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DERECHO DE OBLIGACIONES

PAGO POR CONDONACION


UNIVERSIDAD CIENTÍFICA DEL PERÚ
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ASIGNATURA : DERECHO DE OBLIGACIONES

DOCENTE : ABOG. DA SILVA TORRES, Carlos Andres

CICLO : VIII

AULA :

ALUMNOS :

SAN JUAN – PERÚ


2017
DEDICATORIAS Y AGRADECIMIENTOS

Al creador de todas las cosas, el que nos ha


otorgado fortaleza para continuar cuando hemos
estado a punto de caer; por ello con toda
la humildad que emana de nuestros corazones,
dedicamos primeramente
este trabajo a dios.

De igual forma, dedicamos este trabajo a nuestros


padres que han sabido formarnos con
buenos sentimientos, hábitos
y valore, los cual nos ha ayudado a salir adelante
en los momentos más difíciles
de nuestras vidas.

Los Alumnos
DEDICATORIAS
AGRADECIMIENTOS
INDICE
CAPITULO I
LAS OBLIGACIONES
1. LA OBLIGACION
2. LA EXTINCION DE LA OBLIGACION
2.1. GENERALIDADES
2.2. CONCEPTO
2.3. MODOS
CAPITULO II
LA CONDONACION
3. CONCEPTO
4. COMO SE HACE UNA CONDONACION DE UNA DEUDA
5. ¿CUANDO SE PRESUME UNA CONDONACION TACITA?
6. IMPORTANCIA DE LA ACEPTACION POR EL DEUDOR
7. EL PRINCIPIO DE RES INTER ALIOS ACTA EN LA CONDONACION
8. DERECHOS RENUNCIABLES E IRRENUNCIABLES
9. LA CONDONACIÓN PUEDE HACERSE POR LA SOLA VOLUNTAD DEL
ACREEDOR, SIN CONTRATO
10. SI PUEDE HACERSE LA CONDONACION POR PARTES
11. DE LAS DIFERENTES ESPECIES DE CONDONACIONES
11.1. DE LA CONDONACION REAL
11.2. DE LA CONDONACION PERSONAL
12. ¿QUE CLASE DE PERSONAS PUEDEN HACER CONDONACION Y A QUIEN?
12.1. ¿QUE CLASE DE PERSONAS PUEDEN HACER CONDONACION?
12.2. ¿A QUIEN PUEDE HACERSE LA CONDONACION?
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCIÓN

Entre los artículos 1295 y 1299, el Código trata de la condonación o remisión.


No incorpora novedades significativas en relación al Código Civil de 1936. El
artículo 1295 se inspira en el artículo 1298 del Código de 1936, de texto similar al
artículo 1244 del Código Civil de 1852. Este precepto introduce, sin embargo, dos
nuevos conceptos de singular importancia .. La condonación, en primer término, no
perjudica el derecho de terceros. En segundo término, ella requiere ser aceptada
por el deudor: la extinción de la obligación solo opera a mérito del acuerdo entre el
acreedor y el deudor.

El último principio enunciado es esencial. A nadie puede imponérsele una


liberalidad; así está concebida la ley civil peruana. Las donaciones, es decir, los
actos de liberalidad inter ·vivos, requieren de la aceptación del donatario para que
surtan efecto. En actos de disposición mortis causa a título gratuito, queda abierta
al heredero o legatario la posibilidad de renuncia, en las condiciones y plazos
señalados por los artículos 672 a 680 del nuevo Código1.

No sería razonable, por tanto, atribuir a una liberalidad, esto es, a la remisión,
los efectos jurídicos de extinguir la obligación si no se cuenta con el
consentimiento del obligarlo, es decir, de aquél a cuyo favor operó, pues nadie
puede ser constreñido a aceptar un acto de beneficencia.

El requisito del consentimiento del obligado, aunque formulado en otros


términos, es similar al concebido por los artículos 397 del Código Civil Alemán, 338
del Código Libanés, 1236 del Código Italiano y 863 del Código Portugués.

No obstante que es innecesario que se mencione en la norma, la condonación


está sujeta a las contingencias sustanciales de los actos de liberalidad, tales como la
colación y la oficiosidad, en la misma medida en que, desde el punto de vista
adjetivo, no requiere formalidad alguna.

1Osterling Parodi, Felipe. (2007): Las Obligaciones, editora jurídica GRIJLEY, 8va edición, Lima, pàg.
215-216.
Se ha omitido un precepto igual al artículo 1299 del Código de 1936, pues éste
ya quedó consignado en los artículos 1179 y 1181 riel nuevo Código -que tratan de
las obligaciones indivisibles- y en los artículos 1188 y 1189 -que regulan las
obligaciones solidarias2.

2 Osterling Parodi, Felipe. (2007): Óp. Cit., pág. 215-216.


CAPITULO I
LAS OBLIGACIONES

13. LA OBLIGACION

La obligación es el objeto del contrato (art. 1402 C.C.). Por eso se considera que
éste sólo tiene efectos obligacionales, más no efectos reales, ya que crea
obligaciones más no derechos reales. Cabanellas específica al respecto «La
obligación es un precepto de inexcusable cumplimiento, el vínculo legal, voluntario
o de hecho que impone una acción o una omisión… Con mayor sujeción a la
clasificación legal el vínculo de Derecho por el cual una persona es constreñida
hacia otra a dar, a hacer o a no hacer alguna cosa»3

La Connotación de derecho obligacional es muy variado el concepto de


obligación a la luz de nuestro idioma español, ya que tiene diferentes significados
en los que no necesariamente se tiene que hacer alusión al derecho, podemos
definir tipos de obligación como por ejemplo, las morales civiles, religiosas e
incluso cívicas; y en este entorno encontramos el concepto primitivo de obligación
que se encontraría estrictamente ligado a la persona.

