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EIISTORIA ECONÓNATCA Capítulo V
Y SOCIAL DE COLOMBIA I Er ono
1537-1719
por
Crclos DEL oRo y rxreruslóN cnocMr¡ce
Gunrr¿AN CorMsNeREs
En la economía metalífera del Nuevo Mundo se distinguen ciclos tempo-
rales cuya definición varía, segrln diferentes c¡iterios.hay,
for e¡empto,
t--_ffi n un ciclo de oro y un clclod-e plata si se considera sea el ,átoi, r"uLt plro
estos dos metales. El ciclo del oro abarcaría desde 1503 hasta 153ó, de
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EDIIORES
' deacuerdo con la importancia de su peso (Hamilton) frente al de ios envíos
de plata a España, o se prolongaría hasta 1560 si, prescindiendo de una
comparación respecto al peso, se atiende más bienl h relación de valor
entre eloroyla-plata'. Esta relación tiende a favorecei al oro a medida qúe
las cantidades de plata en circulación aumentan: de 1:1o11 a comieneos de
la expansión española, se eleva a l:1.4,84 a mediados del siglo xvu.
. En este caso, el ciclo corresponde a la idea de una inve¡sión en el ord.en
de importancia cuantitativa de los dos metales. Tal inversión se ha operado
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PROFESOR /-c'ttlJ<. t rt)-.;-,-/---.-
f /-*:¡cZ no sólo en virtud del descub¡imiento de yacimientos de plata muy iicos en
México y en el Peni, sino también u .uúru de una innávación tácnica, el
FACIJLTAD ., método de separación de la plata mediante su amalgama con el azogue.
IT{ATERIA r /, *:,a!Élii m Lrlwffir,ú, L7 : El la obtención del oro se distingue, a su vez, una etapa inicial, en la
§EMESTRE. ,q::,lor conquistadores s_e apropiaron de los tesoros acumulad,os por las
-¡l\el!É%
civilizaciones indígenas. Luego sucede un primer ciclo del oro, en eíque la
FC TOü C p¡AUORA ü, I tSLiOTEC.r), ri extracción se concentró en lavaderos fluviáIes con el concurso del triba¡o
;,aboriten. se distingue todavía un segundo ciclo, cuyos comienzos fluctúán
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de anrtorá^
acuerdo ¡nn lao curvas de
con las ¡^ la
t^ desintegración
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demográfica de los indios,
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que estaría ca¡acterizado por la explotación de minas de veta y el empleo
\unfinoOilrqo
: de mano de obra negra.
El factor de.expansión geográfica puede conjugarse también para determi-
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í' na¡ la extensión de los ciclos del oró. Así, en iu f.,rvu Hamiltón (aéase Grá-
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Í[#;X.ra#:: ?f!tr í::" economta mhera hispanmmericana.santiaso de
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268
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1 Un interciclo de alza (fase A) entre 1504 y 1550.
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J -r Una gran recesión (fase B') de 1550 a 1562-1563.
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r 1 -l Un segundo interciclo de expansión, entre 7562y 7670.
:,.li Una fase de depresión de medio siglo, a partir de 1610.
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I .[.esume bus observaciones puntualizando la existencia de dos tenden-
opuestas en el Atlántico español-americano: una tendencia ascendente
[;jl La misma curva de Hamilton (y cuantificaciones
estadfsticas :de el comienzo del siglo xvl hasta 1610 y una tendencia descendente,
!t', el pendiente simétrica, más allá de 1610, las cuales Be superponen a. la
l:'r ' ,, gi. r" otra int erPre ta ción d el cíclo d
l lt -"Y1 -l9lLfl:Tt:: va de Hamilton. Chaunu insiste, sin embargo, en que estas observacio-
I :,;I reposan enuna generalizaciónaposteriofipaes el empleo de unmodelo
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t";-p;;i; ru" a"r.rito como un Proceso
*-d:::::lt:^*j,lllTl? lico como tal significarÍa introducir presunciones de la ciencia económi-
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ti ii :iüiilIotb y encuentra obstácuJos qu9 {esemuo,c11e,
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""üro,i "a" depende cási siempre de la
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Flrsro«ra rcoNó¡ulce y Elono 271
Sería tentador suponer que a la fase depresiva de un ciclo del oro La búsqueda del oro se impuso, pues/ como necesidad condicionada
de automáticarnente. una fase de expansión. Pero lo cierto es que si por una relación tlpicamente colonial. Las penetraciones sucesivas al inte-
última se da, su aparlción está ligada a la de una nueva frontera, es iior del continente deblan asegurarse contactos necesarios con el mundo
§tte depende de un hechoeNüerno. exterior. De alll la urgencia de procurarse una mercancía cuyas posibilida-
Podemos preguntarnos si, por las condiciones que determinaron la des de intercambio atrajeran mercancfas europeas. Las expediciones que se
pansión geográfica y Ia búsqueda incesante de yacimientos.de metales ¡ internaban en la Tierra Firme sentían la necesidad de objetos famiüares:
ciosos, la implantación de economlas mineras hecho reconocido armas, trajes, vino, aceite, quincallería.
toda Hispanoamérica- no se debió a un puro-un azar.Para explicar este En Santa Marta, en medio de frecuentes incursiones contra los indios de
cho se ha insistido en el ca¡ácter deflacionista de la economía europea h región, Domingo Alvarez Palomino encontraba el tiempo para solicitar
rante la Baja Edad Media y el «hambre, de metales consiguiente. El te a un comerciante de Santo Domingo todos los refinamientos de vestuario
americano habría remediado esta situación y favorecido el_auge de un imaginables: calzas, "del meior paño que se pudiera haberr, ,,seis camisas,
pitalismo primitivo, provocando una subidá de los precios3. " las más ricas que se pudiera haberr,20 varas de holanda, ..la más delgada
Se ha sostenido también, desde un punto de vista europeo, que el de que se pudiera haber», 2 gonas <<muy finas», borcegufes, «los más largos
cubrimiento de América significó la creación de una economía a que se pudiera hacer y hallao". Esta preocupación por la moda y el refina-
mundial, en la que el Atlántico se convirtió en un mar mediterráneol miento parece sin duda extravagante en 1528, cuando Santa Marta era to-
partir de entonces, las condiciones de intercambio entre los cont davía una verdadera frontera.
quedaron fijadas por esta estructura atlántica de una econom En algunos casos, sin embargo, la afición por 1o superfluo cedía el paso
(Chaunu). Dadas las condiciones técnicas de la navegación de la a la necesidad más apremiante. En 1540, por ejemplo, en el Nuevo Reino,
debía imponerse una selección de bienes transportables en función de dos conquistadores, ]uan de Trujillo y ferónimo Dfaz, establedan una <(com-
elevado valor intrínseco. Productos tintóreos que debían sustituir en l pañía hermanabler>. Trujillo aportaba a Ia compañla un caballo con freno y
mercado europeo a aquéllos que había suministrado el oriente, azúcail silla y se comprometía a ir con la expedición de Hernán Pérez de Quesada
otros frutos tropicales y, sobre todo, los metales preciosos, llegaron a'i «a sierras nevadasr. Allf esperaba hacer rancheos y hallar sepulturas cuyo
así los géneros coloniales por excelencia. r" botín compartiría con su socio. Este participaba con veinte puercos y una
El mismo Colón esbozó un plan colonial que se apoyaba en la india del Perú'.
dad de esclavizar a los indios. EI o¡o se convirtió desde su primer d Este tipo de contrato era frecuente en toda América durante la época de
ba¡co en una obsesión. En sus relaciones, la Corona española buscaba Ia Conquista. En el Nuevo Reino, en el Penl, en Popayán, un caballo, una
duda justificar su empresa prometiendo un resultado cierto, basado en espada, una silla o un freno constituían objetos preciosos que se aportaban
posibilidades de explotación de la riqueza nativaa. La presencia del oro como capital en las empresas de conquista. La rareza de estos objetos hacía
una garantía de recuperación del aporte de la Corona. Esta certidu crecer su precio desmesu¡adamente hasta el punto de empobrecer a todos
debió animar también a los inversionistas privados en las subsecuentr los que parücipaban en operaciones de rapiña.
empresas de conquista. Según Álvaro Jaras,la necesidad de recuperar'l La relación de dependencia con respecto a las mercancías europeas no
pidamente el capital privado invertido en estas empresas habría er,caozá¿ varió sustancialmente en épocas sucesivas. Por esto la minerla se entendió
la atención de los conquistadores hacia la explotación de metales .§iempre como la clave defsistema económico. Para mantener nexos, aun
sos. A este factor añade un elemento psicológico: la aspiración de los precarios, con la metrópoli, se requirió retornar cada vez cantidades de oro
quistadores a mantener un tren de vida señorial. y plata. La situación de crisis que se experimentó a partir de la segunda
década del sigloxvlt agudizó la percepción de los contemporáneos con re-
lación a la necesidad de mantener la producción de metales preciosos. En
J C/. Earl J. Hamilton, «El tesoro americano y el florecimiento del capitatismo», en El
recimiento del capitalismo y otros ensayos de historia emnómica. Madrid" 1948, pp. l0 ss.
4 C/, Carl Ortwin Sater,The Early Spanish Mnin, Berkeley and Los Ángeles, p . N y p.?A 6 DIHC.I,263 ss. tr,14.
5 Cf . A. Jara. op. cit., pp. 24 y 32. 7 Not. 1¡. Tunja, 1540 f.393 r.
Hrstonle scoNÓMIcA Y El ono 273
272
de Pisa sostenfa la necesidad de Esta situación explica que en eI curso del siglo xvu se hayan operado
1620, por eiemplo, el contador Pérez
cambios en el seno de la sociedad española dominante, a pesat de la apa-
pl ear a los indios en Mariquiti, {,1!:1.1:^"} :f" T:t"::li:','
ideaba un esquema Para rente rigidez jerárquica impuesta por la Conquista y el sistema de enco-
ilri"rir" ál oi"*po..orr"gidor de Mariquita' "":I mienda. Si bien el siglo xrruI conoció todavía empresas de conquista, el premio
delcomercio.crecían P1%-
mostrar cómo las rentis r"eales derivadas no residla entonces en la labor gratuita de los indígenas sino que los nue-
il]il|T:il#:ffi; i" p."a*ir"idad delos yacimientos dé.oro8. '.4
a'1t"*ti",1",t::.:::5t*:ti:*:i vos yacimientos exigían el empleo de capitales y una fuerte inversión en
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"I" ""fi'""uaa' cuando la fuente de los
"" mano de obra esclava.
,tu"T;ü;;;i;'";;iÑ""'u A partir de entonces, la economfa del oro se convirtió en una empresa
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::, :t: ffiadhfasrm pfopios recureos; Si el sistema social dualista establecido por
ffi;;;^; v í" páa".ía el aislamiento. para
mantener este suministró
de los aluviones del río Nechí atrajo a los habitantes de Remedios, M¡Í47
hacia 1590 mudaron la ciudad hacia esa zona y tropezaron con filones P¡STRITOS MINEROS DE LA NT'EVA GRANADA
cepcionalmente ricos. Unos cuarenta años más tarde, cuando la
de estos yacimientos era ya indudable, se emprendió la apertura de la fr
tera del Paclfico. !
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HrcroR¡¡, ¡coNóMrcA y socrAl ELORO 277
MAPA 8 siglo xvllt. En cuanto a la parte sur de la vertiente del Pacffico, su explota-
YACIMIENTOS DE LA NUEVA GRANADA (SEGT]N R. WEST) ción data de la primera mitad del siglo xvu (c. 1630), cuando los habitantes
de Cali y Popayán hicieron varias entradas para someter a los indígenas
rebeldes de la región (minas de Dagua, Raposo, Iscuandé, Barbacoas, Nos.
3,4,8)'
Esta compartimentación ayuda a comprender no solamente una reali-
dad geográfica sino también un hecho histórico de aislamiento. Existieron,
claro está, dificultades casi insuperables en las comunicaciones, pues la
CONVENCIONES
cordillera Central se eleva como un muro infranqueable entre los valles
Cr er¡rnc¡
interandinos de los dos grandes rlos, el Magdalena y el Cauca. Existió tam-
C Fllon l
biénrigidez en las relaciones de las ciudades que abandonaban a su suerte
cada región. Los distritos mineros dependían de un único centro de poder,
fuera éste Santa Fe, Popayán o la ciudad de Antioquia.
Ya se ha visto cómo la aparición de algunos de estos villo¡rios que se
adornaban con el nombre de ciudades derivaba del hecho de un reparto
inicial de recursos, destinado a asegurar la supervivencia de algunos grupos
de españoles. Pero, ¿cómo activar la vida económica en medio del aisla-
miento? Con algunas excepciones, toda la Nueva Granada parecla destinada
a las empresas mineras. Fray Pedro de Aguado, que presenció esta brisque-
da afiebrada, pudo escribir;
... en los pueblos del Nuevo Reino que no tienen minas de oro les parece
que... no tienen ni poseen riqueza alguna, porque el oro, dejado aparte su
estimación sobre todos los otros metales, parece gue en alguna manera tie.
ne la propiedad de la piedra imán... porque adondequiera que haya mlnas
de oro... allf más que m o-tra parte acuden en más abundancia las mercade-
-
rías y mantenimientos...-
11 Aguado,op.cit,III,p. 333.
HrsroRtA EcoNóMrcA y
oRo
La productividad de los primeros distritos mineros dependió de la y en las costas de Cartagena. Los filones, descubiertos cerca de Santa
centración de la mano de obra indígena. Ya se ha visto cómo, en fe de Antioquia, parecfan asl la culminación de una larga búsqueda. Esto
el asentamiento español estuvo determinado también por la por gué, al referirse a Buriticá, Cieza de León habla en pretérito y
masas indígenas capaces de asegurar su supervivencia. Belalcázar Lxtiende más bien sobre el oro de aluvión que se ha encontrado cerca de
persuadido de que sólo la concentración de las encomiendas en Fe de Antioquia. Dice Cieza:
nos permitirfa la perpehraclón de las ciudad.es que habfa fundado.
giones pobres en población indlgena, o allí donde los indios ... saliendo de la ciudad de Antioquia, y caminando hacia la Villa de Anser-
resistencia constante, permanecían inhabitadas por los españoles. ma, verse ha aquel nombrado y rico cerro de Buriticá, que tanta multitud
atracción del oro podía vencer este obstáculo. Esto explica la fu de oro ha salido dél en tiempo pasado...
de fundaciones tales como San Vicente dePáez, Toro, Vitoria, etc.
españoles habían permanecido durante el lapso muy eorto de una !., Y un poco más adelante:
nosamente obtenida, que el trabajo excesivo impuesto a los indios
... vimos también alll los nacimientos y minas donde lo coglan y las maca-
sometidos habfa terminado por romper. nas o coas con que lo labraban, En otro rlo ví yo a un negro del capitán Jorge
La región occidental, la más rica en yacimientos, llegó a ser muy Robledo de una bateada de tierra sacar dos granos de oro bien crecidos...
en hombres, como se ha visto. Las encomiendas debían concentra Las minas se han hallado muy ricas iunto a este pueblo, en el rfo grande de
pocas manos para mantener una tasa de provecho elevada y Santa Marta que pasa junto a é1. Cuando es verano sacan los indios y negros
abundancia a sus propietarios. Aun si Belalcázar no conquistó las en las playas hartarriqueza, y por tiempos sacarán mayor canüdad, porque
de Cartago y de Antioquia, se apresuró a reivindicarlas en cuanto le habrá más negros-'.
la noticiidé que allí había oro y población indígenazo. :
... sin ellas..., esta tierra con dificultad podrá durar muchos días...29 ... que es la mayor riqueza que se ha descubierto en las Indias3s.
3¿ Sob¡e las minas de Tocaima, C/, Alejandro Carra¡rza 8, San Dionisio de los
Tocaima. Bogotá, 1941,,p" 1L5. Sobre los lavaderos del Tolima, C/. Vicente Ibíd. Despacho del gobemador Villaquirán.
tuilio sobre las minas de oro y plata en Colombia. Bogotá. 1952,p.122. Ibid. Santa Fe L. 17 r. 4 Doc. 149,
33 AGI. Quito 19, Despacho del factor de Caü, Miguel de Lersundi, con fecha I de gT lhid, L. 100. Despadro del corregidor de Tunj& Fernando Ramf¡ez de Berrío, fechado en
bre de 1559.
34 Ibid.L.l6. Despacho del gobernador Sancho Garcla de Espinar.
;- junio de 1613. Cit. por U. Rojas, Corregidores, cr:t. p.268.
Ihid.
Hlsronre ¡coNórr,ucev 285
ley muy incierta que los indios pagaban como tributo, la necesidad ds Entonces se juzgaba que el trabajo gratuito de los indios era una fuente
moneda se hacía sentir cada vez más. capitalizaciÓn para adquirir esclavos negros. Así, manteniéndose inva-
La fortuna de Mariquita en el siglo xvtt estuvo asociada no sola las condiciones técnicas del laboreo, la posibilidad de acrecentar el
un ciclo fugaz de la plata, impuesto por las necesidades comerci iento de las minas, o de mantenerlo, dependía de nuevos aportes de
Nuevo Reino, sino también a su ubicación excepcional. Muy pr( no de obra y del descubrimiento de yacimientos cada vez más ricos.
Honda, el puerto donde desembarcaban todas las mercancías que i A comienzos
del siglo xvu se emprendieron verdaderas guerras de fronte-
de Cartagena, la ciudad estaba rodeada de tierras en donde pastában ,para despejar los caminos que conducían a la parte occidental del pals,
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de ochenta mil cabezas de ganado3e ,,i
provincia de Popayán. Los habitantes de Popayán, a su vez, buscaban
El descubrimiento de los yacimientos de plata fue contemporáné nueva frontera. Durante la primera mitad del siglo xvII, esta provincia
los de Cáceresy Zaragoza pero su explotación fue retardada, a causa evivió gracias a las minas de Caloto y a las actividades agrfcolasa3. El
fiebre del oro despertada entre los habitantes del Nuevo Reino, porl de su economfa minera se asocia al acceso a la región de
nuevos yacimientos de Remedios. También hacfa falta mercurio (azoel En 1601, el gobernador Vasco de Mendoza intentó llevar allí
cuyo envfo debía ser gestionado con las autoridades de la expedición pero la Audiencia de Quito se le adelantó. Más tarde, el
momento de recibir su nombramiento, el presidente Antonio González del Perú prohibió a su sucesor, el gobernador Sarmiento, que pene
encargado de velar por la explotación de estos yacimientosao. Fue hara en la provincia por las armas pues quería favorecer un ensayo de
mente lo que hizo desde el momento de su llegada, en 1590, con una ngelización. Esta política pacifista experimentó un serio revés cuanclo
cia poco habitual entre los gobernantes españoles. A su paso por indios mataron a los religiosos. Sarmiento fue autorizado en seguida a
visitó las minas y dejó consignadas sus impresiones en una «r{sl¿si6rii ir la conquista a su manera.
