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Sección “A”
INTEGRANTES:
Ana Maribel Cortez
Carmen Diana González
Rocío Fabiola Maldonado
María Elizabeth Gayoso
Cynthia Raquel López
Oscar Rivarola González
Daniel Mieres Avalos
Pablo Delvalle
Jason Raúl Fretes
Año: 2.018
INDICE
INDICE ......................................................................................................................... 2
INTRODUCCIÓN ......................................................................................................... 3
1. Relación de psicopatologías implicadas en ámbito jurídico. Antecedentes............ 4
2. Insuficiencia de las facultades mentales................................................................ 5
2.1. Retraso mental .................................................................................................. 5
2.2. Trastorno mental y personalidad criminal. ......................................................... 6
3. Responsabilidad y punibilidad ............................................................................... 8
4. Imputabilidad. ........................................................................................................ 8
5. Trastorno Mental en el Código Penal Paraguayo. ................................................. 9
6. Trastorno Mental en la Ley Nº 1286 / código procesal penal. ................................ 9
7. La imputabilidad con base psicológica .................................................................10
8. Mérito para aplicar la imputabilidad ......................................................................10
9. Incidencia del problema mental en la Acción y tipicidad .......................................10
10. Problemática Nacional de los trastornos Mentales............................................12
CONCLUSIÓN ............................................................................................................13
BIBLIOGRAFIA SUGERIDA ........................................................................................14
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INTRODUCCIÓN
Aquí se debe pasar por alto las múltiples posiciones teóricas sobre este
amplio campo conceptual de la responsabilidad penal para limitar el análisis al
propósito del tema.
Desde una posición dogmático jurídica clásica del derecho penal, que
descansa sobre el supuesto doctrinario del libre albedrío, como regla y
presupuesto de la imputabilidad y culpabilidad, la responsabilidad viene a ser la
consecuencia final de un proceso verificado a través de la imputabilidad y la
declaratoria de culpabilidad, reafirmando que se le atribuye a un ser humano el
resultado realizado como a su causa eficiente y libre, apareciendo la acción como
expresión jurídicamente desaprobada de la personalidad del agente.
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TRASTORNOS MENTALES IMPLICADOS EN EL DERECHO
Existen los llamados Enfermos mentales, que pululan en las prisiones de nuestro país;
los enfermos mentales que cometen delitos o crímenes, (o muchas veces sin cometer)
son enviados a las cárceles.
Las cuestiones mentales están relacionadas con la psicopatología forense, sobre lo que
vamos a intentar ilustrar en algunos de sus aspectos.
1. En algún momento remoto del tiempo, los seres humanos empezaron a considerar
que las personas con trastornos mentales que cometen actos ilegales, no deberían ser
castigadas como los demás delincuentes. Dicho de otro modo, serían inimputables.
Los primeros antecedentes sobre la inimputabilidad datan de las leyes de los antiguos
hebreos y del Código Justiniano Romano, en los que se sostenía que los niños y las
personas insanas no eran responsables de sus actos.
Sin embargo, todavía hacia finales de los años 1700, en la mayoría de los países a los
locos se los tenían en las cárceles, generalmente encadenados en el fondo de la
edificación, junto a los demás criminales.
2. A fines del siglo XVIII, un grupo de psiquiatras - en Francia - encabezados por Philippe
Pinel (1745-1826), inició una lucha en favor de los entonces denominados “alienados”
que resultó en lo que se llamó “liberación de los lunáticos de sus cadenas” en 1795.
Esta lucha tuvo su punto culminante el 30 de junio de 1838 cuando fue promulgada la
Ley que reglamentó la asistencia de los mismos.
Esa Ley representaría la consagración de los Derechos Humanos reivindicados para los
enfermos mentales por la Reforma de Pinel, y que fuera llevada adelante por su más
eminente discípulo, Jean Étienne Dominique Esquirol (1772-1840).
Hay que recordar que Pinel formó parte del empuje del movimiento que condujo a la
Revolución Francesa.
3. Esquirol escribió: “de la monomanía puede resultar una acción criminal, y este tipo de
criminal no debe ser castigado, sino tratado en un hospital para enfermos mentales”.
También escribió: “la capacidad de raciocinio del hombre está al servicio de sus
necesidades emocionales” que en esa época era una idea totalmente novedosa.
