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Acerca de "El dispositivo grupal", de Ana María del Cueto

y Ana María Fernández / Resúmenes Trabajo Social.

Edward Hopper.

EL DISPOSITIVO GRUPAL.

Dados un tiempo, un espacio, un número de personas y algún


objetivo común, se crean las condiciones de posibilidad para
que un agrupamiento se constituya en grupo. Tiempo,
espacio, número de personas y objetivo conforman un
dispositivo. Una virtualidad, especifica y propia de ese grupo,
y no de otro.

Si bien consideramos elementos manifiestos y elementos


latentes en el acontecer grupal, esto no es algo fijo;
cualquiera de los elementos del dispositivo puede disparar
efectos, puede operar desde la latencia en un momento dado.

EL PROCESO GRUPAL.

Incluimos lo clásicamente denominado como “dinámica de


grupos”.

Resulta interesante Lapassade cuando


plantea: “desembarazada de sus modelos mecanicistas, la
dinámica de grupos conduce a una dialéctica de los grupos”.
El empleo del término dialéctica se justifica si por él se
entiende designar una lógica del inacabamiento, de la acción
siempre recomenzada.

El grupo, la organización, será una totalización en curso que


nunca es totalidad actualizada. La dialéctica será, por tanto,
el movimiento siempre inacabado de los grupos.
Intentaremos focalizar el proceso grupal más que como
juegos tensionales de fuerzas, como una dialéctica de una
totalización en proceso.

Para Sartre, el grupo se constituye contra la serie. La vida de


los grupos está hecha de una permanente tensión entre estos
dos polos extremos. Será esta tensión la que constituya el
motor de la dialéctica de los grupos.

Pero, si bien un grupo se constituye contra la serialidad,


siempre tiende a volver a ella. Así, contienen la posibilidad de
disolución en la organización y la virtualidad de estructuración
en la dispersión.

En su tensión contra la serie un grupo deberá juramentarse,


dice Sartre.

Podríamos hacer referencia a los términos encuadre, contrato,


etc. como un aspecto de esa juramentación, o más bien su
forma explícita. En sus formas implícitas, incluiríamos la
producción de formaciones imaginarias grupales propias y
únicas de cada grupo.

Un grupo de estructura como tal, más que por su tarea,


cuando va consolidando un conglomerado de
representaciones imaginarias comunes (red de
identificaciones cruzadas, ilusión y mitos grupales, la
institución como disparador de lo imaginario grupal).

Es por esto que pensamos que la tarea es convocante de un


grupo, más que estructurante del mismo.

Todo grupo alberga en su seno aspectos repetitivos y


aspectos transformadores en una dialéctica permanente.
Desde ya, que determinadas coordinaciones favorecen su
tendencia en uno u otro sentido.
Esto se hallara indisolublemente ligado a los objetivos
explícitos e implícitos que la institución en que se inscriben
tenga planteados, como a las ilusiones y mitos grupales en
que se estructura el grupo, la red de identificaciones que ligue
a sus miembros, como los aspectos transferenciales.

El tema de la repetición – transformación nos remite al


problema del poder en los grupos, las relaciones de saber-
poder en su seno, ya que desde la sanción de lo transgresivo
suele omitirse que esto constituye una poderosa fuerza
cuestionadora de lo instituido.

Para Pichón, el grupo se estructura sobra la base del


interjuego de mecanismos de asunción y adjudicación de
roles.

En la tradición dramática, el rol es un modo de identificarse


imaginariamente con un personaje, y así un rol en una obra
teatral existe independientemente del actor particular que lo
encarne. En este sentido, un rol social también tiene una
existencia independiente de quien lo desempeñe, dado que en
la sociedad los roles preexisten a los individuos, bajo formas
de conducta a asumir en función de la situación que ocupen.

La teoría del rol, desde la óptica de la sociología funcionalista,


se ha desarrollado en función del concepto de posición: una
posición define un mínimo de comportamiento obligatorio
para el individuo. Desde esta concepción, rol es la manera en
que una persona desempeña los requerimientos de su
posición. A su vez, rol es el aspecto dinámico del status.

