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Curso de invierno/verano a
cargo de Juan Scasso. Unidades I a VI
Índice
“Cerámica San Lorenzo” (04/07/1985) ..................................................................................... 1
“Fleischmann Argentina Inc.” (13/06/1989) ............................................................................. 2
“Videla Cuello Marcelo c/ Provincia de La Rioja” (27/12/1990) ............................................. 3
“Horvath Pablo c/EN- Dirección General Impositiva” (06/07/1995) ....................................... 4
“Asociación Benghalensis y otros c/ EN- Ministerio de Salud y Acción social de la Nación”
(01/06/2000) .............................................................................................................................. 5
“Campodónico de Beviacqua Ana C/. EN- Ministerio de Salud y Acción Social”
(24/10/2000) .............................................................................................................................. 6
“Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento c/Provincia de Formosa” (10/10/2000) .... 7
“Zofracor SA c/EN- PEN” (20/09/2002) .................................................................................. 8
“Laboratorios Raffo SA c/Municipalidad de Córdoba” (23/06/2009) ...................................... 9
“Candy SA c/EN-AFIP y otro (03/09/2009)” ......................................................................... 11
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las leyes dictadas en su consecuencia (confr. causa: "Balbuena, César A. s/ extorsión" ¬¬Rev.
LA LEY, 1982¬B, p. 150¬¬, resuelta el 17 de noviembre de 1981), especialmente en supuestos
como el presente, en el cual dicha posición ha sido expresamente invocada por el apelante.”
(Considerando 2)
Resolución: “Que en cuanto a las características de los tributos al consumo, en general, esta
Corte Consideró que ellos no tienen un régimen legal idéntico, toda vez que comprenden
hechos imponibles que difieren entre sí, por las operaciones que resultan alcanzadas por las
normas respectivas, por la base imponible y la alícuota para su liquidación, lo cual revela
particularidades específicas en cada uno de ello, que impide concluir que los gravámenes
ostentente una similitud que no surge de la hermenéutica de la ley, de la economía general del
tributo, ni de la finalidad del legislador al determinar la imposición al consumo específico o
general (sentenica del 3 de septiembre de 1987 in re N.125.XX “NobleX Chaco S.A. c/Fisco
Nacional (D.G.I.) s/nulidad de resolución”).
“Que, por otra parte, con respecto a la interpretación del sistema normativo examinado, se
sostuvo que no cabe aceptar la analogía en la interpretación de las normas tributarias
materiales, para extender el derecho más allá de lo previsto por el legislador (sentencia del 17
de febrero de 1987 en los autos “Frigorífico Bancalari S.A.I.C s/apelación –impuesto al valor
agregado”), a lo que cabe agregar, ni para imponer una obligación, habida cuenta de la
reiterada doctrina en el sentido que atendiendo a la naturaleza de las obligaciones fiscales,
rige el principio de reserva o legalidad (arts. 4 y 67, inc. 2 de la Constitución Nacional; fallo
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del 25 de agosto de 1988, P.287XXI “Panamérica de Plásticos S.A.I.C c/ D.G.I. s/ nulidad de
resolución” – cons. 7 y sus citas–) (Considerando 6)
Resolución: “…es decisivo recordar que para que haya denegación de la igualdad ante la ley
no sólo ha de existir discriminación, sino que, además, ella deberá ser arbitraria (Fallos: 286:
166 y 187, 298:286; 300: 1049 y otros muchos). No sucede así, por supuesto, cuando el
"distingo" se basa en la consideración de una "diversidad de circunstancias" (Fallos: 224: 816)
que fundan el distinto tratamiento legislativo. Por ejemplo, esta Corte declaró que, a mérito de
la naturaleza del litigio, la ley de aranceles de abogados no era de aplicación rigurosa en las
expropiaciones (Fallos: 242: 28; 243: 56, 248: 146; 251:516:280: 284) sin que se viese
afectado el principio del Art. 16. Todo depende, pues, de que concurran "objetivas razones" de
diferenciación (Fallos: 203:484) que no reciban o no merezcan tacha de irrazonabilidad . Tal
como acontece en el caso. Los Arts. 51 y 54, inciso "a" del decreto 1105/89, reglamentario de
la ley 23.696 e integrante de ella (Fallos: 300: 516), establecen que los honorarios "y demás
