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RESEÑAS

RESEÑAS

Jaime Mariazza Foy


Fiesta funeraria y espacio efímero. El discurso de la muerte y su simbolismo en las
exequias de tres reinas de España en Lima en el siglo XVII.
Lima, Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2013;
200 pp.

La significativa investigación, meses siguientes. La principal res-


Fiesta funeraria y espacio efímero. El ponsabilidad en los virreinatos co-
discurso de la muerte y su simbolismo rrespondía a sus altas autoridades,
en las exequias de tres reinas de España quienes disponían instrucciones
en Lima en el siglo XVII es un estudio para la mejor y más decorosa cere-
integral del proceso por el cual la so- monia de acuerdo al rango que tenía
lemnización de la muerte vinculada a la ciudad en la que ejercían sus car-
la casa real de España se constituyó gos y al de ellos mismos. Junto con
en nexo, intercambio y legitimación los elementos concretos que debían
de la política colonial en el Perú a tra- ejecutarse, como los vinculados a las
vés del arte y en su beneficio, pues ceremonias de luto, la decoración
en su oportunidad contribuyó en más del templo principal, el catafalco, el
de un sentido a incentivar la dinámi- revestimiento de los altares y otros
ca creativa en los distintos sectores pertinentes, como los sermones en-
involucrados. La muerte, presencia comendados especialmente y que
recurrente en la cultura virreinal, es guardaron un correlato de soporte
abordada desde su condición de eje mutuo en la apología del difunto y
en el que convergen el arte, la polí- la formalización artístico ideológica
tica y lo social, enmarcados en el es- integral de la ceremonia, se encar-
pectáculo, lo protocolar y lo simbó- gaba una Relación u Oración Fúnebre,
lico. Una cuidada organización que acompañándola de un grabado que
sobrepasó lo evidente y se proyectó reflejaba el aspecto del monumento,
a niveles de interpretación compleja. así como la magnificencia y excepcio-
La noticia del fallecimiento del nalidad del ajuar funerario preparado
rey, o de un miembro de su familia, para la fecha central. Esta se enviaría
era un acontecimiento que iniciaba a la metrópoli como prueba merito-
una serie de trámites pues era obli- ria de haber cumplido con el respeto
gación de los súbditos celebrar las debido al monarca o su familiar. Se
honras fúnebres dentro de los seis han conservado pocas de esas estam-

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pas, aunque las descripciones en la ciente de la aspiración de prestigio


Relación permiten un acercamiento a de sus autores. En este aspecto es
su aspecto general. Sin embargo la válida la consideración metodológica
descripción literaria, en el sentido de lo verosímil como concepto guía.
de la écfrasis, se vincula al grabado En el caso de Lima, la ciudadanía
en cuanto fuentes paralelas, pero no cumplía en estas fechas con incorpo-
siempre coincidentes para la obser- rarse al imaginario de la corte real de
vación analítica posterior. La reseña la que estaba distanciada, y participa-
literaria puede ser más enfática en ba activamente de una escenografía
los detalles que muestra y el grabado compleja que, en mayor o menor sen-
tener mayor iniciativa creativa. Como tido, se estaba cumpliendo en todo el
fue señalado por fray Martín de León Reino. En la medida de su suntuosi-
O.S.A. en la narración de los funera- dad, podía incluso estimar que se en-
les de Margarita de Austria en Lima, contraba en la corte misma. Gracias
“Algo se verá en su estampa, (algo)… a las Relaciones obligadas en estas
[y] lo que no pudo dar a entender el oportunidades, y a los grabados que
buril, en la siguiente descripción se solían acompañarlas, puede conocer-
verá” (citado por Pouncey 1985:21)1. se las tendencias estilísticas y las pro-
Por esta circunstancia, considerando puestas iconográficas que iban perfi-
la importancia del encargo y que el lándose, y con mayor libertad que en
grabado solía realizarse antes de la sus formalizaciones estables, pues el
preparación del monumento, existe hecho de que no perdurarían abría la
la posibilidad que no se cumpliera posibilidad de una relativa indepen-
el proyecto en toda la extensión que dencia compositiva en las estructuras
éste muestra, o que hubiera varia- funerarias, e incluso alguna audacia
ciones que no consigne. Es factible en la combinación de elementos. Los
que el grabador incluyera elementos mensajes formales podían encubrirse
inexistentes, o no lo hiciera con algu- sutilmente en la condición de la cere-
nos de los que constituyeron el mo- monia y permitir cierto atrevimiento
numento culminado. La transgresión a quienes los proponían.
o afán de virtuosismo en el resultado El templo mayor sufría una me-
final que ha llegado como documen- tamorfosis luctuosa que convertía
to gráfico, tanto como en el carácter su espacio interior en expresión del
erudito, laudatorio y panegírico de dolor por la pérdida, que también
la descripción textual, son opciones se reflejaba en el exterior urbano.
que Mariazza tiene en cuenta, cons- En el siglo XVII, en el escenario del
apparatus funebris de los templos,
1 POUNCEY, Lorene (1985) “Túmu- todo coadyuvaba tanto a la aflicción
los of Colonial Perú” en The Art como al asombro: la riqueza de los
Bulletin, vol. 67,1; pp.18-32.
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ornamentos, la calidad y disposición súbditos y, paralelamente, haciendo


