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of Contents

VIVE: Experimenta la Vida de Cristo


Tabla de Contenido
Introducción
Lección 1: Encuentra a Dios
Lección 2: Establece un Fundamento Firme
Lección 3: Conoce a Dios
Lección 4: Vive con otros seguidores de Jesús
Lección 5: Vive en victoria
Lección 6: Triunfa sobre las fuerzas del mal
Lección 7: Tu vida y tu billetera
Lección 8: El Bautismo y la Cena del Señor
Apéndice: Cómo asesorar a otros usando este material
VIVE: Experimenta la Vida de Cristo

Joel Comiskey

Publicado por CCS Publishing


23890 Brittlebush Circle
Moreno Valley, CA 92557 USA
1-888-344-CELL

Copyright © 2010, 2011 por Joel Comiskey.

Todos los derechos reservados. Se prohíbe la reproducción de cualquier parte de este libro, el almacenamiento en cualquier sistema, o su
transmisión en cualquiera de sus formas, sea electrónica, mecánica, por fotocopia, grabación, u otro medio, sin el permiso previo por
escrito de la editorial.

El titutlo original fue Viva: Experimente la Vida de Cristo

Traducción y edición: CREED España.


Traductor: Samuel Alvarado.
Editores: Jorge Maldonado y Robert Reed.
Diseño: Josh Talbot
Interior: Sarah Comiskey

Todas las citas de las Escrituras, a menos que sean indicadas de otra fuente, son tomadas de la Santa Biblia, Nuevo Versión Internacional.
Registro de propiedad literaria de ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Usada con permiso.

CCS Publishing es una parte del ministerio de Joel Comiskey Group, un ministerio dedicado a ofrecer recursos y asesoramiento para
líderes y iglesias en el movimiento celular mundialmente.
www.joelcomiskeygroup.com

Catálogo en inglés:
Publisher’s Cataloging-in-Publication
(Provided by Quality Books, Inc.)
Comiskey, Joel, 1956 Live: experience Christ’s freedom / by Joel Comiskey.

p. cm. Includes bibliographical references and index. ISBN 0975581910

(Vive in Spanish ISBN 978-0-9843110-6-4)

1. Spiritual life--Christianity. 2. Spiritual formation. I. Title.

BV4501.3.C6555 2007 248.4 QBI06-600329

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Tabla de Contenido
Introducción
Lección 1: Encuentra a Dios
Lección 2: Establece un fundamento firme
Lección 3: Conoce a Dios
Lección 4: Vive con otros seguidores de Jesús
Lección 5: Vive en victoria
Lección 6: Triunfa sobre las fuerzas del mal
Lección 7: Tu vida y tu billetera
Lección 8: El Bautismo y la Cena del Señor
Apéndice: Cómo asesorar a otros usando este material
Índice

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Introducción

Clamar a Jesús en mi alcoba, en el mes de septiembre de 1973, fue la cosa más inteligente que yo haya
hecho en mi vida. Pero en realidad, no fue mi agudeza mental la que me llevó a ese punto, sino que
Dios me atrajo amorosamente a Él y me condujo para que aceptara seguir a Su Hijo Jesús. Mi vida,
desde 1973, ha sido una emocionante aventura, incluyendo todas las veces en las que mi fe ha sido
puesta a prueba.
Tú también puedes iniciar una maravillosa aventura al leer las páginas de este libro. Podrás conocer al
Padre celestial quien te ama mucho. Descubrirás lo que Jesucristo hizo por ti en la cruz y cómo el
Espíritu Santo desea dirigir y guiar tu vida. Aprenderás a hablar con Dios, a leer la Biblia, y apartarte
del pecado que estorba la relación con Dios. Si piensas estudiar este libro a solas se te recomienda que
lo hagas con un asesor espiritual para que te pueda brindar ayuda, contestar tus preguntas y para que
tengas alguien en quien confiar. En el apéndice encontrarás algunas pautas para los asesores.

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Recursos Adicionales
Vive es parte de una serie de cinco libros que conllevan a la madurez de un seguidor de Jesucristo. Si estás interesado en los
otros cuatro libros que siguen en esta serie, puedes comprarlos en www.joelcomiskeygroup.com o llamando al teléfono 1-
888-344CELL (en EE.UU.) o www.creedrecursos.es (en España).

Puedes usar este libro de forma individual, en un pequeño grupo o en un salón de clase. Muchas iglesias usan este material en
grupos. Es la manera más usual, pero no la única. Los bosquejos para la enseñanza y los PowerPoints para todos los cinco
libros de asesoramiento de esta serie están en un CD. Puedes comprar ese CD en el sitio web o en el número telefónico que
figura arriba.
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Lección 1: Encuentra a Dios
Cuando visité Atenas (en Grecia) me quedé en un hotel que ofrecía una vista deslumbrante de la
Acrópolis dónde se hallaba el Partenón. Aunque ahora solamente queda la estructura básica, el Partenón
fue un templo hermosamente adornado cuando el apóstol Pablo visitó Atenas durante el primer siglo.
En aquel entonces, no mucho tiempo después de la muerte de Cristo y de su resurrección, Grecia era
famosa por su sabiduría y conocimiento. Los griegos también eran conocidos por dar culto a muchos
dioses. Cuando Pablo se encontró en la Colina de Marte, justo afuera del Partenón, dijo: “¡Ciudadanos
atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que hacen. Al pasar y fijarme en
sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: A UN DIOS DESCONOCIDO.
Pues bien, eso que adoran ustedes como algo desconocido es lo que yo les anuncio” (Hechos 17:22–23).
Al igual que los griegos, la mayoría de los seres humanos tenemos una inclinación religiosa. Hay en
cada uno de nosotros el anhelo por saber si Dios existe, y si existe, saber cómo llegar a conocerlo.
La Biblia declara que Dios se ha revelado a personas como nosotros. Incluso, que Él ha provisto un
camino para que tengamos una relación personal con Él. Para comenzar esa relación, tenemos que saber
dónde nos encontramos y cuál es el siguiente paso a tomar.


Necesitamos Ayuda
El Titanic fue aclamado como el barco más grande de todos los tiempos. Cuando zarpó por primera vez
de las costas inglesas en su viaje a Norteamérica en 1912, todos pensaron que jamás se podría hundir.
Sin embargo, el 14 de abril de 1912, la nave se encontró con un obstáculo insuperable. Chocó contra un
témpano que rasgó su casco, permitiendo la entrada de agua que terminó por hundirla. Los constructores
de la nave, tan seguros de su obra, sólo habían proporcionado la mitad de los botes salvavidas
necesarios. Cuando la nave empezó a hundirse, los pasajeros desesperadamente intentaron salvarse
saltando al agua para aferrarse a cualquier cosa que flotara. La mayoría se ahogó.
Nosotros también somos pasajeros en una nave cuyo destino es la eternidad. La nave se está hundiendo
y nuestra única esperanza de escape (salvación) es Jesucristo. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad,
y la vida… Nadie llega al Padre sino por mí” (Juan 14:6).
Muchas personas sienten que sus buenas obras o su estilo de vida son suficientes para garantizar su
seguridad eterna. Pero la Biblia declara: “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”
(Romanos 3:23). La palabra pecado en Romanos 3:23 significa «errar al blanco». Todos hemos errado
al blanco de la perfección de Dios en pensamiento y acción. Nadie puede decir que está sin pecado.
En cierta ocasión una pequeña niña miraba una oveja comiendo pasto y pensaba en lo blanca que
parecía la oveja contra el fondo verde. Pero cuando empezó a nevar ella pensó: “¡Esa oveja ahora parece
sucia entre la blanca nieve!” Era la misma oveja, pero con un fondo diferente. Cuando comparamos
nuestra vida con la de otras personas, podemos parecer bastante buenos, pero cuando nos comparamos
con la santidad de Dios comprendemos cuánto hemos caído. La santidad de Dios es la norma por la cual
la humanidad será juzgada.
Y el pecado tiene sus consecuencias. Romanos 6:23 dice: “Porque la paga del pecado es muerte, pero la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”. La paga es una compensación o
recompensa por algo. La Biblia dice que el resultado del pecado es la muerte. La muerte espiritual es la
separación de una persona de Dios durante su vida en la tierra, mientras que la muerte física es la
separación del cuerpo. Pero hay también una muerte eterna. Una persona que muere en sus pecados, sin
recibir el regalo de la vida eterna, está eternamente separada de Dios y va a un lugar llamado el infierno.
Éste es la paga final por el pecado.
Las buenas noticias son que la salvación está disponible para todos. Dios envió a Jesús para limpiarnos
de nuestros pecados y restaurar nuestra relación rota con Dios. Él quiere que evitemos el infierno,
porque Él ha proporcionado un camino para volver a Él. Jesús es así. Jesús nos ofrece el regalo de la
vida eterna.

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¡Inténtalo!
1 Pedro 2:24 dice: “Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para
la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados”.

¿Qué hizo Jesús con nuestros pecados?

¿Cómo te sientes al saber que Jesús cargó con tus pecados para que tú puedas tener una nueva vida?
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¡Inténtalo!
Apocalipsis 20:15 dice: “Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego”.

¿Qué pasará con aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida?
¿Y con aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro?
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Jesucristo te mostrará cómo encontrar a Dios
La Navidad llega una vez al año. Se coloca luces en distintos lugares, se intercambia regalos y todos
pasamos un tiempo agradable. Pero el verdadero significado de la Navidad está a menudo oculto entre
los regalos, enterrado bajo nuestros itinerarios tan ocupados, o completamente ausente mientras nos
apresuramos en nuestros quehaceres. El mundo ha cambiado el enfoque: ha dejado de lado al Salvador y
se ha detenido en los símbolos de la Navidad. El verdadero significado de la Navidad es Jesús.
La Biblia nos dice que Jesús nació para dar esperanza a un mundo que está agonizando y sumido en la
oscuridad. Mi villancico favorito es el siguiente:
Oh, aldehuela de Belén, afortunada tú,
pues en tus campos brilla hoy la sempiterna luz.
El hijo tan deseado con santa expectación,
el anunciado Salvador en ti, Belén, nació.

Jesús, la esperanza del mundo, nació en un pesebre humilde en Navidad. El propósito de Dios para este
bebé se expresa mejor en el versículo tan citado del libro de Juan: «Porque tanto amó Dios al mundo,
que dio a Su Hijo unigénito, para que todo el que cree en El no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan
3:16).
El propósito final del nacimiento de Cristo fue su muerte. Jesucristo entró en este mundo para morir en
la cruz por nuestros pecados. Cuando Cristo murió en la cruz, Él tomó nuestros pecados sobre Sí mismo
para que nosotros pudiéramos experimentar el perdón. Billy Graham dijo en cierta oportunidad: «Dios
demostró su amor en la cruz. Cuando Cristo fue colgado de la cruz, cuando sangró y murió, era Dios
que le decía al mundo: Yo te amo».
Jesús no sólo vino para quitar nuestros pecados sino también para que estableciéramos una nueva
relación con el Padre. Las buenas noticias son que a través de la muerte de Cristo en la cruz podemos
tener una relación íntima con el Padre celestial que nos ama y tiene un plan perfecto para nuestras vidas.
¡Y Jesús no se quedó en la tumba! Él resucitó. Él está con vida ahora mismo para escucharnos a ti y a
mí. El mensaje del evangelio se resume en 1 Corintios 15:3: «Que Cristo murió por nuestros pecados
según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras».
Cuando yo cursaba el sexto año de la escuela primaria, asistía a una iglesia que no enseñaba mucho de
la Biblia. Asistía regularmente a los cultos del domingo, pero el lenguaje era tan simbólico que casi no
lo entendía.
Sin embargo, uno de mis maestros de la Escuela Dominical amaba a Jesús y explicaba con claridad que
Jesucristo estaba vivo y que quería tener una relación personal con nosotros. Me fascinaban sus
palabras, pensando que la religión era simplemente una serie de símbolos sobre algo que sucedió en el
pasado. Otros asuntos rápidamente ocuparon mi mente joven y me olvidé de lo que mi maestro de sexto
año me enseñó. Siete años después, cuando recibí a Jesús personalmente en mi corazón a la edad de
diecisiete, este Salvador, resucitado y amoroso que se llama Jesucristo, llegó a ser mi mejor amigo con
quien yo hablo continuamente. Mi maestro tenía razón. ¡Jesús está vivo y activo!
Jesús quiere comunicarse contigo. Cuando tú hables con Él, Él te oirá y te contestará. Jesús quiere darte
una vida plena de satisfacciones en este mundo y después la vida eterna en el cielo. Las buenas noticias
del evangelio son que si tú crees en Jesús, recibirás el perdón completo de tus pecados.


Dios quiere relacionarse contigo
Dos vacas pastaban junto a una carretera cuando un camión-tanque lleno de leche pasó por el lugar. En
un costado del camión, en letras grandes y rojas, había un cartel que decía: «Pasteurizada,
homogeneizada, estandarizada, con Vitamina A”. Una vaca se volvió a la otra y le comentó: “Te hace
sentir inadecuada, ¿verdad?”
¿Te has sentido inadecuado o incompetente alguna vez? ¿Como que, simplemente, no alcanzas la meta?
Tratar de acercarnos a Dios con buenas obras siempre nos hará sentir incompetentes. El espacio entre
Dios y nosotros es grande. Dios es santo y nosotros no lo somos. Jesucristo, sin embargo, ha logrado
cubrir esa distancia. Él ha proporcionado el regalo gratuito de la vida eterna. La palabra «regalo» y la
palabra «gracia» en la Biblia tienen el mismo origen lingüístico. Ambas palabras se refieren a recibir
algo maravilloso que no merecemos.
La relación que Dios quiere tener con nosotros está basada en el regalo de la gracia de Dios. Efesios
2:8–9 dice: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes,
sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte». Romanos 6:23b dice: “la dádiva de
Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor”.

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¡Inténtalo!
Marca los casilleros como “Verdadero” (V) o “Falso” (F).

La salvación viene como resultado de ser religioso y hacer buenas obras.