Al año siguiente envió cuatrocientos indios desde el Nuevo Reino inauü Hacia 1620 había ya un puerto de Barbacoas, Santa Bárbara (en la isla
rando así el sistema de drenaje de los indios del altiplano, que iba a pei Gallo), y una población minera en las márgenes del rlo Telembí, Santa
tuarse a partir de 1606. [aría del Puerto. Los indios de los alrededores fueron obligados a servir
Las primeras décadas del siglo XVII vieron declinar la producción dC lbs españolesaa y los indfgenas rebeldes del valle del Patía fueron pacifi-
nuevos yacimientos incorporados en el siglo anterior. En 1623, los ádos en 1636 e instalados cerca de las minas, en Santa Marfaas.
del Tribunal de Cuentas de Santa Fe comprobaban que, ;. La historia del Chocó es también una historia de frontera. La región era
fbñociaa desde los primeros tiempos de la Conquista y en 1$8 Je erigió
... por experiencia se ha visto y se ve por las cuentas del distrito deste tribu-
en gobernación, señalándole límites vagos con Popayán y Castilla de Oro.
nal, m que se incluyen las que hay en el de Ia dicha Real Audiencia deste:i
de Andagoya, el primer gobernador, ni siquiera tuvo la intención
Reino, que por no tener los mineros, por falta de los indios naturales, la,1t
de establecerse allí y prefirió, en ausencia de Belalcázar, apropiarse de Po-
ganancia necesaria en la labor de las dichas minas de oro para comprar
esclavos negros, han ido disminuyéndose y minorándose las l¿bores cada É3yán. Su hijo heredó la gobernación e hizo el ensayo de establecerse en
año y al mismo paso los dichos derechos de los quintos de oro, de suerte márgenes del río San Juan. La experiencia duró muy poco. Según un
gue hoy valen mucho menos de Io que hasta agora han valido y se tiene por,,
cierto (que por el camino que va), no dándoee otra orden que sea provecio.
sa a los mlneros se minorará al mismo paso adelante,,.*'
C/, Peter Marzahl, «Documentos para la historia soclal de Popayán en el slglo )O/[I"
ir (sic), en ACIISC. No 5, Bogotá, 1970,p.7a4.
Según Marzahl,la mayoría de los fundadores de Santa Marfa del Puerto eran mestizos
ymulatos. Cf . The Cabildo of Popayan in the Seoenteenth Cmtury: The Emergence of a Creole
Elife. Tesis de doctorado, inédita. Sobre la fundaciónmisma, AGI. Quitol. 16, despachos
39 AGl. SantaEeL. 17r. 1 Doc.37A. del gobemadorVillaquirán y CCRAQ. II,259.
40 Ibid. Patr. L.238 Ns3 r. 1. Según el mismoMarzahl, «... enrealidad los Sindaguanoparecenen absoluto habersido
41. \bid.L.196r.23. una tribu sino más bien un conglomerado de agrupaciones que hacían salidas ocasiona-
42 AHNB. Miz. Cauu, t. 2 f. 2T) v. les contra viajeros, establecimientos españoles y estancias..,» (trad. nuestra).
286 HISToRIA ECoNÓMIcAY oBo 287
informe de un oficial de Ia Corona que lo acompañaba, el heredero Además de un principio de ejecución de la conquista, el gobernador
saquear a los indígenas a ocuparse del gobierno de pantanos y garantizar la colaboración de algunos asociados, personajes poderosos
Desde esta lejana época, el destino de Chocó parecía estar ligado: Caü y de Popayán. Según acusaciones del obispo Vallejo, el gobernador
iniciativas que se tomaran en Popayán. Durante el siglo xvl hubo \rÉi de Castro tenía, en efecto, asociación con encomenderos y comer-
tentativas de ocupación que partieron de Popayán o de Anserma. f,¡ ¡¡¿ntes de Popayán. Asf, estaba ligado con los hermanos Muñoz y conJuan de
en asuntos comerciales. En Popayán había nombrado como lugarte-
se fundó la ciudad de Toro, que no pudo mantenerse, y en 1587 fue Aranda
e a uno de los personajes más importantes, don Iñigo de Velizco, y man-
dada hacia el oriente. El oro recogido allí habla sido tan abundante{
treinta años después del abandono definitivo de la ciudad, su recüe relaciones estrechas con otro, Antonio Hurtado del Águila5u.
,:,,8¡1631, el gobernador anunciaba que, después de haber gastado ya 30
impresionaba laimaginación de los mineros d.e AnsermaaT. La coloniá
bla debido afrontar no solamente el sitio de los rioanamas, que i ¡ril ducados, contaba con sus amigos, quienes le habían ofrecido dinero,
grandes pérdidas a los mineros matando a los esclavos y a los ... para continuar cosas tan grandiosas porque, gloria al señor, los tengo a
servicio, sino también los efectos de un aislamiento geográfico que todos gratos y sin enemigo considerable..."^
casi imposible el abastecimientoas.
En 1592 se habfa encontrado una solución, la cual debla prevalecer i i Al ano siguiente volvla a anunciar que en la provincia había propieta-
tarde: alcanzar los distritos mineros remontando el rlo San Juan, a rios dispuestos a enviar al Chocó cuadrillas de 300 esclavos negros.
de su desembocadura en el Pacífico. Se intentó asl una primera exped Sin embargo, no fue este recursivo gobernador quien logró abrirse camino
en 1593 y todavía otra en 1601, poco antes de que se despoblaran las 'hasta los yacimientos cuya riqueza se conocfa. Sólo hasta 1668, Antonio Guz-
de Toro{e. de Toledo redujo a los noanamas, chancos y citaraes que durante más de
Los gobernadores de Popayán asociaban sus funciones unsiglo hablan impedido la ocupación del Chocó. Hacia1,670,los habitantes
a la gestión de negocios mercantiles y a la explotación de minas. En
pañía d.e notables de Cali y de Popayán, buscaron varias veces
militarmente el Chocó. Este interés condujo una vez más, en 1,628, al
nador Bermúdez de Castro a intentar una guerra de conquista y a encomiendas por un término de diez años. Esta prohibiciónno estimulaba
capitulaciones a la Corona. ¡los habitantes de Popayán a establecerse en la provincia pero se contaba con
rlos religiosos para prosetuir la tarea de pacificación53.
Solicitaba la prolongación de su nombramiento y la licencia de
navío de 250 toneladas a la costa del Pacífico para introducir por alll Al mismo tiempo que las expediciones salidas de Popayán fundaban un
abastecimientos que requerla la expedición. Debía otorgársele el minero cuyo centro era Nóvita,.los habitantes de Antioquia probaban
también y fundabSn una población sobre las márgenes del Atrato,
adelantado y el gobierno de la provincia durante su vida y la de un
norte de la provincia. Esta ocupación, lo mismo que una orden real de
dero, gozar de un tltulo nobiliario y de la facultad de distribuir
que habla confiado el sometimiento del Chocó simultáneamente a las
y aun de nombrar los funcionarios encargados de la Caja real. El gobe
de Quito y de Santa Fe y a las gobernaciones de Popayán, An-
dor ofrecfa por su parte llevar a cabo la conquista y gastar en ella 50
Panamá y Cartagena, se encuentra en el origen de los conflictos
ducados, fundar un puerto y tres poblaciones y asegurar las
suscitados respecto a la jurisdicción del Chocó.
nes con los centros mineros.
Poco antes de 1680 se comunicaba la existencia de numerosas minas
't . :1 explotadas por los habitantes de Antioquia con negros esclavos en la re-
46 DIHC. Il 84, 96 y 97. YI, 712, 132 y 299. YIl, ffi y 69.
47 AGI. Qaifo L. 31. Testimonio del capitán Marcos de la Yuste, en 1631.
48 Ibid.L.76. Despachos del gobernador Francisco de Be¡rÍo, de 1599, y de Vasco de 50 Cf . Marzahl, The Cabildo.
doza, de 1603. 51 AGI. Quito L. 16.
49 Ibid. Cf. también Historia daumental del Chocd (cs,lec. de doc. publicada por el AI{ 52 Ihid. Despacho del gobmndor Dlaz de la Cuesta,7670,
Bogotá,7954,pp.85y96. 'l 53 Ibid, Cont. L. 1,M4. Histork Documental, cit p. 109 ss.
H¡sronn rcoNótr,uce y BORo
gión de Citará, en los contornos de la población de Negua. En 1684, Asl, por ejemplo, tanto las ordenanzas de 1553 como las de 1587 reco-
embargo, una rebelión indígena en la región conduio a una guerra de ¡ocían privilegios especiales a los descubridores. En ambos casos, el des-
terminación. La nueva frontera quedaba abierta, esta vez en forma cubridor tendría derecho a tres otorgamientos de ter¡enos para explotar.
tiva, pero Ia guerra dejaba detrás de sí problemas de abastecimientos y. Éstos se fijaban en unidades de una cierta dimensión. En Pamplona, la me-
mano de obra casi insuperables. dida era de 30 y de 22 varas cuadradas por minas de ..sabana, (tierras de
aluvión) y de 45 y 22varas cuadradas en el lecho de los ríos, reservándose
la medida mayor para los descubridores. En Zaragoza,los otorgamientos
MlN.ts: TEcNICAS, EMPRESARIoS Y MINERoS
eran mucho mayores: de 60 varas cuadradas en r.sabana o aventadero>, y
de 80 varas cuadradas en el lecho de los ríos. En las minas de veta, el des-
La técnica empleada en las minas de aluvión de lq Nueva Granada erá¡
cubridor podía gozar de 40 varas cuadradas en Pamplona, y en Zaragoza,
misma que ha sido descrita por Fernández de Oviedo para los ya
de dos minas de 50 varas cuadradas.
de La Española. Las tierras aluviales* se lavaban en bateas, im1
al instrumento un vaivén regular, y el oro quedaba depositado en el
: Las ordenanzas de Pamplonay Zaragoza distinguían entres simples mi-
lineros y <<señores de cuadrilla". Éstos tánlan derecho en Pamploni a una
Cuando eI metal se hallaba en el lecho de los rlos, el curso de éstos se
¡ina por cada 5 piezas de esclavos hasta completar tres otorgamientos. En
viaba (se hacían ..colgaderosn) para extraerlo T,aragoza, en cambio, en donde las minas eran mucho más ricas y el empleo
de esclavos generaf el dueño de dos cuaddllas (de cinco esclavos cada una)
... de entre las piedras y hoquedades resquicios de las peñas, y en aquello :,;
apenas podía gozar de una mina, a menos que empleara a dos mineros.
que estaba en la canal de la madre o principal curso del agua, Por donde ,
plona en mayo de 1553 para modificar las que habían sido pr Abrir un canal de 300 varas para conducir el agua hasta la explotación
:i
:l poco antes por Pedro de Orsrla. Otras, más conocidas, fueron derecho en Zaragoza a un otorgamiento de 120 x 80 va¡as y a otra
ii
por Gaspar de Rodas, a raíz de los descubrimientos de Zaragoza, en mina de 100 varas cuadradas, en lugar de las 80 reglamentarias. Se legisla-
ba con detalle el derecho de acceso a los cursos de agua y se procuraba que
Debe advertirse que este tipo de ordenanzas difiere en cuanto a su
todo el mundo pudiera disponer de ellos tanto como la protección de de-
ietivo de aquéIlas-que fueron dictadas por la Audiencia y por los rechos adquiridos.
res para reglamentar el trabajo de los indios en las minas' La
la importancia acordada a lia reglamentación del uso de las aguas enZa-
preocupaba por este aspecto, que envolvía supuestos generales de la
parece natural tratándose de lavaderos. La frecuencia de los conflictos
tica indígena de la Corona, en tanto que el Cabildo o el gobernador
eramuy grande a causa del registro de minas que no se explotaban, como de
provincia se referían a los derechos reales derivados de la existencia.
aguas no utilizadas o utilizadas en detrimento de otros. A pesar de la promul-
yacimientos dentro de su jurisdicción. , gación de las ordenanzas, Gaspar de Rodas comprobó, en 1593, que
54 Sobre los tipos de aluviones aurlferos de la región de Antioguia, C/' V. Restrepo, op.
,. ..,los dueños de cuadriüas y otros tienen registradas muchas aguas y minas
p,65. I en excesiva cantidad y coi registros que sáiu¡¡an unos a otrór de tal ma-
55 Cf.Pimerlibro de actas,cit.pp.24 ss.y AÉNB.Min. Ant., t.3 f.335 r' ss. Rodas
r nera que desto resulta haber muchos pleitos..,""
por primera vez unas ordmanzas en 1584. En 1587, teniendo en cumta que los
brimientos deZ.aragoza se multiplicaban, se vio obligado a inhoducir algunas
caciones. Este último te¡<to es el que se «)noce. X lbdd. f.340 v. ss.
Hrsron¡e rcoNórr¡rcev
Aunque aparentemente muy rudimentaria, la técnica de los lav cosechas, ]uan de Angulo, su administrador, les hizo construir una ace-
exigía inversiones considerables para poder conducir las aguas hasfi obtuvo
ouia. En 1564, Alonso Domínguez Beltrán, encomendero de Gerira,
sitio mismo de la explotación. Uno de los capitanes de Gaspar de iaadministración de estos indios que pertenecían a la Corona. Ese mismo
Pedro Martín, declaró haber registrado una quebrada para conducir
áño, un minero, Juan Peronegro, quiso apoderarse de la acequia para rea-
aguas hasta sus minas del cerro de San Salvador. Para conseguirlo,
nudar la explotación de los yacimientos que habían sido abandonados
hecho construir un «mampussto» de trece estados de alto. El salario años atrás. Los indios fueron inducidos por Domínguez a oponerse a las
constructor habla sido de dos mil pesos anuales y el costo total de la del minero. Alegaban que ellos mismos trabajaban las minas,
quia y el estanque llegaba a 30 mil pesose/. En Rlo del Oro, el capitán C
Velazco, fundador de Pamplona, había pagado 80O pesos a Tomás de Agqü -, ... cuando podemos y tenemos comida, porqUp muchas veces nos falta para
un técnico que había hecho venir de Mariquita"". l',,
el sustento por las malas cosechas de maí2...o'
Cuando se trataba de sedimentos aluviales situados a cierta altura
mas), la escasez de agua podla convertirse en una dificultad i En cuanto a las minas de veta, su excavación se redu_cía a seguir el filón con
para la explotación. Sólo alguien que pudiera disponer de un capital iajos abiertos o mediante socavones o tiros inclinados6l. Lo rudimentario de
emprender obras de conducción, y de suficiente influencia polÍtica la técnica imponla muy pronto limitaciones. Según un minero, interrogado
sobre este punto en las minas de la Montuosa (en Pamplona)
qt1,622,
acaparar las aguas, podía enfrentar este problema. Asl, en 1631 tuvo
en Remedios un pleito entre Francisco Pardo Velásquez y Francisco l' ... Hay otras minas que han sido ricas y oído decir- ha mucho tiempo,
trán de Caicedo, el propietario más poderoso del Nuevo Reino. ¡ -ha
desdeel descub¡imiento de estatierrarse comenzarona labrary este testigo
habla heredado de su hermano Fernando minas y una encomienda en :' Ias vio en labor y habrá dichos diez y ocho años poco más o menos que se
medios. Hacia 1590, éste había registrado las aguas de la quebrada de , dejaron de labrar por el mucho costo y hondura en qg.e estaban los socavo-
cune, que corrían a través de las tierras de su encomienda. Este :, , nei, que por el riesgo de los indios se dejó la labor...o'
originó conflictos en los que se vieron involucrados los personajes más
portantes del centro minero: Diego de Berrío, alcalde ordinario de la Tanto en Pamplona como en Anserma y Remedios se utilizaban moli-
dad, hijo del gobernador Francisco de Berrío y sobrino del mismo ingenios movidos por agua. Del mineral sólido se separaban los frag-
pos o
de Caicedo, quien protegía a la parte contraria, Juan de Caicedo mentos de cuarzo que contenían oro y se volvlan a moler manualmente
quien administraba los bienes que su primo Beltrán poseía en Remed para proceder al laiado en bateas63. ía pirita (margajita o marcasita) se
Francisco Ordóñez Maldonado, teniente del co-rregidor de desechaba debido a su dureza.
Francisco Pardo Velásquez, pariente de Beltránsv. r El procedimiento, cómo puede verse, excluía técnicas de fundici&r y de
Los conflictos suscitados por derechos de agua no sóIo se referían a , amalgamación. En 162L, observando que la ganga de pirita era desechada,
explotaciones mineras y a los intereses de propietarios de cuadrillas el capitán Martín Ocampo, corregidor de Mariquita, propuso beneficiarla
que, en ocasiones, se derivaban de una incompatibilidad entre las con un procedimiento secreto que guardaba celosamente. El capitán había
dades de la explotación del oro y las de la agricultura. Hacia 1550, sido alcalde mayor de minas en Buenaventura y en Cuenca y conocla sin
ejemplo,los indios de Butaregua y de Chocoa la región de duda las técnicas perféccionadas por Bartolomé de Medina en México y
habían sido trasladados desde su asiento primitivo-de (a ocho y tres I iror Fernando de Velazco en el Perú. Con todo, defendla la originalidad de
su invención afirmand«: que
para que trabajaran en los lavaderos de Río de Oro. Empobrecidos los
cimientos, los indios fueron dedicados a la agricultura, y para que
.., el modo y punto de quemar los ¡rietales de que yfuuso y la i" ... a esta tierra han venido muchos hombres que han dicho haber sido mi'
hornos y molienda es muy diferente de los comunes...-- i' n"ro" en Nueva España y en eI Perrl y muchas partes y han dicho sacarán
cantidad de oro de la margajita y tratado de otros beneficios así de
plata
Apremiado por el gobernador.de Popayár¡ en 7624 procedió a no han hecho nada y se ha proseguido con
como de oro y llegado al efecto
experiencias en Anserma. Los mineros que las presenciaron esfuvier el estilo y beneficio que se han usado y gqan en esta tierra sin que haya
acuerdo en la utilidad del método, que consistla en quemar la piriti dejado arbitrio de más aprovechamiento...-'
lerla y mezclarla con salmuera y azogue. Sólo que el empleo de horn
molinos y de azogue parecía rebasar en ese momento su capacidad i Las técnicas muy rudimentarias que se utilizaban permitían, en,todo
o, emplear a capataces o calpixques Para que vigilaran el trabajo de
los
versión. Las minas de Anserma estaban por entonces en plena el nombre de mine-
y la falia de brazos impedía absolutamente que se introdujera la ini ios o áe los esclavos. Estos capataces, que recibían
is, estaban casi siempre a sueldo de un encomendero,
de un comerciante,
ción. Los mineros se atenían al método tradicional, que todavía daba de mulatos, de portu-
dL un funcionario. Como se trataba de mestizos o
rendimiento, sin atreverse a arriesgar capital o dedicar mano de obrá de cuadrilla eran res-
o de españoles pobres, ellos y no los señores
extraer oro de Ia pirita$.
les de lós maltrátos que recibían los indlgenas. En 1559, cuando el
Esta resistencia a las innovaciones técnicas puede atribuirse, en
al aislamiento de los distritos mineros. En parte, también al tipo de liri uaot Hir,ojosa procedió severamente contra los que habían maltratado
á los indios en las minas y las haciendas de Popayán,
las penas más riSu-
sarios que se dedicaban a la minerfa. Pero, sobre todo, al hecho de tanto que el visitador se contentó
hrur r" impusieron a estos capataces, en
laboreo de las minas haya pesado en gran parte sobre los homb¡os 'Con
condenas pecuniarias para los encomenderos a quienes se sindicaba de
población indfgena, cuya mano de obra los encomenderos
mismos deiitos. Asl, Jerónimo Trocera, minero de Sebastián Quintero, fue
compensación del tributo.
