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IZTA PALAPA
c-5 PL
J
Tesina: El concepto de temporalidad en sentido propio e
impropio en Ser y Tiempo.
rJ
Para obtener el título de Licenciado en Filosofía.
Matrícula: 94220967.
Asesor de tesina: Mtro. Carlos M. Mendiola Mejía.
ABRIL 1998
--cI
INDICE
INTRODUCCION. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
CONCLUSION. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
BI B LIOG RA FIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
INTRODUCCION
4
situación límite de un ser-ahí singularizado, al lado de un ser-ah¡ público y
cotidiano.
Las consecuencias de este solipsismo y la imposibilidad de la derivación entre
ambas nociones de la temporalidad, al contrario de lo que pudiera parecer, arrojan
una señal positiva que quedará enmarcada con el signo y la posibilidad de la
Iiberfad.
En cuanto a la pretensión de esta investigación, se debe advertir que no es ni
panorámica ni reconstructiva. La idea originaria es que fuera monográfica, y creo
que se ha logrado al restringir el análisis a un sólo concepto: la temporalidad, y a
una sola obra: Sery Tiempo; no hubo nunca la intención de agotar la riqueza de
temáticas que ofrece este libro -riqueza que ha rebasado los límites de la filosofía
y se ha insertado en muchos ámbitos culturales-, pues ello nos llevaría a una labor
titánica que no estamos en condiciones de emprender. Pero, además de esta
pretensión monográfica. se ha intentado establecer un carácter demostrativo, mas
que mostrativo, a lo largo del trabajo. La demostración se llevará a cabo desde el
lado de las hipótesis propuestas como hilos conductores de la tesina, contra el
mencionado proyecto heideggeriano de derivación.
5
1. Objetivos generales de la investigación.
hay que poner en claro que y cómo este concepto del tiempo
(traditionellen Zeitbegriff) y la comprensión vulgar del tiempo (vulgare
Zeitvestandnis) en general surgen de la temporalidad (Zeitlichkeit). '
1 Heidegger.Martin Sein Und Zeit Max Nierneyer, Verlag. Halle a d S I 1935, p 18 (en adelante SuZ). o Hetdegger Martin
Ser y Tiempo Tr José Gaos. FCE. Méaco. 1993 (en adelante ST)
6
Este trabajo parte de la sospecha de que no es posible tal derivación, y con
ello estaríamos suponiendo que Heidegger no da respuesta a esa cuestión
planteada
en el parágrafo 5 de la obra citada, sin embargo el resultado de la investigación
será la que muestre tal posibilidad. Cabe afirmar que ésta es una sospecha
planteada ya por autores como P.Ricoeur, P.Hoffman y F.W. von Hermmann'.
en el sentido de que la caracterización del tiempo auténtico, tal como la realiza
Heidegger, vuelve a caer en la noción del tiempo tradicional de la conciencia.
porque su idea de tiempo autantico-originario la presenta en un ser-ahí
singularizado, acotado como un sí-mismo que experimenta la finitud en el ser-
para-la-muerte desde un peculiar solus ipse. Así, la pregunta podría replantearse:
¿cómo es que de la experiencia de la muerte, como el fenómeno más propio de la
temporalidad, un ser-ahí singularizado, es capaz de dar el salto hacia una
temporalidad pública? Esto es entonces, la pregunta por la posibilidad de la
derivación.
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2. El "dónde" y el "qué" del tiempo ( Heidegger y Agustín).
2 R i c w u r , Paul Tiempo y Narracion 111 Cap I . Siglo XYI, España, 1996 (en adelante se cita conlo I 3 111)
a
En ti, alma mía, mido los tiempos ... Las afecciones que en ti
producen las cosas que pasan... es la que mido en el presente, no
las cosas que pasaron para producirla; ésta es lo que mido cuando
mido los tiempos. Luego o estás en el tiempo o no mido el t i e m p ~ . ~
Para Heidegger, con los conceptos agustinianos de "expectación" por algo que
ocurrirá, de "recuerdo" por algo sucedido y de "atención" sobre lo que acontece, el
tiempo se vuelve principio métrico de una conciencia expectante, dirigida
intencionalmente a objetos ante-los-ojos, tematizante como en Kant, reflexiva del
pasado, evocando lo olvidado en algún punto de la continuidad del tiempo a
través de la confesión rememorante del alma.
