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Neurodesarrollo normal - Slideshare

https://es.slideshare.net/RomanGascaVillanueva/neurodesarrollo-normal
El neurodesarrollo es el nombre que recibe el proceso natural de
formación del sistema nervioso desde que nacemos hasta la edad adulta.

Se trata de una construcción morfológica y funcional excepcional,


perfectamente diseñada por dos arquitectos fundamentales: los genes y la
experiencia.

Gracias a ellos, se irán desarrollando las conexiones neuronales. Éstas se


organizarán en una compleja red que será la responsable de las funciones
cognitivas, como la atención, la memoria, la motricidad, etc.

Los genes y el entorno en el que se desarrolla el individuo, suelen


interactuar entre ellos e influir en el desarrollo de manera conjunta. Sin
embargo, el grado de participación de cada uno parece variar según la
etapa del desarrollo en la que nos encontremos.

Así, durante el desarrollo embrionario, la principal influencia proviene de la


genética. En este periodo, los genes determinarán la adecuada formación y
organización de los circuitos cerebrales. Tanto los asociados con funciones
vitales (tronco encefálico, tálamo, hipotálamo…), como aquellos que
constituyen las áreas corticales cerebrales (áreas sensitivas, motoras o de
asociación).

A través de numerosísimos estudios se sabe que el neurodesarrollo


continúa hasta el final de la adolescencia o adultez temprana. No obstante,
el bebé ya nace con un cerebro sorprendentemente desarrollado en su
organización.

Con excepción de algunos núcleos neuronales concretos, casi todas


las neuronas se crean antes del nacimiento. Además, surgen en una parte
del cerebro distinta a su residencia final.

Más adelante, las neuronas deberán desplazarse a través del cerebro para
colocarse en el lugar que les corresponde. Este proceso se llama migración,
y está genéticamente programado.

Si hay fallos en este periodo, es posible que surjan trastornos del


neurodesarrollo como la agenesia del cuerpo calloso o lisencefalia. Aunque
también se ha asociado con trastornos como la esquizofrenia o el autismo.

Una vez situadas, las neuronas establecen multitud de conexiones entre


ellas. A través de estas conexiones, surgirán las funciones cognitivas,
socioemocionales y conductuales que constituirán la identidad de cada
persona.
El entorno comienza a ejercer sus efectos una vez que el bebé nace. A
partir de ese momento, el individuo se expondrá a un ambiente
demandante que modificará parte de sus redes neuronales.

Además, surgirán conexiones nuevas para adaptarse al contexto histórico y


cultural en el que se encuentra. Estos cambios plásticos cerebrales son
fruto de la interacción entre los genes neuronales y el entorno, lo que se
conoce como epigenética.

Esta afirmación de Sandra Aamodt y Sam Wang (2008) te ayudarán a


comprender la idea:

“Los bebés no son esponjas a la espera de empaparse de todo lo que les


ocurra. Vienen al mundo con cerebros que están listos para buscar ciertas
experiencias en determinadas fases del desarrollo”

Etapas anatómicas del neurodesarrollo


De forma general, se pueden definir dos fases concretas del
neurodesarrollo. Estas son la neurogénesis o formación del sistema
nervioso, y la maduración cerebral.

Como se mencionó, este proceso parece finalizar al principio de la edad


adulta, con la maduración de las áreas prefrontales del cerebro.

Primero se desarrollan las partes más primitivas y básicas del sistema


nervioso. Progresivamente se forman aquellas de mayor complejidad y
evolución, como la corteza cerebral.

El sistema nervioso humano se empieza a desarrollar aproximadamente 18


días después de la fertilización. En ese momento el embrión posee tres
capas: el epiblasto, el hipoblasto y el amnios.

El epiblasto e hipoblasto poco a poco dan lugar a un disco compuesto por


tres capas celulares: el mesodermo, el ectodermo y el endodermo.

Sobre las 3 o 4 semanas de gestación comienza a formarse el tubo neural.


Para ello se desarrollan dos engrosamientos que se unen entre sí formando
el tubo.