El cómo una persona se comporta depende, en gran medida,


del status en que se halle: de la posición particular que ocupe
en su medio social.

Según Pichón, la estructura y función de un grupo estarán


dados por el interjuego de los mecanismos de adjudicación y
asunción de roles. Estos representan modelos de conducta
correspondientes a la posición de los individuos en esa red de
interacciones, y están ligados a las expectativas propias y a la
de los otros miembros del grupo.

De esta manera, el rol y su nivel, el status, se ligan a los


derechos, deberes e ideologías que contribuyen a la cohesión
de la unidad.

La tarea que dicho grupo realice constituye su finalidad, y va


a estar basada:

En lo explicito: el objetivo que dicho grupo se dé.

En lo implícito: en la elaboración de dos ansiedades básicas:


el miedo a la perdida (ansiedad depresiva) y el miedo al
ataque (ansiedad paranoide).

Estas dos ansiedades configuran la situación de resistencia al


cambio.

El coordinador, para Pichón, consiste en esclarecer, a través


de señalamientos e interpretaciones, las pautas
estereotipadas de conducta que dificultan el aprendizaje y la
comunicación. Toda interpretación debe favorecer el nivel de
operatividad de un grupo. Para ello deberá incluir siempre la
lectura de los niveles horizontal y vertical del acontecer
grupal, que permitirán la ruptura del estereotipo.

En el interjuego de roles, que tiene para Pichón un carácter


estructurante en el grupo, destaca tres roles:

- El portavoz.

- El chivo emisario.

- El líder.

Estos roles son funcionales y rotativos. En cada situación


grupal, un individuo tomará tal o cual rol, de acuerdo a su
situación individual y a la situación generada en el grupo.
Portavoz → denuncia el acontecer grupal, las fantasías que
lo mueven, las ansiedades y necesidades de la totalidad del
grupo. Se articula en él una fantasía inconciente individual
entrecruzada con el acontecer grupal. Toda interpretación
deberá develar la situación de todos los miembros del grupo,
en relación con la tarea, ejemplificando el problema
enunciado por el portavoz.

Chivo emisario → depositación en un miembro del grupo de


aspectos negativos o atemorizantes del mismo o de la tarea,
apareciendo mecanismos de segregación frente a dicho
integrante.

Líder → depositación en un miembro del grupo de los


aspectos positivos.

Diferentes tipos de liderazgo: laizze-faire, autocrático,


democrático, etc.

Ambos roles, líder y chivo emisario, están íntimamente


ligados, ya que uno surge como preservación del otro, en
virtud del proceso de disociación que todo grupo implementa
en su tarea de discriminación.

Saboteador → liderazgo de la resistencia al cambio.

Así como nos parece insoslayable el análisis del interjuego de


roles en una lectura de lo grupal, pensamos éste más como
un efecto de latencia grupal que como una causa
estructurante del grupo.

Nos resulta más preciso abordar la estructuración del grupo


desde la producción de sus formaciones propias, las
formaciones imaginarias grupales.

En toda lectura de la grupalidad, pensamos que el análisis del


interjuego de roles mantiene un nivel de eficacia valedero, en
tanto abra su lectura.
LAS FORMACIONES IMAGINARIAS
GRUPALES.

Procesos imaginarios que un grupo produce. Un grupo


produce formas imaginarias propias. En toda situación grupal
hay una representación imaginaria subyacente, común a la
mayoría de sus miembros.

La tarea opera como convocante del grupo, pero no como


fundante. Para que un grupo de personas pueda pasar de la
serialidad al grupo, se deberá ir consolidando un
conglomerado de “representaciones” imaginarias. Éstas
podrán propiciar la eficacia como la ineficacia grupal, etc.

Son procesos imaginarios que pueden ser leídos en el


transcurso del devenir grupal, y que hablan de su
conformación, inscripción, historia, posibilidades de desarrollo
y de transformación de dicho grupo.

Formaciones grupales:

- La red de identificaciones cruzadas (y la red transferencial).

- Las ilusiones grupales.