En esta determinación es planteada por primera vez la retracción del tiempo a
un sujeto. Y no es casual que Agustín lo haya hacho. Este parte de una discusión
con la noción aristotélica del tiempo. Para Aristóteles, el tiempo era una categoría
impersonal, que determinaba la posibilidad de hablar sobre la ocurrencia
La discusión que entabla Agustín contra Aristóteles en este tema es, pues, el
de la determinación del "lugar" del tiempo. Para Aristóteles la existencia del
tiempo es indiferente al sujeto que lo percibe, existe por sí y fuera de él, en las
manifestaciones de movimiento de la naturaleza. Para Agustín, como quedó
dicho, el tiempo yace en el alma y a partir de ella lo dirige al mundo. Esta
distinción es a la que nos referimos en la ubicación disyuntiva irreconciliable del
tiempo: o en el alma o en el mundo. La respuesta depende del objeto temático.
Pero a pesar de esta infranqueable aporia, y según observa Heidegger, desde
Aristóteles a Husserl el uso del concepto del tiempo comparte algo que le es
común a la tradición: el uso vulgar en que se mantiene referido a criterios ónticos
de medición de acontecimientos fenoménicos, desde una conciencia intencional
en actitud teórica. Esta es una noción:
10
Contra esta vieja y aristotélica noción, Heidegger propone una forma más
originaria (ursprüngliche) de concebir el tiempo: la temporalidad. No rechaza la
noción vulgar del tiempo, por el contrario:
11
pre-ser-se-ya-en (el mundo de que se cura), siendo-cabe (los entes que le hacen
frente). O dicho en su definición temporal: la temporalidad tiene su "dónde" en el
advenir-presentando-que-va-siendo-sido (gewesed-gegen-wartigende Zukunft).
Estas fórmulas indican el sentido (Sinn) temporal del ser-ahí en su cotidanidad
(cuya definición y uso explicaremos en 2.1.2).
Si designamos como sitio de la temporalidad los modos constitutivos de la cura
no es porque estos se presenten como recipientes donde la temporalidad se
pueda alojar a veces o indeterminadamente. La temporalidad no sólo se
encuentra en ellas, sino que a la vez:
Si los modos del ser del ser-ahí cotidiano (comprender, caída, encontrarse y
habla) se les toma por separado entre ellos y respecto a la temporalidad no es
porque se den en una específica secuencia sucesiva, uno tras otro, sino porque
su división es temática, en miras al análisis de la estructura existenciaria del ser-
ahí; esto es así porque la estructura por donde se manifiesta la temporalidad no
es una determinación que se de por trozos, sino que es una estructura original y
constantemente integrada por la temporalidad. Estos modos se hallan en una
unidad exstática indiferenciada sobre la base de la cual confluyen: la unidad
exstática de la temporalidad (ekstatische Einheit Zeitlichkeit).
Con esto pareciera que Heidegger invirtiera la pregunta del "dónde" es la
temporalidad por la de "dónde" es la cura y en verdad así ocurre. Sin forzar lo que
Heidegger nos quiere decir, la pregunta se podría replantear así: ¿dónde adquiere
su sentido la temporalidad? Cuya respuesta estaría dada en otra pregunta que
sería. a la vez respondida por aquella: ¿dónde adquiere su sentido la cura?.
Temporalidad y cura no son sólo complementarios, sino que forman una
unidad donde, que aunque inseparable, ambas convergen determinándose de
distinta forma. Las modalidades exstáticas de la cura (comprender, caída,
encontrarse y habla) tienen su condición de posibilidad, y sólo adquieren sentido,
12
desde el horizonte de posibilidad en que inscriben o actualizan sus por-mor-a
(umwillen) lo cual- están dispuestas; pensar estos modos exstáticos como dados
en dispersión es un sinsentido, pues todos ellos confluyen y se hacen posibles en
la unidad exstática de la temporalidad originaria. Y así mismo, aquellos desde lo
cual (von wo aus) apropia su sentido y posibilidad la temporalidad son los modos
exstáticos que definen la cura:
Con esto tenemos que, para Heidegger, hablar de temporalidad originaria sólo
adquiere significación si se le sitúa en la estructura de la cura no como un
componente a-la-mano (Zuhandenheit) que le sirva a los modos de la cura para
su realización o como una presencia (ousía) ante-los-ojos (Vorhandenheit) que se
distinga de ella, sino como unidad de sentido del ser en general y como aquello-
desde-lo-cual el ser-ahí interpreta y comprende (von wo aus Daseins versteht und
auslegt) su propio ser y el mundo.
