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L A I M P O R T A N C I A D E

L A C O N V I V E N C I A
F A M I L I A R

Buenas relaciones y cortesía


La seguridad, confianza, amabilidad y cortesía que
inculquen en sus hijos les ayudarán a relacionarse mejor con
otras personas.

Propicien un ambiente cordial de comunicación y afecto en


la casa, en el cual se eviten las agresiones y se estimulen el
respeto y la cortesía en el trato con toda persona, y en
especial la consideración y el cariño a la gente mayor.

Los niños son muy sensibles a las orientaciones de sus


padres a propósito de las consideraciones especiales que
hay que tener con la gente mayor y con quienes lo necesitan.
Si a esta edad aprenden a colaborar y a ayudar, desarrollan
su generosidad y su espíritu de cooperación.

Con los más pequeños el aprendizaje de la cortesía se inicia


enseñándolos a saludar con amabilidad a las personas con
quienes conviven. Explíquenles que a todos nos gusta ser
tomados en cuenta y que, así como dan los buenos días a
sus padres y hermanos, saluden a sus maestros,
compañeros y a las otras personas con quienes pasan parte
de su vida o les ofrecen algún servicio.

También a temprana edad se forman los hábitos de gratitud


hacia las personas que los cuidan y los quieren; se aprende
a pedir las cosas por favor, de buen modo, y a dar siempre
las gracias cuando se recibe algo.

Hay que enseñarles a no molestar a las personas ni a


burlarse de ellas con apodos o con bromas pesadas.

Ustedes pueden enseñarles, con su ejemplo, a no


discriminar ni excluir a ninguna persona por razones de
apariencia, edad, sexo, raza, religión, condición económica,
forma de pensar o discapacidad.
Las actitudes corteses son testimonio de consideración,
respeto y aprecio por los otros. La cortesía no significa estar
en situación de inferioridad. A cualquier edad el trato cortés
facilita la convivencia y las buenas relaciones entre todas las
personas. Dado que les ayuda a moldearse una
personalidad amable, la cortesía es parte esencial de la
educación de sus hijas e hijos.

La comunicación con sus hijos

Puesto que la familia se funda en una serie de afectos y en


el sentimiento de apoyo y pertenencia, "familia" son quienes
comparten el techo y la vida. Aunque cada familia es
diferente, lo importante es que todos los miembros sepan
que pueden acudir a los otros en busca de respaldo y cariño.

El afecto es el vínculo más importante para favorecer la


unión en la familia. Se manifiesta de diversas maneras:
propiciando seguridad y protección, mostrando el interés
que sentimos por los asuntos de los demás o gozando de su
compañia. Todas estas manifestaciones sólo son posibles
mediante la comunicación.

La comunicación familiar se puede entender como la


disposición a compartir los sentimientos, emociones e
intereses propios, y a mostrar sensibilidad ante las
necesidades, los gustos y las preocupaciones de los
miembros de la familia.

Sin comunicación no hay convivencia. Las distintas formas


de comunicación familiar se presentan según la edad y las
distintas circunstancias de cada quien. Es importante
aprovechar, valorar y disfrutar cada una de esas
oportunidades porque son irrepetibles, y asegurar que todos
los miembros de la familia encuentren satisfacción y un lugar
en la convivencia.

La buena comunicación entre los miembros de la familia no


sólo es disfrutable, sino que también facilita la armonía y
reafirma los lazos afectivos.

Estén dispuestos a hablar abiertamente respecto de temas


que interesan a sus hijas e hijos como la sexualidad o la
prevención de las adicciones, de manera que sus primeras
nociones provengan de ustedes, y no de otras personas que
los desorienten o los confundan.

Cuando necesiten corregirlos, háganlo sin lastimarlos ni


agredirlos. Hablando se entiende la gente.

Aunque se encuentren molestos con sus hijos, procuren no


utilizar palabras ofensivas que los puedan lastimar, pues
esto sólo agravará el problema. Aquello que causa su enojo
y su desaprobación se puede señalar de manera firme, pero
sin ofender. Si ustedes son capaces de reprender a sus hijos
manteniendo la calma, su influencia formativa sobre ellos
será mayor.

