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Rubio
Cuando nos
prohibieron ser mujeres
...y os persiguieron
por ser hombres
Para entender cómo nos afecta la ideología de género
Cuando nos prohibieron ser mujeres
...y os persiguieron por ser hombres
Segunda edición revisada: enero 2017.
© 2016, 2017 Alicia V. Rubio Calle
ISBN: 978-84-608—9601-2
Edición y cubierta: Lafactoría.pub
Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta
obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier
forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros)
sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de
dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Alicia V. Rubio
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Alicia VÍ Rubio
Leonor Tamayo
Presidente de Prafésionalex por la Etica
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INTRODUCCIÓN
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das las causas educativas, pudiera haber otros factores que nos hacen
comportarnos, desear e interesarnos por cosas diferentes.
De hecho, efectivamente, la causa de nuestras diferencias no ha des-
aparecido y es muy posible que no desaparezca nunca: la biología no
parece muy dispuesta & plegarse a la ideología de género. Pero esa evi—
dencia no les vale a los activistas del género y, contra cualquier argu-
mento, siguen buscando algún lugar oscuro donde su causa favorita
de la diferencia entre sexos, la educación y los estereotipos sexistas, se
parapeta para seguir haciendo el mal.
Sin embargo, la lógica más elemental muestra que insistir en que,
aunque la causa de la diferencia entre hombres y mujeres ha desapa—
recido, sigue oculta en algún anuncio, juguete o mal ejemplo porque
las diferencias siguen dándose, es algo parecido a añrmar que los ni—
ños que nacen con pelo oscuro lo hacen porque hay personas cerca
que, en el momento de su nacimiento, tienen malos pensamientos. Y
si un niño nace con el pelo oscuro, aunque se explique que no había
nadie cerca, que nadie tuvo malos pensamientos, el color de su pelo
demuestra que sí. Y ya no hay más que hablar.
Y añrmo, de nuevo, que se llega al ridículo porque intentar conven—
cernos de que un anuncio esporádicamente visto por los menores, o
unos cuentos infantiles de príncipes y princesas, van a incidir más en
los comportamientos de los niños que una machacona educación en
la igualdad, es dar una excesiva importancia a cosas puntuales para
explicar lo que nada tiene que ver con la educación y que es mu—
cho más Fuerte y determinante que ésta. Y, desde luego, mucho más
fuerte y determinante que el color rosa o azul con el que se viste a
los bebés para introducirlos maquiavélieamente en sus roles sociales,
tal y como explican los defensores de la falacia, desde antes de que
los pobres bebés sepan que existen ellos mismos y sus roles. Cuando
hablo de algo mucho más fuerte y determinante que la educación.
me reñero a las raíces biológicas que nos dictan comportamientos
exitosos para lo más importante, para lo que estamos diseñados, con—
ñgurados y programados desde hace millones de años: la superviven-
cia de la especie.
Y para algo que viene perfeccionándose desde nuestros más arcaicos
prototipos, algo que deviene de nuestras raíces evolutivas, de nuestros
genes, tan elaborado, tan extendido por todo nuestro ser, tan profun—
damente anclado en nuestro cerebro, tan im ? ortante P ara nuestra su—
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CAPÍTULO 1
EL CONFLICTO ENTRE
BIOLOGIA Y CULTURA
…o POR QUE LA IDEOLOGÍA DE GENERO
ES UNA FALACIA DOLOSA
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Cuando nos prohibieron ser mujere5 .. .y os persiguieron par ¡er hombre:
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CAPÍTULQ 2 ,
¿QUE ES LA IDEOLOGIA DE GENERO
…EN ESTE MOMENTO?
Para comenzar este capítulo, lo mejor será exponer 10 que nos cuen—
tan acerca de la ideología de género en los cursos sobre “diversidad se—
xual” & los profesores de los niveles de infantil, primaria y secundaria.
Estos cursos son organizados por los colectivos homosexualistas con
el motivo expreso de evitar la discriminación sexual en las aulas, pero
con la intención oculta de introducir en ellas la ideología de género
a través de los docentes.
Porque, efectivamente, la ideología de género se ha ido inñltrando en
nuestros principios y valores amparada por unos objetivos muy loa—
blcs, que los seguidores de esta doctrina dicen buscar, y para defender
a unos colectivos en situación de injusticia social a los que desean
bencñciar. Normalmente estos colectivos “beneficiados” son las mu—
jeres y los homosexuales, aunque los verdaderos beneficiados son sólo
algunas mujeres y algunos homosexuales, y los pretextos para poner
en práctica sus medidas son la igualdad, la defensa del homosexual
discriminado y la defensa de la mujer oprimida, e incluso agredida,
por el varón. Naturalmente, el varón heterosexual es el principal ene-
migo de la felicidad de estos colectivos, al igual que la mujer que no
quiere ser ayudada por estos liberadores de yugos ancestrales.
En uno de estos cursos, convocado para posicionar favorablemente
al profesorado en cuanto a que cn el aula haya igualdad, diversidad
sexual y respeto a las opciones sexual€s de todos, un antropólogo
defensor a ultranza de la ideología de género y, al parecer, reputado
en su ámbito, nos explicó los fundamentos de esta concepción de
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del sexo que se tiene, sino que es aleatorio, elegible y puede cambiar
a lo largo de la vida, lo mejor que puede hacer para demostrar que
semejante cosa es algo habitual, es decir que uno mismo lo experi-
menta. Es como si yo añrmo, ante un público predispuesto a creer
en aparecidos, que existen los fantasmas porque yo los veo todos los
días.
Lo cierto es que el ponente que se sentía “ella” era un hombre sexual,
genética y conductualmente dentro de los parámetros normales en
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Al antropólogo que nos contaba esto, al igual que a los diversos po—
nantes que he tenido como “profesores” en los cursos de diversidad
sexual a los que he asistido, se les olvidaron varios detalles informa—
tivos que presentan esta “ensalada” en su verdadera dimensión y que
voy a exponer con la esperanza de que a ustedes no les den “gato por
libre” como a los alumnos de los cursillos, y de que, algún día, alguno
de ellos lea este ensayo.
Respecto al primer nivel del que hablaban, el sexo físico, hay que
señalar que todos nacemos con unos genes que nos identifican como
varones y mujeres. Sólo un número mínimo de personas, que no llega
al 0,4% de la población (sumando todos los tipos de síndromes) nace
con unas alteraciones genéticas que podrían dificultar la asignación
de sexo, si bien en la práctica no presentan tantas diñcultades, pues la
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Para no tener que irse tan lejos, también se nos dijo que en la antigua
Grecia era normal la homosexualidad. Curiosamente, los defensores
de esta falacia olvidan los miles de culturas y pueblos que no vieron
como norma, como algo positivo o digno de amparar, la homosexua—
lidad.
Si volvemos a la pregunta que se hace a la madre que espera un bebé,
¿es niño o niña?, y que para la ideología de género es un error—delito
de heteronormatividad, veremos que en un 99,5% la criatura va a
pertenecer a uno u otro sexo con seguridad, por 10 que no debería
resultar ofensivo ni lesivo para nadie. No es odiar a la minoría reco—
nocer que existe una mayoría. Sin embargo, en estos cursos a los que
he asistido nunca se aportaron estos datos, sino una extraña mezcla
de ámbitos y conceptos distintos, que acababan implicando a prác—
ticamente toda la población y que se coronaba con el “todos somos
diferentes”, lo que hacía la heteronormatividad absurda y odiosa.
Aunque “todos seamos diferentes” se obviaba la explicación de que
bastantes más que muchos, es decir, la inmensa mayoría, tenemos
características semejantes por motivos de sexo.
A juzgar por las estadísticas aproximadas que se acaban de razonar y
mostrar, no parece tan descabellado que exista la heteronormatívidad
y que se dé por habitual y normal que la inmensa mayoría de las per—
sonas presentan un sexo genético. Igualmente es razonable y eviden—
te pensar que ese condicionamiento biológico implica que una gran
mayoría de las personas de ese sexo tengan el mismo deseo sexual y
la misma identidad sexual claramente definidos y sin posibilidad de
cambio, y deseen y elijan los mismos roles sociales para desempeñar,
ya sea por gusto o por sentirse competentes en esos ámbitos.
Sin embargo, es de temer que el próximo objetivo de los defensores
de la ideología de género sea tipiñcar como delito la concepción he-
terosexual del ser humano identiñcándolo como odio al homosexual
u homofobia.
En este momento al lector le puede resultar sorprendente que un
libro enfocado a mujeres y hombres naturales y, en todo caso, a la si—
tuación actual de ambos termine hablando de colectivos homosexua—
les. Sin embargo todo tiene una causa: actualmente, las mujeres nos
vemos representadas en nuestros intereses únicamente por colectivos
defensores de la ideología de género formados mayoritariamente por
mujeres lesbianas y, por tanto, con intereses ajenos e incluso lesivos
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CAPÍTULO 3
ORÍGENES DE LA IDEOLOGÍA
DE GENERO...
0 CUANDO NOS PROHIBIERON SER MUJERES
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de la mujer y, una prenda que sólo usan las mujeres, y no 105 hom—
bres, por motivos biológicos y que todas consideramos de forma ma—
yoritaria que nos hace más cómoda la vida, debía desaparecer porque
debíamos ser “más hombres". Este acto, que podía parecer inocuo,
demuestra la deriva hacia el feminismo de género en el que se utiliza
como argumento la negación de la biología femenina, se confunde
el cuerpo y la ñsiología con los organigramas culturales y sociales, y
se piensa que negar una realidad la hace desaparecer. Efectivamente,
una vez quemado el sostén, las mamas seguían existiendo, pero las
mujeres estaban más incómodas. También es, por ello, ilustrativo del
nulo beneficio que traen los actos en favor de la libertad de la mujer
que olvidan a la mujer real y biológica y que llevamos padeciendo
desde entonces.
