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ANTROPOLOGÍA

FILOSÓFICA
Instituto de Investigaciones Sociales de Chihuahua

17 de julio de 2017

Alejandro Mata Delgado


Primer semestre
Licenciatura en Psicología
Matrícula: 0117005
DEDICATORIA

El presente ensayo de fin de cursos es dedicado a mis compañeros de clase: Rocío,


Briceida y Emmanuel. Sin ellos, todo este conocimiento hubiera sido completamente
distinto.
AGRADECIMIENTOS

En primer lugar agradezco a todos mis profesores. Todos y cada uno tiene un aporte
dentro de este trabajo; cada uno ha logrado que me sienta interesado por este tema y más
que nada, todos ellos me han hecho mejorar como persona y como un futuro profesionista.

A mis compañeros de clase, con quienes compartí cada uno de los temas, charlas, clases
y regaños, quienes me apoyaron al hacer cada uno de mis trabajos y que nunca me
negaron su apoyo.

A mis amigos Sara y Antonio, quienes, sin conocer nada sobre los temas que se aquí se
trataran, se interesaban por saber y me preguntaban sobre qué tratan, y de esa manera,
me ayudaron a comprender aún más.

Por último a mi familia, que siempre han estado al pendiente de mi educación y que se
preocupan por mi futuro, a veces hasta más que yo.

A todos ustedes, gracias.

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RESUMEN

En el presente trabajo lograremos encontrar un amplio texto que abarca en específico el

tema de la antropología filosófica. Sin embargo, abarcaremos desde el concepto básico de

antropología (aquel que Ernst Cassirer nos ayuda a comprender), hasta los diferentes

ámbitos en los que la antropología interviene como la política, la cultura, la religión y

demás como lo muestra José Ramón Ayllón, viajando a través de las distintas épocas por

las que el hombre ha pasado a lo largo de la historia: la edad antigua, la edad media, el

renacimiento, etcétera. Y así, al final podremos construir un concepto propio de

antropología filosófica.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 7
I. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA A PARTIR DE ERNST CASSIRER 8
1. La crisis en el conocimiento del hombre. 8
2. Una clave de la naturaleza del hombre: el símbolo. 10
3. De las reacciones animales a las respuestas humanas. 12
4. El mundo humano del espacio y del tiempo. 13
II. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA EN LAS DIFERENTES EDADES. 15
1. Antropología en la antigua Grecia. 15
1.1. Sócrates. 15
1.2. Platón. 16
1.3. Aristóteles. 16
2. Antropología en la edad media. 17
3. Antropología en el renacimiento. 19
4. Antropología en la ilustración. 21
5. Antropología en la edad moderna. 22
III. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA DESDE JOSÉ RAMÓN AYLLÓN. 24
1. Animal racional. 24
2. Animal ético. 25
3. Animal político. 26
4. Animal sentimental. 27
5. Animal cultural. 28
6. Animal religioso. 30
IV. ANTROPOLOGÍA DE LA MÚSICA. 32
V. CONCLUSIÓN. 35
VI. BIBLIOGRAFÍA. 36

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INTRODUCCIÓN

La antropología filosófica es una rama de la filosofía que tiene por objeto el estudio del
hombre en sí mismo, toma al ser humano como objeto a la vez que es el sujeto que
percibe e intenta comprender ese conocimiento. Su labor es estudiar al hombre como
hombre. Identifica y explica en el humano sus comportamientos, tanto como un ser
individual, como un ser social. Se empeña en comprender al hombre y sus acciones.

A través de la historia de la humanidad y desde que el hombre tuvo uso de razón, ha


sentido la necesidad de dar una explicación a las situaciones en las que se ha visto
envuelto, y no solamente trata de explicarlo, sino quiere conocer cómo es que suceden,
por qué y para qué. Saber lo que es el mundo, el origen de la vida, saber hacia dónde nos
dirigimos y, principalmente, conocer qué es el hombre, ha sido una gran inquietud.

Así pues, la antropología filosófica nos ayuda a estudiar la naturaleza del hombre. Esta
rama de la filosofía pretende ayudarnos a responder las siguientes interrogantes: ¿Qué es
el hombre? ¿Qué es lo que hace al hombre ser hombre? ¿Qué nos diferencia del resto de
la vida? Es importante buscar respuesta a estas preguntas, pues, es necesario para el
hombre saber lo que es, es necesario conocerse a sí mismo, para que así la vida tenga
sentido.

Estas cuestiones han existido desde hace mucho tiempo, principalmente, desde la
existencia de la filosofía. Es usual pensar que aquellas personas que se han dedicado a
estudiar este tema en concreto, hayan tropezado en muchas cuestiones y disputas a raíz
de querer dar un concepto en concreto a las preguntas anteriormente vistas. Es aquí
donde también nosotros nos enfrentamos a esos problemas que ellos mismos vivieron.

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I. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA A PARTIR DE ERNST
CASSIRER.

1. LA CRISIS EN EL CONOCIMIENTO DEL HOMBRE

Sabiendo pues que el autoconocimiento es la intención más importante del pensamiento


filosófico, darnos cuenta de que existirían muchas opiniones y muchos puntos de vista
totalmente distintos, no es demasiado difícil. Pero, muchas de esas situaciones
contribuyeron en la construcción de los conceptos y el conocimiento con el que hoy
contamos.

Los escépticos esperaban arrastrar todos los pensamientos de la persona hacia sí misma,
mostrando así el “método de introspección”, técnica que hoy en día sabemos, por sí sola
brinda resultados verdaderamente inseguros que no son de mucha ayuda para la
construcción del autoconocimiento. Siguiendo solamente esta manera de estudio, jamás
llegaremos a una perspectiva completa de la naturaleza del hombre. Sin embargo, es de
suma importancia, pues nos revela aquel conocimiento de la vida humana que sólo es
accesible por medio de la experiencia individual. Para su conocimiento, el hombre no sólo
necesita conocerse interiormente, sino también, le es necesario conocerse exteriormente,
conocer lo que le rodea y cómo vive en ello, por medio de la experiencia. Esto no quiere
decir que lo que se encuentra fuera de sí lo altera completamente pues:
“Lo que al hombre le viene desde fuera es nulo y vano; su esencia no depende
de las circunstancias externas; depende, exclusivamente, del valor que se
presta a sí mismo […] Lo único que importa es la tendencia, la actitud interna
del alma; y este principio interno no puede ser perturbado.” (Cassirer, 12).
El hombre demuestra su asombrosa capacidad de crítica, de reflexión y discernimiento al
concebir que en esa relación que tiene con el entorno, corresponda la parte dirigente al yo
y no a lo exterior, es decir, que su ambiente puede modificarse según las decisiones que
el ser humano realiza.

Los sentidos son algo que tienen también un papel de suma importancia en este tema. El
hombre conoce a través de sus sentidos y de entre todos estos, la vista es el más
impactante, pues cuando vemos algo tenemos la certeza de que ese objeto, esa materia,
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existe, sabemos que está porque la podemos ver. Los sistemas más importantes que
hemos creado, tienen como base fundamental la vista. La razón es que este sentido, más
que ningún otro nos hace conocer y ver diferencias de una manera más amplia.

En Platón, la vida de los sentidos se encuentra separada de la vida del intelecto, pero
Aristóteles tiene otro punto de vista.

Este tema me trae a la mente una frase de la obra infantil El Principito: “lo esencial es
invisible para los ojos” (Antoine de Saint, 69), pues Aristóteles sabe que no es posible el
conocimiento solamente por medio de la percepción, pero trata de explicar la relación
entre el mundo ideal y el mundo del conocimiento. Nos dice que pasamos por etapas en
las que no somos los únicos que las experimentamos, sino que compartimos esas etapas
con algunos animales.

