica a las instituciones de
nueva formación, formación y ase-
soramiento a ONG e investigacio-
nes sobre violaciones de derechos
humanos cometidas bajo gobiernos
autoritarios.
Miradas
¿Condicionalidades buenas
y condicionalidades malas?
Tradicionalmente desde el pensa-
miento progresista se ha concebido la
condicionalidad política como una
nueva fórmula de injerencia de los pa-
íses occidentales sobre los países po-
bres, es decir, como una nueva moda-
lidad de colonialismo. Sin ningún áni-
mo de mantener la posición contraria,
sí parece obligado establecer una dis-
tinción3 entre la condicionalidad polí-
tica clásica, inspirada en unos princi-
pios abiertamente coactivos y puniti-
vos, y la condicionalidad “positiva”
basada en un diálogo político entre do-
nantes y receptores, que trata de im-
pedir que las crisis de gobernabilidad
desemboquen en rupturas de los pro-
cesos democráticos.
La condicionalidad “negativa”
consiste en un prerrequisito para la
recepción de la ayuda, sujeto a los in-
tereses geoestratégicos y de política
exterior del donante y a la correcta
aplicación de las políticas económi-
cas recomendadas desde los organis-
mos internacionales (tanto políticas
de ajuste estructural como los cre-
cientemente populares programas es-
tratégicos de reducción de la pobre-
za). Mientras que la condicionalidad
política “positiva” sería concebida
más como un objetivo de desarrollo,
en tanto que pretende incrementar la
eficacia de la ayuda concentrándola
en aquellos países que muestran un
genuino compromiso para mejorar la
gobernabilidad democrática.
En este segundo caso, la condicio-
nalidad no se fundamenta tanto en la
arbitrariedad de unos donantes que
conceden ayudas en función de una
percepción subjetiva sobre el cumpli-
miento de unos mínimos estándares
democráticos exigibles a los recepto-
res, sino en la dirección real del cam-
bio político iniciado. Surge de esta
manera una nueva manera de diplo-
3 Santiso, C.: “Retos y desafíos de la reforma
de la ayuda europea. Mejorando las res-
puestas de la Unión Europea a las crisis de
gobernabilidad y las erosiones de la demo-
cracia”, Revista Instituciones y Desarrollo,
nº 11, 2002.
46 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
África
“
Al margen del debate sobre las
buenas y las malas condicionalidades,
lo cierto es que la práctica de esta
“
condicionalidad política y asistencia
para la democratización está
fracasando en la mayoría de los casos
macia comprometida con el futuro de
los países en vías de desarrollo que
presupone que la condicionalidad po-
lítica no tiene por qué ser necesaria-
mente interpretada negativamente. No
obstante, esta nueva forma de enten-
der la condicionalidad política sigue
recibiendo críticas, ya que no deja de
ser vista como una nueva manera de
tutela de Occidente sobre el continen-
te africano.
Este argumento de la tutela, aun-
que pueda ser válido, no deja de ser
frágil, ya que, trasladándolo al ámbito
no gubernamental, puede incitar a pre-
suponer que la solidaridad política de
los movimientos sociales occidenta-
les, encaminada a organizar y fortale-
cer la participación de las comunida-
des africanas, es un tanto hipócrita, en
la medida que promueve una situación
ideal en el Sur, que apenas existe en la
realidad de las sociedades del Norte.
El fracaso de la asistencia para
la democratización
Al margen del debate sobre las bue-
nas y las malas condicionalidades, lo
cierto es que la práctica de esta con-
dicionalidad política y asistencia pa-
ra la democratización está fracasando
en la mayoría de los casos.
En primer lugar, su visión corto-
placista está impidiendo articular pro-
gramas para la democratización pro-
funda, ni de los Estados ni de las so-
ciedades africanas. Solamente se ac-
túa en la fase inicial de las transicio-
nes políticas y en los aspectos coyun-
turales. En segundo lugar, se está ge-
nerando una dependencia de los paí-
ses asistidos, ya que los donantes no
han tenido en cuenta ni la sostenibili-
dad de las acciones emprendidas ni el
necesario protagonismo de los recep-
tores de las ayudas. Y en tercer y últi-
mo lugar, la omisión de las dimensio-
nes históricas y culturales de los pro-
cesos políticos africanos está supo-
niendo una fuerte deslegitimación de
las transiciones democráticas inicia-
das en África en esta nueva era de la
posguerra fría.
En los procesos africanos de de-
mocratización de los años 90 no se
han tenido en cuenta otras versiones
tradicionales y emancipatorias de la
democracia, por lo que tampoco ha
habido espacio para fórmulas alterna-
tivas de solidaridad política. Este nue-
vo ánimo de apoyar y fortalecer los
cambios políticos genuinos empren-
didos por algunos países debería ir
más allá de la democracia representa-
tiva y combinarse con los elementos
positivos heredados de la participa-
ción sociopolítica de las anteriores re-
voluciones populares de algunos de
los países africanos y de las buenas
prácticas democráticas de las institu-
ciones indígenas o tradicionales.
En definitiva, una nueva forma de
asistencia para la democratización y
solidaridad política debería estar ins-
pirada en un diálogo político exento
de imposiciones externas, y debería
apostar por una reinvención de la de-
mocracia africana que tuviera en
cuenta sus peculiaridades históricas y
culturales. La democratización afri-
cana va más allá del fortalecimiento
de la arquitectura institucional de sus
Estados, y requiere de una redefini-
ción de los sujetos políticos, de una
resolución del conflicto entre Estado
moderno y autoridades indígenas que
esté más ajustada a la realidad africa-
na, de articular un sistema democráti-
co desde la propia tradición democrá-
tica africana... Pero esto es harina de
otro costal.❑
*Jokin Alberdi Bidaguren es investigador de
HEGOA (Instituto de Estudios sobre Desarrollo
y Cooperación Internacional) y profesor de Derecho
Constitucional en la Universidad del País Vasco.
 Miradas
Del concepto de desarrollo
a la cooperación internacional
Olga Mancha Cáceres*

“Tenemos que embarcarnos en un programa nuevo y audaz para que nuestros avances científicos
y nuestro progreso industrial estén a disposición de la mejora y el crecimiento de las áreas
subdesarrolladas. Más de la mitad de la población mundial vive en condiciones próximas a la
miseria. Su alimentación es inadecuada y resulta víctima fácil de las enfermedades. Su vida
económica es primitiva y estancada. Su pobreza es un handicap y una amenaza tanto para ellos
como para las áreas más prósperas. Por primera vez en su historia la humanidad posee el
conocimiento y la capacidad suficientes para aliviar el sufrimiento de esta gente... nuestros
imponderables recursos de conocimiento técnico crecen constantemente y son inextinguibles...
El viejo imperialismo -la explotación en provecho del extranjero- no cabe en nuestros planes...
Una mayor producción es la clave para la prosperidad y la paz. Y la clave para una mayor
producción es una aplicación más amplia y vigorosa del conocimiento técnico y científico moderno.”

Presidente Harry Truman, Discurso Inaugural, 1949

en desarrollado y subdesarro-
Este artículo pasa revista a llado, que cataloga de misera-
la evolución del desarrollo bles a la mayoría de las perso-
en el siglo XX, intentando nas. Tercero, las ideas de pro-
reflexionar sobre lo que han greso y crecimiento, inherentes
podido significar sus a todas las formas discursivas
discursos cambiantes. que adoptará el desarrollo, y
Partimos de una hipótesis: el que permanecen en su núcleo.
desarrollo es un dominio
construido en el mundo El desarrollo como
occidental, especialmente crecimiento económico
durante el siglo XX, con el Desde la II Guerra Mundial, se
objetivo de controlar el difunde el concepto de desarro-
mundo. Para ello, ha llo sustituyendo a otras ideas se-
inventado un lenguaje y mejantes: progreso, riqueza,
unos modos que han sido evolución económica, indus-
asumidos e incuestionados, trialización, crecimiento econó-
tanto para las maneras con mico... El desarrollo se vincula
las que definimos especialmente a este último,
y pensamos el mundo como
Paula Cabildo

confundiéndose hasta el punto

para las relaciones que se de que, generalmente, el objeti-
dan entre individuos, vo del crecimiento ha relegado
Estados y comunidades. al último lugar o excluido los
propósitos políticos y sociales.

S
unkel y Paz (1988) definen
desarrollo como “proceso de
cambio social que hace refe-
rencia a una evolución deliberada que
persigue como fin último la iguala-
ción de las oportunidades sociales,
políticas y económicas en el plano so-
cial, y en relación a las sociedades con
patrones más elevados de bienestar”.
Desde esta definición y el texto del en-
cabezado, destacamos varias cosas.
Primero, que una idea económica (co-
mo incremento de la producción y el
crecimiento económico), social (que
suscita la mejora de las condiciones de
vida) y política (pues los hechos ante-
riores garantizarían la democracia) ha-
ya podido extenderse tanto y ser acep-
tada sin cuestionamiento. Segundo, re-
saltar su concepción dual del mundo,
Determinadas políticas económicas1 en
1 Caso de las Políticas de Ajuste estructural del
Fondo Monetario Internacional, cuyos efectos
son especialmente dolorosos para la mayoría
de la población de los países afectados, pues
implican generalmente la privatización de los
servicios públicos o la limitación de los presu-
puestos destinados a salud, educación, etc., o
la aparición de leyes laborales que perjudican
a los trabajadores.

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 47

Miradas
nombre del desarrollo se opo-
nen a la meta de igualar opor-
tunidades sociales, políticas o
económicas.
El desarrollo, como el es-
fuerzo de una sociedad para
mejorar, se constituye en idea
motor, en un fin en sí mismo.
Así entendido, viene a ser una
nueva manera de nombrar un
concepto de la Europa del XIX
y principios del XX: progreso2.
El progreso supone avanzar ha-
cia adelante, en una camino de
ascenso continuo, modernizán-
dose. La base material que cer-
tifica esa modernización es el
incremento de la producción y
la aparición de una sociedad de
consumo.
Se atribuye a las sucesivas
guerras y crisis, así como al
ascenso de regímenes totalita-
rios en la primera mitad del si-
glo XX la pérdida del atracti-
vo de la idea de progreso en
Europa Occidental, sobre to-
África
cipal papel gestor del proceso
de cambio hasta los 80.
La idea de cooperación para
el desarrollo ve la luz en el cuar-
to punto del discurso de Truman,
de 1949, que presenta la nueva
política exterior norteamericana.
El Plan Marshall, diseñado por
EE.UU. para los países europe-
os “afines” destruidos en la II
Guerra Mundial, será uno de los
primeros programas de coopera-
ción que se generalizarán con la
descolonización. Los países ri-
cos agrupados en la OCDE
(con un comité específico de
ayuda al desarrollo, el CAD) se
convierten en “donantes”. La
donación consiste generalmen-
te en préstamos a corto plazo, a
interés variable y sin períodos
de gracia. Muchos países co-
mienzan a solicitar créditos con
los que pagar los créditos que
vencían. Los bancos suspenden
África participó un 2,7 por ciento en el mercado mundial en 2002. la asignación de nuevos crédi-
tos y reclaman el pago de los

do desde que es adoptada por
el discurso del socialismo. Sin em-
bargo, mientras que en el capitalismo,
como destacó Weber, la ética protes-
tante consiente una apropiación indi-
vidual de la riqueza, el socialismo no
concibe el progreso sin una redistri-
bución de la misma. El mundo capita-
lista siente la necesidad de sustituir el
término y la idea de modernización
viene a hacerlo. Con un nuevo giro de
tuerca, resalta elementos, que si bien
ya estaban en la idea anterior, ahora
son explicitados: el peso dado a la
ciencia y la fórmula del Estado Nación
como base del sistema político. Así,
los cambios experimentados en la Eu-
ropa Occidental desde el XVIII, que
rompen con largos siglos de tradición,
serán modelo a imitar por el resto de
países. El concepto de desarrollo se
apoya en el de modernización; des-
cansará sobre una base que prima la
2 Que nace de la secularización ilustrada del con-
cepto cristiano de providencia, don de Dios a
los hombres, de constante superación hacia la
perfección.
“
Occidente sigue desconociendo
la realidad africana, insistiendo
en estereotipos y prejuicios
que legitiman sus políticas
“ nifiesta el fracaso de este modelo de
racionalidad científica y técnica como
racionalidad incuestionable, el me-
nosprecio de las culturas tradiciona-
les y la estigmatización de la diversi-
dad cultural. Se ve a la sociedad co-
mo una organización previsible, pla-
nificable, diseñable y gestionable. Las
herramientas para el diseño, la plani-
ficación, la ordenación y la gestión
del cambio social se convierten en
disciplinas académicas en las Univer-
sidades occidentales y el mundo sin
desarrollar en un lugar de experimen-
tación donde ser aplicadas. Los obje-
tivos a cumplir: industrialización, ur-
banización, modernización agrícola (o
Revolución Verde) y cambio institu-
cional. Sobre el Estado recae el prin-
concedidos. En agosto de 1982,
algunos países deciden no pagar. Co-
mienza la “crisis de la deuda”, que ma-
desarrollo. Éste ya había sido criticado
en el Informe de Roma diez años antes
por no combatir la raíz de la pobreza y
ser una estrategia de Occidente, cuyas
“políticas de desarrollo desarrollaban
el subdesarrollo”. La misma idea de
crecimiento ilimitado implica un pla-
neta de recursos infinitos, cuando la in-
dustrialización pone de manifiesto pro-
blemas ambientales serios. La nueva
crítica al discurso y las prácticas del
desarrollo o “ecología política” sitúa la
cuestión del desarrollo en el contexto
de las relaciones de poder y subordi-
nación en el mundo, pues sólo benefi-
cia al Norte.
El concepto de modernidad
cuestionado
A finales de los setenta, empieza a ca-
lar la crítica posmoderna a los grandes
sistemas filosóficos creados por Occi-
dente para entender el mundo. Uno de
sus impulsores, Lyotard, ve los discur-