De hecho, en el momento en que se abandonan los condicionan—
tes biológicos femeninos, todo acto que se realiza en beneñcío de la
mujer tiene unas contradicciones que lo transforman en beneñcio
discutible, en beneficio con efectos secundarios indeseables o, lisa y
llanamente, en perjuicio para la mujer real y mayoritaria, aunque a
un pequeño grupo de mujeres si les suponga beneñcio.
Paralelamente al avance social de esta ideología, se empezaban a pro—
ducir asaltos a los puestos de influencia en los grandes organismos
que posteriormente van a ayudar con su enorme poder a la impo—
sición de esta visión de los sexos y de la mujer en el mundo, y a
implementar ayudas a las mujeres basadas en este olvido de la mujer
real y biológica. Puesto que no era fácil que la mayoría de las mujeres
aceptaran gustosa y entusiásticamente unas directivas tan opuestas
a su propia esencia, a su biología, sus percepciones, gustos, deseos,
comportamientos e intereses, era necesario imponerlas desde arriba
mediante el “sistema del palo y la zanahoria”: “por las buenas” con
grandes asignaciones de fondos y directivas vinculantes & los países, o
“por las malas” con imposiciones y leyes de obligado cumplimiento
si la zanahoria de la manipulación no funcionaba.
Según las palabras de Dale O'Leary debido a que esa revolucionaria
ideología no logró la adhesión popular, ldsfemínistzlf radicales empeza—
ron a poner sus miras en z'nstítucianex tales como las universidades, los
argani5mas estatalex )! la.? Naciones Unída5. Así empezó la larga marcha
a través de la; diversas instituciones. En las Naciones Unída5 encontraron
paca oposición. Los burócratas que llevan la gestión diaria sue/fn tener
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CAPÍTULO 4
CEREBRO MASCULINO Y
CEREBRO FEMENINO |
ANTES DE LA EDUCACIÓN Y LA CONSCIENCIA
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CAPÍTULO 5
CEREBRO MASCULINO Y
CEREBRO FEMENINO ||
DIFERENCIAS FISIOLÓGICAS Y HORMONALES
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Por el contrario, el cerebro del varón es más asimétrico y con una co—
municación menos fluida entre ambos hemisferios. Sobre esa base dí-
ferente cada uno va a construir su propio cerebro a lo largo de la vida.
Y a] parecer, así es. Para infortunio de los defensores de la ideología
de género, diversos estudios de neuroñsiología han demostrado que
mujeres y hombres tienen desarrolladas de forma diferente distintas
áreas del cerebro, y que son áreas cuyas funciones coinciden con ac—
tividades cerebrales concretas que resultan diferentes en hombres y
mujeres.
Una de las evidencias más relevantes es, como ya se ha señalado, que
las mujeres tienen muchos millones más de conexiones entre los dos
hemisferios cerebrales que los varones, es decir, entre regiones cere—
brales que asumen tareas emocionales y racionales, característica que
ningún proceso educativo puede condicionar.
En efecto, el cuerpo calloso (corpus callosum) es el tejido ñbroso que
conecta los hemisferios derecho e izquierdo, un haz de fibras nervio—
sas que sirve de vía de comunicación para el trabajo conjunto de am—
bos hemisferios y que presenta un mayor desarrollo en las mujeres,
por lo que se puede inferir un mayor tráñco de información entre
ambos. No sólo lo evidencia la Hsiología cerebral sino los estudios del
cerebro en Funcionamiento: los escáneres realizados en cerebros en
actividad apoyan la tesis de esa mayor interconexión.
Esa particularidad afecta de forma trascendental a sus actuaciones
puesto que, en los hombres, los procesos mentales transcurren muy
separados y son capaces de actuar muy racionalmente y sin influen—
cias emocionales o, por el contrario, de forma totalmente emocional,
mientras que las mujeres producen sus procesos racionales muy inter—
conectados con la emotividad. En este mismo sentido se manifiesta
el etólogo Irenáus Eibl-Eibesfeldt en sus estudios sobre el comporta—
miento humano.
También se ha constatado q ue los hombres P resentan más desarrolla—
do el hemisferio izquierdo, lo que se denomina el hemisferio racional
y las mujeres el área del lenguaje y el hemisferio derecho que es el
que controla la vida emocional, lo que podría explicar de nuevo esa
evidente mayor emotividad femenina. A nivel práctico se evidencia
de forma continua que las mujeres presentan mayores habilidades en
la comunicación verbal, maYor em P atía 0 caP acidad de P onerse en el
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Cuando nos pra/1iáieran ¡er mujfrzºx . . .y m persiguieron par str hombres
En las mujeres, por todo ello, está menos dcñnida la división de las
funciones cerebrales y ambos hemisferios participan en las habilida—
des verbales y comunica mejor sus sentimientos con palabras, debido
a la facilida¿ de transferencia de información. Sin embargo, le es más
difícil separar la emoción de la razón por ese tipo de funcionamiento
cerebral.
[& neuroimagen ha venido a facilitar el estudio del cerebro en fun—
cion31nicnto a través de la impresión en secciones de la actividad
cerebral señalada por una mayor metabolización de la glucosa en las
zonas activadas por un trabajo. Mientras se visualizan fotografías para
generar emociones 0 se solicita a los sujetos estudiados que resuelvan
un problema, las partes utilizadas del cerebro incrementan su gasto
de glucosa y eso hace que se detecte en forma de una señal física que
diferencia la intensidad de uso. Una de las comprobaciones que se ha
de destacar es que, ante los mismos problemas y con parecido éxito
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CAPÍTULO 6
DESEOS, GUSTOS, INTERESES,
PERCEPCIONES,
COM PORTAM[ENTOS Y CAPACIDADES
¿EDUCACION 0 MANIPULACION?
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punto cn el que, rebajada al máximo la presión social por los roles so—
ciales basados en los biológicos y sin nuevas imposiciones de los roles
”nosex0”, las personas pudieron ser como deseaban, divertirse con lo
que querían y dirigir su futuro profesional hacia donde les gustaba.
lamentablemente y de inmediato, los impositores del “noscxo” co—
menzaron a trabajar para erradicar, no la imposición social, puesto
que, una vez desaparecida la presión de los roles hombre—mujer o,
al menos, disminuida al máximo, continuaban las diferencias entre
hombres y mujeres, sino la propia diferencia entre ambos.
Y como erradicar la biología es mucho más difícil que potenciada, es—
tamos llegando en este momento a medidas que podrían catalogarsc
como dictatorialcs, injustas y carentes del más básico sentido común.
Y, naturalmente, como para poder modelar y alterar la forma original
df: un árbol hace falta que sea un retoño cuanto más frágil y moldea—
blc mejor, la manipulación y deformación de la ideología de género
centra algunas de sus más descabelladas acciones sobre 105 menores,
imponíéndolcs patrones de conducta, cursillos y talleres, asignaturas
y transversalídades, juegos y cuentos, ajenos a la realidad y a los de—
seos de los propios menores. En la ideología de género, como en toda
doctrina impuesta por manipulación, el abordaje educativo se hace
tan deseable como imprescindible. Y es que en este momento, como
veremos más adelante, la ideología de género anega toda la educación
para empujar a los menores a ser lo que no son y adoctrinarlos cn la
mayor falacia jamás vista.
Veamos ahora los condicionantes físicos que, pese a su evidente exis-
tencia, niegan los ideólogos de género arremetiendo contra la reali—
dad con increíble energía y desparpajo. La mentira siempre ha sido
un arma revolucionaria para los seguidores de determinadas ideolo—
gías totalitarias. En este caso niegan lo que ven nuestros propiºs ojos
sin una sombra de verg'úenza. Y algunos se lo creen.
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CAPÍTULO 7
DIFERENCIAS CORPORALES
…QUE LA IDEOLOGÍA DE GENERO
CONSIDERA IRRELEVANTES
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Cuand0 nas prohibieron ser mujan . . .y os persiguieron pºr ser hombre:
es, sin embargo, mucho más profunda y ajena a sus gustos o deseos
individuales, e incluso, a la educación recibida.
Posteriormente, y tras la maduración sexual completa, los comporta—
mientos de hombres y mujeres ante el deporte siguen siendo diferen—
tes aunque, ya adultas, las mujeres priorizan intereses de salud y bc—
lleza, practican ejercicio físico realizando deportes 0 actividades de su
gusto ajenas a la competición y la confrontación (aerobic, gimnasia
de mantenimiento, yoga, baile, footing o jogging...) si disponen de
la fuerza de voluntad suñciente. De hecho, el fenómeno de equipos
femeninos senior o veteranos de ocio en deportes como fútbol, ba-
loncesto, balonmano e incluso voleibol, es algo excepcional, al con—
trario que los numerosos equipos masculinos de categorías senior o
veteranos que juegan en las ligas municipales 0 populares.
Cuando en un Instituto de Educación Secundaria, con alumnos ado—
lescentes, se intenta hacer una liguilla deportiva entre clases para ju—
gar en los recreos, surgen uno e incluso dos equipos masculinos por
aula, pero es casi imposible conseguir equipos femeninos, aunque se
permita que los equipos 10 formen alumnas de varias clases. Y en caso
de conseguir uno o dos, siempre en categoría infantil (excepcional—
mente cadete o juvenil), se han limitado a jugar entre ellas, puesto
que han declinado la posibilidad de jugar en la liga masculina.