La salvación sólo se recibe por la gracia de Dios por medio de la fe en Jesucristo.
Si una persona pone fe en Jesús, esa persona puede estar segura de la vida eterna.
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Entonces, ¿qué tenemos que hacer para ser salvos? Nuestra parte es creer en Jesús y recibir el regalo de
la vida eterna. Lo que tú necesitas hacer es creer en Jesús y confesarlo como tu Señor. Romanos 10:9–
10 dice: «Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó
de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se
confiesa para ser salvo». Alguien ha dicho que «ser justificado» es ser considerado como que yo nunca
hubiera pecado.
La Biblia dice que los que creen en Jesús serán aceptados por Dios así como están, aun cuando no lo
merezcan, y sin tener que ser interrogados. Significa que no tenemos que merecer dicho cuidado;
simplemente está allí para nosotros. La gracia de Dios se nos ofrece como un regalo. Es una expresión
del amor de Dios hacia nosotros y de Su aceptación incondicional.

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¡Inténtalo!
Lee otra vez Romanos 10:9-10.

Escribe lo que una persona necesita para ser salva.


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¡Hazlo!
Para llegar a ser un cristiano, pídele a Jesús que entre en tu vida y haga posible una relación con Dios. Te animo a que hagas
una oración similar a la que se halla a continuación.
“Señor Jesús, hoy comprendo que soy un/a pecador/a y necesito tu perdón. Creo que tú moriste en la cruz por mis pecados.
Creo que resucitaste y estás vivo hoy. Te pido que me perdones mis pecados y me des el regalo gratuito de la vida eterna.
Quiero pasar el resto de mi vida aprendiendo de Ti y viviendo para Ti. Te pido que tu Espíritu Santo viva dentro de mí.
Gracias por todo lo que has hecho por mí”.
Si tú has puesto tu fe en Cristo, debes creer que El te ha perdonado y te ha puesto en una nueva relación con Dios. Juan 1:12
dice: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”. En base a lo que la
Biblia dice, ¿estás seguro/a de tu salvación?
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La relación con Jesús toma toda una vida de mutuo conocimiento. No se trata de cumplir con un ritual.
Tampoco consiste en la oración que acabas de hacer; más bien es el punto en donde se inicia la relación.

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¡Memorízalo!
Hechos 16:31 “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo”.
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El Espíritu Santo te ayudará a entender


Los seres humanos no planearon la muerte de Cristo ni su resurrección. Dios lo hizo. Y para asegurarse
de que lo entendamos correctamente Él nos ha dado Su Espíritu Santo que ilumina nuestras mentes y
nos ayuda a aplicar las palabras de Dios. Jesús dice: «Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas, y les hará recordar todas las cosas que les he
dicho» (Juan 14:26). El Espíritu Santo te ayudará a entender el mensaje del evangelio y te ayudará a
vivir como un seguidor de Cristo. El Espíritu hará que la Biblia sea clara para ti y te enseñará cómo
tienes que orar.
El Espíritu Santo empezará a trabajar en ti para producir las buenas obras que Dios quiere ver en tu
vida. Esas buenas obras son el resultado de la obra que Dios está haciendo en tu vida. Tú no estás
haciéndolas para recibir la vida eterna; más bien, las buenas obras son el resultado natural de alguien
que está lleno del Espíritu Santo y que vive su vida para Dios.

¡Recuérdalo!
¿Qué te llamó la atención en esta lección?

Puntos principales:
1. 1. El mensaje del evangelio es claro y simple: Jesús murió por nuestros pecados, resucitó y ofrece
vida eterna a todos los que confían solamente en Él para su salvación.
2. 2. El Espíritu Santo hace que el mensaje del evangelio sea claro y entendible para nosotros.

¡Aplícalo!
1. 1. Sigue creciendo. Has emprendido un viaje cuyo destino es el cielo.
2. 2. Para mantenerte en el camino correcto hay varias cosas que debes hacer:
Comienza a leer el libro de Juan en el Nuevo Testamento.
Reúnete con otros. Formar parte de un pequeño grupo de seguidores de Cristo te
ayudará a entender lo que significa ser un verdadero creyente y te animará a crecer
y madurar espiritualmente.
Termina cada sesión en este libro. Busca los versículos de las Escrituras y escribe
tus respuestas.
Diles a otras personas que has recibido a Jesús en tu vida. ¡No te guardes las buenas
noticias para ti solamente!

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Lección 2: Establece un Fundamento Firme

No mucho tiempo después de la tragedia de las Torres Gemelas en Nueva York el 9/11, los arquitectos
comenzaron a dibujar los planos para el nuevo World Trade Center. Cuando visité el sitio, cinco años
después del 9/11, me di cuenta de que los obreros todavía estaban trabajando en los cimientos de la
nueva estructura. Todavía no había empezado la construcción de los nuevos edificios. Los cimientos
eran de tanta importancia para la nueva estructura que se demoraron años para completarlos. Finalmente
los obreros empezaron el edificio del nuevo World Trade Center pero sólo después de haber colocado
los cimientos.
Jesús, el constructor por excelencia, les dijo a Sus discípulos cómo construir un fundamento sólido. La
clave, según Jesús, era construir los cimientos sobre la roca firme, en lugar de construir sobre la arena.
La roca firme es la obediencia a la Palabra de Dios. La arena es el razonamiento y la lógica humanos.
Jesús dijo: «Por consiguiente, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un
hombre sabio que construyó su casa en la piedra. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los
vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre la
roca. Pero todo el que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que
construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos y soplaron los vientos y
azotaron aquella casa, y grande fue su ruina» (Mateo 7:24–27).

La Palabra de Dios te ayudará a crecer
Desde el momento en el que recibiste a Jesús como tu Salvador, el Espíritu Santo empezó a vivir en ti.
Uno de los papeles clave del Espíritu Santo es hacer que puedas entender la Palabra de Dios, la Biblia.
Cuando leas la Palabra de Dios, empieza por pedirle al Espíritu Santo que te dé sabiduría para entender
y obedecer la Biblia.
El Espíritu Santo pondrá hambre en tu corazón por la Palabra de Dios porque es la comida para tu alma,
así como la comida física lo es para el cuerpo humano. Tal como los bebés necesitan de comida
nutritiva para crecer fuertes, tú también necesitas alimentarte de la Palabra de Dios para crecer
espiritualmente. Para crecer en tu fe en Cristo necesitarás una dieta firme de la Palabra de Dios.

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¡Inténtalo!
Mateo 4:4 dice: “Jesús le respondió: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".

Según Jesús, ¿cuál es la fuente de nuestro alimento espiritual?

¿Cómo puedes aplicar estas palabras a tu propia vida?


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Dios inspiró la Biblia


Un recién graduado de un seminario fue a una iglesia con la esperanza de ser su próximo pastor.
Pensando que les impresionaría con su brillante exposición, predicó sobre la inspiración de las
Escrituras. Utilizó todos los términos teológicos que podía encontrar relacionados con la inspiración de
la Biblia. Pronunció mal algunos de ellos, pero asumió que nadie notaría la diferencia. Una anciana de
la congregación estaba evidentemente desconcertada por la jerga del predicador y al despedirse de él en
la puerta, le dijo: «Joven, no me importa lo que usted diga, ¡yo todavía creo en la Biblia!».
La inspiración no tiene que ser algo complicado. Simplemente se refiere a la veracidad de la Biblia. La
inspiración significa que podemos confiar en la Palabra de Dios porque Dios guió a los escritores de la
Biblia para que lo que escribieran exactamente lo que Dios quería que escribieran. 2 Timoteo 3:16 dice:
«Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir
en la justicia».
Si tú quieres conocer el plan de Dios y Su voluntad para tu vida, la Biblia es el lugar adonde debes ir
una y otra vez. Te instruirá, te corregirá, y te entrenará a lo largo de toda tu vida. Y porque no tiene
errores y es 100% verdadera en todo lo que afirma, tú puedes confiar en las palabras escritas en cada
página.
Algunas personas creen que pueden escoger los libros de la Biblia que «piensan» que son inspirados por
Dios. Creen que podrían rechazar los treinta y nueve libros que conforman el Antiguo Testamento y
aceptar solamente los veintisiete libros del Nuevo Testamento. Las buenas noticias, sin embargo, son
que no tenemos que escoger entre unos y otros. Todos los sesenta y seis libros de la Biblia son
inspirados por Dios y son absolutamente dignos de confianza.

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¡Inténtalo!
2 Pedro 1:20-21 dice: “Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación
particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte
de Dios, impulsados por el Espíritu Santo”.

¿Qué dicen estos versículos sobre el origen de Las Escrituras?

Cuando lees la Biblia, ¿crees tú que estás leyendo la misma palabra de Dios? ¿Si? ¿No? y ¿Por qué?
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La Biblia es un relato asombroso de Su Historia (la historia de Dios)


En un vehículo, atravesando a saltos un parque para animales, observábamos una manada de cebras que
pasaba galopando. Estábamos asombrados por la similitud y unidad de la manada, pero el guía señaló
que todas las cebras son diferentes. «Ninguna cebra tiene exactamente las mismas rayas; cada una es
diferente» dijo. Esa misma singularidad caracteriza a cada copo de nieve que cae a la tierra. Diferentes.
Distintos. Únicos.
La Biblia también es única y llena de una cultura muy rica. Considera que fue escrita por, al menos,
cuarenta autores diferentes:
• que vivieron en dos continentes principales: Europa y Asia
• que escribieron durante un período de 1.600 años
• que pertenecían a una amplia gama de culturas y sistemas políticos
• que escribieron expresando una rica variedad de emociones (alegría, desánimo, etc.). Sin
embargo, estos mismos autores no se contradijeron. Todos ellos escribieron sobre la
revelación del amor de Dios a través de la persona de Jesucristo.
La Biblia es la verdadera historia de los hechos de Dios desde que Él creó el mundo y puso en él a Adán
y a Eva. Nos habla sobre la historia de la relación de Dios con Su pueblo — desde la creación del
mundo hasta Jesús y la iglesia primitiva, y todo el relato de lo que pasará cuando Jesús venga de nuevo.
La Biblia también está llena de ricas enseñanzas de cómo Dios quiere que vivan Sus hijos. Aunque la
Biblia fue escrita a lo largo de un período de 1.600 años, es tan relevante para nosotros como lo fue para
los lectores originales.
La Biblia está organizada en dos secciones — el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Hay 66
libros en la Biblia (39 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento). Si tú no sabes dónde
encontrar un libro en la Biblia, ve al índice en las primeras páginas de la Biblia y allí encontrarás el
número de la página del libro. Notarás que cada libro tiene capítulos y versículos (con la excepción de
Filemón, 2 Juan y 3 Juan, y Judas). Si te piden que busques Juan 3:3, por ejemplo, ve al libro de Juan,
después al capítulo tres, y después busca el versículo tres.

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¡Hazlo!
Lee un capítulo por día, comenzando con el libro de Juan en el Nuevo Testamento. Aquí hay algunas preguntas para
empezar.

1 . ¿Qué aprendiste del capítulo?


2 . ¿Hubo un versículo en especial que se destacó?
3 . ¿Cómo vas a practicar en tu propia vida lo que aprendiste?
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Hallando la traducción correcta
La mayoría de las traducciones de la Biblia intentan hacer que la Biblia sea relevante para la cultura y el
idioma de hoy. Las buenas traducciones reflejan fielmente los idiomas bíblicos originales, que son el
hebreo y el arameo en el Antiguo Testamento y el griego en el Nuevo Testamento.
Algunas traducciones intentan reflejar literalmente los idiomas bíblicos originales traduciendo palabra
por palabra. En español las traducciones «Reina Valera» y la «Versión Latino-Americana» son ejemplos
de estos intentos. Otras versiones traducen la equivalencia de las frases. Esto añade claridad y fluidez, y
hace que sea más fácil entenderla. La «Nueva Versión Internacional» y la «Biblia Dios Habla Hoy,»
siguen la opción de traducir frase por frase. Aún más, otras traducciones proporcionan una traducción
de un pensamiento tras otro que permite una mayor adaptación del original a los lenguajes modernos.
«La Biblia al Día» y la «Nueva Versión Actualizada» siguen la forma de traducir un pensamiento a la
vez.

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¡Inténtalo!
¿Cuál de las traducciones de la Biblia, mencionadas previamente, conoces tú?

¿Qué cosa nueva aprendiste acerca de las traducciones de la Biblia?


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Las mejores traducciones buscan un equilibrio entre la exactitud del texto original y un lenguaje
fácilmente entendible para los tiempos modernos. Muchas personas están familiarizadas con la Versión
Reina Valera, pero contiene palabras de hace más de cincuenta años (Reina Valera 1960) aunque existe
una actualización del año 1995.
Yo personalmente recomiendo la Biblia «Nueva Versión Internacional» debido a su fidelidad al idioma
original y porque se entiende fácilmente en el español moderno. Sin embargo, si tienes preguntas acerca
de cuál es la mejor traducción (y hay diferencias de opinión en este asunto), habla con el pastor de tu
iglesia o con la persona que está adiestrándote a través de este material.