Al contrario de los comerciantes, los mine¡os constituyeron du tondenado a muerte, y su amo solamente a pagar 600 pesos. GasparDfaz,
minero portugués, fue condenado a 400 azotes y a galeras, y Lucas Estacio,
siglo xvt un grupo mal definido, cuya actividad parece haber derivado
ün mulato, recibió 300 azotes.
bien de ciertas facilidades de mano de obra y de la presencia de yaci t Las ordenanzas de Gaspar de Rodas preveían el caso de que estos mi-
tos, que de una dedicación profesional. Como se ha visto, las
ñeros a sueldo fueran verdaderos ProsPectores. Cuando descubrían una
I
de Pamplona y de Zaragoza distinguían entre «señores de
I
inina, el señor no podía despedirlos mientras el yacimiento se mantuviera
decir, propietarios de esclavos y encomenderos, y simples
¡
mó para sí y Maldonado de Mendoza se querelló alegando que la los encomenderos se hallaban en una situación excepcional para
debía haber sido registrada en su nombre, como señor de la cuadrilla6s; lxplotar Ias minas. En Popayán, en Almaguer, en Anserma, en Tocaima, en
En otra ocasión, Juan Martínez de Leturia, minero de Vitoria, ¡dáriquita y en Pamplona, ellos preferlan emplear a los indios de sus enco-
unas minas. Como no poseía recursos para explotarlas, accedió a que ,Éiendas en el laboreo de las minas que en la agricultura.
hiciera el gobernador Diego de Ospina, asociado con doña Teresa de ; I No era solamente la proximidad de los yacimientos la que invitaba a
ra, que poseía 16 esclavos. El minero trabajaría con la cuadrilla y ieste género de inversiones. En 1556, los habitantes de Pamplona se queja-
ell0%o del producto. Concertada en mayo de7592,la compañía se d ,ban de que ellos hablan sacado muy poco provecho de los ricos yacimien-
un año después por cesión de los derechos de la señora a Diego de ,,rcr ¿" lJregión a causa de la competencia áe los habitantes de Tunja. Estos
por la cantidad de 10.540 pesos oro. Como resultado de esta disolr , fosefan
encomienda: tu:h-o más grandes y podlan enviar abastecimien-
minero- quedó sin empleo y, naturalmente, sin las ininas que había der ,,ios a las minas.-A raíz- del descubrimiento de las minas,-en 1551, muchos
biertoóe. I eros de Tunja enviaron cuadrillas de indios y algunos esclavos a
El descubrimiento de una mina era, claro está, una tentación para pamplona. Según una pesquisa de Tomás L6pez en 1560, unos 15 enco-
el minero se estableciera por su cuenta. En Quiebralomo, en 1603, un nenderos habrlan enviado cerca de 500 indios a las minas (los autos de la
nero que servla a Francisco Jaramillo de Andrada descubrió una veta mi yisita están incompletos). Esta cifra da una idea de la inferioridad en que
rica en las minas de éste. En ausencia de Jaramillo, que andabu en ü r"se hallaban los encomenderos en Pamplona pues entre todos apenas po-
'dían disponer de unos 1.500 indios; Baltasar Maldonado, encomendero de
expedición por el Chocó, el minero decidió explotarla en su provecho.
el producto, que se calculaba en seis mil pesos, compró nueve esclá' Duitama, habrla enviado 200 indios; Juan de Orozco -de Baganique-,
negros por intermedio de su hermano. Jaramillo, que era teniente del '.i00; Pedro Bravo de Rivera Chivatá-, 70; Mateo Sánchez Mota-
bernador Vasco de Mendoza en Anserma, lo obligó, por vfa de tra 'vita-, 60, y Martín Pujol -deCocuy-, 40. Estas cifras, individualmente, -de
-del
; cxcedían a las de cualq-uier encome¡rdero de Pamplona. Otros encomende-
a retornarle 1.500 pesosTo.
i'rosJrabrían enviado 1ó y 20-indios72.
Fuera de estos esbozos de una dedicación profesional, las empresas-
neras fueron durante el siglo Xrr'I la actividad más extendida et t.e'g"i ), Los encomenderos no sólo disponían de la mano de obra cuyos salarios
de toda condición. En 1568 y 7576, algunos habitantes de Tunja, entrti ldescontaban de los tributos (cuando la tasa misma no imponla este tipo de
que se contaban un sastre, un albañil, un notario y varios 'prestación, como en Almaguer y en Pasto), sino que, a tiavés del Cabildo
encomenderos, otorgaron poderes para que el capitán Melchor Valdezj y de los alcaldes de minas, podían excluir a los forasteros y a los no enco-
conquistador que había participado en la pacificación de lo§ indios mú menderos del acceso a los yacimientos. Las ordenanzas de Pamplona no
y que entonces residía en lbagué, registrara minas en su nombre en Ibag 'permitlan tomar minas a nombre de otros, sino a los vecinos. Un simple
i--r:-:^ ^ --- ,-^^r^-r J^-^-L^ - rE
y en Mariquita. Al parecer, Diego de Partearroyo y Alonso González d, soldado, o un «estanfg», rro tenfa sino a
^^-l^ derecho -:-^ 15 --^--- ----t--l^^
varas cuadradas, ^-
en
Itanto que los vecinos, que no fueran mineros o señores de cuadrilla, podían
Gala fueron ese último año a Máriguita con el mismo objeto7l. ':
30 varas por 22.
El título de señor de cuadrilla pertenecía a cualquiera que quisierd .,1o1*
vertir dinero o trabajo (de indios o de esclavos) enlas minas. i{abía,l i;. Los encomenderos más 4fortunados no eran aquéllos que se dedicaban
seguridad, una limitación pues no todo eI mundo podía disponer de . exclusivamente a la minería. En general, ésta solía ser ruinosa cuando no
tal o de mano de obra. También se requería influencia para acaparar seacompañaba de actividades complementarias que permitieran cierta au-
recursos y para manejar todas las argucias legales que eran a la explotación. En Popayán y en Pamplona, los encomenderos
para hacerlo. Por eso, igual que con respectg a la agricultura o a los dedicaban sólo una parte de eus indios a los yacimientos y es posible atri-
¡, buir
---- --la ^-r^--
rápida decadencia de algunos centros mineros a la falta de esta diver-
-- --.,*'--
¿ sificación. En algunos casos, los encommderos se doblaban todavía en
comerciantes, además de ser mineros y agricultores. Tales fueron: taron a los de Zaragozala explotación de varias quebradas afluentes
Sánchez, de Tunja, Alonso Oia1la, de Santa Fe, o el legendario Juan Nechí, Según Benito Machuca, vecino y conquistador de Zaragoza,los
ramillo, de Tocaima. ,, de Remedios,
último ha sido, en el folclor popular, el prototipo de mi
Este
tunados cuya riqueza ostentosa se atribuye a algún pacto con el dia .,. con la necesidad de minas que tenfan se vinieron a unas sabanas que los
catástrofe final al castigo de Dios, Sin embargo, ]uan Díaz fue un conquistadores llamamos de Porcucho, junto o en comarca del rlo de San
histórico, compafiero de Belalcázar y uno de los fundadores de T Bartolomé y Nas, y después, no hallando allf el oro, conforme a su necesi-
dad se vinieron acercando a esta dicha cludad deZaragoza por la fama del
Dlaz tuvo compañías menos censurables que el demonio, pero
mucho oro que en ella se sacaba, y cateando en el asiento y loma que elloa
provechosas, con algunos comerciantes. Primero con Luis López llaman rica descubrieron muchas vetas y riqueza de donde se hicieron ricos
suegro, para emplear seis mil pesos en mercancfas'en España. y compr.aTo¡ muchos que alll no trujeron sino algunos naturales
su yerno, Hernando del Campo, que llevó a.España oeho mil con que hicieron principio...'-
l:gt%
pesos de Díaz Jaramillo con el mismo objeto' 'iii
13
Las actividades mineras de Juan Díaz no tuvieron nada de Ya se ha visto cómo un rico propietario de tierras de Santa Fe, Francisco
rio. Entre 1557 y 1560, el año en que se casó con Francisca OrtizTa,la 'Maldonado de Mendoza, poseía una cuadrilla enZaragoza en 1597. ¿Qué
su socio (quien la dotó con 5.800 pesos), Díazhizo 34 declaraciones de1 inducirlo a comprar esclavos y explotar minas con ellos? Maldonado
extraído con seis esclavos, por un monto de 16.889 pesos 4 tomines. ,poseía una recua de mulas que dedicaba al abastecimiento de Remedios.
Por esta época ya poseía tierras (cinco estancias) que contenían . Los productos deblan provenir de su hacienda, unas 45 mil hectáreas que
mil cabezas de ganado, trescientas mulas y trescientos puercos, En . poseía en torno a la encomienda de Bogotá. No es aventurado pensar que
l," poco antes de morir, Dfaz pidió una encomienda que obtuvo del presii íia cuadrilla la adquirió de un minero en apuros. Lo cierto es que el enco-
i¡,
lr te Lpe de Armendáriz. Se trataba de 30 indios del rÍo Juan : mendero no persistió en esta actividad y en 1599 habla vendido la cuadrilla
L,
I:, donde poseía una estancia. Aunque tenfa ya una encomienda, eI Hernando de Caicedo, quien explotaba minas en Remedios.
rtij'l
de indios que podfa dedicar a la agricultura no era muy grande. En i :;," El descubrimiento de las minas estimuló el comercio de esclavos en Carta-
ili'l la fortuna del minero no sobrepasaba los treinta mil pesos oro gena y con ellos penetraron enZaragoza muchos comerciantes que vincu-
;i i.'
t¡:, enorme extensión de sus tierras haya legado su nombre a la posteriü sus intereses a la explotación de las minas. Algunos se dedicaron a
i.i.1 '*.laron
!i,lii ÉnZaragoza,los dueños de minas y cuadrillas eran gentes más explotarlas directamente. En 1589 aparece como minero y propietario de 21
i,.'l
:,;'.l, neas. Los capitanes de Gaspar de Rodas, que habían recibido en encori :riesclavos Cartagena, Lorenzo de la Villa. T¡
esclavos un comerciante de Cartasena, Iuan Mi-
También JuanMi-
it: ..,
i:r ' da los pocos indios que habitaban la región, tenían, claro está, yacimir ;,llán de Orozco, comercia_nte de Mompox, cuyos esdavos estaban a cargo del
ll; ,j
¡l',: y pudieron comprar esclavos. Algunos soldados, sin embargo, se quejr minero Alonso Sánchez76. A comienzos del siglo xvII, otro comerciante de
E.
, Mompox, Diego Hernández Rosado, hereda minas y esclavos de un colega.
i:,.1 de que el fruto de la conquista había ido a parar a manos de comercia
,ri:i
iiir;
y recién llegadoe que podfan disponer de eapitales. De todae mnneraf,, l' El caso de Alonso PÉrez Ortlz y de ru hermano, Fe¡nando Dfaz Ortlz,
;lirii es dudoso que las encomiendas sirvieron, como en todas partes, para ,'dos comerciantes gue habían trafdo de España 50 mil pesos en mercancfas,
!{.1r'
l)r i' curarse algún dinero destinado a comprar esclavos. ¡no debió ser excepcional. En 1597,1os mercaderes se quejaban de que los
i'
::'i
ii,,¡: Los yacimientos de Zaragoza eran demasiado ¡icos y atrajeron una :mineros de Zangoza lea deblan cerca de 40 mil pesos. Los hermanos en-
¡;l
variedad de gentes. A los habitantes de Remedios, por ejemplo, 'tontraban dificultades en eiecutar a los mine¡os que les oponfan un viejo
ri :'
ir
'privilegio otorgado por Ca.r]os v, según el cual no podían hacer ejecuciones
I en accesorios de las minas".
f,,i.
l¡r 73 AGLEsct.Cam.L.760 A.
i:,
j,ir 74 Era su segundo mahimonio. La primera vez, Díaz ]aramillo se casó con Isabel de G
I r
década de 1560, el número e importancia de las licencias vinieron a : Al mismo tiempo, la ciudad vecina de Anserma, mucho más rica en
En las dos décadas siguientes se otorgaron de nuevo licencias edíá ei": ti-* j":-Tl:T: ciud a des
que se encuentran citadas en documentos procedentes de Zaragoza,;.
i yacimientos, p ap
Í :'1111 - I: al ?1
lnsistían "n qru se lei permitiera emplear
f
los indios en las minas,
un )uan Francisco de Espinosa recibió autorización el 13 de enero de .95
para pasar 2.400 esclavos. En 1583, los asentistas que.controlaban el méi , ... po-qr" de otra ¡nanera los vecinos de ella no se podrían sustentar"''
áo africano de Cabo Verde, Guinea y Santo Tomé (Alvaro Méndez Cd§
y luan Bautista Revalesca) obtuvieron 4.800 licenciaseo. Estas grandes lii Debe recordarse también que cartago obtuvo un préstamo de cuatro
el valor de unos 20
cias preceden en pocos años la implantación del sistema de los rnil pesos Para comPrar negros, suml quglgpresentaba
esclávos. ¡Y Ia ciudad había solicitado 1.500!
Si se exceptúan estas licencias de'1,572 y 1583, con las cuales sáhj
que sebeneficiaron los nuevosyacimientos deZaragoza, Cáceres y , si se examina la licencia colectiva otorgada a cartagena en 1565, puede
cabe preguntarse si este sistema anárquico pudo proveer de un
il: lrerse a cada vecino le tocaban siete esclavos. Algunos, claro está,
"ó*o
resultaban privilegiados con más de 25 esclavos y otros ni siquiera inten-
suficiente de esclavos a las explotaciones mineras de la Nueva Granái favorecía en el re-
Según Arroyoel, ya en 1556 loi negros introducidos en Anserma y en iaban reclamur srá Uceocias. Pero aquéllos a quienes se
parto negociaban las licencias en sevilla y los esclavos iban a Parar a
cordillera de Chisqufo se habían sublevado dos veces. Arboleda habla, pá
' :rr,! irlé*i.o o al Perrl.
7577, de negros fugitivos y amotinados que No es entonces probable que antes de 1580 se hayan empleado esclavos
de manera masivain los distritos mineros. Y aún después
su empleo estu-
... por centenares penetraban la ciudad y asaltaban los caminos...92 En 1581,
vo confinado a los nuevos yacimientos dezaragozay Remedios.
cuando ya hablan transcurrido algunos años desde la fundación de cáce-
Aun un testimonio de la época, el de Díez de-Armendáriz en 1 ,res,
el iabildo de la ciudad solicitaba la merced de quinientos esclavos
refiere a una sublevación de negros en la costae3.
'para r"partir a crédito entre los minerose6,
Tales noticias sugieren que la población negra era tan abundante r
;,1 Popayán sufrió siempre penuria de mano de obra.8n1592, el ücenciado
podía provocar conflictos de cie¡ta magnitud y causar inquietud entre
''',Auncibay redactó un Discurso
españoles. Obsérvase, sin embargo, que en eI último caso Díez agrega
se trata sólo de cuatro negros a la cabeza de treinta o cuarenta indios,t :rt = .,. sobre los negros que conviene selleven a la gobernación de Popayán, a
cuanto a las sublevaciones citadas por Arroyo y Arboleda, resulta difícil a las ciudades dá Cah,- Popayár¡ Almaguer y Pasto-, que son necesarios
ciar su importancia sin tener acceso a la información de los dos au '' dos mil negros, los mil áoicientos varón y los ochocientos hembras""'
]yasta
En el curso del siglo, el número de esclavos de Popayán debió ir eñ ñJcontador Alonso de Tapias se habfan falsificadó 375 juitificacionesre.
mento. En 1628 había al parecer 250, y en 1659 se encontraban en las mi mismo gobernador de Cartagena se hallaba implicado en los fraudes
había dejado de embargar 228 esclavos que hablan llegado sin re-
313ee. En esta última feiha, algunos estaban dedicados a la agriculú
pues los propietarios se quejaban frecuentemente de que se vefan
dos a sacar esclavos de las minas con este propósito. A partir de 1590 se sucedieron en Cartagena varios funcionarios encar-
los de inquirir sobre el problema del contrabando de negros: el fiscal
ilflagómez, en 1594; en el mismo año; el doctor Téllez de Erazo; en 1595,
Los «asientos» y el contrabando Méndez de Puebla; en7619, el licenciado Espino de Cáceres, y el
visitador Diego de Medina Rosales y el licenciado Fernando de Sarria, en
El caso de Zaragozay Remedios Parece haber sido excepcional. Estos y 7627. Todavía en 1641, el oidor Bernardino de Prado Guevara ave-
cimientos se beñeficiáron con h póftica de las grandes licencias otorgai por los fraudes cometidos desde 1622. Todos estos funcionarios
a partir de 1570 y con los «asientos>> inaugurados en 1587 con Pedró n los mismos ilícitos: navlos sin licencia, complicidad de los
S&itta y Antonio-Méndez Llm:goloÉtuienes se comprometían a pasara' s, intereses creados entre los moradores de los |uertoslos.
Indias tres mil esclavos en seis años'"". Dada la complejidad del problema, resulta imposible avanzar una cifra
A la sombra de las grandes licencias y del monopolio de los de los esclavos desembarcados en Cartagena a partir de 1580. Se
las costas americanas vieron arribar una gran cantidad de navlos <<suelt que en 1594, por ejemplo, el47,9Vo de los navíos llegados a la
que venlan directamente del Africa. Mñchos no podlan exhibir antéi eran negreros. Cartagena, debe recordarse, era un puerto privilegia-
áutoridades licencias de los asentistas o sólo podfan justiflcar con ellas del tráfico y, como lo expresaba el fiscal Villagómez en 1595,
parte de su cargazón. Sin embargo, tratándose de un negocio de tanta
vergadura, las autoridades locales se mostraron siempre más que ... el trato de negros es ahora el más importante que hay acá...rffi
cientes.
