Sei sulla pagina 1di 133
Ne NOVELISTAS DE NUESTRA EPOCA LOS INDIFERENTES ALBERTO MORAVIA LOS INDIFERENTES Traduccién de Arm Daanst TERCERA EDICION EDITORIAL LOSADA S. A. BUENOS AIRES ‘Title de egal saions Gif indiferentt @ Cos B& Vetting Roopaal & C Bassa et ata beso desta oot Sree le ey nam 1.988 ‘Sachin, 68 Primera lin: s04V 968 Teme ein: 28VEEASEE Div Ausinés PRINTED IN ARGENTINA fe termind de pene ‘Ares Goins ‘Amogbine 838, Avelsceds EBntr6 Carla; se habia puesto un yestlde de lanita marrén, de falda tan corta que basté el movimento. que ‘hizo al cerrar la puerta para que se le sublera un buen palmo por sobre los pllegues flojos de las medias en forno de las piernas: ella no se percaté y avanz6 con ealtela, mirando misteriosamente ante sf, desarticulada e nse: gure; s6lo una lémpara estaba encendida, © iluminaba Jas Todillas de Teo sentado en el divén: una oscuridad aris envolvia el resto de la salita, —Mamé se esté vistiendo —dijo Carla, aceredndose- le, ¥ no tardaré on bajar. ‘La esperaremos juntos —dljo el hombre, curvén. dose hacia adelante—; ven aqui, Carla, siéntate aqui. ‘Carla no acepté ia invitacién. De’ple, junto a la me. sita de 1a 1émpara, con los ojos dirigides tiacia el cfreulo {do tuz dibujado por la pantalla, donde los objetos y ctu ccherias, a diferencia de sus compafieros muertos ¢ in consistentes espareidos en la sombra de la sala, revels. tan todos sus colores y su solidez, la muchacha totaba con el dedo la eabeza mévil de una porcelana china: un bu- rrito muy cargado sobre el cual, entre dos easias, estaba sentado una especie de Buda agreste, un campesino gordo con el vientre envuelto en un kimono floreado; st ca- Dera oscilaba atrés y adelante, y Carla, los ojos bajos, las ‘mejilas fluminadas, tos labios apretades, pareefe absoria fen esta ocupacién, =e quedas ‘a cenar con nosotros? —pregunt6 al fin gin levantar la cabeza. Claro —eontest6 Leo, encendlendo un clgarrillo—, 4iAcaso no quieres? —Inelinado, sentado en el divén, ob- servaba a la muchacha con atencién vida; plernas de ° 1

Potrebbero piacerti anche