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MEDIDAS ESTRUCTURALES
Son aquellas obras de ingeniería construidas a fin de reducir o evitar los posibles impactos de
las inundaciones controlando el flujo del agua. Las medidas estructurales para la reducción del
riesgo incluyen estructuras de ingeniería como las defensas ribereñas (espigones, muros de
contención, diques, reservorios, gaviones, etc.) y medidas complementarias o alternativas más
naturales y sostenibles como amortiguadores naturales. Estas medidas pueden ser extensivas o
intensivas.
MEDIDAS EXTENSIVAS.
Son aquellas que actúan en la cuenca, intentando modificar las relaciones entre precipitación y
caudal.
Un ejemplo es la alteración de la cobertura vegetal del suelo, que reduce y retarda los picos de
crecidas y controla la erosión de la cuenca. Las medidas más comunes son:
Control de la erosión del suelo: el control de la erosión del suelo puede ser realizado por la
reforestación, pequeños reservorios, estabilización de las orillas y prácticas agrícolas correctas.
Esta medida contribuye a la reducción de los impactos de las inundaciones.
MEDIDAS INTENSIVAS
Diques: son muros laterales de tierra o concreto, inclinados o rectos, construidos a una cierta
distancia de las orillas para proteger áreas ribereñas contra el desbordamiento. Los diques son
normalmente construidos de tierra con enrocamiento y de concreto, dependiendo de las
condiciones del lugar.
De desvío del escurrimiento: son modificaciones en la morfología del río para aumentar el
caudal para un mismo nivel, reduciendo su frecuencia de ocurrencia. Para aumentar la velocidad
es necesario reducir la rugosidad, retirando las obstrucciones al escurrimiento, dragando el río,
aumentando el desnivel por el corte de meandros o profundizando el río. Estas medidas, en
general, presentan costos elevados.
MEDIDAS NO ESTRUCTURALES
Todas las modificaciones que no supongan una construcción física y que utilizan el
conocimiento, prácticas o acuerdos existentes para reducir el riesgo y sus impactos son
consideradas no estructurales. Son usualmente medidas políticas y legislativas que generan una
mayor conciencia pública, capacitación y educación entre las poblaciones posiblemente
afectadas. Entre las medidas no estructurales se incluyen:
IMPACTO EN LA CONSTRUCCION DE DIQUES.
Estudios previos
Los estudios previos deben ser organizados y agrupados por temas, procesados en una base de
datos y representados gráficamente en un sistema de información geográfica (SIG). Ellos deben
considerar la variabilidad climática natural para evaluar los caudales de inundación (en el Perú,
se debe considerar, por ejemplo, el Fenómeno El Niño).
Los estudios previos también deben tomar en cuenta la acción de los ecosistemas como
humedales, franjas de protección de los cauces y el estado de la cuenca. Además se debe contar
con estudios de distribución de la población y los usos de suelo que se están dando en las zonas
posiblemente afectadas.
Evaluación de riesgo actual y futuro.
Esta evaluación de riesgo dependerá del grado de información disponible a nivel local y de la
capacidad de generación de datos faltantes. En este proceso la condición de inicio será el estado
de riesgo no cuantificado, basándose en los estudios previos. El resultado será el riesgo
cuantificado representado en mapas de riesgo.
Determinación de la amenaza.
Determinación de la vulnerabilidad.
Para realizar este análisis se parte de los resultados de estudios socioeconómicos realizados
antes y de un mapa de amenazas, para determinar la estimación de la vulnerabilidad en el
territorio. Se requiere desarrollar también herramientas de clasificación e indicadores de
vulnerabilidad de acuerdo a la problemática social local.
La determinación de riesgo se refiere a la estimación de los daños que puede ocasionar una
inundación de forma directa o indirecta.
Plan de actuación.
Este proceso se inicia con el riesgo cuantificado y los mapas de zonificación del riesgo. Las
actividades de entrada deben generar acciones para reducir el riesgo en la zona de estudio.
Como parte de la etapa de prevención y mitigación del riesgo se deben plantear mecanismos
que integren el plan de actuaciones a la política de gestión del suelo y del agua. Por lo tanto, se
deben ajustar los planes de ordenamiento y manejo de cuencas hidrográficas, los planes de
ordenamiento territorial y la normativa de urbanismo.