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¡Memorízalo!
Salmo 119:11 “En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti”.
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Obedece la Palabra de Dios
Un misionero traductor de la Biblia estaba tratando de encontrar una palabra para “obediencia” en el
idioma nativo. La obediencia era una virtud raramente practicada en esa tribu, así que al misionero le
resultaba muy difícil encontrar la palabra correcta. Un día, mientras volvía a su casa en el pueblo, silbó
a su perro que vino corriendo hacia él. Un anciano nativo, viendo esto, le dijo con admiración en su
lengua nativa: «Su perro es todo oídos». Inmediatamente el misionero supo que había hallado la palabra
para «obediencia».
Realmente la palabra hebrea para obedecer significa «escuchar». Escuchar de verdad la Palabra de Dios
implica la obediencia en oposición a simplemente recibir la información. La frase griega para obedecer
significa «escuchar y someterse». La obediencia en el Nuevo Testamento se refiere a la acción de
escuchar y a la vez someterse a la autoridad o influencia de quien habla, conduciendo de este modo a la
conformidad con lo que se enseña. Santiago dice: «No se contenten sólo con escuchar la palabra.
Llévenla a la práctica» (1:22).
Al leer la Palabra de Dios todos los días, Él te mostrará lo que Él quiere que hagas. Y porque el Espíritu
Santo vive ahora en ti, Él te dará el poder para obedecer la Palabra de Dios.
La Biblia no es un libro de reglas de «haz esto» y «no hagas aquello». Jesús dijo, en Mateo 22:37–40:
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente… Éste es el primero
y el más grande de los mandamientos. El segundo es semejante a éste: Ama a tu prójimo como a ti
mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los Profetas”.
Lo más importante que podemos hacer es amar a Dios primero. Hacemos esto adorándole, orando,
leyendo Su Palabra y obedeciéndole.
El segundo mandamiento más importante es amar a nuestro prójimo. Nuestros prójimos son, en primer
lugar, los que están más cerca de nosotros. Por ejemplo, si estás casado, tu cónyuge debe ser tu primera
prioridad. Si eres un niño, recuerda de obedecer y de honrar a tus padres por encima de todo, después de
Jesús. Alguien dijo: «El éxito está en que los que están más cerca de ti sean los que más te respeten».
Dios quiere también que amemos y sirvamos a los que no conocemos — lo cual significa compartir las
buenas noticias sobre la vida, la muerte y la resurrección de Cristo con aquellos con quienes nos
encontremos. Las últimas instrucciones que Jesús dio a Sus seguidores eran de compartir las buenas
noticias con otros. Jesús dijo: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y
hagan discípulos de todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes» (Mateo 28:18–20).
Las últimas palabras de Cristo a sus discípulos generalmente son conocidas como «La Gran Comisión».
Nuestra misión de parte de Jesús es hacer discípulos por todas partes. Un discípulo es una persona que
obedece, sigue e imita a Jesucristo.

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¡Inténtalo!
Cuéntale a otra persona de lo que Jesús ha hecho en tu vida. No pienses que tienes que saber mucho de la Biblia antes de
hablar a otros sobre Jesús. Evangelizar es simplemente compartir con otros lo que Dios ha hecho en tu vida.

¿Por qué la gente piensa que se tiene que saber mucho antes de hablar a otros de Jesús?
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¡Recuérdalo!
¿Qué te impactó más de esta lección?

Puntos principales:
1. Dios inspiró a los que escribieron la Palabra de Dios para que todo lo que ellos escribieran fuera
exactamente lo que Dios quería que dijeran. La Palabra de Dios no tiene errores en su forma original.
1. 2. La Biblia es una colección asombrosa de sesenta y seis libros escrita durante un período de
1.600 años por muchos autores que vivieron en diferentes culturas.

¡Aplícalo!
1. 1. Escribe una oración pidiéndole ahora mismo a Dios que te ayude a entender la importancia de la
Palabra de Dios.
2. 2. Antes de leer la Palabra de Dios, pídele a Dios que te ayude a entenderla. Tú podrías orar una
oración parecida a esta: «Señor, abre mi comprensión espiritual para que cuando lea Tu Palabra yo
pueda descubrir Tu voluntad».
3. 3. Lee un capítulo de la Palabra de Dios todos los días.

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Lección 3: Conoce a Dios

Jesús usó el término arameo ‘Abba’ al dirigirse a Su Padre en el cielo. El uso de la palabra ‘Abba’ por
parte de Jesús indica una relación de confianza íntima y particularmente profunda con Dios. No es un
nombre propio para un padre, sino que es un nombre personal. En la antigüedad, se prohibía a los
esclavos usar esa palabra para dirigirse al cabeza de familia. Uno de los primeros seguidores de Cristo,
llamado Pablo, usó esta misma palabra en Romanos 8:15: «Porque ustedes no recibieron un Espíritu que
los esclavice de nuevo al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «Abba,
Padre».
Como creyente en Jesús, tú has sido invitado a una relación íntima con Dios Padre. Él quiere ser su
Papá. Tú puedes usar ahora libremente la frase: «Abba, Padre.» Algunas religiones promueven una
deidad soberana que es fría, distante y enfadada. El cristianismo habla de un Padre amoroso. Sí, Él es
100% santo y justo, pero a diferencia de los dioses paganos, Él es un Padre que cuida y es personal. En
su pensamiento están los mejores deseos para ti.
Jesús dice que tú eres Su amigo. Él dice: «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo
que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a
conocer a ustedes» (Juan 15:15). Y esta amistad se extiende a tu relación con Dios el Padre y con Dios
el Espíritu Santo.
Tú puedes hablar con Dios como si hablaras con tu mejor amigo. Si tienes buenas noticias para
compartir o un problema para discutir ve directamente a Él. Tú puedes hablar con Él en cualquier
momento. Él quiere oír todo.
Como en cualquier relación, se necesita muchísima comunicación para que la relación crezca y se
mantenga la intimidad.

Llegando a Conocer a Dios
Mi padre dio clases de Psicología en la Universidad de Long Beach, California, durante casi treinta y
cinco años. Sus estudiantes sabían cómo comunicarse con él, ya sea por teléfono o mediante una cita.
Sus estudiantes también sabían que no debían llamar muy tarde por la noche o tocar a la puerta de mi
papá sin una cita previa. Su acceso se limitaba a las horas de trabajo en la universidad. El protocolo
dictaba el tipo de contacto entre profesor y estudiante. Ese protocolo, sin embargo, no se aplicaba a mí.
Yo podía reunirme con mi papá a cualquier hora del día o de la noche. Los estudiantes tenían un acceso
restringido; yo tenía total acceso.

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¡Inténtalo!
¿Te cuesta creer que tienes la atención de Dios y total acceso a Él?
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Eres un hijo de Dios y tienes total acceso a Él. Tienes el derecho de acudir confiadamente a Dios de día
o de noche. Porque has sido hecho a la imagen de Dios y has nacido del Espíritu, se te ha dado el
privilegio de desarrollar una relación íntima con Él.
Sin embargo, toma en cuenta que usé la palabra «desarrollar». Aunque tengas acceso a El plenamente,
tienes la opción de no usar ese acceso. Mientras creces como cristiano, comprenderás cada vez más
cuán importante es acercarte continuamente a tu Padre celestial para todo. Cuanto más hables con Dios,
Él te revelará cada vez más lo que Él es para ti. Llegarás a familiarizarte con la voz de Dios, quieta y
apacible, que a menudo es como una impresión que surge en la mente. Dichas impresiones siempre son
pacíficas y suaves — en oposición al temor y a la duda. Así como reconocemos la voz familiar de una
madre o de un padre, podemos aprender a oír la suave voz de Dios. A medida que aprendes a escuchar a
tu Padre celestial, crecerá tu habilidad para oír y discernir Su voz.
La oración es muy eficaz cuando tú crees que Aquel con quien realmente estás hablando te está
escuchando. Sin esta confianza, la oración se puede convertir en una larga y tortuosa práctica de tratar
de contentar a un Dios que no lo encuentras o que no te quiere oír.
Mateo 6:7 dice: «Y al orar, no hablen sólo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan
que serán escuchados por sus muchas palabras». La oración no consiste en la repetición de ciertas
palabras, sino que la oración debe salir del corazón. La oración involucra la expresión propia y sincera
de uno mismo a Dios, en lugar de ser el recitado de una fórmula.

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¡Inténtalo!
Lee Mateo 6:5-6

¿Qué nos pide Dios que hagamos (en oposición a los fariseos)?

¿Cuál ha sido tu experiencia –hasta ahora- de pasar un tiempo a solas con Dios?
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Antes de recibir a Jesucristo como mi Salvador, yo repetía largas oraciones a un Dios que parecía tan
frío como distante. Sólo me detenía después de sentir que había aplacado a esta deidad con mi esfuerzo
diligente. Después de aceptar a Jesús y ser lleno del Espíritu Santo, mis oraciones llegaron a ser
conversaciones calurosas, afectuosas e íntimas con Dios.
La oración debe estar enfocada principalmente en construir tu relación con Dios. Jesús quiere llegar a
ser tu mejor amigo. Él quiere pasar tiempo contigo. Tú puedes tener confianza ahora para entrar en Su
presencia debido a la relación especial que tienes con Él.
No me gusta ofrecer fórmulas precisas de oración para recitar porque podrían apagar tu creatividad y tu
relación personal con Dios. Tu relación con Dios debe mantenerse sencilla y dinámica.
La oración no está limitada por el tiempo o el lugar. 1 Tesalonicenses 5:17 dice: «Oren sin cesar». Se
puede orar cuando uno se despierta en la mañana, durante el día o antes de acostarse. Uno puede orar a
Dios en cualquier momento. Se puede orar mientras uno va caminando por la calle, en el trabajo o en un
bosque.

Da gracias a Dios
El Rey David tenía una buena relación con Dios. Cuando David se acercaba a Dios lo hacía, a menudo,
con alabanza y adoración: «Bendito seas, SEÑOR, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para
siempre. Tuyos son, SEÑOR, la grandeza y el poder, la gloria, y la majestad. Tuyo es todo cuanto hay
en el cielo y la tierra. Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo. De ti proceden la riqueza
y el honor, tú lo gobiernas todo. En tus manos están la fuerza y el poder. Por eso, Dios nuestro, te damos
gracias, y a tu glorioso nombre tributamos alabanzas» (1 Crónicas 29:10–13).
La oración NO es simplemente pedirle cosas a Dios. Es mantener la comunión con el Rey. Se trata de
una relación con Aquel con quien pasaremos toda la eternidad. Mi recomendación es que entres a la
presencia de Dios con adoración y alabanza. Al darle gracias no solamente honramos a Dios, sino que
también nos brinda la oportunidad de abrir el corazón a una relación más profunda con Él. El Salmo
96:4 dice: «Grande es el SEÑOR y digno de alabanza; él será temido [respetado] sobre todos los
dioses».

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¡Hazlo!
Toma unos momentos ahora para anotar algunas cosas que Dios ha hecho por ti. Practica el dar gracias a Dios en este
momento.
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Admite delante de Dios tus pecados y faltas


Posiblemente has escuchado en algún momento la expresión: «Hay un elefante en el cuarto». Ésta es
una expresión popular en inglés que significa: «algo anda mal de lo cual nadie quiere hablar». Muchos
cristianos no oran porque saben que algo anda mal. Ellos saben que han pecado y saben que Dios lo
sabe; así que es mejor hacer caso omiso de Dios — o piensan que pueden hacerlo.
Es en vano tratar de esconder el pecado de Dios. Él todo lo sabe. Tú no te puedes esconder de Él. No
permitas que ningún pecado te robe de tu relación con Dios. 1 Juan 1:9 dice: «Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo y nos perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda maldad». Dios
siempre nos ofrece un camino de regreso a Él. Él no lo hace difícil. Confiésale tus pecados y permite
que Él te restaure. Proverbios 28:13 dice: «Quien encubre su pecado jamás prospera, quien lo confiesa y
lo deja, halla perdón».

Pídele aquello que tú necesitas


Dios quiere y espera que oremos por nuestras propias necesidades. Oí el siguiente refrán sobre la
oración por primera vez en la escuela bíblica y desde entonces se me ha quedado grabado en la mente:
«Estás por llegar ante un Rey, trae contigo peticiones grandes. Su poder y gracia son tales que nunca
podrás pedir demasiado».

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¡Inténtalo!
Lee Efesios 3:20

¿Qué promete Dios en cuanto a contestar la oración?

Si crees esto, ¿qué impacto tendría en tu manera de orar?


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He comprobado que Dios nos da más de lo que pedimos o imaginamos. Él siempre tiene algo un poco
mejor de lo que pedimos o pensamos que es posible.
Jesús estaba constantemente diciéndoles a Sus discípulos que pidieran en Su nombre. Dios es honrado
cuando tú le pides que provea para tus necesidades. Confiadamente tráele a Él tus necesidades físicas
(por ej., la comida, la ropa, un trabajo); tus necesidades emocionales (por ej., tus miedos, dudas y
preocupaciones), y tu necesidad de crecimiento espiritual (por ej., poder para evangelizar o usar tus
dones espirituales).
A veces Dios pondrá una carga en tu corazón para orar por alguien. Puede ser que Dios quiera trabajar
en la vida de esa persona a través de tus oraciones. Un domingo por la noche en abril del año 1912, una
mujer norteamericana estaba muy cansada; sin embargo, no podía dormir debido a una carga que sentía
por su marido que se encontraba en medio del Océano Atlántico, volviendo a casa en el Titanic. Ella
siguió orando hasta aproximadamente las cinco de la mañana, cuando por fin le sobrevino una gran paz
y ella se durmió.
Mientras tanto su marido, el Coronel Gracie, luchaba entre los centenares que trataban de soltar los
botes salvavidas. Él había perdido toda esperanza de salvarse e hizo todo lo que pudo para salvar a las
mujeres y a los niños. Mientras que la nave se hundía en lo profundo, el gigantesco remolino que se
formó le empezó a tragar. En forma instintiva empezó a nadar bajo el agua aunque lo sentía tan fría
como el hielo. De repente salió a la superficie cerca de una lancha salvavidas que se había virado. Él y
otros náufragos se subieron al casco de la lancha volteada y luego fueron recogidos por otro bote
salvavidas, aproximadamente a las cinco de la mañana, ¡a la misma hora cuando le vino la paz a su
esposa que estaba orando!
La Biblia dice: «Ésta es la confianza que nosotros tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos
conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye» —sea lo que sea que pidamos—
«sabemos que tenemos lo que pedimos de él» (1 Juan 5:14–15).

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¡Inténtalo!

Marca las frases que son verdaderas.


- Orar significa repetir las mismas palabras y frases.
- Debemos rogar a Dios que nos dé exactamente lo que pedimos.
- Cuando oramos debemos dar a gracias a Dios por todo.
- Dios quiere que oremos por nuestras propias necesidades y por las de otros.
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Una de las oraciones que a Dios le agrada mucho oír es la oración por los que no son cristianos. A Él le
agrada saber que cuando entramos en el campo de batalla oramos fervorosamente por otros. Tú podrías
empezar orando por ciertas personas de forma diaria.
Yo experimenté el poder de la oración contestada por primera vez después que empecé a orar todos los
días por mi amigo Glen en 1979. Glen y yo éramos amigos en la escuela primaria y a lo largo del
colegio secundario. Cuando yo tenía diecisiete años recibí a Jesús, pero Glen siguió viviendo su vida sin
Cristo. Dios me ayudó a orar por Glen casi todos los días durante diez años, aunque yo sólo lo vi una o
dos veces en ese período. Un día Glen entró de repente a la iglesia dónde yo pastoreaba. Ese mismo día
él recibió a Jesús y, semanas después, tuve el privilegio de bautizar a Glen y a su novia Karen. Meses
más tarde, realicé la ceremonia de casamiento de Glen y Karen. Yo vi que Dios contestó la oración de
una manera poderosa. La clave consistió en seguir orando hasta que viniera la respuesta.