Queda por explicar la diferencia de uso del concepto "tiempo" que Heidegger
realiza respecto a la noción tradicional, especialmente agustiniana y, así mismo. et
modo en que el alma y el ser-ahí participan de la temporalidad.
Decíamos antes que, a pesar de que la historia del concepto del tiempo éste
había sido retraido al sujeto por algunos filÓsofos como Kant y Husserl. también
9.ldem.SuZ. p.350.ST.p.379.
:3
figuraban los que lo consideraban como una naturaleza independiente a la del ser
humano. Para Heidegger ambas nociones sori las que el llama el concepto vulgar
del tiempo (vulgare Begrifft der Zeit). Esto es así porque su orientación esta
dirigida a la medición de sucesiones de horas, días, épocas. instantes, etc.
Agustín, en la búsqueda de respuesta a su problema -"me he convertido en un
problema para mí"-coincide
, con Heidegger en la búsqueda de la respuesta a la
pregunta por el ser del ser-ahí -"que en cada caso soy yo mismo". Sin embargo
las diferencias expositivas y tipificantes de sus respectivos entes temáticos son
amplias.
Agustín cuenta con un yo tematizante, una "conciencia de", "dirigida a" la
búsqueda de sí mismo; en ella se entabla una relación intencional en donde el
alma no sólo contiene el tiempo sino ella misma es en-el-tiempo. Por un lado, el
peso que da Agustín a la atención indica y justifica la modalidad temporal del
presente como un punto temporal privilegiado; del instante marcado por un ahora
que transcurre en el tiempo; desde un presente intencional el alma rememora algo
pasado en espera futura del summum bonum. Lo interesante aquí es, que estas
formas mientan una forma anterior y una posterior de darse secuencialmente, un
aún-no o un ahora-si transcurriendo (ablauft) en-el-tiempo como ante-los-ojos.
Esta noción tradicional del tiempo se orienta por el mundo, es decir, respecto a
una "presencia" (ousía) determinada por el tiempo presente (Gegenwart) en el
sentido en que Heidegger llama el hacer presente algo ante-los-ojos
(Vorhandenheit) en actitud intencional del alma.
La dirección que toma Heidegger respecto a esta noción agustiniana lo salva
de insertarse en la idea tradicional del tiempo. Con ello no pretende enjuiciar esa
noción para darle una jerarquía menor a la del tiempo originario, sino:
14
comprensión vulgar del tiempo y asimismo el fundamento de su
imperio.' O
Para ello realiza dos movimientos: 1) su definición del ser anula la preeminencia
de la modalidad temporal del presente y con ello disuelve la idea del sujeto; y 2)
en su definición de la temporalidad originaria anula la idea tradicional del tiempo
como secuencia lineal de ahoras.
En lo esencial Heidegger sigue caracterizando la temporalidad (Zeitlichkeit)
como constituida por tres dimensiones em parentadas con el tiempo habitual: el
advenir (Zukunft), el presente (Gegenwart) y el sido (Gewesenheit), pero la forma
de darse estas determina la especificidad de lo que Heidegger quiere precisar
como éxstasis de la unidad de la temporalidad en la cura: son modos desde los
cuales se comprende, encuentra y es cotidianamente el ser-ahí, y no sólo
condiciones de sucesión de acontecimientos ante-los-ojos.