Del mismo modo, procuren ayudar a sus hijos a que tengan


una imagen positiva de sí mismos. En vez de decirles:
"burro", "inútil", "desordenado", es preferible dirigirse a ellos
con palabras alegres, cariñosas y de aliento que les ayuden
a tener confianza en sí mismos y en la vida: "tú eres capaz
de hacerlo mejor"; "tu ayuda me es valiosa"; "si tienes tus
cosas en orden, perderás menos tiempo".

La comunicación es indispensable para la vida familiar. No


sólo se comunica uno hablando, sino también a través de
caricias, gestos, movimientos corporales, miradas y
silencios. Es preciso reconocer que no es necesario que
todos los miembros de una familia estén de acuerdo en todo
momento, y tomar en cuenta que cada niña o niño tiene su
propia personalidad, sus propios intereses y su particular
manera de ver las cosas. Al considerar las opiniones y
puntos de vista de los niños se fortalecen los lazos
familiares, la seguridad y la autoestima de los hijos, y se les
enseña a reflexionar sobre sus propias ideas.

Recuerden que. . . En los


tiempos que corren se ha ido
perdiendo el arte de la
conversación en familia. Intenten
recuperarlo porque es
sumamente formativo.

Cuenten a sus hijos sus propias


experiencias, pues en los relatos
de las vidas y episodios de
padres, tíos, abuelos, maestros
o personajes históricos, los
niños se forman una idea de
cómo se puede vivir. Cuando se
les platica cómo las personas
han logrado salir adelante
venciendo las dificultades
mediante el estudio y el
esfuerzo, se les ofrece un
ejemplo que les sirve de
orientación. Así adquieren
elementos adicionales para dar
sentido a sus propios esfuerzos.

El ambiente familiar
La mejor manera de contribuir al desarrollo sano y feliz de
los niños es ofrecerles un ambiente familiar seguro donde se
les quiera y se etimulen su desarrollo, su aprendizaje y su
gusto por la vida.

Es mucho lo que se puede hacer para lograr que el tiempo


de convivencia familiar ofrezca a los niños y jóvenes la
tranquilidad necesaria para que comprendan el sentido de
sus esfuerzos en la escuela y en la casa, y para que los
lleven a cabo con gusto y responsabilidad.

A la mayoría de las madres y de los padres les preocupa lo


que hacen sus hijos en el tiempo libre. Los niños deben
aprender a aprovecharlo de manera constructiva, para evitar
en todo lo posible los riesgos que pueden presentarse, como
son el aburrimiento, los accidentes, la vagancia, la
delincuencia y la drogadiccion.

El tiempo libre no es un vacío, tiene sentido y valor en la


medida en que no está determinado por la obligación, sino
por el disfrute y los gustos personales. Para que las energías
creativas de las niñas y de los niños no se desperdicien ni
tomen formas destructivas, los padres deben ser sensibles
y detectar los intereses de sus hijos para favorecer un clima
propicio en el que puedan desarrollarse.

Es esencial compartir con ellos lo que a ustedes les gusta.


Comuniquen a sus hijos sus ideas sobre lo que consideran
importante, bello o que está bien hecho. Es necesario que
ustedes transmitan sus emociones ante un objeto, una
situación, un pensamiento o cualquier estilo que provoca su
valoración.

Así, enséñenlos a apreciar lo que ustedes consideran bello,


valioso o importante, como el orden en la casa, el trabajo, la
manera de poner la mesa o de cultivar una planta, la
contemplación de paisajes y de obras de arte, el deporte, la
familia, las amistades, la ayuda a los demás, y todo lo que
ustedes consideren que vale la pena.
El fomento de la lectura y la
escritura
Fomentar la lectura en el hogar es una manera excelente de
orientar el uso del tiempo libre.

Mediante la lectura, las niñas y los niños no sólo obtendrán


conocimientos, sino que desarrollarán su imaginación. La
lectura les dará la oportunidad de transportarse a muy
diversos y lejanos lugares, así como conocer nuevas formas
de pensar, de sentir y de gozar. Haciendo que sus hijos
adquieran el hábito de la lectura ustedes les ofrecerán una
herramienta para que sean capaces de instruirse y de
disfrutar de su tiempo libre toda su vida.
Para estimular en sus hijos el amor por la lectura, ustedes
pueden llevar a cabo las actividades que a continuación se
sugieren:

Elijan lecturas adecuadas a la edad de los niños, para


que les resulten interesantes y de su agrado. En la medida
en que vayan creciendo, ellos mismos elegirán los libros que
deseen leer.