Uno de sus extremos dará lugar a la médula espinal, mientras que del otro
surgirá el cerebro. El hueco del tubo se convertirá en los ventrículos
cerebrales.

Sobre el día 32 de gestación, se habrán formado 6 vesículas que originarán


el sistema nervioso tal como lo conocemos. Éstas son:

– La médula espinal

– El mielencéfalo, que dará lugar al bulbo raquídeo.


– El metencéfalo, que originará el cerebelo y el puente.

– El mesencéfalo, que se convertirá en el tegmento, la lámina cuadrigémina


y los pedúnculos cerebrales.

– El diencéfalo, que evolucionará en el tálamo e hipotálamo.

– El telencéfalo. Del que surgirá parte del hipotálamo, el sistema límbico, el


cuerpo estriado, los ganglios basales y la corteza cerebral.

Sobre las 7 semanas, los hemisferios cerebrales crecen y se empiezan a


desarrollar los surcos y las circunvoluciones.

A los tres meses de gestación, estos hemisferios se podrán diferenciar


claramente. El bulbo olfatorio, el hipocampo, el sistema límbico, los
ganglios basales y la corteza cerebral surgirán.

En cuanto a los lóbulos, primero la corteza se expande rostralmente para


formar los lóbulos frontales, luego los parietales. A continuación, se
desarrollarán los occipitales y temporales.

Por otro lado, la maduración cerebral va a depender de procesos celulares


como el crecimiento de axones y dendritas, la sinaptogénesis, la muerte
celular programada y la mielinización. Se explican al final del siguiente
aparatado.
Etapas celulares del neurodesarrollo

Hay cuatro mecanismos celulares principales responsables de la formación


y maduración del sistema nervioso:

Proliferación

Se trata del nacimiento de las células nerviosas. Éstas surgen en el tubo


neural, y se denominan neuroblastos. Posteriormente se diferenciarán en
neuronas y células gliales. El máximo nivel de proliferación celular se
produce sobre los 2 a 4 meses de gestación.

A diferencia de las neuronas, las células gliales (de sostén) continúan la


proliferación después del nacimiento.

Migración
Una vez formada la célula nerviosa, ésta se encuentra siempre en
movimiento, y posee información sobre su localización definitiva en el
sistema nervioso.

La migración comienza desde los ventrículos cerebrales y todas las células


que migran aún son neuroblastos.

A través de distintos mecanismos, las neuronas llegan a su lugar


correspondiente. Uno de ellos es a mediante la glía radial. Es un tipo
de célula glial que ayuda a migrar a la neurona a través de unos “alambres”
de soporte. Las neuronas pueden desplazarse también por atracción por
otras neuronas.

La máxima migración ocurre entre los 3 y 5 meses de vida intrauterina.

Diferenciación

Una vez que llega a su destino, la célula nerviosa empieza a adoptar una
apariencia distintiva. Los neuroblastos pueden convertirse en diferentes
tipos de células nerviosas.

En qué tipo se transformen dependerá de la información que posea la


célula, así como de la influencia de las células vecinas. De esta forma,
algunas poseen una autoorganización intrínseca, mientras que otras
necesitan la influencia del entorno neuronal para diferenciarse.

Muerte celular

La muerte celular programada o apoptosis es un mecanismo natural


marcado genéticamente en el que se destruyen células y conexiones
innecesarias.
Al principio, nuestro organismo crea muchas más neuronas y conexiones de
la cuenta. En esta etapa, se desechan las sobrantes. De hecho, la gran
mayoría de las neuronas en la médula espinal y algunas zonas del encéfalo
mueren antes de que nazcamos.

Algunos criterios que tiene nuestro organismo para eliminar neuronas y


conexiones son: la existencia de conexiones incorrectas, el tamaño del área
de la superficie corporal, competencia a la hora de establecer sinapsis,
niveles de sustancias químicas, etc.

