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✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención de
consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi mente
y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar, sorprender,
seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino hacia
la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás
vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del Padre.
Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus pequeños;
hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la intimidad de
Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que conversabas con Juan;
recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce en el Cenáculo..., lleno
de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable todavía de él y me enseñe a
hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y el resplandor de la llama (G.
CANOVAI, Suscipe Domine).
«HE VENIDO A TRAER FUEGO A LA TIERRA»
«Judea. Jesús sigue hablando a sus discípulos».
«He venido a traer fuego a la tierra. Tengo que recibir un bautismo».
«No he venido a traer la paz, sino la división».
«De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos
tres contra dos y dos contra tres».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada Cf. Sal 77, 23-25
El Señor abrió las compuertas del cielo; hizo llover sobre ellos maná, les dio un pan del
cielo; y el hombre comió pan de ángeles.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
Señor, en mi vida diaria encuentro muchas ocasiones en las que no me acuerdo de Ti. Te
pido que no dejes de llamar mi atención para que pueda permanecer a tu lado y, así,
pueda amarte.
• Señor Jesús, gracias por estar junto a mí en este nuevo día. Gracias por acompañarme
en mi caminar y no dejarme nunca sólo. Te pido que me ayudes a escuchar tu palabra y
poder así, vivir coherentemente con ella haciendo que toda mi vida de gloria al Padre..
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• Quiero decirte también Jesús, que junto con el amor que te tengo, descubro en mi
interior una contradicción, porque mis obras muchas veces me alejan de Ti. Sé que la
razón de mi alejamiento son mis opciones libres de escoger el pecado. Ayúdame a escoger
bien, que el amor triunfe sobre el egoísmo, y que confiando cada día más en tu infinita
misericordia viva con cada vez mayor firmeza mi vida cristiana.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Señor Dios nuestro: Tú nos has hecho libres en Cristo, libres de nuestro egoísmo, libres
de la vergüenza y del miedo, libres para la vida y el servicio. Oh Dios nuestro, acepta
nuestra acción de gracias por este formidable don gratuito. Danos fuerza, día a día, para
crecer en esta libertad y para ayudar a nuestro pequeño o ancho mundo a alcanzar la
misma libertad contra el pecado y sus consecuencias: como son la injusticia, el sufrimiento
y la opresión. Y que un día podamos ser plenamente libres en tu mansión eterna, por
Jesucristo tu hijo nuestro Señor.
Oh, Dios, que por el Misterio pascual de tu Unigénito realizaste la redención de los
hombres, concédenos por tu bondad experimentar el aumento continuo de tu salvación a
quienes, celebrando los sacramentos, proclamamos con fe la muerte y Resurrección de
Cristo. Él, que vive y reina contigo.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Efesios 3, 14-21
Que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; así llegaréis a vuestra plenitud,
según la plenitud total de Dios.
Hermanos:
14 Doblo mis rodillas ante el Padre,
15 de quien procede toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que, conforme a la riqueza de su gloria, os robustezca con la fuerza de su Espíritu,
de modo que crezcáis interiormente.
17 Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que viváis arraigados y
fundamentados en el amor.
18 Así podréis comprender, junto con todos los creyentes, cuál es la anchura, la longitud,
la altura y la profundidad
19 del amor de Cristo, un amor que supera todo conocimiento y que os llena de la plenitud
misma de Dios.
20 A Dios, que tiene poder sobre todas las cosas y que, en virtud de la fuerza con la que
actúa en nosotros, es capaz de hacer mucho más de lo que nosotros pedimos o pensamos,
21 a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por siempre y para siempre. Amén.
PALABRA DE DIOS. R/TE ALABAMOS, SEÑOR
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Meditatio
Una de las oraciones más hermosas que podemos encontrar en la Sagrada Escritura es
esta que dirige san Pablo al Padre, para que cada uno de nosotros pueda TENER LA
EXPERIENCIA DEL AMOR DE DIOS. En esta oración primero pide que podamos conocer
este amor, pero luego dice "que puedan experimentar". Y es que es muy distinto saber
que una persona me ama a sentirme realmente amado. Esto es lo que hace la diferencia
en un matrimonio, en una familia o en una amistad.
