Aportes p ar a l a
C e le
l eb r ac i ó n
Homilía y guión para la Santa Misa
28º domingo durante el año 14 de octubre de 2018
Ciclo B. Color: verde Año XXII - Nº 1279
Aportes para la homilía
Seamos libres
para ser discípulos misioneros
Sab 7, 7-11; Sal 89, 12-17; Heb 4,
12-13; Mc 10, 17-30
(o más breve: Mc 10, 17-27)
Navegando por internet, encontré una
historia interesante, que ayuda a reflexionar el
mensaje de la liturgia de hoy. Era el relato de un
hombre mayor, que desde niño se preguntaba
por qué los elefantes de los circos estaban
amarrados a una estaca clavada en el suelo a
poca profundidad. Por qué, se cuestionaba este
señor, si el descomunal elefante puede arrancar
árboles no podía tirar con todas sus fuerzas de
la gruesa cadena y desenterrar la insignificante
madera a la que estaba atado. Hasta que, cierta
vez, alguien le dio luz a su inquieta pregunta:
El elefante no se soltaba porque desde que
nació fue adiestrado para que no se desate
de esa pequeña estaca. Siendo una cría, no
podía dominar ese palo por más que luchara
día y noche contra él. Con el paso de los años
se resignó a no hacer más fuerzas para zafar-
se y se acostumbró a vivir así. Luego de esto,
el hombre vivió tranquilo porque encontró la
respuesta a su interrogante.
El libro de la Sabiduría narra la situación
de una persona que, como el hombre que
se interrogaba sobre la libertad del elefante,
encontró una respuesta que dio sentido a su
cuestionamiento de muchos años y calmó su
alma. Pero, para la Sabiduría ya no son res-
puestas que se encuentran, sino la sabiduría
de vida con la que se topa un ser humano y con
la cual moldea cada aspecto de su vida. Eso es
lo que hace sabio a un hombre ante los ojos de
los demás. Para ser sabio no se necesitan el
conocimiento científico ni el religioso, sino tener
un corazón dócil para no abandonar nunca las
preguntas vitales y la fortaleza para no dejarse
vencer cuando estas no aparecen.
Las personas que están imbuidas de la
palabra de Dios son personas sabias. Hom-
bres y mujeres que pasan por nuestras vidas
y a veces no nos damos cuenta o no valora-
mos. Son los ancianos de nuestras familias
que, poniendo su confianza en Dios durante
toda la vida, ahora saben orientar nuestros
valores; son los docentes que guían a los
alumnos más allá de entregarles saberes;
son los sacerdotes y consagrados que basta
que digan una palabra para dar una luz; son
los padres de familia que muestran el buen
camino a sus hijos. Así le pasó al adolescente
Jorge Bergoglio que, estando en la cama del
hospital, se le acercó una religiosa, le habló
de Dios y su vida de adolescente cambió. Ella
no le dio lecciones sino que, con su sabiduría,
le marcó el rumbo de la vida, mostrándole
otras riquezas y otras luces. Esas personas
son las que viven plenamente la palabra de
Dios y sus palabras no son propias, sino que
nacen de la sabiduría de la Palabra que han
dejado entrar en su ser, la que las transformó,
porque “la Palabra de Dios es viva y eficaz, y
más cortante que cualquier espada de doble
filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del
espíritu, de las articulaciones y de la médula,
y discierne los pensamientos y las intenciones
del corazón”. La Palabra da sabiduría, pero
(Continúa en la p. 4).
Aportes - 1
Guión para la Santa Misa
1)  Introducción a la celebración 5)  Liturgia de la Palabra
Hermanos y hermanas. Este domin- Primera lectura (Sab 7, 7-11): La

 go es especial, porque el Señor nos

llama a la misión. Para anunciar el
evangelio debemos tener el cora-

sabiduría que viene de Dios es
preferible a las riquezas, a las po-
sesiones y a una vida confortable.
zón libre y amar a todos. Para fortalecer La sabiduría es luz para la vida.
nuestra respuesta misionera celebremos Salmo (Sal 89, 12-17): Vivimos en am-
con alegría esta eucaristía… bientes que no siempre nos encaminan a
la búsqueda de la sabiduría. La vida sabia
2)  Saludo inicial se nutre del amor de Dios. Por eso, con
Hermanos y hermanas. Cuando el el salmista rezamos: Señor, sácianos
Señor nos llama y envía nos mira con tu amor.
con cariño y nos pide dejar todo y Segunda lectura (Heb 4, 12-13): La
seguirlo. El amor del Señor, enviado por palabra de Dios traspasa la vida porque
el Padre y misionero entre nosotros esté encuentra corazones dispuestos a es-
con todos ustedes. cucharla. Este es un principio de vida
misionera.
3)  Acto penitencial
Evangelio (Mc 10, 17-30. O más bre-
Nuestro corazón es sabio en la
ve: Mc 10, 17-27): El Señor prefiere que
medida que interioriza la palabra
lo sigan discípulos de corazón libre, es-
de Dios y se abre para recibir su
pecialmente de las riquezas, para servir
misericordia. Reconozcamos que él debe
a los más pobres.
santificar aún más nuestras vidas por
medio del perdón y del amor. 6)  Credo
- Sabiduría del Dios invisible: Señor, La misión es comunicar la fe en