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¡Memorízalo!
Salmo 66:18 “Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado”.
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Dios responde a TODAS las oraciones.


A continuación hallarás algunos principios que te ayudarán a saber cómo Dios contesta las oraciones.
Dios responde a todas las oraciones en una de las cuatro maneras siguientes. Él podría darte una:
1. Luz Verde. Esto simplemente significa que lo que tú pides está dentro de Su voluntad. Dios te ha
movido a realizar esa petición y ahora Él está contestándola.
2. Luz amarilla. Dios sabe que es mejor no proveer inmediatamente lo que le estamos pidiendo. El
Salmo 40:1 dice: «Puse en el SEÑOR toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor».
Quizás Dios quiere resolver otras cosas en tu vida antes de concederte esa petición en particular. Sé
paciente y espera en Dios.
3. Luz roja. Dios simplemente dice «NO». No está en Su voluntad. Él sabe que tu petición no es lo
mejor para ti o para Su propósito eterno. Dado que Dios te conoce mucho mejor de lo que tú te conoces,
Su discernimiento siempre es el correcto. También recuerda que a veces Dios podría querer purificar tus
motivaciones y valores. Santiago 4:3 dice: «Cuando piden, no reciben porque piden con malas
intenciones, para satisfacer sus propias pasiones».
4. Una vuelta en U. Dios está pidiéndote que reenfoques tus oraciones. La oración, de hecho, nos
cambia en el proceso de orar. A veces Dios quiere que ores por algo diferente porque Él quiere darte
algo mejor de lo que tú le estás pidiendo. Nuestra oración incesante debe ser: «Sea hecha tu voluntad y
no la mía». Dios es soberano. Él sabe lo que es mejor para nosotros y siempre responde para nuestro
mejor interés. Jesús dice en Mateo 6:8 que «Su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que ustedes
se lo pidan».

¡Recuerda!
¿Qué versículo de las Escrituras te impresionó más en esta lección? ¿Por qué?

Puntos principales:
1. 1. La oración en su forma más pura consiste en conocer mejor a Dios.
2. 2. La oración empieza con la adoración y la alabanza, y continúa con la
3. confesión y las peticiones.
4. 3. Dios siempre contesta la oración, pero Él no siempre dice ‘SÍ’.

¡Aplícalo!
1. 1. Escribe en una hoja de papel los nombres de miembros de tu familia y de
2. amistades que no conocen a Jesucristo como Salvador y Señor. Empieza a orar diariamente por
ellos.
3. 2. Reflexiona en alguna ocasión cuando Dios te dijo «No» a tus peticiones. Piensa en otra
oportunidad cuando Él te dijo «Sí».

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Lección 4: Vive con otros seguidores de Jesús

Hace varios años, los noticieros nacionales se vieron dominados por el caso de una mujer joven de
California que trabajó como ayudante en el Congreso y que desapareció misteriosamente. Se publicó
repetidas veces su descripción física: altura, color de pelo, color de sus ojos y sus rasgos característicos.
En virtud de esa descripción detallada, se esperaba que si alguien la viera, la podría identificar, rescatar
y entregar a su angustiada familia. Todos los días encontramos ocasiones en las que tenemos que
identificar distintos objetos, como un automóvil en el estacionamiento o un perro perdido. Algunas
cosas son más fáciles de identificar mientras otras son menos concretas y más subjetivas. Un ejemplo es
la iglesia de Jesucristo. Si a ti te pidieran que identificaras la iglesia de Jesucristo, ¿qué dirías?
¿Señalarías cierto edificio en particular o una denominación? ¿Indicarías una reunión dominical
matutina?

¿Qué es la iglesia?
La definición de la palabra iglesia (griego=ekklesia) en el Nuevo Testamento es una asamblea de
creyentes. Los que escribieron el Nuevo Testamento se refirieron repetidamente a la iglesia como un
grupo de creyentes en una ciudad o en una casa en particular. Cuando Pablo escribió en 1 Corintios 1:2:
«A la iglesia de Dios en Corinto» se refería a todos los creyentes en la ciudad. Sin embargo, al final del
mismo libro, Pablo dijo: «Aquila y Priscila los saludan cordialmente en el Señor, como también la
iglesia que se reúne en su casa» (1 Corintios 16:19). Durante los primeros 300 años después de la
resurrección de Cristo, la Iglesia del Nuevo Testamento existió como iglesias individuales en las casas
de los creyentes. Cuando era posible, las casas–iglesias de una ciudad se congregaban en una reunión
grande. Aún así, la reunión normal de la iglesia se ubicó en los hogares.
El enfoque de la iglesia nunca ha sido el edificio; siempre ha sido las personas. Tristemente, muchos
hoy identifican a la iglesia con un edificio. La verdadera iglesia consiste en aquellos que han puesto su
fe en Jesucristo y viven bajo Su señorío. La iglesia es una familia espiritual de hermanos y hermanas
que tienen el mismo Padre en el cielo. La iglesia es el vehículo de Dios en la tierra para salvar, formar
discípulos y capacitarlos como obreros en el proceso de continuar la evangelización del mundo.

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¡Inténtalo!
Lee Hebreos 10:24-25

¿Qué están los cristianos llamados a hacer, según estos versículos?

¿Sientes la necesidad de reunirte regularmente con otros discípulos? ¿Por qué sí o por qué no?
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La iglesia local basada en células
Los primeros creyentes en Jerusalén se reunían tanto en las casas como en el templo judío. Hechos 2:42,
46 dice esto sobre la iglesia primitiva: «Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la
comunión, en el partimiento del pan y en las oraciones… No dejaban de reunirse en el templo ni un solo
día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad». Siempre que
podía, la iglesia primitiva se reunía para escuchar la enseñanza de los apóstoles. Sin embargo, también
se reunía de casa en casa.

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¡Inténtalo!
Lee Hechos 5:42
¿Dónde se reunían los primeros cristianos, según este versículo?

¿Por qué tanto las reuniones grandes como las pequeñas son beneficiosas?
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El apóstol Pablo siguió predicando y enseñando a grupos grandes y pequeños. Él dijo a los ancianos en
la ciudad de Efeso: «Ustedes saben que no he vacilado en predicarles nada que les sea de provecho, sino
que les he enseñado públicamente y en las casas» (Hechos 20:20).
Hoy parece que los creyentes crecen mejor cuando se reúnen públicamente (generalmente los
domingos) para la predicación de la Palabra y entre semana en grupos de hogar. Esta forma de practicar
la vida de la iglesia generalmente se conoce con el nombre de iglesia basada en células o iglesia celular.

La Célula
Aunque se le llame por distintos nombres, el grupo celular forma la unidad principal en el crecimiento
de la iglesia. La definición más común de célula (y la que se sigue en este libro) es: Un grupo de 3 a 15
personas que se reúne semanalmente fuera del edificio de la iglesia con el propósito de evangelizar,
tener compañerismo y discipular, manteniendo la meta de la multiplicación.
La célula es la iglesia, así como el servicio o culto del domingo lo es. Simplemente sirve para un
propósito diferente. El culto más grande es para oír la enseñanza y adorar con todos los que están en la
iglesia local. La célula es más personal; es un tiempo para aplicar la Palabra de Dios a la vida diaria.
La práctica de asistir con regularidad a un grupo celular te ayudará a crecer espiritualmente.
Establecerás relaciones perdurables en tu vida cristiana. Sentirás la libertad de hablar sobre tus
problemas y reunirte con otras personas que se enfrentan a situaciones similares. Cuando Jaime se
decidió a asistir a uno de los grupos celulares de la iglesia, la parte más difícil para él fue cruzar la
puerta la primera vez. Pero sus temores pronto se vieron infundados. Se sintió a gusto y el grupo no lo
presionó a hablar. La siguiente reunión fue más fácil, e incluso llegó a hacer amistad con algunos allí.
Dentro del primer mes, después de oír a otros hablar abiertamente sobre sus propias necesidades, él se
sintió bastante cómodo y compartió algunas peticiones personales de oración. Ha transcurrido un año
desde que Jaime se unió al grupo celular. Le ha transformada su vida. La relación con su esposa Cathy
también ha mejorado. Cada mañana cuando se sube al coche para ir al trabajo sabe que tiene una
comunidad celular con la que puede compartir sus luchas. Él comprende ahora más que nunca que
necesita a los creyentes del grupo en su caminar cristiano.
Dios no quiere que un cristiano viva en forma aislada. Él quiere que cada creyente crezca con otros
compañeros cristianos. Muchos están acostumbrados a sentarse en la iglesia y escuchar un gran
mensaje, pero nunca avanzan más allá de esta actitud de recibir información. El ambiente íntimo de la
célula te ayudará a vivir la vida cristiana, no sólo a entenderla. La célula es el lugar donde puedes
saborear la comunidad auténtica. Es el lugar donde puedes experimentar la verdadera sensación de
pertenecer.

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¡Inténtalo!
Hazte una lista de razones por las que necesitas reunirte todas las semanas en un grupo celular.
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Todos sabemos que hay muchas cosas buenas que podrían distraernos de reunirnos todas las semanas,
así que es importante desde el principio hacer un compromiso firme para estar presente. Las Escrituras
dicen: «No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a
otros, y con mayor razón, que aquel día se acerca» (Hebreos 10:25). Tú tienes algo que contribuir al
ministerio de la iglesia; otros creyentes necesitan tu contribución. Típicamente, una persona servirá al
grupo como líder o facilitador. Algún día, cuando tu hayas madurado, también podrías facilitar un grupo
celular y así ayudar a los que estén en el grupo a crecer espiritualmente en su relación con Cristo y entre
ellos.

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¡Hazlo!
Comprométete a participar en una célula cada semana.
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El culto de adoración
En la iglesia primitiva eran esenciales tanto la célula como la celebración porque ambas ofrecían
beneficios prácticos. En la celebración, Dios dotó a maestros escogidos con dones para que alimentaran
a todo el rebaño de Dios. Leemos en Hechos 2:42 que los primeros creyentes en Jerusalén se dedicaron
a escuchar «la enseñanza de los apóstoles». Qué emocionante habrá sido escuchar a los mismos
apóstoles que caminaron junto a Jesús.
Los primeros creyentes judíos necesitaban una enseñanza clara que mostrara cómo Jesús, el Mesías, se
relacionaba con el Antiguo Testamento. Con enemigos dentro y fuera, dispuestos a lanzarse sobre la
iglesia en su infancia, esos creyentes necesitaban un fundamento firme. Además, los apóstoles, durante
las reuniones de la iglesia, impartían la visión de alcanzar al mundo entero para Cristo. Después de
todo, la comisión del Maestro fue de hacer discípulos de todas las naciones.

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¡Inténtalo!
¿Cuáles son los beneficios de reunirse todas las células juntas para adorar y
aprender de la Palabra de Dios?

¿Cómo aplicarás esta lección en tu propia vida?


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Las iglesias basadas en células tienen servicios de celebración regular en los que se reúnen todas las
células para adorar y para escuchar la Palabra de Dios. Éste es un tiempo importante para oír la Palabra
y adorar juntos. En la celebración, los que son llamados a predicar y enseñar la Palabra de Dios lo
hacen. Es un tiempo en el que los líderes pueden impartir la visión y dar dirección a los que están
presentes. Muchas iglesias basadas en células convierten el mensaje bíblico impartido el domingo en
una guía de estudio para ser discutida en las reuniones celulares durante la semana.
Comprométete a asistir con regularidad a la célula y a las reuniones de celebración para que recibas el
beneficio completo de la iglesia celular.

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¡Memorízalo!
Efesios 4:11-12 “Él mismo (Dios) constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo
de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo”.
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Los beneficios de congregarse en una iglesia local


Billy Graham dijo en cierta oportunidad: «Si encuentras una iglesia perfecta, no te congregues allí; la
estropearías». La iglesia perfecta no existe, porque la persona perfecta tampoco existe y las iglesias se
componen de personas imperfectas. Sin embargo, Dios ha escogido trabajar a través de personas
imperfectas.
Algunas personas saltan de una iglesia a otra sin darse la oportunidad de llegar a conocer de forma
íntima a alguien. Yo te animo a que te quedes en una iglesia local para que puedas crecer fuerte en tu
relación con Dios. Otros tendrán la oportunidad de llegar a conocerte y ayudarte a crecer. Dios también
te usará para ayudar a los que están en la iglesia.

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¡Inténtalo!
¿Por qué es importante participar en una iglesia local, en vez de saltar de una
iglesia a otra?
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Nuestros amigos más íntimos pasan por alto nuestras imperfecciones. Esto es así en nuestras familias e
iglesias. Tú necesitarás aprender a mirar más allá de las personalidades que te desagradan y de aquellas
personas que discrepan de tus ideas o de tu forma de ser. Dios te amoldará y te formará en el proceso.
Dios ha levantado pastores y maestros para ayudarnos a crecer. Cuando yo era un creyente nuevo, una
persona de una secta falsa trató de alejarme de Jesús. Pero al domingo siguiente yo aprendí de mi pastor
sobre los peligros de esta clase de enseñanza falsa. Entonces comprendí la necesidad que yo tenía de un
mentor espiritual. Dios ha levantado pastores y maestros en Su Iglesia. Efesios 4:11–12 dice: «Él
Mismo [Dios] constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y
maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de
Cristo».
Comprométete a asistir a una iglesia local que viva de acuerdo a la Palabra de Dios y dependa del
Espíritu Santo. Quédate en esa iglesia — aun cuando tenga verrugas. Todas las tienen. De esta manera
florecerás en tu vida cristiana. Hebreos 13:17 dice: «Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos,
pues cuidan de ustedes como quienes deben dar cuenta. Obedézcanlos para que ellos cumplan con su
tarea con alegría, y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho». Acepta gustosamente la
oportunidad de recibir la preparación espiritual de parte los líderes que te conocen personalmente. Dios
los ha llamado a servir en la iglesia local.