En 1589, apenas llegado a Cartagena, el presidente González compt Con todo, cualquier cifra que se avancerü apenas da cuenta de una mano
cómo llegaban embarcaciones sin registro, abiertamente o pretextando obra virtual, no siempre al alcance de los mineros de la Nueva Granada.
oder¡otailol. El mismo año envió allactor Rodrigo Pardo aZaragoza En 1598, el presidente Sande escribla que en Zaragoza trabajaban tres
que averiguara por los esclavos que habían entrado sin pagar esclavos negros y gue en toda la provincia de Antioquia habfa unos seis
la Corona y sin el conocimiento de los asentistas. Algunos mineros
UNIVER§ID,TD DE SAN
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;i: Por otra parte, ya en1,597 se había producido una sublevación ¡ adrninistración directa de las licencias, libró muy pocas. A partir de 1615,
lrií, nú1108.
los esclavos, fortificados en «palenques». Este fecha marca posiblemé ¡on el asiento concluido con Antonio Fernández D'Elv-as, Cartagena y Ve-
t:.; 'factllz se habilitaron como únicos puertos de la trata113. Esto explica que,
liil un tope en el número de los esclavos que llegaron a_ trabajar en los
llr' mienfos antioqueños. Apenas cinco años más tarde, los vecinos de tr . ¿ pesar de la decadencia de las minas de oro, los esclavos hayan seguido
ir,i dios se quejaban de que la región, , afiuyendo al interior de la Nueva Granada, tanto los legalmente introduci-
lri dos como los que entraban de contrabando. El lice4ciado Sarria comunica-
... de algunos años a esta Parte va en notable disminución Porque baen1621., a propósito de este úItimo asiento, que desde su iniciación (en
ilil:'
I: de los grandes gastos que tienen los dueños de minas en el beneficio dellas mayo de 1615) habían entrado a Cartagena 4.816 esclavos hasta abril de
li' y en haberse empeñado en negros a excesivos precios se han perdido algur. 1619.y desde esa fecha hasta el 19 de diciembre del año siguiente se habían
lill
li nos, y otros por falta de bastimentos suficientes se han salido de la dichd, introducido más de seis mil piezas, muchas de ellas ilfcitámente.
lirl
I 1..
ciudád sacando sus cuadrillas¿ y esto ha sido de manera que de tres parteg ,
,' fI mismo habla decomisado en 1620 más de mil piezaslla. En 1621, el
de negros que beneficiaban las dichas minas en susrtérminos falta la una, y'
rlicenciado Medina Rosales denunciaba una situación parecida. Calculaba
se espera que cada día irá en mayor disminución.'.
ii!, 'i
t,l
l.r-', . que apenas en seis años (el asiento habla sido previsto por ocho) ya se ha-
r,,.: bía introducido la totaliclad de las licencias, las cuales eran 28 mil. El cálcu-
La mortalidad de los esclavos en regiones como Zaragoza y Remed
i:j. lo era exacto: según los registros de la contratación, e¡-seis años se habían
{i desprovistas casi por completo de una base de sustentación agrlcola, d, introducido 29.i54 negroJpor cuenta de este asientolls.
i:;, ser muy alta. Los esclavos nuevamente adquiridos se dedicaban a reem
lr,, La concentración de esclavos en Cartagena era tan grande que a cada
zar a lós que iban muriendo y es dudoso que la cifra señalada por Sa
i
irl I :l S'e ,, esclavos amotinados. Según el gobernador Bartolomé de Alarcén, los ne-
il,l:1,
l'rili sucedió su hermano Báez Coutinho en 1603. El10 de abril de 1601, gros recorrían el triángulo formado por los centros mineros de Zaragoza,
r¡
lll
l,ll,l
i
guez Coutinho dio poder al capitán Manuel L6pez deExtremos, residr ,Cáceres y San Jerónimo del Monte infestando las minas y las poblaciones.
il:i;li1 án Cartagena/ para que lo representara mientras llegaban sus factores. A comienzos del año, Ios negros habían asaltado las minas de Diego Rodrí-
iliili
itrl año después llegó a Cartagena un hermano de1 a.ssntista, Manuel de Sc guez, vecino de Cáceres, y se habfan llevado otros siete esclavos. Ensegui-
iriit i, Cá.rtir',t'to, isttudor general del asientolll. Só1o en marzo de 1
"o*oáa*it da fueron a Zaragoza y asaltaron tres rancherías y una estancia. Es muy
i,i:iil
i,lrjl
comenzaron los despachos. Entre esta fecha y matzo de 1605 d dudoso que en estas condiciones los propietarios, aun si hubieran dispues-
t','l
ir;,r il
llegar a Cartagena por cuenta del asiento 1.046 esclavos. Los envíos.se to de capit4les, se hubieran animado a echar leña al fuego comprando más
lliit I i, reáudaron en octubre de 1606 y hasta marzo de 1611 llegaron por lo mel:, u..laroi116.
lll,iiil nos 11.890 esclavos. El asiento, que debla durar nueve añol, preveía quel
it'rlil:ri
l[ l'l llevaran a las Indias seis mil piezas por año' En total, Báez trajo 27.,372
lir,il,i licencias, de las cuales cuPo a Cartagena el 46Vo"". ':.1; El enfrentamiento de comerciantes y mineros
illiiii
iii'l I !,
El volumen del tráfico debió disminuir en los años siguientes pues,'r
iii,iiii
ii.{i partir de la conclusión del asiento de Báez Coutinho, la Corona, que i La crisis de la producción minera de la segunda década del óiglo Xvrr mues-
:. tra cómo, a pesar de la proximidad de una fuente de mano de obra poten-
ii,iiii
llrll rJ
r; l; .i
108 AGI. Santa FeL. 17 r. 4 Nq 157.
irirl;, lW lbid.L,79r,1 N§ 43. 113 C/. Scelle, op . cit.,l, pp. 418, 427 y 430.
,:ii: 114 AGI. Santa Fe L.56 r.4.
1ir,¡: : ll0 Cf .Scelle, op, cit.,l. p.386, nota 2 y p. 387. AGI. Contr. L. 5763.
li,lri 111 R. C. del lsde maYo de 1600'
115 Cf. Scelle, op, cit.,l, p. 446.
lill' 172 AGI Contr, L. 57 63 ry'sshn'
116 AGI. Santa FeL. 65 r. 7.
,i.l'
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:l.i
i.¡itr
il,l.i
ilirl
310 Hrcroru¡ nco¡rlóMlcA y socIALI 311
E¡,ono
ganados de Quito y de santa Fe. si se rehusaban garantías a los créditos, esos sición. Es dudoso, por otra parte, que el contrabando haya compensado las
comerciantes se abstendrlan de proveer el abastecimiento de la ciudad. , consecuencias de esta irregularidad. Hacia 1589 se registraron operaciones
Frente a una amenaza parecida, los rnineros no podíaninsistir demasiai de venta -d-e esclavos en Zaragoza, cuyo precio fluctuaba entre 250 y 300
do en que la Cédula que los privilegiaba fuera aplicada literalmente. pesos oro125. En 1602 se avalu-ó allí miimo un lote de 31 esclavos, a iazón
eso, a pesar del parecer favorable del fiscal de la Audiencia para que se 'de26} pesos la piezar26,lo cual indica que el precio debÍa ser más bien cle
guardara en su integridad, accedieron a que la ejecución fuera posible pero 300 pesos. Más al interior, en Mariquita, un comerciante de esclavos, Fran-
sólo sobre aquellos esclavos que hubieran originado la obliga¿iónl2l. cisco Garcla de la Jara, vendió en 1590 una partida de 28 esclavos a Juan
En el fondo, el fiscal, y posiblemente las autoridades de Santa Fe, con¡i: Martln, vecino de Vitoria, Más tarde se alegó que los esclavos venían en-
cedfan la razón a los comerciantes. En 1598, el fiscal villagómez escribla al; fermos y S_ubiertos de llagas. Con todo, su precio habla sido de 280 pesos
consejode Indias que la cédula de carlos v causaba trastornos en el cól la pieza"'. Én 7616, el cura Pedro de Villabona Zubiaurre informaba
mercio de los esclavos al prohibir_la ejecución de los deudores. proponíai que en Remedios un negro bozal valía 350 p.esos oro y si estaba adies-
que al menos se pudieran rematar los esclavos a otros mineros, cor, el com-li trado en la minerfa podía valer 400 y 450 pesos"o. Todos estos precios eran
-promiso de no sacarlos de los distritos en ddnde trabajaban. sin embargo,ii excesiv-os pues en otras partes de las Indias valían la mitad y aun la tercera
los mineros obtuvieron de Fe-lipe It una confirmación de la cédula del Erm"e partel29.
'
perador el 3 de abril de 'l.S96tz¿. .', No es raro que los mineros se quejaran continuamente de deudas, de
Esta decisión debió desanimar a los comerciantes pues a comienzos deli falta de esclavos, de sus precios excesivos y de su elevada mortalidad. Los
siglo xvll el internamiento de esclavos fue mucho ménor que en las déca., oficiales-reales y aun el presidente de la Audiencia se hacían eco de estas
das anteriores. Los vecinos d,e zaragoza se quejaban de que se habíani quejas e instaban a la Corona para que tomara en sus manos el monopolio.
muerto muchos esclavos y no podían reemplazarlos. Las minás empezaron i Con ello se buscaba el abaratamiento de los esclavos y la obtención de cré-
a set menos_productivas y era necesario desplazarse de Zaragoza para bus- ditos a muy largo plazo. La Corona española, sin embargo, tenía adquiri-
car otras. El abastecimiento de las nuevas explotaciones se voldá más di-,l dos compromisos con asentistas portugueses que le aseguraban al menos
flcil y los negros más vulnerables a las enfermedades. En 1606, los mineros' el acceso a las facto¡las africanas. Los intentos de España de manejar por
pedlan que la Corona les diera crédito de dos mil esclavos pues hacía ya, su cuenta este negocio complejo revelaron ser un fracaso, como en el perlo-
tres años que no se vendían en ZaragozaT2s . ' -
.i, do 1611-1615, cuando se adoptó el sistema de administrar directamente las
Esta situación coincide con lo que sabemos respecto a la trata au rregroi, ,i licencias desde Sevilla.
Del asiento deBáezcoutinho habrían llegado a Cartagena apenas zgdpie-;$ La importancia de Cartagena como centro del tráfico negrero durante
zas en 7603,762 en el año siguiente y solamente 190 eñ febre-ro y *r.ró dd las primeras décadas del siglo xvII puede crear una distorsión en la idea
1605. A partir de entonces, el asiento se interrumpió momentáneamentei sobre la participación del trabajo esclayo en las minas de la Nueva Grana-
hasta octubre de 1606. En este año, en sólo los últimos tres meses, llegaroiii da. Ya se ha indicado que los tres mil esclavos que Sande atribuía a Zara-
a Cartagena 2.980 esclavos por cuenta del asiento. En1.60z no se env'iaroh{ goza en 1598 (o los dos mil de que hablaban los mismos comerciantes de
sino 80 pero el ritmo de los envíos se acele¡ó a partir de 1608, cuando veni' esclavos tres años antes) constituyeron un tope jamás rebasado. En 1616, el
cía el asiento y Báez tenfa necesidad de cumplir con la cuota cura Villabona Zubiaurre respondía a una encuesta que en Remedios,
asignadalza. r-- le fueiá1
- -- --- que
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372 Hlstonre scoxórvflc¡ y .ELORO
313
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ii
t; ,.. vido por sus oios que cuando entraron en esa tierra, por ser tan grande y Los datos sobre comercio interior son raros134 y en general se descono-
i.
de tanto oro como hubo en ella, todos compraron negros que vino a haber
i! cen los nombres de los comerciantes que se dedicaban a internar esclavos.
en esta ciudad más de dos mil negros y después que las vetas y minas que
ii Algunos.mineros iban personalmente a Cartagena a comprar los esclavos
se descubrieron al principio se acabaron y fue el oro siendo menos, como se
Jl
tades en hacer efectivos sus créáitosl3l. En el siglo siguiente, Zamgoza algunos: doña Isabel de Busto, por ejemplq quien heredó los negocios de su
a cada rato la intervención de la Corona para asegurarse el suministro. .; marido, un licenciado Hidalgo. Puede tratarse de Diego Hidalgo, un escriba-
Una de las dificultades para apreciar la ve¡dadera importancia de no. )uan de Arteaga, del cual se sabe con certeza que estaba radicado en Santa
mano de obra esclava en las minas reside en la imposibilidad de conol Fe y que tenía acreedores en Zaragoza, en1597, entre otros el capitán Pedro
en detalle el proceso de internamiento, las transacciones, la cuantía de Martfn y Francisco Maldonado de Mendoza. Juan Amarillo, quién ocupó el
capitales dedicados a este comercio, la distribución de las cuadrillas en cargo de protector de indios en Santa Fe. Gaspar L6pez, quien en 1600 había
comprado el cargo de alguacil mayor de la Audiencia de Santa Fe. En 1605, en
I
: '' cionan 10,20 y máximo 30 esclavos. En las primeras décadas del siglo durante el perfodo de decadencia minerarsT.
't
,j
ii ]erónimo de Quesada llegó a poseer más de cien esclavos en
pero se trataba de uno de los mineros más impoltantes de la región. i CUADRO 18
ri.
,.li La misma disposición de las minas, que se sucedían unas a otras en COMERCIO DE ESCLAVOS NEGROS EN CACERES, 1620.7644
r,t!
,-i
i' espacio muy reducido, imponía límites al hacinamiento de los
No. Esclavos por
Debe tenerse en cuenta también la ausencia de un frente agrfcola que Años transacciones No. egclavos Vr. po. oro Vr.ps.oro transacción
l
tentara esta masa de trabajadores o al cual pudiera trasladarse la mano
7620-1624 13 70 25.550 365 5
obra improductiva en los yacimientos. No debla existir, en todo caso, 16?§-1629 17 50 10.159 209 3
pareeldo, por ejemplo, a las enormes cuadrillas que trabajaban en el 163G'1634 5 16 2.225 140 3
a mediados del siglo XVIII, de 100, 200 y 500 esclavosr". 1635-1639 3 72 2.355 196 4
764V164¿ 2 26 5.3s5 206 13
Totales 40 174 45.@
130 AGI. Santa FeL . 67 ¡.31§ 72bis. f. 5 v.
131 AHNB. Miz Aflt ., t. 3 f 53 r. Carta de 20 septiembre1 597 de Martln de Ulibanl
rado de Juan de Arteaga, comerciante de Santa Fe. Sobre una venta simulada de
para eludir Ia ejecuciórU lDíd. t. 2f.7022r. ss. Tambiéru t. 4 f. 898 r. y 899 r. 134 La única fuente posible son los archivos de escribanos que, con raras excepcioneq han
732 lbid, Sección Mapas y plaros N0 529 A. Muestra la disposición de varios desaparecido para las regiones mineras, Una fuente accesoria, las cuentas de alcabalao,
otorgados de acuerdocon las ordenanzas deG. deRodas .lj presenta la misma dificultad.
133 Cf. ]aime |aramillo Uribe,
"Esclavos
y señores en la sociedad colombiana del siglti 135 AHNB. Neg. y esc. Tol., t. 2f.9717 t.
XVIIi>¡ m ACHSC. No 1 cit. Apéndice de la p.56 Reproducido enEnsayos sobrc 136 lhd. Neg. y esc. Ant., t 4 f. 890 v. AGI. Cont.L.1295.
social colombiana,Bogotá,1968p.79. ' ;i 137 AGI. Cont.L.1605 y 1606.
314 Hmronle ucoNóN4lc¿y 315
Los mineros de Mariquita aceptaron esta proposición pero había atraído también el contrabando. La nueva situación la dejaba
otras peticiones que, según-9t fiscal, harfan pesar sobre la Corona nparada y ahora sólo penetraban los pocos esclavos que corresPon-
gastos de las explotacionesran. Cuando finalmente se llego a un ac aia demánda real y que podían Pagarse en efectivo'
L642, eru ya demasiado tarde pues la trata había cesado debido al,a Las condiciones en que se vendían los
negros de contrabando parecen
miento de Portugal. ¡ j:i í",,i¿o más favorabies. EI asiento concertado con Grillo y Lomelin el 5
reacciones
La interrupción de la trata de_negros a partir de 1640 fue un golpe ioiio ¿" 1663, con el que se reanudaba la trata, provocó _vivas
nitivo para los propietarios de Cáceres, Zaragoza y Remedios. Haifa ll-á"r¿" entonces loi esclavos resultaban más caros. Se trataba de un
chos años, sin embargo, que la introducción de esclavos se habfa redi rro monopolio que suprimía la venta de licencias y con el que los
al mfnimo y ya no bastaba para sustituir a los que se iban muriendo rs podían contiolar lós precios. S9S!1 el obispo de Popayán, un
1633 se contabilizan apenas 25 propietarios con 225 esclavos en vaüa entonces en la Nueva Granada 400 pesos oro, suma inaccesi-
allí en donde habfa habido hacla una generación 300 propietarios con luru los mineroslsl. pues los
de tres mil esclavosl46. Fn 1663, el alcalá e de?aragóza áesiribfu una con Él asiento de Grillo tropezó con dificultades en su ejecución
ta desintegración de las ctradrillas. Había muchos negros emancipados, rehusaban libiar los esclavos de sus factoríaá en Africá' A par-
recogían ralces para sustentarse, otros se dedicaban a oficios domésticos,l liJ?iio"""r, los holandeses impusieron su predominio en el negocio de
una coosécuencia de la guerrade sucesión y luego
trata hasta que, como
mares, el suministro de las colonias espa-
.., que pocos hay, o ningunos se ocupan en ministerio de minas po,r.la gran-
it.-iu ao*irución inglesa de los
de hambre y lo acabado y arruinado de los minerales de oro..."'
iias q"eaO en marios de la Compañía Francesa de Guinea y, posterior-
mente, de la South Sea ComPanY.