de las telas que cegaban los retablos una reconvención sobre lo pasajero
y ventanas, las costosas luces de los de las riquezas temporales. Es difícil
hachones, cirios y velas que suplían precisar cuánto de esta enorme para-
vacilantes la iluminación natural al fernalia se ignoraba como espectácu-
tiempo que, como la vida, se extin- lo y que tanto los asistentes lo disfru-
guían irremediablemente. Los ful- taban como tal.
gores de la luz aliviaban la vista del Para cumplir su cometido el cata-
asistente mientras se acostumbraba a falco, elemento efímero y notable en
la penumbra de un interior transfigu- su presencia física, debía reflejar la
rado, en el que deslumbraba el res- magnificencia y calidad del personaje
plandor del catafalco. Cobraban im- al que honraba, pues era inevitable
portancia las pinturas y esculturas de vincular al individuo con el ritual que
temas alusivos, entre las que las de la suscitaba, en tanto signo de su pro-
Muerte tenían preeminencia, aunadas pia grandeza. No poco contribuía la
a la calidad de los textos y jeroglíficos competencia por superar anteriores
que prefiguraban simbólicamente al intentos por parte de los auspicia-
difunto y convertían la zona fúnebre dores y de los creadores. Colocada
en un gran escenario que la población la estructura en el crucero del tem-
podía disfrutar y asimilar, sin apartar- plo, mantenía una relación axial con
se del objetivo de la ceremonia. Los la puerta principal de ingreso y con
sentidos estaban atentos a la músi- la plaza que la precede. La nave cen-
ca que producían los instrumentos tral asemejaba un gran camino que
que acompañaban a las voces en los era complementado con las laterales,
rezos, al aroma de las flores que de- conduciendo a los silenciosos dolien-
bieron cubrir los espacios relevantes tes al último homenaje en cortejos
del templo, todas las sensaciones que dispuestos en estricto, y no poco con-
hacían estos momentos memorables troversial, ordenamiento protocola-
para el observador, frente a un sobe- rio. La dramatización del ceremonial
rano lejano y ahora inexistente, del fue indispensable para que cumpliera
que la población se apropiaba en la los objetivos múltiples proyectados.
percepción de su homenaje. Los ser- En el programa que conformaba
mones y responsos debieron señalar- el monumento funerario nada era
lo e insistir en ello, como una forma gratuito, ningún elemento había sido
de confirmar la excepcionalidad de seleccionado al azar o desprevenida-
la paradigmática figura real en ese mente en su disposición ni en los or-
trance, de su poder y su triunfo so- namentos, pero se requería una deli-
bre la muerte, a la vez que ratificaban cada creatividad para darles la fuerza
la fidelidad y reconocimiento de sus persuasiva ajustada a la belleza, que

