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EL CÓDIGO CIVIL, PENAL Y MILITAR DE PACHACUTEC: LAS LEYES INCAS

Gracias al reciente descubrimiento de la totalidad de la crónica de Juan Diez de


Betanzos, “Suma y Narración de los Incas” hoy podemos reconstruir un fragmento de la
compleja y detallada legislación incaica que permitió a un curacazgo pequeño en un
valle andino convertirse en una de las civilizaciones más sorprendentes de su época.

La transcripción de su descubridora, la especialista española María del Carmen Martin


Rubio, siendo fiel al manuscrito, se hace difícilmente legible por la cuasi ausencia de
puntuación y el orden de párrafos ya que el autor, siendo el cronista más fiel a sus
fuentes, escribió su crónica como si recitara un cantar quechua.

Conocido a raíz de su publicación en 1880 por Marco Jiménez de La Espada se lamentó


siempre su estado parcial dado que solo contaba con los primeros 18 capítulos. No fue
sino hasta 1987 en que la especialista María del Carmen Martin Rubio la hallara
completa como parte de la colección del Duque de Medinaceli en los archivos de Palma
de Mallorca.

Justamente el código de Pachacutec inicia en el capítulo XXI y este hallazgo pudo


dejarnos ver este trozo único de civilización andina.

Betanzos en su crónica se lamenta de que no se recordaran más leyes y afirma que eran
más:

“… y otras muchas más de las cuales dicen no se acuerdan más dicen que eran muy
muchas más y la falta de letras de que aquellas carecen no les da más memoria para
que se acuerden…”

Lo cual sorprende debido a que unas leyes vigentes tendrían forzosamente que
recordarse para ser aplicadas en época tan temprana. ¿Es que Betanzos distinguía las
leyes dictadas por Pachacutec de las promulgadas por sus sucesores? Todo indica que
así es dado que el cuerpo de la legislación que rescata del olvido parece corresponder a
un estado en gestación en donde la ciudad capital era el núcleo del régimen absolutista
e imperialista incásico y en donde se guardaba aquella fuerza en gestación que
alumbraría a un continente en corto lapso.

En estas leyes se luce todo el genio de Pachacutec como legislador y estadista, vigilando
cada aspecto del nuevo estado creado por él desde reglamentar la vida diaria en la
ciudad hasta la formación de sus ciudadanos y la política de estado en expansión. Un
verdadero hito americano.

Pasemos a la gestación de las leyes:

Betanzos narra (cap. XXI) que el emperador Pachacutec, después de licenciar a su


ejército y construir la ciudad del Cusco quiso ver el orden de sus ciudadanos y para ello
se disfrazó y caminó por sus nuevas calles para ver y oír de primera mano tanto de día
como de noche los eventos y las costumbres de sus habitantes… y como le pareció ser
necesario reglamentar el nuevo estado y cimentar sus instituciones estableció las leyes
mandando a llamar a los curacas principales y señores de la ciudad a los cuales les
pronunció su código civil, penal y militar mandándolo a registrar también con cuentas:

“…que hizo traer una sarta de cuentas largas y que siendo allí las tales cuentas que él
mismo diciendo las razones que en cada ley de las que constituía apartaba las cuentas
que se encerraban en cada parte de la tal razón él y constitución que ansi hacia y esto
ansi hecho llamaba a aquellos señores uno a uno y enseñabales las tales constituciones
por la cuenta de las cuentas y ansi ellos las entendieron ansi por decírselas el de palabra
como por la cuenta de las cuentas y ansi en aquellos treinta días él las constituyó y dio a
entender a los suyos…”

RESUMEN DE LAS LEYES INCAS DE PACHACUTEC

SEGÚN JUAN DE BETANZOS

DE LA CIUDAD

Ordeno y mando:

· Que siendo la ciudad cubierta con paja y estando las casas muy juntas toda persona
debe poner vigilancia al fuego y que si alguna casa se incendiase por descuido de su
dueño que todos los vecinos salgan a apagar este fuego. Y los que puedan apagar esta
casa pueden llevarse las pertenencias y la misma casa sin que el dueño pueda oponerse
ni pedir reposición.

· Y que si alguna casa fuera quemada por alguna persona que quisiera hacer ese daño
esa persona será encerrada en la casa de las fieras hasta que muera y los bienes y
posesiones de este delincuente pasen a ser posesión del agraviado.