Hace pocos años, una compañera profesora de Educación Física, es—
poleada por el desmesurado interés que se nos ha inculcado para que
incentivemos & las chicas a participar o jugar en deportes considera-
dos masculinos ideó, cn una liguilla de fútbol, la estrategia de exigir
dos jugadoras en cada equipo masculino, tras perder toda esperanza
de formar equipos femeninos. Acabó rcduciéndolo & una y algunos
equipos, ante la imposibilidad de conseguir una jugadora, en su de—
seo de participar, ficharon amigas para que flguraran en el equipo, y
les hicieron el favor con la condición de no jugar. Eso sí, las pocas
alumnas que se inscribieron por voluntad propia jugaron muy bien y
fueron aplaudidas y respetadas por su equipo, por los contrarios y por
105 profesores. Atrás quedaron los tiempos en los que las chicas que
jugaban al fútbol estaban mal vistas. Yo no los he conocido.
Sin embargo, y respetando la opción personal de las chicas que de—
sean y disfrutan practicando deportes considerados masculinos, la
inmensa mayoría no desea realizar ese tipo de ejercicio (a veces no
desea realizar ninguno) y, desde luego, no disfruta recibiendo [3310113—
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Cuandº nos prohibieron ser mujem . . .y o; persiguieron por ser hombre;
Ahora bien, ¿por qué hay que cmpujarlas a hacer deportes que no
les gustan por su grado de violencia, su competitividad o su excesivo
contacto? ¿Por qué no se respeta el gusto, más que maniñcsto por
parte de las mujeres y adolescentes en todos los estudios, por deportes
o actividades deportivas con alto componente rítmico o de coordi—
nación, con poca competitividad o sin contacto físico que dé lugar a
golpes y empujones?
¿Por qué se valora la práctica voluntaria de estas actividades como
dirigidas por estereotipos sociales y no como meros gustos personales
que hace que las mujeres elijan, entre un abanico amplio de posibi-
lidades, esas actividades en las que se sienten más hábiles, más com—
petentes y más seguras? Y ya en el campo de la proyección laboral,
¿por qué hay que cmpujarlas a realizar trabajos donde no van a ser
tan efectivas como los varones salvo con un esfuerzo mucho mayor?
, - . - , .
<Por que enganan a las mu1€resf ¿Por que dcsprecmn sus gustos y
deseos?
Las mujeres que practican deportes más agresivos, peligrosos o com—
petitivos actualmente, no sólo no están mal vistas sino que son aplau—
didas y puestas como ejemplo. Y hacen muy bien en practicar lo que
les apetece y les gusta. Pero eso no debe llevar a la idea de que, porque
seamos iguales en derechos y deberes, debemos serlo en gustos hasta
el punto de rozar el desprecio hacia las mujeres que tienen gustos más
“propios” de su sexo y su biología.
El afán por igualar comportamientos masculinos y femeninos llega al
ridículo cuando, en un estudio de género de los mencionados corno
“políticamente correctos”, se expresaban las diferencias entre adoles-
centes de ambos sexos en el visionado de partidos de fútbol (deporte
“estrella” del estereotipo masculino según tales estudios) y se consta—
taba que veían partidos el 61 '6% de los encuestados frente al 34% de
las encuestadas, achacando estas diferencias a la incuestionable carga
de género que hay en día tiene dicho deporte sin tener en cuenta que
en la propia encuesta las mujeres añrman tener poco interés por los
espectáculos deportivos en general.
La hipotética razón que el estudio deduce, para explicar tal despro-
porción, es que esto sucede porque 720 se difima'en esos deporte.: con par—
ticipación fémenímz: una conclusión tan ridícula que equivaldría a
afirmar que a las mujeres sólo les intercsarían películas con actrices
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Cuando nos prohibieron ser mujerex …) 05 persiguieron _par ¡er hambm'
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CAPÍTULO 8,
EL SER HUMANO BIOLOGICO: LOS
INSTINTOS Y LA SUPERVIVENCIA
EL LAMENTABLE OLVIDO DE LA
IDEOLOGÍA DE GENERO
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CAPÍTULO 9
EL SER HUMANO CULTURAL:
BUSCANDO EL EQUILIBRIO Y LA FELICIDAD
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Cuando nos prahz'bieran xer mujeres .. ._y as persiguieron por ser h0máres
que tengan Fundamento genético nos puede hacer constatar que hay
una serie de ellos que se dan en todas las culturas casi de forma uni—
vcrsal, que no han variado a lo largo de la historia conocida y que nos
han reportado enormes ventajas desde un punto de vista puramente
biológico.
Esos comportamientos humanos universales, que se repiten en luga-
res y culturas diferentes y que son estudiados por la etología podrían,
en algunos casos, estar integrados en ese grupo amplio de respuestas
adaptativas heredadas genéticamente que llamamos instintos. Instin—
tos de distintas categorías pero todos ellos parte de nuestro ser bio—
lógico y que los roles biológicos sexuales han podido determinar de
forma diferente en ambos sexos.
No parece descabellada la posibilidad de que el cerebro presente
comportamientos no adquiridos integrados en su conñguracíón que
parecen necesitar aprendizaje pero que, sin embargo, es evidente que
no ha existido tal proceso educativo, por lo que pudieran tener un
ñmdamento biológico. Sobre esto, puede dar una idea el hecho de
que, por ejemplo, haya aves criadas en cautividad y que, sin haber
podido aprender determinadas pautas de conducta de sus progeni—
tores, sean capaces de fabricar sus nidos y cuidar de sus crías. A estas
mismas aves, sí se les eliminan los hemisferios cerebrales y se les deja
la parte posterior, pueden sobrevivir y son capaces de volar, correr y
comer, pero son incapaces de aparearse, construir su nido o cuidar de
sus crías. En algún lugar de sus hemisferios cerebrales hay introdu—
cidas genéticamente una serie de comportamientos instintivos, que
no reHejos, que exigían cierto aprendizaje que no ha existido, y que
facilitan la supervivencia como especie.
Como puede suponerse, es precisamente en estos aspectos de nuestro
comportamiento que parecen provenir de aprendizajes y por tanto se
puede interpretar que son moldeables con la educación, donde más
probablemente surjan conHietos entre las tendencias biológicas y las
realidades que derivan de nuestra cultura.
En el caso de las diferencias evidentes entre los comportamientos
entre hombres y mujeres, la cultura ha tomado esas características
debidas a inHuencías biológicas y las ha “hiperextendido” de forma
no biológica dentro de la propia esfera cultural.
Este fenómeno consistente en extender las inclinaciones innatas más
allá de donde tales inclinaciones llegan, superando a la naturaleza, es
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Como mujeres eran Perfectas, Pero que Como Varones eran bastante
imperfectas.
Este incremento en las medias de los baremos masculinos, se produce
en todas las pruebas de condición física y en gran parte de las activi—
dades deportivas, aunque se cjempliñque en la prueba de potencia de
piernas. Por ello, en las pruebas físicas que se realizan en Educación
Física para valorar el estado de las capacidades de 105 alumnos, los ba—
remos, obviamente, tienen que ser diferentes, puesto que, desde que
comienza el desarrollo masculino, sus marcas se disparan.
Por esta misma causa, la igualdad a ultranza y sin matices, muchos
varones ven como un “favoritismo” hacia la mujer el trato diferente
en la baremación de las pruebas físicas, con marcas inferiores para las
chicas. Y esta percepción de injusticia se desplaza a otros ámbitos en
los que el trato a la mujer por cuestiones físicas debe ser diferente por
motivos obvios.
De igual forma, los varones no pueden ser dcmonizados y tratados
como presuntos culpables de violencia, porque su naturaleza les em—
puja a conductas más agresivas e irreHexivas. No se trata de justiñcar
actos delictivos, sino de reflexionar sobre los resultados de hacerles
creer, al igual que sucede con las mujeres, que todos somos iguales
y que la culpa de ser como son, es decir, diferentes, proviene de fac—
tores completamente exógenos que hace mucho tiempo dejaron de
ser determinantes (machismo, discriminación…) y que si no lucha
contra ellos, convirtiéndose en un “osito de peluche” y renunciando
a los atributos de su virilidad, es culpable.
Somos capaces de vivir como bestias porque nuestro cuerpo es ani—
mal, pero somos también capaces de crear lo sublime y vivir por enci—
ma de nuestra animalidad. Asumamos y no olvidemos lo que somos.
Desde ese punto) desde nuestra naturaleza y no por encima de ella ni
olvidándola, seamos capaces de crear formas de vida superiores, que
¡an divinas.
132
CAF3I'TULO 10
CHIMPANCES Y BONOBOS...
DOS MILLONES DE ANOS DE
EVOLUCIÓN DIFERENTE
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Alifia V, Rubia
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Cuando nos prohibieron ser mujeres ¡ . .y 05 persiguiean por ser hombre;
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Cuando nos prohibieron ser ngjeref . . ¡y 05 persiguiean por ser hombre:
140
Cuando nos prohibieron ser mujere: .. …_y os persiguierºn por ser hombre;
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Alida VÍ Rubio
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Cuando nos prohibieron Jer mujeres . . ¿y os per¡iguieron por ser hombre;
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, CAPÍTU LO 1 1 ,
TECNICAS DE MANIPULACION |:
LA PARADOJA DEL TRAJE NUEVO DEL
EMPERADOR Y LA PRESION SOCIAL
Por tanto, hay que conseguir que el mayor número posible de per—
sonas se crean la falacia, que muchos se adapten a ella, ocultar los
dramas vitales de los que fracasan en la adaptación y que, los que no
se lo crean, al menos no se atrevan a decirlo para que no se descubra
el decorado teatral, la falsedad de la ideología…
Para ello se han utilizado y se utilizan todas las técnicas de manipu-
lación de masas conocidas, probadas y perfeccionadas en regímenes
políticos totalitarios de triste recuerdo. No hay que olvidar que sus
fundamentos parten de unas teorías en las que la mentira es una For—
ma admisible de conseguir un fin. Y en los casos que no funcionan,
se aplica la coacción y el castigo. A la aceptación mediante engaños
de la idea, vendida mediante gente convencida, convenientemente
ideologízada () bien comprada con dinero, se unen las subvenciones
públicas a 105 “accptadorcs” o entusiastas de la ideología de género
y la ayuda inestimable de creadores de opinión. En el caso de los
adultos que no respondan adhiriéndosc, de forma entusiasta o a re-
gañadienres, al adoctrinamiento de medios de comunicación y orga—
nismos públicos varios, se les aplica la presión social, la persecución
del disidente, tanto más agresiva cuanto más resistencia oponga, la
calumnia, el castigo económico o penal y la muerte social. Para todo
esto último, así como para la eliminación de referentes morales y el
adoctrinamiento educativo de jóvenes y niños, se utiliza la vía legis—
lativa, última de las fases del proceso y en la que nos encontramos
muchos países. Vamos, por ello, a empezar & dcsgranar los distintos
sistemas de manipulación, coacción y adoctrinamiento que hemos
sufrido y estamos sufriendo como sociedad para conseguir que todos
veamos y creamos lo que no vemos, ni creemos, ni existe.