costas procesales" son "accesorios" del "capital" sobre el que versa la sentencia y, en lo que
aquí interesa, tienen la misma condición que él. La accesoriedad es el elemento dominante. En
situaciones como la de autos, el cobro de los honorarios no está suspendido por una causa
autónoma sino por su accesoriedad. Si el cobro del capital ha quedado en suspenso -resolvió el
legislador-, lo propio tiene que ocurrir con sus accesorios (los honorarios, v. ar.) por el solo
hecho de que lo sean.-La confirmación de ello reside en el Art. 54. inciso -a- del reglamento:
cuando el capital sea inmediatamente cobrable, también lo serán los honorarios, y en caso
contrario no lo serán. Si los profesionales hubiesen intervenido, con éxito, en un reclamo
judicial contra el Estado por pago de salarios "el total de la sentencia",es decir, el capital, sus
ajustes, los intereses, las demás costas y los honorarios serían de cobro inmediato. La causa de
la discriminación denunciada, en suma, se halla en los Arts. 51 y 54 inciso "a" del decreto
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1005/89 que no han sido impugnados como arbitrarios y cuya validez o invalidez constitucional
esta Corte no puede juzgar de oficio.-“
Resolución: “Que cabe señalar que la obligación que se impone al contribuyente cuya
situación encuadra en los términos de la ley 23.256 no difiere -en cuanto a la génesis de la
relación, su estructura marco normativo que la regula y organismo de aplicación y
fiscalización- de aquella resultante de cualquier otra ley tributaria. La particularidad que
exhibe el régimen de "ahorro obligatorio" -la posterior restitución de importes- no desvirtúa la
indicada naturaleza tributaria de la obligación de dar sumas de dinero al Estado, pues ella
radica en una circunstancia que es ulterior a la extinción de ese vínculo obligacional y que, por
ende, no es idónea para alterar su naturaleza. Procede añadir en orden a lo expuesto, por lo
demás, que determinados regímenes, vgr. los "estímulos a las exportaciones", no consisten sino
en reembolsar a los exportadores tributos que éstos hubiesen abonado en relación con la
mercadería que se extrae del país. Es obvio que tal circunstancia no altera la naturaleza
jurídica de las obligaciones tributarias cumplidas y extinguidas con el respectivo pago.
“(Considerando 9)
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contribuciones directas por tiempo determinado y proporcionalmente iguales en todo el
territorio de la Nación, siempre que la defensa, seguridad común y bien general del Estado lo
exijan".” (Considerando 13)
Habiendo sido condenado tanto en primera como en segunda instancia, el Estado Nacional
interpuso recurso extraordinario, agraviándose –entre varios puntos–, de “que el presupuesto es
un acto institucional no sujeto a control judicial”, y que “el a quo infiere, erróneamente, que el
Ministerio está obligado, de manera exclusiva, a proveer los medicamentos, con exclusión del
resto de las jurisdicciones sanitarias, sin advertir que ejecutarlo en cada una de ellas estará a
cargo de las respectivas autoridades sanitarias”
“El Estado no sólo debe abstenerse de interferir en el ejercicio de los derechos individuales
sino que tiene, además, el deber de realizar prestaciones positivas, de manera tal que el
ejercicio de aquéllos no se torne ilusorio. En tal sentido, el legislador sancionó la ley 23.798,
cuyo art. 1º declara de interés nacional a la lucha contra el Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida, entendiéndose por tal a la detección e investigación de sus agentes causales, el
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, su prevención, asistencia y rehabilitación,
incluyendo la de sus patologías derivadas, como así también las medidas tendientes a evitar su
propagación, y su art. 4º impone obligaciones de hacer al Estado, entre ellas, la de desarrollar
programas destinados al cumplimiento de las acciones descriptas en el art. 1º, gestionando los
recursos para su financiación y ejecución además el deber de promover la capacitación de los
recursos humanos, propender al desarrollo de las actividades de investigación, aplicar métodos
que aseguren la efectividad de los requisitos de máxima calidad y seguridad, cumplir con el
sistema de información que se establezca y la detección del virus y de sus anticuerpos en la
sangre humana destinada a transfusión, elaboración de plasma u otros derivados sanguíneos
de origen humano para cualquier uso terapéutico.