48 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


sos occidentales del liberalismo, el so-
cialismo y el desarrollo como “meta-
narraciones” que han servido para ca-
racterizar la modernidad, la civiliza-
ción occidental. La modernidad, como
proceso histórico, ha sido construida
sobre la base de la ciencia y la técni-
ca, la conformación del Estado Na-
ción y el ethos civilizatorio europeo.
Si la modernidad es cuestionada, las
bases conceptuales del desarrollo tam-
bién lo son. El discurso del desarrollo
se desvela como otra forma de control
de Occidente sobre el resto del mun-
do, una nueva forma de colonización.
Pero existen otras formas de pensar el
desarrollo: las de los pueblos no occi-
dentales y los movimientos contrahe-
gemónicos.
Las críticas a las nociones del con-
cepto llevan en los 80 a la necesidad de
legitimar su discurso. En peligro están
el conglomerado de instituciones y un
engranaje burocrático surgido en el sis-
tema de Naciones Unidas (el PNUD,
el FMI y el Banco Mundial, las políti-
cas y programas llevados a cabo, etc.).
Hay que reinventar el desarrollo, dar-
le una nueva cara. El Informe Brun-
tland de 1987, titulado “Nuestro futu-
ro común”, producido a raíz de la
Conferencia de Naciones Unidas so-
bre el Ambiente y el Desarrollo, trata
de compatibilizar medio ambiente y
crecimiento económico. “Desarrollo
sostenible” es el que sirve a las nece-
sidades presentes sin comprometer las
de las generaciones futuras, “crecer
ecológicamente”. Para la comisión
que realizó el informe, la principal
causa de la degradación ambiental es
la pobreza, pues una sociedad con ma-
yor nivel adquisitivo “cuida” su en-
torno. Para ella, el origen de la pobre-
za reside en el crecimiento de pobla-
ción, por lo que hay que limitarlo, se-
gún las disponibilidades de recursos
del país. El desarrollo se convierte en
la primera medida “ecológica” a se-
guir por los Estados. Sin embargo, a
pesar de las críticas, la aceptación del
“desarrollo sostenible” ha sido gene-
ralizada. De igual forma, el discurso
del desarrollo fagocita las críticas a su
“insensibilidad” cultural, se readapta
y cambia con nuevos términos como
“etnodesarrollo” y “desarrollo local”,
generados y promovidos desde el Ban-
co Mundial3.
Los años noventa verán un nuevo
cambio en la concepción de desarro-
llo. La generalización del término glo-
balización y su transformación desde
un concepto meramente económico a
uno político y social lo ha modifica-
do sustancialmente, sobre todo en lo
que respecta al papel que debe jugar
el Estado en su promoción. El con-
texto en el que se ha vivido esta trans-
formación ha sido el de las negocia-
ciones de la OMC y la presión de las
empresas transnacionales por contro-
lar el mercado mundial. Se ve la glo-
balización como la ocasión para esta-
blecer un nuevo sistema social mun-
dial integrado e interdependiente,
donde los Estados únicamente han de
jugar el papel de garantes del cumpli-
miento de las normas promovidas por
“
La “crisis de la deuda” manifiesta
“
el fracaso de un modelo de desarrollo,
cuyas estrategias sólo fomentan
el subdesarrollo
las transnacionales. Los movimientos
por “otro mundo es posible” de nue-
vo suponen una resistencia a estas di-
námicas globales.
Realidad africana
y cooperación
¿Y dónde está África en y para el des-
arrollo y la cooperación? Occidente
sigue desconociendo la realidad afri-
cana, destacando aspectos de ella que
insisten en los estereotipos y los pre-
juicios para legitimar determinadas
políticas, como el freno a la inmigra-
3 Quizá ha influido más en esta aparición el pa-
pel jugado por los movimientos indígenas en
Latinoamérica en las últimas décadas que los
debates posmodernos.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 49
Miradas
ción y el cierre de fronteras. Se insis-
te en los factores internos, como su
crecimiento demográfico “descontro-
lado”, la corrupción política y los con-
flictos tribales para explicar su pobre-
za. Los factores internos y externos se
imbrican, sin obviar el papel que jue-
gan determinados actores políticos y
comerciales africanos en la explota-
ción de sus recursos naturales en con-
nivencia con una larga lista de com-
pañías internacionales, siguiendo una
racionalidad neoliberal, algo que ya
se ha visto en otros momentos y con-
textos, incluido el europeo, y que es-
tá lejos de la supuesta irracionalidad
que se les suele atribuir. No se suele
ver que la posición de África en el
contexto político y económico mun-
dial es la principal razón de su “sub-
desarrollo”.
En el contexto de la cooperación al
desarrollo con África, encontramos va-
rias posiciones: desde voces que plan-
tean la reducción de la ayuda, pasando
por los que la ven como una solución
a los “problemas” africanos de violen-
cia y conflictos armados, hasta los que
piensan que el modelo de la ayuda de
Occidente no es válido y hay que bus-
car nuevas fórmulas, como la coopera-
ción Sur-Sur, para superar la depen-
dencia. La cooperación al desarrollo,
incluso si consigue mejorar las condi-
ciones de vida de la gente, no deja de
ser una “tirita” para una grave herida.
Sanarla exige tomar medidas estructu-
rales de peso. La condonación de la
deuda de los países africanos con las
agencias internacionales responsables
del desarrollo podría ser una de las
medidas a tomar. Otros proponen el ac-
ceso a los mercados en condiciones
justas, ya que la participación de Áfri-
ca en el comercio mundial era, en
2002, de un 2’7 por ciento y tan sólo
de un 1 por ciento si descontamos Sud-
áfrica y el Magreb. Habrá que ver qué
quiere África para sí misma.❑
*Olga Mancha Cáceres es Personal Investigador
en Formación en el Departamento
de Antropología Social y P.F.E. de la Universidad
Autónoma de Madrid (Beca FPI Comunidad
de Madrid, Fondo Social Europeo).
Miradas
África
Cooperación y política en Guinea Ecuatorial
Alicia Campos Serrano*

El pasado 25 de abril se celebraron

en Guinea Ecuatorial las
terceras elecciones legislativas
y municipales desde que,
a principios de los años 90, se
estableciera en el país un sistema
formalmente multipartidista.
Como en anteriores ocasiones, el
proceso estuvo salpicado de graves
irregularidades. El previsible
resultado fue una victoria
abrumadora del gubernamental
Partido Democrático de Guinea
Ecuatorial y un nuevo fraude
generalizado.

S
in embargo, otras elecciones más
democráticas, celebradas lejos de
Guinea poco antes, podrían signi-
ficar cambios de transcendencia para la
Manuel Ponce

situación política de este país: me refiero

a las legislativas españolas del 14 de mar-
zo, que han resultado un cambio de go-
bierno con la victoria del socialdemócra-
ta Partido Socialista Obrero Español fren-
te al conservador Partido Popular.
Conexiones transnacionales
de la política africana
Si las vicisitudes de la política españo-
la importan tanto en Guinea Ecuatorial,
es debido a que muchos procesos so-
ciales africanos están intensamente atra-
vesados por conexiones transnaciona-
les. El Estado poscolonial ha sobrevivi-
do en gran medida gracias a su papel co-
mo intermediario entre su población y
las dinámicas y actores internacionales,
lo que algunos han designado como
“extroversión” del poder en África1.
1 Bayart, Jean-François: “Africa in the World: a His-
tory of Extraversion”, African Affairs, nº 99, 2000.
Muchas de estas conexiones se gene-
raron en el periodo colonial. Es el ca-
so de las relaciones entre Guinea Ecua-
torial y España: mientras la antigua
metrópoli es el principal destino de es-
tudiantes, trabajadores y asilados gui-
neanos, Guinea se mantiene, a pesar de
su tamaño, como el principal receptor
de ayuda española al desarrollo en
África Subsahariana2; por otra parte,
las relaciones exteriores del país afri-
cano están a menudo mediadas por la
diplomacia española.
2 En términos cuantitativos, Mozambique ha supe-
rado a Guinea Ecuatorial en los últimos años, pe-
ro en términos relativos a la población, éste sigue
siendo el país más privilegiado por la ayuda es-
pañola en África.
Pero no todas las conexiones del esta-
do africano provienen de la época colo-
nial. El descubrimiento en los años no-
venta de grandes yacimientos petrolíferos
en las aguas continentales guineanas ha
vinculado a Guinea con uno de los co-
mercios mundiales más lucrativos, lidera-
do en este caso por multinacionales de
EE.UU. Los recursos del petróleo permi-
ten a la familia Nguema en el poder man-
tenerse y enriquecerse en él al margen de
la mayoría de la población, a la que se
mantiene en una situación de pobreza y
opresión.
El petróleo ha hecho que otras fuen-
tes externas de recursos como la ayuda al
desarrollo disminuyan drásticamente su
relevancia. A pesar de ello, las relaciones