Lleven a sus hijos a las bibliotecas que tengan a su


alcance para que participen en actividades en torno a la
lectura, como son círculos de lectura, charlas acerca de
algún libro, o lectura de cuentos en voz alta.

Con niños pequeños y aunque ya no lo sean tanto, los


padres y maestros pueden leer en voz alta. Para hacer
amena la lectura, cambien la voz para caracterizar a los
personajes y detengan la lectura para que los niños
participen, pregunten y hagan comentarios acerca de lo que
están comprendiendo.

La lectura debe asociarse con el gozo y jamás con el


castigo: no obliguen a sus hijos a leer. Invítenlos a que lleven
a cabo la lectura por placer. Ellos irán aprendiendo que con
un buen libro nadie se siente solo ni se aburre. Poco a poco
incrementarán su gusto por la lectura e irán ampliando sus
horizontes y los de su familia.

Animen a sus hijos a escribir como parte de sus


actividades diarias: para expresar sus sentimientos e ideas,
para comunicarse, y como una manera de disfrutar su
tiempo libre.

Algunas sugerencias pueden ser las siguientes:

Aprovechar todas las ocasiones de comunicarse por


escrito con otros: cartas, recados, mensajes.

Escribir cuentos o pequeñas obras de teatro y


representarlas con parientes y amigos.

Copiar e intercambiar recetas de cocina o juegos y


adivinanzas.
Escribir poemas, calaveras, dichos o chistes.

Llevar un diario.

El tiempo libre de sus hijos

Hay muchos y muy diversos caminos para enseñarlos a


disfrutar de su tiempo libre de manera constructiva y sana:

Enséñenlos a recibir de buen modo a sus familiares y


amigos en casa y a visitarlos con gusto.

Aprovechen las oportunidades de asistir a actividades


culturales. Llévenlos a librerías, museos, casas de cultura,
espectáculos al aire libre, conciertos. Muchos de ellos son
gratuitos o de bajo precio.
Traten de ver con sus hijos películas que juzguen
adecuadas para ellos, y coméntenlas en familia.

Si sus hijos manifiestan interés por alguna actividad


artística, deportiva o intelectual, busquen la manera de
darles apoyo y estímulo para que la practiquen.

Traten de ampliar sus propios horizontes y los de su


familia compartiendo juntos el gusto por aprender temas
nuevos.

Enséñenlos a apreciar la naturaleza y sus distintas


manifestaciones llevándolos a caminar a parques o
bosques, mirando el cielo con ellos y observando los
cambios de las nubes y de las estrellas, del follaje y de las
flores.

Enséñenlos a jugar los juegos que ustedes conocen:


canicas, trompo, resorte, cuerda, escondidillas o juegos de
mesa como ajedrez, damas chinas, dominó, rompecabezas
o juegos de memoria.

Anímenlos a aprender a andar en bicicleta, a patinar y a


nadar para que realicen estas actividades con otros niños y
niñas de su edad.

Canten y bailen con sus hijos. Estimulen su gusto por la


música y, de ser posible, procuren que aprendan a tocar
algún instrumento.

Limiten el tiempo de uso de los videojuegos.


La televisión

Ver la televisión es uno de los pasatiempos que más atraen


la atención de los niños. No es posible negar que, aunque
muchos de los contenidos de la programación sean
cuestionables, la televisión tiene un enorme potencial
educativo, y aun formativo, pues los pone en contacto con
realidades de nuestro mundo y de nuestro tiempo, y es una
fuente importante de información, recreación y
esparcimiento.

Sin embargo, para contribuir mejor a la educación de sus


hijos es indispensable señalarles que en el hecho de ver
televisión hay un riesgo: hacerlo con exceso. Si se ve
demasiado la televisión, la mente se vuelve pasiva, se
pierde capacidad de concentración, se bloquean la
imaginación y la creatividad, se pierde sensibilidad ante la
realidad del entorno inmediato. Cuando en la familia el
principal vínculo es el de sentarse frente al televisor, se
están sustituyendo con esta actividad la convivencia y la
comunicación.