- Los mitos del grupo.

- La institución (como disparador del imaginario grupal).

Estas formaciones grupales, en permanente atravesamiento,


darán a cada grupo su perfil, su identidad, único de ese
grupo.

Red de identificaciones cruzadas – red transferencial →


¿qué es lo que hace que ciertos grupos se constituyan como
tal, y que permanezcan en el tiempo, y otros no? En los
grupos este hecho depende, entre otros factores, de la
constitución durante las primeras reuniones de la “matriz de
grupo”. Esta matriz grupal puede aparecer sólo si ha existido
entre los miembros del grupo una empatía que una a los
diferentes miembros entre si.

La mirada reciproca actúa desde y sobre ellos. Además, el


coordinador o la institución donde se realice la tarea es
investido por los integrantes a partir de ciertas pautas, de
ciertos poderes reales o ilusorios; se espera de él que realice
tales o cuales acciones, que el sujeto pueda apoderarse de lo
que espera que le den, y de esta forma, el grupo todo se
constituye en el lugar de la demanda que ese grupo realiza
sobre si, incluido el coordinador.

Esta matriz grupal tiene que ver con la posible organización


libidinal que este grupo se ha dado. Esta organización está
basada en los lazos libidinosos que los individuos tienen entre
si y con el coordinador. Estos lazos libidinosos tienen que ver
con la red de identificaciones que se va estableciendo en el
transcurso del grupo, y esa matriz es en realidad una matriz
de identificaciones formada por identificaciones secundarias.

La matriz básica tiene que ver con la permanencia. Son los


integrantes que nunca faltan, comprometidos con los demás,
son afectivos, etc.

La matriz de identificaciones es un circuito del conjunto de


relaciones objetales. No se identifican personas, sino aspectos
puntuales de las subjetividades de los integrantes.

Esta red de identificaciones es una red móvil, y es, a su vez,


una matriz de identificaciones y una matriz identificatoria (lo
que identifica a ese grupo de otro grupo). Es lo que habla de
la subjetividad grupal.

Hablar de red de identificaciones cruzadas en grupos significa


hablar de aquello que da cuenta de la permanencia, de la
movilidad de las rigideces. Los procesos identificatorios que se
producen en los grupos van a funcionar como motor de la
vida de los mismos.
Identificación en los grupos → identificaciones
secundarias: proceso mediante el cual un sujeto asimila un
aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma
sobre el modelo de éste.

Este concepto de red de identificaciones está unido al


concepto de transferencia. Las transferencias son las que
posibilitan que las identificaciones se den, brindando el campo
propicio para que se realicen.

“Transferencia”: proceso mediante el cual los deseos


inconscientes de un sujeto se actualizan sobre ciertos objetos
en relación a ellos. Muchas veces se transfiere sobre la
coordinación de los grupos y también sobre las instituciones la
repetición de ciertos deseos que se actualizan en el transcurso
de la tarea.

La mirada reciproca actúa e incentiva las identificaciones.

El grupo se dinamiza, se recrea y se torna más productivo


cuanto más jueguen dentro de él los diferentes vértices de la
red de identificaciones y de la transferencia, formas grupales
que le dan movilidad y perfil propio al grupo.

La red transferencial es la clave o la base de las


identificaciones. Tanto la red transferencial como la red de
identificaciones son procesos que se producen
concominantemente, y la red de identificaciones estaría más
puntualmente desarrollada entre los miembros del grupo en
tanto que la red transferencial tiene su punto de apoyo
fundamentalmente en la coordinación.

La ilusión grupal → “ilusión” para Freud: es una creencia


engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo
prescindiendo de su relación con la realidad. Una de sus
características es tener su punto de partida en los deseos
humanos de los cuales derivan.
Para Anzieu, la ilusión grupal es un estado psíquico particular
que se expresa en frases tales como: “estamos bien juntos”,
“somos un buen grupo”, etc.
Para nosotros, la ilusión grupal es aquello que un grupo dado
cree que es, que puede realizar. Todo grupo necesita creer
que es lo que desea ser, para poder lograr sus objetivos, y
sólo desde una ilusión obtendrá la fuerza necesaria para
lograrlos, para enfrentar sus adversidades, sostener sus
creencias, etc. A su vez, esta ilusión creará las condiciones
para llegar a un “nosotros”, desarrollar una pertenencia,
organizar un código común.

