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Lima, 23 de abril de 2014

SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO

PEE DERECHO CORPORATIVO 2016-III

“Responsabilidad civil y penal del empleador en Seguridad y


Salud en el Trabajo”

Calderón Navarrete, Leysi del Rosario

Dancé Guillen, Mayra Lucía

Espinoza Figueroa, Meliza

Henostroza De La Cruz, Daniel Eugenio

Lima, 12 de septiembre de 2016

1
INDICE

Pág.

A. PRIMERA PARTE:

“RESPONSABILIDAD CIVIL DEL EMPLEADOR EN SST”

I. INTRODUCCION 4

II. ANTECEDENTES 7

III. TEMAS DE DEBATE 15

IV. CONCLUSIONES 34

B. SEGUNDA PARTE

“RESPONSABILIDAD PENAL DEL EMPLEADOR EN SST”

I. INTRODUCCION 37

II. ANTECEDENTES 40

III. TEMAS DE DEBATE 52

IV. CONCLUSIONES 63

C. BIBLIOGRAFIA GENERAL 66

2
PRIMERA PARTE

RESPONSABILIDAD CIVIL DEL EMPLEADOR EN SEGURIDAD Y


SALUD EN EL TRABAJO

3
I. INTRODUCCION

Fomentar una cultura de la prevención de los riesgos laborales no sólo


constituye uno de los principios que rigen el Sistema de Gestión que
señala la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo – Ley N° 29783 en el
cual el empleador asume el liderazgo, sino que además a través del
cumplimiento del mismo, asume el compromiso de regirse a los
lineamientos que garantizan que señala la Política Nacional de
Seguridad y Salud en el Trabajo entre los que se garantiza entre otros
adoptar las medidas que compensen o reparen daños sufridos por el
trabajador en caso de accidentes de trabajo y enfermedades
ocupacionales.1

Este sistema de gestión de prevención viene a constituir un Sistema de


Cumplimiento de Obligaciones Técnico Legales en Prevención de
Daños Ocupacionales en los que están inmersos muchos actores con
diversos grados de responsabilidad del mismo como son: el Trabajador,
la Empresa, el Estado, los Servicios de Prevención, los Técnicos de
Prevención, etc.; pero de todos ellos la responsabilidad mayor y
principal en la falla del sistema de prevención, recae en la Empresa;
pues no solamente es la que dirige la organización empresarial sino
además es donde se encuentra las fuentes generadoras de
riesgos(teoría del riesgo).

Los Daños a la Salud en el Trabajo, también denominados daños a la


salud de los trabajadores, daños derivados del trabajo, o daños
ocupacionales como los denomina la OIT; tanto Enfermedad
Profesional, como Accidente de trabajo, ocasionan para el Empresario
una serie de responsabilidades que se conocen como Responsabilidad
Empresarial o Patronal2, entre las que se encuentran la responsabilidad
Penal (por ejemplo negligencia en el Sistema de Gestión de Seguridad

1
1 Art.5 e) de la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo - Ley N° 29783 (26-07-2011) Diario Oficial El Peruano,
20-08-11.
2
2 Organización Internacional de Trabajo OIT( mayo 2003). Conceptos básicos en salud laboral (M.
Parra,Ed.), http:// www.oitchile.cl/pdf/publicaciones/ser/ser009.pdf P.2.

4
y Salud en el Trabajo que ponga en peligro la seguridad y salud de los
trabajadores) y la responsabilidad Civil (como por ejemplo una
demanda de indemnización por daños y perjuicios por Daño
Ocupacional).

La Ley de Modernización de la Seguridad Social en Salud - Ley N°


26790 establece que las empresas que desarrollan actividades de
riesgo deben contratar un Seguro Complementario de Trabajo de
Riesgo (SCTR) a favor de sus trabajadores. La norma sin embargo, no
establece que la indemnización que la aseguradora se vea obligada a
pagar por el SCTR limite o elimine la responsabilidad del empleador por
los daños sufridos por el trabajador. En virtud a ello, es posible que el
trabajador o sus herederos puedan intentar una demanda
indemnizatoria contra su empleador, con el fin de obtener una
indemnización adicional a la que percibirán por este seguro.

Es muy importante entender que el Sistema de Gestión de Seguridad y


Salud en el Trabajo no sólo se aplica a actividades de alto riesgo
industrial o peligrosas o riesgosas, sino que incluye todas las
actividades económicas, sea o no actividades de riesgo. La presencia o
ausencia de daños a la salud en el trabajo no discrimina si proviene de
una actividad de alto riesgo, o de una actividad de bajo riesgo3. Es decir
que un trabajador dañado por el trabajo, que pertenece a una actividad
que no es de alto riesgo (por tanto no tiene SCTR), igualmente tiene
reconocidos sus derechos de reparación de daños cuando
corresponda, de acuerdo al artículo 95°, 4° y 5° párrafos del
Reglamento de la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo4.

En general, en aquellos casos en los que ha sido posible imputar algún


grado de culpa al empleador en la ocurrencia del accidente, nuestro
Poder Judicial ha venido otorgando indemnizaciones a favor de los

3
Sanabria López J.M. LA RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL EN LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO Doctrina y
Jurisprudencia,(P.39)2015.
4
Decreto Supremo N°005-2012-TR(08-07-2014), 10-07-2014, Diario Oficial El Peruano.

5
trabajadores que han sufrido accidentes de trabajo, en adición a los
importes pagados por el seguro.

Por otro lado, es bien conocido tanto a nivel de la jurisprudencia


nacional y extranjera, la controversia en la delimitación de la jurisdicción
competente para ventilar los casos de responsabilidad civil por daños a
la salud en el trabajo; repartiéndose ésta entre la jurisdicción civil y la
laboral, con predominancia de esta última, así como el tipo de
responsabilidad civil a aplicar en estos casos (contractual o
extracontractual), con predominancia de esta última.

Finalmente señalamos que la normativa reglamentaria en Seguridad y


Salud en el Trabajo, ha previsto además de las sanciones
administrativas y penales por no adoptar medidas para preservar la
seguridad del trabajador en el ambiente de trabajo; la obligación de
pagar indemnizaciones a las víctimas o a sus derecho habientes en
caso de corresponder generadas por accidentes de trabajo y
enfermedades ocupacionales4; temas que finalmente pasaremos a
desarrollar.

6
II. ANTECEDENTES

Una de las primeras manifestaciones de protección social, allá por los


albores del Derecho del Trabajo de matriz obrero industrial, fue la
preocupación por la siniestralidad de los trabajadores. En aquel
entonces, la responsabilidad civil por daños y perjuicios, cuya influencia
principal proveía de la regulación romanista del Código Civil de
Napoleón, “demostró la insuficiencia del sistema para asegurar una
indemnización eficaz a los peligrosos accidentes derivados de la
civilización industrial”5 , en la medida que fijaba como criterio delimitador
de responsabilidad la culpa del empleador. En efecto, los accidentes de
trabajo no solo afectaban a las terceras personas, sino también a los
propios trabajadores de la industria naciente6.

Como consecuencia de esta nueva realidad, las primeras leyes de


accidentes de trabajo que se emiten en los principales países
industrializados de Europa recogen disposiciones sobre prevención y
cobertura de los riesgos laborales. Así, por ejemplo, la primera Ley de
Seguro de Accidentes de Trabajo dada en Alemania de 1884 estableció
lo siguiente: “Los patronos debían cotizar obligatoriamente a las cajas
para cubrir la invalidez permanente provocada por los accidentes de
trabajo. En caso de incapacidad total, el trabajador percibiría una renta
equivalente al 66% de su salario y en el supuesto de que falleciera, la
viuda cobraría un 20% más el 15% por cada hijo menor de quince años.
Las cotizaciones estaban a cargo de empleador, el seguro funcionaba
según el principio de repartición, de conformidad con la propuesta de
Bismarck, que se oponía a un sistema fundado en la capitalización. Las
prestaciones incluían el otorgamiento de una renta de acuerdo con la
incapacidad del trabajo. Ley preveía inspecciones en las fábricas, con
el fin de prevenir los accidentes que pudieran resultar por los peligros

5
LENS, RICARDO, “Responsabilidad civil: presente, futuro y distorsiones del sistema”, en Revista de Responsabilidad Civil y
Seguros, Año X - N° 7 - julio de 2008, Buenos Aires, p. 17
6
Como señala Umberto Romagnoli, los Códigos mercantiles (como el italiano de 1882 o el Civil de 1865) estuvo pensado y
aplicado para aquellos que especulan con el trabajo como una mercancía, no tomándose en cuenta la industria que acaba
de nacer. (ROMALGNOLI, UMBERTO, El Derecho, el Trabajo y la Historia, Consejo Económico Social, Madrid, 1997, p. 55)

7
inherentes al lugar de trabajo. Los costos de este seguros eran
sufragados totalmente por el empresario”7.

En España la Ley de Accidentes de Trabajo se dio en 1900 y establecía


dos clases de reglas8: i) sobre la seguridad e higiene en el trabajo y ii)
sobre la responsabilidad del empresario por las lesiones producidas por
accidente. En relación a este último aspecto, Martín Valverde, Et. Al.
apuntan: “A diferencia de la responsabilidad civil por daños, la
establecida en la Ley de 1900 para los accidentes de trabajo no
requería intervención doloso o culposa del empresario: era, por tanto,
una responsabilidad objetiva, inspirada en el ‘principio de riesgo’, en
virtud del cual quien pone en marcha fábricas o medios mecánicos
potencialmente peligroso debe hacer frente a los siniestros producidos
por los mismos, aunque no medie culpa o negligencia”.

En nuestro país, a partir de la Ley Nº 1378, de 1911 se crea el seguro


de accidentes de trabajo, el cual considera que los daños por dichos
accidentes están sujetos a responsabilidad objetiva9. Así pues, la Ley
Nº 1378 regulaba dos tipos de indemnizaciones: la renta vitalicia para
las incapacidades permanentes (totales o parciales), y los subsidios
durante las incapacidades temporales (absolutas o parciales). Por
aquel periodo, la codificación civil vigente de 1852, cuya influencia
provenía del Código de Napoleón, recogía el carácter “subjetivo” de la
responsabilidad civil. Así pues, clasificaba la fuente de las obligaciones
provenientes de los “contratos”, “delitos”10 y “cuasidelitos”11. En cuanto
a la responsabilidad civil de las obligaciones no contractuales disponía

7
SÁNCHEZ – CASTAÑEDA, Alfredo, La seguridad y la Protección Social en México. Su necesaria Reorganización”, Universidad
Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Jurídicas, México D.F., 2012, p. 5.
8
MARTÍN VALVERDE, Antonio, RODRIGUEZ-SAÑUDO GUTIERREZ, Fermín y GARCÍA MURCIA, Joaquín, Derecho del Trabajo,
cit., p. 70.

Extraídos de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf
9
DE TRAZEGNIES, Fernando, La responsabilidad Extracontractual, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima, 2001, p. 185. Señala, en ese sentido, este Los accidentes ocurridos a los trabajadores con motivo de la actividad
laboral, han sido los primeros en ser sometidos al régimen de la responsabilidad objetiva como consecuencia de que la
actividad empresarial ha sido considerando riesgosa en sí misma.
10
El artículo 2189º del Código Civil de 1852 establecía que “Delitos de los hechos perjudicados intencionalmente contra la
ley”
11
El artículo 2190º del Código Civil de 1852 establecía que “Cuasidelitos son unos hechos ilícitos cometidos
solo por culpa y sin dolo”

8
que “cualquiera que por sus hechos, descuido o imprudencia cause un
perjuicio a otro, está obligado a subsanarlo” (artículo 2191º), y respecto
a la responsabilidad contractual, señalaba que “el que celebra un
contrato, no solo está obligado a cumplirlo, sino también a resarcir los
daños que resulten directamente de la inejecución o contravención por
culpa o dolo de la parte obligada” (artículos 1265).

El otro antecedente importante en materia de aseguramiento contra


accidentes de trabajo es el Decreto Ley Nº 18846, de 1971, y su
Reglamento, aprobado por el Decreto Supremo Nº 002-72-TR, de 1972.
Esta norma se aplicaba a los obreros para coberturar las contingencias
no solo de accidentes de trabajo, sino también de enfermedades
profesionales y también se sustentaba en la responsabilidad objetiva
del riesgo creado en la producción de accidentes de trabajo. El seguro
contra accidentes de trabajo, en ese sentido, era de carácter público y
cubría también las prestaciones de salud como la renta vitalicia
proveniente de la contingencia producida (accidente o enfermedad
profesional). Según las disposiciones reglamentarias del Decreto Ley
Nº 1884612, era posible demandar una indemnización por daños y
perjuicios en el fuero común en el caso que el accidente de trabajo o
enfermedad profesional se hubiere producido por acto intencional o por
negligencia o culpa del empleador.

Así, la Primera Disposición General del Reglamento del Decreto Ley Nº


18846 establecía que: “El otorgamiento de las prestaciones
establecidas por el presente Reglamento por parte de la Caja Nacional
de Seguro Social exonera al empleador de toda otra indemnización por
causa del mismo accidente o enfermedad profesional. Pero si el riesgo

12
La Primera Disposición General del Reglamento citado, estableció lo siguiente: “el otorgamiento de las prestaciones
establecidas por el presente Reglamento por parte de la Caja Nacional de Seguro Social exonera al empleador de toda otra
indemnización por causa del mismo accidente o enfermedad profesional. Pero si el riesgo se hubiere producido por acto
intencional o por negligencia o culpa del empleador o sus representantes, o de un tercero, la Caja Nacional de Seguro Social
procederá a demandar el pago del monto de las prestaciones otorgadas. Asimismo, la
víctima o sus causa-habientes podrán instaurar las acciones pertinentes de derecho común para obtener la indemnización
por perjuicios”.