Si tomáramos en cuenta este punto de vista, veríamos que la primera etapa en el


conocimiento del hombre sería su interacción con el mundo exterior, sus necesidades
básicas inmediatas para la supervivencia, pues el hombre depende principalmente de su
ambiente físico. No puede estar sin adaptarse continuamente a las circunstancias del
mundo que le rodea. Y precisamente, iría cambiando constantemente de etapa, topándose
con distintos tipos de adaptaciones a distintas circunstancias de su entorno como la
sociedad, la cultura, entre otras. De esta manera, actuaría en su momento y de una
manera eficiente, el razonamiento y voluntad del ser humano.

Así pues debemos localizar en la complicada madeja de la vida del hombre la oculta
potencia que pone en corriente todo el mecanismo de nuestro pensamiento y voluntad.
El propósito de todas las teorías existentes en base al conocimiento del hombre consiste
en demostrar la uniformidad de la naturaleza del hombre, dar a conocer que el hombre, en
su ser, tiene un concepto que podemos entender y que podemos comprender. Cada
filósofo cree haber encontrado el fin último o cree haber dado solución completa a las
interrogantes planteadas inicialmente, pero cada pensador nos proporciona su cuadro
filosófico sobre la naturaleza humana y suelen ser sumamente distintos unos de otros. Y
es este uno de los más grandes problemas, la interpretación de una verdad o situación de
la vida del hombre. Cada filósofo nos muestra una posible percepción de la naturaleza del
hombre, según su vida social, cultural, emocional, médica, económica y su ubicación

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geográfica. La inmensidad de opiniones y maneras de pensar afecta mucho la intención de
conocer al hombre.

A causa de este desarrollo nuestra proposición reciente del hombre pierde su eje
intelectual, pues nos encontramos con un desconcierto de pensamientos que han llegado
a saturar la intención del conocimiento del hombre. Pero todas estas opiniones nos llevan
a tener una “enciclopedia” de ideas que podemos consultar y utilizar para la comprensión
del autoconocimiento. Técnicas como la psicología, la etnología, la antropología y la
historia, han brindado un increíble y basto “almacén” de conceptos y hechos. Se han
mejorado nuestros sistemas y técnicas de observación, análisis y experimentación, pero
parece que aún no hemos encontrado un método que nos ayude a poder organizar, y más
que nada, poder dominar todo este material.

2. UNA CLAVE DE LA NATURALEZA DEL HOMBRE: EL SÍMBOLO.

Johannes Von Uexküll, biólogo y filósofo, describe la biología como una ciencia que tiene
que ser desarrollada con las técnicas empíricas usuales que son observación y
experimentación, pero nos topamos con que la vida no se puede explicar con términos de
física o química, sino que, se explica por sí misma, por su naturalidad.

Sabiendo pues que la vida es una realidad última y que depende de sí misma, Johannes
Von nos dice: “En el mundo de una mosca, […] encontramos sólo "cosas de mosca", en el
mundo de un erizo de mar encontramos sólo "cosas de erizo de mar" (Cassirer, 25). Sería
una manera muy incauta de creencia pensar que hay una realidad absoluta y de la misma
manera para todos los seres vivos. Cada entidad es un ser monádico, es decir, que cada
uno tiene un “mundo propio”, pues la experiencia de cada organismo es distinta, por lo
tanto, también es distinta la manera en la conoce, reconoce y convive con el entorno. Las
experiencias de una especie, por lo tanto, no pueden ser transportadas a alguna otra
especie a causa de que sus realidades son totalmente diferentes entre sí. La forma de vivir
de un ser vivo en este mundo, junto con su realidad son únicas.

Partiendo de esto, Von Uexküll desarrolla un esquema general del mundo biológico. Nos
dice que es posible conocer a un ser vivo, estudiando su estructura anatómica. Es decir,
que podemos conocer a un animal, solamente estudiando su estructura física interna. “Si
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conocemos la estructura anatómica de una especie animal estamos en posesión de todos
los datos necesarios para reconstruir su modo especial de experiencias.” (Cassirer, 25).
Un estudio minucioso de la estructura anatómica del animal, de su cuerpo, de sus órganos,
de sus y de su sistema nervioso, nos brinda un conocimiento esplendido del mundo
interno y externo del cuerpo. Von descubrió que a causa del conocimiento de la estructura
del organismo de cualquier ser, podemos determinar dos tipos de sistemas: el “receptor” y
el “efector”.
El sistema receptor sería aquella capacidad de recibir estímulos del exterior. Cada ser se
desenvuelve en distintos tipos de áreas o ecosistemas, por lo tanto, la manera en la que
su cuerpo está desarrollado, es en base, principalmente, a las condiciones físicas en las
que vive. Pues, un león está adaptado anatómicamente para recibir estímulos
principalmente de la sabana, pues es ese el ambiente en el que se desarrolla con mayor
plenitud; por otra parte, el pingüino está desarrollado de tal manera que podrá recibir los
estímulos de la tundra o las áreas sumamente frías. A este estímulo, que toda clase de ser
vivo puede recibir de distinta manera, se sobrepone una reacción a la que llamamos
sistema efector. En consecuencia al estímulo exterior, cada ser vivo actúa de distinta
manera a las situaciones en las que se desenvuelve en su hábitat. Es por ello también que
este sistema es distinto en cada ser vivo.

Lo interesante en todo esto es que, mientras el resto de los animales actúan según el
planteamiento de este esquema (acción-reacción), el ser humano tiene una particularidad
que ningún otro ser vivo ha demostrado tener, algo que se posiciona justo en medio de los
sistemas receptor y efector, y lo llamamos “sistema simbólico”. Este sistema es un proceso
lento, prorrogado y complicado de reflexión que conlleva al entendimiento. El
entendimiento permite hacer análisis y comprender el objeto o situación que se está
viendo. Mientras que los animales tienen una respuesta inmediata a algún estímulo, el
hombre tiene una respuesta retardada, demorada e interrumpida por un proceso
complicado de pensamiento. Este sistema simbólico es un paso que da el hombre,
mientras que la naturaleza da un paso contrario y se aleja de él. “Vive, más bien, en medio
de emociones, esperanzas y temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio de
sus fantasías y de sus sueños.” (Cassirer, 27). El lenguaje, el arte, la religión, el mito, son
varios ejemplos de este sistema simbólico por medio del cual vive el hombre diariamente.
Muchos filósofos lo determinan como una ventaja, pero, el hombre que piensa es un
“animal depravado” dice Rousseau pues ya no vive en la naturaleza, sino que vive de la
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naturaleza. Exceder los límites de la vida orgánica, representa deterioro en la vida humana,
pues, podría dejar de ver las cosas como simplemente son. El hecho de que el hombre
tenga la necesidad de darle un sentido a todas las cosas que logra percibir (e inclusive a
las que no), podría resultar, de cierta manera, contraproducente, pues así, ya no viviría
conforme a este mundo, sino que, por así decirlo, el ser humano viviría en su propia
dimensión.
De esta manera podemos ver que la clave para descubrir la naturaleza del hombre está en
el universo simbólico.

Hemos escuchado que el hombre es un animal racional, pero ese término está mal
empleado. Lo correcto sería decir que el ser humano es un animal simbólico. Pues la
razón es un término ético fundamental que aun así, está mal empleado en el uso de la
vida cultural del hombre, la cual trata de definirse en toda su belleza y riqueza, pero toda
esa diversidad de cultura son formas simbólicas.