ten piedad.
- Palabra eterna salida de Dios:
Cristo, ten piedad.
- Pastor que nos envías a la misión:
Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga misericordia
de nosotros, perdone nuestros peca-
dos y nos lleve a la vida eterna. Amén.
4)  Gloria
Enseña el Papa: “Por amor al
Evangelio, muchos hombres y
mujeres, y muchos jóvenes, se han
entregado generosamente a sí mismos, a
veces hasta el martirio, al servicio de los 4  Ambientes humanos, culturales y
hermanos”. Porque la Iglesia es misionera
demos gloria a Dios. Gloria…
Aportes - 2
Jesús. Y Francisco enseña que “la
propagación de la fe por atracción
exige corazones abiertos, dilatados por el
amor”. Por eso recemos: Creo…
7)  Oración de los fieles
La palabra que habita en el co-
razón de los creyentes no puede
quedar encadenada, debe ser
comunicada. Pidamos por los misioneros
y la acción misionera eclesial.
A cada intención respondemos:
 Que llegue a todos el don de tu
salvación.
religiosos todavía ajenos al Evangelio
de Jesús y a la presencia sacramental
 de la Iglesia representan las extremas
periferias. Que la Iglesia tenga la va-
lentía de llegar allí donde hay sed de
Dios. Oremos…
4  Jesús requiere discípulos libres de
esclavitudes, para que sean servido-
res especialmente de los pobres. Que
los jóvenes elijan caminos misioneros
movidos por el amor. Oremos…
4  La misión de la Iglesia se hace con la
Palabra de Dios escuchada en comu-
nidad. Que nuestra Iglesia diocesana 12)  Comunión
escuche atentamente tu Palabra y los
medio de la misión de la Iglesia.
Con confianza recemos: Padre
nuestro…
11)  Cordero de Dios
Jesús es el enviado por el Padre.
Por fidelidad a su misión dio su
vida, que se hace Pan de vida y
Cáliz de salvación Este es el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo.
Felices los invitados a la Cena del Señor.
La fuerza del amor nos impulsa a


signos de los tiempos y se lance a la ser misioneros. Para tener la fuerza
misión. Oremos… espiritual necesaria y para respon-
4  El testimonio misionero transmite el der al Señor que nos atrae y envía
ansia del anuncio del evangelio a las nutrámonos del Pan de vida. Vayamos a
nuevas generaciones. Que nuestra comulgar cantando…
comunidad sea semillero de nuevos
misioneros. Oremos… 13)  Avisos parroquiales

(Se pueden añadir y/o
sustituir oraciones).
Señor, que quieres una Iglesia en
salida y que vaya al encuentro de
las más diversas realidades, es-
cucha bondadoso nuestras oraciones.
Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos.
8)  Presentación de las ofrendas
Somos una Iglesia en camino. En- nuestros corazones para el apostolado

(Después de la Oración
poscomunión).
14)  Rito de conclusión
Motivación: La Iglesia anuncia lo
que gratuitamente ha recibido, la
Palabra de vida.
Bendición: El Señor esté con uste-
des. Señor, que nos llamas y envías a
la misión ligeros de equipaje, santifica

 tregamos los dones de la misión misionero y el servicio a los más pobres.

junto al pan y el vino, para seguir Y la bendición de Dios…
nuestro peregrinaje. Cantamos… Despedida: El Señor nos mira con
cariño si le respondemos dejándolo todo,
9)  Prefacio común, IX lo seguimos y testimoniamos su amor en
El Señor nos llama a cooperar en todos los ambientes humanos. ¡Vayamos

 la obra de la creación, siendo arte- en paz!

sanos de la justicia y la paz. Esta
es nuestra misión de discípulos. 15)  Canto final
Alabemos y santifiquemos su nombre. Nos despedimos con la alegría de