Extraídos de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf

9
se hubiere producido por acto intencional o por negligencia o culpa del
empleador o sus representantes, o de un tercero, la Caja Nacional de
Seguro Social procederá a demandar el pago del monto de las
prestaciones otorgadas. Asimismo, la víctima o sus causa-habientes
podrán instaurar las acciones pertinentes de derecho común para
obtener la indemnización por perjuicios”.

De dicho precepto se podía desprender que la regla general era la


incompatibilidad del seguro de accidentes de trabajo con la demanda
de la indemnización por daños y perjuicios en el fuero común; salvo que
(regla excepcional) el empleador estuviera actuando por dolo o culpa.
En este último caso se disponía la habilitación expresa de que el
trabajador pueda demandar la indemnización por daños y perjuicio en
el fuero común. Como apunta Herrera Gonzales-Pratto comentando
dicha disposición:

“Quizá de alguna manera se consideraba que, por existir ya una


protección de responsabilidad civil objetiva a través del Seguro Social,
el mismo que estaba instaurado sobre bases de seguridad y equidad,
no se cabía la responsabilidad civil. Solo en caso de dolo o culpa del
empleador, sobrevenían para este las consecuencias de tener que
restituir al Seguro Social el monto de las prestaciones y además asumir
responsabilidad civil bajo las normas del derecho común”.

Por su parte, el Código Civil de 1936 continuó la tradición legislativa de


su antecesor estableciendo un artículo similar respecto a la
responsabilidad extracontractual: “Cualquiera que por sus hechos,
descuido o imprudencia, cause un daño a otro, está obligado a
indemnizarlo” (artículo 1136°).

Como apunta De Trazegnies comentando dicho artículo: “La trilogía


‘hechos-descuido-imprudencia’ del artículo 1136° del Código de 1936 -
al igual que sus antecedentes del S. XIX- se refería al dolo y a las dos
formas de la culpa (descuido e imprudencia), no a una responsabilidad

10
objetiva por el mero hecho”, pese que existieron interpretaciones que
intentaron “ver” un supuesto de responsabilidad objetiva en la regla
mediante la cual alguien debía responder por “sus hechos”13.

Cabe precisar que si bien la codificación de 1936 establecía algunos


supuestos de responsabilidad objetiva, no reguló un criterio sobre
responsabilidad por riesgo, la cual se pudiese aplicar a los supuestos
de accidentes de trabajo14.

Nuestra actual regulación en materia de aseguramiento por accidentes


de trabajo se encuentra establecida en la Ley Nº 26790, Ley de la
Modernización de la Seguridad Social en Salud, que regula el supuesto
de invalidez como contingencia de cobertura seguridad social y, de
manera más específica, su Reglamento, aprobado por el Decreto
Supremo Nº 009-97-TR, concordado con el Decreto Supremo Nº 003-
98-SA, que regulan las prestaciones previsionales de las contingencias
en enfermedad profesional o accidentes de trabajo de los trabajadores
de aquellas empresas que realizan labores de alto riesgo.

En cuanto a la posibilidad del trabajador de demandar daños y


perjuicios por responsabilidad civil por accidentes de trabajo, el artículo
88º del Reglamento de la Ley Nº 26790 establece que en los casos que
una empresa, que realiza actividades de riesgo, no se inscribe en el
Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo o no contrata el SCTR
para la totalidad de trabajadores o contrate coberturas insuficientes,
asumirá el costo de las prestaciones que las entidades estatales
(Essalud y ONP) brindarán al trabajador (subrayado
nuestro)“independientemente de la responsabilidad civil frente al
trabajador y sus beneficiarios, por los daños y perjuicios irrogados”.

13
DE TRAZEGNIES, La responsabilidad Extracontractual, Cit.
14
Entonces, en los casos en que el Decreto Ley Nº 18846 habilitaba al trabajador a demandar por daños y perjuicios la
indemnización en el fuero común, tendría que acreditar el dolo o culpa del empleador para obtener el correspondiente
resarcimiento por los daños y perjuicios.

Extraídos de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf

11
Como se aprecia, no se plantea entonces el incumplimiento de la
normativa de seguridad social como el único y exclusivo caso de
responsabilidad civil, sino que también es posible demandar la
indemnización cuando exista cobertura insuficiente del seguro de
accidentes de trabajo.

Asimismo, tratándose de empleadores que no desarrollan actividades


de riesgo, se establece que si los mismos incumplen con abonar las
cotizaciones del Seguro Social de Salud (que en este caso cubre los
accidentes de trabajo), el EsSalud otorgará las prestaciones y repetirá
el pago contra el empleador15.

Paralelamente, en materia del derecho común, nuestro actual Código


Civil de 1984 establece, de forma general, dos criterios de
responsabilidad, según sea esta de carácter contractual y
extracontractual. En la responsabilidad contractual el artículo 1321º
establece que el criterio de imputación es subjetivo indicando que:
“queda sujeto a la indemnización de daños y perjuicios quien no ejecuta
sus obligaciones por dolo, culpa inexcusable o culpa leve”. Mientras
que en la responsabilidad extracontractual, además de imputación
subjetiva, establece, por vez primera y positiva, la responsabilidad por
riesgo, estableciendo en el artículo 1970º que “aquel que mediante un
bien riesgoso o peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o
peligrosa, causa un daño a otro, está obligado a repararlo”.

Finalmente, debe destacarse la regulación actual que existe en materia


de seguridad y salud en el trabajo de forma general para todos los
trabajadores, la cual se encuentra recogida en la Ley Nº 29783, Ley de
Seguridad y Salud en el Trabajo (en adelante, LSST). Así, uno de los
principios que inspiran las disposiciones de la LSST es el de

15
Artículo 10º de la Ley 26790, artículo 36º del Decreto Supremo Nº 009-97-SA y Acuerdo Nº 59-22-
ESSALUD-99: Si el empleador incumple con pagar el aporte y ocurre el siniestro, EsSalud exigirá al empleador
el reembolso de las prestaciones.

Extraídos de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf

12
responsabilidad, mediante el cual “El empleador asume las implicancias
económicas, legales y de cualquier otra índole a consecuencia de un
accidente o enfermedad que sufra el trabajador en el desempeño de
sus funciones o a consecuencia de él, conforme a las normas vigentes”.

En cuanto al pago de la indemnización por la responsabilidad patronal,


el artículo 53º de la LSST establece lo siguiente: “El incumplimiento del
empleador del deber de prevención genera la obligación de pagar las
indemnizaciones a las víctimas, o a sus derechohabientes, de los
accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales. En el caso
en que producto de la vía inspectiva se haya comprobado
fehacientemente el daño al trabajador, el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo determina el pago de la indemnización
respectiva”.

De modo complementario, el artículo 94º del Reglamento de la LSST,


aprobado por Decreto Supremo Nº 005-2012-TR precisa que para
afrontar la indemnización señalada en el precepto antes citado, debe
existir una relación de causalidad entre el daño producido y el
incumplimiento del empleador de las normas de seguridad y salud en el
trabajo (subrayado nuestro). Así, dicho precepto especifica lo siguiente:
“Para efecto de lo dispuesto en el artículo 53 de la Ley, la imputación
de la responsabilidad al empleador por incumplimiento de su deber de
prevención requiere que se acredite que la causa determinante del
daño es consecuencia directa de la labor desempeñada por el
trabajador y del incumplimiento por parte del empleador de las normas
de seguridad y salud en el trabajo”.

De los preceptos citados, se desprenden con claridad la posibilidad que


el empleador asuma el pago de una indemnización por daños y
perjuicios por la producción de accidentes de trabajo. En tal sentido, la
norma sugiere que el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo
determine la indemnización cuando éste compruebe el daño acaecido;
de lo cual se desprende que en los casos en que el MTPE no realice

13
dicha comprobación (y determinación del pago de la indemnización), es
posible que la indemnización por responsabilidad patronal se determine
en la vía judicial a través de una demanda de indemnización por daños
y perjuicios.

Ahora bien, debido a que en la actualidad no se está aplicando la


determinación administrativa (por parte del MTPE) de las
indemnizaciones por daños y perjuicios a los trabajadores, actualmente
estos tienen la prerrogativa de acudir a la vía judicial para demandar la
indemnización correspondiente ante el empleador por la concurrencia.

14
III. TEMAS DEBATE

1. ¿RESPONSABILIDAD CIVIL CONTRACTUAL O EXTRA


CONTRACTUAL EN LOS PROCESOS SOBRE INDEMNIZACION
POR DAÑOS Y PERJUCIOS EN CASO DE ACCIDENTES DE
TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES?

1.1 SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE LA RESPOSABILIDAD


CIVIL CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL [Cuadro
16
descrito por Juan Espinoza Espinoza]

CONTRACTUAL EXTRACONTRACTUAL
Subjetivo (art. Subjetivo (art. 1969 c.c.)
1321c.c.): Dolo o culpa.
Dolo, culpa Objetivo (art.1970 c.c.)
inexcusable o culpa Bien o ejercicio de un
leve actividad riesgosa o
Parámetro de peligrosa.
diligencia ordinaria Responsabilidad del
requerida (art. 1314 representante legal del
c.c.) incapaz de discernimiento
Factores de
Objetivo (art. 1325 (art. 1976 c.c.)
atribución
c.c.) Responsabilidad del
Responsabilidad del dueño del animal
deudor si se hace (art.19749 c.c.)
valer por un tercero Responsabilidad del
Caso fortuito o dueño del edificio (art.
fuerza mayor (art. 1980 c.c.)
1315 c.c.) Responsabilidad del
principal o por su
subordinado o Vicaria (art.

16
Espinoza, J. (2011).Derecho de la Responsabilidad Civil (Sexta ed.).Lima, Perú: Rodhas. Pág. 24.
Mencionado en Prólogo a la segunda edición por Fernando Trazegnies Granda. Citado por Sanabria López
J.M. LA RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL EN LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO Doctrina y
Jurisprudencia,(P.91)2015.

15
1981 c.c.)
Culpa inexcusable Culpa (art. 1969 c.c.)
“negligencia grave” Excepto art 1986 c.c.
(art.1319 c.c.)
Culpa leve “omisión
Graduación de de diligencia
la culpa ordinaria” (art. 1320
c.c.)
(art. 1328 c.c.) (art.
1986 c.c.)

Son nulas por dolo o Son nulas por dolo o


culpa inexcusable culpa inexcusable.
del deudor o de os
terceros de quien
Cláusulas de
éste se vale. Aún
exoneración o
aquellas por culpa
limitación de
leve son nulas si
responsabilidad
violan obligaciones
derivadas de
normas de orden
público.
Causa próxima Causa adecuada (art.
Relación de “consecuencia 1985 c.c.)
causalidad inmediata y directa”
(art. 1321 c.c.)
Dañado debe probar Se presume el dolo (sic) y
dolo o culpa la culpa (art. 1969 c.c.)
Carga de la inexcusable (art. El descargo corresponde
prueba 1330 c.c) al dañante.
Se presume la culpa
leve (art. 1329 c.c.)
Intervención de El deudor responde Se establece
terceros de los actos dolosos responsabilidad solidaria

16
o culposos del entre el principal y el que
tercero del cual se actúa bajo sus órdenes
vale. Salvo pacto en (art. 1921 c.c.)
contrario (art. 1325
c.c.)
Las consecuencias que se
Daño emergente, deriven (daño emergente,
Daños
lucro cesante (art. lucro cesante, daño a la
resarcibles
1321 c.c. y daño persona y daño mora (art.
moral (art.1322 c.c.) 1985 c.c.)
10 años (art. 2001,I) 2 años (art.2001,
Prescripción
inc. 4)

1.2 RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DE TRABAJO DE TIPO


CONTRACTUAL: LOS DEBERES DE PROTECCIÓN Y
PREVENCIÓN DEL EMPLEADOR.

Uno de los cuestionamientos más relevantes en materia de


responsabilidad del empleador en los accidentes de trabajo es el
relativo a la naturaleza de la responsabilidad: ¿responsabilidad
contractual o extracontractual?17

Determinar la diferencia entre una y otra no es bizantina. Por


ejemplo, según nuestro actual Código Civil, en la responsabilidad
contractual se aplica los supuestos de responsabilidad subjetiva, es
decir, aquella que se determina en función a la conducta dolosa o
culposa del empleador; mientras que la responsabilidad
extracontractual permite evaluar la conducta dañosa sobre la base
del criterio de imputación objetiva o cuasi objetiva, es decir, cuando
existe, por ejemplo, actividad riesgosa que pueda ocasionar el daño
resarcible. La diferencia entre responsabilidad contractual y
extracontractual, clásicamente, se ha sustentado en que en el

17
Si bien es cierto nuestro actual ordenamiento jurídico-laboral es claro en determinar que la responsabilidad civil
proveniente de un vínculo de carácter laboral tiene naturaleza contractual, sin embargo, como lo veremos más adelante, el
tema no siempre ha sido claro en la concurrencia de accidentes de trabajo

17
primer caso, nos encontraremos ante la existencia de un vínculo
contractual, mientras que en el segundo supuesto no existe tal
presupuesto.18

En tal sentido, en materia laboral, a la responsabilidad resarcitoria


proveniente de la ocurrencia de accidentes de trabajo se le aplica,
en principio, las reglas de la responsabilidad contractual, debido a
que la relación jurídica que se erige entre las partes no se agotan en
el cumplimiento de sus prestaciones principales: realizar la actividad
laboral por parte del trabajador y contraprestar el salario por parte
del empleador. En efecto, en virtud del especial vínculo de
subordinación jurídica que existe entre el trabajador (quien dispone
de su fuerza de trabajo) y el empleador (que se encarga de
direccionarla a su actividad empresarial), existen otro tipo de
obligaciones adicionales a las que se encuentra obligado este último
al ser la parte que inserta dentro de su ámbito de organización al
trabajador. Se trata pues de un deber de protección-seguridad del
empleador o también llamado de prevención de seguridad en el
marco de un contrato de trabajo.