Por otra parte, la maduración cerebral está encaminada principalmente a


continuar con la organización, diferenciación y conectividad celular. En
concreto, estos procesos son:

Crecimiento de axones y dendritas

Los axones son prolongaciones de las neuronas, similares a unos cables,


que permiten conexiones entre áreas lejanas del cerebro.

Éstos reconocen su camino por una afinidad química con la neurona meta.
Poseen marcadores químicos en fases concretas del desarrollo que
desaparecen una vez que se han conectado con la neurona deseada. Los
axones crecen muy rápidamente, lo que puede ya observarse en la etapa
de migración.

Mientras que las dendritas, las ramificaciones pequeñas de las neuronas,


crecen más lentamente. Comienzan a desarrollarse a los 7 meses de
gestación, cuando ya las células nerviosas se han situado en su
correspondiente lugar. Este desarrollo continúa después del nacimiento y
cambia según la estimulación ambiental recibida.

Sinaptogénesis
La sinaptogénesis se trata de la formación de sinapsis, que es el contacto
entre dos neuronas para intercambiar información.

Las primeras sinapsis pueden observarse sobre el quinto mes de desarrollo


intrauterino. Al principio, se establecen muchas más sinapsis de la cuenta
que luego se van eliminando si no son necesarias.

Curiosamente, la cantidad de sinapsis disminuye con la edad. De forma


que, una menor densidad sináptica se relaciona con capacidades cognitivas
más desarrolladas y eficientes.

Mielinización

Es un proceso caracterizado por el recubrimiento de mielina de los axones.


Las células gliales son las que producen esta sustancia, que sirve para que
los impulsos eléctricos viajen más rápido por los axones y se gaste menos
energía.

La mielinización es un proceso lento que comienza a los tres meses de la


fecundación. Luego ocurre en periodos diferentes según el área del sistema
nervioso que se encuentre en desarrollo.

Una de las primeras zonas en mielinizarse es el tallo cerebral, mientras que


la última es el área prefrontal.

La mielinización de una parte del cerebro se corresponde con un


perfeccionamiento de la función cognitiva que esa área tiene.

Por ejemplo, se ha observado que cuando las áreas cerebrales del lenguaje
se están cubriendo de mielina, se produce un refinamiento y avance en las
capacidades lingüísticas del niño.
Neurodesarrollo y aparición de habilidades

A medida que nuestro neurodesarrollo avanza, nuestras capacidades van


progresando. Así, nuestro repertorio de conductas cada vez se va volviendo
más amplio.

Autonomía motora

Los 3 primeros años de vida van a ser fundamentales para alcanzar el


dominio de las habilidades motoras voluntarias.

El movimiento es tan importante que las células que lo regulan se


distribuye ampliamente por todo el sistema nervioso. De hecho,
aproximadamente la mitad de las células nerviosas de un cerebro
desarrollado se dedica a planificar y coordinar los movimientos.
Un recién nacido sólo presentará reflejos motores de succión, búsqueda,
prensión, de moro, etc. A las 6 semanas, el bebé ya podrá seguir objetos
con la vista.

A los 3 meses puede sostener la cabeza, controlar voluntariamente el


agarre y el chupeteo. Mientras que, a los 9 meses, podrá sentarse solo,
gatear y tomar objetos.

Al alcanzar los 3 años, el niño ya podrá caminar solo, correr, saltar, y subir
y bajar escaleras. También será capaz de controlar los esfínteres, y
expresar sus primeras palabras. Además, ya comienza a observarse la
preferencia manual. Es decir, si es diestro o zurdo.

Neurodesarrollo del lenguaje

Después de un desarrollo tan acelerado desde el nacimiento hasta los 3


años, el progreso se empieza a enlentecer hasta los 10 años. Mientras, se
siguen creando nuevos circuitos neuronales y mielinizándose más áreas.

Durante esos años, se comienza a desarrollar el lenguaje para comprender


el mundo exterior y construir el pensamiento y relacionarse con los demás.

De los 3 a los 6 años se produce una importante ampliación del


vocabulario. En estos años, se pasa de unas 100 palabras a unas 2000.
Mientras que de los 6 a los 10, se va desarrollando el pensamiento formal.