En 1835, Pierre Riviere, quien degolló a su madre, hermana y hermano, fue condenado
a muerte.
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Esquirol, inició entonces en una dura batalla contra el sistema judicial, y consiguió
conmutar la pena de muerte por el de cadena perpetua.
Este caso dio nacimiento en todo el mundo occidental a la psiquiatría forense. Desde
entonces, la psiquiatría forense fue incorporada en los sistemas judiciales. Se puede
considerar a Esquirol como el padre de la Psiquiatría Forense, además ser uno de los
primeros psiquiatras que participó en el grupo que dio nacimiento a la idea de que los
enfermos mentales que comenten delitos deben ser tratados y no castigados.
En el caso M’Nagthen se estableció que: El jurado tenía que estar informado que el
acusado debía estar sano a menos que se probara que “en el momento de comisión de
la ofensa él estaba actuando bajo tal defecto de la razón, de una enfermedad mental
como para no conocer la naturaleza y cualidad del acto que cometía, o si la conocía no
sabía que lo que estaba haciendo estaba mal”.
a) debilidad mental;
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2) El retraso mental de otro grado específico, (que abraza:
c) al retraso mental profundo, idiocia e idiota, con cociente intelectual menor de 20; y
1) Leve (CI 50-70; moderado (35-49); grave (20-34) y profundo (C I inferior a 20)
Leve 50-70
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La dificultad actual para definir el trastorno mental es consecuencia de que hoy se
consideran tanto las reacciones globales del individuo en su totalidad orgánico –
psicológico como su comportamiento de interacción ello, aun cuando el trastorno mental
no se clasifique con única atención al conflicto hombre-medio.
En esta categoría (y como entidades sin trastorno mental que merecen atención y
tratamiento) han sido clasificados, por Ej.:
Tampoco constituyen trastornos mentales, siguiendo las mismas pautas, las conductas
aisladas antisociales de la infancia y de la adolescencia; pero sí aquellos casos que
conforman un patrón antisocial de conducta.
De los dichos, resulta obvia la distinción entre trastorno y conducta antisocial, es la que
se efectúa según exista o no un patrón de interacción con desajuste. No parece que los
códigos penales, que arrancan de mediados del siglo XVIII hayan dado correcta acogida
a estos conocimientos, aun luego de los posteriores retoques efectuados por la escuela
político criminal; por ejemplo, con la inclusión de medidas de seguridad.
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3. Responsabilidad y punibilidad
Antes de ingresar al concepto de imputabilidad, se debe aclarar que la pena, desde los
orígenes de la civilización, y en todo tiempo, ha sido y es antes que nada un hecho o
manifestación conductual propia de cualquier grupo social (jurídicamente organizado o
no). Es en sí una venganza de la sociedad por la conducta desplegada por el agente.
4. Imputabilidad.
Es la capacidad de distinguir las acciones amenazadas con pena de las que no lo están.
Es el disvalor del acto que realiza, según el criterio del orden jurídico. Es la facultad
psicofísica del autor, para la comprensión del disvalor y de la criminalidad de sus actos
y para la dirección de sus acciones.
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5. Trastorno Mental en el Código Penal Paraguayo.
2º) Cuando por las razones señaladas en el inciso anterior el autor haya obrado con una
considerable disminución de su capacidad de conocer la antijuridicidad del hecho o de
determinarse conforme a este conocimiento, la pena será atenuada con arreglo del
artículo 67.
A los efectos del procedimiento penal, esa incapacidad será declarada por el juez, previo
examen pericial psiquiátrico. Los actos que el incapaz haya realizado como tal carecerán
de valor.
Artículo 79. EXAMEN MENTAL. Cuando de las características del hecho pueda
suponerse la existencia de un trastorno mental, de desarrollo psíquico incompleto o
retardado, o de grave perturbación de la conciencia, el imputado será sometido a un
examen mental.
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7. La imputabilidad con base psicológica
Como lo afirma Mariño R. (2018); “La inteligencia y la voluntad son pues la base
psicológica de la imputabilidad penal. Cuando se hayan abolido o estén
gravemente perturbadas, la imputabilidad no existe. De lo anterior se deduce que
toda alteración mental que afecte a estas funciones psicológicas es causa de
inimputabilidad”.