La fórmula que define el ser del ser-ahí muestra, a la vez, su sentido temporal
el pre-ser-uno indica el advenir (Zukunft); el ya-en refiere al sido (Gewesenheit); y
el ser-cabe enuncia el presente (Gegenwart).Asimismo Heidegger distingue la
manera en que la estructura participa de la temporalidad: 1) el pre-ser-se
proyecta posibilidades adveniúeras, porque el ser-ahí se comprende (Verstehen
sich) prerreflexivamente desde el Uno (Man) mismo; 2) el ser-ahí se encuentra
(Befindlichtkeit sich) ya-en su facticidad, porque el pasado no le aparece como un
ya-no aquí presente, sino como un sido que es sido-siendo y que afecta las
posibilidades adveniúeras del ser-ahí; y 3) en la caída, es ser-cabe los otros en la
forma del presente, pero -y aquí viene su diferencia respecto a la tradicional forma
del presente- ésta modalidad no mienta un hacer presencia (ousía) de algo, sino
un cotidiano estado-de-perdido en el Uno, donde la actitud presente del ser-ahí es
siendo prerreflexiva:
15
seguida por acciones propositivas guiadas por intenciones
autoreferentes en acción."
Esta formulación del presente no es, como ya quedó mas arriba explicado un
apartado de la estructura de la cura. Las modalidades de esta se conjugan en la
modalidad exstática de la temporalidad y se determinan mutuamente. Así, el
presente se constituye respecto al pasado y al futuro, y cada uno por los demás.
Señalar la constitución temporal del ser-ahí es, pues, hacer la exégesis de la
participación de la temporalidad en la estructura de la cura. Una amplia pero
ilustrativa cita puede resumir la idea expuesta en su totaliadad:
Pero de momento con basta para explicar el uso y sentido del concepto del
tiempo que Heidegger expone frente al uso nivelado de la tradición y la
participación que respectivamente tienen el alma y el ser-ahí de él. Ahora veamos,
de acuerdo al plan trazado, cómo define Heidegger el concepto de temporalidad
incertando, asimismo, una breve comparación introductoria con Agustin.
11 Dreyfus. Hubert L Ser en el Mundo.Santiagode Chile ed Cuatro Vientos, 1996, p 41 (en aaeiante SM)
17
Heidegger se resetva también todo hablar de lo que es el tiempo y procura
salvar esta necesidad mostrando la manera en que incide en la estructura de la
cura, así como Agustín muestra cómo incurre el tiempo en el mundo y no qué es
el tiempo mismo.
Pero antes de abordar la definición que Heidegger expone de su concepto de
tiempo (temporalidad), hay que hacer algunas precisiones relevantes al tema.
Como decíamos antes, algunos comentaristas puntualizan que, la Segunda
Sección de S e r y Tiempo, además de problemática, es también aporética en sus
definiciones, pues al responder al "qué" de la temporalidad aparecen oscuramente
delimitadas dos nociones: en una de ellas la temporalidad, la originaria
(ursprüngliche) y auténtica (eigentlich), es presentada como criterio de
demarcación entre lo auténtico-original y lo no-auténtico pero, al hacerla depender
de la definición del sí-mismo del ser-ahí, la explicación de la temporalidad tiende a
quedar limitada en un peculiar solus ipse y con ello imposibilitar la pretendida
derivación del tiempo en sentido auténtico a sus respectivas modalidades. La otra
definición de la temporalidad parece escapar al solus ipse del que hablamos,
pero por esto mismo, la determinación de la temporalidad deja de ser auténtica-
originaria, pues ya no se sustenta en el sí-mismo del ser-ahí singularizado que,
para Heidegger garantizaría la autenticidad y originalidad del "qué" de la
temporalidad, sino que se fundamenta en un dispuesto estado-de-abierto
(Offenlichekeit) del ser-ahí cotidiano en donde el modo de darse la temporalidad
queda fijado por el público estado-de-abierto del Uno, que niega la posibilidad de
ser sí-mismo del ser-ahí en su singularización y con ello la manifestación de la
temporalidad en sentido auténtico-originario.
Para este apartado sólo fijaremos la atención en esta Última definición y
dejaremos la primera para los análisis posteriores de la temporalidad auténtico-
originaria del ser-para-la-muerte y la condición de posibilidad de la derivación,
tomando en cuenta que de la fijación de estos dos depende la demostración total
de la tesis en curso.