· Los bienes de una casa incendiada serán rescatados pero no tomados hasta que no se
establezca la verdad y que si se hallare que el dueño no tuviere culpa alguna en el
siniestro todas sus cosas serán devueltas y sus vecinos le ayudaran a levantar de nuevo
la casa como antes la tenía.

· Si el agraviado perdiera algo durante el siniestro que no se pudo rescatar de los


depósitos públicos le serán repuestas cada una de las cosas perdidas.

DEL CIUDADANO

Ordeno y mando

· Que para prever casos como el descrito que puedan llevar a las personas a la
desesperación se deben tener muchos depósitos a disposición en torno de la ciudad de
todas las cosas necesarias.

· Que si alguna persona por descuido o desidia perdiese sus posesiones dando con ello
mal ejemplo debe ser expulsado de la ciudad a servir en la guerra hasta que sus
servicios en ella merezcan ante el Inca y la ciudad su regreso.

· Si así regresare a esta persona se le deben hacer respetos ya que demostró propósito
de enmienda con sus actos y buen ejemplo y que de los depósitos públicos se le
repongan las posesiones.

Ordeno y mando

· Que siendo la ciudad del Cuzco insigne entre todas se cuidase y ordenase la reparación
de muros, cercas y techos.

· Que se debía proveer a la ciudad de vigilancia a este menester de ronda nocturna que
debía velar por la limpieza de calles y acequias.

· Que estaba prohibido la salida nocturna de cualquiera, sea señor o gente común.

· Y que si alguna persona, mujer u hombre eran capturados de noche sea puesto en
prisión hasta que en la mañana diera su testimonio sobre la razón de su infracción.

DE LA POLICIA DE LA CIUDAD

Ordeno y mando

· Que para que en la ciudad haya sosiego y quietud se prohíba escandalo alguno ni
motín, ruido o revuelta en las casas.

· Se señalarán para este motivo DOCE SEÑORES de confianza con mil doscientos
hombres para que cada uno de ellos por cada mes cada cien hombres vigilen y
resguarden la ciudad e informen al inca lo que sucediere.

· Que estos señores vigilen además las costumbres de los jóvenes en días de fiesta y
ayunos para resguardar la virtud con el buen ejemplo mirando cada casa ya sea de
señor o común gente.

· Que se vigile a hombres y mujeres en sus conversaciones sin decirles nada registrando
en que días los habían visto, si eran en días de fiesta o no.

· En días de fiesta y ayunos que se vigile a los hombres si se acuestan con mujeres
aunque sean las propias y si lo hicieren, sea o no señor le tomasen una joya o cosa de su
vestir sin que el dicho señor pueda impedirlo so pena de la vida.
· Si alguno de estos hombres de vigilancia por amistad o por que fuera el infractor hijo
del inca devolviera la prenda sea ahorcado.

· Al año cumplido el mismo Inca saldría con sus mujeres y señores principales junto con
todos los ciudadanos del Cuzco y se haría recuento de todos los delitos cometidos por
señores o ciudadanos con el conteo de las prendas capturadas.

· Que cuatro señores principales sean señalados para sentenciar y señalar las penas a
imponer según cada falta y según las disculpas y testigos que presentaren.

· Que según la pena impuesta a los sentenciados se les separen en casas para esto
dispuestas en la ciudad, señaladas según la gravedad del delito.

Ordeno y mando

· Que para que los jóvenes no vayan detrás de las mujeres casadas o mamaconas que se
disponga una casa para este menester con mujeres tomadas en las guerras para que
estos jóvenes se entretengan.

· Que si algún hombre casado fuera sorprendido en una de estas casas que sea atado de
pies y manos y expuesto a los insultos de los parientes de su mujer y que la mujer se
separe del esposo por un tiempo.

· Que si alguna de las mujeres de estas casas fueran embarazadas que sus hijos sean
criados fuera de la ciudad a cargo de otras mujeres de provincias a las cuales se les
hubieran muerto sus hijos.

· Que si alguna esposa tuviere un hijo de otro hombre o mamacona o hija de señor que
no mate al niño sino que en secreto los coloquen debajo de los puentes en donde se
manda poner mucha paja para este menester.

· La guardia nocturna debe vigilar debajo de los puentes y que si algún niño hallaren que
sea llevado y criado en la casa de las mujeres sin hijos propios ya señaladas.