Apenas dos años después, cuando ya se había reanudado la El aporte de los esclavos en las explotaciones mineras de la
Nueva Gra:'
procurador de la ciudad se quejaba de que ahora los esclavos venían
. del Chocó'
,1" .iUrO importancia de nuevo J partir de la pacificación
cho más caros que antes y que ningrln comerciante se arriesgaba a del siglo
too,oao, el trifico negrero só1o es perceptible a partir de fines
aZaragoza. La mayoría de las cuadrillas que subsistfan se componfan i Los esclavos que trabajaban entónces en el Chocó prov-mían de explo-
Iamente de"seis, ocho y dlez piezas, contando los viejos, los lislados y.l -oc qlrenánno-.i^* on probable,
No es proba
asrlcola"'. Noes
enfermosl4s. Diez añoi más ürde, en 7675, el capitái Juan Bueso V
i;.il;]t;áonu'a* PÁnaván o del sector agrlcoláls2.
u" Piipayán
númerc de
eI número
or" a comienzos del siglo )«ruI haya sido abundante
lo.r, que
reportabq que el nimero total de los esclavos en la región de Antioquia que trabajaban en los nuevos yacimientos.
excedía de 400 y que en Zatagoza no quedaban sino 60'*'. I
si bien los indios del chocó no fueron empleados sistemáticamente en
Según Scelle, las colonias españolas fueron mejor provistas en
il trabajo de las minas como en otras partes, sobre ellos pesaba el abasteci-
durante el período de interrupción de la tra_ta, entre 1640 y 1660, gracias iriento'de maíz y plátanos para laJcuadrillas de los ríos-Atrato y 51.
comercio de cont¡abando de los holandeses'-. Si era así, esta coyuntura r
podla favorecer sino a aquellas regiones de América que hablan
¡r"Jur. ¡g'asalZ1eih famiüá de los Mosguera de Popayán hablalogrado
utitir", en esta forma a la mayor parte de los indios de la provincia {e
Ilado una economfa de plantación y en donde la demanda de esclavos ñr"nam". Aun más, había desplaiado el pueblo indfgena de Tadó hacia
ra efectiva. Cartagena, por su parte, habfa gozado de un cuasi
§us minas del río lrórsa.
como centro distribuidor a partir de los grandes asientos (1595) y aún
'' Este monopoüo derivaba de la influencia política de Ia familia, al ymismo
,tlmrpo
que dá h importancia de sus explotaciones. Cristóbaf |acinto Nico-
7M Ibid. f.773 r.
:lás
Ifiorqueru Figueroa poselan títulos miütares ganados en las guelras contra
145 AGl. SantafieL. 65 IS 12 f. 2 r.
746 Ibíd.r.2Doc.75.
147 Ibid.. 151 AGI. Saara F¿ L. 65 r. 2 Ne 18.
748 Ibíd.Dcrc.74. 152 FCHTC. p. 135.
749 Ihid.Doc.77. 153 Iúid. pp.128 ss.
150 Cl. Scelle, op. cit., l, p. 490. t54lhíd.p.143.
318 H¡sroR¡e EcoNóMrcAy i ELORO 319
los chocoes, y Cristóbal era lugarteniente del gobernador en la a las Indias 4.800 esclavos negros cada año. Debían recibirlos los puertos
Popayán. Asociados con Francisco de Arboleda Salazar y con Bernardo r, de Buenos Aires, Caracas, Cartagena, Panamá y Veracruz. No obstante, la
so de Saa, poseían cerca de doscientos esclavos netros, en tanto qué i compañf¡ quedaba autorizada para introducir todos los esclavos solicita-
mineros más -importantes de la región tenían apenas sesenta, setentaij dos por las colonias a través de puertos accesorios: Santa Marta, Campeche
li
:1 veces menoslss. Én toda la provinciá existían entonces setecientos vla Habana.
:i
I negros, quinientos de los cuales se distribuían entre propietarios El contrato con la compañla inglesa puso de relieve cambios profundos
Hacia 1726-1730, todavfa el núnrero de esclavos en toda Ia i, acaecidos en el interior de las colonias españolas. La atención de los nue-
Popayán, comprendidas las vertientes del Pacífico, no alcanzaba los vos asentistas se vio atrafda, más que por su obligación contractual de pro-
mil. Según una información practicada en 1727, en las minas vecin.i'§ ,l,veer de mano de obra al Imperio español, por la tentación de llenar un
Popayán (Quinamayo, ]elima, Chisquío y San Antonio) había ochociefi r vacío comercial e inundar los mercados americanos con mercanclas de con-
esclavos. En los lavaderos de los ríos que desembocan en el Pacífico (Rát I Eabando. Las regiones más desguarnecidas del Imperio (Chile, Buenos
so, Micay, Naya, Anchicayá, Calima, San Juan y sus afluenles; aéase Aires) vieron desviarse las ¡utas marltimas en su provecho y contribuye-
- 3) había más de tres milr5o. Este dato concuerda con el que propor I ron a parar las mercancÍas hacia plazas mucho más prometedoras'ut. Este
gobernador del Chocó, Francisco Ibero, quien había encontrado máli fenómeno explica que la importancia de Cartagena como centro distribui-
tres mil esclavos en la provincia de Nóvita y cerca de ciento , dor de mano de obra esclava haya pasado a un segundo plano y qug.^las
r
r'introducciones a través de Buenos Aires hayan sido más importantes'"'.
la de Citará, e¡7729rsf. Gustavo A-rboleda,iuyas fuentes no
menciona también Ia misma cifra158. i, Respu"to al nrlmero total de esclavos introducidos a Cartagena por la
El aumento paulatino de los esclavos en el Chocó se explica - compañía inglesa, debe tenerse en cuenta que las actividades de esta últi-
cremento de la iratalse. Ya se ha mencionado cómo el apr&isir a:ma se desarrollaron durante 18 años, entre 1714 y 7736, con dos interrt p.
de esclavos a las Indias quedo sometido a los resultados eventuates dé., ciones (de 7779 a1721y del728 a1729). Se distinguen así tres perlodos de
chas que enfrentaban entonces las potencias europeas por Ia .:la trata manejada por la Compañía de los Mares del Sur, que se resumen a
:' conünuación (aéase Gráfico 3).
Así, la guerra de sucesión española impuso la Compañla Francesa de,
nea, cuyas actividades son mal en Cartagena. Es dudosd
esta compañía haya contribuido "ooocidur
sensiblemente a la internación de né clrADRO 19
en el Chocó. Además de que eran pocos los que allí trabajaban, hay, d: ¡MPORTACIÓN DE ESCLAVOS A CARTAGENA
(Por la Compañfa de los Mares del Sur)
tener en cuenta las piezas que fueron trasladadas desde Popayán y.i
explotaban antes los yacimientos de Caloto o que habían sido I Prime¡perlodo Segundoperlodo Tercerperlodo
la agricultura. También existen huellas de contrabando de esdavos, ,, Año No. eodavos Año No. esclavos Año No. esdavos
samente en la región del Chocó160. t7t4 774 1722 480 t73o 731
Solamente a partir de 1718 se aseguró un aprovisionamiento regulai 1775 6L6 7723 789 7737 7.0n
esclavos, gracias al contrato celebrado entre la Corona española y la t7t6 tt7 1724 692 7732 778
pañía de los Mares del Sur (South Sea Company). Esa compañía podla 7777 352 t725 7.298 7733 700
7n8 298 7726 420 17v 840
77ü 320 t735 ,rcl
755 lbirt.p.t56. t7% 452
156 C/. Miguel lasso de la Vega, l¡s tesoreros tle la Casa de Moneda de Popaydn Totales 1.557 3.999 4.979
Madrid, 1927, pp. 7 y "lO.
157 AGL Santa Fe L. 3ü7. Despacho de 22 de octubre 1729.
758 Op. cit., lI, p. 7'1,.
159 Las afi¡maciones gue sigum están basadas en las cifras recogidas por Jorge 161 Cf. Sergio Villalobos, oy. cit,, pssim.
160 AGI. Cont.L.li0l. 162 Cf. Hena Studer, op. cit.
ft;..1
lii i
iil i
lii ,lrl
lft
!t: i r HrsroRIAECoNóMICAY
iii 320
lii ,, importaron a Cartagena alrededor de diez mil ésclavos en el curso
lli:i
ili
Se
los tres períodos señalados. Solamente 14% du¡ante el primer período,
i
lf,
ri;
;
que la Nueva Granada era una colonia mi¡era. Pero son precisamente
i:,
lit :,
los años en que se experimenta el auge paulatino de las explotaciones
lli ,
mineras del Chocó, estimuladas por la importación regular de esclavos.
iiri cifras de la compañla inglesa dan cuenta al menos de los tres mil escla-
iiti
rij I
to
que existlan allí hacia 7727-7730. Hacia 1740 ya eran más de diez mil
lii o
ll' . Ib loi lavaderos, el número total de las importaciónes de la Compañíar63.
ill
ll, I
i:i
iir
il! CIFRASDE PRODUCCIÓN
iii
rii
llI
lr _ al libro ya clásico de Earl J. Hamiltonl64, trabajos recientes
,li Alvaro ]ara y Encarnación Rodríguez Vicente exploran más específica-
lii :mente las fuentes s-e-r_iadas contenidas en los fondos del Archivo Gene¡al
;ii.
deIndias de Sevilla¡o5. Se conocen pues las ventajas de trabajar sobre fuen-
;l:
¡es históricas cuya riqueza está muy lejos de estar agotada. Sus debilidades
.ll
,i
' ,(el término inconsistencia sería excesivo) son también aparentes. Es prectr
,ii Io ií0, acaso, insistir todavía más en la precariedad de las cifras que nos vienen
Íi¡:.i tl E
o
d he una época que, después de los trabajos de P. Chaunu, se suele denomi-
.il :
o
i¡¿r «pre-estadística». Todos los refinamientos del cálculo estadístico que
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i
E
ie emplearan para corregir series históricas no servirlan para colmar las
lii i, i
I
É
;i l.
:il L: z .lagunas que se produjeron por simple descuido o por un deseo deliberado
ili ir ü .de disimular la realidad. Los problemas que suscitan estas cifras son toda-
¡i
úfa mayores cuando se trata de regiones que, como los centros mineros,
iltir istaban lo suficientemente retiradas para que todo control resultara impo-
l[]l lr,
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3E
<§ iible. Allí la exactitud en una cuenta hubiera sido juzgada como un hecho
ll,.
,,1 l: a§ lmente extraordinario y la probidad de los encargados de lleva¡las hu-
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H.E. o
sido una excentricidad.
ilIi ';i.; Zo¡o
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E
La consistencia de las cifras de los libros de cuentas llevados por la ad-
española se afirma entonces solamente en relación con su
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interna. Se trata
-la expresión ha llegado a ser corriente para
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i"éxpresar a la vez la incertidumbre en las partes y la confianza en la totali-
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,.163 Cl. Lasso de la Vega, op. cíú., p. 14. Según un cmso practicado en Nóvita, en 1759 fraba-
jaban allf 56 oradrillas con un total de 4.322 esclavos. Cf. |. faramillo U., art. cit., loc. cil.
;l€,4 Earll.HamiltoryAmericanTreasu¡eandthePriceRevolutioninSpain1500-1650.Cam-
ii
I'i 3g fi o
ii' bridge, Massadrusetts 1934.
rI E
.5
i,!:
EE E z r165 P. Chaunu utiliza también el fondo de Contailur{a del AGI para dar ctrmta del movi-
:;i
¿e
sagE miento eomercial en Lima y otras ciudades. Cl. Sbílle et f Atlantique, o,t.
322 H¡srorue rco¡r¡ó¡r,lce y ,oRo 323
Respecto a Santa Fe, debe recordarse que las grandes explo Mariquita), más bien que Popayár¡ constituye la fuente principal
menzaron apenas hacia 1550 con los descubrimientos de Mariquita, Vj bro extraído (oéanse gráficos ay il. Y continuará siéndolo hasta el des-
y- Pamploaa. En pocos días, los conquistadores habían arrebatadOll¡ de los yacimientos de Cáceres y Zarugoza. Arln entonces el
chibchas 225.027 pesos en 7537 y un poco más entre 1539 y 1544 (2gi de Remedios vendrá a cslmar la Caja real, empobrecida por el
pesos de oro fino). Los lavaderos dg Tocaima y Vélez produjeron aniquilamiento de los indios de <<tierra caliente» y la menor productividad
150 mil pesos entre 1545 y 1550. Pero solamente con Ia explotación,l las minas (aéase Gráhco 4).
minas de Pamplona, Vitoria y Mariquita la percepción de quintos (il ;,- La corrra de Hamilton desciende en la década de 1570. En esta época,
dos al diezmo) llego a ser regular después de 1555. ,'l
Fe mantiene una producción estable pero no ocurre lo mismo en Po-
La provincia de Popayán, más rica en aluviones pero en donde lá.$ iayán. Aunque no se conocen las cifras de este período para la región, se
de obra indlgena escaseaba, no llegó tampoco a regularizar la en cambio, que la explotación sufre alll una crisis y que los habitantes
hasta cerca de 1550. De un lado, los conflictos estallaban entre los mii Popayán deben abandonar las minas a causa de Ios ataques de paeces y
conquistadores y, de oko, los indígenas hostigab¡n a los españoles, piiaos. En 7575, por ejemplo, Ios oficiales de Ia Corona informan sobre la
: do ser echados a las minas. El período de 1545 a 1550 arroja el iriou au las minas de Guambia:
más débil de la producción de oro a causa de las rebeliones indígenasi
minas de Almaguer comienzan a explotarse sólo a partir de 1551 y lá .,. los indios se alzaron y mataron muchos españoles y naturales y despo-
la región de Cartago y Anserma rinden cerca dequinientos mil pesos'i blaron las minas de Guambia, de donde ordinariamente cada año se saca-
-
década que sigue a la rebelión indlgena de 1548"u. ban sesenta mil pesos y más y V.M ha perdido de sus quintfr,s, reales casi
Antes de la llegada de los españoles, la montaña de Buriticá (en,Iá veinte mil pesos en tres años que ha que están despobladas..."'
gión de Antioquia) habfa proporeionado el oro en bruto que labrabai
orfebres del Sinú. Estas piezas, encontradas en sepulturas y como atü Poco antes, durante el gobierno de Alvaro Mendoza Carvajal (1566-157Df'
de los indígenas, estimularon la ambición de los conquistadores Popayán había sufrido una rebelión de esclavos negro.s y,una epidemia de
en las costas del Darién y de Cariagena. Pero las cifras de la Caja -viru"iur que afectó también la región de Almaguertzs. Éstos sln anos de
Antioquia no tienen nada en común con la expectativa que provoca iiíquietud en la provincia delante de una frontera que estrecha su cerco. Se
expediciones de César y de Vadillo. En la década de 1550, la «monta icontempla entonces, por primera vez,la posibilidad de emplear la mano
oro» rindió cerca de ochenta mil pesos de oro, cantidad mucho menor ,de obra en empresas agrícolas. Faltan las cifras, sin embargo, para medir
las de los restantes yacimientos de la Nueva Granadal7l. Este resultad la amplitud del desastre en las minas
explica por los distu¡bios que siguieron a la Conquista y por la ; Más al norte, eI producto de la Caja real de Cartago es enviado cada año
de los indígenas. Debe tenerse en cuenta también que, si bien los a Santa Fe descle 1564, época en la que esta Caja fue sustralda de la juris-
sobre el ntlmero de la población son inciertoo, todo parece indlcar q ldicción de Popayán. Se trata también de una región amenazada constante-
la época de la Conquista los lndfgenas de la región no eran tan i¡mente por incursiones de los pijaos, pero la producción se mantiene hasta
como en otras partes. Asl,la población fundada por Robledo debió 1580, cuando comienza a descender (r¡éaseGráfico7).
más de treinta años para hacer la fortuna de sus habitantes con las Si se tienen en cuenta las cifras globales, las crisis regionales de los se-
ciones conducidas por Andrés de Valdivia y Gaspar de Rodas, tenta fueron despejadas por la apertura de los yacimientos de Antioquia
Reros en los cincuenta, al interior de la provincia. en la década siguiente. Cosro ocurrió en el distrito de Santa Fe, estas crisis
De 1560 en adelante, la producción de la Nueva Granada se ajusta afectaron mucho más la densidad de la población indígena que el volumen
tendencia de las cifras de Hamilton. El distrito de Santa Fe, con los filt de la producción del oro. Mantener el ritmo de esta producción debió sig-
de Pamplona y Vitoria y los lavaderos de «tierra caliente» (Vélez, T nificar una presión intolerable sobre las poblaciones indígenas y una dis-
770 AGI. ConÉ. L. 1488 f. 133 ss. 'ln lbid.QuitoL.l9, despacho de 1575.
171 hid. f.95v. ss.L.7377. 173 lbid. Patr.L. 162 Na 1 r. 9 Kathleen Romoly de 4., art. cit., p. 258.
326 FlrsroRrAEcol¡óu¡cey 327
cRrirlco 4
Pnopucclót¡ DE oRó ENEL DISTRTTo DE SANTA FE
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TNOPUCCTÓT.I DE OROET.IEL DISTRITO DE POPAYAN DE ORO EN ELDISTRITODE CARTAGO
Milss da P€s 3EGUN C¡FRAS DE t-A CAJA REAL DE pOpAyAN Según las c¡fras de la Caja Reat d. Cartago (o d6 Toro y Ansenna)
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§§8 EE 6oDoq¡ooo6o
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minución drástica de las actividades agrlcolas. Ciertas regiones El comportamiento de la curva antioqueña es diferente Pues no
qenas.
asoladas casi para siempre como efecto del empleo de los indfgenasi
lirantiene ninguna estabilidad: a un brusco ascenso sucede también una
lavaderos, particularmente en tierra caliente, en los flancos interiores
oendiente brusca. En cuanto a las magnitudes, éstas se Presentan, según
cordillera Oriental y el valJe del Magdalena (Tocaima, Mariquita, Ib¿g cuentas de las Cajas reales, de la siguiente manera (oéanse gtáficos 4, 5,
ias
Fue preciso esperar más de tres siglos para recuperar estas regionegi
6,7,8,9,10),
diante un ve¡dadero movimiento de colonización surgido de Bogotá.
el pafs de los chibchas sufrió los efectos de la despoblación carrsáda ij
: CIIADRO 20
drenaje de indfgenas hacia tier¡a caliente o por su empleo en las mir ,'TRODUCCION DE oRO EN ELDISTRITO DE SANTA rrE
(Pot perfodoe de cinco al!os). Pegos oro de 22'5 quilatea
Aunque faltan las cifras más importantes (Cáceres, Remedios, Zarái
Años Santa Fe Remedlos
za) para el perfodo 1580-1595,las de Hamilton sugieren fuertes subida§
1555-1559 508.570
ese período. Una simple ojeada a la superposición de las curvas peri
- suponer que entre 1580 y 1595 la curva de Hamilton guarda una 1560-7564
1565-1569
545.480
867.O0
ción parecida con la de la producción de la Nueva Granada a la di
1570-1574 n9370
períodos de 1556-1580 y 1595-1660. La semejanza de las tendencias en 792.239
1575-7579
períodos es tal que permite colmar nuestra laguna. Se puede entonces 1580-1584 746.160
mar que, a partir de 1580, la producción de oro se recupera y sobrepasa 1585-1589 583.280
niveles de 1565-1570, gracias a las nuevas explotaciones de la región an 1s90-1594 493.850 229.250 723.100
queña k¡éase Gtáfico 2). 159$159 404.82:5 994.880 1.349505
La década de 1590 contempla un auge sin precedentes en la 160G,1604 269310 657.945 927.255
de oro en la Nueva Granada. Es el momento. ya se ha visto, de la 160s-1609 368.535 375.810 74J,,345
concentración de esclavos en los distritos de Zaragoza y Remedios.il 1610-1614 343.215 332.715 675.930
comienzos del siglo xvII marcan el preludio de una crisis que se prolor 161*16t9 328.680 316.365 57.690 705.735
hasta lo que parece el fin de la economía del oro en la Nueva Granada, 7620-1624 752.q25 281.910 68.»0 503.125
1660. Debe observarse de paso que ésta es también la fecha límite fijada j t62*1629 159.910 r17.835 111.4t5 451.180
7630-7634 137.M5 67.725 294.370
Hamilton y Chaunu para sus investigaciones. ,: .89.200
1635-1639 158.870 141.¡t05 28.815 329.@0
En esta larga crisis es preciso distinguir de nuevo el origen del oroj
r641.I-.7W 82.540 14.370 96.970
economía minera impone diferencias regionales muy acusadas y r
CUADRO22
cn(Flco 8
.