Pues bien, comencemos con una cita en la que Heidegger resume su
-
definición del "qué" de la temporalidad:
La temporalidad no es, sino que se temporacía.14
El uso de esta expresión como término técnico intenta alejarse, antes que
nada, de las significaciones que surgen del concepto vulgar del tiempo y que se
postulan como un tiempo subjetivo, objetivo, inmanente o tra~cendente.'~
A Heidegger se le presenta la imposibilidad de definir la temporalidad porque
ella no es un ente del cual se pueda decir que es -por lo menos aun no en Sery
Tiempo-, pues para ello tendría que acceder primero a la definición del ser en
general. Y es por esta doble dificultad que Heidegger habla de la temporalidad no
como lo que es, sino como se temporacia en los modos exstáticos del ser del ser-
ahí, para intentar una respuesta a su idea de temporalidad. Este como de alguna
manera ya quedó introducido en los apartados anteriores, así vimos que:
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adelante. El par advenir-comprensor define la manera en que el ser-ahí proyecta
sus posibilidades futuras, comprendiendo a estas mismas desde una previa
determinación anticipada por el Uno o, en otros términos, por su propia cultura y
época que abren su poder-ser y comprender el mundo y a sí mismo. El siendo-
caído señala la modalidad prerreflexiva en que nos hallamos cotidianamente; aquí
la conciencia intencional desaparece y el ser-ahí toma el papel de un ente que
actúa sin seguir intenciones autoreferentes o deliberación práctica alguna. Y , por
último, la relación sido-encontrándose, mienta un pasado (Gewesenheit) que no
ha dejado de ser, sino que es siendo-sido y que afecta las posibilidades
advenideras y todo comprender, tanto como los estados de ánimo del ser-ahí en
el mundo (Cfr. 2.1.2).
Con esto se podría decir que queda completa la definición del "qué" de la
temporalidad y, ciertamente, no como un es fenoménico, sino como darse en el
ser-ahí en-el-mundo. Pero falta detallar la caracterización que le impone el ser-en-
el-mundo como ser-con, a los modos temporales de la estructura de la cura.
Recordemos que el ser-en-el-mundo (in-der-Welt-sein) como ser-con (mit-sein)
del ser-ahí queda delimitado en la definición del ser-ahí de la cotidianidad
(Alltaglichkeit). Esta cotidianidad permite distinguir al ser-ahí respecto a la noción
alma, conciencia, sujeto, yo, mismidad, etc., para definirlo llamándolo Uno (Man).
Este Uno no queda fijado como un los otros (die Andere) respecto a un preciso yo
(Ich) desde el cual se distancia y destaca de aquellos cotidianamente:
~~
20
El Uno substituye al sujeto individual como origen de la significación:
y esto bloquea la aseveración de que el significado se fundamenta
en la actividad de un sujeto individual.”
Esto es, desde un inmediato ya, todo lo que hacemos, decimos, elegimos,
proyectamos y recordamos, por así decirlo, dado por reglas, normas o costumbres
sociales que hemos aprendido.
Ahora bien, el resultado de esto, es que en la cotidianidad no sólo el ser-ahí se
constituye como un estado-de-abierto donde, usando el lenguaje de
Wittgenstein,20no es posible la existencia de mundos privados o ipseidades, sino
que la propia temporalidad originaria en la cotidianidad es pública, determinada
por el anónimo e impersonal Uno, como hemos visto, si las modalidades
exstáticas de la cura, como ser del ser-ahí, se integran y adquieren su sentido
como unidad exstática donde el horizonte de temporalidad (ekstatische Einheit der
Zeitlichkeit); y el ser del ser-ahí se define por un público estado de interpretado del
anónimo Uno, al que le es ajeno el más propio poder ser total del ser-ahí (das
eigentliche Ganzseinkonnen das Daseins) como sí-mismo; entonces, la
temporalidad originaria quedaría mas cercana, en su definición, de la noción
2i
vulgar del tiempo, que de una auténtica y original definición de la temporalidad.
pues como dice P.Ricoeur:
22
3. Muerte y conciencia como el darse auténtico-originario de la temporalidad.
Hemos visto que la temporalidad da unidad a los modos con que se constituye
la estructura de la cura. Estos modos eran el comprender, el encontrarse, la caída
y el habla. Todos ellos partían de la analítica de la cotidianidad en que se halla
perdido el ser-ahí, como ser-en-el-mundo de que se preocupa. Esos modos eran
condiciones que determinaban todo comprender, los temples de ánimo y el ser
cotidiano del ser-ahí. Esto es, lo que hablamos, la manera en que comprendemos
lo que hablamos, la forma de hablar lo comprendido, los sentimientos que
despiertan en nosotros lo hablado o lo comprendido, etc., son modos de ser del
ser-ahí que vienen determinados públicamente por el Uno. Este Uno no es nadie
en específico, no es un este o aquel sujeto, es un anónimo e impersonal público,
que afecta y condiciona toda resolución del ser-ahí.