DE LA CRIANZA DEL NIÑO

Ordeno y mando

· Cada niño desde la edad de cinco años debe ser entrenado en los trabajos de sus
padres y se les debe enseñar a traer leña y paja, a coger caracoles y hongos y cazar
pájaros; a regar los campos y desatar.

· Que cada niño disponga de hondas y hachas en las manos para que este dispuesto y
entrenado para la guerra.
· Que a la edad de quince años el niño sea llevado a las guerras.

· Que las niñas desde la edad de cinco años fuesen entrenadas en los quehaceres de la
casa. A recoger agua, a cosechar y escoger verduras; a cocinar, hilar y tejer.

· Que ciertos señores encargados vigilen los atados de paja y leña que diariamente se
recojan en cada casa los niños y niñas; también deben ver los atavíos que sus padres les
pongan y si el niño sabia tirar de la honda y usar las armas.

· Que el padre que en esto fracase o no cuide de imponer a sus hijos sea preso por
determinado número de días.

DEL ROBO

Ordeno y mando

· Que si alguien fuera sorprendido robando en tierra donde el maíz esta verde que sea
despojado de las ropas por el captor, sea hombre o mujer y obligado a andar desnudo.

· Que si alguien hurtase a otra persona determinada cantidad, sea mucha o poca, que el
tal ladrón sea atormentado y devuelva a la víctima el doble de lo robado. Y si el ladrón
no tuviere con que pagar que se convierta en perpetuo servidor de él.

· Que si alguien difamase a otro como ladrón no siéndolo que el tal difamador pague al
difamado el doble de lo supuestamente robado. Y que si no tuviere el difamador tal
cantidad de bienes que el difamado entre en la casa del difamador y tome todo lo que
desee en público y que le hiciese rectificar delante de todos lo que de él había difamado
con un sacrificio para redimir su honra.

· Que si alguien levantara falso testimonio contra alguien siendo esta victima infamado
por ello y se prueba la mentira que el difamador sea ejecutado.

· Que si alguien le dijera alguna mentira al Inca sobre alguna novedad o circunstancia
que sea ejecutado.

DEL ESTIPENDIO

Ordeno y mando

· Que cada cuatro meses se le diese alimento a los vecinos y señores del Cusco para su
consumo ordinario de sus casas, servicios y fiestas.

· Que cada año se le diese vestimenta a cada ciudadano para su persona y los jóvenes
de su casa.
· Que de inmediato los depósitos públicos fuesen mandados a llenar y que cada cual
prevea también guardando su excedente para épocas de necesidad en guerra y helada.

DE LA MUJER

Ordeno y mando

· Que para evitar la suciedad de las mujeres de servicio, mamaconas y demás mujeres
aunque sean hijas del inca y se les pruebe su suciedad que laven sus brazos, manos y
pies delante de todos y que esa agua sea bebida por ella de forma pública.

· Que si alguna mujer fuera sido sorprendida en adulterio o mamacona y fuera probado
su delito que muera emparedada en las afueras de la ciudad en el lugar donde se juntan
los dos ríos.

· Que si alguien levantara falso testimonio de adulterio contra alguna mujer que el tal
difamador muera de la misma forma y en el mismo lugar.

DE LOS BIENES

Ordeno y mando

· Que si alguien ingresara en la ciudad con oro, plata o ropa fina que no la pueda sacar
sino que permanezca dentro.

· Y que si se la intentara sacar que se le ubique y despoje del cargamento por los
guardias de la ciudad y guardado en los depósitos públicos.

· Que ningún curaca en toda la tierra por señor que fuera pueda vestir ni traer ropa fina
en la ciudad ni plumería ni andas ni ataduras de lana en los zapatos a no ser que dichos
plumajes y atavíos les fueran dados por el mismo Inca por sus servicios.

· Y que si tal orden desobedeciere que sea ejecutado por más noble y lejano a la ciudad
que estuviera para que no exista igualdad del foráneo con los señores del Cusco y que
se reconozcan sus vasallos.

DEL MATRIMONIO

Ordeno y mando

· Que nadie que no fuera el inca pudiese tener por mujer a su hermana y que nadie
pueda casarse si no fuera el inca que los casase o por su autoridad y mandato.
· Y que si el primer esposo de una mujer muriese y la tal mujer quisiese casarse de
nuevo lo hiciera con el pariente más cercano del primer esposo porque los hijos del
primer esposo puedan ser criados como propios.