Así pues, los deberes de protección: “se traducen, en el plano


dogmático, a la imposición de las partes del contrato, la adopción de
medidas (de diligencia) necesarias para evitar que los intereses de
integridad susceptibles de ser alcanzados por la ejecución del
contrato sean de hecho afectados”.19 Los deberes de protección (la
instauración de aquellas obligaciones adicionales y/o distintas a la
obligación principal en el desenvolvimiento del contrato de trabajo),
en materia laboral ha tenido como principal antecedente histórico la
contemporánea afirmación del Derecho del Trabajo como disciplina
jurídica. Así, por ejemplo, se puede considerar como uno de sus

18
Sin embargo, existe doctrina nacional que ha cuestionado dicha diferenciación y que señala que la responsabilidad civil es
una sola, y que en materia laboral estaríamos en una zona gris, pudiendo configurarse un derecho de opción del dañado
(ESPINOZA ESPINOZA, Juan, Derecho de la responsabilidad civil, Gaceta Jurídica, Lima, p. 222)

Extraído de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf
19
CABANILLA SANCHEZ, Antonio, Los Deberes de Protección del Deudor en el Derecho Civil, en el Mercantil y en el Laboral,
Civitas, Madrid, 2000, p.167.

18
principales puntos de partida la entrada en vigencia del Código Civil
alemán (BGB) en cuyo artículo 618º estableció que “Quién recibe
los servicios viene obligado a organizar y mantener los locales,
instalaciones y herramientas de los que debe proveer para la
ejecución de los servicios y a regular la prestación de los trabajos
que deben ser realizados bajo sus órdenes o dirección, de tal
manera que el trabajador quede protegido contra los peligros que
afecten a su vida o a su salud, en la medida en que el propio trabajo
lo permita”. Como enfatiza Manuel Álvarez de la Rosa comentando
dicho precepto, “Acababa de nacer la deuda de seguridad y salud
laboral y muchos años pasarán para que ese mandato se convierta
en un auténtico derecho subjetivo incorporado al nuevo contrato de
trabajo.20

En efecto, la evolución normativa de la responsabilidad patronal por


accidentes de trabajo ha incorporado en el trabajador el derecho, no
solo a recibir un salario o los beneficios laborales complementarios
que le corresponden como trabajador, sino también a gozar de un
ambiente adecuado de trabajo. Como afirma Rendón Vásquez en
ese sentido, “la prestación de trabajo debe efectuarse en forma tal
que no dañe la salud del trabajador. Esto supone, que en el centro
de trabajo y en la realización de la labor deben existir determinadas
condiciones que impidan o atenúen, hasta donde sea posible, el
acaecimiento de las enfermedades profesionales”.21

El derecho a un ambiente seguro y saludable en el trabajo ha sido


reconocido, inclusive, por las normas internacionales de derechos
humanos. Así, el Pacto Internacional de Derechos, Económicos,
Sociales y Culturales de Naciones Unidas establece la obligación de
los Estados miembros de reconocer “el derecho de toda persona al

20
ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel, “Responsabilidad Civil en la prevención de riesgos laborales, Texto Mimeografiado.
21
RENDÓN VÁSQUEZ, Jorge, Derecho del Trabajo Individual, 5ª ed., Lima, 2000, p. 132

Extraído de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf

19
goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias, en la
seguridad y la higiene en el trabajo”.

En nuestro país, el deber de seguridad (llamado por nosotros deber


de prevención) se encuentra regulado de forma general en las
disposiciones de la Ley Nº 29783, Ley de Seguridad y Salud en el
Trabajo, estableciendo en su artículo 1º que: “El empleador
garantiza, en el centro de trabajo, el establecimiento de los medios y
condiciones que protejan la vida, la salud y el bienestar de los
trabajadores, y de aquellos que, no teniendo vínculo laboral, prestan
servicios o se encuentran dentro del ámbito del centro de labores.
Debe considerar factores sociales, laborales y biológicos,
diferenciados en función del sexo, incorporando la dimensión de
género en la evaluación y prevención de los riesgos en la salud
laboral”.22

De lo dicho hasta aquí, queda claro entonces que la responsabilidad


que debe asumir el empleador por accidentes de trabajos ocurridos
en el marco de una relación laboral, es una responsabilidad
contractual (subrayado nuestro).

Así lo ha entendido también, en el ámbito adjetivo, la Ley Nº 29749,


Nueva Ley Procesal del Trabajo, la cual regula la competencia
judicial en los casos de resarcimiento patronal producido por los
accidentes de trabajos. Según el artículo 2º de dicha ley, “los
juzgados especializados de trabajo conocen de los siguientes
procesos […]: b) La responsabilidad por daño patrimonial o
extrapatrimonial, incurrida por cualquiera de las partes involucradas
en la prestación personal de servicios, o terceros en cuyo favor se
presta o prestó el servicio”.

22
Apréciese, el ámbito de aplicación de dicho precepto involucra no solo trabajadores que se encuentran vinculados
mediante un contrato de trabajo, sino también a cualquier otra persona que se inserte en el ámbito organizacional del
empleador. Entonces, el deber de protección del empleador tiene como centro de gravedad el hecho fáctico de incorporarse
en el ámbito de organización de la actividad empresarial.

Extraído de http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_47/doc_boletin_47_1.pdf

20
Entonces, en la actualidad está ya difundida el criterio mediante el cual
la responsabilidad por accidentes de trabajo es de carácter contractual.

2. SOBRE LA COMPETENCIA DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL


LABORAL PARA CONOCER DE LAS DEMANDAS DE DAÑOS Y
PERJUICIOS POR ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDAD
PROFESIONAL TANTO POR DAÑO PATRIMONIAL COMO POR
DAÑO MORAL.

2.1 JUEZ LABORAL VERSUS JUEZ CIVIL.

En el marco jurídico de la Ley Procesal del Trabajo N° 26636 sobre la


competencia del Juez Especializado de Trabajo para conocer de la
pretensión de daños y perjuicios por enfermedad profesional (daño
patrimonial y daño moral); cabe anotar que, éste sí es competente para
conocer demandas de daños y perjuicios por incumplimiento del
contrato de trabajo y normas laborales cualquiera fuera su naturaleza,
tanto por trabajadores como por empleadores; independientemente de
que dicha norma procesal en su artículo 4 inciso 2 literal j, únicamente
prevea que “(…) 2. Los Juzgados de Trabajo conocen de las
pretensiones individuales o colectivas por conflictos jurídicos sobre: (…)
j) Indemnización por daños y perjuicios derivados de la comisión de
falta grave que cause perjuicio económico al empleador, incumplimiento
del contrato y normas laborales cualquiera fuera su naturaleza por parte
de los trabajadores.”; ello debido a que la interpretación contrario sensu
de dicho artículo permite colegir que no sólo es el empleador quien –
eventualmente- demanda la indemnización por daños y perjuicios al
trabajador, sino que también puede ser éste quien demande a su
empleador por los daños causados en el marco de la relación laboral.

Este criterio ha sido corroborado con los acuerdos del Pleno


Jurisdiccional Laboral 2000, realizado en la ciudad de Tarapoto, en el
que se acordó: “Es competencia de los Jueces de Trabajo conocer y

21
resolver las demandas de indemnización por daños y perjuicios
originadas por el incumplimiento de las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo.”; y, del Pleno Jurisdiccional Laboral 2008, llevado a
cabo en la ciudad de Lima, en el que se acordó: “El Juez Laboral es
competente para el conocimiento de las acciones de indemnización por
daños y perjuicios derivados del contrato de trabajo”; plenos que tienen
la virtud de procurar el establecimiento de un estándar decisorio que
poco a poco ha ido marcando una tendencia mayoritaria en la judicatura
nacional en esta materia. Capítulo II: Temas y Acuerdos

La Corte Suprema mediante sus Salas Constitucionales Permanente y


Transitoria ha establecido jurisprudencialmente que los jueces laborales
son competentes para conocer las demandas de indemnización por
daños y perjuicios por enfermedad profesional.

En el marco de la Nueva Ley Procesal del Trabajo N° 29497, es


evidente que con el nuevo marco de regulación del proceso laboral, la
Nueva Ley Procesal del Trabajo prevé expresamente la competencia de
los juzgados de trabajo para conocer pretensiones de indemnización
por daños y perjuicios, sean éstas planteadas por los trabajadores o
empleadores, ello se desprende del inciso b) del numeral 1 del artículo
2 de la Ley Procesal del Trabajo, que ad litteram señala:
“Los juzgados especializados de trabajo conocen de los siguientes
procesos:
1. En proceso ordinario laboral (…) b) La responsabilidad por daño
patrimonial y extrapatrimonial, incurrida por cualquiera de las partes
involucradas en la prestación personal de servicios, o terceros en cuyo
favor se presta o prestó el servicio.”

La Ley número 29497 en inciso e) del numeral 1 del artículo 2, ha


previsto explícitamente la competencia de la justicia especializada
laboral en primera instancia (proceso ordinario), en caso que se
planteen pretensiones de “enfermedades profesionales y accidentes de
trabajo”; ello en el marco de pretensiones en las que se discuta una

22
indemnización producto de aquel evento dañoso; más no está referido a
las reclamaciones de los trabajadores previstas en el inciso i del
numeral 1 del artículo 2 (“cumplimiento de las prestaciones de salud y
pensiones de invalidez, a favor de los asegurados o los beneficiarios,
exigibles al empleador, a las entidades prestadoras de salud o a las
aseguradoras.”), ni tampoco a lo regulado en el numeral 4 del artículo 2
(“pretensiones originadas en las prestaciones de servicios de carácter
personal, de naturaleza laboral, administrativa o de seguridad social, de
derecho público; así como las impugnaciones contra actuaciones de la
autoridad administrativa de trabajo”); esta última que se tramita a través
del proceso contencioso administrativo regulado por Ley número 27584.

La normativa procesal permite pues que los jueces de trabajo


conozcan las demandas de indemnización por daños y perjuicios por
enfermedad profesional.

2.2 ¿SE PUEDE RECLAMAR DAÑO MORAL EN LOS PROCESOS DE


INDEMNIZACION POR DAÑOS Y PERJUCIOS POR
ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDAD PROFESIONAL?

Sobre el conocimiento por los jueces laborales de las pretensiones


de indemnización por daño patrimonial que comprende el daño
emergente y el lucro cesante existe criterio uniforme. Sin embargo
es común observar que en las demandas de indemnización por
daños y perjuicios consecuencia de enfermedad profesional, los
demandantes afectados por neumoconiosis, hipoacusia, u otras
enfermedades profesionales pretenden acumulativamente no sólo el
resarcimiento por el daño emergente y lucro cesante, sino también
por daño moral irrogado a su persona.

Sobre el conocimiento jurisdiccional del “daño moral” se plantea dos


posiciones:

23
(I) la primera de ellas, que plantea que los juzgados de trabajo
no son competentes para conocer la pretensión de
indemnización por daño moral; y
(II) otra que refiere que la demanda de indemnización por daños
y perjuicios derivada de enfermedad profesional puede tener
como pretensión la indemnización por daño moral, y el
proceso respectivo debe ser conocido por un juzgado de
trabajo. Los miembros integrantes del Pleno se inclinan por
esta segunda opción, porque:

El daño moral se encuentra regulado en los Arts. 1322 y 1984 del


Código Civil, y conforme a la sistemática de dicha norma sustantiva
están ubicados el primero en el título Inejecución de Obligaciones –
Contractuales (Art. 1322 “El daño moral, cuando él se hubiera irrogado,
también es susceptible de resarcimiento”), y el segundo en la sección
sexta Responsabilidad Extracontractual (Art. 1984 “El daño moral es
indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido a la
víctima o a su familia”), con lo que puede concluirse en que el daño
moral es susceptible de resarcimiento tanto en la responsabilidad
contractual como en la responsabilidad extracontractual; y,

Entender que el daño moral invocado por un trabajador, dada su


naturaleza civil, debe ser determinado e indemnizado en la vía civil y no
laboral implicaría que el trabajador tenga que plantear dos procesos
judiciales uno en la vía laboral para la indemnización de daños y
perjuicios por lucro cesante y daño emergente y otro proceso en la vía
civil para obtener indemnización por daño moral, que podrían concluir
eventualmente en pronunciamientos contradictorios.

Respecto a este tema, en el I Pleno Jurisdiccional Supremo en materia


Laboral 2012, se acordó: “Los Jueces que ejercen competencia en el
marco de la Ley Procesal del Trabajo número 26636 y en la Nueva Ley
Procesal del Trabajo número 29497, conocerán de las demandas de
daños y perjuicios por responsabilidad contractual tanto por daño

24
patrimonial, que abarca el lucro cesante y daño emergente, como por
daño moral, especialmente en los casos de enfermedad profesional.

Este criterio ha sido recogido en senda jurisprudencia, en la cual se


ampara el daño moral en los procesos de indemnización por daños y
perjuicios por accidentes de trabajo y enfermedad profesional.

3. ¿QUIEN TIENE LA CARGA DE LA PRUEBA?.

El Código de Justiniano contiene, en relación con la carga de la prueba,


prescripciones como las siguientes: actore non probante, qui convenitur,
et sí nihil ipse praestet, obtinebit: “no probando el actor, ganará el
demandado, aunque nada hubiera alegado”. Actore non probanten,
reus est absolvendus: “si el actor no prueba, hay que absolver al reo”
(Lib. ll, tit. I, ley 4ta.).

Lo anterior sirva para afirmar que en el derecho procesal la regla


general es que el demandante tiene la carga de la prueba. Es decir
quien demanda debe probar los hechos que invoca en su demanda. De
lo contrario, se absolverá al demandado aunque nada hubiera alegado
en su favor.