Puede ser que todos sepamos que nuestro papá, nuestro cónyuge o hijos nos aman, pero
la pregunta sería, ¿realmente me siento amado por ellos? ¿su amor es de tal modo
manifiesto que lo percibo y me siento amado? Muchos problemas de desintegración
familiar tienen como origen "no la falta de amor entre padres e hijos", sino la falta de la
EXPERIENCIA amorosa entre ellos. Lo mismo sucede con Dios.
Yo creo que todos los cristianos sabemos que Dios nos ama, pero ¿realmente nos sentimos
amados por él? Si tú no te sientes amado por Dios, no es porque Dios no manifieste su
amor hacia ti, sino porque muchas veces nosotros hemos cerrado la puerta a este amor:
no oramos, no participamos de los sacramentos con devoción sino con prisas, no leemos
la Escritura. Dios quiere que tú experimentes este amor. Ábrete al Espíritu Santo que es
el amor de Dios y pídele tener esta experiencia.
Oratio
Señor, gracias porque siempre estás buscando la manera de que yo me dé cuenta y sea
consciente de que me amas profundamente. En este día quiero pedirte que me des la
gracia de ser un signo de tu amor para aquellos que no te conocen, es mi deseo que
puedas usarme como un instrumento para dar de tu amor a aquellos que tanto lo
necesitan.
Actio
Hoy seré muy explícito al decirles a mis seres queridos que los amo y que son sumamente
importantes para mí.
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• Pablo nos anunciaba ayer las maravillas del misterio del amor de Dios que, escondido
durante siglos, ha sido revelado en Cristo. Hoy, del asombro que ejercía sobre él este
misterio brota una vibrante oración de amor. El apóstol cae de rodillas ante el Padre,
origen de toda familia en el cielo y en la tierra (v. 15), y le pide que los cristianos de Efeso
sean robustecidos con poder en su interior por el Espíritu Santo (v. 16). Pablo pide en
sustancia que su fe sea auténtica y vigorosa, para que Cristo habite en sus corazones y,
por esta razón, pueda crecer en ellos el elemento típico y fundador de la pertenencia a
Dios en Cristo Jesús: la caridad.
Pablo sabe que sólo los que están «arraigados y fundamentados en el amor» (v. 17), en
comunión con los otros creyentes, se encuentran en condiciones de comprender «la
anchura, la longitud, la altura y la profundidad» del amor que supera con mucho toda
medida y categoría humanas (v. 18). Y es que, efectivamente, es por Dios y con la energía
de Dios como podemos llevar a cabo nuestra estupenda vocación: la de ser colmados «de
la plenitud misma de Dios» (v. 19).
Siempre con el impulso de una profunda admiración, Pablo expresa su alabanza a un Dios
que tiene el poder de obrar cosas mucho más grandes de lo que requieren nuestras
peticiones y nuestras mismas aspiraciones.
Sentimos vibrar en toda la perícopa un conocimiento del misterio de Dios que no es fruto
del esfuerzo intelectual, sino de un amor estupefacto, que brota de una actitud
profundamente interior y contemplativa.
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✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 32,1-2.4-5.11-12.18-19
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor
con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y
el derecho, y su misericordia llena la tierra.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Pero el plan del Señor subsiste por siempre, los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
R/. La misericordia del Señor llena la tierra.
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
49-53. Con una mirada retrospectiva a 3,16, Lucas presenta la razón fundamental de la
oposición a Jesús y a sus discípulos, y de las oposiciones dentro de la Iglesia.
Cómo interpretar el presente (cf. Mt 10,34-36). Estas sentencias, originalmente aisladas,
están unidas aquí de manera bastante libre. Los vv. 49-50 nos permiten atisbar las
profundidades del espíritu de Jesús que se pronuncia sobre su propia misión, a traer fuego
sobre la tierra: El fuego es habitualmente una figura del juicio (cf. 3,16-17); aquí parece
tratarse del fuego que separará y purificará a los que están destinados para el reino.
Actuará a través de la palabra de Jesús y el Espíritu. Cf. el Evangelio de Tomás, § 9.
