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El modelo estándar:
El componente semántico
El componente semántico comprende el conjunto de principios y
mecanismos gracias a los cuales se puede interpretar el significado de una
oración. Esta interpretación se realiza sobre la estructura profunda y por
tanto dos frases cuya forma superficial sea diferente pero cuyo significado
es el mismo deberían tener la misma estructura profunda. Así dos
oraciones como (1a) y (1b) corresponderían la misma estructura profunda:
(1a) El perro de Juan mordió a Pedro.
(1b) Pedro fue mordido por el perro de Juan.
Mientras que en la primera no habría transformaciones, en la
segunda habría habido algún tipo de transformación que habría
colocado los constituyentes en un orden diferente y habría dado al
verbo una morfología de voz pasiva.
Se entendía que el significado de una expresión está dado en su
forma primitiva o estructura profunda y que ninguna de las
transformaciones aportaba cambio de significados. Sin embargo,
algunos casos complicados en presencia de cuantificadores llevaron
a admitir que algunas transformaciones sí podían comportar
cambios de significado. Ese cambio en la teoría fue uno de los
factores que llevaron a la teoría estándar extendida. Un ejemplo de
transformación de pasiva que parecía comportar cambio de
significado era el siguiente:
(2a) Mucha gente lee pocos libros.
(2b) Pocos libros son leídos por mucha gente.
El componente fonológico
Se encarga de asignar una realización fonética a la oración. Esta asignación se
realiza sobre la estructura Superficial. En este nivel se harían los ajustes
de entonación, la elección de alomorfos, etc.
Modelo semántico
En 1963 Katz y Fodor ofrecen por primera vez un modelo de teoría semántica,
publicado en el artículo La estructura de la teoría semántica. Este modelo contiene
dos componentes, un diccionario de términos léxicos y un sistema de reglas.
Según estos autores, la teoría gramatical posee dos limitaciones por las que sin el
diccionario, no se podría dar cuenta de hechos como los siguientes:
1) oraciones con diferencias morfémicas son interpretadas con el mismo
significado, mientras que otras no:
2) oraciones cuya estructura sintáctica es diferente son sinónimas –“Dos sillas
hay en la habitación” y “Hay al menos dos cosas en la habitación y cada una es
una silla”-, mientras que otras sintácticamente diferentes no lo son. En estos
casos, la interpretación de las oraciones está determinada por el significado de
sus morfemas y por la relación semántica entre ellos. Veamos entonces cómo
opera. El diccionario está compuesto de ítems léxicos, donde la entrada de cada
ítem lexical posee dos partes, una gramatical y la otra semántica.
Los marcadores semánticos son elementos en los cuáles se expresan las
relaciones semánticas entre un elemento léxico y el resto de vocabulario. Son
señalados por rasgos binarios finitos de carácter universal; (+- humano), (+-
animal), (+-animado), (+-concreto), etc. En cambio, los distinguidores reflejan el
carácter idiosincrático del significado del ítem. Lo que se pretende con estos
marcadores es caracterizar el sentido de un ítem lexical, de modo que se pueda
decir entonces que “dos ítems léxicales tienen n-sentidos sinónimos sí y sólo si
tienen n-cursos en común” y ”os ítems léxicos son completamente sinónimos si
tienen idénticas entradas”. El otro componente de la teoría son las reglas de
proyección semántica. Como se ha dicho, una oración y su descripción estructural
provee el input a la teoría semántica y esta, ofrece como output una interpretación
semántica de cada oración. Así, las reglas de proyección convierten estos inputs
en una interpretación semántica. Cada oración de la gramática disponible para la
interpretación semántica tiene asociada a ella un determinado número de
derivaciones, marcando así un determinado número de caminos por los cuales
esta oración puede recibir más de una lectura. De este modo, la proyección de
reglas amalgama grupos de caminos dominados por el marcador gramatical. Esto
lo hace al combinar elementos de cada uno de estos caminos, los que proveen un
set de lecturas para la secuencia de ítems lexicales. La amalgama es una
operación de pegado de elementos de diferentes grupos de caminos bajo
marcadores gramaticales siendo el caso que esos elementos satisfacen una
selección apropiada de restricciones.
1º) Nadie puede hablar medianamente una lengua sin que use su gramática.
El niño, a la vez que va aprendiendo el vocabulario de su propia lengua, adquiere,
también, las reglas que las rigen y las combinan, es decir, sus estructuras
gramaticales. Las investigaciones de la Gramática Generativa, Chomsky a la
cabeza, son claramente concluyentes en este sentido, y sus afirmaciones
precisas, no dejan lugar a dudas: El niño es capaz de construir y elaborar sus
propias hipótesis, es decir su propia gramática, basándose en la observación de
las frases correctas e incorrectas que oye. Es una gramática mucho más compleja
que la defendida por el conductismo estructuralista patrocinado por Skinner (1957)
en su obra Comportamiento verbal. A pesar de la complejidad de esta gramática,
el niño la adquiere con relativa facilidad y en poco tiempo, tal como lo expone
Chomsky en The acquisition of Syntax in Children from 5 to 10, echando las bases
de las actuales teorías cognitivas. Aunque no es objetivo de este trabajo mostrar la
relación entre lenguaje y pensamiento, ni la naturaleza de ambos, sí creemos
conveniente reafirmar su interdependencia, tal como la explican Vygotsky, Luria,
Bruner y Sperry, porque nos sirve de base para sustentar nuestra tesis sobre
cuándo se debe enseñar la GE. Este tipo de gramática, como puede observarse a
simple vista, es muy distinta a la mencionada por Américo Castro (1980, 213)
cuando afirma: «Lo de saber gramática se refiere a saberse de memoria ese
nefando librito que se llama Epítome de Gramática, con cuya venta se enriquece
la Academia Española». La gramática explícita que debe enseñarse tiene su base
y fundamento en la gramática implícita que el alumno ya maneja cuando llega a la
escuela, alrededor de los seis años. No olvidemos que «el saber usar algo»
presupone su conocimiento empírico, que sirve de base para el conocimiento
científico.
«En realidad, la misión de la gramática entendida así -nos dice López Morales
(1984, 15)- es muy modesta: traer a la conciencia del alumno lo que ya sabe
empíricamente, explicar unos mecanismos de funcionamiento que el niño ya
maneja en su expresión cotidiana. Es, en todo caso, un refuerzo teórico a lo ya
sabido, no una nueva vía de adquirir lengua». Así concebida la gramática, no hay
ningún impedimento para que desde los mismos inicios de la enseñanza
escolarizada, de una manera metódica y racional, se enseñe y se aprenda, no
como objetivo propio, es decir, por el mero hecho de «saber gramática», sino para
aprender mejor y más rápidamente la lengua propia. De esta forma se debe
acabar con la dualidad antinómica de gramática/lengua que no conduce a nada.
Por ello no estamos de acuerdo con esta aseveración del autor antes mencionado
(1984,15), cuando afirma que «son cosas diferentes que como tales persiguen
diferentes finalidades». Por el contrario, deseamos insistir en ello, la enseñanza de
la Gramática Escolar o Didáctica se justifica y adquiere todo su valor mientras sea
instrumento útil de aprendizaje de la lengua materna o de cualquiera otra lengua.
Web:
https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_est%C3%A1ndar
https://jifa.files.wordpress.com/2009/09/parera-ponencia.pdf
http://chomskypedia7.blogspot.com.ar/
file:///F:/usuarios/alumno/Descargas/Dialnet-
LaEnsenanzaDeLaGramaticaEnLaEnsenanzaSecundariaObl-
117968.pdf