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En esta fase se analizan diversos mitos y creencias que existen sobre la Ética, aplicables en
este caso al campo de las empresas, cualquiera sea su naturaleza:
MITO 1: Un buen código de ética es suficiente garantía para que las conductas de las
personas en la empresa sean las adecuadas
Los códigos de ética son un buen marco referencial que ayuda a las personas en su
actuar y colaboran a formar una percepción de la empresa en el exterior. Expresan los principios
que debieran inspirar y regular el actuar de la empresa en relación con sí misma y la sociedad.
Tienen un claro interés pedagógico y hacen ver lo positivo que resulta para todos actuar
correctamente. Constituyen una declaración de aspiraciones, expectativas y compromisos.
Pero, el que una acción o decisión se ajuste a la legalidad vigente y se rija por el
código de ética de una empresa, aunque es buena cosa, no basta para asegurar
Que sea éticamente aceptable, porque resulta imposible que dichos códigos aborden
todos los casos, situaciones y circunstancias que se pueden dar al interior de la empresa.
Por muy positivo que sea contar con un código de ética, éste no reemplaza ni
disminuye la responsabilidad personas o institucional. Al final será el hombre el responsable último
de lo que se haga, y cómo se haga. Ello hay que tenerlo meridianamente claro. Lo contrario es
considerar a los adultos como niños, pues asignan la responsabilidad de sus actos a patrones de
conducta externos y no al imperativo de su propia conciencia.
No cabe duda que las circunstancias de las decisiones en una empresa tienen muchas
veces un alto dramatismo: se está jugando la sobrevivencia de la organización, la posibilidad de
ganar o perder mucho dinero o poder, la estabilidad laboral de una o muchas personas. Esto pude
hacernos dejar de lado los principios más fundamentales de la convivencia humana como son el
respeto al otro, a la palabra empeñada, a la verdad, a la justicia. Es una tentación muy grande
dejarse llevar por las circunstancias antes que por las normas éticas para optar por una u otra
decisión.
una doble moral siempre será alguien en quien no se va a poder confiar, porque esa
misma actitud podrá usarla respecto de otros.
La ética en nuestra vida social está fundada en la ética interiorizada encada uno de
nosotros como individuos. Esto implica que la corrupción, y quienes han cedido a ella, no resulta
sólo como el producto de una acción claramente inmoral sino que es también el fruto de una
comprensión distorsionada de sí mismo, de los demás y de la sociedad. Como se dijo antes,
nuestros actos nos moldean como personas a la vez que van exteriorizando nuestra forma de ser.
De no plantearse desde esta perspectiva, que asume la vida de una manera más
integral, la ética en la empresa no pasará de ser una serie de buenas intenciones, como un mero
barniz superficial, pero que no va a calar con profundidad ni en las personas ni en la organización.
Compilación realizada por C. Delgado E, complementada y modificada por M. Palma C para Módulo de Ética y Moral en Seguridad Privada
Diplomado en Seguridad Privada
Universidad Cardenal Silva Henríquez
Docente: Marcela Palma Castillo
Este trabajo, que puede tomar tiempo, se basa en la idea fuerza que la ética no es un
manual, es decir, un conjunto de normas, sino que es la reflexión profunda sobre los actos
humanaos en su bondad o maldad con repercusiones personales y sociales. Por lo que la ética es un
saber que sobrepasa el plano meramente técnico para situarse en un plano que involucra al hombre
como ser corporal y espiritual. Nuestros comportamientos nos van transformando y van
configurando nuestra vida.
Muchos piensan que hay que aumentar los controles al interior de la empresa y
protocolizara al máximo todos los procedimientos de tal forma de lograr minimizar actos que la
perjudiquen. En realidad, mayores controles, por muy convenientes que éstos sean para la buena
marcha de la empresa, no significan de suyo un ambiente adecuado desde el punto de vista ético.
Los controles se logran muchas veces a costa de quitarle autoridad o poder a los
trabajadores, lo que por cierto entorpece el buen funcionamiento de la empresa. De lo que se trata
entonces es de no quitar poder o autoridad, sino que más bien de formar personas correctas de tal
forma de poder darles la mayor autoridad y poder posibles.
Nada más práctico que la ética. El mismo Aristóteles lo advierte al inicio de su Ética a
Nicómaco, quien expresa que la ética es aquella parte de la filosofía que se estudia no tanto para
saberla sino para practicarla. Dicho de otra manera, la ética es el modo concreto de actuar bien
como persona en toda circunstancia.
Si nos referimos a la vida familiar, laboral, social, política o económica, diremos que la ética
es el modo bueno de actuar en la familia, en el trabajo, en la sociedad en general, en el gobierno del
pueblo o en la tarea de las empresas.
La preocupación que se percibe actualmente por la ética tiene una fuente muy clara: es la
humanidad entera la que está reaccionando contra todos los focos de la corrupción. Desde todas las
orillas de América, Europa y Asia, la reacción es la misma:
¡No a la corrupción, sí a la transparencia! La política y la sociedad en general deben volver al
cauce de la ética y también los negocios. La aceptación teórica de la moral ha pasado a ser hoy una
exigencia real.
pública. En la medida que avanza el tiempo, pareciera que el contagio es positivo para muchos
países, no siendo una excepción Chile. No importa que seamos ejemplares en algunos aspectos,
porque a la hora de profundizar el tema, nos damos cuenta que tenemos mucho que andar en el
camino de la ética pública y privada. Chile ocupa un buen sitial en materia de comportamiento
moral en América, lo que no significa que estemos libres, puntualmente, de este flagelo, como lo
han demostrado los distintos juicios que se están ventilando en los tribunales y ante las comisiones
de ética de distintas instancias. El descubrimiento de cadenas de corrupción instaladas en los niveles
más altos de la capa social ha ido precipitando sobre la opinión pública no ya un mundo de
sospechas, sino una verdadera catarata de hechos delictuales plenamente confirmados y
afortunadamente hoy sometidos a procesos
Para que el hombre sea plenamente humano y por tanto ético, es preciso juntar el talento
con la voluntad, es decir, la ciencia con la conciencia. El mundo nuevo que se vislumbra es el de la
conciencia dominando como un fuerte auriga los caballos desbocados de la ciencia.
El retorno a la ética, tan claramente presente en la última década del siglo y en los
comienzos del tercer milenio, bien pudiera anticipar un reencuentro con el espíritu y la
trascendencia, que fueran los grandes valores despreciados en el período señalado. El
redescubrimiento de los valores espirituales del hombre y la vuelta a la fe religiosa parecieran ser la
gran revolución que amanece en los albores del siglo XXI.
Compilación realizada por C. Delgado E, complementada y modificada por M. Palma C para Módulo de Ética y Moral en Seguridad Privada