3. DE LAS REACCIONES ANIMALES A LAS RESPUESTAS HUMANAS.

Ya teniendo muy arraigado esta definición del hombre como animal simbólico, podemos
seguir construyendo este concepto en base a eso. No cabe duda que los animales no
siempre actúan de manera directa y que son capaces de cierta respuesta indirecta, puesto
que en un experimento que realizó Wolfe, los animales reaccionaban y respondían a
señales de alimento, tanto como al alimento mismo.

Pero lo que en un principio tenemos que tomar en cuenta es que lo que mayor nos
diferencia de los animales es el lenguaje y ese sería un punto de partida importantísimo
para comprender por qué somos tan diferentes. El lenguaje que usamos nosotros es el
proceso que posibilita transmitir ideas mediante signos que conllevan significados y
significantes. En cuestión de lenguaje tenemos el lenguaje emotivo y el lenguaje
proposicional.

El lenguaje emotivo transmite emociones directas, inmediatas. Se da a entender por


acciones meramente instintivas. Ejemplo de ello tenemos la rabia, la desesperación, el
terror, disgusto, la solicitud, el deseo, las ganas de jugar y la satisfacción de una
interpretación.
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Y tenemos el lenguaje proposicional. Este lenguaje ¡vivifica los signos materiales y los
hace hablar! Nos hace falta darle la interpretación a todo aquello fijo y por lo estable.

4. EL MUNDO HUMANO DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO.

Hemos visto ya que tenemos muchas dificultades en la creación del concepto a la cuestión
“¿qué es el hombre?”, vimos también que el hombre conoce a través de sus sentidos, que
pasa por diversos procesos o espacios para poder llegar a ser un ser pensante como lo
hemos definido. Pero, a todo esto, ¿dónde y cuándo pasa todo esto?

Es este el momento en el que nos preguntamos qué es el espacio y qué es el tiempo. “No
podemos concebir ninguna cosa real más que bajo las condiciones de espacio y tiempo.”
(Cassirer, 40). El espacio es una categoría del entendimiento que permite constituir u
ordenar la naturaleza con la realidad. Aclaremos que sería sumamente ingenuo considerar
que la apariencia del espacio y del tiempo es igual para todos los seres orgánicos. Es
innegable que el sistema simbólico es algo que está muy acomodado en el hombre, todo
lo que hacemos nos conlleva a él. Sin embargo, antes de llegar a este espacio simbólico
en el que el hombre está muy arraigado, podríamos tomar en cuenta otros espacios por
los que no sólo el hombre pasa. Tenemos cuatro espacios conocidos que nos determinan
actitudes y pensamientos del hombre: espacio orgánico, perceptivo, simbólico y abstracto.

El espacio orgánico es aquello que no es aprendido por la experiencia individual. Son


acciones y reacciones que cualquier ser realiza sin las necesidad de aprenderlas. Durante
este espacio no se posee un cuadro o idea mental del espacio, las acciones se realizan
por mera necesidad, porque se es requerido. Son aquellos trabajos natos que realizan los
seres hasta por mera supervivencia. Dentro de ello podemos mencionar los reflejos, la
alimentación, la respiración, entre otros.

El espacio perceptivo es una construcción ideológica del espacio a través de los sentidos.
Comenzamos a conocer nuestro entorno con por medio de aquello que vemos, que
sentimos, que escuchamos. Tenemos ya una percepción de lo que nos rodea y de la
estructura de las cosas que podemos percibir. Nos damos cuenta de que tenemos un
lugar en el espacio y hacemos todo por permanecer. El trasladarse es un ejemplo.

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Tenemos el espacio simbólico que nos ayuda a delimitar esa frontera entre el hombre y el
animal. A partir de aquí, las actitudes que se poseen son meramente del ser humano.

El hombre vive en el espacio abstracto, pues es en este espacio donde se busca dar una
conceptualización a las cosas por medio de un proceso mental difícil, que conlleva
razonamiento. Es el hombre partícipe de este espacio puesto que necesita dar explicación
a las cosas, esto nos ayuda a entender y comprender la naturaleza y darle una estructura,
pues una característica importante de este espacio es que es categórico, es decir, permite
sistematizar y agrupar, para dar un orden. Y principalmente es característico del ser
humano, debido a que se expresa mediante el lenguaje.

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II. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA EN LAS DIFERENTES
EDADES.

1. ANTROPOLOGÍA EN LA ANTIGUA GRECIA.


La edad antigua se refiere al periodo de la historia que abarca desde 1200 a.C. hasta 146
a.C. Es considerada como la cultura base de occidente, pues de ella proviene mucha de la
filosofía y cultura que tenemos hoy en día, y se gesta la historia de la humanidad.

En esa época cada país tenía su propio gobierno y cada ciudad era su propio motor. Se
organizaba en “polis” que es un estado autónomo constituido por una ciudad y un
pequeño territorio. Se regía por un poder monárquico y militar; el rey, quien era el jefe de
la milicia, se responsabilizaba de la justicia y la religión.

Se dividían en tres clases sociales: nobles, esclavos y trabajadores libres. Su principal


riqueza era la propiedad de las tierras.

Es en este contexto donde se desarrollaron grandes filósofos que nos heredaron un


pensamiento enorme y básico sobre el conocimiento del hombre y el uso de la razón.

1.1. Sócrates.

A Sócrates se le conoce como el iniciador de la antropología filosófica. No dejó ninguna


obra escrita, sino que sus discípulos crearon varias obras donde hablan de sus
enseñanzas.

“No hay más que una cuestión: ¿qué es el hombre? Sócrates sostiene y defiende siempre
ideal de una verdad objetiva, absoluta, universal, pero el único universo que conoce […] es
el universo del hombre” (Cassirer, 9). Su gran mérito consiste en separar por primera vez,
la reflexión sobre la naturaleza, propia de toda la filosofía anterior, de la reflexión sobre el
hombre y concederle máxima importancia.

“Soy un amante del conocimiento y los hombres que habitan en la ciudad son mis
maestros y no los árboles o la comarca.” (Platón, Fredo, 230). El objeto de la nueva
disciplina es el hombre en su aspecto más amplio.

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Dice que sólo por vía del pensamiento dialogal podemos acercarnos al conocimiento de la
naturaleza humana. De esta manera, dice, que el hombre es una criatura constantemente
en busca de sí misma, que en todo momento de su existencia tiene que examinar y hacer
el escrutinio de la condiciones de la misma. Define al hombre como aquel ser, que si se le
hace una pregunta racional, puede dar una respuesta racional.

Él dice que el hombre está compuesto entre el cuerpo y alma. Dentro de nosotros se
encuentra el alma, pero esta no puede ser captada por los sentidos. Esta alma es la capaz
de conocer por medio de un proceso reflexivo llamado “virtud”. Lo virtuoso es lo que
perfecciona el alma. La virtud es la práctica continua de la reflexión racional sobre los
actos propios. Para este proceso de reflexión y de autoconocimiento, Sócrates decidió
aplicar la CATARSIS con varios de sus discípulos, la cual es la liberación de los prejuicios
que prepara el alma del ser humano para poder conocerse a sí mismo.

1.2. Platón.

Platón concibe una teoría antropológica dualista donde concibe al ser humano como un
compuesto de cuerpo y alma unidos accidentalmente.