Dicha ilusión es lo que los integrantes del grupo esperan que


este grupo realice. Así, todo el conjunto de la vida del grupo
aparece como modelado con carácter estructurante por una
ilusión grupal que habla de sus deseos.

Existe una estrecha relación entre las ilusiones grupales y los


mitos de un grupo. A su vez, estas 2 formaciones en su
conjunto integran la “novela grupal”, que da cuenta de la
modalidad típica de las escenificaciones fantasmáticas que ese
grupo ha construido a lo largo de su historia.

Freud: “para que haya una ilusión debe existir un deseo que
quiera ser realizado, una realidad que quiera ser cambiada,
una historia que quiera ser modificada, un ideal que quiera
ser realizado.”

Mito grupal → la historia del grupo va a estar relacionada


con:

a) El momento histórico – político que hace posible la


aparición de un grupo de determinadas características y
objetivos.

b) Del momento institucional preciso en que ese grupo se ha


formado.
c) El tiempo de organización del grupo como tal con su
historia particular, entrecruzado por las historias individuales
de los miembros que lo componen.

Dentro de esta fantasmática grupal se constituyen los mitos


grupales. Siempre la historia mítica es historia mítica de un
origen.

Los mitos que un grupo construye acerca de su origen, del


por qué de su existencia, pero vividos por sus integrantes
como la historia real.

Entre mito e ilusión hay una permanente relación reciproca,


por cuanto mito es siempre ilusorio, y toda ilusión grupal
tiene su anclaje en la historia mítica del grupo.

Sin embargo, el mito está inscripto necesariamente en el


origen novelado del grupo, mientras que la ilusión (aunque se
nutre de este origen novelado) tiene siempre un referente
prospectivo.

Los mitos grupales son aquellas producciones imaginarias que


conforman el imaginario grupal, dando cuenta de la historia
del origen fantasmático de un grupo, apoyadas en la historia
real y entrecruzadas a su vez con la ilusión grupal.

El relato del origen circula repetitivamente, pero al repetirse


nunca se repite de la misma forma.

Cada vez que circula lo hace con alguna modificación, aunque


permaneciendo siempre fiel a si mismo.

La institución como disparador del imaginario grupal →


la dimensión institucional constituye, al decir de Lapassade, lo
impensado, el negativo, lo invisible, su “inconciente”. Genera,
por lo tanto, efectos desde la latencia grupal.

Dicha inscripción se da en un doble movimiento: el grupo se


inscribe en un sistema institucional dado, de la misma manera
que la institución solo vive en los grupos humanos que la
constituyen.

El coordinador, junto con las normas formales explicitadas


para la organización del grupo, serán los elementos que
indicarán el sistema institucional en que un grupo se inscribe.

El coordinador y su forma de coordinación (acorde a los


objetivos explícitos e implícitos tanto de la institución como
del grupo en cuestión) más las normas formales explicitadas
para su funcionamiento son los indicadores del sistema
institucional en que ese grupo se inscribe. Instituyen lo que
corresponde, o no, en ese grupo.

Un grupo puede tender a aceptar, transgredir o transformar


las reglas estipuladas en el contrato. Que un grupo opte,
consciente o inconscientemente, por alguna de estas opciones
dependerá de la red identificatoria – transferencial que con el
coordinador y la institución se ha establecido.

En la forma de coordinación de un grupo podemos plantear 2


niveles de eficacia:

- Explicita: que la forma de coordinación sea adecuada o no


para llevar a cabo el objetivo propuesto,

- Implícita: que la forma de coordinación adoptada dispare


efectos en el imaginario grupal de:

a) Fenómenos de transferencia con la coordinación.

b) Efectos en mitos e ilusiones del grupo.

c) Efectos de emblemas ideológicos.

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