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Las técnicas del cuerpo son las formas y procedimientos mediante los cuales las personas
utilizan su propio cuerpo para accionar.
Podemos diferenciar entre: TÉCNICAS COTIDIANAS y TÉCNICAS EXTRA-COTIDIANAS.
Las técnicas cotidianas están condicionadas por nuestra cultura, estado social y
oficio/profesión. Desde que nacemos estamos aprendiendo técnicas: para respirar, caminar,
levantar cosas, agarrar cosas, sentarse, etc. Se destacan las técnicas cotidianas por el
principio de ahorro de energía. Usar la menor cantidad de energía para lograr un resultado.
Las técnicas extra-cotidianas no respetan los condicionamientos habituales en el cuerpo. Se
podría hablar de un derroche de energía. En una situación escénica cada movimiento requiere
de mayor energía. Intensificando las tensiones, dilatándose. Hay impulsos, o micro-acciones
que accionan conservando la energía de la macro-acción. las técnicas extra-cotidianas apuntan
a la manifestación de una calidad energética que vuelve pre-expresivo al actor/bailarín, le
otorga una presencia aún antes que comience a expresar algo. Genera una corporalidad viva
que llama la atención, un cuerpo atractivo.
Esto nos habla del CÓMO (que es eficaz antes de construir un sentido) y no del QUÉ. Estas
técnicas ayudan a construir un comportamiento que luego puede, o no, pasar a ser un lenguaje.
Para construir la pre-expresividad (ese cuerpo vivo, el bios escénico) los estudios
transculturales de E. Barba identificaron algunos principios que otorgan esta calidad de energía
extra-cotidiana:
-Alteración del equilibrio (renunciar al equilibrio fácil, habitual, para entrar en un equilibrio de
lujo) los puntos clave son el tórax, la cabeza y la pelvis, si uno los mueve del eje central puede
percibir cómo se adapta el resto del cuerpo generando una arquitectura de tensiones, y
diferente apoyo del peso en los pies, para seguir manteniendo el equilibrio. O desde los pies,
apoyando el peso únicamente en los talones, o en las puntas del pie, o en los costados.
Entonces corriéndose, así sea solo un poco, del equilibrio habitual, cambia a su vez toda la
construcción de fuerzas y tonalidad muscular, requiriendo de mayor energía aún en aparente
quietud. Lo que otorga una energía viva del actor, una energía extra-cotidiana.
-Oposiciones: contradicción de los movimientos o direcciones opuestas de los impulsos. Es
una tensión entre fuerzas opuestas. Puede suceder en nuestro cuerpo, generando contracción
y descontracción de los músculos, dilatando las tensiones (ej: una parte del cuerpo lleva el
impulso en una dirección y otra parte del cuerpo en otra dirección). Acá es donde obtenemos el
“pequeño drama” que empieza en el cuerpo del actor y permite que avance;
con nuestro cuerpo en relación a otro cuerpo (nuestro cuerpo ejerce una fuerza que tira del
cuerpo del otro en dirección opuesta a la fuerza que a su vez el otro ejerce tirando de nuestro
cuerpo); o en la relación entre los cuerpos y el espacio. Esto confiere una forma y energía que
atrae al espectador, genera contraste.
-Omisión y equivalencia: se acciona con un objeto o fuerza externa que luego será omitida, y
para lograr el equivalente, se deben trasladar las fuerzas, para que el sistema funcione como
funcionaba originalmente. Es decir, restaurar la fuerza que me generaba tener el objeto.
Por ejemplo: Para empujar una pared como si quisiese derribarla, uno se posiciona con un pie
por delante del otro, la pierna que está por delante de la otra flexiona la rodilla y la que está por
detrás se mantiene estirada recibiendo el peso del cuerpo y presionando para ejercer fuerza, la
espalda se encorva ligeramente manteniendo la fuerza que ejercen los brazos que se
extienden hacia la pared. Cuando uno omite la pared, y tiene que recrear ese juego de
tensiones y fuerzas: el peso del cuerpo vá a ir a depositarse en la pierna delantera, mientras
que la fuerza que retenía la pared vá a tener que ser ejecutada por nuestro mismos brazos
creando oposición con nuestro tórax que emitirá fuerza hacia adelante. Así uno restaura las
fuerzas y tensiones que sostenían la acción original.
Todas las acciones se pueden subdividir en tres fases: impulso, desarrollo y final. La tarea del
actor está en reconocerlas y dominarlas.
Donde termina una acción empieza el impulso de la otra, así se da la continuidad.
Se puede reconocer en las acciones un nivel de organización narrativo y un nivel de
organización dinámica, éste último es el que responde a la pre-expresividad.
El primero (narrativo) es el que nos habla del qué, el sentido, el resultado expresivo.
El segundo (dinámico) nos habla de lo sensorial, la forma: el cómo.
El actor debe ser real, no realista. Construyendo la expresividad del personaje podemos
diferenciar entre:
ACCIÓN INTERNA: imagen interna con la que el actor se sirve para tener una acción precisa y
es la que sostiene la acción: con la que el actor se organiza, un subtexto.
Siempre en el teatro hay un juego entre lo que se vé y lo que no se vé. Por ejemplo, abrazar a
alguien como si estuvieras abrazando un alambre de púas, acariciarlo como si estuvieras
acariciando un bebé. Son estímulos muy concretos en el plano dinámico, sin llegar a estar
representandolos, es decir, puedo estar abrazando a alguien con la calidad de fuerza con la
que abrazaría un alambre de púas pero si en mi gestualidad facial aparece también esa
imagen, dejo de jugar en la dinámica de lo que se vé y lo que no se deja ver, deja de ser
atractivo. Imágenes internas para llegar al resultado expresivo de la ACCIÓN EXTERNA.
Durante y a lo largo de las clases, ponemos en práctica estos conceptos mediante diferentes
ejercicios físicos. Teniendo en cuenta condiciones biomecánicas: fuerza, resistencia,
flexibilidad, velocidad. En algunos aspectos nos puede ayudar la alegoría del actor con el
deportista. Ambos se encuentran conectados y atentos a muchos planos diferentes, sucede
con el sats: cómo se organiza el cuerpo para reaccionar ante algo, el impulso de una acción
que aún se ignora y que puede tomar cualquier dirección.
Lo primero que hacemos en las clases es entrar al cuerpo, concientizar la respiración. Una
preparación física, un calentamiento y estiramiento particular y general de músculos y
articulaciones para liberar tensiones, airear articulaciones y así poner el cuerpo disponible. De
a poco dejar el cuerpo cotidiano, pasando por el cuello, los músculos de la cara, mandíbula
(masajeando las zonas), los hombros, brazos y manos, el tórax, la columna vertebral, las
caderas, la pelvis, piernas, rodillas y pies.
Se trabaja sobre las condiciones biomecánicas: Fuerza, resistencia, flexibilidad, velocidad.
Caminamos por el espacio, siempre con la mirada presente, proyectada. Rodillas levemente
flexionadas controlando el peso del cuerpo, que no pesen los pies, que no retumben nuestros
pasos. Variando ritmos, velocidades, y niveles. Equilibrando los espacios vacíos y conscientes
en relación a los otros cuerpos.
Luego individualmente cada uno omite la fuerza que ejercía la compañera/o manteniendo el
juego de tensiones que se generaban en el ejercicio con el otro, imaginando que esa presión
todavía está.