A pesar de que la estimulación ambiental es fundamental para un correcto


desarrollo del lenguaje, la adquisición del lenguaje se debe sobre todo a la
maduración cerebral.

Neurodesarrollo de la identidad
Desde los 10 años hasta los 20, se producen importantes cambios en el
cuerpo. Así como cambios psicológicos, de autonomía y relaciones sociales.

Las bases de este proceso están en la adolescencia, que se caracteriza


principalmente por la maduración sexual provocada por el hipotálamo. Las
hormonas sexuales comenzarán a segregarse, influyendo en el desarrollo
de caracteres sexuales.

Al mismo tiempo, se va definiendo poco a poco la personalidad y la


identidad. Algo que puede continuar prácticamente durante toda la vida.

Durante estos años, las redes neuronales se reorganizan y muchas siguen


mielinizándose. El área cerebral que se termina de desarrollar en esta fase
es la región prefrontal. Ésta es la que nos ayuda a tomar buenas
decisiones, planificar, analizar, reflexionar y frenar impulsos o emociones
inadecuadas.
Trastornos del neurodesarrollo

Cuando se da alguna alteración en el desarrollo o crecimiento del sistema


nervioso, es habitual que aparezcan diversos trastornos.

Dichos trastornos pueden afectar a la capacidad de aprendizaje, a la


atención, memoria, autocontrol… que se van haciendo visibles a medida
que el niño crece.

Cada trastorno es muy diferente según qué fallo se haya dado y en qué
etapa y proceso del neurodesarrollo haya sucedido.

Por ejemplo, hay enfermedades que ocurren en etapas de desarrollo


embrionario. Por ejemplo, las debidas a un mal cierre del tubo neural. Por
lo general, el bebé sobrevive en pocas ocasiones. Algunas de ellas son
la anencefalia y el encefalocele.
Normalmente conllevan alteraciones neurológicas y neuropsicológicas
graves, habitualmente con crisis convulsivas.

Otros trastornos se corresponden con fallos en el proceso de migración.


Esta etapa es sensible a problemas genéticos, infecciones y alteraciones
vasculares.

Si los neuroblastos no se colocan en su lugar correspondiente, pueden


aparecer anormalidades en los surcos o giros del cerebro dando lugar a
micropoligiria. También se asocian estas anormalidades con la agenesia del
cuerpo calloso, trastornos de aprendizaje como la dislexia, el autismo, el
TDAH o la esquizofrenia.

Mientras que, problemas en la diferenciación neuronal pueden provocar


alteraciones en la formación de la corteza cerebral. Esto daría lugar a
discapacidad intelectual.

Además, un daño cerebral temprano puede perjudicar el desarrollo del


cerebro. Cuando el tejido cerebral de un niño se lesiona, no hay una nueva
proliferación neuronal para compensar la pérdida. Sin embargo, en los
niños el cerebro es muy plástico y con el adecuado tratamiento sus células
se reorganizarán para paliar los déficits.

Mientras que, las anormalidades en la mielinización también se han


asociado a ciertas patologías como la leucodistrofia.

Otros trastornos del neurodesarrollo son los trastornos motores,


los trastornos de tics, la parálisis cerebral, los trastornos del lenguaje,
síndromes genéticos o el trastorno del alcoholismo fetal.

Durante el período prenatal, el cerebro experimenta un extraordinario proceso de


desarrollo. En la semana 7 de gestación, la producción de neuronas
comienza al asombroso ritmo de 250.000 por minuto. Al final del segundo
trimestre, se producen miles de millones de neuronas. Después de este tiempo se
producen comparativamente muy pocas.

Otro logro sorprendente del cerebro fetal en crecimiento es la formación de las


conexiones entre las neuronas. En la decimosexta semana de gestación, las
conexiones neuronales se activan a medida que las sinapsis se forman
rápidamente. Dado el dramático cambio en el desarrollo cerebral que ocurre antes
del nacimiento, el período prenatal es a la vez ventana de oportunidades y un
período de gran vulnerabilidad.

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