¡Recuerda!
¿Cómo te habló Dios por medio de esta lección?

Puntos principales:
1. Dios quiere que tú seas responsable ante una iglesia local.
2. Las iglesias basadas en células enfatizan la célula como reunión íntima y la celebración como
reunión grande, y tú debes formar parte tanto de una célula como de la celebración grande.

¡Aplícalo!
1. Anota en tus propias palabras por qué es importante formar parte de un grupo celular.
2. Anota por qué es importante formar parte de un culto de adoración.
3. Haz un esfuerzo por establecer contacto con el líder de un grupo pequeño y asista a una
reunión de hogar este mes.

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Lección 5: Vive en victoria

Me contaron la historia verídica de un hombre en Texas, EE.UU., tan pobre que apenas podía alimentar
a su familia. A diario pasaba por una dificultad tras otra sólo para llenar las necesidades básicas de su
casa. De algún modo, al final de cada día, lograba poner sobre la mesa los alimentos suficientes. Lo
único que poseía era una choza humilde situada en un predio polvoriento que heredó de sus padres.
La situación de la familia cambió drásticamente cuando se descubrió petróleo en su propiedad. Como
resultado, dicho hombre llegó a ser multimillonario y su familia heredó la fortuna.
En cierto sentido, este hombre era millonario aun cuando él apenas podía dar sustento a su familia. El
petróleo siempre estuvo allí y le pertenecía todo el tiempo. Solo que él no lo sabía.
La Biblia declara que somos ricos (coherederos) en Cristo. Romanos 8:17 dice: «Y si somos hijos,
somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo». Parte de la vida cristiana consiste en
comprender todo lo que ya poseemos. A continuación presento sólo una parte de lo que el apóstol Pablo
dio a probar a los creyentes en Éfeso:
Dios «nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en
Cristo» (Efesios 1:3).
«Nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento» (Efesios 1:8).
«Nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme a su buen propósito en Cristo»
(Efesios 1:9).
«Fuimos predestinados según el plan de aquel que hace todas las cosas conforme al
designio de su voluntad» (Efesios 1:11).
(Somos) «marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido» (Efesios 1:13).


Mírate como Dios te mira
A diferencia del hombre pobre de Texas, muchos viven a gusto con posesiones terrenales suficientes.
Aun así, se sienten impulsados para lograr un sentido de valor o de aceptación basado en el
reconocimiento externo. Muchas personas se vuelven adictas al trabajo porque nunca recibieron amor y
aceptación en sus casas. Otros se aíslan y se vuelven apáticos cuando pierden toda esperanza de conocer
el verdadero amor y la aceptación. Este tipo de vida basada en los resultados nunca puede satisfacer las
necesidades emocionales de una persona.
Quizás no tuviste el tipo de amor ni la aceptación mientras crecías. La triste verdad es que los padres
nos fallan a menudo.
Pero la maravillosa realidad es que ahora Dios es tu Padre, y Él desea derramar Su amor y gracia en ti.
Él quiere que te veas a ti mismo como Él te ve. Al hacer realidad el sueño que Dios tiene para ti, tu vida
rebosará de bendiciones. Después de leer cada versículo, repite con confianza la frase que sigue a cada
verso:
Juan 1:12 dice: «Mas a cuantos lo recibieron [a Jesús], a los que creen en su
Nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios». “Yo soy un/a hijo/a de Dios”.
Romanos 8:31-32 dice: «¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra
parte, ¿quién puede estar en contra nuestra? El que no escatimó a su propio
Hijo sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos
generosamente, junto con él, todas las cosas?». “Dios está de mi lado”.
2 Corintios 5:17 dice: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva
creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!». “Soy una persona
nueva en Cristo”.
Romanos 6:18 dice: «Habiendo sido libertados del pecado, ahora ustedes son
esclavos de la justicia». “Soy liberado del pecado”.
Efesios 2:10 dice: «Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las
pongamos en práctica». “Dios tiene un plan perfecto para mi vida”.
Efesios 3:20 dice: «Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que
podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros».
“Dios me puede dar mucho más de lo que yo pudiera pedir”.

Esto es sólo una muestra de las muchísimas promesas que Dios nos ha dado en la Biblia. Al comenzar a
vivir por estas promesas y repetirlas, tu vida comenzará a cambiar. Yo te exhorto a que memorices estos
versículos para que puedas repetirlos durante el día.

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¡Inténtalo!
Escribe una declaración (como yo lo he hecho anteriormente) a partir de cada
uno de los siguientes versículos.

Romanos 8:17 dice: “Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo”.
Yo soy_______________

1 Corintios 6:19 dice: “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu
Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios?”.
Yo soy _______________
Juan 15:15 dice: “Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo
que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí
decir se lo he dado a conocer a ustedes”.
Yo soy _______________

Efesios 1:3-4 dice: “Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en
Cristo. Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él”.
Yo soy _______________
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¡Hazlo!
Empieza a pensar en los pensamientos que Dios dice tener de ti en la Biblia. Deja
de condenarte porque no te sientes digno. Cree lo que Dios dice de ti.
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Empieza a vivir en libertad espiritual
Un hecho intrigante de la esclavitud en los EE.UU. fue que los esclavos fueron liberados oficialmente el
1 de enero de 1863 cuando Lincoln firmó la Proclamación de la Emancipación. Sin embargo, no se
efectuó la liberación de los esclavos hasta que no se rindiera el general Robert E. Lee ante el ejército
norteño de Virginia al mediodía del 9 de abril de 1865. Con la rendición de Lee, el resto de las fuerzas
confederadas bajaron sus armas algunas semanas después. Los esclavos pudieron finalmente abandonar
las plantaciones como personas libres.
La Biblia dice que Jesús ha pagado el precio para que seamos libres. Somos libres. No se puede anular
esta verdad declarada. Experimentar la libertad de Cristo, por otro lado, implica algo adicional.
Significa enfrentarse al pecado y a las ataduras del pecado en la vida, y permitir que Cristo sea el Señor
de cada área de la vida.
Desgraciadamente, muchos creyentes son esclavos de sus pensamientos, acciones y pecados que los
mantienen alejados de la victoria espiritual. Una cosa es oír la proclamación que has sido liberado del
pecado y de la esclavitud. Es otra cosa completamente diferente vivir en esa libertad. Si una persona ha
sido encarcelada en una prisión durante muchos años, tarda un tiempo para adaptarse a las nuevas
libertades en el mundo real. Muchos que han «aceptado a Jesús» no están viviendo en la libertad porque
son esclavos de las prácticas pecaminosas. Jesús dijo en Juan 8:34, 36: «Ciertamente les aseguro que
todo el que peca es esclavo del pecado… Así que si el Hijo los libera serán verdaderamente libres».

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¡Memorízalo!
Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
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¡Inténtalo!
Lee 2 Corintios 3:17
¿Qué debe caracterizar a quienes están llenos del Espíritu Santo?

¿Estás experimentando la libertar de Cristo en tu vida? Por qué sí o por qué no.
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Un área en la que muchos creyentes viven limitados es en la falta de perdón. Podría ser la falla de no
perdonar a otra persona o de no perdonarse a uno mismo. Jesús quiere liberarte de esto. Él quiere darte
el poder y la gracia para perdonar. Mateo 18:21–22 dice: «Entonces Pedro se acercó a Jesús y le
preguntó: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete
veces?” Jesús contestó: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces”».

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¡Inténtalo!
Lee Efesios 4:32
¿Por qué debemos perdonar a otros, según este versículo?

¿A quién necesitas tú perdonar?


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El perdón es una decisión e involucra nuestra voluntad. No es suficiente con perdonar una o dos veces.
El perdón debe llegar a ser nuestro estilo de vida. Si tú deseas ser libre en Cristo, debes decidir perdonar
a todos aquellos que te han ofendido, independientemente de tus sentimientos. Colosenses 3:13 nos dice
que tenemos que perdonar «si alguno tiene queja contra otro».
Cristo nos perdonó tomando voluntariamente sobre Sí mismo las consecuencias de nuestras acciones.
Después tomó la decisión deliberada de que nunca más nos responsabilizaría de esas acciones. Debemos
perdonar de la misma manera.
Recuerda que perdonar a los demás te librará de la esclavitud de la amargura y los resentimientos.


Dios todavía está trabajando en ti
Dios está trabajando en ti «24/7» (24 horas, los 7 días de la semana) para que seas completamente libre
de cualquier cosa que te esté esclavizando. Se cuenta la historia de Miguel Ángel que se detuvo junto a
un trozo corto y grueso de mármol a la orilla de un camino. Otro escultor se había desanimado con el
mármol y lo había desechado. Miguel Ángel empezó a mirar fijamente ese pedazo de mármol. Siguió
mirándolo fijamente hasta que uno de sus amigos se puso impaciente y le dijo: «¿Qué estás mirando?»
Miguel Ángel levantó la cabeza y le dijo: «Estoy mirando a un ángel». Él pudo ver algo maravilloso en
un trozo quebrado de mármol. Dios ve algo maravilloso en ti, y ha empezado ya el proceso de
transformación. Él continuará este proceso hasta cuando te lleve al cielo para estar con Él. Las buenas
noticias son que mientras tanto Él te está amoldando y formándote a Su imagen.
Llegar a ser espiritualmente maduro es un proceso que dura toda la vida. Crecerás más en algunas
ocasiones que en otras, pero nunca alcanzarás la perfección hasta que estés en la presencia de Cristo.
Pero podrás experimentar cada vez más libertad en Cristo mientras más rindas tu vida a Su control.
La razón por la que se trata de un proceso y no de una experiencia instantánea es el pecado. Es difícil
abandonar las viejas costumbres. Dejar el egoísmo no es fácil. Nacemos con la inclinación de pensar:
«Todo se trata de mí». De hecho, el orgullo y la autosuficiencia son los pecados más profundamente
arraigados. Para alcanzar la libertad espiritual debes permitir que Cristo gobierne tu vida.
Aunque Cristo dio la solución al pecado en la cruz, el proceso de vernos libres de la esclavitud toma
tiempo. Romanos 6:17–18 dice: «…. aunque antes eran esclavos del pecado, ya se han sometido de
corazón a la enseñanza que les fue trasmitida. En efecto, habiendo sido liberados del pecado, ahora son
ustedes esclavos de la justicia». Conozco a un hombre de más de setenta años quien por mucho tiempo
asistió a la iglesia sin conocer la libertad espiritual. Recientemente observé que este hombre empezó a
tomar en serio su crecimiento espiritual y que ha dado grandes pasos logrando una mayor victoria
espiritual que no había logrado antes. Ante mis propios ojos se realizó una transformación. Esto es lo
que Dios quiere en la vida de cada uno de nosotros. Dios quiere la transformación y Él la hace cuando
leemos la Palabra, cuando oramos, y cuando nos relacionamos con otros creyentes en el cuerpo de
Cristo.

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¡Inténtalo!
Marca las áreas que son verdaderas. Libertad en Cristo significa:
Un cambio de mente, de las emociones y, como consecuencia, un cambio de conducta.
Libertad para hacer cualquier cosa que nos viene en gana.
Apartarse de las ataduras que nos han traído el pecado y Satanás.

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Tú puedes volver a comenzar cuando quieras. Fallarás y pecarás tarde o temprano en tu vida cristiana.
Como humanos, es lo que nos espera. Sin embargo, las Escrituras afirman que cuando pecamos hay una
salida. Podemos confesar nuestros pecados a Dios. 1 Juan 1:9 declara: «Si confesamos nuestros
pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará, y nos limpiará de toda maldad». Algunos se han
referido apropiadamente a este versículo como la «barra de jabón del cristiano». Siempre que
comprendas que has pecado y que te has vuelto «espiritualmente sucio», simplemente extiende la mano
para tomar «la barra de jabón» y disfruta de un baño gratuito. No permitas que el enemigo te condene
hasta el punto que te haga huir de la pelea. Mantén tus ojos en Jesús.
Confesar significa ver el pecado tal como Dios lo ve. Significa llamar al pecado por su nombre:
“pecado”, y aceptar la responsabilidad personal implícita, sin poner excusas o culpar a otros.
Aunque vamos creciendo hacia la madurez espiritual, hay una parte de cada uno de nosotros que tiende
a pecar. Pecamos porque somos pecadores. Sin embargo, en el proceso de llegar a ser santos, Dios nos
ha dado los medios para confesarle nuestros pecados a Él y recibir el perdón.
El Salmo 51:4 declara: «Contra Ti he pecado, solo contra Ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos».
Dios nos recibe de buena gana por Su gracia, pero necesitamos reconocer que Él es perfecto y justo y
que nuestros pecados son contra Él solamente.
Para experimentar la libertad espiritual, debemos decidir dejar de pecar y pedir al Espíritu Santo que
haga de esto una realidad. Necesitamos pedirle que nos ayude a superar las tentaciones. 1 Corintios
10:13 dice: «Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios
es fiel; y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando
llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir».

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¡Inténtalo!
Lee 1 Juan 1:9

¿Qué hará Dios si confesamos nuestros pecados?

¿Hay pecados en tu vida que necesitas confesarlos hoy mismo?


Si es así, confiésalos uno por uno y recibe el perdón de Cristo.
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¡Recuerda!
¿De los versículos que leíste en esta lección, cuál te ayudó más?

Puntos principales:
1. 1. Las Escrituras nos dicen lo que Dios piensa de nosotros. Necesitamos creer lo que Dios dice y
vivir la vida que Él ha planeado para nosotros.
2. 2. Aunque Jesús nos ha liberado de la esclavitud del pecado, necesitamos confesar y renunciar a las
áreas de pecado y esclavitud en nuestras vidas, pidiendo al Espíritu Santo que controle esas áreas y
nos dé la libertad espiritual.

¡Aplícalo!
1. 1. La próxima vez que te surja una duda en la mente sobre lo que Dios piensa de ti, cita uno de los
versículos importantes que leíste en esta lección para neutralizar el intento de Satanás de herirte.
2. 2. Lee el capítulo diario en tu Biblia con miras a descubrir lo que Dios piensa de ti.

