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“La revolución mexicana fue considerada como una síntesis de ese caleidoscopio de

luchas sociales que es América Latina” (Mires, 1989: pag 159)

¿Por qué la revolución Mexicana generó una crisis del proyecto oligárquico?, a partir de
esta interrogante desarrollaremos muestro ensayo basándonos en la crisis social, producida
por la pauperización de las clases vulnerables y continuamente las revueltas sociales
protagonizadas por el “bajo pueblo”. Además consideraremos la llegada del capitalismo a
la región y su impacto en la economía nacional, tomando como antecedente el año “1914,
donde existía un 80% de inversión extranjera total en Latinoamérica, de la cual, en México
se realizaba aproximadamente una cuarta parte del total”.(Mires, 1989 pág 161)
La revolución mexicana fue un proceso histórico amplio y complejo, por lo cual
fueron varias las causas que hicieran posible su desencadenamiento. A partir del siglo
XIX, América Latina comenzó un proceso de reconstrucción posterior a las guerras de
independencia, las cuales provocaron la represión y violencia por parte de las elites criollas
hacia los sectores más populares. De este modo entre los años 1850-1910, se introdujo en
América Latina un estado oligárquico, protagonizado por el monopolio del poder político
concentrado en un número acotado de personas, lo que le daba un carácter excluyente. Este
tipo de gobierno era dirigido por una élite que buscaba resguardar sus propios intereses
políticos, económicos y socioculturales. Porfirio Díaz, es uno de los típicos representantes
de este estado señorial, y también el más importante para explicar el estallido de la
revolución mexicana. Llegó al poder mediante una dictadura y con su gobierno; El
Porfiriato, caracterizado por las ideas del orden y progreso, se dieron ciertas repercusiones
que fueron desfavorables para el pueblo mexicano. Se inició una privatización del suelo
agrícola acelerando el desarrollo del latifundio y permitiendo la inversión del capital
extranjero. Tenía el poder de controlar las tierras de los ciudadanos, además de incentivar la
explotación de materias primas y manejar el comercio exportador e importador. Este nuevo
orden estaba ligado al desarrollo mediante la dependencia de los países centrales,
incentivando en México un capitalismo más duro en comparación a otros países de
América latina.
Durante estos años surgieron múltiples luchas sociales, cuyos actores más característicos
fueron de las clases más perjudicadas; campesinos, obreros e indígenas. Estos últimos
decididos por emprender una lucha recuperacionista. “La revolución sí fue el producto de
un conflicto de clases: de la explosiva confrontación entre proletarios y capitalistas”
(Knight, 1986: pag. 7)
Este total manejo del poder y de los recursos fue parte de una serie de problemas que
aquejaron a las sociedades post-coloniales en esta época.