49. fuego: La naturaleza del mensaje de Jesús es purificar y hacer que la gente distinga
entre la escoria y lo auténtico.
50. bautismo: Bautizar «no es utilizado aquí como referencia al rito del bautismo, sino
como metáfora de ser vencido por la catástrofe ... » (Marshall, Cospel 547). En obediencia
a la voluntad de Dios, avanza Jesús en su camino hacia Jerusalén y hacia su éxodo (9,3 1
), afrontando, resueltamente, toda oposición.
Un bautismo con el que ser bautizado: Jesús se refiere a su pasión inminente, en la
que se «sumergirá». La imagen deriva del AT (cf. Sal 124,4-5) y señala las profundidades
de la tristeza y del dolor que le aguardan según su condición humana. Cf. Mc 10,38 (el
martirio de Jesús).
Me angustio: El verbo griego synechomai implica un matiz de ansiedad o congoja, una
fuerza intolerable frente a la que no es posible dominarse (cf. V. Taylor, Jesús and His
Sacrifice [Londres, 1937], 164-67; O. Cullmann, Early Christian Worship [Chicago, 1953],
19).
51-53. no a traer la paz: Esto no está en contradicción con 1,79 o 7,50. Jesús no tolerará
la paz a cualquier precio. Su afirmación es de tono irónico. No es su intención apoyar la
tranquilidad del status quo, sino traer la espada que separará a los hambrientos de los
satisfechos.
53. el padre estará dividido contra el hijo... : Quizá el trasfondo de este versículo sea
Miq 7,6. Pero lo más importante es que parece que Lucas ha enmarcado el tema de la paz
en este versículo y en el v. 52. Estos versículos deberían leerse, sin embargo, teniendo en
mente el programático 2,34-35. La paz no puede obtenerse a cualquier precio, sobre todo
a costa del compromiso con la palabra de Dios. No obstante, aun en medio de situaciones
violentas, el Jesús lucano llama al perdón, a la reconciliación (p.ej., 9,51-56) y al amor a
los enemigos (6,27-36).
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No paz, no division. Como apéndice a las instrucciones precedentes, Jesús realiza algo
así como un balance de su misión, una mision que desea ardientemente llevar a su
consumacion con el «bautismo» de la pasion. La finalidad que persigue Jesus es «prender
fuego a la tierra», irradiando la buena nueva del Reino de Dios (la imagen del fuego podria
referirse al juicio, pero tambien podemos conectarla con el don del Espiritu: 3,16; Hch
2,3ss). Ahora bien, en vez de la paz, ha traldo la division, como ya ha mostrado el
evangelio en otras ocasiones y como ya habia profetizado el anciano Simeon (2,34). La
adhesion a su mensaje o el rechazo del mismo no afectan solo a la relacion entre el y las
personas particulares, sino tambien a las de los hombres entre ellos.
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Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con
sincero corazón. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Lucas 12,49-53
Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta algunas frases sueltas de Jesús. La primera sobre el
fuego sobre la tierra la tiene sólo Lucas. Las otras tienen frases más o menos paralelas en
Mateo. Esto nos remite al problema del origen de la composición de estos dos evangelios
que hizo correr ya mucha tinta a lo largo de los últimos dos siglos y se resolverá
plenamente sólo cuando podamos conversar con Mateo y Lucas, después de nuestra
resurrección.
• Lucas 12,49-50: Jesús, vino a traer fuego sobre la tierra. "He venido a arrojar un
fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya hubiera prendido! Con un bautismo tengo
que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla!” La imagen del fuego
vuelve muchas veces en la Biblia y no tiene un sentido único. Puede ser imagen de la
devastación y del castigo y puede también ser la imagen de la purificación y de la
iluminación (Is 1,25; Zc 13,9). Puede evocar hasta protección como vemos en Isaías: Si
pasas en medio de las llamas, no te quemarás” (Is 43,2). Juan Bautista bautizaba con
agua, pero después de él, Jesús habría de bautizar por medio del fuego (Lc 3,16). Aquí,
la imagen del fuego es asociada a la acción del Espíritu Santo que descendió el día de
Pentecostés bajo la imagen de lenguas de fuego (He 2,2-4). Las imágenes y los símbolos
no tienen nunca un sentido obligatorio, totalmente definido, que no permita divergencia.