148
Cuando nos prohibi(rrm ser mujeres . . .y 05 persiguieron por ser hombre;
149
Alicia V… Rubio
Para que la autocensura funcione mejor, sólo hay que conseguir que
la verdad sea “políticamente incorrecta” asociando el reconocimiento
de esa “verdad incorrecta” con la traición al bien común y con la pos—
terior “muerte social” del transgrcsor. Esto explica que se produzca la
extraña circunstancia de que socialmente aparezca como cierto algo
que nadie ve, y es lo que podemos denominar la “Paradoja del Traje
Nuevo del Emperador”, ya mencionada de pasada en otro capítulo
y que aquí desarrollaremos. Se basa en el cuento popular que narro
brevemente, por si algún lector no lo conoce:
Unas pillos, llegados a la carte del Emperador, convencieron ¿: éste de que
[e iban a /aarer un traje con una asombrosa característica: sálopodz'an ver
la tela las buenas personas. Por el contrario, la; mala5persanas no_padían
ver nada, por [o que el traje ¿? serviría ¿: su prºpietario para conocer
m¿jar a sus .rúbdito; )) actuar en consecuencia con los que no lo vieran y,
por tanto, f¿eran malvados. Naturalmente, ¿»*/precio de tal tela era muy
elevado para sus extraordinarias cualidades lo valían.
De esaforma, tal)! como estaba organizado el engaño, ningún noble se
atrevía a afirmar que no veía traje alguna y que esa emjízlm, puesto que
todo: los demás afrmaban verlo )! dexcribz'an maravillas de ¿a ¿ella tela.
El Emperador; que tampam veía el traje pero no estaba dispuesta a rem—
nacería, decidió pasearse por las calles de su reino para que todos admi—
raran el extraordinario tejido )4 de paso, tomar medidas contra las que
no [o vieran pueyto que eran la ¡162 de sus vasallos, ya que evidentmente
eran unos malvados.
Cuando todo el mundo uitoreaba el espléndido tejida, un niño dijo que
no veía nada. Alpunto, las más interesados en que laf21/acía continuara,
los dos pillos que se estaban enriqueciendo a costa del engaño, se apre—
5uraron a callar al c/7íquil/o. Muchos aprovecharon para señalarle como
malvado, mofzrse de él)! así d¿jar claro que ellos sí veían el tcjido )! eran
“de 105 buenos”. Otros le ¿multaran por no ser tan buena como para ver
la tela. Sin embargo, poco ¿1 poco, la gente comenzó ¿z reconocer que allí
no haóía traje ni nada que se lepareciera.
La ideología de género es una falacia estructurada de la misma forma
que los pillos presentan el engaño del traje. A ver quién es el valiente
que dice lo que ven sus propios ojos, que el emperador está desnudo,
y no 10 que les dicen que han de ver.
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Cuando nos prohibieron ser mujere5 . . .y 05 persiguieron por ser hombre:
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A[ícizz V. Rubio
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Alicia V Rubio
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Alíria V. Rubia
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Cuando nos prohibieron …ver mujeres . .._y os persiguieron por ser hombres
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Alicia V, Rubio
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Alicia V. Rubin
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CAPÍTULO 12
EL MAPA IDEOLQGICO—
EVOLUTIVO DEL GENERO:
LA HIDRA DE LAS MIL CABEZAS
cierta que cada una de las cabezas que van saliendo son parte de un
mismo monstruo, por la sencilla razón de que todos ellas atentan de
una forma u otra contra una doctrina humanista trabajada durante
muchos siglos de debates y conclusiones y que ha dado lugar a la so—
ciedad más justa e igualitaria de la historia de la humanidad con fun-
damento en unos derechos humanos emanados en última instancia
de esos debates ético—moralcs. Es fácil “colar” a una sociedad carente
de conceptos ñlosóñcos, sin costumbre de análisis y síntesis, de cau—
sas y consecuencias, cualquier argumento a favor de acciones éticas
rcprobablcs, pero no es fácil a personas con un bagaje intelectual y
ético—moral elevado. Y en general, la iglesia tiene muchos doctores en
ese campo. Por esa razón los siervos del género se esfuerzan cn deni-
grarla y destruirla de una forma tan especial.
El mapa del género no se inició en los primeros movimientos fc—
ministas que buscaban la igualdad de la mujer en derechos y digni-
dad, sino en un proceso posterior de liberación de su biología. Esa
lucha irracional ha ido derivando en ncoderechos y situaciones que
ya nada tienen que ver con la mujer, y sí con una extraña lucha del
ser humano contra sí mismo. Esta batalla ha desembocado en una
pendiente de consecuencias éticas que choca permanentemente con
los derechos humanos, con la dignidad de la persona y con su valor
intrínseco originado en conceptos religiosos pero expresado en una
sociedad que hasta ahora consideraba a la persona, en cualquier situa—
ción, raza, sexo, condición y etapa del proceso vital poseedora siem—
pre de los mismos derechos inviolables... El viaje de la humanidad
iba en esa dirección hasta la aparición del género.
Por motivos puramente biológicos, las diversas sociedades humanas,
como ya vimos, se han organizado, casi unánimemente, de forma
similar al darse condicionantes lo suñcientcmcntc fuertes como para
facilitar un tipo de estructura: los hombres, más fuertes y menos va-
liosos biológicamente, defendían. protegían, buscaban alimento, y
las mujeres y sus crías eran protegidas, guardadas de los peligros en
los lugares más seguros. Por ser, en los grupos humanos, los que de—
bían actuar ante situaciones conflictivas, ya fueran guerras u hambru—
nas, cn la inmensa mayoría de las sociedades el varón manejaba la res
pública y la mujer el ámbito privado.
Los proporcionalmente ínñmos casos en los que la mujer luchaba,
estaban relacionados con situaciones de alta necesidad de defensa,
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Cuando nos prohibieron ser mujere5 .. ._y 05 persiguieran por ser hombre:
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Alicia VÍ Rubio
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Cuando nos prohibierºn íf3f mujeres .. .y os persiguieron por ser hombre?
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Alirizz V… Rubia
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Cuando nos prohibieron ser mujeres … .y os persiguieron por ser hombres
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Alicia V Rubio
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Cuando nos prohibieron syr mujeres . ..y 05 persiguierºn por ser hombre;
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Cuando nos prohibieron ser mujem . . .y 05 persiguierun por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ¡er mujem . . .y 05 pernguieran por ser hombre:
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Cuando nos prohibieron ser mujeref .. .)! n;persiguieran por ser hombres
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Alicia V Rubia
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Cuando rms prºhibieron 367" mujeres . . ._y OS persiguieron por ser ¡mmer
los hechos para ocultar datos y crear opinión sobre falsas premisas,
encontramos otra forma de manipulación, la TECNICA de la LLU-
VIA FINA. Los medios de comunicación que quieren crear un vuel-
co de la opinión pública sobre un tema concreto se dedican, de forma
sistemática, a incluir siempre, o con regularidad, una noticia sobre
el asunto, que parece casual pero que está perfectamente buscada y
narrada para ir calando cn el subconsciente y creando una percepción
subliminal en el lector habitual. Existe una conocida leyenda urbana
que todo el mundo cree y utiliza como ejemplo de la maldad y la
subrepticia forma de acción de la manipulación que quizá conozcan:
la historia cuenta un experimento consistente en la introducción, en
los fotogramas de una película, de imágenes brcvísimas de una cono—
cida bebida que los ojos no detectan, pero sí 10 hace el cerebro, con el
resultado de desear esa bebida al Hnal de la película. La gente piensa
que está a salvo de esa forma de progrzunación mental porque conoce
la historieta de los fotogramas y, sin embargo, es víctima de la misma
estrategia de forma habitual, sin consciencia mi defensa.
Lo mismo que, posiblemente, la persona avisada del experimento
pudiera detectar los fotogrmnas, al contrario que quien lo ignora,
si se conoce y se vigila esta estrategia en el tema del género, el truco
queda a la luz como cuando se ve al mago desde el ángulo adecuado.
Este sistema va regulando el tema de las noticias, siempre de género,
según se van sacando adelante los objetivos (16 la agenda del género.
Desde el año 2014—2015 en España se está llevando a cabo, a espaldas
de la población, un proyecto organizado de legislaciones lcsivas para
la libertad y la igualdad de los ciudadanos: las mal llamadas leyes de
igualdad LGTB y las de derechos de las personas transexuales que
generan “ncodcrechos ” para estos colectivos restringiendo derechos
fundamentales en el resto de la ciudadanía, como ya veremos. En
el caso de las legislaciones de personas transexuales, la ideología se
pone por delante de la ciencia e impide la opinión de médicos y
psiquiatras sobre las causas últimas de esa discrepancia entre cuerpo
y mente que cs, en esencia, la transexualidad. El objetivo es que algo
¡nhabitual y que implica complicaciones de todo tipo, especialmente
médicas, se acepte como algo normal y al margen de la medicina. En
una ocasión el padre de un transexual, perfectamente adoctrinado
en la “normalidad” de la transexualidad, mc exigió pedir perdón por
hablar del “problema de la transexualidad” alegando que su hijo no
tenía ningún problema. Trataba dc convencerme de que tener un
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Cuando nosprahibz'emn ser mujeref . . .y 05 per.viguierun por ser hombres
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Alifia V Rubio
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Alicia V. Rubio
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Alicia V. Rubio
pero ellos añadían el 40% de los casos en los que no figuraba la causa.