Podemos decir que en 1914 se inicia en México la crisis del estado oligarca y fueron varios
los factores que influyeron en su gestación. El profundo conflicto agrícola es una de las
causas más significativas para entender los aspectos sociales que se desarrollaron en torno a
esta lucha. Consecuencia de este se generó en esos años la descontrolada migración campo-
ciudad, la cual produjo un gran aumento de la demanda que era determinada por la
expansión demográfica y el desarrollo humano. Debido a esto surgieron nuevas clases
sociales más educadas que tomaron conciencia de su posición social, definiéndose a sí
mismas como clase media, situándose con más cercanía a las clases vulneradas y
haciéndose partícipes de las movilizaciones.
El estado oligarca enfrenta problemáticas dado a su gran oposición, sufriendo una crisis de
legitimidad debido a la presión social, llevada a cabo por el pueblo en general en conjunto a
nuevas figuras de liderazgo, como; mujeres, estudiantes, obreros, entre otros. Por otro lado,
se generó una fractura interna dado que el reciente surgimiento de clases sociales exigía
estar representados políticamente. Dados los antecedentes de la revolución mexicana,
consideramos que a lo largo de todo Hispanoamérica se desarrollaron puntos en común,
como los son la expropiación de tierras para la venta a inversionistas extranjeros, la
dependencia concebida, las revueltas sociales, los estados oligárquicos, la llegada del
capitalismo, el surgimiento de la clase media, la división social y la intervención
estadounidense que prevalece hasta la actualidad, entre otros.
Pero ¿Que buscaba México con la inversión extranjera? Al igual que la mayoría de los
países, este anhelaba el desarrollo y efectivamente logró un gran crecimiento económico
debido a la incipiente industrialización y el surgimiento del mercado interno, todo esto
debido a la incidencia del capital extranjero, a través de créditos e inversiones directas.
“La única posibilidad para que México rompiera con su pasado feudal residía en una
mayor vinculación al capital extranjero” (Mires, 1989: pág. 162)
Sin embargo, es la modernización dada por la iniciativa de la industrialización, la que
generará la creación de sectores medios que prontamente estarán ligados a la
burocratización del estado. Este grupo sumado a los sectores campesinos y obreros, los
cuales también eran excluidos del crecimiento económico, darían paso en 1910, a la pérdida
del monopolio político por la exigencia del sufragio efectivo, la no reelección y
reivindicaciones territoriales.
Si buscamos en internet sinónimos de revolución, una de las primeras palabras que
veríamos sería “Cambio” o “Alteración”. ¿Quién puede manifestarse para producir ese
cambio? El pueblo. El mismo que luchó unido para defender sus tierras arrebatadas
injustamente por el estado oligárquico, declarando en contra del latifundio y el feudalismo.
No obstante, comprendemos que la realidad que vivió México durante la revolución y
los acontecimientos relacionados a la pérdida de sus suelos y derechos, no fue
exclusivo de este país, sino que en Latinoamérica en general sucedieron estos mismos
atropellos o hechos parecidos, perjudicando de igual modo a las clases más vulneradas. El
cuestionamiento real es, producto de estos atropellos, sumándole el aumento considerable
de la población y el llamativo surgimiento de la clase media, ¿Se logró efectivamente
derrocar al estado oligárquico? Consideramos que la oligarquía mutó, como todo lo
trascendental en el tiempo, y tuvo el descaro de adaptarse a un medio hostil, donde los
países tercer mundistas tenían el papel de una marioneta controlada, dominada y
dependiente a otros.
La oligarquía nacional ha desaparecido, fue tragada por las transnacionales, los políticos ya
no velan por sus propios intereses, sino por los intereses del mercado internacional,
dándoles preferencia a los países centrales, de los cuales dependerá nuestra estabilidad
política y economía, como lo plantea Enzo Falleto en su teoría de la dependencia.
El panorama para el resto de Latinoamérica no correría con más suerte, ya que, tiempo
después de la revolución mexicana, surgiría la guerra fría, la cual polarizó al mundo, dando
pie a la privatización de la vida en términos generales y ayudando a la elaboración del
mundo globalizado. Por ende, podríamos aceptar que el periodo de colonialismo fue
derrocado, sin embargo, la independencia dio cabida a la fomentación del imperialismo de
estados unidos, promoviendo su cultura de acumulación de capital y corrompiendo a todo
aquel que se interpusiera ante él.
A modo de conclusión, consideramos que la revolución mexicana fue el inicio de
muchas revoluciones “silenciosas” que se generarían en Latinoamérica producto de la
llegada del capitalismo, posteriormente la inversión extranjera, y todas las repercusiones
que traerían al bajo pueblo, teniendo en cuenta que el estado oligárquico velaba por sus
propios intereses.
Dadas estas circunstancias, el estallido social producido por el descontento, además del
surgimiento de una clase media con más herramientas educacionales, son elementos que
nos permitirían entender el impacto que causó la lucha social, y el porqué es relevante para
los estudios de la actualidad. Sin embargo, es inevitable no relacionar cada hecho que
convocó a la revolución con los que posteriormente producirán estallidos sociales a lo largo
de toda Latinoamérica, cuestionándonos finalmente, ¿Cuál fue el factor común?, ¿Por qué
motivo la historia se repite en países vecinos?, la respuesta, lamentablemente siempre se
reduce a la intervención de Estados Unidos.
Esta intervención ha sido la que ha generado el descontento social, porque simplemente el
capitalismo no da abasto para dignificar la vida de quienes no pertenecen a la burguesía u
otro sector asalariado con alto poder adquisitivo. Al observar las diferentes manifestaciones
y medios de presión social contra los gobiernos, notamos que en cada país que se ha
instaurado el capitalismo como modelo hegemónico, las brechas de desigualdad aumentan,
pero finalmente, la idea de desarrollo moviliza a los países a acatar, concluyendo en que
nuestros propios gobiernos dan el paso libre a la inversión extranjera, otorgando de esta
manera una dependencia concebida.
Por otro lado, si bien aclaramos en el desarrollo de este ensayo los factores por los cuales se
produjo la caída del estado oligárquico, cabe recalcar que el pueblo logró derrocar a los
estados oligarcas nacionales, pero, al fin y al cabo, se entiende y asume que los grandes
empresarios del siglo XXI vendrían a reemplazar a la antigua oligarquía, ya que, a pesar de
que estos no desarrollen cargos políticos, los políticos si gobiernan para ellos.
A pesar de todas estas situaciones, creemos que la enseñanza más relevante que nos deja la
revolución mexicana, es que, esta está vigente día a día, ésta no es propia del país, sino una
realidad continental, una condición de tercer mundo que se ha ido complejizando con los
años como todos los fenómenos sociales, pero que ahora se ve afectada por sujetos pasivos,
cansados de luchar con un sistema cuyo norte es la producción eficaz, y no la
comprensión del individuo como tal.
La revolución mexicana que vivimos a diario carece de sentido si no estamos dispuestos a
luchar del mismo modo que los hicieron los pueblos nativos ante la invasión extranjera.
Para finalizar, consideramos importante contemplar ideas más contemporáneas de las
problemáticas de América latina. “El sistema es muy racional desde el punto de vista de
sus dueños extranjeros y de nuestra burguesía de comisionistas, que ha vendido el alma al
Diablo a un precio que hubiera avergonzado a Fausto. Pero el sistema es tan irracional
para todos los demás, que cuanto más se desarrolla más agudiza sus desequilibrios y sus
tensiones, sus contradicciones ardientes” (Galeano, 1971: pag. 18)
Bibliografía:

 Mires, F. (1989) “Rebelión permanente: las revoluciones sociales en América


latina” México: Siglo XXI
 Galeano, E. (1971) “Las venas abiertas de América Latina” México: Siglo XXI
 Knight, A. (1986) “La revolución mexicana: ¿burguesa, nacionalista, o
simplemente “gran rebelión”? México: Cuadernos políticos.

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