Para la justificación de dicho suceso tomaremos como referencia lo establecido


en el legendario imperio romano y la constitución de las XII tablas, año 450 a.c.,
constituida por petición expresa de los plebeyos y tomada como base hasta hoy
por todas las naciones del mundo, el conocido autor 4J. M.URIA describe así este
concepto "(...) Una persona demandó a su vecino por haber cortado unas vides de
su propiedad. Sin embargo, al hacer valer su derecho ante el magistrado, expresó
que reclamaba por las vides, cuando la ley de las XII Tablas con cedía acción
respecto de la palabra árboles en sentido genérico. Este error motivó que perdiera
el 'Juicio". Después, durante el procedimiento formulario, el derecho de acción
pasa a ser el derecho material en camino a convertirse en una fórmula, a efectos de
obtener una declaración judicial que lo reconozca. En aquella época, a cada

3 Cabanellas de Torres, Guillermo. Diccionario Juridico Elemental. Buenos Aires: Heliasta, 2006.
4 J. M. URÍA, Derecho romano, Bogotá, Editorial Imprenta del Corazón de Jesús, pág.469.
derecho le correspondió una acción y una fórmula específica. Así, correspondía una
acción posesoria.

Este hecho llego incluso a formar parte de composiciones literarias, escritas


por autores reconocidos como William Shakespeare en los clásicos como la obra
EL MERCADER DE VENECIA, adaptación de un entorno aún más drástico que el de
hoy pero no tan separado de nuestra realidad. A lo largo de los años este concepto
se fue transformando, llagando a imponer nuevas formas de extinción y solución a
los conflictos y promesas formuladas, creando definiciones más concretas e
interpretativas como la mencionada por la edición de 5GACETA JURIDICA, con
respecto al código civil derecho de obligaciones, que a la letra señala "(...)

Luciano Barchi Velaochaga. «Vivimos en un mundo donde los recursos son


escasos y las necesidades del hombre son ilimitadas. La escasez puede ser definida
como "la insuficiencia de los bienes y/o servicios disponibles para satisfacer todos
los deseos y necesidades de los seres humanos". El hombre primitivo era
autosuficiente y autárquico, debía producir por sí mismo lo suficiente para su
propio consumo, como señala De Trazegnies: "dentro de sociedades más simples y
primitivas, muchas de las necesidades pueden ser satisfechas a través de una
economía de autoconsumo y, en ese caso, el hombre es bastante autárquico, es
relativamente independiente de los demás hombres". El hombre moderno se
concentra en la producción de un solo bien o quizá de unos cuantos bienes. El
hecho de concentrarse en la producción de un solo bien o de unos cuantos bienes
se denomina especialización (...) en la sociedad moderna las necesidades
individuales se satisfacen a través del mercado y el mercado es inconcebible sin
referencia al conjunto, sin referencia a la sociedad toda, porque no consiste en otra
cosa que en un intercambio generalizado de bienes y servicios".

En otras palabras, en la sociedad moderna, cada individuo no produce


directamente lo que consume sino que produce un bien o servicio que otros

5 GACETA JURIDICA, código civil derecho de obligaciones tomo VI. Serie de derecho
necesitan, para intercambiarlo por lo que él necesita. “Esta es la razón del contrato
y por ende el surgimiento de toda obligación”.»6

14. LA EXTINCION DE LA OBLIGACION

14.1. GENERALIDADES

Las obligaciones tienen una vigencia temporal, son instituciones de


existencia corta, porque, como la vida misma, tienen un comienzo y un final. Su
nacimiento está representado por la celebración o concentración, cuando
ambas partes, acreedor y deudor se ponen de acuerdo para darle existencia
impulsados por una necesidad constituyendo la primera fase de este proceso,
lo siguiente será pactar el tiempo y condiciones, llegando a concluir con el
mismo acto.

14.2. CONCEPTO

Los modos de extinguir una obligación son representados en sucesos y o


acciones que ocasionan el rompimiento de un convenio firmado o estipulado
por ambas partes, estos deberán desarrollar determinados comportamientos a
fin de lograr el rompimiento antes mencionado. García Téllez «Son los hechos
en virtud de los cuales la obligación deja de existir. En general estos hechos son,
sin perjuicio de lo que pueda establecer cada Legislación en particular» 7

Al culmen podemos observar dos expresiones simultáneas:


 Satisfacción: el acreedor, expresa esté sentimiento al haber cumplido
sus expectativas.
 Alivio: el deudor expresa esta por haber liberado su carga prestacional.

Debe señalarse que el interés por la extinción del contrato es recíproco y


firmado en libre testimonio es decir de forma voluntaria.

6 BARCHI VELAOCHAGA, Luciano. Reflexiones en torno a la determinación del precio en el contrato


de compraventa. En Contratos Mercantiles. Revista Peruana de Derecho de la Empresa. Serie
Derecho. Lima, 1995
7 Garcia Tellez, Alejandra. Manual de Derecho de las Obligaciones. España: Puebla, s.f.
14.3. MODOS

La extinción obligacional adopta diversos modos uno de ellos el más


importante, el cumplimiento, pero existen otro como los detallados a
continuación:

 EL PAGO
 LA NOVACION
 LA CONSOLIDACION
 REMISIÒN O CONDONACION
 LA COMPENSACION
 LA TRANSACCION
 EL MUTUO DISENSO
CAPITULO II
LA CONDONACION

15. CONCEPTO

La condonación constituye una de las formas de extinción de las obligaciones


previstas por el Código Civil8). Condonar es perdonar una deuda9 o, en expresiones
distintas, renunciar a un crédito con la anuencia del deudor·10. Así, cuando el
acreedor perdona una deuda y el deudor conviene en ello, se extingue la obligación
a cargo de este último. Lo mismo significa remisión de deuda.