El cuerpo es una cosa más que se genera y se muere, es un obstáculo para lograr la
perfección del alma, pues, sólo el alma puede conocer y puede llegar a ser perfecta. El
cuerpo no deja que el alma tienda a ser perfecta. El alma es inmortal y domina sobre el
cuerpo, y es el principio del conocimiento; tiene diversas capacidades: racional, irascible y
concupiscible.

1.3. Aristóteles.

Aristóteles va a aplicar su teoría hilemórfica a la concepción del hombre, intentando


recuperar la unidad que Platón rompió al considerar nuestro ser como un ser compuesto
de dos substancias distintas. Sostiene que cuando hablamos del alma humana, y del
alama del resto de los seres vivos, nos referimos a las múltiples acciones, operaciones y
funciones que realizan estos seres: nutrirse, sentir, pensar, etc. Estas actividades no
pueden hacerse sin el cuerpo, por ello no es lícito considerar al alma como algo separado
del cuerpo. Si al alma se le quitan los sentidos del cuerpo, se vuelve ciega; si quito el alma,
el cuerpo es inútil.

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Explica al hombre como un “acto en potencia”, donde el alma es el acto, y el cuerpo la
potencia. El hombre tiene la capacidad de ser acto.

Así pues, ¿qué debe hacer el hombre? Este tiene un objetivo y un sentido, el cual se
conoce y se descubre por medio de la virtud, la cual nos conlleva a la ética donde se nos
dice que el hombre ya vive, pero que debe vivir bien. La virtud es un hábito.

De esta manera concluimos que, dentro de su pensamiento primitivo, intentaban


comprender el sentido de la existencia del hombre, mediante un transformado mítico-
religioso, tanto por el origen divino, como por la razón. Los filósofos coincidían en que el
hombre se caracterizaba por su pensar, como un ser racional, que supera a los demás
seres y acontecimientos.

2. ANTROPOLOGÍA EN LA EDAD MEDIA.

Período histórico de la civilización occidental (Europa) comprendido entre el siglo V y el XV.


Su inicio es situado en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin
en 1492 (descubrimiento de América) o en 1453 con la caída del imperio Bizantino.

Los historiadores del período prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad
Media de manera que entre los siglos III y VIII se suele hablar de Antigüedad Tardía, que
habría sido una gran etapa de transición en todos muchos ámbitos, principalmente la
sustitución de la cultura clásica grecorromana por religiones como el Islam y el catolicismo,
siempre dándole un enfoque teocrático.

Nacieron así, dos escuelas o filosofías: la patrística y la escolástica.

La patrística es la filosofía cristiana de los primeros siglos. Consiste en la elaboración


doctrinal de las creencias religiosas del cristianismo y en su defensa contra los paganos y
contra las herejías.

La religión cristiana es para los padres de la Iglesia, la expresión cumplida y definitiva de


la verdad que la filosofía griega sólo había logrado intuir y construir de manera imperfecta
y parcialmente. Todo lo bueno de la filosofía precedente es un anticipo de la Verdad
revelada plenamente en la Buena Nueva.

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La escolástica es la filosofía cristiana de la Edad Media. El problema fundamental de la
escolástica es la de llevar al hombre hacia la comprensión de la verdad revelada. En este
período hubo una reanudación de muchos principios filosóficos griegos. La mayor
preocupación de la iglesia era combinar la razón y la ciencia con los ideales de la Iglesia
Católica. En este contexto surgió la teología que era una ciencia que trató de explicar
racionalmente la existencia de Dios, el alma, el cielo y el infierno y la relación entre el
hombre, la razón y la fe.

En este ambiente nacieron los Padres de la Iglesia, quienes son un grupo de pastores y
escritores eclesiásticos cristianos, cuyo conjunto de doctrina es considerado testimonio de
la fe y de la ortodoxia en la Iglesia Católica. Dieron respuesta a cuestiones y dificultades
planteada por la moral y la teología. Podemos tomar en cuento a dos de los grandes
padres de la Iglesia: San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino.

La antropología agustiniana está fuertemente teñida de platonismo. En el hombre existen


dos sustancias distintas, espiritual la una, material la otra. El hombre propiamente
hablando no es su cuerpo, ni tampoco el conjunto de cuerpo y alma, sino el alma. En el
alma, a su vez, San Agustín distingue dos aspectos: la razón inferior y la razón superior.
La razón inferior tiene como objeto la ciencia, es decir, el conocimiento de las realidades
mutables y sensibles, el conocimiento de nuestro entorno físico con el fin de que nos sea
posible subvenir a nuestras necesidades. La razón superior tiene como objeto la sabiduría,
el conocimiento de lo inteligible, de las ideas, con el fin de que sea posible elevarse hasta
Dios. Alma y cuerpo son sustancias distintas y que el hombre es un "alma inmortal que se
sirve de un cuerpo mortal y terreno". El alma posee un conocimiento directo de sí misma,
se conoce a sí misma mejor y más adecuadamente que conoce las realidades corpóreas
exteriores. Todo esto es básicamente platonismo.

Tomás de Aquino explicará la unión de alma y cuerpo acudiendo a la idea de "sustancia


incompleta". El alma humana es sustancia incompleta destinada a formar con el cuerpo
una única naturaleza o principio de acción. Por eso, en cierto sentido, el hombre es más
digno que el alma en cuanto que es más completo. Sólo el hombre es persona, no lo es el
alma de por sí, aunque pueda subsistir con independencia del cuerpo.

Tomás de Aquino critica al platonismo afirmando que la unión del alma y el cuerpo no es
accidental sino que forman una sola sustancia. Por lo mismo niega la preexistencia del

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alma: "Algunos filósofos antiguos sostuvieron que las almas habían sido creadas, al
principio, aparte del cuerpo. La causa de ese error se debía a que esos filósofos admitían
que el alma estaba unida al cuerpo de una manera accidental, como el marinero a su
barco, o el hombre a sus vestiduras. Por eso Platón enseñaba que el hombre es una alma
"revestida" de un cuerpo". Pero también supera a Aristóteles al afirmar que el alma es una
forma que no depende del cuerpo en lo que respecta a su existencia. De este modo es
posible explicar la inmortalidad del alma, pues Aristóteles explica bien la unidad de alma y
cuerpo pero deja difícil el camino para explicar la subsistencia del alma separada.

Para los filósofos de la Edad Media, el hombre era su cuerpo y era su alma, sin embargo,
lo determinaron de dos maneras principales:

1. El alma y el cuerpo son sustancias distintas y el hombre es un alma inmortal que se


sirve de un cuerpo mortal y terreno. El hombre es el alma.

2. El alma humana es sustancia incompleta destinada a formar con el cuerpo una única
naturaleza o principio de acción.

Cabe resaltar que la influencia religiosa, demandaba que en el pensamiento filosófico


fuera incluido Dios, de manera que en la filosofía de este tiempo, la función del ser
humano era llegar a Dios, ser partícipes de su gloria. Para hacerlo debíamos de hacer las
cosas bien en este mundo.

3. ANTROPOLOGÍA EN EL RENACIMIENTO.

El renacimiento es un periodo de transición que permitirá a la filosofía renovar sus ideas y


ensayar elementos nuevos que la conducirán al encuentro de la ciencia. Es un movimiento
cultural de origen italiano, que comenzó a mediados del siglo XV y se prolongó hasta el
siglo XVI.

En el ámbito religioso, el movimiento reformador liderado por Martín Lutero generó una
división en la Iglesia Católica y en el ámbito laico se desarrolló el humanismo.