50 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


diplomáticas y la cooperación conservan
su importancia como ámbitos de legiti-
mación internacional del gobierno gui-
neano. Y aunque escasa, la ayuda sigue
siendo relevante para la vida cotidiana de
muchas personas. De ahí que un cambio
en el gobierno de España, principal do-
nante e interlocutor internacional, sea un
acontecimiento observado con mucho
interés en el país. Lo que está por ver es
si nuevas políticas de cooperación entre
España y Guinea Ecuatorial pueden con-
tribuir positivamente a la democracia
guineana.
La condicionalidad política
La vinculación entre ayuda al desarro-
llo y procesos políticos se puso de ma-
nifiesto de manera expresa tras el fin
de la guerra fría y una cierta remorali-
zación de la política mundial, cuando
los principales donantes mundiales se
manifestaron públicamente a favor de
condicionar su desembolso al estable-
cimiento de sistemas democráticos de
gobierno. La condicionalidad política
de la ayuda se sumó a la condicionali-
dad económica, impulsada en la déca-
da anterior por las instituciones finan-
cieras internacionales.
La dictadura familiar de Guinea
Ecuatorial se convirtió entonces en un
receptor incómodo para los donantes
internacionales. Sus presiones y el
nuevo clima de reformas democráticas
en toda África animó cierta apertura
del régimen. En 1991 se aprobó una
reforma constitucional que establecía
un sistema multipartidista y preveía la
celebración de elecciones periódicas.
Sin embargo, al tiempo que se permi-
tían las actividades de los partidos, se
desarrollaban nuevas formas de repre-
sión y cooptación dirigidas contra sus
militantes. Además, el gobierno de
Obiang encontró maneras de manipu-
lar los resultados electorales y de inti-
midar a los ciudadanos para hacerlos
desistir de participar en cualquier ac-
tividad política.
La inconsistencia y parálisis del
proceso de democratización fue dura-
mente replicado inicialmente por los
donantes internacionales. El gobierno
español retiró la cooperación de apoyo
“
Se pretende favorecer la democracia
a través de un instrumento, la ayuda,
que forma parte de la extroversión
del Estado, que es a su vez uno
en África
“
de los fundamentos de la autocracia
institucional en 1994; dos años más
tarde la administración Clinton clau-
suró la embajada norteamericana y el
FMI y el BafD suspendieron sus pro-
gramas como consecuencia de la falta
de disciplina fiscal. La condicionalidad
de la ayuda contribuyó a que se cele-
brasen las elecciones más democráti-
cas desde la independencia, las muni-
cipales en septiembre de 1995, donde
la oposición agrupada en la Plataforma
de Oposición Conjunta logró atraer a
la mayoría del electorado3.
Petróleo y democracia
A mediados de los años 90, la situación
internacional de Guinea Ecuatorial vol-
vió a experimentar una nueva transfor-
mación dramática con el descubrimiento
y explotación masiva de las bolsas de pe-
tróleo de sus mares territoriales. El as-
cendiente de los agentes de la coopera-
ción internacional y de los diplomáticos
de los países donantes fue sustituido por
el de los representantes de las grandes
empresas del petróleo que, como era de
esperar, se han mostrado muy poco sen-
sibles a los derechos humanos de los gui-
neanos. En este nuevo contexto econó-
mico, el compromiso de los actores ofi-
ciales de la ayuda con la democracia ha
decaído. A pesar del espectacular creci-
miento económico experimentado por el
país y la disminución neta y relativa del
peso de la ayuda recibida por Guinea4, se
han reactivado muchos de los mecanis-
3 No obstante, el gobierno sólo reconoció la victoria
de la oposición en 9 de las 19 alcaldías realmente
obtenidas sobre 27.
4 Si en 1990 la ayuda suponía la mitad del PNB, en
1995 sólo constituía el veintiuno con dos por cien-
to; y en cifras pasó de un máximo de 60 millones de
pesetas en 1990 a los 32 millones en 1996. Escri-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 51
Miradas
mos multilaterales y bilaterales de la coo-
peración internacional desde la Confe-
rencia Económica Nacional auspiciada en
1997 por los principales donantes.
España también transformó su políti-
ca hacia su antigua colonia coincidiendo
con la llegada del Partido Popular al po-
der. El nuevo gobierno decidió normali-
zar las relaciones y aumentar la coopera-
ción con Guinea Ecuatorial. Finalmente,
en octubre 1999, a pesar de la ola de re-
presión levantada contra el Movimiento
para la Autodeterminación de la Isla de
Bioko el año anterior y de unas irregula-
res elecciones legislativas en marzo, se ce-
lebró la IX Comisión Mixta entre los dos
gobiernos y se aprobó el III Plan Marco,
concentrado en los tradicionales sectores
de educación y salud, y sin que contem-
plara cláusula democrática alguna5. Tam-
bién se han aprobado varios acuerdos de
renegociación y condonación parcial de
deuda, el último de ellos en 2003, año en
que la compañía Repsol llegó finalmente
a un acuerdo con el gobierno guineano pa-
ra participar en la explotación petrolífera.
Por último, la clausura a petición del go-
bierno guineano del programa radiofóni-
co sobre Guinea de Radio Exterior de Es-
paña ha supuesto un duro golpe a la liber-
tad de expresión en aquel país.
Las implicaciones políticas de esta
nueva situación han sido evidentes. El
presidente ha podido aumentar e intensi-
ficar su política de patronazgo y cliente-
lismo a través del reparto de los benefi-
cios del crudo, que han ido a parar en gran
medida a las cuentas personales de los
máximos dignatarios en bancos extranje-
ros6. Como consecuencia de ello, la opo-
sición ha sufrido un proceso periódico de
fragmentación y absorción por el partido
en el poder. Las elecciones posteriores, en
bano,Gonzalo: “Guinea Ecuatorial: de la ayuda al
petróleo”, Revista Meridiano CERI, nº 26, 1999.
5 Amnistía Internacional: “La política de cooperación
oficial española en Guinea Ecuatorial: comentarios
y recomendaciones”, febrero de 2001; Médicos Sin
Fronteras: “Guinea Ecuatorial: El imposible espacio
humanitario”, dossier diciembre de 1999.
6 Global Witness: Time for Transparency. Coming cle-
an for oil, mining and gas revenues, Informe de mar-
zo de 2004; Silverstein, Ken: “Oil Boom Enriches
African Ruler”, Los Angeles Times, 10-1-2003.
Miradas
plena expansión petrolífera, no han hecho
más que confirmar a Obiang Nguema y
al PDGE en el gobierno7.
Los límites de la ayuda para
promover la democracia
Con el último cambio de gobierno en Es-
paña se vuelve a abrir el debate sobre las
posibilidades que tiene la condicionali-
dad política para favorecer la democracia
en Guinea. Si tomamos en consideración
la historia de las intensas conexiones que
existen entre el despotismo en África y
determinados fenómenos internaciona-
les, el debate tiene enorme pertinencia.
Sin embargo, esta historia también nos
muestra las limitaciones de las políticas
internacionales de promoción de la go-
bernabilidad, pues se pretende favorecer
la democracia a través de un instrumen-
to, la ayuda, que forma parte de la extro-
versión del Estado, que es a su vez uno de
los fundamentos de la autocracia en Áfri-
ca. La supervivencia de los gobiernos au-
toritarios africanos depende de los recur-
sos que reciben del exterior: en la medi-
da en que los programas de apoyo al buen
gobierno y la condicionalidad política no
transforman esta estructura, sino que la
consolidan, los gobernantes africanos se-
guirán careciendo de estímulos suficien-
tes para empoderar a su población.
Pero si la condicionalidad no favore-
ce a la democracia es en gran medida por
la falta de cumplimiento de sus previsio-
nes. Las amenazas de retirada de la ayu-
da casi nunca se llevan a efecto. Y cuan-
do algún donante decide cumplirlas,
siempre hay donantes alternativos a dis-
posición de los gobernantes africanos.
Además, se producen muchas contradic-
ciones entre las exigencias de los donan-
tes: al tiempo que se pide una democrati-
zación, se imponen políticas económicas
cicateras que no lograrían el consenti-
miento de la población de ser consultada.
A menudo, los intereses encontrados de
los donantes incluyen no sólo ni princi-
palmente el desarrollo o la democracia,
sino los beneficios económicos que pro-
porciona la explotación de minerales es-
7 Campos Serrano, Alicia: “Nuevos recursos y vie-
jas opresiones: Dinámicas políticas en Guinea
Ecuatorial”, Nova Africa, enero de 2004.
52 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
África
“
Cualquier programa de cooperación
que se establezca en Guinea debería
valorarse en función de su capacidad
sus gobernantes
“
para facilitar “espacios de libertad”
para los guineanos y no para
tratégicos, la reducción de los flujos mi-
gratorios o los posibles apoyos diplomá-
ticos en los foros internacionales. En es-
te sentido, el petróleo se ha convertido en
el principal objetivo de las políticas exte-
riores de los países industrializados hacia
Guinea Ecuatorial y también en el mayor
obstáculo para el respeto y la promoción
de los derechos de sus ciudadanos.
Por último, la democracia que suele
perseguirse con los programas de gober-
nabilidad y condicionalidad política es
muy limitada, y se centra en la celebra-
ción de elecciones, habituales en el con-
tinente desde inicios de los noventa. La
democracia se ha convertido en este con-
texto en una especie de simulacro y el len-
guaje de las libertades civiles en un dis-
curso ficticio, de manera que pareciera
que tanto gobernantes africanos como do-
nantes internacionales han acordado
aceptar tácitamente la trivialización de la
capacidad transformadora de las liberta-
des democráticas.
Propuestas para una política
exterior consciente
Por todo ello, el compromiso expre-
sado por el nuevo gobierno español
con el proceso de democratización en
Guinea Ecuatorial puede toparse con
enormes obstáculos. En unas condi-
ciones como las de Guinea, cualquier
programa bienintencionado de apoyo
institucional puede fortalecer al gru-
po de personas actualmente en el po-
der más que defender los derechos hu-
manos de la mayoría. De ahí que la re-
visión de la política exterior española
debería partir del reconocimiento de
la limitada capacidad de los instru-
mentos de la cooperación internacio-
nal para transformar por sí misma las
estructuras de poder de un país y evi-
tar en lo posible que lleguen a favore-
cer al mismo régimen.
La posibilidad de condicionar el
desembolso de la ayuda a avances de-
mocráticos en Guinea es un asunto muy
sensible. La presencia de la cooperación
española en el país ha estado ligada tra-
dicionalmente a sectores sociales, como
la salud y la educación, que por afectar
a un porcentaje elevado de la población
en ámbitos básicos que el Estado no
atiende son difícilmente cuestionables
en el corto plazo. Su desaparición afec-
taría gravemente al nivel de vida de los
guineanos y no favorecería un cambio
de actitud del gobierno, pues ahora no
depende de la cooperación para sobre-
vivir, sino de los recursos del petróleo.
De ahí que el apoyo a la democracia
en Guinea Ecuatorial deba superar el ám-
bito de la cooperación al desarrollo y en-
marcarse en una política más amplia ha-
cia este país. En este sentido, el gobierno
español podría apoyar el proceso de de-
mocratización a través de una política
multilateral activa en los organismos in-
ternacionales y del apoyo explícito a la
oposición democrática. Y especialmen-
te, España podría desarrollar una políti-
ca más activa dirigida a la gestión trans-
parente de las rentas del petróleo tanto
por parte del gobierno guineano como de
las empresas multinacionales.
En este contexto, la ayuda al desarro-
llo todavía tendría algún papel que cum-
plir en la promoción de la democracia
guineana. Cualquier programa de coope-
ración que se establezca en Guinea debe-
ría valorarse en función de su capacidad
para facilitar “espacios de libertad” para
los guineanos y no para sus gobernantes.
Una condicionalidad así, atenta a las
consecuencias sociales de los progra-
mas de la ayuda, sería más eficaz que
las grandes declaraciones y documen-
tos que en los últimos años sólo han
servido de cortina de humo tras la que
se han desarrollado relaciones econó-
micas y personales no tan confesables,
y que han consolidado el desempode-
ramiento de los guineanos.❑
*Alicia Campos Serrano es investigadora de la
Universidad Carlos III de Madrid. Este artículo
ha sido realizado gracias a una beca
posdoctoral de la Comunidad de Madrid.
 Cooperación
Cooperación
El posliberalismo en América latina
Claudio Katz*

“
¿
C
uál es el balance del neoli-
beralismo en América Lati-
na? ¿Triunfó al imponer su Los nuevos gobiernos latinoamericanos
curso de acción a gobiernos de distinto de centroizquierda claman contra el
signo? ¿O fracasó al receptar el generali-
zado rechazo de la población? La res-
neoliberalismo, pero preservan su
puesta depende del aspecto enfatizado en
la definición del neoliberalismo, ya que
este modelo no solo incluye una prácti-
“
herencia reaccionaria e impulsan
modelos que convalidan las
contrarreformas de los 90
ca económica, un proyecto de acumu-
lación, sino también una ofensiva social
destinada a doblegar a los trabajadores
y erigir regímenes autoritarios.

