Sei sulla pagina 1di 33

Complimentary preview edition

La Florecita de Jesús
Una parábola de santa Teresita del Niño Jesús

El texto por Becky Arganbright

Las ilustraciones por Tracey Arvidson

Peanut Butter & Grace Books


Gracewatch Media
Winona, Minnesota
La Florecita de Jesús: una parábola de santa Teresita del Niño Jesús

Text copyright © 2015 by Rebecca Bonnie Arganbright. All rights reserved.

Artwork copyright © 2015 by Tracey Arvidson. All rights reserved.

No part of this book may be reproduced by any means without the written permission of the publisher.

Spanish translation by TJ and Maribel Burdick, AsYouWishMedia.com


Special thanks to Aurora Dewhirst-Macías and Carmen María Cervantes, Ed.D.,
at Instituto Fe y Vida, for their editorial contributions

Printed in the United States of America


First Edition: November 2015
ISBN 978-1-944008-16-1
Library of Congress Preassigned Control Number: 2015956283

Catholic family life, sweet and simple


Peanut Butter & Grace Books

gracewatch.media
Winona, Minnesota
pbgrace.com
“Me parece que si una florecita pudiera hablar,
diría simplemente lo que Dios ha hecho por ella,
sin tratar de ocultar los regalos que él le ha hecho.”
—Santa Teresita del Niño Jesús

Me gustaría dedicar este libro a toda las personas


que me han alentado, especialmente a mis amigos en oración:
¡Mamá, Tamara, Leila y Jamie! 
¡Gracias por sus oraciones y apoyo!

Y especialmente a Santa Teresita,


que ha mostrado su “caminito”
haciéndolo fácil de seguir para todos nosotros. 
—B.A.

Dedicado a nuestro cariñoso Padre Celestial, que nos cuida cada día. 
—T.A.
Érase una vez una niña llamada Teresita Martín
que vivía en un pueblo llamado Lisieux en Francia.

Teresita amaba mucho a Jesús.


No lo amaba solo un poco,
¡lo amaba con todo su corazón!
Amar a Dios la hacía feliz.
Sin embargo, Teresita era muy joven. Ella sabía que, por
ser tan joven, no podía hacer cosas grandiosas para Jesús.

No podía viajar a tierras lejanas para hablarle a la gente


sobre Jesús.
No podía servir a los pobres como los grandes santos.
Y no podía ser como sus hermanas mayores quienes se
fueron a vivir al convento de las hermanas carmelitas
donde pasaban sus días en oración.

Teresita también quería hacer cosas grandiosas para Jesús


pero, ¿cómo alguien tan pequeña podría hacerlas?
Con frecuencia, Jesús le hablaba
al corazón de Teresita.
Y un día, él contestó su pregunta y compartió
con ella una historia sobre una pequeña flor.
Había una vez un jardín lleno de flores.
Some of these
Algunas flowers
de estas floresstood
eranup tally above
altas sobresalían
the
de others:
entre lasroses, orchids,
demás: rosas,lilies and petunias,
orquídeas, lirios,
peonies, snapdragons
petunias, and de
peonías, bocas gardenias.
dragón
y gardenias.
Toda la gente que pasaba por el jardín se paraba
para admirar sus colores vibrantes y fragantes
olores. El jardinero estaba contento porque
las flores hacían feliz a la gente. Le gustaba
compartir sus bellos colores y olores con todos
los que querían disfrutar de su jardín.
Había también otras flores en el jardín. Pero, no eran
como las rosas ni los lirios. Estas flores eran más pequeñas
y ordinarias: ranúnculos y campanillas, margaritas
y narcisos, violetas, prímulas y pensamientos.
Estas flores eran tan pequeñas y ordinarias
que la gente pasaba sin darse cuenta de que estaban ahí.
Esto hizo que
una florecita en particular,
Violeta, se pusiera triste.
Why couldn’t
¿Por qué ella noshe be asserbeautiful
podía tan bella as the las
como bigflflores
owers?
grandes?
Why couldn’t
¿Por qué she ser
no podía be as
tanfragrant
fraganteas the rose,
or dazzling
como la rosawhite
o tan like the lily?
deslubrante
como la azucena?
Pansy sighed
Violeta suspiró
a very sad sigh.
con tristeza.
Cuando el jardinero vio a Violeta tan triste,
se hincó a su lado y le preguntó:

–Por qué estás tan triste mi pequeña flor?–

–¡Oh, maestro, contestó la florecita.–


– Todos vienen al jardín para admirar las flores grandes. Pero las
flores pequeñas como yo somos demasiado pequeñas y ordinarias.
¿De qué servimos las flores pequeñas si nadie nos hace caso?–

El jardinero sonrió.
–Es cierto que todos notan las flores grandes. Por eso las planté,
para que su esplendor atrajera a la gente al jardín–.

El jardinero levantó suavemente un pétalo de la carita triste


de la pequeña flor.
–Pero, pequeña Violeta, no es cierto que nadie te mira.
Cuando me hinco para cultivar la tierra, ¿a quién crees que veo?–

–¿A quién?– le contestó la florecita.


