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Rostros del catolicismo: Poesía religiosa diocesana en el siglo XXl en

Guadalajara
Jacqueline Jimenez Plascencia
jjp_266@gmaill.com

Leslie Jocabed Ramírez Guzmán


lesliejrg@hotmail.com

Francisco Javier Rodríguez Hernández


javisem_geniuss@hotmail.com

Resumen.

Esta investigación de campo compila textos literarios escritos por religiosos católicos
diocesanos, así como entrevistas y diálogos con éstos, en los que comparten sus creaciones
literarias y experiencias en ellas.

El objetivo ha sido indagar, recopilar y dar a conocer la literatura religiosa católica


(específicamente por miembros de la orden diocesana) del siglo XXI en Guadalajara, con la
hipótesis de que actualmente se siguen produciendo pero no hay gran divulgación social fuera
del mismo círculo monástico.

Esta investigación pretende ser un aporte a la diversidad literaria actual y una reivindicación
al valor de la evolución de la literatura religiosa.

Palabras clave: poesía religiosa,creaciones literarias sacerdotales, cultura en monasterios.


Introducción

Guadalajara es una de las principales urbes de México, rica en gastronomía, zonas


arqueológicas, atracciones turísticas, diversidad étnica y sobre todo en el arte: posee murales
de importancia cultural que representan a la ciudad y agregan peculiaridad a la identidad
tapatía como el Hospicio Cabañas, el auditorio Salvador Allende, el mural en el Teatro
Experimental de Jalisco y la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz, entre muchos otros. En
el ámbito musical y de danza, es representada por la Orquesta Filarmónica de Jalisco, es sede
del Encentro Internacional de Mariachi y la Charrería y protagonista de La Muestra
Internacional de Danza Contemporánea en Guadalajara. En la literatura, existen alrededor de
13 bibliotecas públicas que están abiertas a los ojos de quienes deseen conocerlas y disfrutar
de sus servicios. Además y como consecuencia de la importancia de la ciudad durante la
época colonial, la zona metropolitana (en especial el centro histórico) aguarda la Catedral y
el Expiatorio del Santísimo Sacramento, por mencionar los más representativos. Lo que da
muestra de la popularidad e importancia de la religión católica entre los jaliscienses.

El INEGI reporta que hasta el 2010 el 89.3% de los mexicanos decían ser católicos, de los
cuales el 7.2% es representado por Jalisco a nivel nacional y el 91% de los jaliscienses forma
parte de esta comunidad religiosa. Es decir, Jalisco es un Estado con un alto nivel de católicos
y una posición regular de lectura. Pero ¿y qué con la lectura religiosa? Es decir, qué tan
presente están este tipo de textos en las vidas de los fieles en sus lecturas diarias y más
intrigante aún ¿qué tan viva está la literatura no tanto religiosa, sino escrita por religiosos?
¿Acaso los muros de los monasterios guardan escritos contemporáneos que no han salido a
la luz? Y de ser así, ¿por qué no lo han hecho?, ¿cuánta riqueza podríamos encontrar en ella?

Según estadísticas de CONACULTA en 2006, los índices de lectura entre los tapatíos reflejan
que la ciudad se encuentra en segundo lugar a nivel nacional con el 56.4% de encuestados
que afirman leer frecuentemente, seguido de la Ciudad de México con un 74.9% y por
encima de Monterrey con el 50.1%. Y los principales canales de acceso a la lectura son la
compra de libros y los préstamos de bibliotecas. En esta segunda vía, Guadalajara representó
el tercer lugar (por debajo de Monterrey y Ciudad de México) con el 4.5% de personas que
practicaban el préstamo externo que las instituciones bibliotecarias brindan y situándola en
segundo lugar en la compra de libros con el 51.5%. De esto podemos concluir que la ciudad
se encuentra relativamente bien colocada en índices de lectura, más no en recurrir a
bibliotecas públicas (a pesar de que las hay a fácil acceso) para hacer uso de sus instalaciones
y/o servicios.

Es bien sabido que las órdenes religiosas están habitadas por personas dedicadas a la
espiritualidad y el estudio constante de distintas ramas como la teología, historia, filosofía y
literatura, por mencionar algunas. Por lo que no es de extrañarse que entre quienes se forman
en el hábito monástico, existan aquellos con la capacidad y el gusto por la creación de textos
literarios, ya sea poesía, novelas, cuentos y crónicas; o sean autores de diarios de vida y/o
autobiografías, que a lo largo del tiempo hayan ido atesorando como evidencia personal.

En la actualidad, cuando hablamos de literatura religiosa, es común remontarse al siglo XVI


y XVII, con autores como Francisco de Terrazas, Hernán Gonzáles de Eslava, Bernardo de
Balbuena, Fernando de Córdoba Bocanegra, entre otros. Que forman parte de los clásicos de
la literatura novohispana pero que, siendo sinceros, no están en los primeros lugares en la
lista de los autores leídos por los 56.4% de los tapatío que leen y tampoco en la del 91% de
los jaliscienses católicos registrados. Es decir, el interés por este tipo de literatura es casi nulo
entre las masas, sin considerar que en la actualidad el catolicismo sigue produciendo textos
y que éstos, a su vez, han evolucionado junto con la literatura en general y se han vuelto
mucho más sencillos y digeribles para el lector a diferencia de lo que se podría creer.

Guadalajara, como una ciudad representativa del catolicismo, tiene una variedad de
divisiones del mismo. Se ha tomado de los Diocesanos una muestra de su productividad
literaria e indagar sobre la difusión de sus textos, si es o no es suficiente para llamar la
atención de los lectores y romper con el tabú en torno a lo que puede o no escribir un religioso,
así como conocer si el producto cumple con las exigencias de la audiencia actual. Se pretende
demostrar que además, no por ser escrito por un religioso, los textos están exentos al juicio
y/o deleite del público en general, sino que pueden ser tomados como un género literario
común o incluso de cabecera.
Conclusciónes.

En el proceso de investigación e interacción con los autores, encontramos que algunos sí


están interesados en dar a conocer al público sus textos pero han carecido de estímulos para
hacerlo; por el contrario hay otros que, por considerarlo muy personal, prefieren reservarlo
para sí mismos y su entorno más cercano.

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