ALCA, deuda y fracasos

En el terreno económico la doctrina neo-
liberal continúa prevaleciendo. Aunque la
predilección de las clases dominantes por
las privatizaciones, la apertura y la desre-
gulación ha decrecido, el neoliberalismo
orienta la estrategia del ALCA y del en-

Manuel Ponce
deudamiento externo.
Las tratativas para conformar un
área de libre comercio apuntan a refor-
zar las ventas norteamericanas hacia la
región, a cambio de mayores cuotas del
mercado estadounidense para los ex-
portadores latinoamericanos. Pero an-
te la resistencia del empresariado bra-
sileño (y en menor medida argenti-
no) a desproteger su industria y
extranjerizar los servicios, la
versión inicial del ALCA ha si-
do modificada.
Actualmente se discute una También en el plano Este sometimiento al Fondo ha si-
variante “light” del acuerdo que financiero el modelo neoliberal do ratificado por los continuadores ex-
eximiría a los participantes de compro- persiste, especialmente a través de plícitos del modelo de los 90 (Lagos,
misos estrictos y plazos perentorios. Pe- la auditoría que ejerce el FMI. Esta Fox, Toledo) y por los antiguos críti-
ro el complemento de esta nueva alter- injerencia es más gravitante que los cos de la ortodoxia. Lula es el ejemplo
nativa son los acuerdos multilaterales y desembolsos de intereses, porque im- más contundente de esta conversión.
los convenios bilaterales (México, Chi- plica una sistemática subordinación Para “ganar la confianza” de los ban-
le, Centroamérica) que mejorarían las de la inversión pública y los ingresos queros mantiene altas tasas de interés,
ganancias de las corporaciones a costa populares a las prioridades de cobro restricciones a la emisión y recortes del
de la mayoría popular. de los acreedores. gasto público que aseguran las altas ga-

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 53

Cooperación
Itziar Arriaga
nancias de los financistas. También
Kirchner enmascara con discursos de
confrontación el compromiso de asig-
nar el 3 por ciento del superávit fiscal
a los acreedores.
Pero esta continuidad de políticas
coexiste con el fracaso económico del
neoliberalismo. Las clases dominantes
latinoamericanas no han logrado a tra-
vés de este modelo expandir sus nego-
cios, reforzar su base de acumulación o
aumentar su presencia en el mercado
mundial. Esta pérdida de posiciones en
el escenario internacional se verifica en
el estancamiento del PBI per cápita, en
la caída de la inversión extranjera (espe-
cialmente en comparación a China y el
Sudeste Asiático) y en el desbordante
endeudamiento. Por eso las fases de
prosperidad cíclica son cada vez más de-
pendientes de la tasa de interés en los
centros o del repunte de los precios de
las materias primas exportadas.
Este fracaso ha sido paradójicamen-
te potenciado por un logro reaccionario
del neoliberalismo: la generalizada re-
gresión social. Pero esta involución -que
se verifica en el aumento del desempleo,
el desplome del salario mínimo y la ex-
plosión de informalidad laboral- acen-
tuó el estrechamiento de los mercados
internos y la consiguiente contracción de
la acumulación. Además, la apertura y
las privatizaciones deterioraron la com-
petitividad regional y el incremento del
endeudamiento externo -que favoreció
a ciertos grupos- redujo severamente la
autonomía fiscal y monetaria requeridas
para contrarrestar los ciclos recesivos.
Sublevaciones, sujetos
y conciencias
El intento neoliberal de doblegar la re-
sistencia popular ha sufrido graves re-
veses, como lo prueba el derrocamiento
en las calles de varios presidentes reac-
cionarios. Estas sublevaciones -que con-
54 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Cooperación
movieron a Ecuador (1997), Perú
(2000), Argentina (2001) y Bolivia
(2003)- constituyen acontecimientos
mucho más significativos que los re-
pliegues electorales que también sufrió
la derecha (Venezuela, Brasil).
En Bolivia una insurrección retomó
la tradición de alzamientos mineros,
combinando reclamos sociales (aumen-
to salarial), campesinos (defensa de los
cultivos cocaleros) y antiimperialistas
(industrialización del gas). También la
rebelión que sacudió a la Argentina
constituyó una excepcional irrupción de
la población contra el régimen político
(“Que se vayan todos”).
Las huelgas y ocupaciones de tierras
en Brasil no tuvieron este alcance (da-
das las divergentes tradiciones de lucha
y al carácter más acotado de la crisis eco-
nómica). Pero empalmaron con el rol ac-
tivo de los trabajadores estatales en to-
das las protestas latinoamericanas. Este
sector lidera la resistencia en Perú o en
Uruguay y encabeza la revuelta de San-
to Domingo. La huelga general se man-
tiene como la forma de acción clásica de
la movilización popular y en ciertos ca-
sos -como Chile- se insinúa cierta rea-
parición del protagonismo obrero. En
otros países, la resistencia ha estado sig-
nada por rebeliones campesinas genera-
lizadas (Ecuador), localizadas (Colom-
bia) o regionales de gran impacto nacio-
nal (Chiapas). La lucha social adquiere,
además, connotaciones explosivas cuan-
do está imbricada al desarrollo de un
conflicto antiimperialista (Venezuela).
Esta variedad de movimientos (gra-
vitación indígena en zonas andinas, sus-
tento urbano en el sur) incluye un nove-
doso intercambio de experiencias de lu-
cha. Los trabajadores informales de Bo-
livia han asimilado la experiencia de los
mineros y los piqueteros argentinos re-
cogen el aprendizaje acumulado por sus
dirigentes en el movimiento sindical.
En estas protestas se verifica una
gran maduración de la conciencia anti-
liberal. A diferencia de otras regiones
(como Europa Oriental), en América La-
tina ya no existen grandes expectativas
en las privatizaciones. Más significativo
es el renacimiento de convicciones an-
tiimperialistas, que a diferencia del grue-
so del mundo árabe no adoptan rasgos
fundamentalistas de hostilidad religiosa
o étnica. Por eso en las movilizaciones
de Latinoamérica se observa la imagen
del Che y no de líderes confesionales. El
enemigo señalado son los bancos y cor-
poraciones yanquis, pero no el pueblo
norteamericano.
Los límites del giro antiliberal
Las sublevaciones populares han acen-
tuado la drástica disminución del en-
tusiasmo burgués por el neoliberalis-
mo. Esta declinación se expresa en el
resurgimiento de gobiernos que pro-
mueven la “reconstrucción de un capi-
talismo regional autónomo”. Este pro-
yecto de los regímenes de centroiz-
quierda es avalado por las mismas cla-
ses dominantes que en los 90 abjura-
ban del “estatismo”.
Este curso confirma que “las bur-
guesías nacionales no han desapareci-
do” en la región. Es cierto que la aso-
ciación con el capital foráneo y el re-
troceso económico disminuyeron su
gravitación y modificaron su estrategia
precedente de “industrialización susti-
tutiva”. Pero las clases capitalistas na-
cionales subsisten y continúan mane-
jando los resortes del poder. Quienes
suponen que ese grupo se disolvió por
efecto de la transnacionalización, la ab-
sorción imperial o la carencia de pro-
yectos autónomos olvidan las peculia-
ridades de la burguesía nacional. Este
sector nunca logra encarrilar la pros-
peridad económica, ni tampoco consi-
gue rivalizar con las grandes corpora-

ciones. Pero no se diluye dentro de un
bloque común con el imperialismo, ni
renuncia a sus intereses propios frente
a los competidores extranjeros.
El programa de capitalismo autóno-
mo regional no se perfila actualmente
como un proyecto factible. El fracaso
del Mercosur es un ejemplo de esta in-
viabilidad. Al cabo de una década, los
integrantes de esa asociación no logra-
ron forjar una moneda común, ni pu-
dieron superar sus divergencias arance-
larias, porque cada clase dominante lo-
cal negocia unilateralmente con el FMI
cronogramas de ajustes, que impiden
unificar las políticas económicas. La
perspectiva del ALCA ejerce además
una presión disolvente sobre un merca-
do exclusivamente sudamericano.
A diferencia del pasado el nuevo
programa de capitalismo regulado y
autóctono no se apoya en dictaduras
desarrollistas, sino en regímenes cons-
titucionales. Pero el desprestigio de las
“democracias autoritarias” se ha gene-
ralizado. Al cabo de dos décadas de
tremendas frustraciones populares, las
estructuras semirrepresivas y el clien-
telismo electoral de estos regímenes
han quedado tan erosionados como la
legitimidad política de estos sistemas.
Por eso partidos tradicionales se
desintegran (AD y Copei en Venezue-
la), las viejas instituciones decaen (PRI
mexicano, radicalismo argentino), los
experimentos caudillescos declinan
(Menen, Fujimori, Collor) y las alqui-
mias políticas tambalean (Toledo).
Posliberalismo antipopular
Los nuevos gobiernos latinoamerica-
nos de centroizquierda claman contra
el neoliberalismo, pero preservan su
herencia reaccionaria e impulsan mo-
delos que convalidan las contrarrefor-
mas de los 90. Lula es el caso más sig-
nificativo porque recibe elogios de los
financistas que aplauden su política
económica ortodoxa y su reforma re-
accionaria de las jubilaciones.
El PT en el gobierno cumple la típi-
ca función socialdemócrata de aplicar el
ajuste que la derecha no podría instru-
mentar y para brindar “pruebas de res-
ponsabilidad” frente a sus mandantes ca-
pitalistas expulsó a los parlamentarios de
la izquierda. Lula ensaya la “tercera vía”
en un país subdesarrollado agobiado por
la miseria, instrumentando políticas to-
talmente alejadas de cualquier proyecto
transformador. Los atributos que sus de-
fensores le asignan (“una política exte-
rior independiente”, “promoción del
Mercorsur”) no difieren de los orienta-
ciones implementadas por los gobiernos
precedentes. Pero Lula no es un caso ais-
lado. En Ecuador, Gutiérrez abandonó la
alianza inicial con el movimiento cam-
pesino e indigenista para aplicar todas las
exigencias del FMI.
Discutir este balance de los gobier-
nos centroizquierdistas es vital, porque
tampoco Uruguay podrá emerger de su
colapso social manteniendo los acuer-
dos con el FMI que avala la dirección
del Frente Amplio. Y en Bolivia las rei-
vindicaciones sociales no podrán ser sa-
“
En comparación al período de auge
“
neoliberal, el margen de acción del
imperialismo norteamericano en la
región se ha reducido notablemente
tisfechas, si el MAS llega al gobierno
con su política actual de compromisos
con el establishment.
Escenarios, maniobras
y disyuntivas
En comparación al período de auge neo-
liberal, el margen de acción del imperia-
lismo norteamericano en la región se ha
reducido notablemente. Para controlar
los recursos naturales de la región, Esta-
dos Unidos necesita reforzar su presen-
cia militar, pero el pantano de Irak le ha
creado un serio límite para esta interven-
ción. El estancamiento de la guerra en
Colombia refuerza, además, estas difi-
cultades porque Uribe ha ensayado sin
éxito una escalada de agresiones bélicas
y fracasó en el referéndum que imple-
mentó para legitimar estas acciones.
Estados Unidos ha perdido también el
alineamiento incondicional de muchos
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 55
Cooperación
gobiernos, ya que solo algunos presiden-
tes centroamericanos lo acompañaron en
su aventura de Irak. Pero el mayor fraca-
so de Bush se localiza en Cuba, ya que no
ha podido crear una situación inestable en
la isla, mediante el secuestro de embarca-
ciones o el reforzamiento del embargo.
Como un boomerang, estos atropellos han
aumentado la simpatía regional hacia la
revolución.
En Venezuela el imperialismo sigue
conspirando para imponer un referéndum
que expulse a Chávez. Pero sus provoca-
ciones reavivan la movilización popular.
El actual proceso nacionalista tiene mu-
chos antecedentes en la región (Torrijos,
Velazco Alvarado), pero lo distintivo es el
creciente nivel de organización por abajo.
Existe una polarización político-social
comparable a la Argentina de los años 50
(hostilidad burguesa al régimen, fractura
entre la clase media y los trabajadores),
pero con un grado de radicalización en las
fuerzas armadas semejante a la revolución
portuguesa de los claveles.
En este adverso cuadro Bush inten-
ta que Lula y Kirchner “moderen” a
Chávez de la misma forma que atempe-
raron a Evo Morales durante la última
crisis boliviana. Pretende que la diplo-
macia latinoamericana repita el papel
que jugó en los 80, cuando debilitó a los
sandinistas acorralados por la agresión
de la “contra”.
El fracaso económico, la declinación
política del neoliberalismo y las suble-
vaciones populares plantean complejos
desafíos para la izquierda. Pero el com-
promiso con la lucha por las reivindica-
ciones sociales es la condición de cual-
quier construcción política realmente
progresista. Esta acción implica resistir
la militarización, rechazar el ALCA y
batallar por la cesación del pago de la
deuda y la ruptura con el FMI. Estas me-
didas son indispensables para recompo-
ner los ingresos populares y gestar una
genuina integración regional. Si se avan-
za por este camino, el posliberalismo se
emparentará en América Latina con el
resurgimiento del socialismo.❑
*Claudio Katz es economista. Este artículo fue
publicado en Enfoques Alternativos, nº 23,
Buenos Aires, mayo de 2004.
Cooperación
Cooperación
Un desafío para el Partido Socialista
y Leire Pajín en cooperación
para el desarrollo
Manuel Espinilla*

Vistos los resultados de las últimas

elecciones generales, en las que el
PSOE consiguió la mayoría
suficiente como para gobernar y
por tanto asumir la puesta en
práctica de sus promesas
electorales, la duda surge ante el
grado de confianza o desconfianza
que se tiene en el cumplimiento a
carta cabal de esos compromisos.
Nos interesa en este caso las que
concretó en materia de política
exterior y en cooperación
Itziar Arriaga

internacional para el desarrollo.