Aparecieron nuevas ideas religiosas: el cristianismo protestante. Eran ideas cristianas más
moderadas que daban a las personas de la época una mayor libertad. Con la aparición del
humanismo, los temas en el arte y la literatura empezaron a mezclarse entre profanos y
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religiosos. Y no solamente en esos temas, sino el pensamiento filosófico de la época dio
un vuelco a las ideas y actitudes “rebeldes” que incitaban a sobrepasar la autoridad de la
Iglesia.

Así, Pico Della Mirandola nos habla de la grandeza del hombre y su dignidad. En su
célebre “discurso sobre la dignidad del hombre” exalta la grandeza del ser humano
considerándolo como un segundo dios, igualmente proclama la libertad humana que nos
aleja del mero instinto animal y nos proporciona la capacidad de definir nuestro futuro. El
hombre no es algo determinado, sino que tiene la capacidad de “reinventarse” en cada
momento según lo que cada día decida para sí mismo.

Francis Bacon representa un notable esfuerzo por reformar la ciencia en el período


renacentista. Su proyecto tiene como base el conocimiento de la naturaleza y sus leyes
para transformarla y ponerla al servicio del hombre, pero este proceso no se puede dar sin
un adecuado método de conocimiento. Por tal motivo Bacon propone la inducción, que
consiste en partir de la observación de hechos particulares hasta alcanzar propios
generales.

Tommaso Campanella consideraba que le Estado ideal debía ser teocrático y basarse en
principios de ayuda mutua y desarrollo comunitario. Nadie debía ser dueño de nada, sino
que todo pertenece a la comunidad. Los ciudadanos trabajarían y los funcionarios
distribuirían la riqueza.

Nicolás Copérnico sorprendió al mundo con su célebre teoría heliocéntrica. Establece una
nueva orientación teórica sobre el movimiento de los astros superando la vieja
cosmovisión geocéntrica.

Galileo Galilei apoyo las tesis heliocéntricas, pues con la ayuda de un telescopio logró
corroborar y descubrir fenómenos físicos que ayudaron a fortalecer las principales ideas
planteadas por Copérnico. Además, otro aporte notable fue la exposición del método
experimental: primero, observación y descripción de los hechos; segundo,
experimentación bajo diferentes condiciones y luego establecimiento de hipótesis.

Así pues, la filosofía en el renacimiento, comprende al hombre como una creación de Dios,
la más perfecta del mundo. Adoptaron ideas de las civilizaciones de la antigüedad y el
centro de la cultura empezó a ser el hombre y no Dios. A pesar de no haber cambiado

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mucho la política y la sociedad respecto a la Edad Media; la Iglesia empezó a perder
importancia, la situación de los campesinos empezó a mejorar y empezaron a aparecer los
primeros burgueses comerciantes.

4. ANTROPOLOGÍA EN LA ILUSTRACIÓN.

Se refiere a un movimiento intelectual histórico que abarcó Inglaterra y Escocia a finales


del siglo XVII. Los pensadores de la ilustración sostenían que el conocimiento humano
podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. Es
aquí donde surge un espíritu crítico y se admiten la razón y la experiencia (ciencia) como
las dos únicas vías de conocimiento.

Muestra al hombre como un ser libre y consciente. Nos dice que ser uno mismo,
distinguirse como yo mismo de las demás personas, es tener conciencia, la cual nos lleva
al conocimiento. Es decir, conocer es saber y el conocimiento comienza siempre por uno
mismo.

Es importante la conciencia y la libertad, puesto que en este contexto, la vida y los


cuestionamientos del hombre se centran en por qué viven como lo hacen, por qué son una
sociedad. De manera que el hombre vive en sociedad, guiada por un Estado que permite
la formación de la sociedad, y regula y media las relaciones sociales.

Rousseau sin embargo, sostuvo la idea de que el hombre es bueno y es libre pero que la
sociedad lo corrompe y debido a esto el hombre debe volver a su estado primitivo.
Asegura que las ciencias y las artes no han mejorado al hombre sino que han ayudado a
corromperlo, contribuyendo a crear sociedades artificiales en las que domina la
desigualdad y todos los males que esta trae consigo.

Dice que en estado de naturaleza los hombres son básicamente iguales. En este estado
se mueven en virtud de dos pasiones que son el deseo de auto conservación y la piedad o
compasión por sus semejantes.

Pero Rousseau explica el proceso de la sociedad diciendo que los hombres pudieron
descubrir que su unión les proporcionaba ciertas ventajas para defender mejor sus
intereses. En un segundo momento apareció la propiedad privada, que trajo consigo el
21
trabajo forzado, la rivalidad y los intereses opuestos. Fue entonces cuando los hombres
instituyeron gobiernos y leyes, dando origen a la sociedad política.

Luego, Montesquieu articula la teoría de la separación de poderes con distintos objetivos y


funciones: legislativo, ejecutivo y judicial.

En esta época podemos descubrir que los filósofos buscaban la verdad científica y se
basaban en la razón para explicar la realidad del mundo en el que vivían. Destacaron
como principales características la importancia de la naturaleza, la razón, la conciencia, la
igualdad y la libertad.

5. ANTROPOLOGÍA EN LA EDAD MODERNA.

La edad moderna inicia con la toma de Constantinopla en 1453.

Al finalizar el siglo XIX el hombre dejó atrás supersticiones y comenzó a conquistar su


librtad frente a las autoridades clericales y seculares, teniendo como jueces a su
conciencia y su razón, gracias a que ha hallado un nuevo principio unificador, la ciencia,
con ello comienza a buscar una nueva unidad en la unificación social y política del mundo
y en el dominio de la naturaleza, fusionando la conciencia moral y la conciencia intelectual.

Descartes por ejemplo, comienza con la ciencia diciendo que todo tiene un orden y un
método para conocer. Intentó demostrar la existencia de Dios por medio de sí mismo a
través de la meditación metafísica, pero se dio cuenta de que el hombre tiene libertad bajo
ciertos parámetros y límites, no es una libertad absoluta.

Personajes como Kant nos hablan sobre la razón, y nos muestra lo que él llamó razón
pura. Podemos, por medio de la razón, en base a una experiencia, es decir, se no brindan
los datos necesarios para el conocimiento, pero antes de adquirirlo, nosotros podemos
tener un juicio antes de conocerlos (razón), y al momento en que se unen y se entienden,
se crea la razón pura.

Nos hablan también, principalmente sobre la moral y la ética.

Nietzsche por ejemplo no se queda en qué es el hombre sino que va más allá, ¿qué
debería ser el hombre? De esta manera, le surge la idea del superhombre. El hombre

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podrá vivir sin la necesidad de que determinen sus acciones por medio de reglas y que
pueda vivir en sociedad, en base a la ética y la moral. Es decir, que el hombre por sí sólo,
sabrá determinar lo que es bueno y lo que malo tanto para sí mismo como para las
personas que le rodean, tomando en cuenta, como principal factor, su dignidad.

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III. ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA DESDE JOSÉ RAMÓN
AYLLÓN.

1. ANIMAL RACIONAL.

José Ramón Ayllón inicia el tema animal racional aclarando que la naturaleza de un ente
expresa su forma de ser y de actuar, es decir, sus cualidades esenciales y sus
operaciones. Claro ejemplo es la naturaleza del agua que está determinada por su
composición química y sus características perceptibles.