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debía asombrar y transmitir la espe- El libro de Jaime Mariazza nos


ranza en la resurrección, el triunfo informa de todo esto en extenso.
sobre la muerte. En algunos casos Presenta un recorrido preciso y flui-
la novedad estribó en adecuar un do acerca del origen y desarrollo de
proyecto aprobado al espacio desti- esta ceremonia luctuosa, desde su
nado para su desarrollo, lo que pudo inicial simplicidad hasta la compleji-
introducir variables en los usos acos- dad simbólica y artística del túmulo,
tumbrados, pero no estaba prevista en el que destacan especialmente los
la innovación absoluta. En el siglo programas alegóricos relacionados a
XVII y, como sucedía frecuentemente la muerte, y aquellos que identifica-
en los encargos oficiales, se buscaba ron los casos analizados. Cumplien-
conservar cierta tradición en cuanto do el propósito histórico artístico
al éxito de una u otra formalización, de reconstruir la obra de arte desde
por lo menos en las características sus paradigmas, el autor dedica su in-
estructurales básicas del mueble, dagación a las ceremonias que Lima
como la planta octogonal con esca- organizó para tres reinas de España,
linata, alusiva a la resurrección, el Margarita de Austria, esposa de Feli-
baldaquino o el “templete-torre” de pe III (1584-1611) ocasión en la que
pisos superpuestos en disminución imprimió el primer libro de exequias
progresiva, muy recurridas y de alto preparado por fray Martín de León en
valor simbólico, que culminaban en 1613; Isabel de Borbón, consorte de
la victoria sobre la Muerte, cuya fi- Felipe IV (1602-1644) cuyo túmulo fue
gura coronaba el monumento en su trazado en 1645 por Pedro de Nogue-
sentido ascensional. La progresión ra, apartándose de la tradición sevi-
de la forma piramidal representaba al llana; y de la financiada en gran parte
hombre integral así como, al alcanzar por el virrey conde de la Moncloa en
su mayor peralte, al alma incorpórea 1697 para Mariana de Austria-Estiria,
celestial y redimida. El simbolismo segunda esposa de Felipe IV (1635-
de los órdenes arquitectónicos clási- 1696), con túmulo diseñado por fray
cos se mantuvo vinculado a la condi- Cristóbal Caballero, todas ellas figu-
ción del difunto y con frecuencia se ras relevantes que personificaban la
utilizaban en conjunto, distribuidos proximidad al rey, especialmente la
en los distintos cuerpos, los que fue- última, en su condición de Regente,
ron cobrando mayor importancia y hasta que a sus catorce años su hijo
majestuosidad en alzado y volumen. asumió el trono como Carlos II.
No fue obstáculo en este aspecto el La naturaleza de estos homenajes
que la frecuencia de las ceremonias, implicó sentimientos de mayor proxi-
y su alto costo, favorecieran la reutili- midad y simpatía, que se reflejaron
zación de todo o partes del conjunto. en los motivos iconográficos mora-

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les y virtuosos representativos de la organización fue diferente. Maria-