L
os pesimistas siempre ven una
ley de Peters a la que agarrarse
para asegurar que todo aquello
que puede empeorar empeora, a pesar
de tener bastantes argumentos para
pensar que es muy difícil superar la
nefasta gestión que, en materia de po-
lítica exterior y cooperación para el
desarrollo, puso en práctica el Partido
Popular. Por citar sólo algunos ejem-
plos, hay que recordar:
◆ Desde que en 1991 España se
incorpora al CAD (Comité de Ayu-
da para el Desarrollo) de la OCDE,
nunca como en los años de Gobierno
del PP aquel organismo emitió tantas
criticas sobre la mala calidad de las
políticas de cooperación llevadas a
cabo. En 2002 el CAD requería al
Gobierno, entre otras cosas:
• Articular los medios posibles
para llegar a 2006 destinando la me-
dia europea, un 0,33 por ciento de
AOD/PNB (el PP cerró su mandato
con un 0,22 por ciento en 2003).
• Asegurar que la ayuda a países de
rentas medias se dirija a la reducción
de la pobreza.
• Clarificar las políticas de présta-
mos, en lugar de donaciones, teniendo
en cuenta la deuda de los países bene-
ficiarios.
• Integrar los Objetivos de Desarro-
llo del Milenio para evaluar las acciones
del Gobierno.
• Asegurar que los programas cul-
turales y las becas tengan por objetivo
primordial la reducción de la pobreza.
• Aumentar la asignación de recur-
sos a los servicios sociales básicos.
• Fomentar un mayor debate pú-
blico y un mayor interés en el apoyo

56 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate


al comercio, la agricultura y la pesca
de los países empobrecidos.
• Asegurar que las actividades de
las ONGD son coherentes con las es-
trategias de la AOD (Ayuda Oficial al
Desarrollo) española.
• Seguir desarrollando y evaluan-
do todo el sistema de la ayuda espa-
ñola, especialmente los créditos FAD
(Fondos de Ayuda al Desarrollo) y la
cooperación descentralizada.
◆ La cooperación se instrumen-
talizó en estos años como herra-
mienta al servicio de la política ex-
terior del Gobierno para cosas como:
conseguir los votos suficientes para
ocupar un puesto en el Consejo de
Seguridad de la ONU; favorecer la
entrada de capitales e industrias es-
pañolas en países “emergentes”; im-
pulsar el uso de la lengua española
como nueva herramienta de neoco-
lonización; recientemente, presionó
a gobiernos centroamericanos para
que participaran en la guerra de ocu-
pación de Irak a cambio de una re-
ducción de su deuda externa; la ayu-
da humanitaria pasó a enmascarar
intervenciones militares con “espíri-
tu humanitario”; la Ley de Coopera-
ción y el Plan Director no sirvieron
para el destino que la sociedad civil
había reclamado, etc.
◆ En su afán por controlar el
sector de las ONGD, el Gobierno del
PP y más concretamente su secreta-
rio de Estado para Cooperación, Mi-
guel Ángel Cortés, intentaron du-
rante años “unificar y homogenei-
zar” en su provecho el sector y con-
vertirlo en un terreno exclusivo pa-
ra un número reducido de organiza-
ciones afines o de malentendida neu-
tralidad hacia las actuaciones del
Gobierno.
Esta actitud de acoso generaliza-
do hacia los movimientos sociales
motivó que en febrero de 2002, en el
inicio de la presidencia de turno de
la Unión Europea (UE), la represen-
tación de distintos colectivos (el Fo-
ro de la Inmigración o el Consejo de
Medio Ambiente y la Coordinadora
de ONGD) firmaran un llamamien-
to “Por el diálogo y la participación”
ante la ruptura y el desprecio hacia
los cauces de participación y diálo-
go con la sociedad civil.
Afortunadamente, la Coordina-
dora sobrevivió a esos ataques, en
gran medida por el apoyo que mayo-
ritariamente recibió en las turbulen-
tas asambleas vividas en ese período
(lo que no significa que ese apoyo
fuera igual de claro y explícito por
todas las ONGD miembros).
◆ El Consejo estatal de Coope-
ración fue utilizado en esa batalla co-
mo un paso más en la injerencia en
los movimientos sociales, para en-
frentar a unas organizaciones con
otras (el Gobierno del PP eligió, de
manera unilateral, a las ONGD que
representarían al resto, frente a las
que la Asamblea de la Coordinadora
estatal había elegido democrática-
mente) dando legitimidad a aquellas
que desde posiciones más concilia-
doras recibieron pronto sustanciosos
beneficios a través de Programas y
Estrategias de Cooperación.
Reconducir la situación
La lista de actuaciones nefastas sería
mucho más larga y sobre esa lista el
PSOE y Leire Pajín tienen una gran
oportunidad para reconducir la situa-
ción. Uno de los primeros pasos que
ha dado la nueva secretaria de Esta-
do de Cooperación ha sido restaurar
el espacio de negociación con la Co-
ordinadora estatal de ONGD para
comprometerse a cumplir lo prome-
tido: acabar esta legislatura llegando
al 0,5 por ciento del PIB en AOD
(llegando el compromiso al 0,7 por
ciento si el PSOE ganara las eleccio-
nes generales de 2008). Todo ello,
por supuesto, si el superministro Sol-
bes no decide cortar por lo sano.
Bienvenidos sean esos compromisos.
Ahora bien, en su responsabili-
dad en la lucha contra la pobreza, el
Partido Socialista tiene que marcar-
se una serie de prioridades que, des-
de los movimientos sociales, se vie-
nen reclamando desde hace tiempo.
En el terreno internacional, la
apuesta por un fortalecimiento del
papel de Naciones Unidas en los con-
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 57
Cooperación
flictos internacionales, reformando
sus estructuras, eliminando entre
otras cosas el derecho a veto y dan-
do mayor participación en su seno a
todos los Estados.
El trabajo en la Unión Europea
debe orientarse a salvar las contra-
dicciones entre las incoherencias de
los subsidios a las exportaciones co-
munitarias mientras los campesinos
empobrecidos del resto del mundo se
ven obligados a abandonar sus hoga-
res y sus tierras. En este sentido, ga-
rantizar la soberanía alimentaria de
millones de campesinos y campesi-
nas pobres debe ser una prioridad de
sus actuaciones que salven las dife-
rencias en el seno de la UE entre los
compromisos políticos para erradicar
la pobreza y los exiguos programas
económicos y políticos para lograrlo
(comercio justo, reforma de la PAC
y de la política de pesca).
En las políticas estatales, el obje-
tivo prioritario debe ser la “reinven-
ción” de la Agencia Española de Co-
operación Internacional (AECI), que
posibilite la gestión de más recursos
de forma más ágil y transparente pa-
ra hacerla más eficaz y reorientarla
hacia las prioridades de las pobla-
ciones más desfavorecidas y hacia
los sectores más necesitados.
El nuevo Consejo de Cooperación
tiene que recuperar su relevancia y su
carácter de foro de discusión y con-
sulta, recuperando la legitimidad de
contar entre sus miembros a las
ONGD elegidas por la Asamblea de
la CONGDE. El nuevo Plan Director
debe asimismo intentar recuperar el
tiempo perdido tras cuatro años de vi-
gencia del anterior engendro.
Diez líneas básicas de acción
Con este horizonte como guía propo-
nemos al menos estas diez líneas bási-
cas de acción que, de una forma u otra,
han sido planteadas desde diferentes
foros e instancias, tanto de las ONGD
con voluntad transformadora como
desde distintos movimientos sociales:
1. Hacer realidad en toda la AOD
el objetivo de situar la lucha contra la
pobreza en el centro de la cooperación.
Cooperación
Para ello, se necesita una estrategia
clara que integre a todos los ins-
trumentos de la AOD y la vo-
luntad política de dejar de
contaminar la ayuda con
intereses comerciales, po-
líticos o de expansión de
la cultura española.
2. Que se alcance el
0,7 por ciento cuanto antes
y que se cumplan los com-
promisos concretos asumidos
en la Cumbre de Monterrey. Este
crecimiento debe concentrarse en
aquellas partidas e instrumentos con
mayor potencial y que se han manteni-
do estancados en los últimos años.
3. La distribución geográfica de la
AOD española ha primado desde su
inicio y hasta ahora a América Latina
y el norte de África, así como a países
de interés comercial para España co-
mo China o Indonesia. Manteniendo
el énfasis en las dos primeras regiones
mencionadas, el incremento de la
AOD en los próximos años debe pri-
mar la cooperación con África Subsa-
hariana, donde se encuentra la mayor
parte de los países más empobrecidos.
4. El Gobierno debe dotarse de
una política activa y comprometida de
condonación de la deuda externa de
los países más pobres y estableciendo
nuevos mecanismos de conversión
por desarrollo y medio ambiente y no
por inversión de empresas españolas.
5. Hacer mayor énfasis del de-
mostrado hasta el momento en el en-
foque de género en la cooperación. Es
preciso visualizar las necesidades, ca-
pacidades, aportaciones y aspiracio-
nes de la mitad de la humanidad, con
instrumentos, políticas y recursos di-
rigidos por y hacia las mujeres.
6. El nuevo Gobierno debe poner
en práctica una política multilateral
decidida a contribuir de forma cre-
ciente en los fondos e iniciativas glo-
bales (sida, África, educación básica,
deuda, medio ambiente, etc.), así co-
mo en iniciativas para promover a tra-
vés de estos organismos temas funda-
mentales como los derechos sociales
y económicos de los pueblos, la equi-
dad de género, el derecho a la ali-
58 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Cooperación
Manuel Ponce
mentación y la soberanía alimentaria
por encima de las presiones de la em-
presas multinacionales agroalimenta-
rias, los derechos de los pueblos indí-
genas, la justicia universal, etc.
7. La acción humanitaria del Go-
bierno español debe ser mejorada y
potenciada. Para ello, es necesario es-
tablecer una línea de financiación pro-
pia dotada de recursos significativos
y con dos modalidades diferenciadas:
una que atienda la ayuda a crisis hu-
manitarias crónicas con recursos es-
tables y predecibles y otra para emer-
gencias que permita habilitar fondos
con rapidez en casos de desastres, sin
detraer estos fondos de otras partidas.
8. Se deben articular acciones y
recursos destinados a apoyar inicia-
tivas de incidencia política de la so-
ciedad civil de los países empobreci-
dos, contemplando a las organiza-
ciones sociales con real arraigo en
los sectores desfavorecidos de estos
países como agentes e interlocutores
prioritarios para la cooperación. Asi-
mismo, se debe brindar apoyo a re-
des y plataformas internacionales
que buscan el cambio de reglas y po-
líticas injustas en la política y en el
comercio mundial.
9. Tal y como recomendó el Con-
sejo de Desarrollo de la UE en no-
viembre de 2001, hay que promover
el compromiso de la población en la
lucha contra la pobreza en el mundo.
Para ello, son imprescindibles los
programas de sensibilización y edu-
cación para el desarrollo, entendida
ésta como un acto de conocimiento
para la transformación.
10. La gestión de la AOD debe
ser transparente en todas sus fases.
La adjudicación de contratos y
subvenciones debe regirse
por criterios claros, entre
los que la calidad y el im-
pacto en el desarrollo se-
an los fundamentales.
Sabemos perfecta-
mente que no todo se
puede lograr de la noche a
la mañana, ni pretendemos
que se nos dé la razón en
todo. Si algo hemos aprendido en es-
te tiempo, es el arte de la paciencia.
Pero lo que sí estamos en condicio-
nes de reclamar ya, ahora, son ges-
tos claros de una decisión política de
recorrer este camino. En resumen, la
gran responsabilidad que tiene por
delante el PSOE es hacer creer a la
ciudadanía que realmente apuesta
por otra sociedad más justa y más
participativa, contra la exclusión y
la miseria. Es decir, que esta vez se
debe ir más lejos de lo poco que se
avanzó en el primer período de Go-
bierno socialista.
Desde nuestra autonomía como
organizaciones de la sociedad civil,
que tantos sudores nos ha costado y
nos sigue costando defender, brin-
damos nuestra sincera colaboración
siempre que sea para avanzar en es-
te sentido. Pero también reafirma-
mos nuestro compromiso crítico
contra todo lo que suponga antepo-
ner los intereses del negocio y el áni-
mo de lucro a las inaplazables de-
mandas de la humanidad.❑
*Manuel Espinilla es presidente
de Entrepueblos.
Web: www.pangea.org/epueblos
E-mail: epueblos@arrakis.es