Este vocablo proviene de remitir (perdonar), no confundiéndose con la otra


acepción de la palabra remisión, que viene de remir.11. Remisión de deuda, en el
sentido en que la estamos utilizando, es liberarse de la deuda, del compromiso, de
la obligación; significa, en fin, perdonar, y se atribuye como pago. Remisión de la
deuda es, por tanto, una renuncia gratuita en beneficio del deudor; la gratuidad es
la esencia de la remisión.

Nuestro Código Civil vigente sólo emplea en todo su articulado el término


"condonación", a diferencia del Código Civil de 1936, que utilizaba indistintamente
las palabras "condonación" o "remisión", las mismas que, como hemos señalado,
son sinónimas. Nos parece acertado, no obstante que en nuestro lenguaje resulta
más elegante el empleo de sinónimos a fin de no "repetir" palabras, uniformar con
un solo término esta figura jurídica, ya que es más eficiente dar prioridad a la
claridad y exactitud de las instituciones.

8 Los modos de extinción de obligaciones regulados por nuestro ordenamiento civil son el pago, la
novación, la compensación, la condonación, la consolidación, la transacción y el mutuo disenso.
9 Estamos circunscribiendo el término al ámbito del derecho civil, ya que en derecho penal la

condonación es el indulto de la pena de muerte.


10 Veremos a lo largo de este análisis que la renuncia, por ser un acto unilateral, es una suerte de

género, siendo la condonación la especie, por requerir de la manifestación de la voluntad de la otra


parte (deudor).
11 Esta acepción de remisión (remitir), que proviene de remir, alude a hacer referencia a algo, hacer

alusión, reportar (por ejemplo, cuando un dispositivo del código hace remisión -nos remite- a otro
artículo del mismo cuerpo normativo).
Karl Larenz12 señala que la relación obligatoria puede extinguirse por voluntad
de los participantes en ella por medio distinto del pago o satisfacción del acreedor;
de esta forma, el crédito se extingue si su acreedor renuncia a él. Esta renuncia es
llamada por los tribunales de justicia como remisión o condonación de la deuda,
para la cual se exige un contrato entre acreedor y deudor. Lo mismo opinan Maree!
Planiól y Georges Ripert13, pero para ellos el único carácter constante de la
remisión de la deuda (que es el abandono voluntario por parte del acreedor de sus
derechos), es muchas veces más supuesto que real, ya que por ejemplo, en los
contratos colectivos -en que la mayoría puede obligar a la minoría- la voluntad de
conceder dicha remisión puede no haber existido efectivamente en la totalidad de
los acreedores; sin embargo, se considerará aceptada por todos, inclusive por
quienes se opusieron a ella.

La mayor parte de los autores que tratan este tema hacen incidencia sobre el
aspecto del perdón por el acreedor al deudor como eje de la figura14. Josserand15 y
Bonnecase16 por su parte, se circunscriben más hacia un acto de renuncia, una
abdicación del acreedor a exigir el cumplimiento de la obligación, que hacia un
convenio entre ambas partes. De igual forma, Valencia Zea17 entiende a la remisión
o condonación de una deuda como la renuncia del acreedor a exigir su
cumplimiento, cuya razón principal estriba en el animus donandi del acreedor. De
similar parecer, Doménico Barbero18 considera que "hay remisión de la deuda"
cuando el acreedor comunica al deudor la propia decisión de exonerarlo de su
deuda. Y Alberto Trabucchi19 sostiene que si el derecho subjetivo -y el derecho

12 LARENZ, Karl. Derecho de Obligaciones. Tomo l. Madrid: Revista de Derecho Privado, 1958.
p.439.
13 PLANIOL, Maree! y RIPERT, Georges. Tratado práctico de derecho civil francés. Tomo VIL (Las

Obligaciones, Segunda Parte). Traducción española del doctor Mario Díaz Cruz del Colegio de
Abogados de La Habana. La Habana: Cultural, 1945. p.640.
14 Así, ver LLAMBIAS, Jorge Joaquín. Tratado de Derecho Civil. 4a.ed. actualizada por Patricio Raffo

Benegas. Tomo IIL Buenos Aires: Abeledo Perrot, 1983. p.l69; OSPINA FERNANDEZ, Guillermo.
Régimen General de las Obligaciones. Bogotá: Temis, 1987. pp.475 y 476; WEILL, Alex y TERRE,
Francois. Droit Civil. Les Obligations. 4a.ed. París: Precis Dalloz, 1986. p.1031.
15 JOSSERAND, Louis. Derecho Civil. Tomo 11. Vol.IL Buenos Aires: Bosch, 1952. p.729
16 BONNECASE, Julien. Elementos de Derecho Civil. Derecho de Obligaciones. Tomo 11. Traducción

de José M. Cajica. Puebla: Biblioteca Jurídico-Sociológica, 1945. p.464.


17 VALENCIA ZEA, Arturo. Derecho Civil. Tomo III. Bogotá: Temis, 1988. p.458.
18 BARBERO, Doménico. Sistema del Derecho Privado. Tomo III. Buenos Aires: Ediciones Jurídicas

Europa-América, 1967. p.318.


19 TRABUCCHI, Alberto. Instituciones de Derecho Civil. Tomo 11. Madrid: Revista de Derecho

Privado, 1967. p.88.


subjetivo de crédito en particular- consiste en el reconocimiento de la relevancia
de una determinada voluntad, es lógico que tal derecho cese y la relación
obligatoria se extinga cuando el sujeto activo renuncia a su poder. Vista de este
modo, la extinción de la obligación por remisión de la deuda se funda en ese
principio.