El Código Procesal Civil, en su artículo 196 prevé: “Salvo disposición


legal diferente, la carga de probar corresponde a quien afirma hechos
que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos
hechos.” Esta disposición adjetiva, de conformidad con la Tercera
Disposición Derogatoria, Sustitutoria Y Final de la Ley N° 26636, y
Primera Disposiciones Complementarias de la Nueva Ley Procesal del
Trabajo N° 29497, se aplica supletoriamente en lo no previsto por la ley
procesal laboral.
Así, en el derecho procesal del trabajo, la Ley N° 26636, en el artículo
27 establece que: “Artículo 27.- CARGA DE LA PRUEBA.- Corresponde
a las partes probar sus afirmaciones y esencialmente: 1. Al trabajador

25
probar la existencia del vínculo laboral. 2. Al empleador demandado
probar el cumplimiento de las obligaciones contenidas en las normas
legales, los convenios colectivos, la costumbre, el reglamento interno y
el contrato individual de trabajo. 3. Al empleador la causa del despido;
al trabajador probar la existencia del despido, su nulidad cuando la
invoque y la hostilidad de la que fuera objeto.” Capítulo II: Temas y
Acuerdos.

Por su parte la Ley N° 29497 contiene normas procesales que pueden


ser pertinentes y aplicables para las demandas de indemnización por
daños y perjuicios por enfermedad profesional: “Artículo 23.- Carga de
la prueba: (...) 23.3 Cuando corresponda, si el demandante invoca la
calidad de trabajador o ex trabajador, tiene la carga de la prueba de:
(...) c) La existencia del daño alegado. (...) 23.4 De modo paralelo,
cuando corresponda, incumbe al demandado que sea señalado como
empleador la carga de la prueba de: a) El pago, el cumplimiento de las
normas legales, el cumplimiento de sus obligaciones contractuales, su
extinción o inexigibilidad.

En este sentido, en la interpretación de las normas legales citadas, en


los casos de indemnización por daños y perjuicios derivados de
enfermedad profesional, se hace necesario analizar las especiales
características del contrato de trabajo entre las partes y las obligaciones
que de él emanen, entre las que se encuentran las inherentes a la
actividad productiva desarrollada por el empleador en determinada área
(minero, por ejemplo); dicho de otro modo, la observancia de las
disposiciones legales especiales dictadas para dicho sector. En este
sentido, el empleador tiene la obligación de brindar al trabajador todas
las seguridades para que pueda efectuar su trabajo de una manera
adecuada, sin riesgos o con la protección debido frente a los riesgos de
la propia actividad. Estas obligaciones generales –aplicables a todos los
sectores- que nacen del contrato de trabajo y se explican solamente en
el contexto de un contrato de trabajo.

26
En esta línea la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo, Ley N° 29783,
publicada en el Diario Oficial El Peruano con fecha 20 de agosto de
2011, señala en su Título Preliminar, como principios:

 PRINCIPIO DE PREVENCIÓN: El empleador garantiza, en el


centro de trabajo, el establecimiento de los medios y
condiciones que protejan la vida, la salud y el bienestar de los
trabajadores. (…)”
 PRINCIPIO DE RESPONSABILIDAD: El empleador asume las
implicancias económicas, legales y de cualquier índole a
consecuencia de un accidente o enfermedad que sufra el
trabajador en el desempeño de sus funciones o a consecuencia
de él, conforme a las leyes vigentes.(…)
 PRINCIPIO DE PROTECCIÓN: Los trabajadores tienen derecho
a que el Estado y los empleadores aseguren condiciones de
trabajo dignas que les garanticen un estado de vida saludable,
física, mental y socialmente, en forma continua. Dichas
condiciones deben propender a: a) Que el trabajo se desarrolle
en un ambiente seguro y saludable. b) Que las condiciones de
trabajo sean compatibles con el bienestar y la dignidad de los
trabajadores y ofrezcan posibilidades reales para el logro de los
objetivos personales de los trabajadores”.

El principio protector de naturaleza constitucional ha inspirado reglas


procesales de inversión de la carga de la prueba, presunciones legales
e indicios en la Ley N° 26636 y en la Ley N° 29497 que deben ser
interpretadas en concordancia con la normativa legal específica del
sector productivo en el cual laboró el afectado con la enfermedad
profesional, y con los principios de prevención, responsabilidad y de
protección contenidos en la Ley N° 29783.
Corresponde al trabajador afectado probar la existencia de la
enfermedad profesional alegada (exigencia probatoria mínima prevista
en el artículo 23 numeral 3 inciso c) de la Ley N° 29497), lo que permite
aplicar al juez, respecto a la omisión de las diligencias ordinarias

27
exigidas por la naturaleza de la obligación como empleador, lo previsto
en el artículo 1320 del Código Civil que regula la culpa leve.

Adicionalmente, debe probar el empleador el cumplimiento de las


normas básicas sobre seguridad en el trabajo, tales como la Ley de
Seguridad y Salud, Ley N° 29783 de fecha 20 de agosto de 2011 y su
Reglamento aprobado por Decreto Supremo Nº 005-2012-TR de fecha
25 de abril de 2012). También debe probarse el cumplimiento de las
normas mínimas sectoriales en materia de Capítulo II: Temas y
Acuerdos 51 protección de la salud y la integridad de los trabajadores,
como el caso de los sectores minero, eléctrico, etc.

Por su parte, el dolo y la culpa inexcusable, previstas en los artículos


1318 y 1319 del Código Civil, requieren una intensidad probatoria
adecuada a la pretensión que se reclama. Lo antedicho no altera la
obligación probatoria del empleador demandado, respecto del
cumplimiento de las obligaciones laborales o convencionales, entre las
que se encuentran las correspondientes a la seguridad y salud en el
trabajo. (Artículo 27 de la Ley N° 26636 y artículo 23 Nueva Ley
Procesal del Trabajo).

Respecto a este tema, en el I Pleno Jurisdiccional Supremo en materia


Laboral 2012, se acordó: “Que el trabajador debe cumplir con probar la
existencia de la enfermedad profesional, y el empleador, el
cumplimiento de sus obligaciones legales, laborales y convencionales.

4. ¿QUE PLAZO PRESCRIPTORIO SE APLICA? ¿CIVIL O LABORAL?

El plazo prescriptorio que se aplica es el regulado en el artículo 2001°


del Código Civil, según el cual:

“Prescriben, salvo disposición diversa de la ley:

28
1. A los diez años, la acción personal, la acción real, la que nace de
una ejecutoria y la de nulidad de acto jurídico.
(…)
2. A los dos años, la acción de anulabilidad, la acción revocatoria, la
que proviene de pensión alimenticia, la acción indemnizatoria por
responsabilidad extracontractual y la que corresponda contra los
representantes de incapaces derivada del ejercicio del cargo.

5. ¿COMO SE DETERMINA EL QUANTUM INDEMNIZATORIO?

En el Perú, según coincide la doctrina, una de las principales


dificultades de la responsabilidad civil, es la disparidad de criterios de
cuantificación de los daños. En efecto, uno de los problemas principales
que se pueden presentar cuando se discute los daños y perjuicios es el
tema del monto indemnizatorio, para lo cual se han esbozado diversas
teorías y en algunos sistemas en tarifarios que si bien reducen la
arbitrariedad, ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Hacia una predictibilidad
del resarcimiento al daño a la persona en el Sistema Judicial Peruano”.
En: AA.VV. “RESPONSABILIDAD CIVIL II”. Coordinador ESPINOZA
ESPINOZA, Juan. Editorial Rodhas; Lima-Perú, 2006; páginas 276-281
Capítulo II: Temas y Acuerdos también se apartan de las
consideraciones particulares de cada caso, uniformizando montos que
pueden ser excesivos o reducidos en función del caso concreto, no
cumpliendo con el otorgamiento de un resarcimiento adecuado y justo.

Así, si bien la parte afectada puede determinar con relativa exactitud el


monto de la indemnización, lo cual puede facilitar la labor del juzgador;
existe una deficiencia probatoria en relación a la acreditación del total
indemnizatorio solicitado. En este sentido, el imperativo de proveer una
reparación del daño, congruente con su naturaleza –esencialmente
daño a la persona y daño moral–, exige administrar una solución
jurisdiccional acorde con las características y circunstancias concretas
que rodean el caso; en ese sentido, no existe duda que el menoscabo

29
irreversible a la salud e integridad física y psíquica del trabajador,
constituye, básicamente un daño al ser humano, como compleja entidad
bio-psico-social; por lo que, al discernir el quantum reparatorio,
efectivamente cabe tener en cuenta, en esencia, su dimensión
inmaterial o extrapatrimonial, cuyo resarcimiento encuentra fundamento
en valores trascendentes del Estado Social y Constitucional, como el
derecho a la dignidad, el derecho a la vida, a la salud, a la integridad
moral, psíquica y física y al libre desarrollo y bienestar de la persona,
expresamente recogidos por los artículos 1, 2 ordinal 1 y 7 de la
Constitución del Estado, los artículos 4 ordinal 1, 5 ordinal 1, 7 ordinal 1
y 11 ordinal 1 de la Convención Americana de Derechos Humanos y los
artículos 1, 5 y 17 del Código Civil, además de las numerosas normas
jurídicas ya citadas, que establecen, en forma imperativa, el deber de
protección de la vida y la salud, durante la ejecución del contrato de
trabajo.

Para tal efecto, debe tomarse en consideración lo establecido por el


artículo 1332° del Código Civil, el cual establece que: “si el
resarcimiento del daño no pudiera ser probado en su monto, deberá
fijarla el Juez con valoración equitativa”, a efecto de guiar la compleja
actividad de cuantificación de la reparación por el daño causado, debe
partirse –además- de lo preceptuado por el artículo 1321 del Código
Civil, que prescribe: “Queda sujeto a la indemnización de daños y
perjuicios quien no ejecuta sus obligaciones por dolo, culpa inexcusable
o culpa leve. El resarcimiento por la inejecución de la obligación o por
su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, comprende tanto el daño
emergente como el lucro cesante, en cuanto sean consecuencia
inmediata y I PLENO JURISDICCIONAL SUPREMO EN MATERIA
LABORAL directa de tal inejecución. Si la inejecución o el cumplimiento
parcial, tardío o defectuoso de la obligación, obedecieran a culpa leve,
el resarcimiento se limita al daño que podía preverse al tiempo en que
ella fue contraída”.

30
Este precepto, a decir del autor Javier Pazos, se refiere, en su segundo
párrafo, no precisamente a la determinación de la causa (causalidad de
hecho) sino, más bien, a la determinación de las consecuencias
dañosas y, más puntualmente, a aquellas que el responsable deberá
resarcir (causalidad jurídica); esta interpretación supone que el precepto
en referencia, tratándose de inejecución de obligaciones legales y
contractuales –contrato de trabajo–, orienta la determinación del
quantum indemnizatorio.

Como señala el autor citado, la relación de causalidad en la


responsabilidad contractual, debe analizarse aplicando, de manera
analógica, la regla del artículo 1985 del Código Civil, dado que la
relación daño-hecho generador no tiene diferencias de fondo. Dicho de
este modo, en la apreciación cuantitativa del daño irrogado, a la luz del
citado artículo 1321 del Código Civil, resulta necesario también estimar
la gravedad del reproche de la conducta generadora del daño,
calificación que redunda directamente en estimación económica del
daño, pues, supone un juicio de atribución de alta gravedad de la
conducta que lo irrogó; en efecto, mientras la culpa leve implica una
“omisión de la eventual atención” o una “falta de previsión en lo
ordinario” (artículo 1320 del Código Civil), la culpa inexcusable supone
la inejecución por negligencia grave, entendida, según el profesor
nacional Yuri Vega, como una ausencia de diligencia.

Tampoco debe dejarse de evaluar, al momento de estimar la entidad


patrimonial del daño, la infracción de la demandada a sus “deberes
conexos de conocimiento, información y seguridad”; estos deberes
adquieren significación summa en el Derecho del Trabajo, atendiendo a
la situación de disparidad económica e informativa de las partes del
contrato de trabajo, de la que deriva hacia el empleador, la presunción
jure et de jure, de información y conocimiento de PAZOS HAYASHIDA,
Javier. “Factor atributivo de responsabilidad. Quantum indemnizatorio.
Comentario al artículo 1321 del Código Civil”. En AA.VV. “CÓDIGO
CIVIL COMENTADO”. Tomo VI. Editora Gaceta Jurídica; Segunda

31
Edición; Lima-Perú, 2007; página 676) 10 VEGA MERE, Yuri.
“Comentarios a la Culpa Leve y a la Culpa Inexcusable”. En AA. VV.
“CÓDIGO CIVIL…”; Op. Cit.; página 672 11 PAZOS HAYASHIDA,
Javier. Op. Cit.; Pág. 681 Capítulo II: Temas y Acuerdos sus
obligaciones -principio de profesionalidad del empleador-; no puede
pues éste alegar, bajo ninguna consideración, ignorancia o
desconocimiento de la ley ni de sus obligaciones; ya que está en
condiciones -objetivas y subjetivas- de acceder a la información legal y
técnica, contratando los correspondientes asesoramientos, de ser el
caso, de modo tal que se pueda prever y evitar la ocurrencia de eventos
dañosos; elemento éste último que ayuda también a apreciar la
gravedad de la conducta negligente, con incidencia en la valoración del
daño.

En cuanto al daño moral, si bien prima facie, no es posible su


estimación crematística, no obstante, a efecto de no dejar sin
reparación este tipo de daño, surge la necesidad operacional de intentar
una cuantificación pecuniaria, con arreglo al ya citado artículo 1332 del
Código Civil; en tal virtud, corresponde ser incluido en el monto
indemnizatorio a otorgarse. Adicionalmente, a esta potestad no tasada
que posee el juez del proceso para, atendiendo a las circunstancias
personales, familiares, sociales e incluso laborales que rodean al
trabajador afectado con el actuar negligente o doloso del empleador, y
que produjo en su persona un daño (enfermedad profesional); el órgano
jurisdiccional también está facultado para otorgar un plus indemnizatorio
al trabajador afectado –demandante- en caso éste acredite
indubitablemente gastos adicionales a los que las reglas de la
experiencia informan.