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Dichos principios llevan a concluir que el Estado tiene la obligación de suministrar los
reactivos y medicamentos necesarios para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Más
aún, el art. 8º de la ley reconoce expresamente el derecho de las personas portadoras,
infectadas o enfermas a recibir asistencia adecuada.”(Considerando X)
“Si bien es cierto que los gastos que demande el cumplimiento de la ley deberán ser
solventados por la Nación y por los respectivos presupuestos de cada jurisdicción, ello no
supone que el Estado Federal haya delegado, en los Estados locales, la responsabilidad, en su
carácter de Autoridad de Aplicación Nacional, del cumplimiento del régimen de lucha contra el
SIDA declarado expresamente de interés nacional. Por ello, aun cuando los reactivos o
medicamentos se distribuyan a través de los efectores locales, el Estado nacional es el
responsable del cumplimiento de la ley ante terceros, sin perjuicio de la responsabilidad que,
ante aquél, le cabe a las jurisdicciones provinciales o instituciones privadas -obras sociales o
sistemas de medicina pre-pagos” (Considerando XI)
“En lo atinente al argumento sobre el control judicial respecto del presupuesto del Ministerio y
su ejecución, en mi opinión no se configura en el sub lite, como erróneamente sostiene la
apelante, ya que los jueces se limitaron a exigir -al Estado nacional- el debido cumplimiento de
la ley 23.798 y de su decreto reglamentario, de conformidad con los derechos consagrados por
la Constitución Nacional, más allá del acierto o error de los medios empleados por el
legislador o por el Ministerio de Salud y Acción Social.” (Considerando XII)
Frente al aviso de la respectiva autoridad de que se dejaría de otorgarse tal fármaco, la madre
del menor interpuso una demanda de amparo, a fin de hacer cesar el acto lesivo que lo privó de
la prestación necesaria para el niño.
Resolución: Llegado el caso a la Corte, ésta solo admitió el análisis de los agravios relativos al
cuestionamiento la responsabilidad asignada al Estado Nacional frente a la situación que
compromete la vida y la salud del niño. Ello, en función de que la demandada asevera que no
existía obligación legal de brindar la requerida prestación y que en su momento, la medicación
era otorgada solamente por fines humanitarios. Asimismo, mencionaba que la obligación
demandada recaía en la obra social de la accionante.
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“Que el Estado Nacional ha asumido, pues, compromisos internacionales explícitos
encaminados a promover y facilitar las prestaciones de salud que requiera la minoridad y no
puede desligarse válidamente de esos deberes so pretexto de la inactividad de otras entidades
públicas o privadas, máxime cuando ellas participan de un mismo sistema sanitario y lo que se
halla en juego es el interés superior del niño, que debe ser tutelado por sobre otras
consideraciones por todos los departamentos gubernamentales (art. 3 Ver Texto Convención
sobre los Derechos del Niño, ya citada).” (Considerando 21)
“Que la existencia de una obra social que deba cumplir el Programa Médico Obligatorio -
resolución 247/1996 Ver Texto MSyAS., ya citada-, no puede redundar en perjuicio de la
afiliada y menos aún del niño , pues si se aceptara el criterio de la recurrente que pretende
justificar la interrupción de su asistencia en razón de las obligaciones puestas a cargo de
aquella entidad, se establecería un supuesto de discriminación inversa respecto de la madre del
menor que, amén de no contar con prestaciones oportunas del organismo al que está asociada,
carecería absolutamente del derecho a la atención sanitaria pública, lo que colocaría al Estado
Nacional en flagrante violación de los compromisos asumidos en el cuidado de la salud.”
(Considerando 31)
Comprobados los extremos señalados por el accionante y habiéndose hecho lugar la demanda, la
Corte procedió a analizar la defensa de la Provincia de Formosa, en torno a que la condena
pecuniaria debía atenerse al régimen de ejecución de sentencias local.