Esgrimían, para ello, la peregrina razón de que la causa del acoso de
ese porcentaje sin determinar era, con toda seguridad, a niños LGTB
porque el oscurantismo que afecta a esa situación hacía que no se
dijera explícitamente.
Con tan sorprendente razonamiento triplicaban las cifras de acoso a
LGTB pese a que en muchos de los informes de acoso no se pone la
razón por irrelevante, no existir una causa concreta o por no men—
cionar una característica del menor que puede sonar ofensiva, que
lo hace vulnerable y que no es, ni mucho menos, su opción sexual.
Naturalmente esa falsificación del acoso a] niño LGTB exigía una
legislación de campañas escolares de respeto a la diversidad sexual y
la entrada de estos colectivos en los centros para acceder a los meno-
res con el argumento del acoso homofóbico y la realidad de explicar
diversidad sexual e ideología de género. En ello estamos en estos mo—
mentos.
En las estadísticas estadounidenses que, al parecer, son algo más serias
y las realizan colectivos no implicados en intereses sobre los datos
que afectan al estudio, la obesidad aparece como la primera causa
de acoso y maltrato entre menores. Obviamente, ni ustedes ni yo
conocemos asociaciones de obesos exigiendo campañas escolares que
descrimínalíccn al pobre gordito. Y aunque las hubiera no sería ra-
zonable reivindicar el respeto por el gordito y no por otros menores
que, de una forma u otra, sean acosados.
Y es que, el acoso escolar ha de abordase de forma global, sin crear
acosados de primera y de segunda categoría, porque el niño LGTB
ha de sentirse respetado y querido, al igual que cualquier otro niño
cuyas características puedan ser causa de maltrato 0 señalamiento.
Y desde luego, no se debe caer en la magnificación de un fenómeno
que en absoluto es generalizado, riesgo al que se nos va a abocar con
seguridad. Y como el corolario de esta maniobra va a ser “dar la so—
lución al problema creado ” hay que impedir la judicialización de las
relaciones de los menores y que ningún colectivo con intereses ajenos
a solucionar el acoso, como es el caso de los “vendedores de la tela”
del género, acceda a los menores pues es sabido lo que se pretende
con esta manipulación continua de estadísticas: acceder a los meno—
res y obtener fondos.
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Cuanda nos prohibieron S¿'T mujere5 … .)! aspersíguieron por ser hambre:
199
, CAPÍTULO 14 ,
TECNICAS DE MANIPULACION |||
COCINANDO RANAS Y BAJANDO TOBOGANES
201
Alicia V. Rubio
que crear algún grupo radical de defensores del tema que se trata
de “normalizar”, algún grupo radical de pederastas o infanticidas,
por ejemplo, aunque exista solo en Internet, que seguramente será
advertido y citado por numerosos medios de comunicación. En el
caso de la pederastia existen grupos de reconocidos pederastas con
personas procesadas por ello a la cabeza, y con bastante actividad en
redes, que saltaron a la fama a raíz de una maniobra amparada por
lobbies añnes. La APA (Asociación Psiquiátrica Americana, organi—
zación privada de gran prestigio en su ámbito y que marca las líneas
de innovación y seguimiento de la psiquiatría mundial) incorporó en
su Manual de Diagnóstico y Estadística de Desórdenes Mentales la
orientación ¡exual pedofi'lz'ca dcsligándola del desorden pedof'lico que
aparecía hasta el momento. Esa orientación sexualpedaf'líca era la de
los pedófilos que nunca habían actuado conforme a sus impulsos.
Esta decisión supuso un fortalecimiento de los grupos pedóñlicos
y su visibilización en medios. Un movimiento activista pedóñlo de
Holanda (Partido de la Caridad, la Libertad y la Diversidad) persigue
la derogación de las leyes de edad de consentimiento como criterio
válido para identificar el abuso sexual y la eliminación de la pedófila
como parafilia. El B4U-ACT, un grupo que se define como “personas
atraídas por menores", se felícitaban de que pudieran abrir sus prefe-
rencias sexuales en una atmósfera de apoyo y comprensión. Un agresor
sexual condenado que dirige otra de estas asociaciones añrmaba que
las actitudes negativas de la sociedad hacia personas atraídas por menores
no podían a_¡%ctar ¡¡ la elaboración de polítims )! [a salud mental. Para
tranquilidad del lector, la APA ha dado marcha atrás, de momento,
en su clasiñcación de la pcdoñlia como orientación sexual a la vista
del escándalo que se produjo. Por lo visto, aún no estaba la sociedad
suficientemente manipulada para que se admitiera esta opción. Sin
embargo, se evidencia que este tipo de aberraciones pasan de enfer—
medad :; opción dependiendo de las presiones sociales que recibe el
organismo citado. Es decir, que no hay nada que frene la pederastia
salvo la opinión pública. .. que ya hemos visto lo fácil que es de ma—
nipular y a la que habrá que “convencer” convenientemente.
En el caso del infanticidio ya hay documentos en internet que mues—
tran pancartas en la ser puede leer: el único niño bueno, 65 el niño
muerto y hay grupos feministas cn las redes que exigen la eliminación
del “problema” hasta el noveno mes de embarazo & incluso, con el
bebé ya nacido.
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Cuando nos prohibieron ser mujem* . . ._y 05 perszguíeran por ser hambm
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Aliria VÍ Rubio
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Alicia V. Ru5ío
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Cuando 7105 prohibieron ¡er mujeres .. .y 05 persiguieron por Ser hambre:
Si a los padres de hace cincuenta años se les dijera que iban a entrar
lobbies feministas y homosexualistas en clase a recomendarles a sus
hijos un sexo libre de compromisos, la práctica de la masturbación, el
sexo oral, el aborto y la diversidad sexual con personas de su mismo
sexo. ..
Si a los antiguos defensores de la legalización del divorcio en 105 casos
de convivencia imposible se les dijera que, en la actualidad, es más
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Alicia V. Rubia
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Cuando nos prohibieron ser mujerey . . .y 05 perszlguíeron por xer hambre;
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Cuandº nm prnhíbierun S!T mujem' . ..y 05 perjiguieran por …ver homórex
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CAPÍTULO 15,
LA INDUSTRIA DEL GENERO...
...Y EL INAGOTABLE DINERO DEL
HETEROPATRIARCADO
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Cuando no; prohibieron sfr mujeres .. .y 05 pmíguieran por ser hombres
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Alicia V.' Rubio
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Cuando nos prohibieron ser mujerex . . .y as persiguieron par SET hombres
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Cuando nos prohibieron ser mujeref . . .y 05 persiguieran por ser /70m/7res
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Alicia V. Rubio
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Cuando nos prohibieron ser mujer!; .. ._y os per;iguierun por ser hombres
ron 216.000 euros, al 2012 donde añrrnan que solo fueron 146.000.
Sorprende la enorme diferencia respeto a los datos de los boletines
oficiales en los que, solo una asociación, se lleva mucho más dinero
para teóricamente aplicarlo en políticas de género. Evidentemente
aportan datos falsos y a la baja para “dar más pena” a CEDAW y que
este organismo “anime” a España a añojarse el bolsillo.
Veamos otra de las cabezas de esta insaciable hidra de] género: 105
nuevos organismos, las nuevas profesiones y las necesarias nuevas ti—
tulaciones para facultar a los ncoimprcscindiblcs “expertos en génc—
»
[O.
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Cuando nos prohibieron ser mujeres … .y os persiguieron por ser hombres
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Alicia V. Rubio
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Cuando nos prohibieron ¡cºr mujeres . . .y os persiguieron por ser ¡Jambrts
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Alicia V. Rubia
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CAPÍTULO 16
Los NEODERECl—IOS, LAS
PSEUDODISCR!MINACIONES...
Y LAS LEGISLACIONES DISCRIMINATORIAS
DE NOMBRE ORWELLIANO
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Alicia V Rubia
Sin embargo, en los últimos años se han venido creando unos NEO—
DERECHOS que están dando al traste con la aplicación práctica de
los Derechos Humanos Fundalnentalcs y que vienen, curiosamente,
avalados, amparados y promocionados por los organismos suprana—
cionalcs que deberían ser garantes de esos Derechos Humanos Fun-
damentales que los neoderec/705 vulneran. Junto a esos ne0derecbos sur-
gen las PSEUDODISCRIMINACIONES cn un doble juego donde
unas veces el neoderecha hace surgir la pseudodiscrimirzación, puesto
que simplemente no es posible garantizado porque va contra la rea—
lidad y, otras veces, es esa discriminación falsa la que crea un nuevo
neodererho para tratar de eliminar esa presunta discriminación. Parece
un complicado juego de palabras pero con unos ejemplos se entiende
perfectamente.
Alguien podría pensar que, lo mismo que nos llevó siglos de evolu—
ción del pensamiento llegar a los artículos que se firmaron en la ONU
en 1948, aún quedara camino por andar en el campo de los derechos
humanos. En caso de que quedara camino en la adición de nuevos
derechos, lo que parece seguro es la imposibilidad de que sea por esa
vía, ya que estos derechos de nueva generación presentan algunas
características que los hace discutibles e incluso contraproducentes,
al contrario que los derechos humanos fundamentales. Si analizamos
estos neoderechos, vemos que presentan varias aspectos que los hacen,
cuando menos. dudosos, si no directamente cercenadores de otros
derechos. De forma general se puede decir que:
lº Los neoderechos son artificiales y se oponen a la biºlogía, la an—
tropología, la neuroñsiología, la genética y al sentido común.