Tatiana Jiménez, concejala de Cooperación de San Sebastián de los Reyes
“Queremos ser algo más que una entidad
financiera para las ONG”
En las elecciones municipales de
2004, la coalición formada por
PSOE, Izquierda Independiente e
Izquierda Unida conservó el poder
en el municipio madrileño de San
Sebastián de los Reyes, aunque
hubo cambios en el reparto de
responsabilidades. La Alcaldía,
antes en manos de Izquierda
Independiente, pasó a las del
PSOE. Lo mismo sucedió con la
Dani Sánchez
Concejalía de Participación
Ciudadana y Cooperación. Un año
después de asumir el cargo, su
nueva responsable, Tatiana
Jiménez, nos explica las líneas
maestras de la parcela de
cooperación para el desarrollo.
- Después de su primer año al frente de
los temas de cooperación, ¿se notan ya las
diferencias con respecto a la legislatura
anterior?
- En este primer año ha sido difícil cambiar,
pero estamos en ello. Al final de la legislatu-
ra sí se va a notar el cambio, fundamental-
mente porque queremos ser algo más que
una entidad financiera para las ONG. Que-
remos participar más, queremos involucrar-
nos más en los proyectos que apoyemos
económicamente, haciendo hincapié sobre
todo en la parte del seguimiento, que hasta
ahora ha sido bastante difícil por falta de me-
dios. Además de eso, queremos sacar el te-
ma de la cooperación a la calle dando más
importancia a la sensibilización.
- ¿Tienen prevista alguna iniciativa?
- Aparte de hacer las típicas jornadas, a las
que al final siempre viene la gente que es-
tá más sensibilizada, queremos aprovechar
iniciativas de las ONG y otras que se nos
puedan ocurrir a nosotros que vayan un po-
Cooperación
Daniel Franco*
quito más allá de la mera elaboración de fo-
lletos. Por ejemplo, vamos a traer la expo-
sición de IEPALA“Ciudadanos” para que
vayan los chavales de los colegios. Tam-
bién queremos aprovechar visitas de gente
de países del Sur para que no sólo tengan
una entrevista conmigo, sino que se pueda
hacer algo más, algún pequeño acto, sacar
algo en la prensa...
- Y para reforzar el seguimiento de los
proyectos, ¿tiene suficientes recursos la
Concejalía?
- Bueno, hay que echarle un poquito de ima-
ginación. Hasta ahora, los técnicos no han te-
nido tiempo de poder evaluar los proyectos
porque las personas que llevaban cooperación
estaban trabajando en la Delegación de Ju-
ventud y a cooperación le dedicaban sus ra-
tos libres. Apartir de ahora, vamos a tener un
técnico dedicado solamente a cooperación.
Tenemos que aprovechar la coyuntura.
- ¿Qué cantidad dedica el Ayuntamiento
a cooperación para el desarrollo?
- Un 0,4 por ciento del presupuesto total, unos
220.000 euros. Nuestro plan para el final de
la legislatura es llegar al 0,7 por ciento.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 59
Cooperación
- ¿Cómo se reparte geográficamente ese
dinero?
- La mayor parte del presupuesto va desti-
nada a Centroamérica. Guatemala, Hondu-
ras, Nicaragua y El Salvador son los países
donde destinamos más fondos. También Pa-
lestina es una zona prioritaria para esteAyun-
tamiento. En Palestina hemos financiado tres
proyectos el año pasado: un aljibe en una zo-
na en la que estaban sin agua porque habían
sido destrozados todos los aljibes por las
bombas, una verja de protección en una es-
cuela de niñas que está en medio de un des-
campado y una guardería para que las ma-
dres puedan ir a trabajar y puedan dejar allí
a los niños.
- Además de los proyectos, ¿tienen abier-
tas otras líneas de cooperación?
- Sí. El presupuesto lo dividimos en tres
partes. Una partida es para los proyectos
que presentan las ONG, a la que destina-
mos 115.000 euros. Otra partida está des-
tinada a cooperación institucional, a la
que dedicamos 91.800 euros. Tenemos
un convenio con la Universidad Autóno-
ma de Madrid para financiar parte de un
proyecto de desarrollo de una aldea en
Guatemala. Y estamos preparando, tam-
bién en Guatemala con la Universidad
Autónoma, una maestría sobre munici-
palismo a la que vamos a mandar técni-
cos del Ayuntamiento para la parte prác-
tica. También como parte de la coopera-
ción institucional, participamos en la
Alianza Madriz-Madrid dentro de la Fe-
deración Madrileña de Municipios. La
tercera partida, a la que dedicamos 10.800
euros, está destinada a sensibilización pa-
ra que los ciudadanos sepan que es nece-
sario ayudar a los países del Sur.❑
*Redacción Pueblos
Cultura Libros
Cultura
●
Señores y vasallos del siglo XXI. Una explicación
de los conflictos internacionales
Antoni Segura ● Alianza ● Madrid ● 2004
La gran mayoría de los integrantes de la izquierda política que re-
tomó fuerza tras la II Guerra Mundial y alcanzó su apogeo en la dé-
cada 1965-1975 se apuntó desde el principio a un modo muy cómo-
do de afrontar los conflictos internacionales: quienes estaban del lado
de EE.UU. eran, por definición, “los malos”, y quienes se enfrenta-
ban a EE.UU. eran, de manera casi automática, “los buenos”. Tanto
más si se decían partidarios del socialismo. Esta actitud era común a
todas las tendencias que se reclamaban del marxismo, incluidas las
más críticas con respecto a la URSS. De hecho, uno de los reproches
que con más frecuencia se dirigía a los dirigentes del Kremlin era su
tendencia a contemporizar (a “coexistir pacíficamente”) con Was-
hington. Sólo las corrientes más próximas al pensamiento libertario
se libraron de esa tendencia al simplismo “dualista” de los análisis.
Con la caída del Muro y el desmoronamiento del “campo socia-
lista”, se socavaron también las bases de esos planteamientos
reduccionistas. Los conflictos internacionales
empezaron a mostrarse en toda
su complejidad, lo que descon-
certó a buena parte de las izquier-
das, que a menudo optaron por to-
mar posición según los intereses de
sus propias luchas locales. Eso fue
muy visible en España a raíz de las
guerras de la ex Yugoslavia. La de
Iraq pareció devolvernos a tiempos pa-
sados, con EE.UU. como potencia ocu-
pante, pero el enrevesamiento de las
fuerzas de la resistencia iraquí tampoco
autorizaba el análisis en blanco y negro.
Poco a poco, la gente con más inquie-
tudes va tomando conciencia de que, en realidad, apenas sabe nada.
Pero tampoco es fácil enterarse, unas veces porque apenas hay infor-
mación y otras porque hay demasiada. Hay demanda creciente de tra-
bajos que proporcionen un buen conjunto de datos seleccionados y or-
denados con criterio riguroso. Esta obra de Antoni Segura es, en ese
sentido, excelente. En primer lugar, proporciona un esquema racional
de los conflictos que vive el mundo actual, analizando las realidades
que han gestado esos “puntos calientes”. En este sentido me parecen
especialmente destacables su diagnóstico del desmoronamiento de la
URSS y los países del Pacto de Varsovia, su análisis del conflicto ára-
be-israelí y las síntesis analíticas que hace de las guerras que han teni-
do como escenario a Iraq, Irán yAfganistán. En segundo término, apor-
ta una descripción crítica de otras interpretaciones, señalando sus pun-
tos débiles. En fin, no ofrece una versión unívoca y cerrada de cada
conflicto. Proporciona datos para que el lector pueda pensar por sí mis-
mo y componer su propio puzzle personal, aunque tampoco esconde
por qué líneas de interpretación se inclina. Resumiendo: un libro a la
vez riguroso, accesible y francamente útil.❑
Javier Ortiz
60 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
¿Hacia dónde nos lleva Estados Unidos?
Carlos Taibo ● Ediciones B ● Barcelona ● 2004
Hacia dónde nos lleva Estados Unidos se pregunta en su
último libro Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política de la
Universidad Autónoma de Madrid. Se trata de una cuestión
a la que resulta imposible dar una respuesta cerrada y, por
tanto, no es eso lo que vamos a encontrar en el texto, abun-
dante en citas y referencias. En sus páginas y a través de la
forma provocadora de la pregunta que le da título, se inten-
tan mostrar los rasgos fundamentales del quehacer geopolí-
tico de EE.UU., la superpotencia del mundo globalizado de
principios del siglo XXI. A la par que se nos señala cuán irre-
misiblemente estamos afectados por las decisiones que allí
se toman.
Que nadie crea que el libro está dominado por el fata-
lismo de quien describe el surgimiento de un imperio arro-
llador, sino más bien por el esfuerzo de exponer una reali-
dad siempre cambiante y marcada,
de un lado, por una decadencia
imperial de tempo incierto, que
no debe confundirse con una
agonía ante la falta de sombras
inmediatas de envergadura. De
otra parte, están los límites y
contradicciones que, en lo in-
terno y en lo exterior, mani-
fiesta el proceder de la ac-
tual administración lidera-
da por George W. Bush.
El control de las mate-
rias primas, en primer lugar
del petróleo, y sus consecuencias estraté-
gicas aparecen como la razón primera de toda la política ex-
terior de EE.UU. A ese objetivo, que garantiza su posición
de dominio, se destinan un número creciente de recursos.
Recursos que, tal y como señala Taibo, no sólo se detraen
del resto del mundo, sino de los propios ciudadanos norte-
americanos.
Dentro de una la realidad llena de matices como la que se
nos presenta, el libro termina con cuatro elementos que apa-
recen como obstáculos al “dominio imperial”: el caos del ca-
pitalismo global, el espasmo militar que lo acompaña y su
coste, la miseria y pobreza generalizadas, y el movimiento
de respuesta a la globalización capitalista que, en forma de
foros y movimientos diversos, se ha dado a conocer en los
últimos 10 años.❑
Carlos Girbau