En este caso ya no sería ni una imagen, ni un símbolo. Es típico de la naturaleza del
símbolo el provocar la imaginación de los oyentes y de los espectadores. Dejando la
libertad a los oyentes, la imagen del fuego combinado con la imagen del bautismo indica
la dirección en la que Jesús quiere que la gente dirija su imaginación. El bautismo es
asociado con el agua y es siempre expresión de un compromiso de Jesús con su pasión:.
¿Podéis ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?» . (Mc 10,38-39).
• Lucas 12,51-53: Jesús vino a traer la división. Jesús habla siempre de paz (Mt 5,9;
Mc 9,50; Lc 1,79; 10,5; 19,38; 24,36; Jo 14,27; 16,33; 20,21.26). Entonces ¿cómo
entender la frase del evangelio de hoy que parece decir lo contrario: “¿Creéis que estoy
aquí para poner paz en la tierra? No, os lo aseguro, sino división.”. Esta afirmación no
significa que Jesús estuviera a favor de la división. ¡No! Jesús no quiere la división. El
anuncio de la verdad que él, Jesús de Nazaret, era el Mesías se volvió motivo de mucha
división entre los judíos. Dentro de la misma familia o de la comunidad, unos estaban a
favor y otros radicalmente en contra. En este sentido la Buena Noticia de Jesús era
realmente una fuente de división, una “señal de contradicción” (Lc 2,34) o como decía
Jesús: “Estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra
la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.”
Era lo que estaba ocurriendo, de hecho en las familias y en las comunidades: muchas
divisiones, mucha discusión, como consecuencia del anuncio de la Buena Noticia entre los
judíos de aquella época, unos aceptando, otros negando. Lo mismo vale para el anuncio
de la fraternidad como valor supremo de la convivencia humana. No todos concordaban
con este anuncio, pues preferían mantener sus privilegios. Por esto, no tenían miedo de
perseguir lo que anunciaban la fraternidad y el compartir. Esta es la división que surgía y
que está en el origen de la pasión y de la muerte de Jesús. Era lo que estaba aconteciendo.
Lo que pensaba la gente. Jesús quiere la unión de todos en la verdad (cf. Jn 17,17-23).
Hasta hoy es así. Muchas veces, allí donde la Iglesia se renueva, el llamado de la Buena
Noticia se vuelve una “señal de contradicción” y de división. Personas que durante años
vivieron acomodadas en la rutina de su vida cristiana, y que ya no quieren ser
incomodadas por las “innovaciones” del Vaticano II. Incomodadas por los cambios, usan
toda su inteligencia para encontrar argumentos en defensa de sus opiniones y para
condenar los cambios como contrarios a lo que ellas piensan ser la verdadera fe.
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Del fragmento de san Pablo que hemos leído hoy se desprende una clara contraposición
entre lo que los destinatarios de la carta eran en un tiempo, cuando eran esclavos del
pecado, y lo que son ahora. Es posible que para nosotros esta realidad no sea tan clara:
no hay en nosotros un pasado de impureza y desorden absoluto y un hoy de santidad y
justicia, sino un camino de conversión en acto para llegar a ser según el corazón de Dios.
Necesitamos ponernos a mendigar a diario la gracia del poder de la cruz, a invocar el don
del Espíritu. Si constatamos nuestra lentitud en el camino de conversión, nos tranquiliza
la certeza de que Dios es paciente y quiere atarnos a él de un modo cada vez más estrecho,
para que podamos saborear qué grande es la libertad que deriva de nuestra pertenencia
a él.
Sí, es paradójico, pero -como atestiguan los santos cuanto más somos poseídos por Dios,
tanto más libres estamos de todo. No son éstas realidades comprensibles a la razón: sólo
quien las vive las puede reconocer fácilmente. Jesús nos habla en el evangelio de hoy del
deseo que le consume de llevar a cabo la misión que le ha dado el Padre, aunque sabe
demasiado bien lo que comporta el paso cruento a través de la cruz. Las mismas
disposiciones interiores, el mismo anhelo de seguir a Jesús, a cualquier precio, se
encuentran en el cristiano que ha adquirido la verdadera libertad haciéndose, por propia
voluntad, esclavo de un Dios que es Amor.
