Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
para ganar su atención inicial (ningún pez muerde un anzuelo sin carnada)
pero no ser tan explícitos como para que crea que ya ha leído suficiente. En
síntesis, buscamos la captatio benevolentiae; tenemos que exponer el asunto
con algún ingenio y una pizca de gracia, sin ser cargosos ni secos, ni
recargados ni reticentes. Buscar el justo medio, en lo posible, y cuando no lo
sea, tratar de que nuestro exceso sea o parezca disculpable. Algo más: no
prometer demasiado, para que no ocurra lo que advertía Horacio: “Los montes
están de parto, nacerá un ridículo ratón”.
b) Desarrollo (narratio et demonstratio). En esta parte mostramos las
líneas generales de nuestro tema o de nuestra tesis, definimos sus rasgos
esenciales, presentamos las pruebas, damos los ejemplos... Queremos
mantener la atención, ser claros, precisos, convincentes y en lo posible
breves; o en todo caso no fatigar al lector con prolijidades inútiles; podemos
relegar detalles menores a excursos, apostillas o notas. Elegir con cuidado los
argumentos más fuertes y determinar el orden en que vamos a proponerlos
(los menos decisivos, intercalarlos entre los más firmes); evitar argumentos
débiles, que nuestro adversario, real o fingido, pueda usar en contra nuestra.
Prever las objeciones (polifonía): “se dirá que esto contradice en parte lo que
veníamos sosteniendo”; o bien: “¿cómo se aviene esta afirmación con las
anteriores?”; o bien: “ante lo que acabo de decir, quizá mi lector se
pregunte...”; o bien: “quizá sea necesario revisar la tesis expuesta
anteriormente”.... El modo en que lo digamos depende en gran parte del
registro, y el registro del género, como veremos después.
2
ALEJANDRO BEKES – TALLER DE ESCRITURA 2017 – FCAD / UNER
tres, según Quintiliano escribía: “el discurso tiene tres virtudes: ha de ser
correcto, claro y ornado; pues que sea adecuado, lo cual es primordial,
muchos lo incluyen en el ornato”. 1 Consideremos una por una estas virtudes:
c) Claridad. Es esta, sin duda, una virtud cardinal del discurso y tan
importante como la anterior. Ser claro no es ser simple ni menos trivial o
ramplón. La claridad no está reñida con la complejidad, pero sí con la
complicación. La compleja exactitud de un tejido no se compara con la
complicación inextricable de un revoltijo de hilachas. La claridad suele ser la
virtud más alta de un pensador y seguramente es la más difícil de alcanzar.
Pero construir bien la frase, resolver la confusión, evitar el giro rebuscado, la
palabra imprecisa o de cuyo significado no estamos seguros, el sinónimo
inapropiado o la perífrasis que no agrega nada, son cosas que están al alcance
de todos y traen siempre un alivio al lector fatigado.
1
Institutiones oratoriae, I.5.1
3
ALEJANDRO BEKES – TALLER DE ESCRITURA 2017 – FCAD / UNER
2
Brutus, 193. Traducción de Marcelino Menéndez Pelayo.
4
ALEJANDRO BEKES – TALLER DE ESCRITURA 2017 – FCAD / UNER
3
Horacio, Ars poetica, 46-7. Callidus en latín significa “hábil, experto”, y también “astuto, artero”. No
confundir con calidus, que significa “cálido” o “ardiente”.
4
La cita de Vigotsky figura en el libro Las cosas del decir de Calsamiglia y Tusón Valls;
para el texto de Vanderdorpe ver:
http://litmedmod.ca/sites/default/files/pdf/vandendorpe-papyrusenligne_lr.pdf.
5
Horacio (a renglón seguido del consejo sobre la callida iunctura) sostiene el derecho
del escritor a crear nuevas palabras; su argumento es que las lenguas se renuevan,
como el follaje en los bosques. Todo muere, dice: nosotros y nuestras cosas. También
las palabras envejecen y deben ser reemplazadas.