las cualidades de las reinas en vida. zza describe el tipo “templete-torre”
Formalmente, también supusieron del túmulo limeño conformado por
una mayor flexibilidad compositiva. dos cuerpos y cupulín rematado con
Mariazza hace una puntual descrip- una linterna, y ésta con un cráneo
ción de cada uno de los monumentos coronado, por lo que coincide en tér-
funerarios, lo que permite recrear el minos generales con la hipótesis de
proceso de su conformación y com- que su modelo formal y decorativo
prender las soluciones estructurales fue el levantado a la muerte de Feli-
y plásticas que, en cada oportunidad, pe II, trazado en Sevilla por Juan de
tomaron sus auspiciadores y creado- Oviedo en 1598, cuya estampa habría
res ajustándose al impacto de su in- sido traída por el virrey Mendoza y
terpretación simbólica. El recorrido Luna. Sin embargo, la creatividad de
visual, hábilmente organizado por el Juan Martínez de Arrona no se ciñó
autor, hace posible seguir la configu- estrictamente al modelo, lo que otor-
ración del conjunto en su contexto, gó una proyección más concreta y de-
pues sustenta cada decisión arquitec- licada al conjunto, tal como la precisa
tónica y plástica con la oportunidad y detallada descripción de Mariazza
de su selección, y confirma la homo- permite apreciar. La explicación am-
geneidad estilística e ideológica que plía la comprensión de estas estruc-
logró cada monumento. turas en cuanto la libertad de apli-
Margarita de Austria falleció a los carlas indistintamente, y al hecho de
27 años de sobreparto de su octavo no estar sujetas a cánones estrictos y
hijo, el 3 de octubre de 1611. Su es- excluyentes. El autor también destaca
poso murió diez años después. En Se- la actualidad intelectual de los reli-
villa, previsible referente, se preparó giosos locales, quienes participaron
un amplio pero austero programa. El en un concurso “de ingenio” para los
Ángel custodio figuró en su túmulo jeroglíficos que fueron incorporados,
porque le era muy devota, y un pro- y el detalle con el que fray Martín de
grama iconográfico cuya preocupa- León, autor del libro de exequias, los
ción especial era vincular a la reina describió. Es importante también el
con otras mujeres de la dinastía real. que, como en este caso, el libro pu-
Fue señalada la Benignidad, la Fecun- diera venderse, con la posibilidad de
didad, la Religión y la Majestad como establecer el precio de acuerdo a la
sus mayores virtudes. Las honras que complejidad gráfica que tuviera cada
le dedicó esa ciudad fueron conside- ejemplar, lo que explica la diversidad
radas notables por su grandiosidad. en las versiones existentes hoy.
En comparación con el monumento Isabel de Borbón y Medicis (1602-
de Lima, los motivos consignados y 1644), esposa de Felipe IV, falleció el 6

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de octubre de 1644, a los 44 años de preparado por Gonzalo Astete y Ulloa


edad y 29 de matrimonio. Tuvo ocho adolece de precisión terminológica
hijos, de los que no sobrevivió nin- para describir el monumento, y que
gún varón para suceder en el trono. la organización textual es inadecuada
Las honras se celebraron en Sevilla al tipo de discurso acostumbrado, el
dos meses después de fallecida y con grabado de Guillermo de Oliva su-
austeridad debido a problemas eco- ple en gran parte esa deficiencia. De
nómicos. El sobrio túmulo de planta acuerdo a la descripción que brinda
cuadrada y tres cuerpos, referidos a la Mariazza, fue una imponente estruc-
vida, muerte y resurrección, culmina- tura con un definido sentido ascen-
ba en una cúpula sobre la que remata- sional y estilísticamente consistente,
ba una aguja alusiva a la elevación del cuya linterna remataba en un Ave Fé-
alma de la difunda al cielo, debido a nix. Respecto a ejemplos anteriores,
sus cualidades expresadas en los te- y al optimismo que revelaba esa con-
mas iconográficos que relevaron sus figuración estructural, también hace
virtudes, Misericordia, Piedad y Justi- notar que un nuevo concepto orientó
cia entre otras, así como leones, cas- el repertorio simbólico, en el que pre-
tillos y la figuración de la Muerte de valeció el carácter despiadado y agre-
luto y con guadaña. En Lima, el virrey sivo de la muerte.
Pedro de Toledo, marqués de Mance- Mariana de Austria (1635-1696),
ra, aceptó seguir un modelo salman- segunda esposa de Felipe IV, falleció
tino octogonal de tres cuerpos, que a los 61 años, con fama de santidad.
Pedro de Noguera se comprometió Solamente dos de sus seis hijos so-
a mejorar. Es interesante que el Ca- brevivieron, el último sería el futuro
bildo Diocesano ofreciera contribuir Carlos II, a quien entregó el gobier-
con la mayor parte del costo a cambio no en 1675. El túmulo de Mariana de
de disponer de él terminada la cere- Austria en Sevilla igualmente tuvo
monia, una muestra de la aplicación que superar dificultades económicas
abierta de dichas estructuras y de su por lo que fue utilizada una estructu-
uso por tiempo prolongado como lo ra previa. De planta cuadrada, estuvo
fue, entre otros, el del príncipe Balta- conformado por tres cuerpos en sen-
zar Carlos (1644) para su padre Felipe tido ascensional, en el último de los
IV en Zaragoza, diecinueve años más cuales fue colocada la tumba. Se re-
tarde (Sebastián 1981:108)2. Aunque dujo la inversión en todos sus aspec-
se especifica que el libro de exequias tos y fueron sobrios los elementos
iconográficos y suntuarios en la cate-
2 Sebastián, Santiago. Contrarre- dral sevillana. En contraste, seis me-
forma y barroco. Lecturas icono- ses después en Lima, una importante
gráficas e iconológicas. Madrid, ceremonia funeraria, a cargo del vi-
Alianza EditoriL, 1968
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rrey Melchor Portocarrero Lasso de sos periodos históricos, a partir de