Acierta Dupichot20, sin embargo, al señalar que la remisión de la deuda es una


convención por la cual el acreedor abandona o rebaja, completa o parcialmente, su
crédito en favor del deudor (puede tratarse de disminución de intereses,
ampliación de plazos de pago, etc.); no exigiéndose la intención liberal (rebajas
ofrecidas por el acreedor en caso de pago inmediato, rebajas de la deuda en caso
de concordato, etc.).

Siendo un acto jurídico, la remisión de la deuda debe obedecer a los principios


generales de todo acto jurídico, esto es: seguir las reglas de validez de los contratos
o de los testamentos, si la remisión resulta de un legado; la aplicación eventual de
las reglas de las liberalidades para la determinación de la cuota disponible, como la
capacidad de disponer a título gratuito, etc. En cuanto a su efecto, él es muy
preciso: el deudor queda liberado como si hubiese pagado, pues el crédito se
extingue.

Cazeaux y Trigo Represas21 indican que la remisión de deudas es un caso


particular del fenómeno genérico de la renuncia, que puede ser definida como el
acto por el cual el acreedor abdica de sus derechos creditorios y de esa manera
libera a su deudor. Por ello, dichos autores explican que partiendo de la base de.
que la "remisión de deuda" no es más que una renuncia específica de derechos
creditorios, el artículo 876 del Código Civil Argentino establece que "lo dispuesto
en los cuatro artículos primeros del título anterior (De la renuncia) es aplicable a la
remisión de la deuda hecha por el acreedor", con lo cual resultan aplicables a la
remisión los principios que rigen la renuncia en cuanto a capacidad, prueba y
clases.

20 DUPICHOT, Jacques. Derecho de las Obligaciones. Traducción de Rosángela Calle. Bogotá: Temis,
1984. pp.117 y 118.
21 CAZEAUX, Pedro N. y TRIGO REPRESAS, Félix A. Compendio de Derecho de las Obligaciones.

Tomo IL La Plata: Platense, 1986. pp.381 y 382.


Por último -en cuanto a doctrina sobre el concepto de condonación-, Guillermo
Cabanellas, en su Diccionario enciclopédico de derecho usual22(l 5>, enseña que
cuando la condonación se concreta en la esfera obligacional, constituye en verdad
una donación, "porque tanto se da cuando se entrega como cuando se deja de
exigir lo que el otro debía a su vez entregar", pero con la diferencia de que la
condonación no funciona como liberalidad sino como causa extintiva de las
obligaciones.

16. COMO SE HACE UNA CONDONACION DE UNA DEUDA

Según los principios del Derecho romano, había acerca de ese punto una
diferencia entre las obligaciones civiles que resultaban de los contratos
consensuales, y las otras obligaciones civiles que resultaban de un contrato real, o
verbal. Respecto de los contratos consensuales se hacía la condonación por simple
pacto, y la obligación quedaba extinguida (L. 35, D. de Reg. Jur.). En cuanto a las
demás obligaciones civiles, para que la condonación las extinguiere de pleno
derecho, era preciso que se hiciere bajo la solemne fórmula de la aceptación
simple, si provenía la obligación de estipulación, aquiliana, si era un contrato real
(véase el título de acceptis, en las Instituciones y Pandectas). El triple pacto de
quedar libre el deudor no extinguía la obligación de pleno derecho, pero tenía el
deudor una excepción eficaz contra el acreedor que pretendía el pago de una
deuda contra la fe del pacto. Esta distinción y sutileza no son conocidas en nuestro
Derecho, y las deudas, de cualquiera clase y forma que sean, se extinguen de pleno
derecho por el pacto de condonación, con tal que el acreedor tenga facultad para
disponer de sus usus, y el deudor no sea de aquellos a quienes el acreedor no
puede hacer donación23.

Es por lo que todo lo que se ha dicho en el título del Digesto (de accept.) sobre
la forma de la aceptación, no tiene ninguna aplicación en nuestro Derecho francés y
especialmente que la aceptación no puede hacerse sino bajo una condición (i. 4, D.
de accept).

22 CABANELLAS, Guillermo. Diccionario enciclopédico de derecho usual. Tomo IL Buenos Aires:


Heliasta, 1982. p.274.
23 Pothier, Robert J. Tratado de las Obligaciones, pág. 377.
Entre nosotros no hay nada que impida que un acreedor pueda hacer depender
de una condición la remisión que hace de la deuda, y el efecto de tal remisión es
hacer la deuda condicional, lo mismo que si hubiera sido contratada bajo una
condición contraria24.

17. ¿CUANDO SE PRESUME UNA CONDONACION TACITA?

La condonación de una deuda puede hacerse no sólo expresa, sino también,


cuando median algunos hechos que dan lugar a presumirla. Por ejemplo: si el
acreedor devuelve a su deudor el debitorio o escritura en que se contiene la
obligación, se presume que le condona la deuda (L. 2, § 1, D. de pact.). Si la
escritura estaba firmada por muchos deudores solidarios, y el acreedor la devuelve
a uno de ellos, hay algunos doctores que piensan que debe únicamente presumirse
una condonación personal de la deuda a favor de aquel a quien se ha entregado la
escritura, y no a favor de los demás. Por el contrario, parece, sin embargo,
presumirse que el acreedor ha entendido condonar y extinguir enteramente la
deuda; porque sí hubiera querido librar a uno solo de los deudores, habría
retenido aquel documento que le era necesario para hacer que los demás le
pagasen25.