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Jesús en este capítulo está hablando de la necesidad de ser fieles al Evangelio, de estar
preparados. Esta fidelidad al Evangelio nos puede llevar, incluso, a encontrarnos con
problemas aun dentro de nuestra propia familia. Dado que el Reino es una invitación que
se hace de manera personal, hay quien puede, si no rechazarla, sí tomarla con menos
seriedad de la que el mismo Evangelio nos lo demanda.
Esto causará división, pues los criterios del mundo no van de acuerdo con los del
Evangelio. Cuando el fuego del amor de Dios arde en el corazón del cristiano, la vida no
siempre se ve como la ve el resto del mundo. Lo anterior no quiere decir que el cristiano
será el causante de la división, sino el mismo Evangelio que se opone al egoísmo, a la
mentira y a la injusticia.
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«Fuego» es el poder de Dios que purifica, su santidad que destruye la altivez de los
soberbios. «Fuego» es la vida de Jesus, su destino de pasión, de sufrimiento, de muerte
y de Pascua.
La «paz» que Cristo nos ha traido se concretará en la medida en que se de en nosotros
una conversion efectiva, con la consiguiente superacion del facil irenismo. Es preciso llegar
a descubrir cómo el punto verdadero de observacion para comprender todas las realidades
es el Calvario. Juan XXIII expresaba esta conviccion de fe en la homilia del comienzo de
su pontificado: «Es desde este monte santo desde donde debemos mirar las cosas
terrenas, juzgarlas y servirnos de ellas».
Jesús vino a romper los vinculos de los que se unen por la violencia y por el egoismo. Las
falsedades, las manipulaciones y los errores van a ser desenmascarados y condenados
sea quien sea el que los proponga y por muy extensa que sea su difusion. Vemos a nuestro
alrededor una reverencia y una sujecion crecientes, incluso por parte de los creyentes,
por los que defienden a ultranza, por ejemplo, todos los tipos de vida animal pero afirman
que recurrir al aborto para que no nazca un niño puede ser en ocasiones un derecho;
recogen fondos y firmas para proteger arboles ultracentenarios, pero proponen legalizar
la eutanasia; muestran admiracion frente a otras modalidades religiosas, sobre todo si
son exoticas, pero se horrorizan si intentas defender la presencia del crucifijo en las
escuelas.
Miremos a Cristo, escuchemos su Palabra y no nos dejemos subyugar por tantos falsos
profetas: la lectura del tiempo presente a la que Cristo invita a los suyos es algo demasiado
serio.
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El fuego de la vida. La sangre que Cristo derramó sobre la cruz provocó un incendio en
el que tantos corazones se han encendido y consumido con un fuego abrazador. Este
suceso ha hecho un quiebre total en la historia de la humanidad y en la vida de cada
hombre. Es Dios quien ha traído fuego al mundo a un precio que solo Él podía pagar.
Tenemos una oportunidad de oro para ser colaboradores al transmitir la conciencia de lo
que somos por pura gracia: Su creación más amada. Nuestra parte será transmitir y
propagar el fuego que llevamos dentro; si lo alimentamos, podremos satisfacer el deseo
que lleva Cristo en su interior: Ojalá el mundo ya estuviese ardiendo en amor.
Estemos atentos, porque el fuego que hemos recibido se puede ahogar si nos encerramos
en nosotros mismos y no lo transmitimos. Seremos tibios si, no encontrando una buena
razón para compartirlo, nos guardamos este don. Sería una pena que poco a poco se fuese
apagando.
Si aprendemos a valorar lo que Dios nos ha donado podremos convencernos de que
dejarnos quemar por el amor es la razón por la cual hemos nacido: para amar y ser
amados. La invitación que Cristo nos hace es amar apasionadamente hasta que los latidos
de nuestro corazón no solo le den vida a nuestro cuerpo, sino que den vida a toda nuestra
familia y a toda la Iglesia.