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Lección 6: Triunfa sobre las fuerzas del mal

Durante la Guerra de la Revolución en Norteamérica era fácil para los patriotas descubrir a los soldados
ingleses porque ellos usaban uniformes de colores que resaltaban. Pero en una guerra de guerrillas es
mucho más difícil descubrir al enemigo. En el año 2000, mientras yo estaba enseñando un curso en
Bogotá, Colombia, varios estudiantes vinieron a mí después de la clase para expresarme sus temores por
su seguridad. Los guerrilleros terroristas se habían infiltrado en la sociedad y se parecían a todos los
demás. Nadie sabía a ciencia cierta si un policía, un empleado de la oficina o un oficial gubernamental
era un terrorista. De igual manera, a veces no estamos conscientes de la presencia de Satanás, el
enemigo.
Los cristianos nos enfrentamos con tres enemigos principales que a menudo no son detectados:
1. Satanás y las fuerzas demoníacas.
2. El mundo — las filosofías mundanas que nos rodean y que se
oponen a Dios (por ej., el materialismo, el abuso del poder, etc.).
3. Los malos deseos de nuestra naturaleza pecaminosa (el “hombre
viejo” en nosotros). A medida que proclames el poder de Cristo
sobre cada uno de estos invasores, vivirás una vida cristiana
triunfante.
Satanás y sus demonios
Tú no tienes por qué temer a Satanás. Jesús derrotó a Satanás en la cruz; él es un enemigo derrotado. 1
Juan 4:4 dice: «Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que
está en ustedes es mayor que el que está en el mundo». Lo que dice Juan aquí es que Dios que habita en
ti es mucho más poderoso que el enemigo (Satanás) que está en el mundo. Puesto que Jesús está en ti y
el Espíritu Santo también mora en ti, no hay razón para temer a Satanás.
Habiendo dicho esto, también necesitas comprender que te enfrentas a una batalla espiritual y que
Satanás está vivo y quiere engañar y destruir al pueblo de Dios. Efesios 6:12 y 13 dice: «Porque nuestra
lucha no es contra seres humanos, sino contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo
de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestes. Por lo tanto, pónganse toda la
armadura de Dios para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza».
Refiriéndose a Satanás, Jesús dijo: «El ladrón no viene más que a robar y matar y destruir; yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10).

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¡Inténtalo!
Lee Santiago 4:7

¿Cuáles son las dos cosas que debemos hacer para obtener una victoria sobre el diablo?

¿En cuáles áreas de tu vida necesitas resistir al diablo?


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La inactividad es la peor de las posibles opciones. Satanás y sus demonios se aprovecharán de una
actitud letárgica y conquistarán o volverán a retomar áreas de tu vida. Recuerda la exhortación en
Santiago 4:7: «Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes». Cuando siento que
las fuerzas demoníacas están atacándome a mí, a mi familia o algún otro, digo: «Satanás, yo te reprendo
en el nombre de Jesús, y por Su sangre poderosa te ordeno que te alejes de [nombro la situación o la
persona que Satanás intenta atacar o ha atacado]».

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¡Hazlo!
Después de determinar las áreas de tu vida en donde Satanás y sus demonios está atacando, confiesa cualquier pecado
conocido y entonces resiste al diablo en el nombre de Jesucristo y por el poder de Su sangre derramada.
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El Mundo
La palabra mundo nos trae a la mente imágenes de planeta Tierra visto desde un satélite en órbita. La
Biblia, sin embargo, usa el término mundo no sólo para referirse al mundo físico que nos rodea, sino
también para describir la manera de pensar que es contraria a la voluntad de Dios y conforme a los
deseos de Satanás y del pecado. A menudo, cuando la Biblia usa la palabra mundo, se refiere al
gobierno de Satanás y a los reinos terrenales. (Recuerda que Dios es mayor que Satanás y que, a final de
cuentas, Dios controla todo).
Escucha cómo Juan describe este mundo en 1 Juan 5:19: «Sabemos que somos hijos de Dios, y que el
mundo entero está bajo el control del maligno». Es obvio por este versículo que mundo se usa aquí para
describir a las personas cuyo pensamiento y estilo de vida se oponen al plan de Dios. El diablo persuade
a las personas a que sigan su plan porque él controla los reinos de este mundo. Uno de los trucos que
Satanás usó en su esfuerzo por hacer tropezar a Cristo durante la tentación en el desierto fue el de
ofrecerle el poder mundano. Leemos en Mateo 4:8–9 que el diablo llevó a Jesús a una montaña muy alta
y le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor, y entonces le dijo: «“Todo esto que te daré, si te
postras y me adoras”».
Jesús no cedió a las artimañas de Satanás, pero muchas personas sí lo hacen. Satanás ofrece riquezas y
placeres a las personas pero las esclaviza en el proceso. Él tratará de hacer lo mismo contigo a través de
la pornografía, las mentiras, el alcohol, etc.
Recuerda que no es un pecado enfrentar la tentación. Una persona nunca debe sentirse culpable por ser
tentado. La tentación simplemente es la puerta por la que entra el pecado. Alguien ha dicho: «Tú no
puede impedir que los pájaros vuelen por encima de ti, pero puedes impedir que hagan nido en tu
cabeza». De la misma manera, tú no puedes impedir que la tentación entre en tu vida (Jesús mismo fue
tentado). Sin embargo, puedes impedir que la tentación domine tu vida. Cuando viene la tentación,
resístela para que no culmine en pecado. La buena noticia en todo esto es que Dios ha prometido
proporcionarte una salida.

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¡Inténtalo!
Lee 1 Corintios 10:13

¿Qué provee Dios cuando somos tentados?

¿Qué tentaciones enfrentas en tu propia vida hoy?

¿Cuál es “la salida” que Dios te provee?


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La naturaleza pecaminosa
La mayoría de las historias bélicas tienen relatos sobre espías enemigos que pudieron penetrar los altos
comandos de ejércitos contrarios. John Anthony Walter, hijo, entre 1967 y 1985 proporcionó a la KGB
secretos criptográficos americanos vitales que les permitieron a los agentes rusos descifrar mensajes
militares codificados. El general soviético de la KGB, Boris Aleksandrovich Solomatin, que
supervisaba a Walter lo denominó más tarde como el espía «más importante» que Rusia había reclutado
en toda su existencia.
Uno de los enemigos más sutiles del creyente vive dentro de sí. Como espía enemigo forma parte de
nuestra naturaleza. La Biblia se refiere a este enemigo como nuestra naturaleza pecaminosa. La Biblia
dice que la naturaleza pecaminosa está en rebelión contra Dios y está en constante conflicto con las
cosas espirituales.
Pablo dice en 2 Corintios 5:17: «Por lo tanto, si alguno está en Cristo, él es una nueva creación; ¡lo
viejo ha pasado, ha llegado lo nuevo!». Dios nos da una nueva naturaleza que se llama «la nueva
creación». Esta nueva creación o naturaleza nos ayuda a conocer a Dios y a entender las cosas
espirituales. Sin embargo, Dios no anula nuestra libertad de elegir ni tampoco nuestra naturaleza
pecaminosa. Él permite que la naturaleza pecaminosa siga formando parte de nosotros mientras que
permanezcamos sobre la tierra.
Tú probablemente habrás notado la batalla que se libra dentro de ti y la tendencia a rebelarte contra
Dios y Sus caminos. El camino a la victoria en la vida cristiana es permitir que el Espíritu Santo nos
dirija. Gálatas 5:16–17 lo resume de una manera hermosa: «Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no
seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el
Espíritu lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo
que quieren». El sabio Salomón nos ha dicho en Proverbios 3:5-6: «Confía en el SEÑOR con todo tu
corazón y no en tu propia inteligencia; reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas».

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¡Inténtalo!
Lee Gálatas 5:24-26

¿Qué nos dice Pablo para poder vivir en el Espíritu?

¿Qué son algunas cosas que tú puedes hacer para vivir en el Espíritu y evitar la tentación?
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Podemos ser guiados por el Espíritu y podemos vencer nuestra naturaleza pecaminosa manteniendo una
vida cristiana vibrante. Hacemos esto al crecer en una relación íntima con Dios cada día. Esto se obtiene
leyendo la Palabra de Dios, obedeciendo lo que Dios dice y desarrollando una relación de oración
íntima con Él (Efesios 6:18; 1 Pedro 2:2).

Reclama la victoria en Cristo


Cuando el ejército romano volvía a Roma después de conquistar otras naciones, marchaba en un desfile
triunfal exhibiendo a sus enemigos derrotados ante la ovación de multitudes formadas a lo largo de los
caminos.
La victoria de Cristo en la cruz fue algo más sutil. Todo indicaba que Jesús había perdido la batalla. La
verdad es que fue precisamente lo contrario. Jesús venció a Satanás en la cruz. Colosenses 2:15 dice:
«Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en
su desfile triunfal». Jesús nos ofrece la victoria sobre el diablo, el mundo y la naturaleza pecaminosa. Él
dijo en Juan 16:33: «En este mundo afrontarán aflicciones, ¡pero anímense! Yo he vencido al mundo».
Ahora, cada creyente puede apropiarse de la victoria de Cristo sabiendo que Dios nos ha hecho «más
que vencedores». Podemos lograr esto manteniendo una relación íntima con Dios a través de la oración,
leyendo la Palabra y andando en el Espíritu.
En tu andar diario con Dios, encontrarás la sabiduría y el poder para resistir al diablo.

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¡Inténtalo!
Lee 1 Corintios 15:57

En este versículo, ¿cual es la clave para la victoria?

Ora: “Dios, te doy gracias que Tú ya pagaste el precio de mi victoria al enviar a Cristo para morir en la cruz y resucitar por
mis pecados. Mientras lucho contra Satanás, el mundo y mi propia naturaleza pecaminosa, reclamo Tu victoria para mí y para
mi familia”.
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Haz que Jesús sea el Señor de tu vida
Durante el tiempo que Cristo estuvo en la tierra se encontró con muchas personas que estaban poseídas
de demonios. Una legión de demonios poseyó a un hombre en particular, y Jesús lo liberó. El cambio en
este hombre fue dramático y las Escrituras lo describen como «vestido y en su sano juicio» (Marcos
5:15). Lo único que este hombre quería hacer era seguir a Jesús porque fue completamente
transformado. Cuando Jesús nos cambia, nuestro deseo es seguirlo y coronarlo como Señor de nuestra
vida.
Romanos 10:9 dice: «Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios
lo levantó de entre los muertos, serás salvo». Jesús tiene el derecho de ser el Señor de tu vida por ser
quién es. Él es el Señor de toda la creación, y todo el universo está sujeto a Él (vea Colosenses 1:16–
18).

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¡Inténtalo!
Si permitieras que Jesús gobierne como Señor de tu vida hoy, ¿qué significado práctico tendría eso para ti?
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Él también debe ser Señor debido a lo que Él ha hecho por ti en la cruz. Él asumió los pecados
cometidos por ti y sobre Él cayó el juicio de Dios destinado para ti. Él pagó por todos tus pecados con
Su sangre. Dios debía haberte condenado a ti por ser pecador, pero Jesús te redimió de este juicio con
Su propia sangre. La Biblia dice: «Fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a
Dios» (1 Corintios 6:20).
Que Jesús sea nuestro Señor significa en términos prácticos que le damos el control de nuestra carrera,
del dinero, de la educación, del matrimonio, de las posesiones, de la familia, y de nuestro tiempo libre.
Significa que reconocemos que Jesús tiene el derecho de hacer Su voluntad en cada área de nuestra
vida.
Aun así, Jesús no te obligará a que lo hagas tu Señor. Debemos estar dispuestos a tomar esa decisión en
esta vida. En la próxima vida no tendremos esa opción. Romanos 14:10–12 dice: «¡Todos tendremos
que comparecer ante el tribunal de Dios! Está escrito: “Tan cierto como que Yo vivo – dice el Señor –
ante Mí se doblará toda rodilla y toda lengua confesará a Dios”. Así que cada uno de nosotros tendrá
que dar cuentas de sí a Dios».
Hace muchos siglos, Agustín era un joven libertino que hacía fiestas y dormía con prostitutas. Después
de aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor de su vida, una de las prostitutas le tomó por el brazo y
le invitó a su cuarto. Él le dijo: «Lo siento. El Agustín que tú conoces está muerto. Éste es un nuevo
Agustín, y tú no sabes qué clase de hombre es él». Tú te enfrentarás a situaciones similares.
Simplemente recuerda que el hombre viejo está crucificado con Cristo y el nuevo ha resucitado con
Cristo y es una nueva criatura. Vive de esa manera.

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¡Memorízalo!
2 Corintios 5:17 “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”
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¡Recuerda!
¿Qué fue lo más importante que aprendiste en esta lección?

Puntos principales:
1. 1. Los mayores enemigos del creyente son el mundo, la naturaleza pecaminosa y el diablo.
2. 2. Tenemos la victoria sobre los tres por medio de la cruz de Cristo. Sin embargo, debemos
reclamar y hacer realidad esa victoria.
3. 3. Hacer a Jesucristo Señor de tu vida significa rendirte a Él en todas las áreas de tu vida y darle el
control absoluto de la misma.

¡Aplícalo!
1. 1. Confiesa y renuncia a cualquier área en que Satanás, el mundo, o tu naturaleza pecaminosa estén
controlando tu vida.
2. 2. Pídele a Jesús que sea Señor sobre cada área de tu vida. Ora una oración así: «Jesús, yo te doy el
control sobre ___________. Te pido que tú me llenes de Tu Espíritu y me des el poder y la victoria
para vencer este aspecto particular de mi vida».
3.

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Lección 7: Tu vida y tu billetera

Un granjero acudió a la oficina de un pastor y pidió hablar con «el burro jefe de aquí». La recepcionista,
algo indignada, le respondió: «Señor, si usted se refiere a nuestro querido ministro, usted puede dirigirse
a él como reverendo o pastor, pero no como “el burro”». «Bueno --dijo el granjero-- es que acabo de
vender un ganado y quería donar diez mil dólares a la iglesia para el nuevo edificio». «Sí señor,
espéreme un minuto --dijo la recepcionista-- ¡creo que está en su oficina, me parece que he oído
rebuznar!». El dinero capta la atención de las personas. El dinero es importante. Lo necesitamos para
vivir y sobrevivir. ¡Y la Biblia habla mucho del dinero! Hay 40 versículos sobre el «bautismo», 275
versículos sobre «la oración», 350 versículos sobre «la fe», 650 versículos sobre «el amor» — y 2.350
versículos que específicamente se relacionan con las finanzas y las posesiones materiales. Hacer que
Jesús sea el Señor de la vida incluye el señorío de nuestras posesiones materiales.