“La reflexión sobre la naturaleza humana pasa necesariamente por el análisis de los dos
grandes rasgos que la definen: lo animal y lo racional” (Ayllón, 44), el hombre,
biológicamente, es un animal más, pero muy extraño y diferente a todos los demás
animales. Es único, curioso, confuso y sorprendente. Éste, al inicio de su vida, puede
llegar a ser uno de los mamíferos más desprotegidos, uno de los más propensos a no
sobrevivir en las inclemencias de la naturaleza. Sin embargo, con el paso del tiempo se
desarrolla de manera maravillosa. Al tiempo comenzará a caminar, correr, nadar como los
demás animales del planeta, pero, más aún, aprenderá a pensar, a comunicarse, a
fabricar, y esto es algo que ningún otro animal ha hecho antes. El hombre comienza a
desarrollar su libertad inteligente.

Los hombres somos seres conscientes y libres. Esto lo demuestra la autoconciencia, la


capacidad que tenemos de conocernos a nosotros mismos. Somos conscientes de nuestra
existencia y es una característica que ningún otro ser vivo en la tierra demuestra.

Es la inteligencia la que otorga al ser humano su exclusiva condición de persona. Y es


esta inteligencia la que nos hace preguntarnos de dónde venimos, quiénes somos, por qué
estamos aquí. E inclusive, más específicamente, nos hace preguntarnos sobre aquellas
cuestiones que giran entorno nuestro a diario, es decir, nuestros pensamientos, el alma,
nuestro cerebro. Al querer explicar y entender la relación entre cuerpo y alma, o cerebro y
mente, nos topamos con el dualismo y el materialismo.

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El materialismo, como no acepta más que la realidad física, considera los hechos
mentales como efectos o propiedades de las reacciones que ocurren el cerebro. Una
propiedad procedente de la materia.

Sin embargo el dualismo plantea que la unidad de la experiencia es provocada por la


mente, cuya función es traducir la actividad cerebral, constituyendo la multitud de impulsos
seleccionados. Es decir, la experiencia, lo físico, es distinto al pensamiento, el cual nos
ayuda a comprender la verdad.

Pero, ¿podemos conocer la verdad? Tanto el escepticismo, el relativismo y subjetivismo


niegan que el hombre tenga la capacidad de conocer la verdad. Sin embargo, los sentidos
nos proporcionan la experiencia básica de las cosas y la inteligencia forma conceptos que
nos permiten entender la realidad captada por nuestra sensibilidad. A eso le llamamos el
conocimiento de la verdad, cuando nuestra inteligencia nos permite analizar las
situaciones y determinar si estas son adecuadas, coherentes, útiles y que pueda
transmitirse.

2. ANIMAL ÉTICO.

Hemos visto ya que solo un animal inteligente y libre es capaz de ver la realidad y conocer
la verdad. Esta libertad inteligente nos lleva al progreso, el cual mejora la comprensión y
manipulación de nuestro entorno, creando de esta manera, objetos, procesos y relaciones.
La creación de esto, no suele terminar siempre de la mejor manera. Tenemos la capacidad
de elegir qué es aquello que queremos o que nos conviene tener, de esta manera, el
hombre puede llegar a hacer cosas o elegir posibilidades negativas que causen un daño
propio o a alguna otra persona.

Por ello es necesario una orientación ante estos casos, que nos ayude a sostener una
voluntad inteligente al auxilio de la armonía personal y social, es decir, hacer el bien y
evitar el mal. Así pues, la ética es aquella orientación necesaria para la coexistencia en
sociedad.

Qué es la ética, bien, es parte de la filosofía y esta estudia la conducta moral del hombre,
es decir, el uso adecuado de la libertad, encaminado a la obtención de virtudes.

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La ética por definición busca el bien, y el bien se logra cuando se conoce y se respeta la
verdad. Y el bien es aquello que le conviene a una cosa, lo que la perfecciona. Podemos
aceptar que existen algunos bienes universales, sin embargo, llega el relativismo a
enfrentar esa afirmación en varios aspectos. Comprendemos que la realidad es relativa,
una persona no es igual para su mamá que para sus amigos. Pero aclaremos que relativo
y relativismo no son lo mismo. El relativismo suele confundir la realidad con el deseo, lo
que a uno le parece bien. Así pues, la ética puede ser relativa en lo accidental, pero no
debe serlo en lo esencial.

Al ser la ética relativa en lo accidental, la condición humana es fuente de obligaciones o


leyes de carácter moral. La moral es un estudio de la conducta humana en relación con su
bondad o malicia, fundado en la voluntad divina y la razón humana. Nuestra conciencia
morales una exigencia de nosotros a nosotros mismos, precisamente juzga el bien o el
mal, no de una manera técnica, sino de una manera que afecta a la persona en
profundidad.

“El hombre prudente es reflexivo, pues aunque el no y el sí son breves de decir, a veces
se deben pensar mucho.” (Ayllón, 104), y para ello, es necesario la voluntad de reflexionar
según la ética y la moral.

3. ANIMAL POLÍTICO.

Una sociedad es mucho más complicado que cualquier otro mecanismo u organización
que podamos encontrar, por el simple hecho de que las piezas que la conforman son
personas, todos libres y diferentes entre sí, muy capaces de trabajar unos con otros, pero
también con la gran capacidad de dañarse unos a otros.

“Solo los pueblos libres son capaces de progresar, pues sin libertad desaparece la
iniciativa, decae la economía, se paraliza la vida social. Al mismo tiempo, las iniciativas
sociales surgen, crecen y se consolidan cuando el dinamismo social es encauzado por la
autoridad.” (Ayllón, 139).

Dicha autoridad puede ejercerse de dos maneras: despóticamente o políticamente. La


autoridad despótica es aquella que es ejercida sobre esclavos, con órdenes que sofocan a

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la libertad y que facilita el desorden y la rebelión. Por otra parte, la autoridad política es
aquella, la que los hombres libres se dan a sí mismos para gobernarse, con diálogos y
razones, no es una imposición autoritaria; apela a la responsabilidad y está abierta a la
rectificación.

El ejercicio de la autoridad es una enseñanza muy dificultosa, pero tampoco es fácil saber
obedecer, lo cual es requerimiento necesario para que la autoridad cumpla su función. La
autoridad debe hacerse entender y aceptar, ese diálogo supone confianza y colaboración
mutua.

Forzados a vivir en sociedad, sellados como vivimos por la necesidad de coexistir, nos
conviene jugar limpio, por ello es necesario y conveniente promover la justicia.

La justicia es la garantía del bien individual y del bien social. También es el conjunto de
todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene. El distintivo de la justicia es la
relación al otro. Esto quiere decir que cualquier acción que se realice hacia alguna
persona puede llegar a comprender un ámbito de la justicia, pues, de acuerdo con esto,
todo acto inmoral puede considerarse injusto. Así pues, la convivencia humana se ordena
mediante actos externos, y solo en ese campo se puede juzgar, ya que la interioridad es
inaccesible si el sujeto no la manifiesta. De este modo, el gobierno debe crear leyes justas
que respeten los derechos fundamentales del hombre como: a la vida, a la libertad,
seguridad, igualdad ante la ley, a la educación, a la cultura, etc.

De esta manera llega la política, que es una ciencia práctica que estudia al hombre como
individuo y como ciudadano. No es el reino de la moral ni el amor, sino el ámbito de los
conflictos de interés que han de ser resueltos de forma pacífica. Por estas razones
necesitamos la política: para que los conflictos se resuelvan sin violencia; para que las
fuerzas se sumen en lugar de oponerse; para librarnos de la guerra y del miedo.

Todo esto, porque no somos buenos, ni justos, ni solidarios, pero queremos serlo.