¿La posesión en que se encuentra el deudor de la escritura da lugar a presumir


que el acreedor se lo ha devuelto? Boiceau, apoyándose en antiguos doctores hace
una distinción: dice que si el deudor alega que él ha pagado la posesión de la
escritura, hace presumir e! pago, a menos de que el acreedor no pruebe lo
contrario; más si él alega que el acreedor le ha condonado la deuda, la posesión en
que está del recibo, no le parece suficiente, y debe probar que el acreedor se lo ha
entregado voluntariamente; por cuanto la condonación es una donación que no se
presume según esta regla: Nenw donare facile prcesumihtr. Yo no creo sólida esta
distinción, y pienso que se debe indistintamente decidir que la posesión de la
escritura por el deudor debe hacer presumir que le ha sido devuelta por el
acreedor, o como pagada, o como condonada, a menos de que el acreedor no
justifique lo contrario; puta, que la escritura le ha sido robada. En vano se dirá que

24 Pothier, Robert J. óp. cit., pág. 377.


25 Pothier, Robert J. óp. cit., pág. 378.
la donación no se presume; pues eso quiere decir que no se presume fácilmente, y
sin que haya un motivo suficiente para presumirla; ahora bien, según la ley citada,
hay un motivo suficiente para presumir la donación y liberación de la deuda,
cuando el acreedor ha remitido la escritura al deudor; y la posesión de ésta por el
deudor debe también hacer presumir que el acreedor se la ha devuelto, puesto que
es la vía natural por la cual la posesión ha podido pasar de la persona del acreedor
en cuyas manos estaba, a las del deudor. Y no es mejor el argumento sacado de la
Ordenanza, que determina que los contratos cuyo objeto excede cien libras se
prueben por escrito. Esta ley no ha querido excluir por aquí más que la prueba
testimonial, y no las presunciones que resultan de los hechos confesados por las
partes26.

La distinción de Boíceau sobre la cualidad de la persona del deudor es más


fundada. Si el deudor fuera un dependiente o un criado del acreedor en situación
para poder apoderarse del recibo, la posesión en que estuviera de la escritura, no
podría ser una presunción suficiente, ni de la condonación, ni del pago; tampoco lo
sería el tenedor de la escritura era un vecino a cuya casa hubiese llevado el
acreedor sus efectos, en caso de un incendio.

Lo que se ha dicho respecto de la escritura de una obligación no debe


extenderse a la copia de un contrato de constitución de censo, o de una obligación
de la que exista el original en poder del notario. Aunque esta copia se encuentra
entre las manos del deudor, no resulta una presunción suficiente del pago o de la
remisión de la deuda, a menos de que no concurran otras circunstancias, pues el
original que queda en casa del notario, y que no ha sido saldado, da a entender que
si la copia no fué robada al acreedor, cedió a lo más, porque sabía que esto no le
perjudicaba quedándose el original.

Tampoco hace presumir la condonación ni el pago, la restitución de las cosas


que el acreedor tenía en prenda (L. 3, D. de pact.); pues ha podido en eso no tener
otra intención que hacerle gracia de la garantía, y no de la deuda. Se presume que
un acreedor ha renunciado a la solidaridad de los deudores solidarios, cuando les
ha admitido a pagar sus partes por separado. (Véase supra, Nº 277 y siguientes).

26 Pothier, Robert J. óp. cit., pág. 378-379.


En un contrato sinalagmático, si antes de que haya sido ejecutado, existe entre
los contrayentes una estipulación, en virtud de la cual se declara libre al uno de
ellos de su obligación, se presume también que el otro queda libre de su obligación
recíproca. Por ejemplo, si luego que vos me habéis vendido una cosa, convenimos
en que yo os declaro absuelto de la obligación de entregarme la cosa vendida, se
presume, que también así me absolvéis de la entrega del precio (L. 23, D. de
accept.)27.

18. IMPORTANCIA DE LA ACEPTACION POR EL DEUDOR

Como hemos visto, la mayor parte de los autores se centran en el animus


donandi del acreedor y en el subsecuente acto de renuncia a su crédito. Pero ¿qué
sucede si el deudor no desea ser condonado, es decir, qué pasa con el derecho de
toda persona a pagar su deuda, a cumplir con su obligación? Dicho de otro modo,
¿dónde se encuentra el principio de no afectación a terceros con nuestros actos?

La gratuidad implica una liberalidad por parte del acreedor, quien se encuentra
realizando un acto parecido a la donación28, pero no respecto a un bien, sino en
relación a un crédito en favor de la misma persona que está obligada a satisfacerlo.

Asimismo, el sujeto a ser beneficiado con tal renuncia (el deudor) debe prestar
su asentimiento, pues el pagar las propias deudas constituye un derecho. No
entraremos a detallar las múltiples razones–muchas no relevantes para el
Derecho- que pueda tener una persona para mantener su débito, o los motivos por
los cuales prefiera honrar su deuda, pero lo cierto es que tiene la potestad
soberana y absoluta de optar por pagar su deuda o aceptar, en el caso de un
ofrecimiento de condonación por su acreedor, no pagarla. Los favores, así como los
regalos y, en general, los actos de beneficencia, no se imponen a quien no desea
recibirlos; lo contrario sería avasallar a la persona en su dignidad personal. Por
ello la norma del Código Civil establece que la condonación de la deuda es un acto
bilateral ("la condonación de la deuda efectuada de común acuerdo entre el

27Pothier. óp. cit., pág. 379.


28Siendo la donación un contrato, se requiere que el donatario exprese su consentimiento. Además,
no se puede obligar a nadie a 126 recibir bienes a título gratuito.
acreedor y el deudor"), ya que requiere de convenio entre ambas partes; de lo
contrario, no tendrá validez ni surtirá efectos, es decir, no extinguirá la obligación.