Notas sobre otras publicaciones
Bush en Babilonia.
La recolonización de Irak
Tariq Ali - Alianza - Madrid - 2004
Tariq Ali parte en este libro de un hecho
puntual, como es la ocupación estadou-
nidense de Irak, para introducirnos de
forma amena y pedagógica en la historia
y la cultura de Oriente Próximo. Apa-
sionado y provocador, Bush en Babilo-
nia no es una crítica más contra el impe-
rialismo y las guerras Norte-Sur. Es, an-
te todo, una historia de la resistencia del
pueblo iraquí contra los imperios anti-
guos y modernos.
Nuevas tecnologías, educación y
sociedad. Perspectivas críticas
Roberto Aparici, Ángeles Diez Rodríguez
y Alfonso Gutiérrez Martín - Hegoa -
Bilbao - 2003
Aproximación crítica a las nuevas tecno-
logías a través de tres artículos: el prime-
ro está dedicado a la incorporación del he-
cho tecnológico a los movimientos y or-
ganizaciones sociales, el segundo se cen-
tra en las relaciones entre ciudadanía y ci-
berespacio y el tercero y último propone
la utilización de las nuevas tecnologías
multimedia como recurso didáctico en el
ámbito educativo.
La mujer en el mundo árabe
Rita El Khayat - Icaria / CIDOB -
Barcelona - 2004
Tratar el tema de la mujer en el mundo
árabe significa preguntarse cuál es la re-
lación existente entre estos dos elemen-
tos: “mujer” y “mundo árabe” y, por con-
siguiente, resolver los problemas y las in-
cógnitas que plantea esta relación, ya sea
por oposición o por correlación. En otras
palabras, se debe establecer si la relación
“mujer y mundo árabe” es positiva o ne-
gativa, comprensible o incomprensible,
peculiar o equiparable, por ejemplo, a
otras hipotéticas relaciones entre la mu-
jer y otros mundos.
Miseria del militarismo. Una crítica
del discurso de la guerra
Fernando Fernández Holgado - Virus -
Barcelona - 2003
Quedan ya lejos los análisis que identificaban
el término “militarismo” con la simple su-
premacía del ejército sobre el poder político,
asociándolo exclusivamente con regímenes
autoritarios al estilo prusiano o japonés de fi-
nales del siglo XIX y principios del XX. El
análisis del desarrollo de la política interna-
cional en Occidente a lo largo del último si-
glo permite al autor defender una definición
más profunda y compleja: el de un sistema de
valores que informa y atraviesa una sociedad
dada, desde la Serbia de Slobodan Milosevic
hasta los EE.UU. de George W. Bush.
Una temporada de machetes
Jean Hatzfeld - Anagrama - Barcelona -
2004
Entre abril y julio de 1994, 800.000 tutsis fue-
ron asesinados a manos de sus vecinos hutus.
No hubo hornos ni cámaras de gas: el mache-
te usado en la vida agrícola propia de la región
fue la principal arma ejecutora. Cuando este
último holocausto del siglo XX había desapa-
recido ya de las ansiosas páginas de los diarios,
Jean Hatzfeld consiguió autorización para en-
trevistar a una decena de los verdugos de aque-
lla masacre. Una temporada de machetes re-
coge el contenido de esas confesiones.
50 Preguntas / 50 respuestas sobre
la deuda, el FMI y el Banco Mundial
Damien Millet y Éric Toussaint - Icaria /
Intermón Oxfam - Barcelona - 2004
La deuda se ha convertido en un mecanis-
mo muy sutil de dominación y en el medio
de una nueva colonización, que impide to-
do desarrollo humano duradero en el Sur.
La iniciativa de aligeramiento de la deuda,
lanzada con espectacularidad por el G/7, el
FMI y el Banco Mundial, ha mostrado sus
límites. Una aproximación totalmente di-
ferente debe ser encarada: la anulación de
esta deuda inmoral y a menudo odiosa.
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 61
Cultura Libros
●
La batalla de los intelectuales
Alfonso Sastre - Hiru - Hondarribia -
2004
Este libro es una toma de posicion sobre la
implicación de los intelectuales y los artis-
tas en la vida social y política durante las
últimas décadas; sobre sus giros, desplaza-
mientos y vicisitudes, desde las “torres de
marfil” a las ardientes militancias, desde las
posiciones de extrema derecha a las de iz-
quierda subversiva y armada.
Capitalismo cognitivo, propiedad in-
telectual y creación colectiva
VV.AA. - Traficantes de Sueños - Madrid -
2004
Las patentes sobre el software y sobre la
vida, el refuerzo de la legislación de
copyright y la persecución incesante de la
“piratería intelectual” son sólo las marcas
de superficie de un conflicto que nos
acompañará las próximas décadas. Un
conflicto sobre el derecho a que el cono-
cimiento sea el producto reconocido de la
creación colectiva, y no el objeto priva-
do, sujeto a restricción y exclusividad, de
un puñado de empresas y Estados que
operan sin control político por parte de las
poblaciones.
El derecho al retorno. El problema
de los refugiados palestinos
VV.AA. - Ediciones del Oriente y del
Mediterráneo - Madrid - 2004
Este libro se propone entablar un debate
sobre la cuestión más espinosa del con-
flicto árabe-israelí, la del derecho al re-
torno de los refugiados palestinos. Es bien
sabido que ese derecho, más aún que el
estatuto de Jerusalén, congrega en su con-
tra a la opinión pública israelí y, en gene-
ral, judía, que lo percibe como una ame-
naza mortal, mientras que los palestinos
lo consideran inalienable, tanto en sus im-
plicaciones materiales como en su di-
mensión simbólica, y reclaman sin cesar
que sea reconocido por Israel.❑
Cultura Música
●
Marruecos y sus músicas
N
uestro vecino del Estrecho
pertenece al tronco musical
árabe y musulmán, si bien eso
no supone que su bagaje sea unifor-
me, ya que posee una riqueza y varie-
dad insólitas a la par que ignoradas
por nosotros. Intentaremos describir
este abanico de sonidos.
• Arábigo-andaluza: Es la músi-
ca que nació aquí y aún hoy está pre-
sente en nuestros romances populares.
Se estableció en Marruecos, Túnez y
Argelia, sentando la semilla de su mú-
sica clásica y culta. Está compuesta por
nubas o largas suites que son estudia-
das en las Escuelas de Tetuán, Fez, Ra-
bat o Chauen, y en su interpretación es
notable la orquesta Al Brihi de Fez, di-
rigida por Abdelkrim Raïs, la orquesta
Andalusí de Tánger y el coro femeni-
no Filali de Tetuán. En España, Eduar-
do Paniagua ha fundado el Ensemble
Ibn Bayyá con los marroquíes Omar
Methiou y El Arabí Sherguini. Igual-
mente, marroquíes y españoles inte-
gran Al Baraka y Abdel Karim En-
semble, radicadas en Granada. Las or-
questas están formadas por violines, úd
(laúd) y percusiones (bendir, darbuka
o tar). En las formaciones más puris-
tas llevan el primitivo ribab en lugar
de los violines, que fueron introduci-
dos en el siglo XIX, aunque se tocan
encima de la rodilla.
• Bereber: Es el folklore más an-
tiguo, como lo es gran parte de su po-
blación, e impregna el ámbito rural.
Son cantos y danzas ejecutados por
grupos comunales casi siempre acom-
pañados por panderos y palmas. Don-
de mejor se conserva es en el Alto
Atlas, tomando el nombre de ahidus en
el noreste y el de abuachs en los valles
del suroeste. También hay músicos iti-
nerantes, los imazyazn o los rways, que
62 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Cultura
cantan por los mercaditos acompañán-
dose del lotar. En las montañas norte-
ñas del Rif, los tabtuka yabylia poseen
otros estilos con flautas o la ghaita y el
tebel, que vienen a sonar como la dul-
zaina y el tamboril, pero como muchos
tambores y dulzainas. Se hizo famoso
el sonido apabullante de los Maestros
Músicos de Jujuka desde que los visi-
tara Paul Bowles y uno de los Rollings
Stones. Otros grupos conocidos son el
Ensemble de Mujeres de Taroudant,
B’net Marrakech, también femenino,
y el grupo Isawa De Ben Souda.
• Gnaua: De la zona de Marra-
kech es esta música de trance animis-
ta que proviene de ceremonias de es-
clavos guineanos. Comienza con el so-
nido profundo del guimbri, especie de
bajo de caja rectangular que da un rit-
mo continuo, resaltado luego por las
cárcavas, castañuelas metálicas, en lo
que parece un tren imparable sobre el
que lanzan sus plegarias. De los clási-
cos destacan Muluk El Hwa y Nass
Marrakesh, que han visitado España.
También son conocidos Gnawa Ouled
Marrakech y solistas como Hassan
Hakmoun y Abdelazid Kodsi, con es-
tilos más de fusión. Hay otras cofradí-
as místicas tanto de espiritualidad sufí
(tarikas, con sus recitaciones coráni-
cas), como de rito bereber con percu-
siones ensordecedoras (aisawas y jila-
las). En los 70, surgió Nass El Ghiwan
que, con una base gnaua y sus letras
actuales, contactó con la juventud ur-
bana al crear un estilo folk netamente
marroquí. Siguieron otros como Jil Ji-
lala y Lem Chaheb.
• Chaabi: La palabra significa po-
pular y es la que se escucha a todas ho-
ras por la radio o la tele, la música de
consumo interno que prolifera en los
puestos callejeros de casetes. Es una mú-
sica alegre y bailable, emparentada con
la bereber aunque bebe de todos los es-
tilos. El solista canta, el coro responde y
un violín frasea e improvisa sobre un rit-
mo que se vuelve frenético al final. Hay
infinidad de cantantes, pero destaca el
éxito de Nayat Aatabou, comprometida
mujer con estilo propio. Otros nombres:
Khaled Benani y Faissal.
• Pop: Los estilos comerciales de
aquí han ido penetrando en la música
marroquí. No ha tardado en calar el raï,
de origen argelino pero muy francés a
estas alturas. Sus estrellas marroquíes
son Cheb Kader, Chaba Zahuanía o el
residente barcelonés Chab Shamir. En-
tre gnaua, rock y rap, se mueven Ha-
mid Baroudi y el grupo Argan. Hay
grupos de nacionalidad mixta en Fran-
cia y España (08001 y Mawali) y entre
Casablanca y Suiza ha germinado el
arab-tecno.
Pero hay más música: sefardí (can-
tantes judeo marroquíes son Emil Zri-
han y Yosefa Dahara) y músicas del
desierto o de pescadores en Agadir.
Marruecos está lleno de músicas, mal
que les pese a los integristas. Encuen-
tras una orquestina andalusí en un res-
taurante, danzantes bereberes en una
calleja y por todas partes escuchas el
último casete de éxito chaabi. De cate-
goría internacional son además el Fes-
tival de Músicas Sagradas de Fez o el
Gnaua de Essawira, entre otros.
Ritmos todos para servirse bien
aromatizados y que armonizarán sus
vidas.❑
Enrique García
Se puede encontrar una versión ampliada de este
artículo en el sitio web de Pueblos :
www.revistapueblos.org