· Y si no dejase hijos el primer esposo que el segundo del mismo linaje los hiciese para
que sobreviva el linaje y que los del Cuzco no se perdiese ni corrompiera con la de otra
nación.

· Que los del linaje noble de la ciudad del Cuzco, de padre y madre, trajeran en la cabeza
dos plumas de halcón como distinción de linaje y que sean acatados por esta señal en
toda la tierra.

· Y que si otra cualquier persona se pusiera esta señal sin ser señor del Cuzco de noble
linaje de padre y madre que sea ejecutado.

DEL SEGUNDO INCA

Ordeno y mando

· Que cada Cápac, curaca o Inca tuviese un lugarteniente o segundo al mando para que
ante él viniesen con los asuntos de estado y de la ciudad porque ante el curaca e Inca
no debe aparecer ninguna cosa o persona por grande que fuera en señorío.

· Y que ese lugarteniente o segundo al mando le comunique al Inca los asuntos y que
sean despachadas las órdenes.

· Y que este señor se llamara Apo Inca Randirimaric que quiere decir “señor que habla
en nombre del rey”.

DEL MERCADO

Ordeno y mando

· Que de toda la redondez de la ciudad y alrededores vinieran a la ciudad con todo


género de mercaderías, frutas y comidas para mercadearlas y venderlas en la.

· Y que este mercado se llamara Cusipata Cato que quiere decir “placer venturoso” en
donde ninguna persona tenga el atrevimiento de tomar cualquier cosa de aquellas
traídas a vender a no ser pagándolo y a voluntad de la persona que la trajese.

· Si alguien tomara a la fuerza alguna cosa de aquellas que sea azotado.

DE LA GUERRA
Ordeno y mando

· Que el capitán de guerra en campaña no deje ninguna provincia detrás con peligro de
rebelarse y que conforme avance deje postas unas junto a otras por todo el camino; y
que estas sean de gentes de la comarca.

· Y que estas postas sean provistas de comida de la misma provincia que para tal
menester sembrasen las tierras para ello.

· Y que en cada una de esas provincias nombren un señor principal para aprovisionarla y
que se visitase cada diez días y que si ese señor no proveyera esa posta que sea
ahorcado en el sitio; y que el curaca de esa provincia pierda el señorío de ella.

· Que el capitán que vaya ganando provincias que coloque las insignias de esas
provincias en su casa y cosas de su arreo y que tome el sobrenombre y apellido de ello
si quisiera.

· Que cada capitán de gente de guerra tenga cuidado de gobernar cada provincia de
forma que cada provincia construya en el camino real un tambo y que coloquen en ella
mamaconas con chicha y comida para los del Cuzco que por allí pasasen.

· Que cada curaca de provincia tengan cuidado de saber si algún señor noble del Cuzco
saliera del Cuzco y fuera por el camino de su tierra para que salgan en sus tambos a
hacerle reverencia con gente preparada para las cargas del señor cusqueño sin pasar de
tambo a tambo.

· Y que si pasaran estos cargadores de tambo que al curaca de dicha provincia donde
pasaran se le dieran diez golpes de piedra en la espalda con toda la fuerza del hombre.

· Y que si ese curaca repitiera la falta que el curaca en mención sea tenido por
incorregible y en su tambo ahorcado.

· Que el capitán que lleve gente de guerra mande que cada cuarenta leguas desde el
Cuzco hasta su destino los tambos sean provistos con todo género de alimentos: maíz,
chuño, papas, quinua, ají, sal y carne seca; pescado y ganado.

· Y que este alimento sea para la gente de guerra y que tome de ella lo necesario hasta
el próximo tambo y esa distancia entre tambo y tambo de cuarenta leguas se llame
Xuco Guamán que quiere decir “vuelo de halcón”.

· Cada año los curacas de las provincias deben henchir estos tambos.

· Que el capitán que lleve gente de guerra tenga gran cuidado para disciplinar a sus
tropas ya que si alguno de sus soldados fuerza a alguna mujer de provincia y que ahí
mismo sea ahorcado.
· Que si algún soldado entra en casa de algún provinciano y tome algo aunque sea un
puñado de maíz se le castigase según gravedad.

· Que si algún soldado se aparta del camino real a un tiro de honda que se le corte un
pie.