2º Los neaderec/70: se enfrentan, & incluso vulneran, Derechos Hu-
manos Fundamentales (libertad religiosa, igualdad de derechos,
libertad de pensamiento y opinión, derecho a la vida, derecho a
la educación de los hijos. . .)
3º Los neoderechos muchas veces chocan Frontalmente con los va—
lores éticos en los que se fundamenta la sociedad occidental. En
estos casos se busca, sobre todo, la destrucción del tejido moral
de esa sociedad cuestionando todas las raíces éticas en bcncñcio
de colectivos minoritarios.
4º Los neoderechas eq uiP aran realidades diferentes Y exi % en ¡ gl lal—
dad entre esas rcahdades que obllgan & asum1r como semejantes,
aun siendo naturalmente inviable tal equiparación, implicando
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Cuando nos prohibieron ser mujere; .. .y 05 persiguieron por ser hombre:
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Alicia V. Rubio
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Cuando nos prohibieron ser mujeres ..y 05 persiguieron por ser hambrf5
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Cuando nos prohibieron ser mujeres . . .y os persiguieron por ser hombres
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CAPÍTU LO 17
LA DESTRUCCION DE
LA MASCULINIDAD:
LA CREACIÓN DE LA VIOLENCIA "DE GENERO"
Util porque sirve para criminalizar & un grupo y que funcionen los
conocidos mecanismos de muerte civil y de la reputación de un indi—
viduo por mera pertenencia al grupo calumniado :: injuriado.
Este reconocimiento de que existe una violencia estructural del hom—
bre contra la mujer en España especialmente grave por su característi-
ca esencial de confabulación del heteropatriarcado contra las Féminas
(& las que, asombrosamente, la sociedad hctcropatriarcal concede los
mismos derechos que a los hombres, protege de forma espectacular
y dona para sus organizaciones millones de euros) también implica
la consecuencia lógica pero falaz de que existen otras “violencias a'e
no-gérzera”, que no alcanzan el nivel de importancia de ésta, e incluso
que no existen y que, a nivel legislativo y de inversión de fondos, no
son merecedoras de una lucha social contra ellas porque esas sí, las
realizan personas concretas para las que el código penal es suñciente.
En el momento en que se admite la violencia dege'nero, y la de no—gé—
nem como menor, se está admitiendo que la importancia de la vio—
lencia no está en el daño que produce sino en la presunta intenciona-
lidad del agresor y sus características. Y por ello, la pena asociada no
va a ser decidida por el daño realizado sobre la víctima y el delito en
sí mismo, sino por el sexo del agresor y su móvil, que cn el caso del
varón es el machismo, imponiendo una causa única de los delitos,
por lo que cuando un hombre mata a una mujer o la agrede no hace
falta investigar, porque la causa viene implícita, 10 que no sucede en
ninguna otra situación. Igualmente se instaura un “delito de autor”
que sólo pueden llevar a cabo hombres, ñgura legal inexistente y por
encima de todo razonamiento judicial.
Igualmente, la concatenación de argumentos lógicos, una vez ad-
mitida la importancia absoluta (no como agravante) de la intencio—
nalidad sobre el propio delito, también implica que si una persona
mata por hacer un favor es menos delito que si mata por maldad, al
margen de lo que opine el asesinado, al que puede no haberle hecho
gracia el “favor”, abriendo paso a la eutanasia compasiva “por el bien
del paciente" y al margen de su opinión. Pero esto es otra deriva de la
relativízación de la moral, el delito y el daño que no está relacionado
con lo tratado ahora, si bien señala el camino coincidente de una
relativización y Otra.
Volviendo a la consecución de razonamientos, si se admite que matar
por creerse superior a la mujer es mucho más grave que si se mata por
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Alicia V. Rubio
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Cuando nos prohibieron ser mujere5 …) 05 persiguieron por ser hombre;
que, con los resultados que ha dado su encuesta contrarios a los pa—
rámetros de la violencia de género, sólo va a tener problemas, mala
fama y dificultades para encontrar empleo.
70 Acosar, amenazar y penalizar a investigadores que producen prue-
bas contra las creencias feministas.
Otra dº las cosas que Straus señala es que el enfoque exclusivo en
una dirección, frente a la concepción de la violencia como algo bi-
direccional y de múltiples causas, lleva a crear casas de acogida sólo
para mujeres y cursos de rehabilitación sólo de maltratadorcs dejando
desasistidos a los casos inversos, que son bastante parejos en cifras.
La realidad es que se ha conseguido, mediante la manipulación y
ocultación de la realidad por todo este tipo de artimañas, una sen—
sibilidad especial ante esta clase de violencia y de asesinatos frente a
otros igualmente lamentables y una casi unanimidad en la aceptación
de los datos de las portadas periodísticas sin análisis, contraste u ob—
jeción.
La necesidad de ocultar la bidireccionalidad es tan perentoria que
cualquier insinuación al respecto es acallada por una horda de vivido—
rcs de la violencia de género, entre otras cosas, acusando de banalizar
el maltrato y la mu€rte de mujeres con semejante pretensión de bidi-
reccionalidad. La sombra de otras víctimas banaliza con su insigniñ—
cante sufrimiento y muerte el sufrimiento y las muertes importantes:
las que se pueden instrumentalizar. No se permite debate, ni datos.
No se permite ni mcncionarlo. Pd fm y al cabo, la ingentísima inver-
sión de fondos en la violencia de género y toda la industria asociada
se fundamenta en esa falacia: que la mujer es siempre la víctima y
el hombre siempre el maltratador machista. De hecho, en uno de
los momentos álgidos de campañas contra la violencia machista y la
insistencia en que se denuncie, la Guardia Civil publicó un ca.rtcl &
través de twitter cn el que aparecían las caras de un hombre y una
mujer con el aséptico mensaje: TOLERANCIA CEROAL M4LTRA—
TO EN TODAS SUS WIRIANTES. DENUNCIA. NO LLEVES [.A
PROCESIÓN POR DENTRO. Sobre el rostro del hombre ponía:
Cuando maltrata; a una mujer dejas de ser un hambre. Ante el maltrata-
dor, tolerancia 0. Sobre el rostro de la mujer ponía: Cuando maltratas
¿: un hombre dejas de ser una mujer. Ante la maltratadom, tolerancia 0.
La Guardia Civil tuvo que pedir disculpas y retirar el cartel.
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Cuanda nas prohibieron ser mujeres . . .y 0; persiguieron por ser hombre:
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CAPÍTULO 18
LEY INTEGRAIT DE VIOLENCIA
DE GENERO:
LA CRIMINALIZACIÓN LEGAL DEL VARÓN
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Cuando nos prohibieron ser mujeres …y os persiguierºn por ser hombre;
Hay quien afirma que el problema es que está mal redactada, mal
interpretada y mal aplicada, lo que llevaría a definir el trabajo de
las juristas feministas como de chapuza. Es posible. Sin embargo, al
resultar tan favorable a determinados intereses y a las líneas de acción
de las agendas feministas y sus libros de cabecera, es complicado pen—
sar en errores bienintencionados.
Sin embargo, sin reparo y a causa de la posible chapuza, se aplican
castigos y penas a hombres particulares desde esa perspectiva llena
de injusticias. La negación de la naturaleza humana, la ocultación
intencionada de hechos y datos, el dinero inagotable y los puestos de
trabajo que proporciona, y la merma de derechos humanos funda—
mentales que a nadie quita el sueño, además de su evidente fracaso
en sus objetivos expresos como ley, hacen pensar poco cn el error
bienintencionado y mucho en el interés malintencionado.
Veamos el funcionamiento siguiendo las pautas de la naturaleza hu—
mana, que de nuevo, y como es habitual, niega la ideología de género
subyacente en esta legislación, pero cuyas pautas se cumplen y, en
este caso, se utilizan de forma demasiado certera en beneficio de la
causa del género como para pensar en casualidad 0 errores.
El primer paso era instaurar todo tipo de asociaciones y grupos de
asistencia a mujeres desde organismos feministas que las ayudan de
forma gratuita (fondos públicos mediante) porque parten de la con—
sideración de que la mujer está en inferioridad de situación por esos
motivos estructurales que la mantienen en la opresión en todo mo—
mento, incluido el divorcio. Estas ayudas especiales a la mujer que
implican una valoración de la misma como un ser inferior e incapaz
de valerse llevan, en el fondo, a que la presunta dependencia feme—
nina de] varón pase a manos de 105 grupos feministas. El entramado
ya se estaba montado desde años antes y se reforzó con el dictamen
de 1998 de la ONU instando a erradicar la violencia en el ámbito
familiar y un plan nacional para tal En dirigido desde poderosas aso-
ciaciones de mujeres adscritas a partidos políticos concretos.
[a mujer, que acude a estas profesionales con intención de divor-
ciarse, () de informarse sobre este tema antes de tomar una decisión,
ha tenido previamente momentos de muy mala convivencia con su
pareja masculina. En un divorcio hay que establecer reparto de bie-
nes, y de niños, si los hay. La mujer enfadada y con la emotividad y la
racionalidad estrechamente conectadas en los millones de conexiones
275
Alicia V. Ru bio
de su cuerpo calloso cerebral se encuentra con que tiene una baza es-
pecial en el divorcio: la acusación de haber sido víctima de violencia
de género por parte de su pareja masculina. En ese caso se produce
una adjudicación instantánea de la casa, la custodia de los hijos, el
alejamiento del varón y el pago por parte de este de una pensión para
mantenimiento de los niños.