PRODUCCIÓN DE ORO (CRISIS) EN EL DISTRITO DE SANTA FE DE ANTIOQUIA RODUCCIÓN DE OROEN EL DISTRITODEPOPAYAN
GRATICOg CUADRO ZI
PRODUCCIÓNDE ORO (CRISIS) ENEL DISTRITO DE ZARAGOZA PRODUCCIÓN DE ORO EN EL DISTRITO DE ANTTOQUIA
(Pesos oro de 22.5 quilates)
,¡0.r dr p€e 8!grh L C.l¡ R!¡l dr Zamon
!00 Anüoquia Zatagoza Guanocó
,90
,Ó¡ 1550-155¡1 25.950
t50 1ssS1559 57.000
100
\ 1595-1599 100.526 1.400.000 248.000 1.748526
!0 \ 1600-1604
1605-1609
66.168
93.86
1.350.000
1.149.065
205.000
187.%7
1.621.768
1.423.588
t6l0-1614 63.142 1.078.885 752.2@ 1.294.291
las can-
ción de 3 a 1. Pero la fortuna de esta región se desvanece en pocas Aun si la tendencia de la curva es semejante, la diferencia entre
Por ausencia de mano de obra indígena, la explotación de los lav; id", demasiado grande. ¿Cómo se produjo esta dife¡encia? Es dudoso
lleva a cabo con esclavos negros que perecen casi tan rápidamente "r
el sistema de flotas que a§eguraba el comercio con las colonias espa-
los indios de las otras regiones. Más bien que a Ia ventaja del emp s haya tenido más que un éxito mediocre enmantener el monopoliode
esclavos con relación al trabajo indígena (en uno y en otro caso las Én todo caso, nt tca pudieron caPtar todo eI oio que aportaban los
son las mismas), debe atribuirse el rendimiento a la riqueza tes a las ferias y es seguro que una Sran Parte se escapaba en
del rfo Nechl y de sus afluentes. del contrabando.
El crecimiento del volumen de la producción aurífera en este , De otro lado, debe exclui¡se la hipótesis de que el oro permanecía en la
ciclo plantea otro problema con respecto a la curva de Hamilton. ueva Granada. Durante los años de 1615 a 1620, cuando la crisis
de la
1580 en adelante ocurre un fenómeno inverso al que se observaba ucción fue claramente perceptible a los ojos de los funcionarios y la
perlodo de 1540-1560. Ahora la producción de lallueva Granada na se inquietaba con la disminución progresiva de los quintos"", Ios
sa en mucho a las cifras citadas por Hamilton. Este habla de «ca de É Caja de Santa Fe no encontraron oro en el mercado para
absolutas» de oro llegadas a Sevilia, es decir, la adición de los : a España. Muchas de las rentas reales eran pagadas en plata I para
reales y de los envíos de los particulares, representados por los los envíos debía trocarse su producido en oro, Pues la Nueva Grana-
comerciantes y por la exportación de capitales privados. En teoila] Éi
iia
siempre había enviado oro. En 1619,Ios oficiales recurrieron a los depó-
cantidades debían ser equivalentes a la producción total de oro en (herencias no reclamadas) e hicieron
sftos dela Caja de bienes de difuntos
ca. Pero no ocurrla nada parecido. El hecho no tendría nada de so phta a particulares quipjes se comprometieron a devolver
iréstamos dó
te si la diferencia existiera durante 5 o 10 años y estuviera compensada en oro al año siguienteyo. Én7622 se volvieron a prestar 45
un período subsiguiente. Tampoco, si existiera la certeza de que los iu equivalente
ae phta que había en Ia Caja real, con el compromiso de devolver
les se acumulaban en América bajo cualquier forma. Obsérvese, pr [n pesos
-it
'2S p"ror de oró. El fenómeno se repitió en 1623, con 22 mil pesos de
que el fenómeno se repite con intensidad variable (oéase Cuadro á+1.
,: »,y in1626,con 23 mil177.
Ño t'tuy duda de que la producción absoluta de oro podía responde¡ de
CUADRO 24 ,1 estos envios más bien modestos. Pero el oro quedaba en las manos de co'
LLEGADAS DE ORO A ESPAÑA Y PRODUCCIÓN EN LA NI.]EVA GRANADA1T4
(en gramos) merciantes que debían emplearlo en otras parte§ y no en la compra de gé-
neros que tráían los navlos de la flota a Cartagena. Más tarde, cuando se
(Hamilton) Producción acuñó moneda en santa Fe, pudo comprobarse Ia necesidad de acuñar sin
eI comercio y el fisco
1531-1540 14.466.360 .interrupción pues, segrln el Cabildo de la ciudad,
1541-1550 24.957.130 2.2n.53t drenaban toda la moneda que existía en el Reino:
1551-1560 42.620.080 6.t72.508
1561-1570 11.530.940 12.165.128 ... en llegando la ocasión de armadas el Cabildo- toda la (moneda)
1571-1580 9.42914A 10.109.438 -decla y conduce aI pueblo
que se há hbrado desde los (años) antecedentes se lleva
1581-1590 12.101.650
1591-1600 79.457.420 30.000.000 de Cartagena, ya por las cobranzas del ¡eal patrimonio, o ya los mercaderes
"
1601-1610 11.764.090 27.590.126 para su empleo, sin quedar en este reino sino muy limitada cantidad..."
1611-1620 8.855.940 18.883.312
1621-1630 3.889.760 15.527.035 atribuye la fuga de oro aI contrabando, puede m_edirse en parte la
Si se
1631-1640 1.240.400 10.375.6U importancia del fenómeno si se tiene en cuenta que las llegadas de oro a
1641-1650 1.s49.390 8.354.981
1651-1660 469.430 8.680.837
' 175 R. C.'de 12 de iulio y 12 de dic. 1617. AGI. Santa FeL.68 r. 3 Doc. 69.
176Ihid.Doc.73.
Estas cifras se calcularon de acuerdo con las acuñaciones de moneda en Santa Fe. 177 lhid. Cont. L. 1316 A.
A. M. Barriga Villalba,Historia dela Casa de Moneda. Bogotá, 1,969,1,p.95. 178 Informe de 1668 cit. por Barriga Villalba, op. cít.,l,p-294.
i,;,¡;
l.lt
I .,' lt
iili
| .tr ti
334 HrsroRrA EcoNórr¿¡ca y
sri 335
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iiiiit; Sevilla (recogidas por Hamilton) representan el intercambio
i:.,Ii legal. Entre 1638 y 768a se acuñaron en Santa Fe 2.591.389 pesos oro, Los quin-
rencia, con respecto a Ia producción de la Nueva Granada,
ili re"or" percibidos en eI mismo período correspondían a una producción de
los pagos de mercancías introducidas ilegalmente. Esta, pesos. Según el tesorero de la Casa de la Moneda, la diferencia se
una parte apenas de este tipo de comercio pues debe tene¡se "ut"il en icaría por el hecho de que allf no sólo se acuñaba el oro que se extraía
también el oro que salía de la coronia sin haber pagado siquiera la Nueva Granada sino también el que aflula de Quito, del Perú y aun
los
a la sola cuantificacior,.posiurá del co;trJa;;olG, México. Esta aplicación era evidentemente interesada puesto que se
li
I
i::t:::1§1i!n{ose
cir, a la diferencia entre el oro llegado a sevila y la producció";i;iü para justificar una acusación de fraude.
i
Granada, puede obseryarse cómo el porcentajl del oro qrr" r,o l', Comerciantes de Popayán, de Pasto y aun de Quito t¡ansitaban por en-
metrópoli va c¡eciendo paulatinamente. Mientras q.ru-prr" la ruta de Honda para dirigirse a Cartagena. ¿Pero es verosfmil que
i,,..ri 1560-1570 la diferencia es apenas perceptible, en las décaáas "i afluido a Santa Fe oro de México o del Perú? El hecho de que se tra-
,li 1590la proporción se eleva de 1, aly aá t a 4. para esta époci
ei la versión del tesorero- de cantidades mucho más importan-
i.iil cancía busca y encuentra otros mercados. El aumento mismo ae -según
que las extraídas en la Nueva Granada, hace dudar todavía más de sus
lrii; r";¡Ál ,És
!,lirl:i. ción de oro a partir de 1580 estimula el tráfico de contraba"d;;;í*r La producción de oro en la Audiencia de Quito,la más impor-
ritii negros y este comercio, a su vez, contribuye a alcanzar los niveles después de la de La Nueva Granada, era ya muy modesta. Segrin los
tlrll de]
ducción inigualados de los noventa. rmes de los oficiales de la Corona en Quito, una crisis semejante a la de
ll,ll
Más allá de la fecha fijada por Hamilton para su investigación (f laNueva Granada habfa afectado, por la misma época, las mtras de Za¡u-
l'.i OOtii* mil pesos gue
en la cual supone que el oro dej,a de llegarl España, h ñueva na, Cuenca, Loja y Yaguarsongo. De cerca de trescientos se
'
l"j
Ir,1
l"l continúa todavía la producción. Esta mantiene ahóra una cierta
i;;i# :producían anualmente hacia 1570 en estos distritos, la extracción habla
I,lrl
a.unqle el volumen representa apenas una fracción de lo que se"*trrrii,¡=,E].i, descendido a ciento treinta mil, en 1-§90, a setenta mil, en 1600, y a cerca de
,l'iil extrái cincuenta mil, de 1610 en adelantel8o.
el período anterior. con todo, las cantidades acuñadas er, ta cusil
'l,lli
tll:
Moneda de santa Fe son todavía consid.erables. segrin ras cifras
de ac
i Debe atribuirse entonces al fraude de los quintos la diferencia enorme
. t¡i ción, las cantidades de oro producidas serían del oiden siguiente: ,con respecto al oro amonedado. Segrln el fiscal de la Audiencia, Fernando
iili,il ,Prado, este fraude habría alcanzado en ocasiones el orden del 807o. En el
,iIi rcurso de la segunda mitad del siglo xvu se sacaban de Santa Fe de Antio-
CUADRO 25
rlii! quia sesenta mil pesos anuales, de los cuales no se registraban sino doce o
ORO AcUÑADo EN LA cAsA DE LA MoNEDA DE SANTA
i l;ili (Por perfodos de cinco años). En gramos
FE179
catorce mil. Algo semejante ocurrla en Cáceres, Zaragoza y Remedios, aun-
que estos centros mineros estuvieran ya en completa decadencia. El fraude
el fiscal- se registraba en Popayán, en donde
lrrlii
lll Oro acuñado Oro acuñ¡do;i.ij,i: más considerable
.tillr
1630-1,6U 7.283.917
-según
ftacia 1!1-8) se extraía más oro que en el conjunto de los restantes distritos
liil 1685-1689 3.591.563
.l ili 1635-1639 2325.395 169ú1694 minerosl81.
tiil 2.778.215
r64ü76/¿
l,{r
1,645-1649
4.n4.620
3.580.361
169*1699
1700-7704
2.487.879, . :. Con todo, el establecimiento de la Casa de la Moneda en Santa Fe (7627)
2.457.795 :
r65G1654 4.4t0.n7 17ost7W contribuyó a disminuir el impacto de los fraudes en log quintos reales. En
l;ri, 3.122.W,'
:;ilili 1655-16s9 4.270.766 171,0-171,4 3.313.315
adelante, toda persona podla declarar el o¡o en Santa Fe, no habiéndolo
r6ñ-t664 1.62r.678 1775-171,9 3.569.41 ; declarado antes en el sitio de la extracción, sin incurrir en sanciones lega-
iil;
rffi5-1669 2.495.685
l,iil
77?G-1724 4.487.M2.',; les. La afluencia del oro a la Moneda se explica fácilmente puesto que allÍ
it.t, 7670-1,674 '1725:7729 '
2.922.565 4.749.672 '', apenas se cobraba el 57o de derechos reales mientras que en ciertas regio-
'
i i1: 1,675-1,679 2.257.969 7730-7734
i,.t: 5.942.451 ,
1680-1684 3.513.291 nes todavía se mantenla el «quinceavo". AI mismo tlempo, los derechos de
1735-7739 5.483.795
ii
lilli
lri
:1.
itl
i1,i
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HrsroRrA Ecoxótnrrc¡, y
EroRo 337
fundición (o <<cobosr, equivalentes al 2,SVo) gue se cobraban en las
reale§, quedaban eliminados. Deopués de 1680, Popayán se habfa puesto a la cabeza de la producción
sobre esto-q dos aspectos, los funcionarios locales de la corona, en la Nueva Granada. §egún eI informe que acaba de citarse, esta produc-
.
ticularmente los que estaban adscritos a ra casa de la Moneda, tendier
y ción era la siguiente:
favorecer-ciertas pretensiones de los mineros. En'i,677,por e¡emptol
compras de oro y plata para la Moneda de santa Fe son ioa"ita clrr¡i CUADRO 26
rables. segrin las cifras d.e la casa de la Moneda, el español Francisco Pnopucq¡Ólt DE oRo EN LA NUEVA GRANADA (1682-1696)
(Oro manifeEtado en la Casa de la Moneda)
súa obtuvo que la Audiencia lo dispensara de manifeÁtar el oro qo"
sin quintar. sa-rasúa ofreció pagar una indemnización global d" aoi
rii 'DisEitos Total (pesoe) P¡omedlo anual
pesos cada año182. En otra ocasión, el tesorero de ta Moneáa, el eom
i 719.ffiz 47.973 41
PopaYán
salvador Ricaurte, obtuvo que se suprimieran los derechos de fundicioi Anserma 54.905 3.660 3
todas las cajas reales. con esto se pretendfa que las Cajas reales Antioquia 342.302 22.820 20
q";i 2.401
ian en desveataja frente a la casa de la Moneda. tos dos negocios su"o iri"ebl Mompox(Simtú) 160 0.1
garon y en ellos se vio comp¡smetida seriamente la buenale de los oidnr, Mariquita 103.855 6.923 6
Santa Fe 482.200 32.146 28
de la Audiencia y de los funcionarios del Tesorol83.
Pamplona 8.100 540 . 0.5
La_disminución gradual de los quintos obligó a la corona u
Chocó 28.150 r.876 7.4
"rrarrr".éi]
su política fiscal. A partir de 7664, esta políiica se hizo más exigente
suprimieron por un tiempo los privilegios que reduclan los quintos a ffi
úri
y aun7.57o (quinceavoyveinteavo). Una certificación deltribunal de cuerrii La fortuna de Popayán estuvo asociada a la explotación tardía de los
sobre los quintos pagados entre 16g2 y 169618a muestra que, en ur aluviones de la costa del Pacífico (oéaseMapa8)..Las primeras explotaciones
"ur¡oi
este período, los quintos se elevaron alz0%. Ésta debió rur,rr," invitacii se hicieron en la provincia de Barbacoas, en donde el conquistador Fran-
abierta-al fraude. A pesar de que en esos años, precisamente, se experimi cisco de Prado y Zttñiga señalaba, hacia 1630, la riqueza de los ríos Micay,
tó un alza en la producción, ésta apenas se registra en las cuentur a" Timbiquf, Iscuandé, Patfa y sus afluentes.
u, La historia de estas primerae explotaciones es confusa y faltan fuentes
nedación. según los libros de la cisa de ra Moneda, entf,e 1,6g2y rosá;
produjo un promedio-d_e 132.920 pesos anuales contra uno de 109:1g4 eii numéricas para apreeiar su importancia. En 1640 se propuso que se abrie-
perfodo de ran caminos de los puertos de Santa Marfa y de Santa Bárbara hasta Pasto
1,652-'t 6Z Lr§.
y Popayán. Los mineros que Be hablan establecido en Barbacoas venfan de
La situación varfa radicalmente, si nos atenemos a los datos de tos
libr.o§ estas dos ciudades y se encontraban aislados. Recibfan abastecimientos de
1:
h: !{"" reales. Segrin éstos,la producción había pasado de un prorn..j Panamá y Guayaquil a través del puerto de Santa Bárbara. Los indios, a
dio de 39.603 pesos anuales a 116.09g en el curso ae los dos períodos. Esi quienes se acababa de someter y de juntar en las poblaciones de Mallama,
evidente que la casa de la Moneda dejó de recibir el oro no áechrado eii Guaypuer y San Pablo se empleaban en el transporte de provisiones que
laa cajas reales desde el momento en que cesó la posibilidad ae pugar rbi llegaban al puerto y debían ser internadas hasta las explotaciones.
larnente elí%. con todo,las series de la casa de la Moneda sigueñreflel Se sabe, sin embargo, que los aluvions más importantes no eran explo-
jando mejor el volumen de los metales extraídos. tados a causa de la falta de abastecimientos y de mano de obra. Segrin Fran-
cisco de Prado, el camino de Popayán servirla precisamente para asegurar
el aprovisionamiento regular de las euadrillas de esclavos que se introdu-
782 Ibid.passim.
183 Ibid. L. 370 Doc. 309 y 371.
jeran'oo. Por el momento, los cultivos de los indígenas eran insuficientes.
1,4 Cit. por Barriga Y. op. cit.I, p. I03.