En efecto, esta facultad de apreciar el bagaje probatorio en estos casos


en donde se discute la existencia de una enfermedad profesional, cuyo
avances es paulatino, degenerativo y silencioso, permite que el juez del
trabajo otorgue un monto indemnizatorio acorde con el daño sufrido y
con las consecuencias económicas que, se entiende, éste produjo en la

32
esfera del trabajador; sólo así puede predicarse que el administrar
justicia tiene como uno de sus fines el de “lograr la paz social” (artículo
III del Título Preliminar del Código Procesal Civil, aplicable a los
procesos laborales).

33
6. CONCLUSIONES

1. En caso que el empleador incumpla con las obligaciones


contractuales que emanan del contrato de trabajo, las mismas que
se vinculen con el Principio de Prevención, y siempre que estén
directamente relacionadas con el accidente laboral sufrido por el
trabajador, se encontrará obligado a indemnizar a su trabajador a
título de responsabilidad civil por inejecución de obligaciones. Nos
encontramos pues, dentro de los alcances de la responsabilidad civil
contractual.

2. Los jueces de trabajo son los competentes para conocer de los


procesos de indemnización por daños y perjuicios en los casos de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Ello se ampara
en lo establecido en el Art. 4° de la Ley N° 26636 (Ley Procesal del
Trabajo), en el Art. 2° de la Ley N° 29497 (Nueva Ley Procesal del
Trabajo), en el Art. 5° del Código Civil, en lo acordado en el I Pleno
Jurisdiccional Supremo en materia Laboral 2012 y en senda
jurisprudencia emitida por los Jueces y Salas Laborales.

3. El daño moral puede ser incluido como concepto a reparar, en las


demandas de daños y perjuicios por responsabilidad contractual, en
casos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales

4. El Trabajador que sufra un accidente laboral o una enfermedad


profesional podrá demandar a su empleador el pago de una
indemnización a título de responsabilidad civil por inejecución de
obligaciones que emanen del contrato laboral, teniendo a su favor la
presunción de incumplimiento de normas en materia de seguridad y
salud ocupacional por parte de su empleador. No obstante, si el
empleador acredita de manera indubitable que cumplió con todas
las exigencias de seguridad, no existirá obligación de indemnizar a
título de responsabilidad civil por inejecución de obligaciones.

34
5. El plazo prescriptorio que se aplica para los procesos de
indemnización por daños y perjuicios por accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales, es el regulado en el Código Civil (Art.
2001°). Siendo que en caso de responsabilidad civil contractual, el
plazo prescriptorio es de 10 años y en caso de responsabilidad civil
extracontractual, es de 2 años.

6. En el Perú no existe un tarifario o baremo que establezca los


quantums indemnizatorios en casos de accidentes de trabajo o
enfermedades profesionales. La propuesta recogida en el Art. 95° y
en la Quinta Disposición Complementaria y Transitoria del D.S. 005-
2013-TR, Reglamento de la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo,
para implementar una tabla de indemnizaciones, no ha sido
implementada.

35
SEGUNDA PARTE

RESPONSABILIDAD PENAL DEL EMPLEADOR EN SEGURIDAD Y


SALUD EN EL TRABAJO

36
RESPONSABILIDAD PENAL DEL EMPLEADOR EN LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL
TRABAJO

I. INTRODUCCIÓN.

1. Los accidentes en el centro de trabajo constituyen un serio problema, debido


a que diariamente las empresas utilizan moderna tecnología que por un lado
ayuda a simplificar la producción de bienes y servicios, pero de otro lado,
causa potencial peligro para la integridad física del trabajador, de forma tal
que las actividades riesgosas pueden generar en el centro laboral desde una
incapacidad temporal hasta una permanente y en otros casos la muerte del
accidentado. DE esta forma se desencadena un problema de trascendencia
social, por el daño físico que sufren los trabajadores y su posterior
reincorporación a la sociedad, en condiciones diferentes a las que vivían con
anterioridad al accidente. Es por ello que se hace necesario dentro de todas y
cada una de las actividades de riesgo laboral, tomar las previsiones que
correspondan para evitar contingencias legales que en el futuro puedan
perjudicar y perturbar la tranquilidad del Empresario y de los altos
funcionarios de la Empresa.

2. La imperiosa necesidad de prevenir los accidentes de trabajo, o en todo caso,


proponer su reducción progresiva, trasciende del plano estrictamente legal
para convertirse en un tema de responsabilidad social que permitirá a las
empresas consolidarse en el mercado por el producto que ofrecen y por el
compromiso asumido con sus trabajadores. Por ello, la OIT (Organización
Internacional de Trabajo) ha dejado constancia de su preocupación ante el
alto índice de mortalidad generado dentro de los centros de trabajo. Solo
basta recordar las estadísticas emitidas por la referida institución
internacional para entender su preocupación por mitigar las consecuencias
fatales derivadas de accidentes de trabajo.

3. La información acopiada por la OIT permite sostener que hay 205 accidentes
de trabajo por segundo, en todo el mundo, que hacen un total de 270 millones
de accidentes de trabajo al año, lo que genera a su vez, en promedio, una

37
ausencia de más de 3 días al trabajo por causa de accidentes, superando
dichas cifras a los accidentes de tránsito, las guerras y la violencia familiar23,
por lo que el sistema internacional viene asumiendo un compromiso global
para reducir estos índices.

4. En este contexto, la Organización Internacional del Trabajo - OIT, ha


aprobado hasta el momento tres convenios internacionales que han tratado,
de manera general, la temática de seguridad y salud en el trabajo. Tales
convenios, sin mencionar los referidos a riesgos y actividades específicos24,
son los siguientes:

4.1. Convenio Nº 155 – OIT, sobre seguridad y salud de los trabajadores


(1981), y su Protocolo de 2002.
4.2. Convenio Nº 161 – OIT, sobre los servicios de salud en el trabajo
(1985).
4.3. Convenio Nº 187 – OIT, sobre el marco promocional para la
seguridad y salud en el trabajo (2006).

5. Pese a que ninguno de los convenios anteriormente mencionados ha sido


ratificado por el Perú, nuestro país no ha sido ajeno a la necesidad de
preservar un ambiente laboral exento de riesgos por lo que, teniendo como
antecedente inmediato el Reglamento de Seguridad y Salud en el Trabajo
(aprobado por Decreto Supremo Nº 009-2005-TR), con fecha 20 de agosto de
2011 se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Ley N° 29783, Ley de
Seguridad y Salud en el Trabajo; cuyo objetivo es promover una cultura de
prevención de riesgos laborales en el país, contando para ello con el deber
de prevención de los empleadores, el rol de fiscalización y control de Estado,
así como la participación de los trabajadores y sus organizaciones sindicales.
Dicha norma se aplica a todos los sectores económicos, y comprende a todos

23 Estadísticas tomadas del Sitio Web http://www.oit.org.pe/.


24Convenio sobre la higiene (comercio y oficinas), 1964 (núm. 120), Convenio sobre seguridad y salud en la
construcción, 1988 (núm. 167), Convenio sobre seguridad y salud en las minas, 1995 (núm. 176) , Convenio
sobre la protección contra las radiaciones, 1960 (núm. 115) , Convenio sobre el cáncer profesional, 1974
(núm. 139) , Convenio sobre el medio ambiente de trabajo (contaminación del aire, ruido y vibraciones), 1977
(núm. 148) , Convenio sobre el asbesto, 1986 (núm. 162) , Convenio sobre los productos químicos, 1990
(núm. 170).

38
los empleadores y los trabajadores bajo el régimen laboral de la actividad
privada en todo el territorio nacional, trabajadores y funcionarios del sector
público, trabajadores de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del
Perú, y trabajadores por cuenta propia, buscando concientizar a los
empleadores a respetar las normas de seguridad para preservar la integridad
de sus trabajadores.

6. Finalmente, la mencionada norma ha previsto sanciones administrativas por


no adoptar medidas para preservar la seguridad del trabajador en el ambiente
de trabajo; sin embargo, la norma también ha previsto sanciones penales
para quienes la incumplan, habiéndose incluso generado la adición de un tipo
penal concreto al Código Penal de 1991, mediante el Artículo 168-A.

39
II. ANTECEDENTES.

1. Los estudiosos coinciden en señalar que la criminalización de ilícitos con


contenido laboral (o, en palabras de JAVIER AREVALO VELA, la “protección
penal del trabajo”), se remonta al año 1978; año en el cual se publicó el
Decreto Ley Nº 22126 - Ampara derecho a mantener el vínculo laboral y
señala causales de su rescisión. Esta norma legal, en su Art.21º, establecía
que el empleador que no cumpla con las resoluciones consentidas o
ejecutoriadas de la Autoridad Administrativa de Trabajo comete delito de
violencia y desobediencia a la autoridad, sancionable con pena privativa de
libertad. Asimismo, el Art.22º sancionaba penalmente al empleador que,
mediante cualquier artificio, causare el cierre del centro de trabajo o lo
abandonare para extinguir la relación laboral con los trabajadores.

2. Posteriormente, la Ley Nº 24514 – Ley de Estabilidad Laboral, en su Art.27º,


señaló que el empleador que incumpla la resolución consentida o
ejecutoriada de la Autoridad Administrativa de Trabajo, que le ordene reponer
a un trabajador, será denunciado por el delito de violencia y resistencia a la
Autoridad. Sin embargo, en 1991 esta norma fue derogada por el Decreto
Legislativo Nº 728; el cual no contenía disposiciones con contenido penal.

3. En efecto, el legislador peruano, siguiendo la tendencia de la mayoría de los


Códigos Penales latinoamericanos, optó por ubicar en nuestro Código Penal
de 1991 los delitos contra los derechos laborales en el Título IV Delitos
Contra la Libertad, Capítulo VII Violación de la Libertad de Trabajo, artículo
168°.

4. El texto original del artículo 168° del Código Penal tipificaba el delito de
violación de la libertad de trabajo de la manera siguiente:

“Artículo 168.- Coacción Laboral.

40
Será reprimido con pena privativa de la libertad no mayor de
dos años el que obliga a otro, mediante violencia o
amenaza, a realizar cualquiera de las conductas siguientes:

1. Integrar o no un sindicato.
2. Prestar trabajo personal sin la correspondiente retribución.
3. Trabajar sin las condiciones de seguridad e higiene
industriales (*)25.

La misma pena se aplicará al que incumple las resoluciones


consentidas o ejecutoriadas dictadas por la autoridad
competente; y al que disminuye o distorsiona la producción,
simula causales para el cierre del centro de trabajo o
abandona éste para extinguir las relaciones laborales”.

En ese sentido, el artículo 168, inciso 3 del referido Código Penal,


consideraba que el carácter delictivo de la conducta estaba determinado por
el empleo de violencia o amenaza para lograr el desarrollo de una actividad
laboral por parte del trabajador sin las condiciones de seguridad e
higiene industriales determinadas por la autoridad.

5. En buena cuenta, nuestro Ordenamiento Jurídico establecía que el desarrollo


de la actividad laboral sin contar con las condiciones de seguridad e
higiene industrial constituía una infracción laboral sancionable
administrativamente. Por tanto, sólo se consideraba dentro de la categoría
de delito a los casos en que el desarrollo de la actividad laboral sin contar con
las condiciones de seguridad e higiene laboral se lograba coaccionando al
trabajador mediante violencia o amenaza (ejemplo: amenazas de despido o
de recorte de remuneraciones).

6. En consecuencia, puede sostenerse que el Código Penal fijó como criterio de


criminalización de la conducta a la existencia de coacción sobre la voluntad

25 Numeral derogado por la Sexta Disposición, Complementaria y Modificatoria de la Ley 29783 - Ley de
Seguridad y Salud en el Trabajo.

41
del trabajador, lo que por lo demás se enmarcaba dentro de la categoría
delictiva que reprimía la violación a la Libertad de Trabajo.

7. Efectivamente, como señala DINO CARLOS CARO CORIA, “es preciso


diferenciar dos grandes supuestos en el análisis del artículo 168o del Código
Penal. El primer grupo de supuestos, descritos en los cuatro incisos de la
norma, protegen en términos generales el interés del Estado en que se
respeten ciertas condiciones mínimas de la vida profesional de los
trabajadores por cuenta ajena, condiciones mínimas que el mismo establece
al dictar las normas correspondientes, y al reconocer eficacia general a los
convenios laborales; esta protección tendrá́ lugar siempre que se transgreda
este interés mediante violencia o amenaza. El segundo grupo de supuestos
están regulados en el último párrafo del artículo 168o, donde se acoge
diversos bienes jurídicos relacionados con la esfera del trabajo, tales como la
estabilidad económica de los trabajador26es (retención de "remuneraciones o
indemnizaciones de los trabajadores" o no entrega "al destinatario -de- las
efectuadas por mandato legal o judicial"), la garantía en el cumplimiento de
las disposiciones laborales -incumplimiento de "las resoluciones consentidas
o ejecutoriadas dictadas por la autoridad competente"-, y por último la
estabilidad laboral, en sentido estricto, como seguridad en el puesto de
trabajo -disminución o distorsión de la producción, simulación de causales
para el cierre del centro de trabajo o abandono de este para extinguir las
relaciones laborales” (subrayado nuestro).