La persona de servicios jurídicos feministas que la atiende informa de
todo ello y de que no siempre la violencia es física. Analizando las dis-
cusiones previas de la pareja aparecen momentos de insultos o zaran—
deo mutuo que son interpretados como violencia de género. Algunas
se resisten a la criminalización del padre de sus hijos por reconocer
que nada de eso es violencia unidireccional y machista. Otras ven la
forma de sacar bencñcios y vengarse. La naturaleza humana puede
ser muy miserable.
La acusación de violencia presenta varias ventajas: la mujer no tiene
que probar nada, porque su palabra vale como prueba al ser el hom—
bre maltratador genético, se ponen en marcha sus consecuencias de
oñcio y, hasta ahora, no había apenas castigo para una falsa acusación
pese a ser un delito de gravedad que utiliza recursos del estado.
Se ha dicho que la mujer no tiene que probar nada. Sólo decir que el
hombre la maltrata. El maltrato que se vende en los carteles es siem—
pre físico: nos presentan mujeres golpeadas salvajemente que inducen
inmediatamente a la empatía y al juicio desde el sentimiento y nos
impiden analizar otra cosa: la inmensa mayoría de las denuncias por
violencia no son por violencia física, sino psíquica, cuya capacidad
probatoria es mucho más compleja que la física. Y en la que la mujer
está en perfecta igualdad de condiciones de ejercer y de defenderse.
Tras realizar la denuncia se ponen en marcha los mecanismos es—
tablecidos para la violencia de género: la policía va al domicilio y
teóricamente investiga la situación. La modificación de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal contempla la protección preventiva al or—
denar detención por si, el desprecio del presunto machista hacia lo
femenino, desencadena el maltrato severo o la muerte de la denun—
ciante. Por ello, en la práctica y ante la duda remotísima de que haya
algo de cierto, los policías no quieren exponerse a que su juicio de
que no hay riesgo y la afirmación de que se trata de una denuncia
falsa o instrumental por su parte de' como resultado que esa noche el
hombre mate a la mujer o la agreda brutalmente. Por ello, y además
276
Cuando nospra/1ibímm ser mujeres . . .y os persiguieran por ser hombref
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Alicia V. Rubio
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Cuando nos prohibieron ser mujeref . . .y 05 persiguieron por ser hombre;
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Cuando nos prohibieron SET mujeres . . .y 05 persiguieron por ser hombres
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Cuando nax pmhz'bim)n ¡er mujeres … .y 05 per5iguiernn por ser hombres
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Alicia V.' Rubio
sino clases y donde no hay más realización personal que la elegida por
la ideología de género para nosotros.
El concepto de familia es sexista porque es biológico. Y naturalmente
los papeles que se realizan en la crianza de los niños son, en esen-
cia, los que la biología nos ha asignado. En su incansable lucha por
erradicar los comportamientos naturales, esos que los ideólogos del
género llamarían sexistas aparece, como elemento distorsionador por
excelencia, la familia: la familia tradicional o “heterosexual” según su
manipulación idiomática. La familia biológica y natural, la familia
ecológica capaz de procrear sin medios y sin ayudas artificiales, y cn la
que los roles difícilmente pueden ser construcciones sociales cuando
la fuerza biológica desencadena todos los mecanismos de protección
de la prole en hembras y machos según sus respectivos códigos filo—
genéticos de conducta…
El organigrama biológico normalmente crea asociaciones más o me—
nos estables, en la inmensa mayoría de las especies, con un grupo
de seres unidos por compartir códigos genéticos y, en especies su—
periores, añade lazos de afecto y solidaridad. El origen y objetivo
primordial y biológico de esas asociaciones es la procreación como
forma de supervivencia de la especie, de modo que se consiga en esa
unión sexual y procreadora, que en el caso humano añade el amor, un
entorno lo más adecuado posible a la descendencia, su mejor desarro—
llo y su supervivencia. Las funciones biológicas de los seres sexuados
hembra y macho son evidentes, ya se han explicado y la naturaleza los
dora de las características necesarias para llevarlas a cabo.
En el caso humano, además del desarrollo físico, es más que razo—
nable que la naturaleza haya ido pcrñland0 también un ambiente
óptimo para el desarrollo intelectual, anímico y psicológico. La esta-
bilidad en todos los ámbitos parece favorecer determinados aspectos
de nuestra personalidad. La seguridad conforma temperamentos más
seguros, confiados, estables, en tanto las carencias y las inseguridades
en las necesidades básicas hacen que seamos más inseguros, egoístas
y dcsconñados, aunque también generan otro tipo de reacciones más
positiva:; como la capacidad de iniciativa, el valor, el ingenio, la au-
dacia... Puesto que el ambiente exterior crea suficientes situaciones
de inseguridad como para que todos los seres humanos desarrollen
ciertas capacidades, esa seguridad necesaria ha de provenir en edades
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Cuando nos prohibieron m mujerrs . . ._y 05 perfiguierun por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ser nztgjerex …y os persiguieron por ser hombre;
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Cuando nos prohibieron ser ng'eres .. .y 05 persiguieron por ser hombre;
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CAPÍTULO 20
LOS MENORES, ESE OSCURO
OBJETO DE DESEO |:
LOS JUGUETES Y LOS CUENTOS CULPABLES
306
Cuando naspra/1ibiemn ser mujerex , . ¿y 05 persiguieron por ser hombres
manzana sin que signiñquc que una tienen que ser mejor que otra,
puesto que ambas son frutas, los ideólogos de género se preguntan
por las razones del fracaso de las políticas igualitarias.
Y la conclusión a la que llegan no es, por errónea, menos previsible y
peligrosa: ha de haber algo en los primeros estadios de la formación
de los seres humanos que les marca a sangre y fuego sus roles sociales,
su empeño en ser hombres y mujeres. Ha de haber algo y hay que
eliminarlo para que el ser humano sea neutro, no sea mi hombre mi
mujer, sea lo que la ideología dc: género crec que debe ser. Y, natural-
mente en la vida de los niños hay tres aprendizajes fundamentales:
lenguaje, juegos y cuentos. La “desprogramación sexista” en los roles,
“reprogramación antibiológica” en realidad, ha de realizarse en esas
edades tempranas y atacando esos tres accesos a través de los cuales
el niño recibe inHuencias. Y hay dos ámbitos en su vida: [a familia,
elemento a destruir, y la escuela, cl€mento & utilizar. La escuela es de
vital importancia en la vida de los menores y su fácil permeabiliza—
ción a los lobbies puede ser utilizada para acceder a 105 juegos, los
cuentos, los aprendizajes, el idioma. .. La enseñanza reglada y obliga—
toria, poderosa por sí sola en la implantación de doctrinas, pero letal
si a ella se une la pérdida total de referentes.
Una vez se ha asumido que las diferencias sexuales no son relevantes y
se niega que niños y niñas actúan como niños y como niñas porque,
al fm y al cabo, son hombres y mujeres, una vez que se ha negado
la alteridad sexual como hecho real, consumado por la naturaleza c
ineludible, es lógico inferir que la culpa la tengan esos factores que
esconden, peligrosamente, los odiados estereotipos sexuales. Dc gé—
nero según su terminología.
Los juguetes y 105 juegos tienen la culpa de todo… de todo 10 que
no tiene la culpa la familia estructurada como varón y hembra que
tienen crías. la educación, en definitiva, en todas sus facetas.
Vayamos a esos perversos juegos y a esos cncasilladores juguetes que
tanto mal han hecho a la sociedad y que hay, por el bien de la hu—
manidad, que erradicar, eliminar y hacer desaparecer en el fango de
la historia.
Como ya se ha señalado, los niños, desde muy pequeños tienden
a juegos de contacto físico, de “acoso y derribo”, de competición y
fuerza mientras que las niñas prefieren juegos más sosegados, de tipo
308
Cuanda nos prohibieron ser mujere.f .. .y 05 persiguieron por ser hombre;
Los anuncios que 105 niños ven de forma habitual, y que son tan
culpables de la implantación de estereotipos, cada vez se ven más
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Cuando nos prohibieron ser mujerex . . .y 05 persiguierºn por ser hombre;
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Cuando no: prohibieron ser mujeres …y 05 per5iguíeron por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ¡er mujeres … .y 05 persiguieron por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ser mujer?; . . .y 05 persiguieron por ser hombres
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CAPÍTULO 21
LOS MENORES, ESE OSCURO
OBJETO DE DESEO u:
EDUCACIÓN SEXUAL IDEOLÓGICA
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Cuando nos prohibieron ser mujeres .. ._y 05 persiguieron por ser hombre;
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Cuando nos prohibieron ser mujeres …y os pernguieran por ser hambre;
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Cuandº nºs prohibieron ser mujeres" .) w persiguieron por ser hombre;
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Cuando nos prohibieron ¡tr mujeres .. .y 05 persiguieron por str hombres
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Cuando nos prohibieron ser mujem .. .y os pemguíeran por ser hombres
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CAPÍTULO 22
LOS MENORES, ESE OSCURO
OBJETO DE DESEO |||
LOS CABALLOS DE TROYA DE LA
IDEOLOGÍA DE GENERO
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Cuando noi prohibieron 567“ mujeref . . .y 05 pmz;guieron por ser hombre;
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Cuando nospm/Jióieran ser mujeres . . .y os persiguieron por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ser mujeref .. .y 05 persiguierºn por ser hombres
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Cuando nos pruhibieron ser mujfre¡ . . .y 05 persz'guieran por ser hombres
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Cuando nos prohibierºn ser mujere¡ . ..y 05 pers¿guieran por ser hombre;
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Cuandº nos prohibieron ser mujeres .. .y os persiguieron por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ser mujeres …y 05 pmiguieron por ser hombre:
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Cuandº nos prohibieron ser mujeres . . .y 05 persiguieron por ser hambre;
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CAPÍTULO 23
EL FEMINISMO DESQUICIADO:
LAS DULCES Y PACÍFICAS BONOBAS
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Cuando nos prohibieron ser mujeres . . 4y ay persiguieron por ser hombres
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Alititz V Rubio
6. EXCENTRICIDADES VARIAS
En este apartado hay que incluir diversos tipos de aportaciones inte-
lectuales y culturales del feminismo 3 la liberación de la mujer, per-
Fectamente prescindibles y que van desde la reinvención de la pre—
historia matriarcal al descubrimiento de tribus de mujeres guerreras.