El SAT es una herramienta para preparar y fortalecer la respuesta a desastres por inundaciones
(que ha sido discutida en otro documento de esta serie). En esta etapa se debe vincular de una
manera activa a la comunidad en la generación de datos de calidad para el procesamiento y
determinación del pronóstico y las alertas.
El plan de rehabilitación y recuperación atiende el componente del riesgo una vez superada la
crisis de la emergencia de dos formas: gestión de los recursos económicos, y atención médica y
social para los afectados.
Definir el protocolo para la gestión de recursos para la gestión del riesgo de desastres.
Estructurar la organización comunitaria y el apoyo de personal, maquinaria y equipos
para la limpieza de escombros y residuos después de la emergencia.
Gestionar herramientas, materiales y maquinaria para la reconstrucción de las viviendas
y edificaciones afectadas.
Gestionar apoyo médico y psicológico para atender a la población afectada. Establecer
apoyo social para familias y promover la generación de empleo.
Por esta dinámica es labor de los participantes del grupo de gestión de riesgo el empoderar a
los actores afectados. Todos los proyectos de gestión de inundaciones buscan revertir la
situación de carencia de este grupo y hacerlos actores activos y autorizados en la gestión de sus
medios de vida.
Además de los grupos afectados existen grupos de interés político, empleados públicos locales,
entidades financieras, etc. Entre los grupos afectados indirectamente se cuentan a los
ambientalistas, organizaciones no gubernamentales, reguladores, organizaciones del sector
privado (intereses en el desarrollo de proyectos), diferentes impulsores (consultores técnicos,
prestación de servicios, universidades, colegios profesionales, entidades facilitadoras de datos
y otros).
La participación de todos los grupos de interés público, por supuesto, no es fácil, ya que existen
intereses propios que no siempre coinciden. Es por eso que la cooperación estrecha es una
condición esencial. La acción conjunta de todos los grupos sociales puede ahorrar recursos y
tiempo, disminuir y evitar la duplicidad de funciones y complementar acciones luego de una
emergencia.
La colaboración permite que los diferentes grupos tomen decisiones conjuntas para la solución
de un problema y asuman responsabilidad colectiva para responder por sus acciones y sus
consecuencias. La colaboración es también muy importante en la recopilación de información y
en las diferentes actividades de investigación.
Por otro lado, si los involucrados son informados a tiempo y concienzudamente sobre los
propósitos del proyecto, se promueve la credibilidad y de esa manera el apoyo al proyecto. Las
ventajas y desventajas que se esperan del proyecto, así como su funcionamiento deben ser
explicadas técnicamente, en la medida de lo posible.
El beneficio directo de un SAT es información que permite a las autoridades gestionar en tiempo
real programas de prevención (educación, mapa de alerta, zonas críticas) y de alerta a sistemas
públicos (escuelas, hospitales, infraestructura) y a la población en riesgo. También permite
coordinar acciones de remoción y protección a la población alcanzada durante la emergencia o
en las inundaciones.
MAPAS DE INUNDACIONES
Los mapas permiten identificar las zonas críticas a lo largo del río, teniendo en cuenta la
topografía actual para determinar las zonas de intervención.
Dado que existe una tendencia a ocupar zonas climatológicamente no seguras, como laderas de
inundación y zonas de deslizamiento, es habitual que con cierta periodicidad ocurran daños
importantes a los ocupantes de estas áreas. Luego de un desastre los territorios dañados pierden
su valor, hasta que nuevamente son ocupados por la presión poblacional y adquieren un nuevo
valor inmobiliario, repitiendo un ciclo que parece nunca acabar.
La ZEE termina con este ciclo vicioso al establecer zonas peligrosas que no pueden ser habitadas
y mecanismo para evitar que nuevas colonizaciones sucedan. Respecto a construcciones ya
existentes en áreas de inundación, se deben realizar catastros y establecer planes para reducir
las pérdidas, incluyendo la posibilidad de removerlas y relocalizarlas a mediano plazo.