Así, por mucho que el acreedor insista en no cobrar su crédito y se lo


comunique a su deudor por diversos medios (personalmente, por teléfono, por
facsímil, por correo electrónico, por carta notarial, etc.), si no hay respuesta por
parte del deudor en sentido afirmativo, la obligación subsistirá y el deudor
mantendrá su derecho a pagarla, consignando la prestación en caso necesario. Por
ello, desde que la condonación implica consentimiento entre acreedor y deudor,
esta figura supone un contrato. Por otro lado, del propio numeral del código se
desprende que, a fin de que la condonación surta su principal efecto (cual es
extinguir la obligación) se requiere su probanza. Por esta razón, tal probanza debe
ser clara y objetiva (vía contrato escrito, o algún signo visible, como la devolución
del documento original en que consta la deuda), pudiendo ser material o
inmaterial, pero inequívoca, como veremos más adelante.

Es conveniente precisar, aunque podría parecer evidente, que el término


"deuda" en el numeral bajo comentario (artículo 1295) no se circunscribe a
obligaciones de dar, sino que abarca también a las obligaciones de hacer y a las de
no hacer. Si Pablo está obligado con Rosa a realizar un trabajo de fumigación en el
jardín de ésta, podría ocurrir que Rosa, motivada por un sentimiento de
compasión, dada la mala salud de aquél, decidiese condonarle tal deuda. En ese
caso, ella debería informar a él sobre su decisión y recibir su conformidad. De esa
manera, se extinguiría la obligación de hacer de Pablo. Y en el caso de las
obligaciones de no hacer el acreedor no podría imponerle una condonación a su
deudor, porque éste, de no aceptarla, simplemente continuaría absteniéndose. La
aceptación del deudor a fin de que se pueda extinguir su deuda por condonación
siempre fue un requisito para el Derecho, no admitiéndose la condonación por
declaración unilateral del acreedor. Así, en el derecho romano se distinguían tres
clases de contratos de extinción de obligaciones en la materia que estamos
tratando29.

29ENNECCERUS, Ludwig y otros. Tratado de Derecho Civil. Vol.J. Barcelona: Bosch, 1950.
pp.361 y 362.
19. EL PRINCIPIO DE RES INTER ALIOS ACTA EN LA CONDONACION

Siendo la condonación una renuncia del acreedor a un crédito -aprobada por el


deudor-, ella viene a ser un acto de disposición, por lo que se debe prestar atención
a los derechos de terceros, los mismos que no deben ser vulnerados30. Sería el
caso, por ejemplo, de Alberto, quien tiene un crédito exigible a su favor por
8,000.00 nuevos soles que Ana le debe pagar.

Imaginemos que los ingresos de Alberto tan sólo le alcanzan para cubrir sus
necesidades básicas, sin posibilidades de generar ahorros, y que además tenga dos
acreedores cuyos créditos han vencido y se mantienen aún impagos. En este
supuesto, dado que las normas restrictivas de derechos.

Dado que la condonación es una especie dentro del género de la renuncia,


resulta necesario conocer a qué derechos se puede renunciar y a cuáles no. Para así
estar en aptitud de determinar qué derechos pueden condonarse. En términos
generales, como veremos, la renuncia es la abdicación a cualquier derecho, ya sea
de carácter patrimonial, extrapatrimonial u obligacional, en tanto que la
condonación importa la renuncia a la prestación de una obligación la única forma
en que Alberto puede honrar su deuda es cobrando la suma que Ana le adeuda,
entregándosela

La noción de derecho subjetivo dentro de un a sus acreedores, si condonara la


deuda de Ana atentaría contra los derechos de dichos acreedores, esto es contra
intereses ajenos, lo que está proscrito por el Derecho. Lo mismo ocurriría en el
supuesto de Pedro, viudo y padre de dos menores, único sostén del núcleo familiar.
Si Pedro estuviese atravesando por una delicada situación económica y condonara
una deuda, atentaría contra los intereses y derechos de su familia, perjudicando a
terceros con su renuncia, la misma que no sería posible por afectar los intereses
colectivos. Caso distinto sería si su situación económica le permitiera disponer de
tal suma, alterando insignificativamente su patrimonio.

30 El propio artículo 1295 del Código establece esta restricción: "De cualquier modo que se pruebe
la condonación de la deuda efectuada de común acuerdo entre el acreedor y el deudor, se extingue
la obligación, sin perjuicio del derecho de tercero".
20. DERECHOS RENUNCIABLES E IRRENUNCIABLES

Sólo se puede renunciar a los derechos (y dentro de ellos se encuentran los


créditos) establecidos en interés individual o particular del renunciante, mas no a
los concedidos con miras a satisfacer intereses más amplios, es decir, aquellos que
abarquen el orden público. Esto significa que hay derechos renunciables y otros
derechos que, por disposición de la ley, no son susceptibles de renuncia. De esto
último se infiere que sólo son irrenunciables los derechos señalados por norma
expresa; el criterio de la analogía no se aplica a las normas restrictivas de
derechos.

Dado que la condonación es una especie dentro del género de la renuncia,


resulta necesario conocer a qué derechos se puede renunciar y a cuáles no. Para así
estar en aptitud de determinar qué derechos pueden condonarse. En términos
generales, como veremos, la renuncia es la abdicación a cualquier derecho, ya sea
de carácter patrimonial, extrapatrimonial u obligacional, en tanto que la
condonación importa la renuncia a la prestación de una obligación31.