· Que si alguno de estos soldados entra en un campo de maíz toma siquiera una
mazorca que se le corte la mano y colgada en un palo alto en el mismo lugar con la
mazorca que cogió.

· Que si alguno de los soldados toma algún animal de ganado del tránsito fuese
ahorcado en presencia de toda la tropa y que el animal sea degollado y el cuero lleno de
paja colgado en la misma cuerda del ahorcado.

· Y que si el capitán de guerra no ejecuta estas leyes al regresar al Cuzco, aun en


victoria, sea ahorcado públicamente y no se le dará sepultura ni se le hará ninguna
honra fúnebre.

DEL ALCALDE

Ordeno y mando

· Que en cada pueblo se elija al más hábil y diligente; si el pueblo es grande que se elija
uno por cada parcialidad.

· Esta persona tendrá la responsabilidad de tener en cuenta y razón de todos y cada uno
de los del pueblo, la vida de cada uno, de que vivía.

· Que el que criaba ganado que colgara en la puerta de su casa insignias de su oficio
como una pata o quijada; si criara aves plumas y huevos; si era cazador o pescador o
labrador o cualquier oficio que dejara colgadas en su puerta dichas insignias.

· Y que esta persona encargada tenga relación cuidada de lo que cada persona de su
pueblo tomaba, ganado que tuviera y su producción para que no hubiera ociosidad y
que su tributo al Inca sea en relación a lo que tuviera.

· Este hombre se llamará Llacta Camayoc que quiere decir “oficial de pueblo” o
mayordomo.

· Y este Llactacamayoc tenía la responsabilidad de no gravar a una persona con mayores


impuestos de lo que pudiera dar.

· Que estos llactacamayocs dieran cuenta de todo esto tanto a sus curacas como a los
nobles incas de provincia.
· Que el noble inca de provincia mande que los jóvenes de estas provincias, desde niños,
sean adiestrados en las granjerías y oficios de sus padres para que desde niños fuesen
puestos en la servidumbre del Cuzco.

· Y que estos nobles cusqueños vigilen puentes y caminos de su provincia, que visite sus
tambos y vea su proveimiento.

· Que este noble inca vea los límites en cada provincia y los señalase y que si alguna
provincia necesitare más tierras por la mayor cantidad de gente que tuviera, que se
representen en pintura la geografía de tales tierras para la reubicación de dichas tierras
mandando a traer a los curacas de esas regiones.

· Que dichos nobles ante el inca dieran relación de los pueblos y los territorios de esos
pueblos y despoblados de estas regiones para planificar los tributos anuales.

DE LAS VIRGENES DEL SOL Y DE LAS MUJERES DEL INCA

Ordeno y mando

· Que en cada provincia se instale una casa para el recogimiento de jóvenes vírgenes
consagradas al sol para los sacrificios con sus tierras y servicio.

· También que fueran instaladas otras casas para otras mamaconas e hijas de señores y
doncellas y que estas sean señaladas mujeres del Inca y se les diese tierras y depósitos.

· Y que para su servicio y vigilancia sean dispuestos hombres capados y solo hombres
señalados para que tratasen con ellas.

DE LAS VISITAS

Ordeno y mando

· Que cada año saliese del Cuzco un señor principal hijo del inca para visitar las
provincias y ver el estado de los súbditos por parte de los nobles que a su cargo tenían
esas provincias y sus curacas.

· Si este señor encuentra alguna falta en el gobierno de tales provincias que ponga los
castigos correspondientes y remueva de sus cargos a curacas y nobles incas.

· Que los capitanes que conquistan una provincia que hagan entender a los curacas y
señores de esa provincia que desde ese instante son vasallos del Inca y ya no señores de
ellas y que solo del Inca tienen derecho a recibir mujeres y tierras ya sea de su persona
o de un hijo suyo y que se les diría como tributar y servir al Inca.
· Que en las provincias más cercanas a los puentes se pusieran guardas de ellas los
capitanes de guerra de cuarenta hasta cincuenta hombres y que hicieran de diez en diez
maromas y sogas de cabuya para dejar todo dispuesto cuando el puente necesite
reparación y mantenimiento.

Fuente:
Suma y Narración de los Incas por Juan Diez de Betanzos (1551). Transcripción de María
del Carmen Martin Rubio Ediciones Atlas. Madrid 1987

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