Como resultado de ello teníamos que la temporalidad es la que daba sentido y
unidad a las modalidades de la cura; es más, que la cura podía ser definida como
t
Recordemos que el temporaciarse quedó definido arriba ( C ~ T2 1 ) como la manera en que la temporalidad se da y
adquiere sentido en los modos de la cura el comprender. el encontrarse y la caida. todos ellos determinados por el modo
impropio de la cotidianidad
23
unidad exstática de la temporalidad; y que tanto la temporalidad como la cura
tenían su condición de posibilidad de manera recíproca, una en la otra.
Así mismo, vimos que la temporalidad en las modalidades de la cura, no se
da como un fenómeno ante-los-ojos, en el cual ellas incurren en sucesión lineal
temporal, sino que las modalidades exstáticas de la cura se determinaban
indistintamente.
Es decir, la temporalidad del encontrarse, el pasado (Gegenwart), no tenía que
ser algo ya no presente (ousía); que el comprender como temporalidad referida a
posibilidades futuras (Zukunft) no tenía que hablar de algo aún no presente
(Zukunft); y que el presente (Gegenwart) no era el ser-ante-los-ojos (presencia-
ousía) de un sujeto ante un objeto, sino que era un presente anónimo. Estas
modalidades exstáticas de la temporalidad no se daban pues en secuencia, sino
en una correspondencia en la cual pasado (Gewisenheit), presente (Gegenwart) y
futuro (Zukunft) formaban una unidad en la que cada una determinaba a las
demás sin importar su orden de aparición.
Sin embargo con ello tenemos que el análisis de la temporalidad de la cura se
daba sobre el ser cotidiano del ser-ahí y que, por eso mismo, la definición de la
temporalidad continuaba siendo impropia (uneigentlich). Esta definición estaba
más cerca de la habitual y vulgar noción del tiempo que de una auténtica y
originaria, pues en ella el Uno era el que dictaba la comprensión del tiempo y,
habitualmente, la comprensión del tiempo que uno tiene es la vulgar.
Ante esto, Heidegger postula una noción más propia de la temporalidad. Con
ella pretende salir del tiempo impropio en que su argumentación ha caído. Para
liberarse de las ilusiones del Uno expone el fenómeno de la muerte y la
conciencia como modalidades del ser del ser-ahí en las cuales la temporalidad es
propia y auténtica.
24
3.1.l.
Finitud y muerte.
Con la muerte Heidegger quiere significar una "posibilidad" sui geneis del ser-
ahí que es esencialmente perteneciente a un ser-ahí peculiar, a un caso singular,
en el cual se pierde toda referencia al ser-con otros, al ser-en-el-mundo caido y al
indeterminado Uno.
25
mismo queda arrancada al uno... La muerte no se limita a
"pertenecer indiferente al ser-ahí peculiar, sino que reivindica a
éste en lo que tiene de singular. Lo irreferente de la muerte
comprendido en el "precursar" singulariza al ser-ahí en sí mismo. 23
27
temporal del advenir (Zukunft). Lo advenidero se comprende como una
imposibilidad irreferente e irrebasable .
Con ello se desvelan dos cosas: 1) la preeminencia del futuro (Zukunft) como
éxstasis privilegiado de la temporalidad propia-originaria y, consecuentemente, el
desplazamiento del presente como tradicional modo preeminente del tiempo; y 2)
la disolución de la relación tradicional conciencia-objeto (presencia, ousía),
desplazada ahora, como antes por la noción de ser-en-el-mundo (que tiene la
forma de la cura y las modalidades de la cotidianidad prereflexiva e inintencional
del ser-ahí) por la relación ser-ahí singularizado - nada (un vacío de significación
Última del mundo y de si mismo).