10)  Padrenuestro
Al Padre le pedimos que venga su Rei-
no, pero pidamos también acercarlo por cantando…
ser testigos del Señor, porque nos
elige, consagra y envía. Exprese-
mos nuestra vocación misionera
Aportes - 3
(Viene de la p. 1).
esto se logra a través de un lento proceso de
transformación.
La imagen del elefante amarrado y es-
clavizado, que tanto golpeó al hombre del
relato de internet, es como aquel que se
acercó a Jesús y quiso seguirlo. Este era un
hombre amarrado a sus riquezas y esclavo
de su dinero. No pudo soltarse de ellos para
seguir libremente a Jesús. Desde niño, como
el elefante, estuvo amarrado y se acostum-
bró a esa vida. El Señor lo impulsó a que se
libere de esa pequeña estaca clavada a poca
profundidad y hasta le regaló una mirada de
cariño, pero el hombre no se quiso soltar de
sus dioses materiales, favorecer a los más
pobres y seguir a Jesús.
Esta es la condición para el seguimiento de
Cristo: la libertad del corazón. El hombre anda-
ba apurado, porque llegó corriendo allí donde
estaba Jesús. Hizo gestos estrambóticos, se
arrodilló delante de él como para granjearse
la estima de Jesús, que es adorado por un co-
razón paganizado. Todos esos gestos a Jesús
no le interesan, sino sólo el desapego de lo que
nos esclaviza. En este tramo de la reflexión nos
preguntamos sobre las esclavitudes modernas,
¿qué esclaviza al ser humano que no puede
seguir a Jesús? El hombre era religioso hacia
afuera, cumplía con las prescripciones, como
un católico de misa y oraciones, de cruces
colgantes y miradas extraviadas, pero de un
corazón esclavizado a sus pasiones, indiferente
al sufrimiento de los pobres, encerrado en una
única dimensión de la religión. Así son aquellos
católicos que están a favor del aborto, discípu-
los con el corazón esclavizado por la muerte.
Hoy es la Jornada mundial de las Misiones.
El papa Francisco, poniendo la mirada en los
jóvenes exhorta a toda la Iglesia a llevar el
evangelio a todos. Esta voluntad del Papa es
englobante. Nos invita a reconocer nuestra mi-
sión personal en la Iglesia: “‘Yo soy una misión
en esta tierra, y para eso estoy en este mundo’”.
Aportes para la celebración, subsidio litúrgico de El Domingo. Es propiedad de SOCIEDAD DE SAN PABLO (PAULINOS),
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Aportes - 4
Esta misión es entregar a Jesús a todos los
confines de la tierra: “Estar inflamados por el
amor de Cristo consume a quien arde y hace
crecer, ilumina y vivifica a quien se ama (cf.
2Cor 5, 14). Siguiendo el ejemplo de los santos,
que nos descubren los amplios horizontes de
Dios, los invito a preguntarse en todo momento:
‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’”. Por eso una
reflexión final: “‘Nunca pienses que no tienes
nada que aportar o que no le haces falta a
nadie: Le haces falta a mucha gente y esto,
piénsalo. Cada uno de ustedes piénselo en
su corazón: Yo le hago falta a mucha gente’”.
Hoy el Señor nos llama a la misión. Como
el hombre que no pudo seguir a Jesús, pense-
mos en las esclavitudes que nos impiden ser
misioneros en las periferias existenciales, don-
de sufre el ser humano, donde hay necesidad
de Cristo… ¿Tenemos inflamado el corazón
por el amor a Jesús? ¿Dónde podremos ser
útiles a los demás? ¿Qué nos mantiene atados
y no nos deja ser libres para seguir a Jesús?
Pueden ser pequeñas “estacas”: sentimientos
superficiales, desesperanza, un corazón frío
y calculador, la vanidad y el rencor, el mate-
rialismo y la ostentación…
Concluyamos con un pasaje del mensaje
del Papa a los jóvenes en esta jornada mi-
sionera: “Los confines de la tierra, queridos
jóvenes, son para ustedes hoy muy relativos
y siempre fácilmente ‘navegables’. El mundo
digital, las redes sociales que nos invaden y
traspasan, difuminan fronteras, borran límites
y distancias, reducen las diferencias. Parece
todo al alcance de la mano, todo tan cercano
e inmediato. Sin embargo, sin el don compro-
metido de nuestras vidas, podremos tener
miles de contactos pero no estaremos nunca
inmersos en una verdadera comunión de vida.
La misión hasta los confines de la tierra exige
el don de sí en la vocación que nos ha dado
quien nos ha puesto en esta tierra (cf. Lc 9,
23-25). Me atrevería a decir que, para un joven
que quiere seguir a Cristo, lo esencial es la
búsqueda y la adhesión a la propia vocación”.