Ríchard Gálvez León, el joven que insultó al presidente Alan
García y, según los numerosos testigos, recibió en respuesta un ‘cachetadón’ del jefe de Estado, está inubicable desde el sábado pasado, fecha en que ocurrió el lamentable incidente.
Diario 16 y periodistas de otros medios de comunicación
estuvimos intentando infructuosamente ubicarlo, tanto en su domicilio, ubicado en San Borja, como en las direcciones domiciliarias que registra en la Sunat, en La Victoria, pero nadie da razón de él. Precisamente, el testimonio que a continuación presentamos revela que el muchacho fue visto por última vez, sangrando en las oficinas del Programa de Voluntariado Juvenil Kúrame, donde fue llevado momentos después de la agresión. Según esta nueva testigo clave (una trabajadora, cuyo nombre lo tenemos en reserva), Gálvez León fue abordado en ese momento, por agentes civiles que expulsaron a todos los allí presentes, incluidos los trabajadores y voluntarios que lo atendían.
¿Que pasó el sábado en el hospital Rebagliati?
Eran, más o menos, las 12 y media del sábado. Había terminado mi trabajo cuando vi un tumulto de gente empujando al muchacho (Ríchard Gálvez León). Ahí estaba el doctor Félix Ortega Álvarez (presidente de EsSalud). Estaba llevando a este muchacho con un montón de gente, pero ya no eran los guardaespaldas del Presidente. Cuando vi al muchacho sentado en el mueble adolorido, pensé que se había caído, que le habían pegado. Había un montón de voluntarios ahí (en la oficina de Kúrame en el hospital de Rebagliati). Pregunté, ¿qué pasó? “Le han pegado, le han pegado”, decían. Entonces, le pregunté al chico ¿quién te pegó? “El Presidente”, me respondió. ¿Cómo que el Presidente? ¿El presidente Alan García? “Sí”, me dijo. ¿Cómo que él te ha golpeado? “Me ha dado un ‘cachetadón”. ¿Por qué te ha dado el cachetadón? “Porque le he dicho corrupto… Él me ha pegado y encima los guardaespaldas me han dado duro”, me respondió. Entonces y le dije: ¿cómo se te ocurre decirle corrupto si es nuestro Presidente? “Señora -me dice- no se imagina. Yo he sido del Ejército y he visto como ha sufrido mi familia y cómo han sufrido los del Ejército en el Gobierno, de este corrupto, ratero”, insistió. No te expreses de esa manera, le dije. Las demás chicas que estaban ahí comenzaron también a contar. Entonces la gente de afuera, como estaba cerrada la puerta decía: no lo dejen, no lo saquen, se lo van a llevar a seguridad del Estado, lo van a fondear. En eso, entró el doctor Félix Ortega (jefe de EsSalud). Estaba rojo, ofuscado, gritando.
¿Qué decía Ortega?
“Cómo vas a hacer eso al Presidente. Tú sabes en lo que te has metido, en lo que perjudicas”. Estaba exaltado y salió. Sólo uno de sus compañeros de Kúrame le prestó apoyo a su compañero, no porque tenga sus ideas, sino porque lo había visto tan masacrado. Los demás, como si nada hubiera pasado.
Entonces, entre todas nosotras, decidimos no irnos. No queríamos
salir.
En eso, nuevamente, vino el doctor Ortega y sonó su celular. “Sí,
señor Presidente”, dijo y salió de la oficina. Luego tocó la puerta y me preguntó: “¿Cómo se llama el muchacho? ¿Cómo te llamas?, le dije (al chico), aunque yo ya sabía el nombre. Ríchard Gálvez León, respondió.
Entonces, el señor Ortega dijo al teléfono: “Sí, señor Presidente, se
llama Ríchard Gálvez León”. Era con el presidente con el que estaba hablando. Después desapareció.
¿Era el presidente de la República?
Claro. De ahí se fue y tratamos nosotros de curarlo al muchacho que sangraba, y aconsejándole que ya se baje, no, aunque sea que pida disculpas.
Al principio me dijo que tenía familia, pero después, cuando ya vio
que las cosas había pasado a mayores, dijo “yo vivo sólo”.
Después entró un policía un hombre y otra mujer, pero ellos muy
respetuosos y le preguntaron, ¿cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes? Todo esto dentro de la oficina. Me puedes acompañar a la oficina, le preguntaron. No, yo no voy a salir de acá. Cómo todo el mundo de afuera gritaba, que no salga, que no salga, yo les dije (a los policías), no va a salir. Quién le garantiza, porque no llaman a su familia o podemos acompañarlas una de nosotras. Nosotras estábamos que nos moríamos de miedo, también.
Los policías seguían preguntando y cuando se fueron, salí a llamar
a otros amigos por teléfono, para que llamen a la Defensoría (del Pueblo), pero no atendían los sábados. Llamaron a RPP, tampoco. Yo me he matado llamando a ‘Habla el pueblo’ y nada.
Entré (otra vez a la oficina) y vi que comenzaron a venir unos
policías, esos de alto rango, militares, que ya venían. Y ya cuando quise entrar, nos sacaron a toditos. Nosotras salimos preocupadas.
Cuando usted vio al chico (en la oficina de Kúrame), ¿lo vio
ensangrentado? Claro, claro.
La sangre de su rostro, ¿era producto del ‘cachetadón’?
Claro, si le reventó acá (se toca el tabique). No es por las fosas nasales, no es por un golpe. Es de acá, de acá le abre (se toca otra vez el tabique). Y me parece que al golpearlo, también le han golpeado la pierna, porque le dolía la pierna.
