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RELIGIOSIDAD POPULAR.

1. PRESENTACIÓN.
Este trabajo es parte de los requisitos del curso Religiosidad Popular, impartido
en la facultad de Teología de la UMG. ¿Por qué es importante dedicar un curso
a la religiosidad popular? Porque el grueso de la preparación del estudiante de
teología va enfocado en aspectos del lenguaje antiguo (hebreo y griego koiné),
métodos exegéticos y de exposición bíblica, etc., mientras que fuera del salón
de clases, el estudiante tiene contacto día a día con su entorno circundante, el
cual revela que un grueso de la población practica una religiosidad con bases
muy distantes a la teología formal. Ejemplo de ello puede ser, el cuadro ilustrado
con mujeres en edad casadera poniendo de cabeza al ícono de san Antonio con
el fin de obtener un buen partido o a aquellas ancianas que sugieren decir una
oración a San Miguel Arcángel para obtener auxilio en medio de una noche
tormentosa. Esas son formas prácticas de vivir la religión, formas distintas a los
cánones establecidos por la institución eclesial.

2. INTRODUCCIÓN.

San Jorge puede ser un buen ejemplo de religiosidad popular practicada en


latinoamericana, en Argentina para ser específico. Acerca de ese “santo” se
sabe que existe desde los siglos décimo y undécimo la leyenda sobre su lucha
con un dragón para salvar a una princesa que le había sido ofrendada. Es claro
que los dragones de leyenda nunca han existido y sin embargo en la iconografía
San Jorge es representado siempre venciendo al malvado dragón. Aún más,
esta religiosidad popular ha hecho de San Jorge el abogado protector contra los
bichos ponzoñosos como los alacranes y otras alimañas y, esa confianza en el
santo se expresa en una inocente y bella jaculatoria ‘“Señor San Jorge bendito /
amarra a tus animalitos / con tu cordón bendito / para que no nos piquen / ni a
mí ni a mis hermanitos” (Blum, 2018)

En Guatemala, los casos son muy parecidos. San Cristóbal es el patrón de los
pilotos, aunque los conductores no saben la biografía de ese santo. En Sinaloa
México, los narcotraficantes se encomiendan a Jesús Malverde, un “santo” del
pueblo. La tarea de acá en adelante, es explicar algunos elementos de la
religiosidad popular.

3. DESARROLLO TEMÁTICO.

Uno de los elementos principales de la religiosidad popular es la experiencia que


lo funda y que de alguna manera ordena todas sus creencias, ritos, organización,
sentimientos y normas éticas. Cada religión y cada espiritualidad dentro de una
religión parte de una manifestación de lo sagrado (hierofanía)1, que la condiciona
(Delgado, 1993).

Aunque los católicos populares, como otros católicos, admiten la Biblia, los
sacramentos, la sanidad del Espíritu Santo, etc., consideran al santo, como la
imagen visible de Jesús, la Virgen María o un santo del calendario católico, para
ser su hierofanía fundadora, y esta imagen explica todo su comportamiento
religioso popular. En toda América Latina y especialmente en los sectores
económicos más bajos, las personas aprenden desde la más tierna infancia que
los santos venerados en la iglesia local, en sus propias casas y en lugares
estratégicos de la ciudad o el campo están de alguna manera vivos. (Arriola,
2003)

Según quienes practican una religiosidad popular, los “santos” escuchan las
oraciones dirigidas a ellos, y se complacen con las fiestas y las promesas. Dan
bendiciones, hacen milagros y envían castigos. Tal socialización temprana
generalmente tiene su manifestación concreta para cada persona en un santo
particular al que esa persona se dedica. Puede ser el patrón local o alguna otra
imagen de Cristo o de la Virgen María en la región que visita en una
peregrinación. Así, ocho conceptos: devoción, santo, milagro, bendición, castigo,

1 Hierofanía (del griego hieros (ἱερός) = sagrado y faneia (φαίνειν)= manifestar) es el acto de
manifestación de lo sagrado, conocido también entre los hinduistas y budistas con la palabra de la
lengua sánscrita darśana, y, en la forma más concreta de manifestación de un dios, deidad o
numen, se denomina teofanía.
promesa, fiesta y peregrinación, forman las "palabras generadoras" de la
experiencia religiosa popular. (Aberle, 1996)

La devoción al santo es una forma de fe, no intelectual sino de confianza.