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prorrogada por decreto 1358/96, y sus modificatorias y ampliatorías, mediante la cual se ha
declarado la inenmbargabilidad de los fondos pertenecientes al Tesoro provincial. Concluye
que al haberse decretado la citada inenmbargabilidad con fundamento en razones de
emergencia económico-social y ser la Provincia de Formosa una persona de existencia
necesaria no puede ser privada de las rentas u recursos indispensables para su desarrollo, es
preciso admitir que tal decisión no es susceptible de revisión jurisdiccional. (Considerando 9)
“Que la cuestión sub examine ya ha sido resuelta por esta Corte en reiteradas oportunidades.
Así ha elaborado una serie de conclusiones que se encuentran adecuadamente sintetizadas en
Fallos :188:383. Allí se sostuvo que : “a) que las provincias en su carácter de personas
jurídicas pueden ser demandadas y ejecutadas en sus bienes por las obligaciones que
contraigan, de acuerdo al art. 42 del Código Civil; b) que siendo personas de existencia
necesaria no pueden por vía de embargo ser privadas de las rentas o recursos indispensables a
su vida y desarrollo normal; c) que no existiendo un precepto legal que distinga las rentas o
recursos necesarios de los que no lo son a tal fin, corresponde a los jueces hacer esa distinción
en cada caso que se presente, a los efectos de que las condenaciones de la justicia en que
hubieran caído las entidades provinciales, tengan el efecto comprensivo que nuestra legislación
positiva les da; d) que cualquiera que sean las disposiciones que contengan las leyes locales
tendientes a sustraer de la acción de los acreedores los bienes, recursos y rentas del Estado
contrariando los derechos y garantías que acuerda la ley civil, no pueden ser válidamente
invocados, pues las relaciones entre acreedor y deudor son de la exclusiva legislación del
Congreso Nacional [….]
Como la ha sostenido, también, este Tribunal en el caso de Fallos : 171:431, una solución
distinta traería aparejado que el derecho del acreedor particular no tuviese “más eficacia que
la que voluntaria y espontáneamente quiera acordarle el gobierno deudor, si se considera que
todas las rentas efectivas y posibles, presentes y futuras, pueden tener su afectación en la ley de
presupuesto y en las leyes especiales que a menudo se dictan… Así, en la práctica comportaría
la anulación del derecho que acuerda el art. 42” […]” (Considerando 10)
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En el transcurso de la actuación judicial, se sancionó la ley 25.237 –de Presupuesto General–,
que en uno de su artículo ratificó el decreto dictado por el Poder Ejecutivo Nacional. Sobre este
punto, si bien la CSJN consideró que no podría ratificarse una resolución nula, entendió que a
pesar de la imperfecta técnica legislativa, se vislumbraba la intención de conferir rango legal a
los contenidos del decreto 285/99. Es así que entonces, el Tribunal Cimero procedió a analizar
si resultaba constitucional incluir decisiones sobre materia tributaria en una ley de presupuesto.