• Toda celebración eucarística a la vez que constituye un acto de culto público a Dios,
recuerda la vida y hechos concretos de nuestra existencia. Mientras nos nutrimos con el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos asimilamos a Él, recibimos en nosotros su amor, no
para retenerlo celosamente, sino para compartirlo con los demás. Esta lógica está inscrita
en la eucaristía, recibimos su amor en nosotros y lo compartimos con los demás. Esta es
la lógica eucarística. En ella, de hecho, contemplamos a Jesús como pan partido y donado,
sangre derramada por nuestra salvación. Es una presencia que, como un fuego, quema
en nosotros las actitudes egoístas, nos purifica de la tendencia a dar sólo cuando hemos
recibido, y enciende el deseo de hacernos, también nosotros, en unión con Jesús, pan
partido y sangre derramada por los hermanos. (Homilía de S.S. Francisco, de 201).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré compartir con alguien una experiencia concreta del amor de Dios.
www.BibliaStraubinger
51 s. Cf. Mt. 10, 34 s. Ésta es la explicación y el consuelo para los que están en inevitable
conflicto con familia o amigos por causa del Evangelio. Es necesario, dice S. Pablo, que la
división muestre quiénes son aprobados por Dios (1 Co. 11, 19). Cf. 14, 26.
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Jesús es, sin duda, un personaje cautivante que genera posiciones encontradas. Muchos
estarán de su lado y otros en su contra. Si bien sus palabras pueden generar violencia, en
realidad, su persona genera posturas que llevan a muchos a ejercer violencia. Así murió
Él, así murieron muchos mártires, así seguirán muriendo quienes lo sigan.
1. Admiración por la fuerza de las palabras de Jesús
Este Evangelio de Jesucristo, se debe contemplar más que usar el entendimiento y la
imaginación para comprender que es lo que Jesucristo nos quiere decir, y la diferencia es
que al contemplar descubrimos su sentido en el corazón, con recogimiento y admiración
por la fuerza de las palabras de Jesús en este relato y al utilizar el entendimiento y la
imaginación, esta profundización puede pasar por un simple repaso o una preocupación
que nos traiga desasosiego.
2. He venido a traer fuego a la tierra
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto
desearía que ya estuviera ardiendo! En este primer versículo, el Señor nos muestra que
arde de pasión y desea que los que lo siguen también se enciendan, es inflamen del
Espíritu Santo, de caridad y amor, espíritu de fuego que actúa a través de Cristo y el
Espíritu Santo.
Con congoja y angustia dice el Señor; Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio
mientras llega! En efecto, este fuego es El, y está ansioso hasta que llegue, es la cruz,
momento culminante de su fuego de amor, que lo sumerge, lo bautiza en la muerte con
triunfo sobre ella.
3. ¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra?
Y también nos dice: ¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo, no
he venido a traer paz, sino más bien división. Jesús dice esto, porque este fuego que Él
pone en la tierra va a exigir tomar partido por El. Va a incendiar a muchos, y por eso El
trae la división, no como un intento, sino como una consecuencia. Es el modo que tiene
El de formular la causalidad o permisión. Y este desacuerdo se la expresa llegando a lo
más entrañable de la vida: la familia. Para entender mejor, esta división familiar,
pensemos en este ejemplo; Si en grupo familiar se sigue una fe no cristiana, como
ejemplo, musulmana, y alguien de ese grupo familiar se convierte al cristianismo, ¿no
causa acaso una división?, o bien, si en un determinado país de ideas contrarias a las
enseñadas por Cristo se establece una comunidad cristiana, ¿acaso no causa revuelo?.
Como vemos, muy bien se cumplen a la letra las palabras del Señor.
4. El Mesías era llamado también la paz
La literatura profética, y más aún la rabínica, conocía el juicio previo a la venida del Mesías.
Tanto, que ésta fue caracterizada, sin más, con la frase elíptica de los dolores del Mesías,
es decir, los dolores que habrá para el alumbramiento o venida del Mesías. Pero, una vez
venido, lo había de poner todo en orden y paz. El Mesías era llamado también la Paz.