Dado el modo señalado del encontrarse en la angustia, Heidegger anunciaba
que este era el modo peculiar de darse el ser-ahí que quedó expuesto por el lado
del sido(Gewesenheit) de la temporalidad. Y por el lado del presente (Gegenwart).
28
este no se hace ver sino hasta la exposición de la conciencia (Gewissen) tal y
como queda acotada por Heidegger en la llamada situación (y que veremos en el
siguiente apartado).
AI igual que en la cura, al ser-para-la-muerte o estado-de-resuelto le es
inherente un encontrarse, un comprenderse y un habla. Pero éstas no convergen
como cotidianamente lo hacen. Aquí concurren también indistintamente, pero lo
que revelan es nada. O dicho de otra forma, lo que descubren, en palabras de H.
Dreyfus, es:
29
(Zukunft) más propio: el ser-relativamente-a-la-muerte. Una experiencia de que
sólo "yo" puedo morir.
Pero si para Dreyfus esto aparece como una sospecha de cartesianismo, para
P. Hoffman el solipsismo es total, pues:
30
Podemos estar de acuerdo con ello, y ya veremos en que forma, pero la
noción de la conciencia que postula Heidegger no es la misma que la cartesiana.
Para Heidegger la conciencia en sentido propio, al igual que el estado-de-resuelto
del ser-para-la-muerte, no llama a un objeto de manera intencional; es mas, para
decirlo en palabras de Heidegger, la conciencia no voca (Ruf) a nada. Esto es:
31
"invocación" del ser-ahí a su poder-ser-si-mismo más peculiar. y con ello el modo
de una avocación al ser-deudor mas peculiar.
Este ser deudor o culpable (Schuld sein) no mienta el ser responsable de una
lesión legal o moral, sino que llama (Ruf) al ser-ahí singularizado a ser
responsable de suministrarse a si-mismo su ser, y no dejar que el Uno lo haga por
él: esto es, el ser-ahí está llamado por la conciencia a constituirse su propio ser.
La conciencia llama al ser-ahí a esa constitución de sí, para que su ser no se elija
por el Uno. Con ello se está suponiendo lo que arriba afirmábamos: que antes de
elegir el ser propio, hay una nada o un fundamento afectado de no-ser a la base
del ser-ahí. Y desde la cual debe darse a sí mismo su ser.
Entre conciencia y estado-de-resuelto Heidegger muestra que hay una
correspondenciz de modalidades exstáticas. Ambas refieren a una nada ante-los-
ojos se encuentran desde la angustia y comprenden la posibilidad más peculiar
el ser-para-la-muerte. Así nos dice que:
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solipsismo metodológico en Ser y Tiempo. Podríamos estar a punto de darle la
razón a H. Dreyfus y a Paul Hoffmann en sus sospechas de haber encontrado un
fuerte cartesianismo en esta obra. Pero realmente no es un cartesianismo a
ultranza, aunque sí es un solus ipse. Y esto quedará explicada como sigue.
33
Así, pues, tampoco la exégesis del ser-ahí como temporalidad cae
fundamentalmente fuera del horizonte de la comprensión vulgar del
tiempo. 34
34
Estado-de-resuelto y "conciencia" se articulan, precisamente, en esta unidad
del instante, o también llamado el de la situación límite. Para Heidegger, quien
vive todo sub potentia modis, todo lo vive desde una posición extrema, desde una
situación límite. Desde un punto en que no hay nada seguro y donde hay que
elegir, donde hay que tomar a cuestas la responsabilidad propia de decidir la
dirección, el rumbo o el sentido de la comprensión del mundo y asir, con ella,
frente al comprender impropio, el sentido propio de la temporalidad; pues, en el
concepto de situación se sintetiza el de muerte y conciencia. Con ello se mienta
esto: el caso. Esto es, si desde el Uno todo elegir viene predeterminado
públicamente, en la situación el ser-ahí se singulariza y excluye sus decisiones del
Uno, ya no las toma más de él; ya no las aprovecha resueltas. Las respuestas a
sus preocupaciones no tienen contestación por la voz del Uno, porque:
Para decirlo sin más rodeos, lo que hace posible esta señalada modalidad
del ser-ahí, la situación, es la libertad, la espontaneidad absoluta. En términos
kantianos, así como la libertad no esta regulada por ley alguna, así tampoco la
situación, en cuanto desatiende a la nivelación regulada del Uno y a toda
precomprensión que de él venga. En cuanto la situación sustrae de la elección
y definición anticipada al ser del ser-ahí, singularizado en el estado-de-
resuelto, tal situación posibilita y obliga al ser-ahí a su propia construcción, a
elegir libremente y buscar reglas al caso (a su sí-mismo) sin apelar a io
general dado por el Uno.