8. Por tanto, puede sostenerse sin duda que el artículo 168, inciso 3 del texto
original del Código Penal (hoy derogado por la Sexta Disposición,
Complementaria y Modificatoria de la Ley N° 29783 - Ley de Seguridad y
Salud en el Trabajo), reprimía la conducta sin exigir que el trabajo
desarrollado en ausencia de las condiciones de seguridad e higiene exigidas
por las autoridades, haya generado un resultado dañoso en los trabajadores,
lo cual es compatible con el criterio implícito en nuestro ordenamiento, que

26
CARO CORIA, DINO CARLOS, La Falsa Tutela Penal del Trabajador. En: http://www.ccfirma.com/
publicaciones/pdf/caro/Del-laborales.pdf (Ultima visita: 09/09/2016)

42
criminalizaba fundamentalmente la coacción para la realización de un trabajo
desarrollado en esas condiciones.

9. Efectivamente, tan relevante era la existencia de coacción para la


configuración del ilícito penal, que JOSE C. UGAZ SANCHEZ MORENO
señalaba que: “Tratándose de figuras por compulsión, cabe preguntarse qué
papel juega el consentimiento del trabajador cuando éste acepta las ilegales
condiciones de trabajo. Al respecto, diversos autores señalan que tal
aceptación por parte del trabajador resulta irrelevante en la medida en que
estaría condicionada por la necesidad de trabajo, circunstancia propia de un
país como el nuestro donde existe carencia de puestos de trabajo y sobre
oferta de mano de obra. Esta necesidad anularía la expresión libre de la
voluntad del trabajador, convirtiendo la "oferta" de trabajo en condiciones
ilegales, en una amenaza ("o aceptas en estas condiciones o no hay
trabajo")27.

10. La Ley N° 29783, Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo, publicada en el


Diario Oficial “El Peruano” el 20 de agosto de 2011, en su Cuarta
Disposición Complementaria y Modificatoria, dispuso la incorporación del
Artículo 168-A al Código Penal, a través de la cual se criminalizó un
comportamiento que antes de la norma constituía tan sólo una infracción
laboral. La norma creo con su publicación el delito de Inobservancia de las
Normas de Seguridad y Salud en el Trabajo, definido bajo el siguiente texto
legal:

“Artículo 168-A. Atentado contra las condiciones de


seguridad y salud en el trabajo.

El que, infringiendo las normas de seguridad y salud en el


trabajo y estando legalmente obligado, no adopte las
medidas preventivas necesarias para que los trabajadores

27
UGAZ SANCHEZ MORENO, JOSE C., El Delito contra la Libertad de Trabajo. En: https://dialnet.unirioja.
es/descarga/articulo/5109812.pdf (Ultima visita: 09/09/2016)

43
desempeñen su actividad, poniendo en riesgo su vida, salud
o integridad física, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de dos años ni mayor de cinco años.

Si, como consecuencia de una inobservancia de las normas


de seguridad y salud en el trabajo, ocurre un accidente de
trabajo con consecuencias de muerte o lesiones graves, para
los trabajadores o terceros, la pena privativa de libertad será
no menor de cinco años ni mayor de diez años.”

11. Sin embargo, en el nuevo tipo penal del artículo 168-A, que incorporó la Ley
N° 29783, estos criterios de represión penal fueron variados
significativamente. En primer lugar, se dejó de lado el criterio de coacción
física o moral que distinguía al hecho penalmente relevante de una simple
infracción administrativa, de forma tal que, en el nuevo tipo penal, la
responsabilidad se generará con el simple acto de omisión de las medidas
preventivas de seguridad dispuestas normativamente, sin necesidad de que
dicha omisión requiere de una vulneración de la libertad del trabajador
(coacción). En segundo lugar, tampoco es necesario que se produzca
accidente alguno, pues lo que se reprime es la sola producción del peligro en
un campo de la actividad productiva.

12. En efecto, existen procedimientos operativos de producción o de servicios en


los que los criterios de seguridad de observancia obligatoria están fijados en
manuales técnicos ampliamente conocidos, y por tanto, su incumplimiento
hace entendible la existencia de dolo. Así sucedería, por ejemplo, cuando se
dispone la utilización de equipos eléctricos sin disponer la conexión a tierra
que los manuales de operatividad del equipo determinan. Sin embargo, la
actividad productiva o de servicios es tan amplia, que la mayor parte de
actividades no cuenta con una normativa de seguridad definida, y por tanto,
en estos casos la falta de conocimiento de un procedimiento en particular
sólo podría dar lugar a una responsabilidad por culpa, con lo cual se excluiría
el dolo requerido como elemento subjetivo del tipo penal en comentario.

44
13. El tipo penal contenido en el artículo 168-A del Código Penal (incorporado por
la Ley N° 29783), pese a sus intentos de definición cerrada para evitar los
riesgos de ambigüedad del tipo punible, terminó siendo peligrosamente
abierto precisamente porque las normas de seguridad pueden ser tan amplias
y de distinta naturaleza que podía en muchos casos hacer difícil entender
cuál es la medida de seguridad adecuada. Efectivamente, si bien autores
como CESAR ABANTO REVILLA consideraban que “el sustento de la
imputación penal se basa en la infracción de un deber jurídico de actuar, esto
es, el no respetar, estando obligado a hacerlo, la norma administrativa,
conforme se desprende del numeral I del Título Preliminar de la Ley Nº
29783”28, otros autores como KARLA CANOVA TALLEDO y CINTIA AYVAR
VILLEGAS tenían una interpretación distinta y mucho más amplia, pues
sostenían que la conducta se configuraba: “Cuando el empleador no cumpla
con la implementación de una adecuado sistema de gestión de seguridad y
salud en el trabajo (SGSST)”, y por tanto, ”la implementación de un adecuado
sistema de Gestión alcanza no solo las disposiciones de la Ley N° 29783 y su
reglamento sino que además implica la incorporación de las disposiciones
legales sectoriales en SST considerando como factores concurrentes la
actividad y las operaciones”29

14. En todo caso, el riesgo de ambigüedad se terminó cerrando, cuando el 11 de


julio del año 2014 se promulgó la Ley N° 30222 que modificó el artículo 168-A
del Código Penal, dejándolo con el texto vigente siguiente:

“Artículo 168-A. Atentado contra las condiciones de


seguridad y salud en el trabajo.

El que, deliberadamente, infringiendo las normas de


seguridad y salud en el trabajo y estando legalmente
obligado, y habiendo sido notificado previamente por la

28
ABANTO REVILLA, CESAR, La Incorporación del Art. 168-A en el Código Penal como consecuencia de la Ley
de Seguridad y Salud en el Trabajo. En: http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_39
/doc_boletin_39.pdf (Ultima visita: 09/09/2016)

29
CANOVA TALLEDO, KARLA y AYVAR VILLEGAS, CINTIA, La sanción penal en la Ley de Seguridad y Salud en
el Trabajo. En: http://www.laborasac.com/archivos/14074437090.pdf (Ultima visita: 10/09/2016)

45
autoridad competente por no adoptar las medidas
previstas en éstas y como consecuencia directa de dicha
inobservancia, ponga en peligro inminente la vida, salud o
integridad física de sus trabajadores, será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de
cuatro años.

Si, como consecuencia de la inobservancia deliberada de


las normas de seguridad y salud en el trabajo, se causa la
muerte del trabajador o terceros o le producen lesión grave,
y el agente pudo prever este resultado, la pena privativa
de libertad será no menor de cuatro ni mayor de ocho años
en caso de muerte y, no menor de tres ni mayor de seis años
en caso de lesión grave.

Se excluye la responsabilidad penal cuando la muerte o


lesiones graves son producto de la inobservancia de las
normas de seguridad y salud en el trabajo por parte del
trabajador.

15. El nuevo artículo 168-A del Código Penal (modificado por la Ley N° 30222, de
Julio 2014), no reprime ahora la sola inobservancia de las normas sobre
seguridad y salud en el trabajo (como planteaba la normativa derogada), sino
que exige que dicha inobservancia se haya producido después de que la
Autoridad Administrativa de Trabajo haya notificado al empleador un
incumplimiento de la normativa, y le haya requerido su cumplimiento. Es
decir, la normativa actual centra la punibilidad de la conducta en la reiteración
consciente de la inobservancia, lo que otorga por cierto un marco más seguro
de punibilidad.

16. En otras palabras, la norma penal, a partir de la modificatoria introducida por


la Ley N° 30222, ha enfatizado la naturaleza dolosa de la conducta
penalmente relevante, y por ello exige que la inobservancia de la normativa
en seguridad laboral se realice de manera “deliberada” y que esa

46
inobservancia se haya producido luego de que el empleador haya sido
“notificado previamente por no adoptar las medidas previstas” en las normas
de seguridad y salud laboral.

17. Por tanto, el tipo penal modificado por la Ley N° 30222 de Julio del año 2014,
no comprende la conducta de inobservancia de las normas de seguridad y
salud en el trabajo, que se hubieran producido sin la notificación previa de la
autoridad de trabajo, porque precisamente en esas condiciones, dicha
inobservancia puede incluso resultar producto de un acto culposo.

III. CUADRO COMPARATIVO SOBRE EL NUEVO Y ANTIGUO TIPO PENAL:


ATENTADO CONTRA LAS CONDICIONES DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL
TRABAJO – ART 168 A CP.

Ley Nº 29783 Ley Nº 30222 Modifica Ley Nº 29783


Artículo 168 – A. Atentado contra las Artículo 168 – A. Atentado contra las
condiciones de seguridad e higiene condiciones de seguridad y salud en
industriales el trabajo

El que, infringiendo las normas de El que, deliberadamente, infringiendo


seguridad y salud en el trabajo y las normas de seguridad y salud en el
estando legalmente obligado, no adopte trabajo y estando legalmente obligado,
las medidas preventivas necesarias y habiendo sido notificado
para que los trabajadores desempeñen previamente por la autoridad
su actividad, poniendo en riesgo su competente por no adoptar las
vida, salud o integridad física, será medidas previstas en éstas y como
reprimido con pena privativa de consecuencia directa de dicha
libertad no menos de dos años ni inobservancia, ponga en peligro
mayor de cinco años. inminente la vida, salud o integridad
física de sus trabajadores, será
reprimido con pena privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de
Si, como consecuencia de una cuatro años.

47
inobservancia de las normas de
seguridad y salud en el trabajo, ocurre Si, como consecuencia de la
un accidente de trabajo con inobservancia deliberada de las normas
consecuencias de muerte o lesiones de seguridad y salud en el trabajo, se
graves, para los trabajadores o causa la muerte del trabajador o
terceros, la pena privativa de libertad terceros o le producen lesión grave, y el
será no menor de cinco años ni mayor agente pudo prever este resultado, la
de años pena privativa de libertad será no
menor de cuatro ni mayor de ocho
años en caso de muerte y, no menor
de tres ni mayor de seis años en caso
de lesión grave.

Se excluye la responsabilidad penal


cuando la muerte o lesiones graves
son producto de la inobservancia de
las normas de seguridad y salud en
el trabajo por parte del trabajador.

1. Conforme se indicara en el numeral II, el 20 de agosto de 2011, mediante la


Ley N° 29783 se promulgó la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo, en
cuya Cuarta Disposición Complementaria Modificatoria se incorporó el delito:
atentado contra la seguridad e higiene industrial. Un tipo penal cuyo supuesto
de hecho puede ser considerado como una ”ley penal en blanco”, pues
requería ser complementado por la norma laboral referida a la seguridad y
salud en el trabajo.

2. Para CESAR ABANTO REVILLA, si bien “el tema de las leyes penales en
blanco es objeto de constante discusión en la dogmática penal, toda vez que
se considera que se vulnera el Principio de Legalidad, en tanto al mandato de
determinación de la conducta mandada o prohibida con el tipo penal. Sin
embargo, creemos que las leyes penales en blanco son compatibles con la
Constitución si existe una concreción de la conducta constitutiva del hecho

48
delictivo en otra disposición, pero que en el tipo penal se regule un mínimo
esencial de la conducta ordenada o prohibida, de manera que quede
asegurada la función de garantía de la norma que contiene la amenaza penal,
aunque se tenga que acudir a otra disposición adicional” 30.

3. Como ya lo hemos indicado, la redacción original de dicho delito resultaba


inadecuada, pues la comprobación del mero incumplimiento de una norma
laboral, por parte de la autoridad competente, conllevaba a concluir que
estábamos frente a la comisión del delito de atentado contra la seguridad y
salud en el trabajo, sin que exista mayor análisis del elemento subjetivo.

4. Sin embargo, el nuevo tipo penal del artículo 2 de la Ley N° 30222, que
modifica el artículo 168 A del Código Penal, supera esta deficiencia. Por ello,
en su primer párrafo apreciamos que se continúa tipificando un delito de
peligro concreto (pues el tipo exige expresamente que la conducta criminal
ponga en peligro la vida y la salud de una persona), conserva la técnica
legislativa empleada (norma penal en blanco: necesita que la norma legal no
penal complete el supuesto de hecho), y, lo novedoso, es que se ha incluido
una condición objetiva de punibilidad: la autoridad competente debe haber
notificado previamente al empleador por no adoptar las medidas correctivas,
pese a lo cual, el empleador hace caso omiso a dicho requerimiento, y como
consecuencia directa de dicha omisión, se ponga en riesgo la vida, salud e
integridad física de los trabajadores. En otras palabras, recién se sancionaría
penalmente a una persona cuando:

 Infrinja la norma sobre seguridad y salud en el trabajo, y


 Teniendo la obligación de cumplir con la norma sobre seguridad y
salud en el trabajo,
 Incumpla las medidas correctivas exigidas por la autoridad
competente previo al hecho investigado, y

30
ABANTO REVILLA, CESAR, La Incorporación del Art. 168-A en el Código Penal como consecuencia de la Ley
de Seguridad y Salud en el Trabajo. En: http://www.trabajo.gob.pe/boletin/documentos/boletin_39
/doc_boletin_39.pdf (Ultima visita: 09/09/2016)

49
 Por dicho incumplimiento, ponga en peligro la vida, salud o
integridad física de sus trabajadores.
5. La incorporación de una condición objetiva de punibilidad, entendiéndose
esta como un requisito que la ley exige para que se pueda sancionar
penalmente una conducta, obedecería a un análisis político criminal por parte
del legislador, pues al parecer se advirtió que en muchos supuestos de
aplicación del antiguo artículo 168 A del Código Penal, no estábamos frente a
conductas que merecían ser sancionadas con penas privativas de libertad, es
decir no eran relevantes para el Sistema Penal, siendo la función
sancionadora de la autoridad administrativa competente suficiente para
castigarla, sin necesidad de judicializar el caso.