Resolución: “Que en nuestro sistema constitucional, nada permite inferir que la función
legislativa en materia presupuestaria se limita a aprobar o a autorizar lo que propone el Poder
Ejecutivo. El Congreso recibo un proyecto de presupuesto y lo acepta, lo modifica o lo rechaza,
en todo o en parte, sin restricción alguna. No es un acto aprobatorio que pasa a integrar un
acto administrativo: es una acción legislativa normal y primordial aun cuando la iniciativa
corresponda al Poder Ejecutivo, que es el responsable de la administración general del país
(art. 99 inc. 1º, Constitución Nacional; Gónzalez Calderón Juan A., “Derecho Constitucional
Argentino, Tomo III, 1923, pág. 105). No hay obstáculo constitucional para que el Poder
Legislativo establezca, suprima o modifique tributos (u otro tipo de ingresos) en la ley de
presupuesto. Las autolimitaciones que el Congreso ha emitido pueden ser modificadas o
dejadas sin efecto, incluso en forma implícita. La ley de presupuesto es un acto de gran
trascendencia política y la voluntad del Poder Legislativo no está limitada por actos
preexistentes de igual jerarquía normativa.” (Considerando 9)
“… pese al loable propósito que persigue el art. 20 de la ley 24.156, esa norma no prevalece
por su jerarquía normativa frente a otras leyes que dicta el Congreso de la Nación y, por tanto,
cuanto allí se dispone puede ser derogado por otra ley posterior, en forma expresa o tácita. Es
que el Poder Legislativo no se halla vinculado indefectiblemente hacia el futuro por sus propias
autorestricciones” (Considerando 11)
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Con respecto a tal precepto, el Tribunal Superior de aquélla provincia “afirmó que la definición
legal del hecho imponible allí contenido opera como tasa o impuesto según la modalidad de
prestación de la actividad sobre la que recaiga el tributo y, en ambos casos, lo es en virtud de
los servicios municipales de contralor, salubridad, higiene, y asistencia social y cualquier otro
no retribuido por un tributo especial, pero que tienda al bienestar general de la población.”
“Puesta en claro así su naturaleza de tasa, corresponde analizar si su pago podía ser exigido
válidamente por el Municipio a la actora, a la luz de lo ventilado en el sub lite.
Se encuentra fuera de debate que la accionante contaba con un agente de propaganda médica
que se desempeñaba en relación de dependencia, cuyo domicilio particular estaba ubicado en
la ciudad de Córdoba (cfr. Fs. 1, 270 y 315 de los antecedentes administrativos). La recurrente
vendió sus productos en esas ciudad, para lo cual había encargado al distribución a una
tercera empresa (fs. 270 de los antecedentes administrativos), pero carecía de local, depósito o
establecimiento de cualquier tipo en el territorio del municipio (fs. 270 y 315 de los
antecedentes administrativos).
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259:413;312:1575;325:1370; 329:792 y M.1893, L.XLII, “Mexicana de Aviación S.A. de 2008,
entre otros).
Aplicada dicha doctrina a las constancias de autos, queda en evidencia que la pretensión fiscal
de la demandada carece de todo ajuste a los principios y reglas desarrollados en el párrafo
anterior, los cuales encuentran sustento en el art. 17 de la Constitución Nacional. Por este
motivo, es ilegítimo el cobro de la gabela aquí tratada (Fallos: 312:1575 y sus citas)
Por último, no es ocioso recordar que si bien la Corte Suprema sólo decide en los procesos
concretos que le son sometidos y su fallo no resulta obligatorio para casos análogos, los jueces
inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones a aquéllas (Fallos 25:364). De esa
doctrina y de la de Fallos: 212:51, 160 y 307:1094, emanada la consecuencia de que carecen
de fundamento las sentencias de los tribunales inferiores –inclusive, los Superiores Tribunales
locales- que se apartan de los precedentes de la Corte sin aportar nuevos argumentos que
justifiquen modificar la posición sentada por el Máximo Tribunal en su carácter de intérprete
supremo de la Constitución Nacional. Más aún en supuestos como el presente, en el cual la
extensa e inveterada jurisprudencia de V.E. sobre los requisitos para el cobro de las tasas ha
sido expresamente invocada por el apelante desde el inicio mismo de las actuaciones
administrativas (cfr. Fs. 300vta de los antecedentes administrativos)” (Considerando VI)
“Que como ya se ha señalado, si bien el mero cotejo entre la liquidación de la ganancia neta
sujeta al tributo efectuado sin que el ajuste por inflación, y el importe que resulta de aplicar a
tal fin el referido mecanismo no es apto para acreditar una afectación al derecho de propiedad
(confr. Causa citada “Santiago Dugan Trocello citado), ello no debe entenderse como
excluyente de la posibilidad de que se configure un supuesto de confiscatoriedad si entre una y
otra suma se presenta una desproporción de magnitud tal que permita extraer razonablemente
la conclusión de que la ganancia neta determinada según las normas vigentes no es
adecuadamente representativa de la renta, enriquecimiento o beneficio que la ley del impuesto
a las ganancias pretende gravar.” (Considerando 14)
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