21. LA CONDONACIÓN PUEDE HACERSE POR LA SOLA VOLUNTAD DEL


ACREEDOR, SIN CONTRATO

Hemos visto que la condonación de una deuda puede hacerse válidamente por
un contrato entre el acreedor y el deudor; algunos autores piensan que puede
hacerse por la sola voluntad del acreedor que declarase que condonaba la deuda,
con tal que fuera capaz de disponer de sus bienes. Esta es la opinión de Barbeyrac
en sus notas a Puffendorf. Su razón se funda en que toda persona que puede
disponer de sus bienes, puede por su sola voluntad renunciar los derechos que le
pertenezcan y que pierde con esta renuncia. Paulo en la ley 2 (§ 1, D. pro. der.),
decide expresamente que nosotros podemos por nuestra sola voluntad renunciar.
y perder el derecho de dominio de una cosa corporal que nos pertenezca. Por la
misma razón, nosotros podemos por nuestra sola voluntad repudiar el derecho de
crédito que tuviésemos contra alguno, y como sin este derecho no puede haber

31http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/viewFile/15827/16259, por: Mario


Castillo-Felipe Osterling, La condonación, Revista IUS ET VERITAS Nº 18, pág. 124.
deuda, es evidente que su abdicación casi lleva consigo la extinción de la deuda.
Según esos principios, si un acreedor de Orleáns ha escrito a su deudor de Marsella
una carta por la cual le notifica que le condona su crédito, aunque el deudor haya
muerto después de escrita la letra, esto es, antes de recibirla, queda extinguida, y el
acreedor no podrá dirigirse contra sus herederos para exigirles un crédito a que ha
renunciado32.

Yo no creo que ese modo de ver de Barbeyrac pueda seguirse en la práctica.


Convendría sin dificultad alguna con él, suponiendo un caso metafísico, esto es, un
acreedor que tuviera una absoluta voluntad de abdicar su derecho de crédito, pues
en esta hipó tesis podría por su voluntad absoluta extinguirlo; más cuando un
acreedor declara que hace renuncia de su crédito en favor de su deudor, no es una
voluntad absoluta de renunciar al crédito, la que se debe suponérsele, sino más
bien la voluntad de agraciar a su deudor. Ahora bien, como toda donación exige
una aceptación del donatario, se debe pensar que ese acreedor no ha entendido
querer abdicar su derecho más que cuando la condonación o donación que
entiende hacer a su deudor reciban su perfección por la aceptación de ese deudor.

Es por esto que en el caso propuesto, yo pienso que debe decidirse, contra el
principio de Barbeyrac, que la renuncia de una deuda consignada en una carta no
debe tener efecto alguno, si el deudor a quien se hacía condonación había muerto
antes de que recibiera la carta. Aun cuando el principio de Barbeyrac deberá
seguirse, esto no podrá ser sino cuando la renuncia sea pura y simple. Mas cuando
se hace mediante ciertas condiciones, es evidente que no puede tener efecto antes
de que el deudor haya aceptado las condiciones33.

22. SI PUEDE HACERSE LA CONDONACION POR PARTES

La condonación de una deuda puede hacerse por el tota o por partes. Las leyes
romanas exceptuaban en los casos en que la cosa debida no fuera susceptible de
partes. Por ejemplo, si se tratase de un derecho de servidumbre (L. 13, § 1 , D. de
acept.). Mas, entre nosotros, nada impide que una deuda semejante no pueda

32 Pothier. óp. cit., pág. 380.


33 Ibídem, óp. cit., pág. 380-381.
renunciarse por partes, puta, por la mitad, el tercio, etcétera; y el efecto de esta
renuncia haría que no me pudierais exigir ese derecho de servidumbre sin
pagarme la mitad del precio, o del tercio, etcétera34.

23. DE LAS DIFERENTES ESPECIES DE CONDONACIONES

Pueden distinguirse dos diferentes especies de condonaciones: una, que


nosotros llamaremos real; y otra, a la que daremos el nombre de descarga
personal35.

23.1. DE LA CONDONACION REAL

La condonación real es cuando el acreedor declara que tiene la deuda por


saldada; o cuando firma apoca de la misma, como si hubiese recibido el pago,
aunque no lo hubiera recibido. Esta condonación equivale al pago, y hace que la
cosa no sea ya debida; y por consiguiente libera a todos aquellos que eran
deudores de la misma, por cuanto no puede haber deudores donde no hay cosa
debida36.

23.2. DE LA CONDONACION PERSONAL

La condonación o descargo personal es aquella por la cual el acreedor


declara simplemente al deudor libre de su obligación. Este descargo magis
eximít personam debitoris ab obligatione quam extinguit obligationem, no
extingue la deuda más que indirectamente, en el caso en que no hubiese más
que un solo deudor, porque no puede existir deuda sin deudor. Mas, si hay dos
o varios deudores solidarios, no extingue la deuda por haber declarado a uno
de ellos libre de sus compromisos. La deuda queda extinguida, sin embargo, por
la parte de aquel a quien la descarga ha sido acordada, y la otra no queda
obligada más que por el resto. La razón ha sido ya expuesta supra, n° 557. El
descargo concedido al deudor principal importa la de los fiadores, pues en vano
se le descargaría, si los fiadores no lo eran a la vez, pues que tendrían recurso
contra ese deudor; por otra parte, no puede haber fiadores sin un deudor

34 Ibídem, pág. 381.


35 Ibídem, pág. 381-382.
36 Ibídem, pág. 382.
principal. Esta regla recibe, empero, una especie de excepción en las esperas y
moratorias (supra, N° 380)37.