6. Por otro lado, entendemos que el segundo párrafo del nuevo artículo 168 A
del Código Penal, el cual se presenta como un tipo penal de resultado,
constituye una circunstancia agravante del tipo básico incluido en el primer
párrafo. En este sentido, la sanción penal se incrementaría si se produce el
resultado muerte o lesión grave del trabajador, con penas de 4 a 8 años y de
3 a 6 años de privación de libertad, respectivamente. En este orden de ideas,
la tipificación prevista en el segundo párrafo debe considerar todos los
elementos previstos en el Art.168 A, incluyendo la condición objetiva de
punibilidad, ya que en el tipo agravante deben concurrir todos los elementos
del tipo base.

7. El problema puede surgir si no consideramos al segundo párrafo como una


circunstancia agravante, sino como un tipo penal independiente del previsto
en el primer párrafo, pues en ese supuesto existiría el riesgo de que se
sancione penalmente al empleador incluso cuando no exista la notificación
por parte de la autoridad competente. Esta interpretación, que no
compartimos, implicaría un retroceso al escenario jurídico anterior a la
entrada en vigencia de la Ley Nº 30222. Por tanto, si entendemos que la
nueva norma penal pretende aclarar y corregir las deficiencias del antiguo
artículo 168 A del Código Penal: delito de atentado contra las condiciones de
seguridad y salud en el trabajo, entonces debemos concluir que el segundo
párrafo es el tipo agravante del primer párrafo, y por tanto, para realizar el

50
juicio de tipicidad del primer párrafo, debe exigirse el requerimiento previo de
la autoridad competente por no adoptar las medidas correctivas.

8. Finalmente, el nuevo delito incluye un párrafo final en el cual se excluye al


empleador de responsabilidad penal cuando se compruebe que el resultado
muerte o lesión grave son consecuencia de la propia conducta del trabajador.
Para ello, debemos tener presente que, solo en la medida que se demuestre
que se cumplió con todas las normas sobre seguridad y salud en el trabajo, y
de igual forma el resultado muerte o lesión grave se haya producido,
podremos desvincularnos de la responsabilidad penal e invocar este párrafo
de exclusión de responsabilidad.

51
IV. TEMAS DE DEBATE.

1. ¿Es necesaria la criminalización de los incumplimientos del empleador


en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo?

1.1. La primera pregunta que suscita este tema es si realmente es necesaria


la criminalización y sanción penal para los incumplimientos del
empleador en materia de seguridad y salud en el trabajo.

1.2. Desde una perspectiva del Derecho Penal Mínimo, que considera al
Derecho Penal como un instrumento de “ultima ratio”, al que debe
recurrirse sólo en el caso que los otros mecanismos de control social
resulten infructuosos, podría sostenerse que la criminalización es
innecesaria, pues este tipo de ilícitos deberían ser sancionados
únicamente con multas y otras imposiciones de naturaleza administrativa.
En este sentido, DINO CARLOS CARO CORIA ha señalado que “el
principio de utilidad del derecho penal confirma también la inconveniencia
de la tutela punitiva. Con arreglo a dicho principio, solo es permitida la
intervención penal cuando resulte útil o eficaz para controlar las
conductas lesivas que atentan contra el bien jurídico. En tal orden, la
ineficacia del sistema penal en esta materia deriva de las constataciones
formuladas por la criminología critica a partir del estudio del
funcionamiento de las agencias de control penal -Policía, Fiscalía, Poder
Judicial-. Considerando que estos delitos son cometidos principalmente
por sujetos de amplio poder económico : los empleadores, varios
estudios empíricos han demostrado que el control penal recae de manera
vacilante o tibia sobre los mismos, favoreciendo su exclusión del sistema
penal, el cual finalmente recae sobre los grupos subalternos de la
sociedad” 31.

31
CARO CORIA, DINO CARLOS, La Falsa Tutela Penal del Trabajador. En: http://www.ccfirma.com/
publicaciones/pdf/caro/Del-laborales.pdf (Ultima visita: 09/09/2016)

52
1.3. A ello deberíamos agregar una cuestión práctica consistente en que,
cuando se criminaliza una conducta que ya es sancionable en la vía
administrativa, se generan diversas consecuencias jurídicas que podrían
generar que la sanción administrativa y penal se neutralicen
mutuamente, por las razones que pasamos a explicar:

a) Neutralización de la Sanción Penal.- El Art.230º, inciso 10º de la


Ley Nº 27444 – Ley del Procedimiento Administrativo General
(LPAG), positiviza el Principio Constitucional de “Non bis in idem”,
que establece que: “No se podrán imponer sucesiva o
simultáneamente una pena y una sanción administrativa por el mismo
hecho en los casos en que se aprecie la identidad del sujeto, hecho y
fundamento”. En consecuencia, se abre la posibilidad de que un
empleador infractor invoque la aplicación de una sanción
administrativa para evitar la imposición de una sanción penal.

b) Primera forma de Neutralización de la Sanción Administrativa.- El


Art.139º, inciso 2º de la Constitución Política del Estado establece la
prohibición de avocamiento indebido, indicando que: “Ninguna
autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano
jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones”. Por ello, un
empleador infractor podría evitar la imposición de una sanción
administrativa, argumentando que el procedimiento administrativo
sancionador iniciado en su contra, estaría infringiendo la prohibición
de avocamiento indebido, pues ya la justicia penal ha asumido
competencia para la investigación de los mismos hechos.

c) Segunda forma de Neutralización de la Sanción Administrativa.-


El Tribunal Constitucional, mediante STC-01768-2009-PA/TC,
inaplicó una sanción administrativa contra una persona sometida a un
proceso penal en trámite, bajo el argumento de que la imposición de
la sanción administrativa en esas circunstancias era contraria al
Principio Constitucional de Presunción de Inocencia. Efectivamente,
el TC señaló que: “toda actuación que se realice en sede

53
administrativa, presumiendo la responsabilidad de un servidor, por la
sola existencia de una investigación fiscal o judicial en su contra, es
atentatoria de sus derechos constitucionales, sobre todo porque la
presunción de inocencia tiene base constitucional, y no puede
desvirtuarse por el merito de una pretendida “presunción de
culpabilidad”, como lo ha hecho la parte emplazada. En ese sentido,
el hecho de poner en conocimiento de la autoridad jurisdiccional la
supuesta o pretendida imposibilidad para cancelar las obligaciones
determinadas jurisdiccionalmente, no convalida la flagrante
vulneración del derecho acotado, sino que además afecta la garantía
constitucional de la cosa juzgada prevista en el articulo 139o inciso 2)
de la Constitución”.

1.4. En este sentido, queda demostrado que la criminalización de las


infracciones en materia de Seguridad y Salud en el Trabajo sería
innecesaria, y generaría más problemas que soluciones. Sin embargo, no
podemos desconocer un dato de la práctica: La incorporación del
Art.168º-A al Código Penal, realizada por la Ley Nº 29783, tuvo un efecto
claramente disuasivo en los empleadores formales, especialmente
porque, al elevar la pena mínima por encima de los cuatro (04) años,
representó para los empleadores la posibilidad real y efectiva de afrontar
una pena privativa de libertad para el Gerente General y los principales
funcionarios de cada empresa.

1.5. Tomando este dato de la práctica, tenemos que aquellos supuestos en


los que no se produzca como resultado una muerte o lesión grave son
sancionados con una pena de uno (01) a cuatro (04) años, lo que
significa que dicha sanción no sería disuasiva, debido a que no
representa la posibilidad cierta y real de que el empleador sea privado de
su libertad. Por tanto, dicha figura penal no incentivaría en modo alguno
a los empleadores a cumplir con sus obligaciones en materia de
Seguridad y Salud en el Trabajo.

54
1.6. En este orden de ideas, quizás un punto medio entre la punición
administrativa y la penal, podría ser el siguiente:

a) Los incumplimientos que no generen un resultado mortal o lesión


grave, sólo deberían ser sancionados en la vía administrativa.

b) Los incumplimientos que generen un resultado mortal o lesión


grave, deberían ser sancionados en la vía penal, atendiendo a la
gravedad de la afectación a los bienes jurídicos vida e integridad
física.

2. ¿Son sancionables penalmente los incumplimientos del empleador que


pongan en peligro inminente la vida, salud o integridad física de
practicantes, locadores y trabajadores de empresas de intermediación y
tercerización?

2.1. Como hemos establecido en el punto III del presente estudio, el ilícito
previsto en el Artículo 168 – A del Código Penal está compuesto por
un tipo básico, incluido en el primer párrafo, que sanciona a quien
“deliberadamente, infringiendo las normas de seguridad y salud en el
trabajo y estando legalmente obligado, y habiendo sido notificado
previamente por la autoridad competente por no adoptar las medidas
previstas en éstas y como consecuencia directa de dicha
inobservancia, ponga en peligro inminente la vida, salud o integridad
física de sus trabajadores”.

2.2. Asimismo, hemos indicado que el segundo párrafo de este dispositivo


contiene una circunstancia agravante, consistente en que la conducta
prevista en el tipo básico cause “la muerte del trabajador o terceros o
le producen lesión grave”.

2.3. La particularidad de esta agravante radica en que incluye a sujetos


pasivos no previstos en el tipo básico. Efectivamente, el primer párrafo

55
del Art.168º - A, se refiere únicamente a “sus trabajadores”; es decir, a
quienes tienen vínculo laboral con el empleador. En cambio, el
segundo párrafo del Art.168º - A (que contiene la agravante) hace
referencia al “trabajador o terceros”. En este sentido, es evidente la
deficiente técnica legislativa de dicho artículo.

2.4. Adicionalmente, en la medida que el tipo básico del Art.168º - A sólo


se refiere al peligro inminente para “la vida, salud o integridad física de
sus trabajadores”, se concluye que no forman parte de la conducta
típica, los actos que supongan peligro inminente para la vida, salud o
integridad física de aquellos que no son trabajadores, como sería el
caso del personal sujeto a modalidades formativas (practicantes,
aprendices y similares), los locadores de servicios, el personal
desplazado vía intermediación o tercerización; entre otros.

2.5. Efectivamente, aún cuando la normativa en seguridad y salud en el


trabajo hace responsable al empleador de lo que ocurra con este
personal, dentro del centro de trabajo, no puede decirse lo mismo de
la normativa penal, pues a pesar de que los grupos humanos
mencionados se encuentran en una situación similar a los
trabajadores de la empresa, el Art.130º, inciso 9º de la Constitución
Política del Estado consagra “El Principio de Inaplicabilidad por
analogía de la Ley Penal y de las normas que restrinjan derechos”.
Por tanto, el tipo básico del Art.168º - A no les sería aplicable.

3. ¿Cuál es la naturaleza de la notificación inspectiva prevista en el


Art.168º - A, como condición objetiva de punibilidad?

3.1. Como hemos establecido en el punto III del presente estudio, el tipo
previsto en el Artículo 168 – A del Código Penal incluye una condición
objetiva de punibilidad, consistente en la existencia de una notificación
previa de la autoridad competente, por no adoptar las medidas
previstas en las normas de seguridad y salud en el trabajo.

56
3.2. En este sentido, lo primero que deberíamos preguntarnos es cuál es
la autoridad competente para emitir la notificación a la que hace
referencia en el Art.168º - A del Código Penal, pues como sabemos,
además de la Autoridad Inspectiva de Trabajo, existen otras
autoridades que pueden ejercer atribuciones de fiscalización en temas
de seguridad y salud ocupacional.

3.3. Al respecto, consideramos que la interpretación correcta de la norma


penal es la que señala que la notificación debería ser emitida por la
Autoridad Inspectiva de Trabajo, pues de acuerdo con el Art.123º del
Reglamento de la Ley de Seguridad y Salud en el Trabajo (aprobado
por Decreto Supremo Nº 005-2012-TR), “Conforme a lo establecido en
la Segunda Disposición Complementaria Final y la Primera y Séptima
Disposición Complementaria Modificatoria de la Ley, el Sistema de
Inspección del Trabajo es competente para la supervisión,
fiscalización y sanción por incumplimiento de las disposiciones en
materia de seguridad y salud en el trabajo en toda actividad, incluidas
las actividades de minería y energía, de conformidad con lo dispuesto
en la Ley General del Inspección del Trabajo, su reglamento y normas
modificatorias. En el caso del Sector Público, la atribución de
supervisión y fiscalización de la Autoridad Administrativa de Trabajo
se ejerce respecto de entidades públicas con trabajadores bajo el
régimen laboral de la actividad privada” (subrayado nuestro).

3.4. En consecuencia, la “notificación previa” requerida para la


configuración del tipo penal, debe ser emitida necesariamente por la
Autoridad Inspectiva de Trabajo, a través de SUNAFIL o de la
instancia regional competente.

3.5. De otro lado, deberíamos preguntarnos si la notificación materia de


análisis, puede ser de cualquier tipo, o debe revestir algún tipo de
formalidad administrativa.

57
3.6. Al respecto, consideramos que, en la medida que la norma penal hace
referencia a una notificación que tiene por objeto requerir el
cumplimiento de la normativa de Seguridad y Salud en el Trabajo,
estaríamos frente a una comunicación que tiene carácter obligatorio
para el empleador, pues de otra forma, una comunicación de carácter
no obligatorio no cumpliría con la exigencia establecida en el Art.168º
- A del Código Penal.