La situación se presenta como incondicionada, no hay resolución previa ni
serie fenoménica que lo preceda. No tiene esquema del cual pueda echar
mano el ser-ahí para definirse en situación. La realidad de sus respuestas son
35
nouménicamente posibles y su auténtica determinación es la libertad
temporaciada en el advenir del ser-para-la-muerte, siempre posible, pero
nouménica, como una idea trascendental de la razón. Y en efecto, Heidegger,
se da cuenta de que la temporalidad en sentido propio abierta a la situación no
es más que un postulado o ideal fáctico que cumple su función operativa como
supuesto para el análisis del ser-ahí. Hasta se pregunta él mismo:
Pero ¿no se busca la exégesis ontológica ... del ser ahí . . . en un ideal
fáctico del ser-ahí? Así es, en efecto. Tan sólo no se debe negar este
factum, ni concederlo a la fuerza; hay que concebirlo en su
necesidad positiva partiendo del objeto que es tema de nuestro
estudio.37
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posibilidad". En la distinción entre lo propio y Io impropio de la temporalidad. el
supuesto "trascendental" o factum de necesidad positiva tendría su núcleo en
esta Última noción de temporalidad; y, además, tendría su función como postulado
clave que posibilitaría el acceso a una determinación del ser-ahí fuera de la
cotidianidad regulada por el Uno, donde la cura (Sorge) le viene anticipadamente
resuelta al ser-ahí.
Con ello tenemos que el solus ipse de la situación impide la den'vación entre
las dos versiones de la temporalidad, y que por el contrario, corren paralelas, no
se tocan y cada una guarda su independencia lógica respecto a la otra. Pero
esto mismo permite a Heidegger desarrollar de manera más relevante y positiva
su idea de la libertad en sentido ontológico, conformada por la noción de situación
límite. en la cual hallarían fundamento trascendental, según Heidegger, otras
formas de la libertad: la genialidad, el arbitrio, la libertad moral, la espontaneidad,
la creatividad.
Pero veamos mejor y a manera de conclusión de este trabajo, las
explicaciones e implicaciones de esto Último, así como de la tesina en general, en
el siguiente y Último apartado.
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CONCLUSION
Sin embargo, el máximo interés para una teoria de la historia bien podría
hallarse en las modalidades de la temporalidad impropia (la vulgar, la
intratemporalidad, la historicidad, etc.), porque en ella es mucho más relevante el
fenómeno de la narración y la comunicación: y por el contrario, la temporalidad
propia no presentaría grandes aportaciones, pues en ella el ser-ahí queda
singularizado, incomunicado y silencioso frente al mundo y ante todo otro ser-ahí.
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2. Pero, a pesar de lo inútil que resulte la noción de la temporalidad auténtico-
originaria para una teoría de la historia, su importancia radica en una idea
fundamental y de necesidad positiva: la libertad. Hemos visto como ese
"horizonte trascendental de posibilidad", o temporalidad auténtico-originaria,
funciona como un supuesto necesario que posibilita la apertura de un horizonte
o paraje donde el ser-ahí no queda atrapado por las determinaciones que el
Uno-impone a la comprensión de su ser sí-mismo. La resolución del ser-para-
la-muerte y la situación, como modalidades auténticas de la temporalidad,
quedó conformada por la libertad: y en este sentido estaríamos diciendo, que la
temporalidad auténtico-originaria contiene en la forma de libertad una idea
cuasi-cosmológica de la razón, que nos permitiría hablar de modalidades
Ónticas de la libertad fundadas en aquella: la creatividad, el genio, la
espontaneidad, el arbitrio y hasta la libertad en un sentido práctico o moral. De
esta manera, el factum de la temporalidad auténtica no sólo es necesaria, sino
hasta deseable.
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