Viceversa si se declarase libre a un fiador, no lo quedaría el deudor


principal, pues la obligación del deudor depende de la del deudor principal;
más la del deudor principal no depende de la del fiador; no puede haber fiador
sin deudor principal; pero puede haber un deudor principal sin fiador. El
descargo personal concedido a una caución no libra a sus cofiadores (L. 23, D.
de pact.; L. 15, § 1, D. de fidej.). Empero, sí los cofiadores han podido contar con
el recurso que les ofrecía el pagar, contra el fiador librado, a causa de haber
contraído la fianza con él o después de él, es equitativo que el descargo les
libere, en cuanto a la parte por la cual, al pagar, hubiesen tenido recurso contra
esta caución, si no hubiese sido descargada. Pues no ha podido el acreedor
privarles de ese recurso, ni perjudicarles, de modo que pueden oponer por esta
parte al acreedor la excepción cedendarum actiomtm, como lo hemos visto
supra, Nº 557.

Esta decisión, de que el descargo concedido a un fiador no libera ni al


deudor principal ni a los cofiadores, tiene lugar aun cuando el acreedor hubiese
recibido una cantidad de dinero de la caución para librarle de su fianza. El
deudor principal no quedará por esto descargado de nada, pues esta cantidad
no se da en pago, y para venir en deducción de la deuda, sino que se da por el
precio del descargo38.

24. ¿QUE CLASE DE PERSONAS PUEDEN HACER CONDONACION Y A QUIEN?

24.1. ¿QUE CLASE DE PERSONAS PUEDEN HACER CONDONACION?

El acreedor cuando está en situación de disponer de sus bienes, es el


único que puede hacer la condonación de la deuda, o su apoderado, con poder
especial para hacer dicha renuncia. Un procurador general de todos los
negocios, un tutor, un curador, un administrador, no tiene ese derecho (L. 37, D.
de pact.; L. 22, D, de adm. tut. et passim.); pues todas estas personas no tienen

37 Ibídem, pág. 382.


38 Ibídem, pág. 382.
poder y cualidad más que para administrar, y no para dar; y la condonación es
una donación. Debe exceptuarse la condonación que se hace de parte de la
deuda a un deudor en caso de quiebra. Como no se hace con ánimo donandi,
sino con la intención de asegurarse por ese medio el pago del exceso de la
deuda, y de no perderlo todo, puede pasar por un acto de administración, que
está en las facultades de dichas personas39.

Las condonaciones que se hacen de una parte de los derechos señoriales


al que se presenta a pedir gracia antes de concluir la venta de la propiedad, son
también actos de administración que pueden hacer; pues esas condonaciones
son en ese caso composiciones mejor que no donaciones; no se hacen tanto
animo donandi, como para no dejar escapar el provecho, pues la negativa
podría hacer que no se cerraran los tratos sobre dicha propiedad. Los tutores y
otros administradores pueden hacer semejante gracia, aun después de
concluida la venta y también en los traspasos necesarios, con tal que no sea
excesiva y estuvieran conformes a aquellas que los señores acostumbran a
hacer. Pues aunque uno no pueda negarse en que tales remisiones son
verdaderas donaciones, liberalitas nullo jure cogente jacta, sin embargo, la
costumbre ha hecho de esas condonaciones, en verdad, no una obligación, sino
una especie de deber de cortesía; ahora bien, las donaciones de buen parecer
no son prohibidas ni a los tutores ni a otra clase alguna de administradores
(Arg., L. 12, § 3, D. adm. tut.)40.

Cuando hay varios acreedores solidarios, correi credendi, uno de ellos


puede sin los otros hacer condonación de la deuda; y esta renuncia descarga el
deudor para con todos los acreedores, de la misma manera que el pago real que
le hubiesen hecho le hubiera descargado para con todos (L. 13, § 12, D. de
accept.).

24.2. ¿A QUIEN PUEDE HACERSE LA CONDONACION?

Es evidente que la condonación de una deuda no puede ser hecha más


que al deudor; aun cuando se juzgara hecha a él, tanto si interviene en persona

39
Ídem, pág. 385-386.
40
Ídem, pág. 386.
como por medio de su tutor, de su curador, de su procurador o de otros
administradores de sus bienes. Los parientes de la línea ascendente, tienen, por
la Ordenanza de 1731 (art. 7), cualidad para aceptar las donaciones hechas a
los menores, aunque no estén bajo su tutela, en consecuencia pueden aceptar
válidamente la remisión que los acreedores de los menores quieran hacer.

Cuando hay varios deudores solidarios, puede el "acreedor, por la


condonación que ha hecho a uno de ellos, extinguir la deuda y liberar a todos
los otros (L. 16, D. dicto título). Pero es necesario que parezca que el acreedor
ha tenido intención de extinguir la deuda; pues si no ha tenido intención más
que de des cargar la persona del deudor, sus codeudores no quedan liberados,
excepto no sea por la parte de aquel que ha sido descargado, como
se ha dicho en el párrafo precedente.

Siendo la condonación una donación, es necesario, para que sea válida,


que el deudor a quien ha sido hecha no sea una persona inhabilitada por las
leyes para recibir. La condonación que una mujer hiciera en favor de su marido
de lo que éste le debe, la que un enfermo hiciera a su médico, no serían válidas.
Eso no debe entenderse a las condonaciones que se hagan mejor por
composición que por donación, tales como aquellas que se hagan en caso de
quiebra, y las composiciones por provechos señoriales.

Aun cuando la remisión de una parte de un beneficio señorial, hecha a


una perspna a quien las leyes no le permiten la donación, no haya sido hecha
por forma de composición, sino por pura liberalidad, puta, en el caso de una
mutación necesaria, debe ser válida y no debe pasar por donación prohibida,
siempre que no exceda de lo que el señor tiene por costumbre hacer con los
extraños, puta, cuando no es más que la remisión de un cuarto.
BIBLIOGRAFIA

 Pothier, Robert J. Tratado de las Obligaciones

 FELIPE OSTERLING PARODI - MARIO CASTILLO FREYRE, Consideraciones


Generales del Pago de Obligaciones - www.castillofreyre.com

 http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/viewFile/15827/1625
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