Cristo Mesías comienza rectificando este concepto mesiánico rabínico. El no vino a traer
la paz, sino la espada, la guerra. No es que el Príncipe de la Paz (Is 9:5) no venga a traer
la paz, sino que, por su doctrina aquí la espada —, va a ser ocasión de que con relación a
El haya guerra. No en vano es un signo de contradicción (Lc 2:34). Y esta guerra va a
llegar a ser dentro del mismo hogar (Miq 7:6).
5. Cristo, exige un amor supremo a Él
Ante esta lucha de la sangre y familia en torno a Cristo, ¿qué hacer? Dejarlo todo por El.
Así lo expresan los versículos de Mt 10, 37 y 38: El que ama al padre o a la madre más
que a mí, no es digno de mí. Y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de
mí. Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Cristo, exige un amor supremo a El sobre todas las cosas, proclama su misma divinidad,
ya que los valores que exige sacrificar son de ley natural. Sólo está por encima de estos
valores el amor de Dios. Y este amor exige aún más: El que no toma su cruz y camina
detrás de mí, no es digno de mí. Esta imagen de la cruz tomada sobre sí era familiar a los
judíos. Roma aplicaba esta pena. Varo había hecho crucificar a 2.000 judíos. Imagen
aterradora. Pero Cristo la exigía para ser dignos de Él. Y, además, la llevarán detrás de
Él. La enseñanza aquí de tomar la cruz no tiene sentido austero, sino el de persecución
violenta y martirio, que puede ser con la crucifixión. Lc (9:23) le da ya una adaptación
ascética, al decir que se ha de tomar la cruz de cada día. Por último, y para aclarar
definitivamente esto, Cristo hace la contraposición entre la vida del cuerpo y la del alma.
Perder la primera por Cristo es asegurar la segunda, ya que el alma no pueden matarla.
No se trata de decir que no interesa el cuerpo, sino destacar bien que Dios tiene el pleno
dominio y destino del hombre entero.
6. Sentirse compenetrado con el ideal de Cristo
Sentirse cristiano, es sentirse compenetrado con el ideal de Cristo, con el corazón
enardecido y encendido de amor por El, que nos estimula a ser apóstoles y a tomar la
antorcha del fuego del amor y la fe, llama que alumbra, que da luz, la Luz de Cristo.
Regresando al inicio de este Evangelio, Jesús nos ha dicho: He venido a traer fuego a la
tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Así es como rezamos; “Ven Espíritu
Santo”, llena nuestros corazones de fuego y enciende en nosotros el fuego de tu amor”
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
5. Buscando la unión, Jesús era causa de división. ¿Te ocurrió lo mismo alguna vez?
6. Ante los cambios en la Iglesia, ¿cómo me sitúo?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Por tu Iglesia, para que sea el fuego que prende en todo sarmiento seco y reaviva la
brasa oculta bajo la ceniza: te rogamos, Señor, óyenos.
Por los bautizados, para que no olviden el Espíritu en el que han sido creados: te rogamos,
Señor, óyenos.
Por nuestra asamblea, para que, purificada con el fuego de tu palabra, reconozca el ardor
que la hace vivir: te rogamos, Señor, óyenos.
Tú que nos enriqueces con tu propia vida, no permitas, Dios y Padre nuestro, que las
preocupaciones de esta tierra nos impidan vivir. Haz que nuestro corazón y nuestra mente
aspiren a las realidades de lo alto, y que tu Espíritu nos conceda afrontar con esperanza
la vida de cada día. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 Tu bautismo en el Jordán, Señor Jesús, me ha revelado el alcance de tu amor: Hijo de
Dios, nacido por nosotros. Tu bautismo de sangre, Señor, me ha redimido por tu amor:
fuego purificador de mis culpas. Tu resurrección, Señor, me ha mostrado el poder de tu
amor: promesa consoladora de vida eterna. Tu ascensión, Señor, me ha asegurado la
plenitud de tu amor: respiración vital y recreadora. Tu pentecostés, Señor, me inunda de
tu amor: certeza perenne de luz y calor. Oh Señor, «renueva la faz de la tierra» y también
mi vida. www.santaclaradeestella.es
3 ¡Aclamad con júbilo, justos, a Yahvé, que la alabanza es propia de hombres rectos! ¡Dad
gracias a Yahvé con la cítara, tocad con el arpa de diez cuerdas; (Sal 33,1-2) www.ocarm.org
4 ¡Padre nuestro que nos bendices aún en nuestras divisiones y discusiones familiares!