También es dable destacar que, el Tribunal de mérito, con ese solo informe que
acredita la dolencia de orden mental del encartado, no pudo haber ordenado la
aplicación de las medidas de mejoramiento, pues, ello le estaría vedado por la
garantía que tiene el incoado de que no se le puede aplicar medidas cuando que
la irreprochabilidad por sí sola no significa que no se deba probar la existencia
del hecho ilícito, o que respecto del irreprochable no operen las causas de
justificación, por ejemplo, esta vertiente es recogida por la legislación
comparada, y tenemos fallos que sostienen que la enfermedad mental del
imputado puede incidir en otros estratos de la teoría del delito.
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efectúe?) como en la subjetiva, pues también existe el error de tipo
psíquicamente condicionado que se produce cuando la enfermedad mental del
sujeto le impide ver la realidad, generalmente producto de psicosis (el sujeto
activo cree, a título ejemplificativo, que está cortando un árbol cuando, producto
de la psicosis que padece, lo que él cree que es un árbol es un ser humano a
quien hace pedazos con su hacha, privándole de la vida).
Sobre el tema, Zaffaroni en su obra “Derecho penal, parte general”, señala: “El
agente puede incurrir en errores de tipo por incapacidad psíquica permanente o
transitoria (...) No se trata aquí sólo de supuestos de autismo esquizofrénico y
alteraciones de la senso-percepción (ilusiones y alucinaciones) que impiden
reconocer los elementos objetivos del tipo (quien percibe animales y son
personas) sino también: (a) los oligofrénicos que no pueden comprender ciertos
conceptos abstractos, como la ajenidad de la cosa; (b) los niños pequeños,
respecto de los cuales es difícil pretender que conceptúen como cosa algunos
objetos; (c) las personas que obran bajo los efectos del miedo grave (pánico)
que les perturba la senso-percepción o la actualización de algunos
conocimientos; (d) las personas que por efecto del cansancio y la falta de sueño
sufren alteraciones de la senso-percepción (...) esta forma de ausencia de dolo
no ha sido suficientemente estudiada por la doctrina, que en buena medida ha
quedado influida por la estructura objetiva del tipo, para la cual todos estos
supuestos correspondían a la inimputabilidad”.
Lo sorprendente del caso, que tuvo lugar seis años antes, en enero de 2001, es
que el imputado actuó dormido, en un estado de parasomnia, y creyendo que
sus familiares eran en realidad avestruces que le atacaban, lo que le llevó a
defenderse con un hacha y un martillo, provocando los terribles resultados de
muerte de dos personas y lesiones muy graves a otras dos. Tras los hechos, el
autor intentó suicidarse arrojándose por el balcón. Por la gravedad del caso y la
naturaleza de la circunstancia eximente esgrimida por el imputado, el proceso
fue largo, pero finalmente la Audiencia consideró probada la existencia de un
trastorno del sueño o parasomnia, que dio lugar, en la calificación de la sala, a
un trastorno mental transitorio, e impuso al imputado una medida de seguridad
de internamiento en un centro psiquiátrico”.
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A pesar de todo lo reseñado, ha existido y aún existe una mala práctica en
nuestros tribunales, en la cual, por razones de efectividad más que de
garantismo, solamente comprueban la existencia de la reprochabilidad y creer
que sólo con ella ya existen los fundamentos necesarios para la aplicación de
una medida.
Todo esto genera una alarma en cualquier persona que analice la problemática
del procesamiento penal de personas con problemas de índole psiquiátrico,
máxime cuando el informe “Salud y estimación de la Depresión y otras
enfermedades comunes vinculadas a los desórdenes mentales 2017”, preparado
por la OPS, establece que, en cuanto a niveles de depresión, Paraguay ocupa el
CUARTO LUGAR en toda América.
Paraguay está mucho peor. La lista en América la encabeza Brasil, con un 9,2%
y en SEGUNDO PUESTO ya figura Paraguay, con 7,6%, con 483.755 personas
afectadas por esta dolencia.
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CONCLUSIÓN
La regla debería ser en estos casos, donde hay menores como víctimas y
estando fehacientemente comprobada la autoría del acusado, que se le establezca una
condena y de cumplimiento efectivo, aclarando siempre en ciertos casos que exista un
accionar negativo del acusado y habiendo una peligrosidad latente para la sociedad.
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BIBLIOGRAFIA SUGERIDA
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