Poemas de la Alhambra
P
ara conocer la música ára-
be lo mejor es comenzar
por el principio y da la ca-
sualidad de que tenemos en Es-
paña una autoridad en el estudio
e interpretación de una de sus
formas más antiguas: la música
andalusí. Esta persona es Eduar-
do Paniagua, miembro de una fa-
milia en la que todos se dedican
a la música; con ellos y otros mú-
sicos marroquíes y españoles ha
fundado a lo largo de los años di-
versos grupos especializados en
la música antigua de las tres cul-
turas -cristiana, árabe y judía-. La
música arábigo-andaluza nació
en esta tierra cuando se llamó Al
Andalus: es una más de las for-
mas de sublime belleza que al-
canzó el arte musulmán de aquel
tiempo. Esta música ha quedado
en la tradición de los pueblos del
norte de África y de Oriente,
siendo una de las raíces de su mú-
sica culta.
La grabación nos da el gusto
de recrearnos en la arquitectura de uno
de sus más bellos palacios mientras es-
cuchamos las armonías que sonarían
en su interior para acompañar las fra-
ses que están escritas en sus paredes, a
veces camufladas como lacerías y me-
dallones de su profusa decoración.
Nada más empezar nos sorprende
una voz cálida entonando agradables
juegos malabares que van ascendien-
do como si entráramos en el recinto sa-
grado; suena a la vez exótica y familiar
Poemas de la Alhambra
Eduardo Paniagua y El Arabí Serghini
(Pneuma-Karonte, 2000)
por lo que sus melismas puedan tener
en común con el flamenco. Pero no es-
tá sola: en seguida toda una comunidad
instrumental empieza a arroparla sin-
tiéndonos partícipes de una celebración
ritual de acogida. El laúd, el qanún
(salterio) o el violín y la flauta surgen
acompañándose de percusiones de
darbuka y panderos. Sonidos de cuer-
das no siempre identificables, con tim-
bres metálicos o campanilleos saltim-
banquis; solos, a veces intrigantes, que
Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 63
Cultura Música
●
nunca se decantan por el luci-
miento virtuoso sino que enmar-
can la plegaria colectiva. También
se oye el agua de las fuentes, o los
pájaros: todo ello nos va pasean-
do por las diferentes estancias, pa-
tios, jardines, en una correspon-
dencia de sonidos y lugares, usos
y palabras, las verdaderas palabras
escritas en azulejos y yeserías de
cada aposento. Y la voz, la voz so-
lista (El Arabí Serghini) que se
concentra en el esfuerzo melódi-
co a mitad de camino entre la im-
provisación intuitiva y las armo-
nías correctas tradicionales. Tam-
bién cantos a coro en que se vive
el gusto por acompañarse, y los
instrumentos siempre respondien-
do o subrayando al unísono para
enriquecer el poema.
El disco forma parte de una
ya nutrida colección de obras
que el autor tiene editadas en su
sello Pneuma; todos ellos con
una cuidada presentación, estu-
pendas ilustraciones y detallada
información en el libreto, incluyendo
las letras en árabe.
Música ondulada, nunca violenta,
que te pone en casa, en un ambiente
cercano inundado de tranquilidad. Des-
de luego no son cantos populares, pe-
ro sí expresión íntima, esencia del sen-
timiento interior.❑
Enrique García
Cultura Teatro
●
La programación escénica: un impedimento
más para el hacer teatral
E
n el Estado español, hay una eco-
nomía teatral de temporada y las
políticas culturales brillan por su
ausencia. Los teatros están más tiempo ce-
rrados que abiertos, los teatros municipa-
les se infrautilizan; aparecen equipos de
burócratas con grandes estructuras, en lu-
gar de equipos humanos especializados en
la gestión e intervención sociocultural.
La verticalidad de las redes regiona-
les de teatros es alarmante, sobre todo,
después de haber pasado los últimos cua-
tro años en el vacío cultural más grande
de nuestra democracia. Éstos son algunos
de los signos que denotan la mala calidad
de vida cultural.
¿Qué se programa en teatro? ¿Y
por qué? Las políticas y estructuras
ya establecidas de promoción y difu-
sión cultural (ordenación y tipologí-
as de infraestructuras, tipos y crite-
rios de programación, diseños presu-
puestarios, condiciones establecidas
de apoyo a la creación, comunica-
ción de las programaciones...) afec-
tan a las propias formas de la crea-
ción contemporánea y, por lo tanto,
la condicionan excesivamente e in-
fluyen en su desarrollo.
La falta de vertebración política
en el Estado español ha evitado la
consolidación de nuestro sistema te-
atral. En este contexto, la figura del
gestor cultural proviene de una si-
tuación de extrema precariedad. Mu-
chos de los gestores-empresarios de
hoy son los combatientes de ayer, na-
cidos del antiguo Teatro Indepen-
diente. Los recursos reales del sector
teatral son escasos o están mal re-
partidos y el espíritu de insatisfac-
ción se ha generalizado en el mundo
de la programación. Se puede cons-
tatar una relación enfermiza entre los
64 ● 2004 ● Septiembre ● PUEBLOS ● Información y debate
Cultura
gestores y la política, que desconfía
de la cultura y la instrumentaliza.
El teatro desarrolla un tipo especial de
sensibilidad; es un arte en directo, adapta-
ble a las necesidades de la sociedad que lo
acoge. Se trata de una práctica comparti-
da, del arte social por naturaleza, pero su
potencial transformador se encuentra blo-
queado por las reglas del mercado y los
intereses político-empresariales.
Para empezar a construir unas po-
líticas culturales coherentes y motiva-
doras -sirva el sistema francés como
ejemplo, con sus fallos y críticas- po-
dríamos diferenciar diez exigencias pa-
ra la programación escénica:
1. Reconstruir y asegurar un servicio
público cultural de calidad.
2. Responder a una política teatral
que sirva como referencia y que ga-
rantice la transparencia y la autonomía
de los creadores.
3. Tener propósitos culturales reales.
4. Facilitar la existencia de recursos
económicos adecuados a los diferentes ti-
pos de producciones.
5. Realizar una elección y aplicar la
inteligencia a la hora de programar.
6. Coherencia con la tradición cultu-
ral y la actualidad.
7. Rigor a la hora de conocer la opi-
nión de los espectadores.
8. Capacidad para valorar los resulta-
dos económicos y culturales.
9. Constancia y criterio cultural.
10. Intervención en el panorama
teatral.
Para José Sanchís Sinisterra, la po-
larización entre el teatro de entreteni-
miento (el musical como paradigma) y
el teatro de estremecimiento (algo que
nos araña y produce cambios) es irre-
mediable. Según el dramaturgo, “la
aplicación de criterios de mercadotec-
nia no funciona en el teatro de estre-
mecimiento”.
Frente al servilismo de los progra-
madores hacia un estereotipo del públi-
co, Sanchís propone convertir la progra-
mación teatral en “desprogramación de
la estupidez televisiva y de la banaliza-
ción cultural”. La programación actual
del Estado español es pasiva: acoge la
creación realmente existente y preconci-
be el tópico de un público.
Por ello, es necesario “girar el torno”
y desarrollar una programación teatral
activa que sugiera y suscite la creación.
Esta programación deberá facilitar, en
torno al hecho teatral, el establecimiento
de nexos con los movimientos sociales.
No crean que esta propuesta es idealista;
algo idealista es pensar que el teatro co-
mercial puede apostar por la transmisión
de nuevos valores.
Los teatros públicos están burocrati-
zados y los espacios privados son em-
presas cuyo objetivo final no será otro
que el del beneficio económico. Como la
municipalización de teatros que se reali-
zó en 1979, ahora es urgente desmante-
lar las estructuras públicas burocráticas
y redistribuir con una nueva política cul-
tural el presupuesto, que no es poco.
El Plan General del Teatro (2004)
no recoge por completo las diferentes
situaciones de las comunidades autóno-
mas; incluye propuestas interesantes,
pero poco transformadoras (la nueva
idea del contrato-programa) y vuelve a
demostrar cómo la filosofía del éxito se
ha instalado en el sector teatral de una
manera preocupante.
Quizás Samuel Beckett tenía razón
cuando decía que “ser artista es fracasar
como nunca ha fracasado nadie”.❑
Laura Corcuera
 Cultura Cine
●
Un cuento de amor e inmigración

T
enemos la inmensa dores iraníes, kurdos e inmi-
suerte de poder ver grantes afganos. Para com-
estas pequeñas joyas pensar el accidente de un
de cine que nos muestran, obrero afgano, Memar con-
con gran dosis de frescura trata al hijo, Rahmat, pero
y naturalismo, que otro ci- dado que no parece muy ap-
ne es posible, otro cine que to para desarrollar el trabajo
seguramente pasará por el de peón en la obra, le dará el
absurdo tamiz de la censu- puesto de Lateef, que se
ra, pero que nos narra otras vengará con pícaras rabie-
historias, de otras gentes, Baran tas. Pero Lateef descubrirá
de otras culturas, que nos el secreto de Rahmat. Atra-
acerca a conocer otros pue- ído por su canto, verá que
Dirección y guión: Majid Majidi ●
blos. Baran sigue ese ca- no es un chico, sino una jo-
Interpretación: Hossein Abedini (Lateef), Zahra Bahrami
mino aleccionador. ven adolescente y bella de la
(Baran), Mohammad Amir Naji (Memar) ●
El director de Baran es que se enamorará, tanto que
Fotografía: Mohammad Davudi ●
Majid Majidi, que ya nos no le importará perder su di-
Música: Ahmad Pezhman ● Irán, 2001
deleitó con esa maravilla nero por ayudar a su familia.
que es El Color del Paraí- Pero la belleza se ocultará
so, donde nos introdujo en tras el burka y la lluvia cae-
un mundo lírico pleno de verdaderos sentimientos, bella rá sobre el último rastro del amor.
historia la del niño ciego e increíblemente sensible, el pa- Parábolas y metáforas, sutilezas del lenguaje cinema-
dre cegado por el egoísmo y la gran visión de corazón de tográfico. Majid Majidi parece haber cogido el testigo del
la abuela. Majid Majidi nos contó esta historia de forma cine neorrealista, ahondando en historias que son emotiva-
muy poética y, paradójicamente, muy naturalista, sin ol- mente sinceras y profundizando en la intimidad de los per-
vidarse de mostrarnos cómo es la gente y los bonitos pai- sonajes, con actores, en la mayoría de los casos no profe-
sajes de Irán. sionales, que parecen ser ellos mismos los dueños de esas
En Baran, Majid Majidi nos habla en dos niveles: el vidas, tan espontáneas, tan sencillas, usando la música de
problema contemporáneo de la inmigración y de los refu- forma contenida y la fotografía sin alardes, más bien pró-
giados, y la historia de amor entre Lateef y Baran, con el xima al documental. Seguramente, Vittorio de Sica tiene
desarrollo espiritual y moral de Lateef. La película tiene un buen seguidor en Majid Majidi.
dos partes diferenciadas. La primera, con tono documen- Pero Baran nos enseña algo más, y muy importante:
tal, aborda la problemática de la inmigración afgana en el problema de la inmigración lo tenemos aquí, en Occi-
Irán, concretamente en Teherán, población ilegal, sin pa- dente, es un problema de todos y con el que deberíamos
peles, obligados a trabajar, en la mayoría de los casos, por sensibilizarnos mucho más, al menos para comprender el
sueldos míseros. La segunda nos abre un espacio de fic- sufrimiento de toda esta gente que ha tenido que dejar su
ción: nos cuenta la relación entre los dos adolescentes. La- país obligada por la guerra y los regímenes atroces de sus
teef es un joven que hace las labores de cocinero, sirvien- gobernantes.❑
do el té a los obreros y llevando la intendencia de una cons-
trucción dirigida por el capataz, Memar, hombre amable
que intenta ayudar a todos los obreros de la obra, trabaja- Juan Vicente Monteagudo

Información y debate ● PUEBLOS ● Septiembre ● 2004 ● 65

Cultura Cine
Cultura
●

Intentando conciliar clases sociales

P
or primera vez un di- perteneciendo a mundos
rector chileno que opuestos. La superioridad
no vivió en el exilio ficticia de quien tiene poder
escoge el golpe de Pinochet sobre el que no se derrumba
como trasfondo de una de con la franqueza infantil que
sus películas. Y lo hace va- no siente, aunque la conoz-
liéndose de una técnica qui- ca, la diferencia de alturas
zá recurrente y pocas veces en la pirámide social.
sencilla: Andrés Wood re- La amistad o la capaci-
trata la víspera inmediata y dad, siquiera momentánea,
el inicio de la dictadura a de superación del entorno no
través de las miradas, más Machuca parecen, sin embargo, si-
parejas que antagónicas, de tuarse en el centro de la na-
los niños Gonzalo Infante rración. Siguiendo el guión
(Matías Quer) y Pedro Ma- Dirección: Andrés Wood ● Guión: Roberto Brodsky,
de la Historia chilena, Wood
chuca (Ariel Mateluna), el Mamoun Hassan y Andrés Wood ● Interpretación: Matias
opta por forzar la relación
primero de familia acomo- Quer (Gonzalo Infante) y Ariel Mateluna (Pedro Machuca)
entre Pedro y Gonzalo hasta
dada, el segundo provenien- Fotografía: Miguel J. Littin ● Música: José Miguel Miranda
el límite de la supervivencia
te de una barriada marginal y José Miguel Tobar ● Chile / España, 2004
para que finalmente uno de
de Santiago. ellos prefiera reivindicar su
Reflejo y efecto del mo- posición social (significati-
mento que atravesaba Chile, vamente a través del símbo-
el padre McEnroe (Ernesto Malbrán), director del colegio lo de consumo de sus zapatillas de deporte) para poner su
elitista al que asiste Gonzalo, decide poner en marcha el ex- vida a salvo. Las barreras con las que se topa el vínculo en-
perimento educativo de incorporar al centro a chicos de es- tre los dos protagonistas vienen a representar así, más allá
casos recursos, entre los que se encuentra Pedro. El contac- del Chile del 73, la brecha entre clases sociales y el debate
to iniciado entre ambos cuajará pronto en una amistad de sobre la posibilidad (o no) de su conciliación. La falta de
descubrimientos y elocuentes intercambios mientras, en un voluntad del poderoso, su atávico miedo al cambio y, en es-
segundo plano, las esperanzas transformadoras del país se te caso, la imposición última de la fuerza aportan ideas so-
desmantelan en las trastiendas repletas de los comercios y bre esa discusión en un relato que culmina con el peso irre-
las colas de racionamiento. vocable de unos hechos que ya no pudieron cambiarse y la
Pese al prejuicio receloso de sus respectivos entornos traición de un niño y de todo un país que siempre pudo ha-
sociofamiliares, la unión de los protagonistas va trazando ber sido diferente.❑
la evidencia más clara y menos aceptada en aquella cir-
cunstancia política: la nivelación de tratos y natural cons-
trucción de respetos en personas que se saben iguales aun Begoña Ballesteros

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