4. ANIMAL SENTIMENTAL.

El sentimiento es el acompañante adosado, pegado, aunque no haya sido invitado, tanto


de la frustración como del logro.
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Cuando conseguimos lo que pretendemos y por lo que luchamos, nos invade un
sentimiento de euforia, de satisfacción, de entusiasmo. Hasta la cara lo manifiesta y se
puede leer en la borde de los labios. También nos sentimos invadidos del sentimiento, por
el contrario, cuando, tras esforzarnos, no hemos llegado a conseguirlo. Nuestras
actuaciones nunca son neutras, siempre van tintadas. Tenemos nuestro interior siempre
ocupado en/con un burbujeante caldo de deseos que aspiramos hacerlos reales.

Hay quienes esos afectos, esas emociones, esas pasiones las manifiestan externamente y,
a veces, de manera incontrolada, extrovertidos, aunque sólo sea ocasionalmente, y hay
quienes las mastican, las examinan, sin, apenas, dejarlas manifestar.

Extra-vertidos e intra-vertidos, pero todos “vertidos”, “tintados”, “coloreados”.

Los sentimientos son estados de ánimo que repercuten de forma constante, en nuestra
conducta externa. Pueden ser pasajeros y elementales como esa pequeña alegría o un
enfado sin importancia. Complejo y duradero, como la felicidad o la depresión, y violentos,
como las pasiones. Sin embargo el sentimiento no ha gozado de gran predicamento y no
ha tenido buena prensa a lo largo de la historia.

Decir de alguien que es/era un “sentimental” ha sido, siempre, cualquier cosa menos un
piropo halagador, sino como signo de “blandengue”.

“Racional” ha sido, siempre, como un ideal a aspirar, mientras “sentimental” ha sido


sinónimo de “flaqueza”, como lo que el sujeto no ha sido capaz de dominar y ha dejado
salir “el tinte”, se le “ha escapado”.

Hemos desviado el conocimiento hacia las cosas, para dominarlas, para apropiárnoslas,
para estar rodeado y vestido de/con ellas y hemos acumulado tantas a nuestro alrededor
que somos incapaces, ya, de desprendernos de ellas, tan adheridas a nosotros, como
para ser capaces de llegar a conocernos. Ser inteligente es saber mantener la armonía
entre Razón y Sentimiento, entre Cabeza y Corazón, entre Verdad y Bondad, entre el
tener cosas y Ser personas.

5. ANIMAL CULTURAL.

Algo muy interesante del hombre es su inadaptación biológica al medio, es decir, su


cuerpo no está preparado para sobrevivir al momento de su nacimiento, o para soportar
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las inclemencias del clima, es el único animal que necesita cubiertos para comer y una
casa para vivir. Sin embargo, superamos ese déficit biológico gracias a la inteligencia y
más aún cuando transforma su ambiente hasta hacerlo habitable o cómodo para su
existencia.

El ser humano no se adecúa naturalmente al medio, sino que su adaptación supone la


evolución reflexiva, pensada e inteligente del ambiente y es eso la cultura: el lenguaje, la
técnica, la moral, el derecho, el arte, la religión. Se podría definir cultura como el modo de
vida de un pueblo, como el medio que un grupo de seres humanos que ocupan un
territorio común ha creado a través de sus ideas. La cultura es un ensanchamiento de la
vida.

Podemos hacer una distinción entre cultura material y cultura mental.

La cultura material está constituida por productos materiales fabricados por el hombre, es
decir, todas aquellas herramientas que creamos para una existencia más venidera,
cómoda y productiva. Mientras la cultura mental, es integrada por formas de pensar,
creencias, costumbres, valores y normas.

Una acción muy común es la de confundir (o usar los términos de una manera
inadecuada) entre cultura y civilización. Ya sabemos que la cultura es el modo de vida de
un pueblo. En ese sentido, una civilización es la agrupación de distintas y diversas culturas
que puede distinguir a un ser humano de otro.

Dentro de una civilización existe el multiculturalismo, que es entendido como la


coexistencia de culturas diversas en un mismo territorio.

Hay varias formas de multiculturalismo, que podemos reducir a simplemente dos: la


formada por distintos grupos étnicos y la formada por grupos marginales (discapacitados,
homosexuales, mujeres, ancianos).

A partir de esa conexión entre personas, el hombre decide comenzar a expresar todo
aquello que lo hace sentir, aquello que juzga bello.

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6. ANIMAL RELIGIOSO.

¿Por qué hablar de religión? ¿Por qué los creyentes se convierten tan famosos? ¿Cómo
responde el Dios de los creyentes al misterio del mal, al escándalo del sufrimiento
humano?

Bien, habrá que tomar en cuenta primeramente que para los creyentes en Dios, Él no es
un algo, sino un alguien, una persona. Podemos analizar y tratar de comprender un
argumento de muchas maneras, pero es difícil y complicado conocer a una persona en
minutos, días o meses. Por ello los creyentes son personas que profesan la fe durante
muchísimo tiempo.

La cuestión sobre de Dios es a causa de varios puntos, en primer lugar nuestra inquietud
sobre el misterio de nuestro origen, necesitamos saber quiénes somos. En segundo lugar
porque desconocemos el origen del universo y porque su misma existencia escapa a
cualquier explicación científica. Además que jamás podremos responder por qué existe.
En tercer lugar porque el universo es una huella, una guía. Si bien sabemos que no
podemos ver a Dios con nuestros ojos, toda la creación nos da una idea de su grandeza y
de su poder. En cuarto y quinto lugar, nos preguntamos sobre Dios porque estamos
hechos para el bien y la justicia. En sexto lugar, advertimos que también estamos hechos
para la belleza, para el amor, para la felicidad. Y al mismo tiempo nos damos cuenta que
nada de lo que está alrededor nuestro nos calma esa sed de sentimientos y emociones.
En séptimo lugar, buscamos a Dios porque vemos morir a nuestros seres queridos y
sabemos que vamos a morir nosotros también. Mantenemos esa esperanza de que algún
día, en algún lugar, volvamos a encontrarnos con esas personas.

Sin embargo, veamos nuestro mundo y nuestra manera de vivir, ¿dónde está Dios? ¿Por
qué permite el mal?

Una respuesta clásica a esto es que Dios puede no crear seres libres, pero si los crea no
puede impedir que hagan el mal, debe de respetar las reglas que Él mismo ha puesto.
Además que, aunque el mal no es querido por Dios, viene de su poder y es conocido,
dirigido y ordenado por Él a algún fin. Lo cierto es que, si Dios es bueno y todopoderoso,
Él aparece como último responsable del triunfo del mal, al menos por no impedirlo.

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Pero conforme más lo vamos estudiando, más nos alejamos de tener una respuesta, y
como decía Pasteur, un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha devuelve a Él.

Por ello, al ser humanos y al ver la muerte, solemos tratar de responder las preguntas
típicas sobre quién soy, quién me ha puesto aquí, qué significa ser hombre, cómo debo
vivir, qué debo esperar después.

Podemos pensar que la muerte acaba con todo, pero recordemos que acaba con el
cuerpo, pero y el alma qué, qué sucede con nuestra mente, aquella que, según el
dualismo, es ajena al cuerpo humano. El carácter de un hombre, sus cualidades, sus
intenciones y sus afectos no pertenecen a un cuerpo, es aquí donde sucede toda la
reflexión sobre el hombre y Dios.