Que grande es tu misericordia; no nos abandonas, por el contrario, quieres nuestra
felicidad, nuestra unión y que sintamos el Fuego ardiente de tu amor con el Espíritu que
nos infundes y que es nuestro motor y dador de Vida. La verdadera paz y el vedadero
amor solo provienen de tu mano Dios mio. Por eso Hoy quiero implorarte que no permitas
apartarnos de Ti, porque reconocemos que cuando aceptamos la tentación, también
aceptamos el no tenerte como «protector»; faltos de luz, sin esperanza, con pleno hielo
en el corazón. ¡Ven Señor, y en Nombre de Jesús Amado, quémanos con tu fuego de
amor, con tu palabra viva y cortante, con los dones del Espiritu Santo, y que ese soplo de
fuego, sea purificador, maximizador de la fe, transformador y poseedor de nuestra vida
eterna. Amen. www.dario.res
5 No hay oracion. www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
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✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Oh Dios, Padre nuestro: Estos dones de pan y vino son humildes ofrendas, pero
representan todo el amor de que somos capaces. Dales vida, para que se conviertan en
el signo viviente de tu amor hacia los hombres, personificado en Jesucristo. Por medio de
él llena nuestras palabras triviales con un espíritu de servicio cariñoso que brote del
corazón. Y llena también nuestros torpes gestos de amor de los unos hacia los otros con
la integridad y plenitud del amor de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.
Al celebrar el memorial de nuestra salvación, suplicamos, Señor, tu clemencia, para que
este sacramento de piedad sea para nosotros signo de unidad y vínculo de caridad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Introducción a la plegaria eucarística
Centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido
de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas
de Dios y en la ofrenda del sacrificio.
a) Acción de gracias
El Señor esté con vosotros. R/ Y con tu espíritu. Levantemos el corazón R/ Lo tenemos
levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. R/ Es justo y necesario.
Prefacio I de la santísima Eucaristía. El sacrificio y el sacramento de Cristo.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en
todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y único sacerdote, al instituir el sacrificio de la eterna alianza se ofreció
el primero a ti como víctima de salvación, y nos mandó perpetuar esta ofrenda en memoria
suya. Su carne, inmolada por nosotros, es alimento que nos fortalece; su sangre,
derramada por nosotros, es bebida que nos purifica.
• Gracias Señor por haberme acompañado en este momento de oración. Ayúdame para
que renovado después de este encuentro contigo, pueda seguir adelante en mi vida
cristiana con valentía y con la esperanza de saber que cuento con tu auxilio y tu gracia.
Que nunca se apague el fuego que has prendido en mí, para que yo siga iluminando al
mundo con el fulgor de tu luz. Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Por eso, con los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones, y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
b) Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita las
alabanzas a Dios.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que
se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos
mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se realiza
el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque
esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para
el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada persona
de la tierra.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente
la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de
un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Jn 6, 51-52
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá
para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.
✞ ✞ ✞ Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro: Tu Hijo vino a traer fuego a la tierra; él mismo experimentó el
fuego de la condición de la vida humana. Haznos comprender, Señor, y aceptar que no
queremos paz a cualquier costo. Danos el fuego de tu Espíritu para que no busquemos
seguridad en la auto-satisfacción del status quo, sino que nos comprometamos a llevar a
cabo animosamente nuestra misión, como Jesús, Hijo tuyo y Señor nuestro que vive y
reina por los siglos de los siglos.
Te rogamos, Señor, que la participación en la mesa celestial nos santifique para que, por
el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, se afiance la unión de todos los hermanos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
– Pide la intercesión de María rezando esta oración:
Madre del Redentor, Virgen fecunda puerta del Cielo siempre abierta, estrella del mar ven
a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador, y permaneces siempre Virgen, recibe el saludo del ángel
Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores.
✞ ✞ ✞ Bendición
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en Cristo,
ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16