Dios, el propietario
La Biblia declara que Dios es el dueño de todo. Él tiene derechos absolutos sobre toda Su creación
porque Él hizo todas las cosas. Él gobierna todo el universo y es digno del título Señor y Amo. El
Salmo 103:19 dice: «El SEÑOR ha establecido su trono en el cielo, y su reinado gobierna sobre todos».
Pero Dios no sólo es el gobernante soberano, Él también es un amado y fiel proveedor que cuida de Sus
criaturas y satisface sus necesidades.

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¡Inténtalo!
Lee 1 Crónicas 29:11-12

Según estos versículos, ¿de dónde provienen las riquezas?


¿Crees que Dios es la fuente de toda riqueza y prosperidad en tu vida? ¿Por qué sí o por qué no?
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Aunque todo le pertenece a Dios, Él ha delegado la administración de Su creación a nosotros. Dios nos
llama administradores o mayordomos de Su creación. Un administrador/mayordomo sabe que él debe
dar cuenta de su mayordomía (lee 1 Corintios 4:1–2). Si una persona está en una posición de autoridad
es porque Dios le ha dado esa responsabilidad administrativa particular. La Biblia dice que nosotros
somos administradores de:
La tierra. Génesis 1:28 nos dice que hemos de gobernar la tierra.
Los dones del Espíritu. La Biblia nos dice en 1 Pedro 4:10 que cada uno de nosotros
tiene un don espiritual y que debemos manejarlo bien.
El mensaje del evangelio. 1 Corintios 4:1–2 nos habla de ser administradores del
mensaje que Dios ha dado a la iglesia.
Nuestros bienes materiales. 2 Corintios 9:6–11 habla de sembrar en otros mediante los
bienes materiales que Dios nos ha dado.

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¡Inténtalo!
¿Puedes pensar en otras cosas que Dios quiere que cuidemos?
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Somos los administradores de Dios


En 1980 yo administraba el complejo de apartamentos de mi padre en el centro de la ciudad de Long
Beach, California. Tenía que recolectar los alquileres, hacer las reparaciones y mantener una supervisión
general. Tenía yo que someterme en todo a las decisiones de mi papá porque él era el dueño de la
propiedad.
Dios es el dueño de esta creación. Todo lo que tenemos viene directamente de Dios: la vida, la salud, la
casa, el coche, el trabajo y el dinero. Todo viene de Él y un día tendremos que rendirle cuentas a Él.
Un personaje de la Biblia, cuyo nombre es Job, perdió todo pero dijo: «Desnudo salí del vientre de mi
madre y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el nombre del Señor»
(Job 1:21).
Dios nos ha dado gratuitamente todas las cosas, y también nos las puede quitar. Mientras tanto, Él nos
da el privilegio de participar en Su creación como administradores.

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¡Inténtalo!
De todas las cosas que tú posees, ¿cuáles provienen de Dios?
Nada
Algunas cosas
Todo

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Nuestro dinero le pertenece a Dios
Martín Lutero dijo una vez: «Las personas pasan por tres conversiones: la de su cabeza, la de su corazón
y la de su cartera. Desgraciadamente, no se dan todas al mismo tiempo». Cuando una persona está lista
para dar parte de su dinero a Dios, importantes cambios de valores han acontecido de su corazón.
Cuando el famoso predicador inglés Juan Wesley visitaba sus congregaciones, él preguntaba a sus
colaboradores acerca de su progreso en la fe. Preguntaba a menudo si su cristianismo les había afectado
a sus bolsillos. El dinero es importante y Dios nos ha permitido tenerlo. Una parte de nuestra
responsabilidad al administrar el dinero es devolverle a Dios la porción que le pertenece. La Biblia
habla sobre dar una décima parte de nuestros ingresos (el diezmo) a Dios.

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¡Memorízalo!
2 Corintios 9:6 “El que siembra escasamente también escasamente cosechará, y el que siembre en abundancia, en abundancia
cosechará”.
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¿Qué es el diezmo?
El diezmo es la décima parte de lo que ganamos y que apartamos para Dios. No somos los dueños de
esa parte — es de Dios. Nosotros consagramos esa décima parte de nuestros ingresos para Dios, para Su
gloria. No nos pertenece a nosotros; le pertenece a Dios. La Biblia habla sobre el diezmo en varios
lugares. Por ejemplo en Malaquías 3:10 Dios dice: «Traigan íntegro el diezmo para los fondos del
templo y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto --dice el Señor Todopoderoso-- y vean si no
abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde».
Realmente hay una prueba ligada a estos versículos. Dios nos pide que probemos Su fidelidad y
disposición para derramar Su Espíritu sobre nosotros y para bendecir todo lo que hacemos. La prueba
involucra nuestra voluntad de darle algo a Él y de permitirle que Él nos lo devuelva. Por supuesto, la
idea de diezmar se acentuaba claramente en el Antiguo Testamento, pero Jesús también habló del
diezmo en Mateo 23:23. En este versículo Jesús les dijo a los líderes de Israel que estaban en lo correcto
al no descuidar los diezmos, sin olvidar la justicia, la misericordia y la fidelidad.
Quienes hemos creído en Jesús y estamos bajo la gracia de Cristo ya no estamos obligados a guardar la
ley. Para los que estaban bajo la ley, diezmar era una obligación y si no obedecían quedaban bajo
maldición (Malaquías 3:9). Nosotros no debemos dar el diezmo por temor a una maldición, ni tampoco
ser motivados a dar sólo por la esperanza de recibir más de parte de Dios.
Así como existe el peligro de poner demasiado énfasis en el tema de los diezmos (dejando de lado otras
verdades bíblicas más importantes), existe también el peligro de no dar el énfasis correcto, perdiendo de
este modo la bendición de Dios. Cuando mi esposa y yo planeamos nuestro presupuesto, la primera cosa
que hacemos es apartar nuestros diezmos y ofrendas de todo lo que ganamos. No sólo queremos
obedecer a Dios, también queremos recibir Su bendición. Hemos probado a Dios en esto a través de los
años y hemos encontrado que Él es cien por ciento fiel a Su promesa.

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¡Hazlo!
No pierdas la bendición de Dios sobre tu vida. Determina ahora mismo dar el diez por ciento de tus ingresos para la obra de
Dios.
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El diezmo en el Antiguo Testamento se daba para el mantenimiento de los sacerdotes de Dios y su
ministerio. En nuestros tiempos podemos dirigir nuestras ofrendas para apoyar principalmente la obra
de Dios a través de la iglesia local. También podemos dar para la obra misionera, las obras sociales y los
distintos ministerios que honran a Cristo.

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¡Inténtalo!
Lee 2 Corintios 9:7

Según este versículo, ¿cuál debe ser nuestra actitud cuando damos?

¿Cuál ha sido tu actitud en el pasado?


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¿Cuál ha sido tu actitud en el pasado?


Nuestra motivación al dar debe provenir de la libre expresión de nuestro amor hacia Dios en gratitud
por lo que Él ha hecho por nosotros. No debemos dar a regañadientes, sino con generosidad, con un
corazón agradecido.
Al dar, recibirás mucho más. En realidad, no puedes permitirte el lujo de no dar generosamente. La
seguridad de las bendiciones de Dios cuando sembramos es algo que Dios mismo promete. Tú y yo
necesitamos las ricas bendiciones de Dios que Él promete cuando damos generosamente. Dios no
necesita de nuestro dinero. Diezmar nos disciplina para llegar a ser “dadores” como Él es.
Dos puntos sobre los diezmos merecen nuestra atención especial. Primero, es importante recordar que
diezmar es un asunto de prioridad. A menudo pensamos que nunca tenemos suficiente dinero para
nosotros mismo. Siempre queremos más. Diezmar simplemente nos ayuda a amar a Dios y a Su obra
más que a las cosas. Y segundo, recuerda la promesa en Malaquías 3:10. Dios dice: «Pruébenme en
esto». Significa que Dios quiere que nosotros probemos Su fidelidad para proveernos lo que
necesitamos después de haberle obedecido en esta área. Tú no verás la bendición de Dios hasta que
decidas obedecerle. Es necesario confiar en Dios en este asunto para descubrir que Él mantendrá Su
promesa. Es una cuestión de fe.

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¡Inténtalo!
¿Cuál de las siguientes excusas has puesto para no dar?
No tengo suficiente dinero.
Tengo deudas.
Estoy ahorrando para comprar una casa, un coche, muebles, etc.
Primero tengo que arreglar mis asuntos financieros antes de comenzar a dar.

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Dios proveerá para tus necesidades, de maneras milagrosas, cuando te dispongas a dar tus diezmos y
ofrendas. Descubrirás que Dios hace cosas maravillosas en tu vida. Dios abrirá las ventanas del cielo y
te dará bendiciones abundantes de formas que ni siquiera te puedes imaginar.

¡Recuerda!
¿Qué es lo que más te impactó de esta lección?

Puntos principales:
1. 1. Dios posee todas las cosas; nosotros somos administradores.
2. 2. Cuando damos nuestros diezmos y ofrendas glorificamos a Dios y ganamos galardones
espirituales y físicos.
3. 3. Cuando damos abundantemente, cosechamos también abundantemente.

¡Aplícalo!
1. 1. Ora y pídele a Dios que te haga un fiel administrador de Sus posesiones.
2. 2. Comprométete a dar generosamente y ve cómo Dios te bendice abundantemente.

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Lección 8: El Bautismo y la Cena del Señor

Se cuenta que cuando el Rey Aengus de Irlanda fue bautizado por San Patricio a mediados del siglo V,
en algún momento del rito, Patricio se apoyó en su puntiagudo cayado e inadvertidamente lo clavó en el
pie del rey. Cuando hubo terminado el bautismo Patricio miró hacia abajo y, al ver la sangre,
comprendió lo que había hecho y le pidió perdón al rey. «¿Por qué sufrió este dolor en silencio?»,
inquirió. El rey contestó: «Yo pensé que era parte del ritual».
El bautismo está vinculado a un cierto ritual, pero el dolor no es parte de la ceremonia. Jesús soportó el
dolor en la cruz, y por medio de la fe que ponemos en Él tenemos vida eterna. El bautismo es una
práctica simbólica que demuestra nuestra fe en Cristo.

El bautismo
El bautismo no es necesario para ser salvo. El ladrón en la cruz que murió junto a Jesús no fue
bautizado. Reconoció que Jesús estaba sufriendo inocentemente mientras él estaba sufriendo por sus
crímenes. Él sólo pudo decirle a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. Jesús le
respondió: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:39–43). Este hombre
reconoció que Jesús era el Salvador del mundo y como él quería estar en Su Reino clamó a Jesús. El
ladrón sólo tuvo que creer para ser salvo.
Si el bautismo no nos salva, entonces, ¿por qué debemos ser bautizados?

Dos razones para el bautismo


Por lo menos existen dos razones principales por las que debemos ser bautizados. La primera razón es la
obediencia. Jesús ordenó a Su iglesia que hiciera «discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28:19). Un discípulo, según Jesús, debe ser
bautizado.
La segunda razón es la identificación pública con Cristo. Tú necesitas estar dispuesto a identificarte sin
ninguna vergüenza con Jesús en Su muerte y resurrección. Esto es lo que el bautismo simboliza. Cuando
una persona entra en el agua está identificándose con Cristo en Su muerte. Cuando sale del agua se está
levantando con Cristo en Su resurrección. Romanos 6:3–4 dice: «¿Acaso no saben ustedes que todos los
que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en
su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte a fin de que, así
como Cristo resucitó de los muertos por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva».

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¡Inténtalo!
Cómo te sientes cuando piensas en ser bautizado?
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Yo fui salvo durante un período de avivamiento llamado Movimiento de Jesús. Muchos «hippies» de
pelo largo rindieron sus vidas a Jesús, y Dios usó a Chuck Smith para conducir este movimiento en
forma creciente. Oímos anécdotas sobre el Pastor Chuck Smith que bautizó a muchas personas en el sur
de California. Los que eran bautizados también eran llenos del Espíritu Santo y extendieron el fuego del
Movimiento de Jesús a todo el país. En esos días, seguir a Jesús no parecía ser un proceso complicado.
Bajar a las aguas del bautismo significa el fin del viejo hombre. Significa que te estás comprometiendo
a vivir una nueva vida en Cristo (Romanos 6:1–6). El bautismo es un símbolo y un testimonio de haber
muerto al pecado y a la vieja manera de vivir. Cuando sales de las aguas te estás identificando con
Cristo en Su resurrección. Identificarte con Cristo a través del bautismo en agua te permite, como nuevo
creyente, dar un poderoso testimonio de tu fe.

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¡Inténtalo!
Marca verdadero (V) o falso (F)
El bautismo en agua es un acto de obediencia.
El bautismo en agua es necesario para la salvación.
El bautismo en agua es una demostración pública de la identificación de una persona con Cristo.
El bautismo en agua limpia a una persona del pecado.

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El bautismo en agua es un acto de obediencia a través del cual los creyentes públicamente expresan su
fe y compromiso con Cristo. El bautismo le identifica a un creyente con Cristo en Su muerte y Su
resurrección.

Ejemplos de bautismos en la Biblia


Jesús Mismo fue bautizado (sumergido en el agua) en el Río Jordán al comienzo de Su ministerio
(Mateo. 3:13–16).
El libro de la Biblia llamado Los Hechos de los Apóstoles es el libro de la historia de la iglesia primera.
Los primeros cristianos tomaban los mandatos de Cristo en forma literal. Por ejemplo, después de que el
Espíritu Santo descendiera (segundo capítulo de Hechos), la Escritura dice: «Cuando oyeron esto todos
se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: “Hermanos, ¿qué
debemos hacer?” “Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para el
perdón de sus pecados,” les contestó Pedro, “y recibirán el don del Espíritu Santo”» (2:37–38). La
primera respuesta a la obra de convicción del Espíritu Santo fue el bautismo.
Más adelante en el libro de Hechos, cuando el Espíritu Santo usó la persecución para enviar a Su pueblo
a proclamar el evangelio fuera de Jerusalén, leemos sobre el ministerio de Felipe. Hechos 8:12 dice:
«Pero cuando creyeron a Felipe que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de
Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron».

