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Todos los seres humanos nacemos con un potencial para aprender. Pero solamente pueden
desarrollar al máximo sus habilidades aquellas personas que ejerciten de manera adecuada y
en los momentos idóneos sus capacidades. Durante la infancia, se aprende de forma más fácil
y rápida, ya que el cerebro de un niño es mucho más plástico y activo que el de un adulto.
La música en el embarazo
Desde las primeras semanas de gestación, un bebé es capaz de percibir las vibraciones
sonoras. A partir del quinto mes de embarazo, ya puede escuchar los sonidos que provienen
del cuerpo de la madre, así como su voz y las voces de los que se encuentran cerca, y también
los sonidos del ambiente; la música rítmica lo calma y la estridente, lo excita; siente, escucha y
aprende. Y en el último trimestre, es capaz de recordar sonidos y de reaccionar ante estímulos.
Por ello, la estimulación prenatal es fundamental para su progresivo desarrollo.
La estimulación prenatal y la del recién nacido suelen estar asociadas a la madre, pero un bebé
a las 28 semanas de gestación ya es capaz de reconocer también la voz de su padre. Es
recomendable que los papás se animen a cantar con sus bebés y compartan con ellos sus
melodías favoritas.
Los padres se preguntan sobre la música que sus hijos deben escuchar. Los bebés todavía en el
vientre de la madre y los recién nacidos no necesitan una música especialmente compuesta
para ellos. No se les debe limitar a escuchar exclusivamente canciones de cuna, porque
también tienen capacidad para disfrutar y recordar música clásica, como han descubierto los
investigadores de la Sociedad Acústica de América. Escuchar distintos tipos de música, les
ayudará a aprenderla, a reconocerla y a disfrutarla.
Normalmente, los padres son los primeros educadores musicales del niño y por ello los lazos
afectivos que se establezcan entre ellos condicionarán el tipo de música con la que disfrute el
pequeño. Tan válida es una nana, como la música de Mendelssohn o Vivaldi. Si los padres
disfrutan con un tema, el niño se sentirá a gusto, porque asociará la melodía con un ambiente
de cariño.
Existen numerosos estudios sobre la influencia de la música en los niños. Entonar canciones a
los bebés, incluso antes de haber nacido, y escuchar música con ellos, además de producir
cambios a nivel fisiológico (ritmo cerebral, circulación, respiración, digestión, metabolismo,
tono muscular, sistema inmunológico o actividad neuronal), desarrolla un fuerte vínculo
afectivo, que estimula su inteligencia emocional. Asimismo, a nivel psicológico, despierta,
estimula y desarrolla emociones y sentimientos que pueden modificar el estado de ánimo del
oyente y promoverle a la reflexión, además de fomentar el autocontrol. Intelectualmente, la
música favorece la capacidad de atención y concentración, incrementando así su rendimiento
en el trabajo; estimula la memoria, el análisis, la síntesis y el razonamiento, y por lo tanto, el
aprendizaje; consigue una mayor precisión para percibir y abstraer estímulos visuales y
auditivos, desarrolla el sentido del orden y facilita la creatividad.
También supone una preparación preverbal, con lo que los niños comenzarán a hablar antes y
acelerarán el aprendizaje de idiomas. Su aptitud musical y su coordinación motriz se
desarrollan muchísimo y aprenden a disfrutar con la música. La música también se utiliza como
terapia de distintas dolencias (ansiedad, estrés, alteraciones del sueño, autismo, etc.).
• Les encanta experimentar, por lo que se podría poner al alcance del bebé objetos sonoros
(instrumentos musicales o no), con los que pueda generar ruidos o sonidos.
• Enseñarle a escuchar, llamándole la atención sobre los sonidos del entorno (el timbre, el
teléfono, la ambulancia, el canto de un pájaro...).
• Les gusta mucho seguir distintos ritmos.
• Se debería también estimular la voz, el lenguaje y el canto. Pueden escuchar rimas y cuentos
musicales, grabar su voz, etc.
• Una buena actividad sería bailar con ellos en brazos mientras escuchamos una melodía o le
cantamos una canción.
• Es conveniente que escuchen audiciones completas para que vayan percibiendo el patrón
musical, por ello deberemos seleccionar obras de corta duración.
• Puede ser divertido investigar sobre la clase de música que le gusta al niño. Seleccionar
distintos tipos de música y ver sus reacciones. Seguramente, al principio, le agradará la música
suave, pero sus gustos irán variando a medida que crezca.