185 Ibid. pp.95y 702.
186 AGL Santa FeL.112. CCRAQ. IL p. 312.
338 HrsroRrA ECoNóMrcA y socrAü ELoRo 339
Parece que, como en otras partes, se emplearon también indios en el indicativas de lo que ocurrla en elhinterland delas ciud4des de Popayán,
de los frau-
trabajo de las minas.Én7647, el gobernador de Popayán se quejaba de uri óa1i y Anserma (tániendo en cuenta la proporción incalculable
jesuita, eI padre Francisco Ruje, a quien acusaba de utilizar a los indios de. hay duda de que a partir de 1680 se opera una rec-uperación de la
á"r), no
Santa Bárbara para sacar oro del Telembí. Aun si la acusación era falsa, ella economía *iour" de eias regiones, gracias a la frontera del Pacífico.
revela sin duda la competencia de los mineros por la mano de obra indí.li Por otra parte, hay indicios abundantes del desorden que reinaba en la
gena'87. Todavía-en 166ii, el visitador Inclán Valáés estuvo a punto a" prnl;i oercepción áe los quintos del oro extraído de los yacimientos del Pacífico'
vocar una revuelta entre los mineros de Barbacoas, al prohibir el trabajoi 'Hacia^1680, cuandó ocurrió la pacificación del Chocó, no se tenfa una idea
ya
forzado de los indios. exacta de |a magnitud de las riquezas aluviales de la provincia, aunque
A comienzos del siglo XVIU se encuen-
Hacia esta época también se comenzaron a percibir con alguna r"gofáii se había comeniado su explotación.
ridad derechos de quintos (reducidos al vigésimo), aunque las cantidades iran allí algunos personafes muy conocidos en_Popayán..Entre ellos, los
declaradas parecen ínfimas con respecto a la reconocida riqueza de los alu- h"r*"oou ivlosq.rura, Francisco de Arboleda, Bernardo Alfonso de Saa,
viones. Entre 1659 y 1662,los propietarios de minas de Barbacoas mani- Miguel Gémez?e la Asperilla y Agustln de Valencia, propietarios de
festaron 24 partidas y pagaron 403 pesos de derechos. Los de Timbiqul'ii uriuror negtos. Estos personajes, que gozaban de influencia política en
pagaron 2.647 pesos de oro y 5,293 pesos de plata, o sea alrededor de cinco ',, popayán, ejércieron, caáa ur,o a su turno, el gobierno delegado de la pro-
mil pesos oro en total. Más tarde aparecen manifestaciones individuales viiaá. No Ls sorprendente que eI fraude haya alcanzado proporciones es-
considerables como las de Gabriel Estacio de Amaral por doc-e- mil pesos; candalosasl9l.
en7677,y las de ]uan de la Cruz Martín por tres mil, en 1666188.
Con todo, tales manifestaciones fueron siempre muy irregulares en CUADRO 27
Barbacoas. Los gobernadores de Popayán solían ir hasta allí de tiempo en ; PNOPUCCION DE ORO EN LA PROVINCIA DE POPAYÁN ,1660-1749
tiempo para reclamar de los mineios-los quintos atrasados. Estos viajeg..j (según los quintos)
solían ser muy remunerativos pues los gobe^rnantes aprovechaban la oia- Pesos oro de Pesos oro de
sión para vender allí mercancíás y esclavoslse. Sólo désde 1709 se estable-' 22.5 quilates 22.5 quilates
cieron en Barbacoas lugartenientes de los oficiales reales de Popayán, Pero ,,Í$ 9.637 170}1709 301.760
1660-7664
los envlos a Popayán no se regularizaron (cada uno o dos años) hasta 1720. 20.705 77,!-1774 392,985
7ffi5-1669
Asf, entre 1720 y 1724 se recfbieron en Popayán trea mil pesos anuales efr, L670-1674 2x.947 7775-1719 381.885
'l'i¡
¡medio.
promedio. .:." : 167*1679 51.590 1720-1724 480.n0
El oro declarado en la Caja real de Popayán, que refleja un brusco ad-;
aüj;,i. 1680-1684 286.300 t7?5-1729 533.770
mento de la producción en el quinquenio de 1680-1685 a casi 300 mil pesos;' ,i 1685-1689 280.240 1730-t734 466.995
viene sin duda de las explotacionei próximas del Dagua y de Raposó. pos-.j; 169ú1.694 239.155 1735-7739 511.390
teriormente, en1720, cuando la producción vuelve a elevarse a casi S00 mili,, 1695-1699 149.»5 1740-1744 409.465
pesos, no hay duda de que intervienen manifestaciones procedentes déI, 1700-1705 126.142 ffaltan 2 años) 1745-1749 291.385
Chocó. Pero entre 1670y 1.690 sólo un minero de Popayán, gl capitán Franj
cisco de Arboleda, declara el oro que proviene del Chocóleo. ':ii
Aunque las cifras proporcionadas por las cuentas de las Cajas reales de.:i: segrln un informe de TTTT,losgobernadores de?opayánrvendían el pues-
Popayán y de Anserma (adonde se llevaba el oro,ldel Chocó) sean apenas'i to de íugarteniente en el Chocó pór seis u ocho mil pesoe"'. Para esa época
ya se háblan introducido muctios esclavos y se calculaba que sacaban un
r'li *ittO¡ de pesos anualmente de los lavaderos. Aunque posiblemente exa-
187 AGL Quitol.l6.C/.tambiénG.Arboleda,op.cit.,l,pp.246ss. ,il
791 lh¡d.L.t@ .
190 lbid. Cont.L.1497 y 1498. En ese lapsq Arboleda declaró más de 17 mil pesos oro. :i 192 Ihid. Santa F e 7, 362.
Hlsronl¿ rcor.¡óurce y 341
ftoRo
gerada, esta cifra sugiere la enormidad de los abusos de los propieta 11
la ventaja de los mine¡os al controlar la administración local. inópucc¡oN DE oRo EN EL DIsTRITo DE PoPAYAN-ANSERMA
dominio se extendía al conjunto de la economla pues solamente ellos
ban en capacidad de comprar esclavos, hierro y acero o proveerse
SEGUN CIFRAS DE I.A CAJA REAL DE POPAYAN
mentos desde Cali, Buga, Popayán y Anserma. a da Paaoa
É.
Las quejas repetidas de los pequeños mineros dieron origen a las
mas de Antonio de la Pedroza y Guerrero, funcionario gue habfa sido
t00
ü,
s
r \
cargado de reorganizar la administración de la Nueva Granada, a la :l -1 \
a, 60
\
iba 4 erigirse en vireinato. Pedroza se ocupó, a partir de 7717, de
orden en todos los negocios que el desgano o la corrupción de los
NY \
narios habían permitido alargarse después de muchos años. Para esto
truyó ciento setenta expedientes, de los cuales una buena parte se
¡10
.l
I
al comercio de contrabando que había sido estimulado por las
otorgadas a los asentistas de esclavos. Asl, para poner fin al
de oro en polvo, Pedroza decidió separar el gobierno del Chocó de la
dicción de Popayán y colocarlo bajo el de la Audiencia de Santa Fe. :
Los resultados de esta simple refo¡ma adminlstrativa fueron
dentes. El prlmer administrador del Chocó, nombrado directamente
Pedroza, envió a la Caja real de Anserma 16909 pesos oro entre a
EE EB§EEE§Bg§E
7719 y diciembre de7720, en tanto que sus predecesores habían
1,7.105 pesos en diez años (entre 1710 y 7719). Desde entonces se
GRÁFICO12
taron anrralmente ochenta mil pesos en promedio en las Cajas de
ACUÑACIÓN DE MONEDA EN SANTA FE
Citará193. De las cuentas, mrrc-has vecei io"ompletas, de estas dos
pueden establecerse los promedios siguientes para los quintos, del 57o
'1..57o AclJ0aconEs¡E.oEo-y Deptara-Et{ ac tapEr¿t[osEDA.aesarrratE
de derechos de fundición: (PR()rlEoloS ilO\rt-E§ EEGi.ril CrñAS
t
O€ B nflcAvlt¡rür^)
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P¡omedio anual m
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1720-7728 5.748 pesos oro
,dD
1729-1n9 4.505
7739-1746 4.722
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iu
Las Cajas de Popayán y Anserma (uáase Gráfico 11) aumentaron su I ^ly\ .¿J lv\ /
ticipación en los quintos y la acuñación de la Moneda de Santa Fe dio f I
bién un sallo ktéase Gráfico 12). ¡ ü
v
L I
Sin embargo, el contrabando que amenazaba amrinar
el sistema de monopolio, establecido después del siglo xvl en el
español, era ya incontenible. A la sombra del aprovisionamiento de
vos, vital para la existencia de las explotaciones mineras, los ..navíos
c
F
permisión» inundaban el mercado de Cartagena antes de que llegarari; riqueza. El oro atrajo la ocupación de vastos territorios, es cier-
^ootaddsu fue apenas un espeiis-
flotas españolas. i.i ;Í.;;;; la unidad aparente detodas estas regiones
metal' com-o
,l'ot*,i",""ido p or ias v irtualidades del
La apertura del Chocó y el oro que se extraía de allf favoreció este Nombr-es
una resonancra
? -y.::::::
cuyos ecos
mercio a través de los rlos Atrato y San |uan. En 1718 se prohibió el oá l,óáceres, Quiebralomo, Marmato, etc', tuvieron
por el Atrato y se colocó un puesto de vigía pero sin éxito: en 173O eÍ
tI i""i"iatáo completamente. No es exagerado
f{na1
la de"it:,T:::}:,11
dejar detrás de
mer gobernador de la provincia fue destituido por el oidor Jo^* lon*.ü.".i" más durable de la economía minera fue y desarticuladas, hasta
Malo, quien lo acusó de complicidad con los contrabandistas"{. llr""lo".r enteras devastadas demográficamente nexos que pudieron
A,partir de esa fecha, la prohibición se acompafió con la amenaza d "ip-l;i;¿ q"e arln hoy resulta diff¿il reconocer los
pena de muerte para los que la contravinieran. El oidor Martínez tiguttut un dli a la economía de
un imperio'
también limitaciones para el comercio legal habilitando 1os puertos de
ventura, Iscuandé y Santa Bárbara como los únicos que podían
las mercancÍas que se tralan de Panamá. Los puertos del Chocó LASCRISIS
Con todo, se apresuraba a agregar, estos conflictos no afectaban La crisis económica no estuvo propiciada por un agotamiento absoluto
los estratos más altos del poder y de las explotaciones. Hay que tener en cuenta, pot un lado, que los hallaz-
gos periódicos renovaban los yacimientos y por esto la decadencia de los
.,, esto no topaba con los naturales ni con el común. áirtritrs no es sincrónica. La economla minera parece marcada más bien
por una-crisis perpetua que-se-disimu! {e cuando en cuando merced-a
El siglo xvt bien merecía llamarse dorado pu.es estos hallazgos. Por otro lado, las insuficiencias técnicas y la penuria de
Írano de obra, impuesta Por la precariedad de los nexos sociales, entraña-
... el trato y comercio estaba en su punto, la tier¡a rica de oro, que de ello sil ban una dilapidación de recursos.
llevaba en aquellas ocasiones harto a Castilla...
Desde este punto de vista, no habría habido sino una sola crisis egtruc-
La exaltación barroca de una edad dorada respondla bien a un rural que se prolongarfa desde 7570 y que se habría atenuado poco antes
miento de depresión dominante en el siglo xvu. Todo el sistema del colapso definitivo con la aparición súbita y casi sinlultánea de Cáceres
de la Nueva Granada reposaba sobre la continuidad de las
(157o, Zaragoza (1580) y la nueva Remedios (1590). Estos elevan la pro-
- mineras. Por eso, antes de que se llegara al derrotismo, se propusieron ducción, en el curso de la década 1590-1600, a una cima no alcanzada antes
didas muy variadas para salir del marasmo y arln se llegó a corregir nidespués. De hecho, su aparición aplaza una crisis definitiva que se con-
poco la situación entre 1620 y L630. sumará hacia 1630 y contribuye a hacerla más sensible. Subraya también el
A la vista de las cifras de producción de oro y de la pendiente que i significado ambiguo de las crisis mineras, puesto que la prosperidad de los
na las curvas casi fatalmente desde comienzos del siglo xvII, puede ha nuevos yacimientos era coetánea con la decadencia de los distritos más
se de crisis. Si se piensa en esta inflexión, en esta tendencia más bien, y antiguos, y señala la dependencia estrecha de la economía minera con los
en la masa total de oro extraído (principalmente de distritos periféricr hallazgos, es decir, su carácter fortuito.
no hay duda de que una c¡isis minera se había extendido en toda la Desde otro punto de vista, las crisis mineras están asociadas a la deca-
Granada en la segunda década del siglo. No debe pensarse, sin emba dencia del tipo de trabajo empleado en las explotaciones. La c¡isis de 1570
que esta crisis afectara simultáneamente a todos los distritos mineros y corresponde al agotamiento de las posibilidades del trabajo indígena. La
las mismas razones. El aislamiento de las explotaciones y la dinámica crisis de los yacimientos antioqueños, en cambio, se vio precipitada por la
pansiva de la economfa minera imponía un movimiento diacrónico imposibilidad de mantener un ritmo de inversiones en mano de obra escla-
aumentaba las aprehensiones y multiplicaba los testimonios sobre la va. Esta nueva crisis se insinúa a partir de 1600 y se hace evidente hacia
dencia. 1615.
Si nos atenemos a las cifras de los quintos, la decadencia del distrito Aquí surge el problema de circunscribir cronológicamente esta segunda
Santa Fe debió comenzar hacia 1580, lo mismo que la de Cartago. Sin e crisis. Existen, sin duda, numerosos testimonios subjetivos acerca de la pe-
bargo, ya la alarma habla cundido entre los oficiales reales en la nuria que atravesaba en ese momento la Nueva Granada. Pero esto no puede
anterior. Estas dos Cajas eran las que proporcionaban los salarios de ;:constifuir un indicio concluyente acerca de la agravación de una tendencia
funcionarios españoles y éstos eran más sensibles a su evolución. Ademl que existía desde comienzos del siglo. La cuantía total de la explotación del
el distrito de Santa Fe comprendía explotaciones dispersas a todo lo la¡i oro dio un salto más brusco entre la última década del siglo xvt y la prime-
del valle del Magdalena, desde Neiva hasta Remedios, lo mismo que ra del xvu como para atribuir el despertar de esta conciencia de la crisis a
esta inversión no
y lo difuso de sus relaciones con las regiones dedicadas a la agricul ¡ los propietarios a invertir en esclavos. sin embargo,
Estas relaciones eran más bien negativas puesto que el estímulo provo :LtuUá inituida en un cuadro de previsiones normales de la empresa sino
por el crecimiento de la minería no hacía sino reforzar presiones :,iu" forzadaPor la escasez de indígenas. Aún más, la despoblación
sobre el trabajo agrícola de los indios. Las relaciones con respecto al "staUa
de otras zonas agravaba el problema Pues cada vez resultaba más
, indlg"r,u
eran, en cambio, mucho más directas. Puede decirse que la economía mini áifícil abastecer a la población esclava.
existla en virtud de la necesidad de mantener nexos come¡ciales La dependencia con respecto a la mano de ob¡a esclava explica la con'
metrópoli española. Por esa raz6n,la conciencia, de la crisis sólo podfa rieuración de las curvas dL Cáceres, Zaragoza y Remedios, en donde la
tenderse a la totalidad de las actividades económicas de la colonia en .u"íd, prr"." más regular que en otras partes Qtéase
gráficos 6,9,10). En
ción directa con el problema de los intercambios con la metrópoli. :l ánto que en Santa Fe, en Cartago y en Popayán la producción-logra man-
Si se examina el volumen del comercio en Cartagena, puede verse en ocasiones como consecuencia de presiones renovadas sobre el
i.n"rrá
esclavos
el momento en que la crisis se hace evidente a los ojos de los trabajo indígena, la caída en las regiones en donde se empleaban
neos está ligado a una reducción drástica de las importaciones de seatenúa en ningún momento. La villa de Santa Fe de Antioquia es una
no
-europeos. Según las cifras de Chaunu, Cartagena registró un auge a Acaso puede atribuirse la regularidad de su producción (muy
excepción.
de 1580, coincidencia significativa con el aporte creciente de los débii por otra parie) a condiciones favorables de abastecimiento agrícola,
tos antioqueños. Hacia 1595, el movimiento portuario de las importacioneü de las cuales Cáceres y Zaragoza estaban desprovistas.
paso el cabo de las dos mil toneladas anuales. En 1598 y 1608 se registró u¡i, El problema de la dependencia con respecto a un tipo específico de
movimiento mái<imo, con casi tres mil toneladas. El quinquenioáe 1595_.: mano de obra (indígena o esclava) puede resumirse totalizando las
cifras
1.605y, en menor escala, el de 1605-1610 registraron el mayor movimientoil de producción de lás regiones y en los dos.períodos en que sabemos que
diez mil y ocho mil toneladas, respectivamente. A partir de 1610, el vóiü ,.r rro fue casi exclusivo (oéase Gráfico 13). A partir de 1590 hasta 1640
men de las mercancías europeas se redujo y en el decenio 1615-1625 apenai (cuando suponemos que la interrupción de la trata y la desintegración de
alcanzó las seis mil toneladas. En este momento debió producirse un ajusiii- las cuadriflás en Antioquia acarrean el surgimiento de los productores in-
con respecto al volumen del oro-mercancla que marca, tanto como las ci{ dependientes descritos por Parsons), el7íVo de la producción se localiza en
fras de las Cajas reales, Ia amplitud de la decadencia minera. ii Rernedios, Cáceres, zaragozay santa Fe de Antioquia, es decir, en las re-
En el centro de la crisis minera se vuelven a encontrar, para cada regiónj giones que empleaban mano de obra esclava. Pero en todo el período de
los mismos problemas esenciales: escasez de mano de obra, desequilibrio, isSO a te¿O la mano de obra indlgéna da cuenta de un 45% de la producción;
. de la producción agrícola o ausencia de ella, dependencia de los *ioeio§' es decir, que su aporte resulta equivalente al de Ia mano de obra esclava.
en relación con los abastecedores. El aislamiento de los distritos mineros, librados a sus propios recursos,
Con respecto a Ia mano de obra, la crisis de los setenta se difereniiá:'li,;iiff plantea uno de los problemas esenciales de la economía minera a comien-
radicalmente de la que se experimentó en la segunda década del siglo xvrliilii zos del siglo xvu. Áunque la casi totalidad de los españoles que vivían en
Esta última se debió a los problemas suscitados por la compra de esclavolíi;;ri el di§trito de la Audiencia estaban afectados, de cerca o de lejos, por este
negros y no a la extinción de una población aborigen. La disponibitidad deriri.l tipo de producción, el aporte de capitales a las explotaciones debfa gene-
mano de obra indígena, gracias al sistema de la encomienda y a los prime:;:11* .urr" lor distritos mismos. Era mucho más verosímil que un propietario
ros ingresos de una riqueza aurífera a ras de suelo, estimuló la compra dé'.,. "r, de Remedios, cáceres o zaragoza se desplazara con su fortuna
de minas
esclavos en los yacimientos antioqueños. Pero esta inversión debía cesafr.il;: hacia cartagena o santa Fe, que a la inversa. sólo las zonas próximas de
de golpe desde el momento en que la prorn-esa inicial de los yacimientos ,,.l,i Mariquita y Pamplona atrajeron la atención de los encomenderos de Tunia
comenzara a^ l^^-,^-^^^--^
desvanecerse. E-!^--^^ r^^ .^:-^-^
Entonces los *^^r-^L^-
mineros no se mostraban ,^- ^*,:$ür."r
tan en:.I: y de Santa Fe, quienes colocaron allí parte de sus indios.
tusiastas en invertir sus ganancias en una empresa que se volvía incierta y:, ..:1 Había también un sector mal definido de la población española que sa-
repleta de dificultades. ',r ",'Í caba partido, gracias al comercio, de los provechos de la actividad minera,
..¿:rr;'
sin cómpartirius riesgos. Había, claro está, comerciantes profesionales al
1
Como casi siempre, los esclavos se compraban a crédito, el margen de ..-'i
utilidad debía esperarse que fuera excepcionalmente elevado para decidir por *uyo, (mercaderei) y minoristas o simples «tratantes». Pero la ocasión
'',.,.