Es natural que, en algunos casos, las niñas y los niños, al


ver la televisión, quieran parecerse a algunos personajes o
figuras, e incluso tiendan a actuar como ellos, o a desarrollar
un deseo irracional de consumo de las cosas que ahí se
presentan. Estén atentos, porque podría ocurrir que algunos
comportamientos inconvenientes o que para ustedes sean
inexplicables tuvieran su origen en esto. Si así fuera el caso,
platiquen con ellos y señalen lo negativo de tal influencia.

Cuando permitan a sus hijos ver la televisión procuren:

Poner a su alcance programas o películas interesantes


de fantasía o realidad, en los que predominen los buenos
sentimientos, el respeto a los demás y el interés por el
mundo que los rodea.

Fijar tiempos y horarios para ver la televisión. Es


recomendable que no se vea durante la comida, para no
interferir con la comunicación entre los miembros de la
familia.

Enseñarlos a interpretar y a juzgar la calidad de los


programas preguntándoles qué fue lo bueno, lo malo y lo
que aprendieron de ellos.

Aclarar sus dudas, desvanecer sus temores y calmar sus


inquietudes acerca de lo que estén viendo.

Apreciar lo nuestro

También pueden guiar el uso del tiempo libre de sus hijos


sugiriéndoles actividades que los lleven a conocer sus
raíces y tradiciones familiares como:

Decorar o escribir tarjetas cuando haya una festividad


cercana.

Escribir un libro de anécdotas familiares.

Platicar con tíos y abuelos sobre anécdotas de la familia.

Ver fotografías u organizar un álbum familiar.

Crear una historieta con personajes de la historia y de la


familia.

Enséñenlos a apreciar nuestras tradiciones culturales y


nuestra historia. Les sugerimos:
Visiten con ellos sitios históricos y arqueológicos, y
demuestren su interés en conocer nuestras raíces
culturales.

Asistan a fiestas locales y regionales.

Preparen con ellos alguno de los platillos tradicionales de


una fiesta o de una región.

Lean juntos mitos y leyendas de nuestro país.

Participen juntos en actividades cívicas como las fiestas


patrias, las votaciones y los honores a la bandera.

Nuestras tradiciones y costumbres


han subsistido principalmente
gracias a la práctica en familia.
Contribuyan a que perduren,
transmitiendo a sus hijos el gusto y
el orgullo por nuestra cultura, el
conocimiento de nuestra historia y la
valoración de nuestro patrimonio
pictórico, literario, arquitectónico,
culinario y musical.
Aprender para la vida

Los valores, costumbres y modos de ver la vida que definen


la personalidad y las aspiraciones de cada persona se van
conformando poco a poco.

En la familia, mediante el ejemplo y la convivencia diaria, se


van formando los gustos, los deseos y las maneras de
entender el mundo de cada persona. La escuela contribuye
a este proceso dando información y conciencia de los
demás, así como del mundo en que se vive.

Transmitan a sus hijos la convicción de que siempre se


podrá seguir estudiando sobre temas que les interesan, les
sirven o les hacen falta, sin importar la edad, mientras haya
el deseo y la voluntad de superarse constantemente, y que
no sólo se aprende en la escuela.

Asimismo, es importante que sus hijos sepan que se puede


aprender de circunstancias dolorosas o difíciles, así como
de los aciertos y de los errores. De esta manera las niñas,
los niños y los jóvenes crecerán con la conciencia de que la
vida y las personas que los rodean les brindan diferentes
oportunidades de aprendizaje y de relación satisfactoria.

Así, en la convivencia con personas mayores o que tienen


alguna discapacidad se aprende que la experiencia y la
voluntad hacen al ser humano.

Todo lo que se aprende en la escuela y en el hogar debe


prepararlos para vivir mejor. Además, debemos tomar en
cuenta que para un niño la familia y la escuela ocupan la
totalidad de su vida, por lo que padres y maestros tenemos
la enorme responsabilidad de apoyarlos.

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