3.7. En este orden de ideas, la “notificación previa” exigida en el tipo penal


podría tener alguna de las siguientes formalidades, previstas en la Ley
Nº 28806 – Ley General de Inspección de Trabajo:

a) Medida de Requerimiento (Ley Nº 28806, Artículo 14°, tercer


párrafo), que se aplica “cuando el inspector actuante compruebe
la existencia de una infracción al ordenamiento jurídico socio
laboral, requerirá al sujeto responsable de su comisión la
adopción, en un plazo determinado, de las medidas necesarias
para garantizar el cumplimiento de las disposiciones vulneradas.
En particular y en materia de prevención de riesgos laborales,
requerirá que se lleven a cabo las modificaciones necesarias en
las instalaciones, en el montaje o en los métodos de trabajo para
garantizar el derecho a la seguridad y salud de los trabajadores.
Los requerimientos que se practiquen se entienden siempre sin
perjuicio de la posible extensión de acta de infracción y de la
sanción que, en su caso, pueda imponerse”.

Nuestra apreciación se sustenta en que esta medida es obligatoria


para el empleador, e inclusive es inimpugnable, pues como señala
el párrafo final del Art.14º de la Ley Nº 28806, “De conformidad
con lo dispuesto en el artículo 206.2 de la Ley N° 27444, Ley del
Procedimiento Administrativo General, las medidas inspectivas de
advertencia y de requerimiento no serán susceptibles de
impugnación, lo que se entiende sin perjuicio del derecho de

58
defensa de los interesados en el seno del procedimiento
sancionador”.

b) Medida de Paralización o prohibición de trabajos (Ley Nº


28806, Artículo 15º), que se aplica “cuando los inspectores,
comprueben que la inobservancia de la normativa sobre
prevención de riesgos laborales implica, a su juicio, un riesgo
grave e inminente para la seguridad y salud de los trabajadores
podrán ordenar la inmediata paralización o la prohibición de los
trabajos o tareas, conforme a los requisitos y procedimiento que se
establezca reglamentariamente”. Estas medidas se formalizan “en
un Acta de paralización o prohibición de trabajos o por cualquier
otro medio escrito fehaciente con notificación inmediata al sujeto
responsable”. Su cumplimiento es obligatorio e inmediato.

3.8. En cambio, no creemos que cumplan con la exigencia prevista en la


norma penal, las medidas de recomendación y asesoramiento técnico
previstas en la Ley Nº 28806, Art.14º, primer párrafo, pues éstas no
necesariamente se emiten ante un incumplimiento de la normativa de
seguridad y salud en el trabajo, por parte del empleador. Por el
contrario, este tipo de medidas podrían emitirse en el caso de un
empleador que sí cumple con la normativa, pero a quien se le puede
exhortar a que mejore algún punto en particular, en beneficio de los
trabajadores.

4. ¿La Responsabilidad Penal recae únicamente en el Gerente General?

4.1. Un aspecto a analizar es si el responsable del ilícito penal sería


únicamente el Gerente General (como representante legal y primer
responsable de las decisiones administrativas que se adoptan en una
empresa), o de lo contrario, si la imputación de responsabilidad penal
podría aplicarse otros funcionarios de la empresa.

59
4.2. Al respecto, KARLA CANOVA TALLEDO y CINTIA YAVAR VILLEGAS
han señalado que, “para determinar la responsabilidad de la gerencia
de la empresa, se tomará como uno de los puntos de partida la
adecuada implementación del sistema de gestión para posteriormente
analizar el organigrama de la empresa o entidad y el manual
organizacional de funciones que harán que el proceso de
investigación vaya bajando según jerarquía para determinar la
responsabilidad del sujeto infractor del SGSST, situación que podría
excluir a la gerencia general de cualquier responsabilidad penal, de
ser el caso”32.

4.3. Al respecto, consideramos que un juez no necesariamente seguiría


este criterio, pues podría darse el caso de que se comprenda como
posibles responsables penales al Gerente General y al responsable
del órgano de línea encargado de la seguridad y salud en el trabajo.
Es por ello que las autoras mencionadas admiten que, a pesar de la
posición fijada, “muchas empresas cuentan con un área encargada de
seguridad y salud, lo que no determina la responsabilidad exclusiva
del grupo de personas que lo integre. La responsabilidad recaerá
según la determinación de responsabilidades y obligaciones que
existen en algunas disposiciones de seguridad y salud en el trabajo
sectoriales que definen las responsabilidades de algunos puestos de
trabajo tales como supervisores, superintendentes, jefes, gerentes de
proyecto, entre otros o, de ser el caso, según el manual de
organización de funciones y responsabilidades que mantenga la
empresa o entidad”33.

4.4. En virtud de lo expuesto, se impone la necesidad de evaluar cada


caso en concreto, a efecto de determinar cuál es el tipo de
responsabilidad correspondiente a las personas funcionalmente

32
CANOVA TALLEDO, KARLA y AYVAR VILLEGAS, CINTIA, La sanción penal en la Ley de Seguridad y Salud en
el Trabajo. En: http://www.laborasac.com/archivos/14074437090.pdf (Ultima visita: 10/09/2016)

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CANOVA TALLEDO, KARLA y AYVAR VILLEGAS, CINTIA, La sanción penal en la Ley de Seguridad y Salud en
el Trabajo. En: http://www.laborasac.com/archivos/14074437090.pdf (Ultima visita: 10/09/2016)

60
obligadas a velar por el cumplimiento del sistema de gestión de
seguridad y salud en el trabajo implementado en la empresa.

5. La imprudencia de la víctima como circunstancia eximente de


responsabilidad penal.

5.1. El párrafo final del Art.168º - A del Código Penal ha previsto una
circunstancia eximente de responsabilidad, indicando que “se excluye
la responsabilidad penal cuando la muerte o lesiones graves son
producto de la inobservancia de las normas de seguridad y salud en el
trabajo por parte del trabajador”.

5.2. Al respecto, KARLA CANOVA TALLEDO y CINTIA AYVAR VILLEGAS


señalan que, “si el empleador cumple con lo establecido en la norma,
y por una conducta del trabajador se incrementa el riesgo de la
actividad o se tiene como resultado la muerte o lesiones graves del
propio trabajador, en este supuesto no se podría imputar
penalmente la responsabilidad al empleador, sin embargo se
tienen que analizar potenciales causas que según el D.S. N° 005-
2012- TR – Reglamento de la Ley de Seguridad y Salud en el
Trabajo”34, podrían ocasionar un accidente de trabajo con resultado
mortal o lesiones graves. Las citadas autoras señalan que dichas
causas son:

 Condiciones sub estándar: Es toda condición en el entorno del


trabajo que puede causar un accidente.
 Actos sub estándar: Es toda acción o práctica incorrecta
ejecutada por el trabajador que puede causar un accidente.

5.3. En este sentido, puede ocurrir que “pese a la implementación del


sistema de gestión, es evidente que a muchos trabajadores les cuesta
34
CANOVA TALLEDO, KARLA y AYVAR VILLEGAS, CINTIA, La sanción penal en la Ley de Seguridad y Salud en
el Trabajo. En: http://www.laborasac.com/archivos/14074437090.pdf (Ultima visita: 10/09/2016)

61
adaptarse a nuevas condiciones y contextos en el marco de un trabajo
seguro, motivo por el cual igual suceden los accidentes de trabajo por
actos sub estándar. Para atender dicha situación es necesario que los
empleadores evidencien la inadecuada conducta del trabajador
utilizando para ello, por ejemplo, la documentación que se emite
durante las inspecciones internas, grabaciones de las áreas de
trabajo, sanciones internas documentadas por incumplimiento de
funciones en seguridad y salud, entre otras herramientas que facilita el
sistema de gestión, para llegar en algunos casos incluso a la sanción
que origina el despido por falta grave, según lo dispone el artículo 25
del Dec. Leg N° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral”
”35.

5.4. Sin embargo, también puede ocurrir que la conducta del trabajador no
sea el único factor determinante del resultado mortal o de la lesión
grave, pues podría suceder que la negligencia de la víctima sea una
“concausa” del resultado típico. En dicho escenario, consideramos
que la negligencia del trabajador no podría constituir una eximente de
responsabilidad, quedando a criterio del juez considerarla como una
circunstancia atenuante.

35
CANOVA TALLEDO, KARLA y AYVAR VILLEGAS, CINTIA, La sanción penal en la Ley de Seguridad y Salud en
el Trabajo. En: http://www.laborasac.com/archivos/14074437090.pdf (Ultima visita: 10/09/2016)

62
V. CONCLUSIONES.-

1. La Ley N° 30222 modificó el artículo 168º - A del Código Penal con la finalidad
de criminalizar determinadas conductas dolosas que implican el incumplimiento
de las normas de seguridad y salud en el trabajo, y que generan riesgo
inminente para la vida, salud e integridad física de los trabajadores, o que, en
su forma agravada, causan la muerte o lesiones graves a los trabajadores o
terceros.

2. El tipo penal corresponde a un delito de peligro concreto (pues se exige


expresamente que la conducta criminal ponga en peligro la vida y la salud de
una persona); constituye una “ley penal en blanco” (pues se remite a la
normativa de seguridad y salud en el trabajo para completar la descripción de
la conducta típica); e incluye una condición objetiva de punibilidad: la autoridad
competente debe haber notificado previamente al empleador por no adoptar las
medidas correctivas, pese a lo cual, el empleador hace caso omiso a dicho
requerimiento, con lo cual pone en riesgo la vida, salud e integridad física de
los trabajadores. En tal sentido, la conducta ilícita sancionable está compuesta
por los siguientes elementos:

 El empleador infringe la norma sobre seguridad y salud en el


trabajo,
 El empleador está obligado a cumplir la norma sobre seguridad y
salud en el trabajo,
 El empleador incumple las medidas correctivas exigidas por la
autoridad competente, previamente al hecho investigado, y
 Por dicho incumplimiento, se pone en peligro la vida, salud o
integridad física de sus trabajadores.
 La sanción penal se incrementaría si se produce el resultado
muerte o lesión grave del trabajador o de terceros.

3. Con respecto a la necesidad de criminalizar los incumplimientos del empleador


en materia de seguridad y salud en el trabajo, consideramos que dicha
criminalización es excesiva y colisiona con la concepción del Derecho Penal

63
Mínimo. Asimismo, la criminalización es contraproducente, pues puede dar
lugar a que la sanción administrativa y la sanción penal se neutralicen
mutuamente, en virtud de los Principios Constitucionales de Non Bis In Idem,
Prohibición de Avocamiento Indebido y Presunción de Inocencia. En este
sentido, un punto de equilibrio podría ser limitar la sanción penal para
aquellos casos en que el incumplimiento de la normativa laboral generen un
resultado mortal o lesión grave.

4. La norma penal vigente presenta deficiencias de técnica legislativa, pues


mientras el tipo básico reconoce como únicos sujetos pasivos a los
trabajadores, la circunstancia agravante del delito comprende a personas no
previstas en el tipo básico (los terceros). Es más, no forman parte de la
conducta típica, los actos que supongan peligro inminente para la vida, salud o
integridad física de aquellos que no son trabajadores, como sería el caso del
personal sujeto a modalidades formativas, los locadores de servicios y el
personal desplazado vía intermediación o tercerización; entre otros.

5. La notificación previa de la autoridad competente, establecida como condición


objetiva de punibilidad, por el Art.168º - A del Código Penal, debe ser cursada
necesariamente por la Autoridad Inspectiva de Trabajo, por ser la única
competente para fiscalizar el cumplimiento de la normativa de seguridad y
salud en el trabajo (Decreto Supremo Nº 005-2012-TR, Art.123º). La formalidad
administrativa de dicha notificación debe plasmarse en una Medida de
Requerimiento (Ley Nº 28806, Artículo 14°, tercer párrafo), o una Medida de
Paralización o prohibición de trabajos (Ley Nº 28806, Artículo 15º), por ser de
obligatorio cumplimiento, y porque se emiten en casos de incumplimiento de la
normativa laboral. Quedan excluidas del tipo penal las notificaciones que emita
la Autoridad Inspectiva de Trabajo, en calidad de medidas de recomendación y
asesoramiento técnico.

6. La responsabilidad penal recaería en el Gerente General (como representante


legal y primer responsable de las decisiones administrativas que se adoptan en
una empresa), y los funcionarios responsables del órgano de línea encargado

64
de la seguridad y salud en el trabajo. Para ello, es necesario realizar un
análisis de las circunstancias de cada caso concreto.

7. Se excluye la responsabilidad penal del empleador si la causa del riesgo


inminente, resultado mortal o lesiones graves, es el incumplimiento de la
normativa laboral, por parte del trabajador. En consecuencia, en aquellos
casos en que la conducta del trabajador no sea (total o parcialmente) la causa
única determinante del resultado, no procederá la exclusión de
responsabilidad. En este último caso, la negligencia del trabajador sólo podrí
ser una circunstancia atenuante, a criterio del juez.

65
VI. BIBLIOGRAFÍA.

PARTE I
Responsabilidad Civil del empleador en Seguridad y Salud en el Trabajo.

 Decreto Legislativo N° 295, CODIGO CIVIL, (25-07-1984) Sección


Segunda, Título IX: Efectos de las Obligaciones, Sección Sexta:
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SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO, (El Peruano), (25-04-2012).
 Ley N° 29783, LEY DE SEGURIDAD Y SALUD EN ELTRABAJO, (El
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Número 104, Agosto 2016, Pág.28.
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EL TRABAJO Doctrina y Jurisprudencia, Basado en la Obra Originaria de
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PARTE II
Responsabilidad Penal del empleador en Seguridad y Salud en el Trabajo.

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68

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