349
Hlston¡e rco¡¡órr,uce y
de amasar una fortuna con el comercio se ofrecla a todos, y los . En 1 608, los oficiales del Trlbunal de Cuentas, el cual acababa de insta-
españoles tanto como los encomenderos participaban en esta farse, comprobaron
una disminución creciente de los quintos_reales en la
tre bastidores. Caia real de Cartago, que venía desde 1580. En Anserma, en donde se ex-
riíala mayor parte del oro de la región, se había tropezado con dificulta-
i.r tc""i.u'" enia explotación de loslilones de Ma.*áto y Quiebralo*o'ee.
GRAFICO 13
En las cuatro ciudades que comPonían el distrito (Cartago, Arma, Anser-
PRODUCCIÓN DE OROEN LA NI'EVA GRANADA. PROPORCIONES
ma y Toro) habitaban apenas ciento cincuenta y siete españoles, de los cua-
ius áiocr"tttu y seis eran encomenderos gue se repartían.el trabajo de 518
indígenas.
Varios testimonios recogidos en Anserma, en'1622, dan cuenta del esta-
do miserable en que ee encontraban las explotacionea. Según un minero, en
Quiebralomo habfa no menos de quinientas minas pero la mayoría Perma-
necla sin explotar por falta de gente. Los cerros de Loaysa y de Salazar, en
Marmato, tenían cada uno más de doscientas minas, pero
... ha más de treinta años que no se labran por falta de negros y que sola-
mente en el cerro de Salazar trabajan algunos negros...
... ha ido decayendo esta tierra de treinta años a esta Parte y ha venido a
tanta disminución que el día de hoy no hay más de una labor en el cerro de
Quiebgjpmo y con poca gente, y en las minas de Supla no hay labor nin-
8una..,
más y los esclavos negros que se habían introducido no podlan ; También se culpaba al visitador Villabona Zubiaurrg, quien, en 1'623,
ihabla tasado por primeravez a los indios. Segrln una información
zarse. Los oficiales terminaban por preguntarse cómo se podía ser que re-
en tales condiciones2o{. icogió el co¡regidor Martínez de Arellano,
La decadencia de las minas de Pamplona llegó también a un punto t
... los indios de las dichas minas y los demás desta iurisdicción después que
tico hacia la segunda década del siglo xvu. A partir de 1614-1615, el prét " los visitaron y demoraron han cobrado tanta avilantez y soberbia, que ni
dente Borja decidió nombrar él mismo a los alcaldes de minas,
l,, pot paga ni sin ella han querido acudir al beneficio-y lpgr {e las dichas
del que siempre habfa gozado el Cabildo de Pamplona. Con esta med ininás, l6rde las sementeras, ni a la custodia y guarda de los hatos de ga-
querla limitarse el abuso de los encomenderos respecto al trabajo de '' nados...
indios. Los vecinos atribuyeron siempre la responsabilidad de la
Además de la resistencia pasiva de los indios, a quienes sólo hasta 1623
ción de las sacas a esta intervención del poder central. En 1626, el los mjneros tenían
dor de la ciudad afirmaba que cuando el Cabildo había gozado del :habla ltegado la liberación de los servicios Personales,
.problemás también_con los abastecimientos. Et agosto.de 1.626,,e1co-
9.d."
_de nombrar anualmente a los alcaldes de minas, las sacas habían llegado hegidor de Tunja dispuso que todo el maí2, el hierro y el acero de qrre
sesenta y ochenta mil pesos de oro, en tanto que de 1615 en adelante I '
. disóonlan los comerciántes de Pamplona se comprara
y se entregara a los
producto más grande había sido de treinta mil pesos anuales y en ,i^"ror. Para ello, despachó comisiones que debían recoger el mafz de
ocasiones había bajado de quince mil205. ¡6dos los pueblos, repartimientos y estancias de la provincia. El corregid,or
Desde los años 1,617-16'1,8, en que se produjeron 32 mil pesos, se mismo viiitó todas las tiendas de mercaderes de la ciudad pero no halló
mentó efectivamente una baja continua hasta.1626, en que apenas llego ,sino cinco libras de acero en la de Bartolomé de Cáceres y Alonso Pérez del
la mitad de esa cifra206. A instancias del procurador de lá ciuáad, el corr : Arroyo. Ordenó enseguida gue los dueños de minas las
poblaran y comen-
gidor de Tunja, Alejandro Martínez de Arellano, practicó ese último .zaraÁa explotarlas en el término de quince días. Afirmaba habgr prestado
una visita a los reales de minas de Vetas y Montuosa. Aun antes de , dine¡o paia traer doce quintales de azogue hasta el puerto de Ocaña para
a disposición d¡ los mineros que quisieran explotar las minas de
alll, el corregidor advirtió que la ciudad de Pamplona se encontraba "ponerlo
deshabitada. En el valle de Suratá, cercano a las minas de Montuosa y Moi rplata de la Montuosa
gora, encontró que sólo quedaban en pie tres o cuatro molinos de quince Las medidas del corregidor parecen haber tenido resultados favorables
diezy seis que habían funcionado primitivamente. Al examinar las :pues la producción se elevó ese año a 25 mil peso§ y se-mantuvo por enci-
, ma de lós 20 mil pesos hasta 1632. Pero, en adelante, la producción cayó
del cerro de Nuestra Señora de Monserrate, en la Montuosa, las
iarln más que en e[ curso de la década anterior. Con ocasión de la visita de
cegadas, lo mismo que la mina de Guaca.
"Diego Cairasquilla Maldonado, en7642,los mineros volvieron a quejarse
Según los vecinos, gran parte de la responsabilidad recaÍa sobre losi -de lá avidez de los comerciantes y de los efectos negativos de la regulari-
; zación del tributo. Según el procurador de Pamplona, u1 gncolnendero, la
caldes de minas nombrados por el presidente de la Audiencia. Éstos
recían a los mercaderes, los cuales fiaban y vendían mercancías a ..oroducción habla disminuido desde el momento de la visita de Villabona
excesivos. Se trataba, claro está, de forasteros, a quienes el alcalde det . 2ubiaurre, en 1623208.
garantizar el pago de sus acreencias. El rlltimo alcalde, agregaban, i Antes de la venida del visitador, estafa prohibido a los mercaderes ven-
permitido que los indios regresaran a sus pueblos y los habla inducidó :',der en las minas ropas de Castilla, vino y géneros del Nuevo Reino. Enton-
que no trabajaran en las minas de veta. Él mismo les aconsejaba que trabal '' ces el comercio estaba en manos de los dueños de minas, que realizaban
jaran en los aluviones por su cuenta para que pudieran pagar sus utilidades adicionales para Pagar a los mineros e inverti¡ en herramientas
e ingenios. El sistema permitía también eludir el pago de salarios de los
209 lhid.f.288v.
I ]ames P. Pars ons, Antioqueño Colodmtion in Western Colombra. Berkeley and tos Angeles,
210 lbitl. f.307 r. ss. t968,p.2.
27l.Ihid.p.45.
354 HrsroRrA EcoNóMrcA y EtoRo
miento (1590) encontró yacimientos tan ricos que los habitantes de minas y esclavos deblan fletar ahora embarcaciones no solamente con
proveerse de esclavos negros, cuyo número paso rápidamente a mil r fiercanclas sino también con maíz desde Tamalameque y Tenerife. Los
cientos en 1595 y a mil quinientos o dos mil en L600"'. La decadencia sastos de una sola emba¡cación de cinco toneladas (50 tercios) ascendfan a
brevino muy rápido y en 1608 no quedaban sino 32 españoles, de los cuales.g í00 p"rot oro, el valor de un esclavo. El endeuclamiento progresivo de los
ocho eran encomenderos, con sesenta indios. De éstos, veinte su ocupabdñ ii nineros alejaba de día en día a los comerciantes que se negaban a otorgar
-¡rás
en labores agrícolas y cuarenta en las minas, al lado de quinientos esclaüOtl* créditoi o a traer esclavos como antes218.
negros. I it E¡1636, Francisco Beltrán de Caicedo, entonces contador del tribunal
Mientrae que existieron indios fue posible asegurar alimentos a loi'i de cuentas, elab-oró un informe que querla expücar las causas del deterioro
clavos que trabajaban en las minas. En 1616,Ia situación había cambiuaüllü'i de la minerfaz¡v. Este personaje, que sin duda era el más influyente del
radicalmente y las provisiones más indispensables (sal, maí2, carne) aél:i'i, Reino, afirmaba de sí mismo en 1631:
bían llevarse desde el Nuevo Reino por el río Magdalena. La labor agó[jlI:;,,
... yo tengo en la ciudad de Remedios la mayor parte de mi hacienda en
dora de las minas, tanto como una dieta alimenticia muy pobre, se cuentáii.j negros, minas, hatos, arrias y otros géneros en tanta cantidad que excede a
entre las causas de Ia mortalidad muy elevada de los esclavos. Por e3i6'.+'¡ todas las demás que hay alll, I Buedo decir sin lisonja que soy Por cuya
algunos propietarios habían abandonado la región con sus esclavos, tra§:Í causa se sustenta aquella tierra...---
ladándose a otras explotaciones. Antón Pardo, por ejemplo, mudó cincuentá ji-,
esclavos a Guamocó, en 1613. Estos yacimientos atrajeron también esáá:]i., Su punto de vista era entonces eI de un gran propietario que, según sus
":".iliij::l
vos de
--,'.- J^ ry^-,-,.,.--
Zaragoza, y entre 1.dt a.n4 -^ cuentan a¿
1,604 --y 1613 se --^-:^L- -r- - que
16 propietarios biéjirÉ propias palabras, posefa minas en Remedios, en las que mantenla una cua-
trasladan allf y declaran 19.114 pesos en la Caja de Zaragoza, en arilta de esclavos, la mina más importante de Mariquita y hatos en Aburrá.
Mucho más elocuente es la partida «iel capitán Diego de Ospina, Estaba en capacidad de proveer sus minas con carn ey maíz de las estancias
vinculó a los notables del Nuevo Reino dedicando los esclavos que te! del rlo Magdalena o con frutos de tierra fría de sus encomiendas de Tunja
en Remedios a la explotación ganadera en el valle de Neiva. y Santa Fe, con negros que podía Procurarse en Cartagena o con herra-
En Cáceres, en donde inicialmente se repartieron encomiendas, los in mientas traldas de España. Agregaba que muy pocos estaban en una si-
presentaron una resistencia obstinada a sér empleados en las minas2ls, tuación parecida a la suya. Mencionaba a Juan de Osa, que también era
eso los habitantes pidieron el envlo de esclavos, desde la fundación d encomendero de la región de Tunja y había comprado la mina más rica de
ciudad216. Treinta áños más tarde, el visitador Herrera Campuzano no :Remedios un año antes, lo mismo que a su propio socio, Gaspar de Mena
contró allí sino 300 tributarios2rT. Estos indios desaparecieron tan ráp Loyola, quien controlaba todo el comercio de embarcaciones en Honda.
mente como en otras partes pues en 1620 no quedaban sino 158 y en'16 Beltrán atribuía la responsabüdad de la decadencia minera al sistema fis-
cal impuesto por la Corona española. Su interpretación responde a los intere'
se reducían a 65, repartidos entre trece encomenderos. ' ,f
ses de un criollo acaudalado y resulta tan interesante debido a que inaugura
En esta última fecha, los habitantes sabían que los quintos habían
larespuesta tradicional a problemás estructurales mucho más complejos.
minuido en más de la mitad con relación a los comienzos del siglo,
El contador criollo pedfa que se suprimiera la media anata, la cual se
1.620 y1627 se había insinuado una recuperación pero a partir de
acababa de introducir para gravar las mercedes otorgadas por la Corona.
producción no alcanzaba los veinte mil pesos. Desaparecidos los
Dentro de estas mercedes se contabanlas rebajas en los quintos al quinceno
nas, los gastos de aprovisionamiento se habían elevado. Los
,y al veinteno, reconocidas desde fines del siglo xvt para estimular inver-
en esclavos. Según Beltrán, la decadencia de las minas se originaba
213 AGL SantaFeL,S2r.2L.6Tt.SDoc.T2bisf.l3v.Testinroniodeunminero,Andrés en los precios excesivos de los abastecimientos, tanto de las cosas que se
Cárdenas, en 1616.
274 lbid. Patr. L. 166 Na 5 r. 1.
215 lbid, L. 168 No 3 r. 1. Sobre la rebeüón de estos indios en 152 (?). n8 lbid, Santa Fe L,67 r. 1 Docs. 15 y 77,
21.6 lbid..Ssnta FeL. 67. r. 1 Doc. 13 f. 9.r. 219 AHNB. Rls.Ads.,t Zf.Sa?r. ss.
217 lbid. Cottt. L, 1605. Cuentas de 1620. W lbid. Min. Ant., t. 2 f- 3 r. UNIVSIl$It)AD DE $AN BUENAYENTURA
CALI
tsIBLIOTECA
Hrstorut rcoNóMrcA y ÉroRo 357
traían de España, por los derechos que se pagaban allly acá, como de Como se ha visto, la interrupción de la trata inició la desintegración de
productos de la tierra,
hs cuadrillas de la región de Antioquia. Los yacimientos, antes tan ricos,
... por los rigurosos años, y falta de los indios que las Iabran y benefician... no eran ya de fácil acceso y los propietarios de esclavos debían buscar otros
para emplear la mano de obra de que disponían. Con todo, debe observar-
Los mineros compraban al fiaclo 1o indispensable para mantenerse o'i se que la minerla practicada por barequeros y ProsPectores independientes
pagaban en oro en polvo, sin quintar, para poder ócultarse de sus acreedÁl no Lxistió desde siempre en la región antioqueña. Esta forma de produc-
res. En este caso, los nrineros perdfan dinero, pues entregaban el oro pó ción fue una consecuencia tardla de la desintegración de las cuaclrillas de
menos de lo que valdría fundido y quintado. Los comerciantes que lo rici esclavos, aunque se encuentren antecedentes de trabaiadores libres en los
bían tampoco lo manifestaban para evitar el pago de la mediianata. alrededores de Santa Fe de Antioquia. Puede señalarse, a partir de 1640,
esta forma, la Real Hacienda no sólo perdía la media anata sino los m una etaplde transición en la que acabó de oPerarse la completa desinte-
derechos de guinceno y veinteno y los de fundición y ensayo, los r gración de las cuadrillas, Pero éstas, aunque diezmadas, subsistieron al-
representaban diez y doce veces la media anata. Además, el oro se sustrafi gún tiempo. Nada en las fuentes de la primera mitad del siglolo/tl sugiere la
a la circulación dentro de la Nueva Granada, pues estando sin quintar te3 ímrg"n estimulante de trabajadores libres (libertos o mestizos) que se de-
nía gue llevarse subrepticiamente a Españay para eso se labrabá en cadeg dicaron a la recolección de oro en cualquier quebrada. Pero, en cambio, las
nas en Mompox y Cartagena o se sacaba en bruto. fuentes proporcionan numerosos testimonios sobre la penuria financiera
El contado¡ concluía su informe con una visión generalizada de las conr de los piopietarios de esclavos. Éstos se encontraban a todo momerito en
secuencias que traería consigo la ruina de la economía minera. Faltandoü dificultades con sus acreedores, los comerciantes que les otorgaban un cré-
oro y la plata, 1! dito en el momento de emprender una explotación prometedora.
El movimiento expansivo originado en la ruina de los antiguos yacimien-
... el alma con que se sustentan y conservan todos los tratos..., tos debió ir acompañado de transformaciones en la base social esclavista
que habfa predominado hasta entonces en las explotaciones. Mientras que
pronto cesaría el comercio. Y si no se ayudaba a los mineros, los más áarugoza se extingufa y los habitántes empleaban los esclavos Para Procu-
bres suspenderían sus labores en tres años y disminuirfa la actividad de rarse algún sustento, así fueran raíces, viendo sus casas caer en ruinas,
que posefan capitales. Entonces la pobreza sería general y aun afecta¡ía'i
la misma España, ,rl ...desiertos los solares y las calles casi inhabitables, llenas de monte...Z2
... en la porción de lo que deste reino se lleva, como se ve en la pobreza e los habitantes de Santa Fe de Antioquia se desplazaban durante quince y
;l.al
imposibilidad en que se hace a todo este dicho reino, en que no alcanza lJ veinte días a través de los montes en busca de yacimientos.
ningún oro ni plata para su comercio... El emplazamiento original de las ciudades mineras de la región antio-
queña (Cáceres,Zaragoza, SanJerónimo, Remeüos) no había buscado cernir
Para la época en que Beltrán escribía su informe, la decadencia de el espacio de la provincia. Ya se ha visto cómo, por ejemplo, el desplaza-
minas de la Nueva Granada era ya inevitable. En 1641, el presidente tua¡r. miento de Remedios fue posible gracias a que no encontró resistencias en
Fernández de córdoba, al dictar o¡denanzas minuciosas para la explotal una iurisdicción bien mariada deZaragoza. Ésta, que en ningún momento
ción de minas de plata descubiertas en Bocaneme, aludía ál había emprendido una acción colonizadora, reivindicaba apenas los luga-
res del primitivo asentamiento de los indígenas que se hablan encomenda-
... descaecimiento general de los ánimos y mucha pobreza a que ha venido
do a los habitantes. La extinción de los indios privó al centro minero de las
este Reino y la gran falta de los negros que sollan t¡4erse a las minas de oro
y plata y liminoración y consumJde lós indios...zl posibilidades de autoabastecerse, asf fuera en una mínima Parte. TamPoco
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desde E¡ río yuE llaman us
que uq¡rlq¡. los v¡vD,
de ruD Osos, Etr la jurisdicción
en ¡4 rst¡üq¡ultult ug
de cütg gobiernoilii
este goolerno
(Santa Fe de Antioquia) hasta la ciudad de Cáceres y Zaragoza habrá
máí 1
de cuarenta legllts despobladas, ricas de minerales de oro y plata y noticiai,li
de naturales...
Así, desde mediados del siglo xvtt se opera la regresión a una economía de;,il
frontera en la-región antioqueña. A consécuenciaáe la deterioración de suslj
yacimientos, la región quedó aislada y en su interior comehiaron a produ-;j
':*.\r:1'
223 AHNB. Min. Ant., t. 4 f. 993 r. .::ili:i,:
. ,::;.,'l..l
?24 AGl. Santa Fe L. 64 Doc. 17 i. f., 20 ¡. ss. Doc. 19 f. B0 v. 226 Cf . ÁJvaroL1pezToro, Migr,;ción y cambio social en Antioquia durante el síglo XIX. Bogotá,
225 lbid.Doc. 9 f. 6v. L. 52 r.4 Doc. 128. 1970.
2¡.1,
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