Establece una relación profunda entre el santo y la persona dedicada al santo.
La persona dedicada al santo confía en que el santo siempre estará allí para
ayudar cuando sea necesario. Esta relación comienza casi siempre por razones
culturales; por ejemplo, el santo ha sido venerado durante muchos años en la
familia o el santo es el santo patrón de la ciudad. (Quezada, 2004) La relación
se vuelve más personal ya que el santo bendice o realiza milagros para la
persona devota. Esta devoción lleva a expresiones familiares como "Mi Negrito"
(San Martín de Porres) o "Mi Santa Rosita" (Santa Rosa de Lima). Esta
familiaridad es posible porque la imagen es visible y la persona devota puede y
con frecuencia toca la imagen. Pero también hay un aura de respeto porque el
santo pertenece al reino de lo sagrado y puede castigar. (Maldonado, 1975)

Cómo la persona devota ve al santo es una reinterpretación de lo que es un


santo para la teología católica. En la teología católica, los santos son cristianos
que han muerto y han sido canonizados por la iglesia debido a sus virtudes
heroicas. La canonización es un proceso largo, después del cual el santo puede
ser honrado públicamente en la liturgia católica y considerado un intercesor. Él
o ella también es un modelo de buena conducta. Sin embargo, para el católico
popular, los santos son representaciones visibles (estatuas o pinturas) de santos
canonizados, personas que no son canonizadas y personas que probablemente
nunca serán canonizadas. Los santos también incluyen representaciones de la
Virgen María, Jesucristo y la cruz de Jesús en sus diferentes pasatiempos.
Muchos católicos populares veneran a los santos, los eligen del calendario para
ser intercesores con Dios, pero no los toman como modelos para imitar porque
desconocen su historia. Una encuesta realizada en diferentes ciudades reveló
que las personas ignoraban las biografías de los santos representados en
paneles barrocos ante los cuales rezaban o colocaban flores y velas. Pero eso
no quita importancia a la importancia del santo. Aunque el santo no proporciona
un modelo a seguir para la conducta, él o ella todavía actúa como un mito y
representa las virtudes cristianas (ayuda para los necesitados, la bondad, la
cercanía a Dios, la bondad y la compasión para los que sufren). Por lo tanto, el
santo es una inspiración y una motivación para vivir una buena vida cristiana.
(Dupront, 1987)

Muchos católicos populares viven en un mundo de milagros narrado en literatura


piadosa. El milagro está visiblemente representado en ofrendas votivas en
iglesias y santuarios. Las personas dedicadas al santo afirman que el santo
continúa haciendo milagros hoy. Sin embargo, no se están refiriendo a los
milagros en el estricto sentido teológico de una maravilla que puede explicarse
no por la ciencia, sino solo por la intervención directa de Dios. Los milagros en
el sentido popular no van más allá de las leyes de la naturaleza, solo más allá
de las posibilidades limitadas de la gente. Las personas están limitadas por su
bajo nivel de educación formal, malas condiciones médicas y sanitarias, pobreza
estructural y falta de ahorros para emergencias. En tales casos, las personas se
acercan al santo y piden un milagro. Para una persona dedicada al santo, no es
tan importante conocer la causa que produjo el evento considerado milagroso.
La gente sabe que Dios gobierna a través de las cosas creadas y a través de las
acciones libres de otras personas. (Álvarez Santaló, 2003)

CONCLUSIÓNES.

1. La religiosidad popular es el encuentro de la verdad oficial con la ignorancia


del pueblo. Dicho de otra manera: son formas inadecuadas de entender y
practicar la religión oficial, lo cual supone que la religiosidad popular es una
asimilación de la religión oficial situada a mayor o menor distancia de la
ortodoxia pura.
2. La religiosidad popular es practicada por aquellos para los que las fórmulas
litúrgicas, cuyo lenguaje bíblico y teológico no consiguen comprender y cuyo
clima resulta demasiado frío para su tropical (en el caso latinoamericano) y
exuberante sensibilidad imaginativa.
3. Las manifestaciones de religiosidad popular están cimentadas en la
población de raíz católica romana principalmente. El papa Francisco ha dicho
que la iglesia católica debe abandonar todo intento de homogeneizar a los
fieles y tratarlos como una masa sin vida y sin historia, a aceptar además que
cada pueblo es creador de su cultura y protagonista de su historia, el jerarca
se expresa preferencias por las clases populares y por ende a aceptar las
manifestaciones variopintas de la religiosidad popular.
BIBLIOGRAFÍA.

Aberle, D. (1996). Religious Magical Phenomena. Nueva York.


Álvarez Santaló, C. (2003). La religiosidad popular, Vol. 1. Barcelona: Anthropos.
Arriola, A. M. (2003). Religiosidad Popular en la frontera sur de México. México:
Plaza y Valdéz.
Blum, R. (5 de Abril de 2018). San Jorge y la religiosidad popular. Obtenido de
https://elperiodico.com.gt/opinion/2016/04/23/san-jorge-y-la-religiosidad-
popular/
Delgado, M. (1993). La religiosidad popular en torno a un falso problema. Gazeta
de antropología, 12-20.
Dupront, A. (1987). Religiosidad Popular. Barcelona: Poupard.
Maldonado, L. (1975). Religiosidad Popular. Huesca Madrid: Cristiandad.
Mantecon Novellan, T. (1990). Contrareforma y religiosidad popular. Cantabria:
Universidad de Cantabria.
Quezada, N. (2004). Religiosidad Popular, México Cuba. Mexico DF: Universidad
Autónoma de México.

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