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Se suprimen las libertades de expresión, asociación y reunión. Se prohíben los
partidos políticos y se establece una fuerte censura.
Los sindicatos de clase se sustituyen por el sindicato vertical, en el que se
encuadraban de forma obligatoria a patronos y trabajadores, con lo que
formalmente se superaban las luchas de clases.
Dura represión policial de cualquier oposición interna al régimen que se
llevase a cabo clandestinamente por parte de agrupaciones políticas o sindicales.
Recordemos que estaban prohibidas las huelgas y manifestaciones, cualquier
reunión de más de 20 personas debía estar autorizada por el gobierno civil etc.
Las fuerzas sociales que apoyaron al régimen fueron el clero, los militares,
grandes y medianos propietarios agrarios, alta burguesía industrial y financiera y
algunos sectores de clases medias que preferían los inconvenientes de la
dictadura a una posible revolución.
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ideológicamente al régimen y la persecución de los maquis o guerrilleros que dispersos
por zonas rurales y montañosas mantenían una oposición armada a la dictadura.
ASPECTOS SOCIALES.
La Guerra Civil y el periodo autárquico frenaron la tendencia de crecimiento
demográfico y el proceso de urbanización que vivía España desde principios del siglo
XX. El proceso de migraciones exteriores y el éxodo rural volvió a iniciarse en la
década de los 50 para reafirmarse en los 60, al igual que el crecimiento demográfico
basado en un descenso de la mortalidad y el mantenimiento de unos índices de natalidad
altos con respecto al resto de Europa.
La guerra Civil dejó una España de vencedores y derrotados. Los primeros gozaron
de todo tipo de privilegios y los segundos fueron arrinconados socialmente y
silenciados.
En la inmediata posguerra y la política económica autárquica se tradujo en una
escasez de productos que acarreó una situación de miseria y hambre. Se intentó
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solucionar el problema mediante el racionamiento de los productos básicos a precios
autorizados. Como resultaba imposible sobrevivir sólo con los alimentos del
racionamiento todo aquel que podía acudía al mercado negro (estraperlo).
La sociedad quedó dirigida por unos principios altamente tradicionalistas, con un
notable influjo de la Iglesia, como corresponde a la dominante ideología del
nacionalcatolicismo. El nacionalcatolicismo lo podemos definir como una variante del
nacionalismo español que consideraba consustancial al ser español la fe católica. Esta
base ideológica legitimaba religiosamente a Franco como “Caudillo de España por la
gracia de Dios”.
El franquismo mantuvo un control absoluto de los mecanismos de propaganda y
educación, que ayudó a la longevidad del régimen por crear una generalizada falta de
conciencia política y un adoctrinamiento ideológico que se iniciaba en la escuela.
La familia era uno de los pilares básicos de la sociedad. El papel de la mujer quedaba
definido en el hogar como esposa y madre abnegada. Para el mantenimiento de estos
principios se creó la Sección Femenina y el servicio social obligatorio. Para la
formación ideológica de la juventud se creó el Frente de Juventudes donde, en un
contexto de disciplina, se exaltaban los valores típicamente masculinos como la
virilidad o el valor. Con el paso de los años el papel de estas instituciones fue perdiendo
importancia.
EL EXILIO
El exilio, que pudo alcanzar entre 300.000 y 450.000 españoles, tuvo, además del
componente demográfico por ser en su mayoría jóvenes, una gran importancia cultural y
económica, pues entre los que partieron hacia Francia, México y la URSS había un
elevado número de intelectuales y profesionales altamente cualificados (médicos,
profesores, abogados, ingenieros...). Aunque algunos fueron retornando durante la
dictadura, muchos no volvieron a España o esperaron a la muerte del dictador en 1975.
Los dirigentes republicanos huidos del país en 1939 mantuvieron un gobierno de la
República en el exilio tratando de mantener la legalidad surgida de la Constitución de
1931. Sus esperanzas estaban depositadas en que la derrota de Hitler supondría la
intervención de las tropas aliadas y el fin de la dictadura de Franco. Todas estas
esperanzas vinieron a su fin cuando España ingresó en la ONU en 1955.
Según las tropas franquistas fueron ocupando las diferentes regiones del país
muchos combatientes republicanos, huyendo de la represión, se "echaron al monte"
formando grupos de guerrilleros, los maquis.
Las acciones guerrilleras se intensificaron tras la derrota nazi en 1945. Los maquis
trataban de colaborar con la anhelada intervención de los aliados en España. La dura
represión y el final de las esperanzas de una intervención exterior llevaron a que en
1948 el PCE renunciara a la lucha armada y llamará a los guerrilleros a huir del país.
La represión de la guerra y la posguerra desmanteló los cuadros políticos y sindicales
de la izquierda. Las primeras huelgas en 1946-1947 fueron duramente reprimidas y la
oposición continuó silenciada.
En 1951, el boicot a los tranvías de Barcelona por la subida de tarifas constituyó la
primera protesta de masas en la historia del franquismo. En la universidad, las tensiones
fueron creciendo en demanda de más libertad en las cátedras y en las aulas. El malestar
universitario culminó en los incidentes de la Universidad Complutense de Madrid en
1956 con enfrentamientos entre los estudiantes y los falangistas del SEU.