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IV. ANTROPOLOGÍA DE LA MÚSICA.
La música (la práctica cultural que consiste en organizar sonidos estabilizados con fines
expresivos) ha cautivado el interés de los sociólogos. Los primeros especialistas en
tradición y en mitología comparada se interesaban de manera especial por la música, y
más específicamente por los aspectos expresados de la canción, porque esta expresión,
inseparable del teatro, estaba relacionada a los orígenes prehistóricos y a la evolución de
las religiones. El final del siglo XIX fue un gran momento de la investigación sobre los
supuestos orígenes de todas las formas humanas de práctica cultural, arraigada en el
comparativismo de la teoría social y la evolucionista. La música y la danza, tan antiguas y
universales como el lenguaje mismo, aparecían en su función y desarrollo como profundas
expresiones del funcionamiento de los principios evolutivos en la vida cultural. En la
'musicología comparada' la música se consideraba como un complemento intelectual
natural de las categorías materialistas que formaban el fundamento del evolucionismo en
la antropología.

Una de las cuestiones que se plantea la etnomusicología o antropología de la música es


no sólo qué es la música sino también qué función y qué uso tiene para los seres
humanos. Más concretamente, cuando nos referimos a uso queremos referirnos a las
situaciones humanas en las que se emplea la música, y cuando nos referimos
a función entronca con los propósitos a los que sirve.

A menudo, los antropólogos han dicho que la música es un aspecto de la vida


cotidiana que lo impregna todo en las sociedades no alfabetizadas. Por otra parte, en
nuestra sociedad occidental tendemos a compartimentarlo todo, diferenciando entre el
artista puro y el artista comercial, artista aficionado y artista profesional, etc. Sin embargo,
en las sociedades no alfabetizadas, el arte forma parte de la vida. Esto no significa que no
exista una especialización en la música, sino que un número elevado de personas que no
son músicos profesionales participan en ella. En nuestra sociedad hasta ahora
distinguíamos entre arte puro y/o culto (música clásica) y aplicada y/o popular (música de
películas, pop, folk, etc.). Pero esta cuestión cada vez se está difuminado más. Esto no
está tan claro en las sociedades ágrafas, ya que no es tan obvio si la música para
entretener y deleitar sería la música pura y la aplicada, quizás, la que se utiliza con
finalidad curativa. Muy probablemente en estas sociedades no alfabetizadas la música se
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usa en un mayor número de situaciones sociales que lo que hacemos nosotros en
occidente.

El antropólogo e investigador Murdock ideó una clasificación de las distintas actividades


musicales que se pueden dar en los diferentes ámbitos de la cultura:

1. Cultural y material: tecnología y economía. Aquí estarían las canciones y la música


de trabajo, de caza y de cosecha (para obtener buenos resultados en todos estos
aspectos).

2. Instituciones sociales. La música como marcador social de la organización: el ciclo


de la vida incluye canciones de nacimiento, nanas, para el aseo personal,
canciones de amor de los adolescentes, etc. También pueden alabar a distintos
dignatarios políticos.

3. Hombre y universo: sistemas de creencia y control de poder. Esto incluiría


canciones religiosas y las canciones mágicas para curar y para pedir que la caza
sea favorable.

4. Artes gráficas y plástica. El folklore y la danza son los elementos clave de esta
cuarta clasificación. Así nos encontramos melodías para consagrar máscaras de
ritual, etc.

5. Lenguaje. Aquí la importancia la tiene el propio lenguaje de cada cultura y sus


significados.

Numerosos estudios avalan que la música expresa, en todas la culturas, emociones.


Estas emociones son muy variadas y amplias. Algunos antropólogos distinguen la música
que tiene una función solidaria y la catártica o de descarga. Opinan que aquella que más
representa ésta última función es la música de jazz. Otro estudiosos, basándose en la
teoría freudiana, opinan que el arte existe porque satisface necesidades sociales que no
pueden realizar ni proporcionar otras actividades culturales.

“Aunque la música, como la cultura, se localiza fundamentalmente en la psicología


individual y de las emociones, son sus cualidades sociales las que cobran más
importancia en el programa de investigación de una antropología de la música. (…)
la antropología de la música consiste en entender las respuestas emotivas e

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imaginativas de las personas a la expresión sonora de la experiencia y de la
sociabilidad humana.” (Coplan, 2001).

La música cumple una clara misión de entretenimiento en todas las sociedades. La


música comunica algo pero no está claro el qué, ni el cómo ni, muchas veces, a quién. La
música, desde un punto de vista antropológico, no es un lenguaje universal y está
conformada por la cultura a la que pertenece. La música también funciona en todas las
sociedades como representación simbólica. Por otra parte, la respuesta física que produce
la música en todas las culturas viene delimitada por las propias convenciones culturales.
Las diferentes canciones, y la música en general, suponen un refuerzo de la conformidad
a las normas sociales en las distintas sociedades. Contribuyen también a la continuidad y
estabilidad de una cultura así como a la integración de la sociedad.

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V. CONCLUSIÓN.
Una explicación biológica de nuestro ser nunca será suficiente, ni siquiera un explicación
filosófica, e incluso nuestro pensamiento sobre Dios resulta ser escaso e incomprensible
para el hombre. Pero, todos estos ámbitos juntos, crean una armonía casi perfecta de algo
tan maravilloso y complejo como lo es el ser humano.

Es de esta manera en la que poco a poco vamos creando la conceptualización de la


naturaleza del hombre. El ser humano necesita conocerse, la mejor manera de hacerlo es
en base a su cultura y puede ser representada como el proceso de autoliberación del
hombre, donde el lenguaje, el arte, la religión, la ciencia, componen varias fases de este
proyecto. En todas ellas el hombre descubre un nuevo poder, el de construir su propio
mundo en base a su manera de ver la realidad, el poder de crear un mundo ideal. Poco a
poco vamos construyendo la significación del hombre en todas sus actividades.

Impresiona la manera en la que buscamos, ante todo, saber quiénes somos, de dónde
venimos, cuál es el fin que tenemos en esta vida, y también, si existe otra. Esto es lo que
nos hace ser hombre, nuestra gran capacidad de entender y comprender las cosas, pero
el gran vacío que tenemos de conocimiento es lo que nos impulsa a siempre ir por más, a
no quedarnos estancados y estar siempre al tanto de los cambios que existen en el
hombre día con día. Ir de la mano de nuestra evolución, si es que evolucionamos.

Así como nuestro conocimiento puede llegar a ser vano o incompleto, mientras el hombre
piense de distinta manera siempre y vaya, con el paso del tiempo, cambiando su
perspectiva y sus pensamientos, será casi imposible conocer al hombre en su totalidad.
Pero lo que tenemos en este momento, el conocimiento que hemos adquirido hasta hoy
sobre nuestros comportamientos como seres culturales, ayuda y beneficia al
entendimiento de nuestro ser.

Pero, en síntesis, podemos afirmar que el hombre es un ser productor, transformador y


creador; mediante su trabajo transforma la naturaleza exterior, se plasma en ella y, a la
vez, crea un mundo a su medida, y aún más, es un ser social, modifica la naturaleza y la
obliga a servirle. Es el ser dominante.

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VI. BIBLIOGRAFÍA.

 Cámara de Landa, Enrique: Etnomusicología (Madrid: Instituto Complutense de

Ciencias Musicales. ICCMU, 2003)

 Cruces, Francisco (Coord.): El sonido de la cultura. Textos de Antropología de la

Música. Antropología 15/16 (marzo-octubre 1998, número especial)

 COPLAN, David: “Músicas” en Revista Internacional de Ciencias Sociales.

153.Acceso: http://www.unesco.org/issj/rics/coplanspa.html (julio, 2001)

 Cassirer, Ernst. Antropología Filosófica, Quinta edición en español (Colección

Popular), 1968. México.

 De Saint Exupery, Antoine. El Principito.

 Ayllón, José Ramón. (2011). Antropología filosófica. Editorial: Ariel. Barcelona.

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