la Vega, hizo honor a la condición de las que se confirma la “reiteración de
la reina. Fray Cristóbal Caballero O.M. conceptos abstractos representados
fue encargado de la obra. El túmulo, bajo las formas concretas de la arqui-
de planta octogonal y tres cuerpos tectura del túmulo”. Aplica el mismo
en ascenso decreciente, que descri- procedimiento pormenorizado a los
be Mariazza, presentó una estructura elementos simbólicos configurados
compleja y rica en elementos sim- en las pinturas, esculturas, jeroglí-
bólicos vinculados a exaltar a la mo- ficos, emblemas y formas literarias,
narquía hispana que la reina regente resaltando las distintas y amplias di-
condujo. La comparación entre el recciones de los discursos, orienta-
texto de Bernardo Romero Gonzáles dos a la ponderación monárquica, a
de Villalobos y el grabado, le permite destacar los valores personales de las
al autor confirmar la importancia de difuntas y confirmar el interés políti-
establecer ajustes y correspondencias co de las ceremonias. Se desprende
entre ellos y ratificar la, en ocasiones, de la complejidad de los símbolos
independencia de ambas creaciones. seleccionados para distinguir a cada
El túmulo en el grabado es una es- una de las reinas, la amplia erudición
tructura sólida que impresiona por virreinal y el talento para aplicarla.
su estabilidad y sobriedad formal, así De acuerdo a la importancia y tras-
como por su amplitud espacial. cendencia del hecho que lo suscita,
El estudio concluye con un capítu- el lenguaje de la obra de arte se con-
lo dedicado a analizar los elementos duce como altamente simbólico, de
ornamentales que destacaron en los algún modo encubierto, dirigido a un
catafalcos, vinculados a las cualidades observador que alcanza su significa-
reconocidas en las reinas, que fueron ción a partir de factores individuales
descritos en los libros de exequias de índole perceptiva, emocional e in-
pero no aparecen suficientemente telectual, por lo que es fundamental
detallados en los grabados, lo que se la actuación de los responsables de
orienta a consolidar la apreciación de formularlo. En esta ocasión se desta-
los conjuntos en sus aspectos preci- ca la labor de quienes fueron encar-
sos. El análisis inicia con la interpre- gados del resultado obtenido en cada
tación simbólica de la estructura del una de las instancias creativas, como
túmulo, altamente relevante respecto el libro de exequias, la traza del tú-
al mensaje ofrecido por la integridad mulo y el grabado que lo perennizó.
del monumento. Su arraigo en la tra- Así, registra la participación de Fray
dición filosófica que identifica y expli- Martín de León y Cárdenas O.F.M,
ca Mariazza es expuesto con claridad Juan Martínez de Arrona y Francisco
y sustentado con fuentes de los diver- Bejarano para Margarita de Austria;