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¡Inténtalo!
Lee Hechos 8: 35-38

¿Qué le anunció Felipe a este hombre?

¿Cuál era el requisito que puso este hombre para ser bautizado?
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Muchos otros ejemplos bíblicos muestran el mismo modelo. El orden es similar a lo largo de la Biblia:
1. Se anunciaba las buenas noticias sobre Jesús.
2. Los que oían, creían en Jesús.
3. Eran bautizados.

El bautismo identificó a los seguidores de Cristo de esa época y lo hace también en el presente. Al ser
bautizado notarás que has clavado una estaca en el terreno de la fe, que te servirá como un punto de
referencia. Podrás mirar atrás a este punto de referencia para recordarte que obedeciste a la Palabra de
Dios identificándote abiertamente con Jesús en Su muerte y Su resurrección.

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¡Hazlo!
Haz planes ahora para ser bautizado en agua. Habla con tu líder celular, asesor o pastor sobre tu deseo de obedecer la
ordenanza de Cristo de ser bautizado.
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La Cena del Señor


El Dr. Thomas Welch, un dentista miembro de una iglesia metodista, objetaba el uso del vino (con
alcohol) en la Santa Cena de su iglesia. Experimentando en su cocina, una noche consiguió una bebida
sin alcohol que denominó «Vino sin fermentar del Dr. Welch». Se acercó a los oficiales de la iglesia
para persuadirles a sustituir el vino tradicional por su bebida. Los oficiales consideraron su sugerencia
como una innovación inaceptable. Su hijo, Charles, que también era dentista, cambió el nombre de la
bebida a «Jugo de Uva Welch». Tuvo tanta demanda que entró a tiempo completo en el negocio de
vender el jugo de uva Welch.
Muchas iglesias usan el jugo de uva Welch para simbolizar la sangre de Cristo. Pero si una iglesia usa el
jugo de uva Welch o vino verdadero, pan o galletas, lo que realmente importa es lo que todo esto
simboliza: la Cena del Señor.
La Cena del Señor conmemora la muerte de Cristo. La Cena del Señor es una lección objetiva que
representa una gran verdad espiritual para los creyentes. La verdad espiritual es que Jesús murió por
nuestros pecados y pronto vendrá otra vez.

La Cena del Señor nos recuerda la muerte de Cristo


1 Corintios 11:23–24 dice: «El Señor Jesús, la noche que fue traicionado, tomó pan…. y después de dar
gracias, lo partió y dijo: “Este pan es mi cuerpo que por ustedes entrego; hagan esto en memoria de
mí”».
Cuando participamos en la ceremonia llamada Comunión, Santa Cena o Cena del Señor, estamos
recordando que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Celebramos la Cena del Señor para
recordar lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Jesús Mismo instituyó la Cena del Señor. El vino es
de color rojo y representa la sangre de Jesús que fue vertida en la cruz por nuestros pecados. Cuando
pasamos la copa y el pan, no consumimos literalmente ni el cuerpo ni la sangre de Cristo. Estamos
simplemente recordando lo que él hizo por nosotros.
En 1 Corintios 11:25 la Biblia dice: «De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, y dijo: “Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de ella en memoria de mí”». La
copa es el símbolo de la sangre de Cristo derramada como sacrificio por ti y por mí. Cuando
participamos de la Comunión, sea en el pequeño grupo celular o en el grupo más grande, estamos
reflejando lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz: dar Su cuerpo y su sangre para librarnos de
nuestros pecados. La copa y el pan son símbolos de lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros. Cristo nos
ordenó recordar Su muerte y Su resurrección por medio de estos símbolos.

_____________________________________________________________________________________
¡Inténtalo!
Lee Lucas 22:17-20

Describe cómo Jesús se habrá sentido sabiendo que ésta sería la Última Cena con Sus discípulos.

¿Por qué piensas tú que es importante participar de la Cena del Señor?


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La Cena del Señor nos recuerda que Jesús vendrá otra vez
Cuando participamos de la Cena del Señor recordamos que Jesucristo vuelve pronto. 1 Corintios 11:26
dice: «Porque cada vez que comen este pan y beben esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que
Él venga». Hasta que Jesucristo regrese, somos llamados a celebrar la Cena del Señor en aprecio por lo
que Él ha hecho por nosotros y en anticipación del futuro glorioso que nos espera.

¿Quiénes deben tomar la Cena del Señor?


Jesús murió por los pecados de todo el mundo. Él ama a todos. La Cena del Señor, sin embargo, es un
tiempo para una seria reflexión sobre lo que Jesús hizo en la cruz. Dado que sólo los creyentes pueden
reflexionar seriamente sobre la muerte y la resurrección de Cristo de una manera personal y
significativa, la Cena del Señor es para los que tienen una relación personal con Él. Pablo el apóstol
reprendió a ciertas personas en la iglesia de su época que se preocupaban más por la fiesta que por
reflexionar sobre Jesús: «Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia
condena» (1 Corintios 11:29). Antes de compartir la Cena del Señor, es importante pasar algún tiempo
haciendo un examen de conciencia y reflexión sobre lo que Jesús ha hecho. Recuerda lo que dijo el
Salmista: «Si en mi corazón hubiera yo abrigado maldad, el Señor no me habría escuchado» (Salmo
66:18). Yo trato de confesar cualquier pecado conocido en mi propia vida (por ej., amargura, enojo, etc.)
y preparo mi corazón para participar en la Cena del Señor. Tómate tiempo para pensar en el sacrificio
increíble de Cristo y la libertad que te ofrece ahora.
Aunque los que participan de la Cena del Señor son seguidores de Jesús, debemos recordar que todos
estamos en el proceso de maduración y debemos resistir la tentación de pensar que debemos ser
perfectos antes de participar de la Cena del Señor.

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¡Memorízalo!
1 Corintios 11:25 De la misma manera, después de cenar, tomó la copa y dijo:
«Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; hagan esto, cada vez que beban de
ella, en memoria de mí».
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¿Cuándo y cuán a menudo debemos celebrar la Cena del Señor?


La Cena del Señor puede tener lugar todas las veces que se reúnan los creyentes. No es un ritual, no hay
un tiempo definido para observarla. Algunas iglesias celulares toman la Cena del Señor en el grupo
celular mientras otros la celebran en el culto de la celebración grande. Yo recomendaría una
combinación. A veces es hermoso celebrar la Cena del Señor con todos los que están presentes, pero
también es muy especial celebrarla en la atmósfera íntima de una casa.

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¡Inténtalo!
Marca verdad (V) o falso (F)
La Cena del Señor es para los creyentes.
La Cena del Señor es para los incrédulos.
La Cena del Señor es simbólica de la muerte de Cristo y Su resurrección.

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¡Recuerda!
¿Qué es lo que más te impactó en esta lección?

Puntos principales:
1. 1. El bautismo es una ordenanza que debe ser obedecida por todos los que son discípulos de Cristo.
2. 2. El bautismo es un testimonio público de algo que ya ocurrió cuando tú recibiste a Jesús como
Salvador y Señor.
3. 3. La Cena del Señor nos ayuda a recordar la muerte de Cristo hasta que Él venga otra vez.

¡Aplícalo!
1. 1. Habla sobre el bautismo con tu líder celular o tu pastor.
2. 2. Bautízate.
3. 3. Participa de la Cena del Señor en la célula o en la celebración más grande.

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Apéndice: Cómo asesorar a otros usando este material

Muchas iglesias estudian este material en grupos. Esta es la manera normal de usar el material, pero no
es la única. Si tú escoges enseñar a un grupo, podemos proporcionarte, en un CD, bosquejos y
PowerPoints de los cinco libros de capacitación. Compra este CD en www.joelcomiskeygroup.com o
llamando al 1888-344-CÉLL (en EE.UU.) o www.creedrecursos.es (en España).
Otra manera de entrenar a alguien es pedir que la persona complete cada lección individualmente y,
entonces, pedir a un cristiano maduro del mismo sexo que lo asesore. El/a asesor/a hará que el/a
«aprendiz» se responsabilice por completar la lección y comparta lo que está aprendiendo.
Creo que es útil tener varios métodos para enseñar este material. El hecho es que no todos pueden asistir
a las reuniones de entrenamiento en grupo. Pero no por eso se tiene que dejar de dar el entrenamiento a
la persona que lo necesite. El asesoramiento es una buena opción.

Asesore al aprendiz mediante el uso del material


De preferencia, el asesor se reunirá con el aprendiz después de cada lección. A veces, sin embargo, el
aprendiz completará más de una lección y el asesor combinará esas lecciones cuando se reúnan.
El asesor es una persona que ya conoce el material y ha ayudado a otras personas en el proceso de
entrenarse. Además, un asesor debe tener:
una relación íntima con Jesús,
buena voluntad y un espíritu dispuesto a ayudar. El asesor no necesita ser un «maestro».
El libro mismo es el maestro — el asesor simplemente hace que el aprendiz le rinda
cuentas haciéndole preguntas y estimulándole a la oración.

Yo recomiendo mi libro, Cómo ser un Excelente Asesor de Grupos Celulares, para entender más acerca
del proceso del asesoramiento (este libro también puede adquirirse en www.joelcomiskeygroup.com o
llamando al número 1-888-344 CELL, en EE.UU. o www.creedrecursos.es en España). Los principios
en «Cómo ser un Excelente Asesor de Grupos Celulares» no sólo se aplican al asesoramiento para
asesorar a los líderes celulares sino también para asesorar a un aprendiz.
Yo recomiendo los siguientes principios. El asesor debe estar dispuesto a:
Recibir de Dios. El asesor debe recibir la iluminación de Jesús a través de la oración para
que tenga algo que compartir con el aprendiz.
Escuchar a la persona. El trabajo del asesor es escuchar lo que el aprendiz ha respondido
en la lección. El asesor también debe escuchar las alegrías, luchas y motivos de oración
del aprendiz.
Animar y alentar al aprendiz. Lo mejor que el asesor pueda hacer, a menudo, es señalar
las áreas positivas del aprendiz. Yo insisto que los asesores sean muy positivos e
infundan aliento. Todos estamos muy conscientes de nuestros fracasos y a veces los
tenemos muy presentes. El ánimo ayudará al aprendiz a seguir adelante y anticipar con
gusto cada lección. Intenta empezar cada lección señalando algo positivo sobre la
persona del aprendiz y sobre lo que él o ella está haciendo.
Cuidar a la persona. Las personas que asesoras pueden estar luchando con algo por
encima y más allá de la lección. El material puede evocar un área problemática. Los
buenos asesores estarán dispuestos a tocar esas áreas profundas de necesidad por medio
de la oración y el consejo. Y es completamente aceptable que el asesor simplemente
diga: «No tengo una respuesta ahora mismo para tu dilema, pero conozco a alguien que
la tiene». El asesor puede consultar con su propio asesor para tener una respuesta y luego
llevarla a la sesión de la semana siguiente.
Desarrollar/entrenar a la persona. Se espera que la persona haya leído ya la lección. La
meta del asesor es facilitar el proceso de aprendizaje haciendo preguntas específicas
sobre la lección.
Trazar una estrategia con el aprendiz. El trabajo del asesor es que el aprendiz sea
responsable de completar la siguiente lección y/o terminar la actual. El papel principal
del asesor es ayudar al aprendiz a mantener el ritmo de estudio y conseguir que saque el
mayor provecho posible al material.
Desafiar a la persona. Algunos piensan que cuidar es bueno pero confrontar es malo.
Debemos combinar las acciones de cuidar y confrontar porque eso es lo que la Biblia
promueve. Si realmente nos importa la persona, la confrontaremos. El Espíritu podría
mostrarte áreas en la vida del aprendiz que necesitan colocarse bajo el Señorío de Cristo.
El mejor enfoque es pedir permiso. Podría decir: «Tomás, ¿me permite hablarte sobre
algo que he notado?». Si la persona te da el permiso, entonces podrás decirle lo que el
Señor puso en tu corazón.

Primera sesión
Creemos que cuando el asesor se encuentra con el aprendiz, el Espíritu Santo guia la sesión. La
creatividad y flexibilidad deben reinar. Recomiendo, sin embargo, los siguientes principios:
Conoce a la persona. Una buena manera de empezar es mediante las Preguntas
Cuáqueras. Estas les ayudarán a que se conozcan el uno al otro. Después de la primera
semana, el asesor puede comenzar con oración y simplemente puede preguntar sobre la
vida del aprendiz (por ej., familia, trabajo, estudios, crecimiento espiritual, etc.).
_________________________________________________________________________

Preguntas Cuáqueras
1. ¿Dónde viviste entre los 7 y los 12 años?
2. ¿Cuántos hermanos y hermanas tenías?
3. ¿Qué forma de transporte usaba tu familia?
4. ¿Con quién te sentías más íntimamente vinculado durante esos
años?
________________________________________________________________________________

Sé transparente. Como tú ya has completado este material, comparte tus experiencias con
el aprendiz. La transparencia logra mucho. Los grandes asesores comparten tanto
victorias como derrotas que han tenido en la vida.
“Preguntas de Asesoramiento” para usar todas las semanas
Un buen asesor hace muchas preguntas y escucha muy atentamente. La meta es indagar cómo el
aprendiz puede aplicar el material a su vida diaria. Las preguntas clave para levantar en cada
oportunidad son:
1. ¿Qué te gustó más de la(s) lección(es)?
2. ¿Qué te gustó menos de la(s) lección(es)?
3. ¿Qué te fue difícil entender?
4. ¿Qué aprendiste sobre Dios que no sabías antes?
5. ¿Qué necesitas hacer ahora con esa nueva información?

El asesor no tiene que hacer cada una de las preguntas anteriores, pero es bueno tener un patrón, así el
aprendiz sabe qué esperar cada semana.

El patrón a seguir cada semana



1. Prepárate espiritualmente antes del comienzo de la sesión.
2. Lee la lección de antemano, recordando los pensamientos y las preguntas que tuviste cuando
estudiaste el material.
3. Comienza la sesión con oración.
4. Haz las preguntas de asesoramiento.
5. Confía en que el Espíritu Santo moldeará y formará al aprendiz.
6. Termina con oración.
7.

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