5
ALEJANDRO BEKES – TALLER DE ESCRITURA 2017 – FCAD / UNER
lado de la puerta de calle sería muy anterior a la del tiempo en que tuvieron
que mudarse del centro. Los bueyes de las carretas descansarían en la plaza
del Once y las violetas muertas aromarían las quintas de Barracas. Ya no
sueño más que con muertos fue una de las últimas cosas que le oyeron
decir. Nunca fue tonta, pero no había gozado, que yo sepa, de placeres
intelectuales; le quedarían los que da la memoria y después el olvido.
Siempre fue generosa. Recuerdo los tranquilos ojos claros y la sonrisa. Quién
sabe qué tumulto de pasiones, ahora perdidas y que ardieron, hubo en esa
vieja mujer, que había sido agraciada. Muy sensible a las plantas, cuya
modesta vida silenciosa era afín a la de ella, cuidaba unas begonias en su
cuarto y tocaba las hojas que no veía. Hasta 1929, en que se hundió en el
entresueño, contaba sucedidos históricos, pero siempre con las mismas
palabras y en el mismo orden, como si fueran el Padrenuestro, y sospeché
que ya no respondían a imágenes. Lo mismo le daba comer una cosa que
otra. Era, en suma, feliz.
Estos pares de opuestos pueden echar alguna luz sobre la elección del
vocabulario:
personal / impersonal: según revele la presencia o ausencia del autor
en el texto;
abstracto / concreto: según exprese conceptos o sugiera imágenes;
vago / preciso: según prefiera la mención directa del asunto que trata o
elija hablar con perífrasis y ambages;
general / específico: según el nivel de generalización en la cuestión
abordada.
6
Citado por Ferrater Mora, 1970.
6
ALEJANDRO BEKES – TALLER DE ESCRITURA 2017 – FCAD / UNER
9. Modalidad y polifonía. Una vez más, estamos ante un tema muy vasto,
pero enunciemos algunos subtítulos. Es antigua la distinción entre los
conceptos que aparecen en una frase (dictum) y el modo en que se los
presenta (modus). Así, “Juan llega hoy” es una frase asertiva, en que el
hablante afirma algo de lo que parece estar seguro. Podría haberlo expresado
como una creencia: “Creo que Juan llega hoy”, como un deseo: “Ojalá Juan
llegue hoy”, como una posibilidad: “Juan llegaría hoy”, como una pregunta:
“¿Juan llega hoy?”, etcétera. El dictum de todas estas frases es el mismo (la
llegada de Juan) pero varía el modus de cada una. De acuerdo con el grado de
certeza que tengamos acerca de algo, o de nuestra participación afectiva, lo
diremos de una forma o de otra. No es lo mismo decir: “La Argentina es un
país extenso” que decir, como Sarmiento en 1845: “El mal que aqueja a la
República Argentina es la extensión”.
Con frecuencia tomamos distancia de una afirmación, citándola como
dicha por alguien, de modo que no nos sea atribuida directamente. Hay tres
maneras fundamentales de hacerlo:
a) Discurso directo: se citan las palabras “textuales” que el otro dijo.
b) Discurso indirecto: se cita, a veces reformulando, anteponiendo las
conjunciones que o si y adaptando los verbos y proformas referenciales, como
en “Juan dijo que llegará hoy” o “María me preguntó si Juan llegaría hoy”, etc.
c) Discurso indirecto libre: se cita el discurso ajeno, sin anunciarlo como
tal. El lector debe estar en condiciones de comprender, no obstante, la
distancia entre una voz y la otra. A menudo esta distancia queda implícita, y
es allí cuando adquiere toda su fuerza discursiva, como una forma sutil pero
muy efectiva de ironía. Basta prestar atención a una discusión familiar para
comprenderlo. Cito las palabras de mi oponente, fingiendo que me hago cargo
de ellas, para enrostrárselas de un modo más hiriente.
Tomar en cuenta probables objeciones a nuestras tesis, o preguntas
posibles de nuestro lector, puede considerarse una forma de polifonía:
incorporamos al otro en nuestro discurso.
10. Revisión. Leer nuestro texto como ajeno es todo lo que necesitamos.
Pero no es fácil, y conviene dejar pasar algún tiempo entre las sucesivas
redacciones y la revisión final. Repasar la coherencia y la cohesión. Ver si no
hay frases mal construidas, o ambiguas, o truncas; si no hay errores de
7
ALEJANDRO BEKES – TALLER DE ESCRITURA 2017 – FCAD / UNER