O sea, el ‘cachetadón’ que le dio le produce el sangrado
Supongo, porque él llega sangrando. Pero al tirarle el ‘cachetadón’, al reventarle acá (se toca otra vez el tabique) tenía la cara hinchada. Todo esto (se toca abajo de los pómulos) lo tenía hinchado y cada vez se le iba hinchando más.
Esa versión que él le da, que el Presidente me ha golpeado.
¿Usted lo ha podido corroborar con otras personas que vieron el incidente? Claro, claro…
¿Cuántas personas vieron al chico sangrando en la oficina?
Como quince personas. Ocho eran de Kúrame.
¿Ríchard trató de comunicarse con alguien?
No. Ustedes desalojan la oficina y ¿desde ahí ya no supo más de él? Nada más. Hasta el día de hoy.
¿No se sabe dónde está?
No sé nada.
El presidente García salió a decir que no le crean a Diario16.
Eso es una mentira, porque sí ha sucedido. Que quieran tapar el sol con un dedo, no pues.
Patricia Barrios dice que no sabe nada.
Yo no voy a estar tranquila hasta ver al muchacho. Y que sepa que luché por él, para que de alguna manera se sepa la verdad.
Quien es Félix Ortega Álvarez
El actual presidente Ejecutivo de EsSalud, Félix Rafael Ortega Álvarez, trabajó por muchos años en el IPSS y EsSalud. Estudió ciencias médicas en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV), claustro universitario de conocida filiación aprista. Su padre, de conocida identificación aprista, Félix Ortega Arce, fue presidente de la Corte de Junín. Ortega Álvarez culminó su carrera en 1987, año en el que inició sus labores como interno en el Hospital Rebagliatti de Lima. Posteriormente, realizó su programa de residentado médico, en la misma casa de estudios, hasta 1992, y se especializó en cirugía general. Ha laborado como interno en el Hospital Daniel A. Carrión de Huancayo, Hospital Guillermo Almenara Irigoyen y Hospital Regional de la Seguridad Social de Huancayo. Ortega y el anterior presidente de EsSalud, Fernando Barrios, provienen de Huancayo. Trabajaron juntos en la municipalidad y fueron los impulsores de la privatización de los servicios de agua y desagüe. EE.UU.: un hombre le lanza un libro a Obama tras mitin electoral
WASHINGTON, 11 octubre 2010 (AFP).- Un hombre le lanzó un
libro al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, luego de un mitin electoral en Filadelfia, y fue detenido por agentes del Servicio Secreto, informó este lunes un funcionario. El hombre fue liberado más tarde sin cargos, tras una investigación que demostró que no supuso ninguna amenaza para el presidente, dijo el portavoz del Servicio Secreto, Edwin Donovan.
Imágenes de televisión mostraron que el libro de tapas blandas voló
por el aire y cayó cerca de Obama después del mitin del domingo -en el marco de una serie de eventos para las elecciones legislativas de mitad de mandato-, pero el presidente pareció no darse por enterado.
El hombre, cuyo nombre no trascendió, fue descrito por Donovan
como un seguidor "supereufórico" que quería que el presidente leyera un ejemplar del libro que él había escrito.
Alan García confirma incidente en el Rebagliati
El presidente de la República, Alan García Pérez, confirmó que se produjo un altercado con un muchacho el pasado sábado en el hospital Rebagliati, tal y como informara Diario 16. La certificación de este hecho la hizo el propio mandatario al término de la inauguración del Museo Metropolitano de Lima, ubicado en el Parque de la Exposición, el día domingo. Luego del evento diversos personajes vinculados a los medios de comunicación, entre los que se encontraban Raúl Vargas y Baruch Ivcher, se acercaron al jefe del Estado. En ese momento, García le dijo a Vargas: “dicen que le he pegado a alguien, por si acaso eso no es cierto”. No obstante, luego, el jefe de Estado le dijo al propietario del Canal 2 que un muchacho lo había insultado, pero él solo le había respondido nada más que con un “vete al carajo”. Estas conversaciones fueron captadas por las cámaras del noticiero de Canal 4, que ayer en horas de la noche fueron difundidas. Ese mismo día, García había dicho a la prensa “no le crean a Diario 16”. El congresista aprista Jorge del Castillo también se pronunció sobre la cachetada que propinó el presidente García contra el voluntario de EsSalud, Ríchard Gálvez León, por haberlo llamado “corrupto”. Del Castillo indicó que una agresión de ese tipo merecería la censura del muchacho que insultó al mandatario. “Si se hubiera cometido contra el Presidente, es un delito y una falta de respeto (...) en lugar de censurar al presunto agresor, que agravia, que insulta, están buscando cómo afectar la imagen presidencial”, comentó el ex primer ministro. Por su parte, el legislador y flamante pre candidato presidencial del Apra, Javier Velásquez Quesquén, respondió a su turno que, “según información oficial que maneja”, el incidente nunca habría ocurrido. “He consultado a las fuentes oficiales, ese hecho no es verdad, no me consta porque no estuve allí, pero creo que esta es una novela con el ánimo de desprestigiar al jefe de Estado”, dijo. En tanto, Mercedes Cabanillas, no afirmó ni negó el hecho. “Ver para creer como decía San Tomás”, acotó la legisladora aprista.
Pronunciamiento de Amnistía Internacional Sobre La Querella Interpuesta Por El Arzobispo Sodálite José Antonio Eguren Anselmi Contra Paola Ugaz y Pedro Salinas