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Gonzalo Astete y Ulloa, Pedro de No- dificaron los cánones arquitectónicos


guera y Guillermo de Oliva en el caso y que el espacio escenográfico fue di-
de Isabel de Borbón y, en el de Ma- ferente a los prototipos europeos, en
riana de Austria, Bernardo Romero especial en el de Mariana de Austria,
Gonzáles de Villalobos, Cristóbal Ca- lo que se reflejó igualmente en la ar-
ballero y Pedro Nolasco. quitectura de la época. En el sentido
No hay duda que, tal como el autor de la inclusión local en la ceremonia,
destaca con propiedad, esta publica- en una pintura en el lado izquierdo
ción llena un vacío en un tema funda- del catafalco de Margarita de Austria,
mental para la historiografía del arte aparece una escena representando a
peruano virreinal, al que contribuye un indio que ofrece como tesoro de
ofreciendo un enfoque metodológico dolor sus lágrimas a Felipe III, en el
desde la consideración de su objeto contexto de otras representaciones
de estudio como obra de creación ar- cuyos temas aluden a la aflicción por
tística. Con este objetivo aparece res- la pérdida de la reina, como la ciudad
paldada en un amplio sustento teó- de Lima que entrega su divisa a la
rico, y es considerada integralmente Muerte, y América hace lo propio con
en sus múltiples aspectos y objetivos el cerro de Potosí.
como son el catafalco, el aspecto pro- Como se explicitó en un debate
tocolar involucrado en la ceremonia, pastoral de mediados del siglo XX, a
y lo artístico intelectual de los testi- propósito de este tema y que lo man-
monios gráficos y textuales. La inves- tiene vigente,
tigación señala la importancia de la …el simbolismo funerario. Quié-
formalización limeña en el siglo XVII rase o no, los ritos fúnebres han ido
reflejada en las estructuras proyecta- revistiéndose de formas más o menos
das, también evidencia que la creati- expresivas y legítimas. Materialmente
vidad local introdujo modificaciones el simbolismo de que tratamos cons-
enriquecedoras a los modelos hispa- ta de detalles que parecería lícito
nos, acordes con los rasgos formales desdeñar. Tales son las colgaduras,
y estilísticos que caracterizaron la so- las flores, los túmulos, las luminarias,
briedad y originalidad del arte virrei- etc. Pero como quiera que esos deta-
nal limeño, enmarcadas en un amplio lles traducen y revelan decisiones y
conocimiento técnico y teórico. En afirmaciones, llegan a tener impor-
el virreinato del Perú las tendencias tancia considerable. Querámoslo o no,
artísticas peculiares se consolidaron imponen una visión y una concepción
tempranamente y fueron expresadas determinadas de los actos ceremo-
en un complejo sistema que las iden- niales, y son los que más vivamente
tifica. Mariazza señala que en los dos impresionan al común de las gentes, las
últimos ejemplos que estudia se mo- cuales suelen sentirse tanto más con-

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movidas cuánto más carecen de ins- aporte a la historia del arte virreinal
trucción y de familiaridad con la fe de peruano, enfocado de manera seria
la Iglesia (El misterio de la muerte y su y precisa, que contribuye a respaldar
celebración 1952: 295). futuras investigaciones con la segu-
Fiesta funeraria y espacio efímero. El ridad de la amplia información que
discurso de la muerte y su simbolismo en brinda, y la sobriedad y claridad con
las exequias de tres reinas de España en la que es expuesta (Martha Barriga
Lima en el siglo XVII es un definitivo Tello).

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