El jardinero se acercó a Violeta y susurró, –A ti–.

–Cuando me siento en mi jardín y meto los pies


en la tierra cálida, veo a todas mis flores
de colores brillantes y gozosos plantadas en la tierra.
Es la belleza de mis flores pequeñas y ordinarias
la que me hace sonreír. Y, algún día, mi pequeña florecita,
todos los que descasen en mi jardín te
van a reconocer también–.
Violeta entendió.
Aunque fuera pequeña
podía ser tan bella como la azucena o la rosa,
pero a su propia manera. Era pequeña,
sin embargo, eso no la hacía menos importante
para el jardinero.

Teresita entendió también.


Por supuesto, el jardinero en la historia representaba
a Jesús; las flores son sus amiga;
y el jardín, es su iglesia.
¿Y quién crees que es la pequeña florecita?
¡Sí, la pequeña flor es Teresita!

Teresita llegó a entender que, como las flores, algunas


personas sirven a Dios haciendo actos grandes y otras,
personas sirven a Diosotras
con actos pequeños.
También las personas pequeñas
son bellas para Jesús y cuando
lo sirven con pequeños actos,
lo hacen sonreír.

Teresita sentía como Dios estaba llamándola


para ser pequeña, al igual que Violeta.
Y desde entonces, Teresita se apodó “florecita de Jesús.”

Su manera de servir a Dios sería pequeña,


igual que Violeta . . .
...
. . ¡pero lo haría
. but her littlecon
wayGRAN
would amor!
be done with GREAT love!
Un poco sobre santa Teresita del Niño Jesús

Teresita Martín nació en Francia el 2 de enero de 1873. Era la última de nueve hijos,
cuatro de ellos murieron en su infancia. Después de perder a su madre por cáncer del
seno a los cuatro años, Teresita se volvió una niña muy sensible, lloraba por casi cual-
quier razón. Su sensibilidad la hizo sufrir mucho, pero bajo el liderazgo de su padre y
cuatro hermanas mayores, creció mucho en santidad y sabiduría para su corta edad.

En mayo de 1887, Teresita estaba decidida a entrar a la comunidad de las carmelitas


en Lisieux, aunque solo tenía catorce años. Cuando comunicó este deseo a su padre,
él sacó una florecita blanca de la tierra con todas sus raíces y se la dio explicado cómo
Dios la había creado y cuidado hasta ese momento. Santa Teresita posteriormente dijo
que mientras escuchaba la historia de su padre, creía que la flor era un símbolo de su
propia historia.

Después de muchas objeciones de los oficiales de la iglesia por su corta edad, a los
quince años, Teresita logró entrar a la comunidad de las carmelitas en Lisieux en
donde viviría el resto de su vida, con tres de sus hermanas, que también formaban
parte de la comunidad como monjas (otra de sus
hermanas se hizo monja en la Orden de la Visitación).
Por los últimos nueve años de su vida, Teresita creció en
fortaleza y santidad. En 1895, le ordenaron escribir las
memorias de su niñez; estos escritos, junto con otros,
fueron publicados después de su muerte bajo el título,
Historia de un alma. Ella murió de tuberculosis en
1897 a la edad de 24 años.

“Historia de un alma” se convirtió en uno de los


escritos espirituales más populares del siglo XX. A pesar
de su aparente simplicidad, muchos han encontrado
una profunda sabiduría en ella, tanto que
el Santo Papa Juan Pablo II la declaró una Doctora de la Iglesia, título que solamente
cuatro mujeres han recibido en la Iglesia católica. Una de sus reflexiones más impor-
tantes es su descubrimiento del “el pequeño camino” (o, el “caminito”), de humil-
dad y la dependencia en Dios como si fuéramos niños: “Gozo en ser tan pequeña
porque solamente los niños, y los que son como ellos, serán admitidos en el banquete
celestial,” escribió. La imagen de “la pequeña florecita” no sólo se convirtió en su
símbolo, sino también en el símbolo de su camino espiritual. Ella hace referencia a
esta imagen en toda su autobiografía tanto que hasta el día de hoy es conocida como
“La florecita.”

En Historia de un alma, escribió:


“Jesús ha querido darme luz acerca de este misterio. Puso ante mis ojos el libro de la
naturaleza y comprendí que todas las flores que él ha creado son hermosas, y que el
esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a la humilde violeta su perfume
ni a la margarita su encantadora sencillez. Comprendí que si todas las flores quisieran ser
rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de
florecitas.

Eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es


el jardín de Jesús. El ha querido crear grandes santos,
que pueden compararse a los lirios y a las rosas; pero
ha creado también otros más pequeños, y éstos han de
conformarse con ser margaritas o violetas destinadas
a recrear los ojos de Dios cuando mira a sus pies. La
perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que
él quiere que seamos.”

Santa Teresita del Niño Jesús, Manuscritos


autobiográficos: Historia de un alma, Herrero 1962
online at http://biblio3.url.edu.gt/Libros/Teo-Veri-
tas/STerLisieux-Historia_de_un_alma.pdf 
MORE GREAT FAMILY FOCUSED TITLES FROM GRACEWATCH MEDIA

Potrebbero piacerti anche