Los trabajos de diversas estudiosas afirman la existencia de un ma-
triarcado feliz, en una etapa indeñnida del pasado, que los hombres
truncaron en su ansia de poder y su afán de opresión a la mujer. Por
qué no quedó nada de aquella Arcadia feliz y cómo se organizaron 105
hombres para dar el “golpe de estado” en lugares dispares del mundo,
es un misterio. ¡Ay, no!, que atacaron a las tribus matriarcalcs y bono—
bas y las sometieron, que para eso los machos son los malos.
Otros estudios descubren, para indignación general, que el hctcropa—
triarcado se remonta a los homínidos prehuma.nos. Y en otros se trata
de encontrar muj€res con la mentalidad y la vida actual en un alarde
de anacronismo y de incapacidad de comprender que la vida de la
mujer de hace doscientos años, por ejemplo, tan dura y difícil como
la del varón, implicaba embarazos encadenados, lactancias continuas,
crianzas de hijos complicadas sin los adelantos actuales, sin agua co—
rriente, lavadora, luz o pañales desechables, lo que no facilitaba un
comportamiento de feminista cmancipada.
Las presuntas heroínas luchadoras que vivían una sexualidad promis-
cua y varonil, ejerciendo esos roles de género masculinos que tanto
valoran en detrimento de la mujer real y que nos presenta la nueva
iconografía feminista, eran inviablcs por la inexistencia de métodos
anticonceptivos y la probabilidad de embarazos, que hacían poco rc—
comendable el sexo libre y di5cultaban esa capacidad luchadora y esa
autonomía cmancipada que nos venden. La sensación al leer estudios
sobre historia o prehistoria de corte Feminista es la de estar ante una
novela histórica de ficción poco rigurosa con el pasado.
La reescritura de la historia femenina también incluye descubrimien—
tos más que discutiblcs sobre autorías de obras maestras robadas por
el varón con quién la mujer oprímída verdadera artista convivía, mal—
tratadores que nunca se supo que lo fueran pero no están para de-
fender su memoria, y especulaciones poco fundadas sobre los gustos
sexuales de mujeres relevantes a las que se presume lesbianas sin que
ellas, tampoco, puedan dcsmentirlo. Es la ventaja de reinventar el
pasado.
368
Cuando nos_pra/1íbiemn ser mujeres , . .y 05 persiguieron por ser hombres
Puesto que cada vez es más difícil demostrar lo oprimida que está la
mujer occidental, se ha inventado el término micromachismo para
poder seguir encontrando razones para victimizarse. Aparecidos ya
en algún otro capítulo, son comportamientos machistas que las cos-
tumbres sociales hacen pasar desapercibidos pero que realmente son
terribles, violencia y perpetuación de los roles qU€ oprimen & la mu—
jer. Considerados como violencia simbólica y tan inadmisibles como
otras violencias, merecen la misma reprobación. En realidad y fue—
ra de la perspectiva de género que todo lo envenena, lo que llaman
micromachismos son una mezcla de comportamientos tradicionales,
formas de actuar de los hombres, que no son machismo sino mascu—
linidad, inocentes sobreentendidos por estadística y pura biología… El
hecho de que un camarero, a] traer un cocido y una ensalada, ponga
el cocido al varón y la ensalada a la chica es micromachismo e inad—
misible desde cualquier punto de vista.
El piropo, por ejemplo, es otro micromachismo. No se habla de un
comentario desagradable o grosero, sino de una frase agradable di-
rigida por pane de un hombre a una mujer de forma espontánea
y sin conocerla. La movilización contra semejante “ofensa” se hizo
popular por el intento de convertirlo en delito, que afortunadamente
no prosperó, cercenando un poco más los derechos fundamentales
de los varones, esta vez cl de libertad de expresión y opinión. El caso
del piropo es muy adecuado para entender la diferente perspectiva
que las asambleas bonobas utilizan para juzgar las “violencias” que
ellas realizan y las que consideran que les hacen a ellas y para ver la
forma desproporcionada de responder & nimiedadcs con provocacio-
nes: en las redes salieron numerosas mujeres fotograñadas con frases
de este tipo: No quiero tus piropos, quiero que te mueras. Los anuncios
con cuerpos femeninos, la elección de reinas de las fiestas, cualquier
amabilidad por parte de un varón que este no hiciera con un congé-
nerc, son micromachismos. Circulaba en redes un montaje de fotos
de personas sentadas en el metro, un nombre junto a una mujer.
El hombre sentado con las piernas abiertas ocupaba un espacio que
correspondía a la fémina y esta con las piernas juntas se amoldaba al
espacio que quedaba. La denuncia era que los hombres que allí apa—
recían actuaban de esa manera como agresión y desprecio a la mujer.
Sin embargo, la imagen estaba cortada a la altura de lem cabc7as, y
un análisis del resto del cuerpo mostraba que la mayoría de aquellos
opresores sin respeto eran pobres ciudadanos que se habían dormi—
569
Alicia V. Rubia
370
Cuando nos prohibieron …ver mujeres .. .y a: persiguieron pºr ser hombres
al que los lectores de este libro sólo acceden por noticias sueltas en la
maraña informativa a la que nos someten.
Sin embargo, queda un punto que se deja a juicio del lector.
7. PEDERASTIA FEMINISTA
Ante la imposibilidad de explicarlo, se transcribe parte de una en-
trevista aparecida en una revista feminista. Helen Torres es la “perio-
dista” y María Llopis una artista multimedia que desarrolla una visión
alternativa de la identidad sexual a partir de la desconstruccz'ón del suje-
to delfeminismo para acercarse ¿[feminismo prosex (¡ al tramfeminisma
, . “ . . ,,
y esta realizando un proyecto llamado Matcrn1dadcs subverswas .
María Llopis: Pero es que las modelo: estándar de crianza, al menos en
la España del Mediterráneo, parten de la negación de la posibilidad de
ese enamoramiento. Estos modelos de crianzaplantean que como tarde al
año empiecen la guardería. Yla escolarización, cuanto má3pronto mejor.
Como si se tratara de que, cuanto antes te quites la criatura de encima,
mejor. Es un tema muy delicado. Yo creo que todos los problemas de
crianza y maternidad vienen de la relación de pareja estable y
monógama que nofimciona en la maternidad. Hay sociedades que
tienen atrasfbrmas de relaciones que fímcionan mejor con [a materni—
dad.
HCH€D Torres: Yes ese modelo relatiamzl de pareja estable monógama el
que necesita negar la ¡exualídad durante la maternidad, pero no sólo en
ese momento, sino que luego esta' la negación de la sexualidad durante la
inj%ncia. Fijate que, cuando tepreguntan cuándo /Jt15 tenido tu primera
experiencia sexual, te están preguntandopor el coito, por unpoluo con al—
guien, ya que ante: de esa se supone que la sexualidad no existe. Pero, ¡si
basta los bebés se hacen pajas! Y luego emi exe explorar de los cuer—
pos entre la madrey la criatura. . . tocarse, mimar;e, descubrirse. .. ”
María Llopis: Em cama mucho terror. .. Tengo una colega que es tera—
peuta, /mce medicina china, y tiene un cría, y me contaba sobre estas
interacciones sexuales con su hija en que deja que él le explore su
cuerpo, le toque el coño, en 1971… Ella decía que la gente no hace
dzfmncía entre que yo satisfaga mis deseos sexuales sobre una
criatura pese a ella, sin tenerla en cuenta, y el permitir que esa
criatura explore la sexualidad ayudada por mí. Entre esas dos pa—
sicíones hay un mundo. La diferencia sería la misma que la que hay
entre una relación sexual consentida en [a que todas 143 partes se
371
Alicia V. Rubio
tienen en cuenta entre ellas y una satisfacción del propio deseo sexual
pasando por encima de todas las voluntades que no mn la mía. Eso se
llama violación.
Hellen Torres: 77zmbz'e'n es importante no perder nunca de vista el con—
texto. Es decir, cuand0 la situación se complica porque tanto la madre
como la criatura viven en una sociedad en [a que ese acompañamiento
en el descubrir de la sexualidad es considerado una aberración. En-
tonces tienes que parar, a tener cuidado, porque esa persona a
la que acompañas es muy pequeña como para ir por el mundo
diciendo que se quierefbllar a su madre y que el mundo no piense
que eso es una perversión imperdonable.
Fuente completa:
https://web.archive.0rg/Web/20150428232736/http://www.pikara—
magazinc.com/ZOI 5/03/mi—mcjor-amantc/J$sdfootnote4sym
Atando cabos puesto que, como ya se explicó en la manipulación
por sobresaturación informativa, la información sólo es údl si somos
capaces de rclacionarla con otros conocimientos y extraer de ella una
consecuencia. . .
Elfn de lafamz'lia biológica será el¡971 de la represión sexual. La homose—
xualidad masculina, el lesbiani5mo )) las relaciones ¡exuales extramarz'ta—
[es no ¡¿mi visto, al modo liberal, como una electio'n altemativa.(. . . ) La
humanídadpodrá reuertirfnalmente ¡¡ una sexualidadpolimm:f21mente
perversa natural. Alison Jagger.
No olviden que estos colectivos son los que entran en los centros de
menores a hablar de sexualidad plena, de violencia de género, contra
el amor romántico y sobre el respeto a la diversidad sexual, a través de
asociaciones subvencionadas con fondos públicos para tal En.
372
CAPÍTULO 24
LA |NDEFENSION APRENDIDA.
LA RESISTENCIA PASIVA,
Y LA OPOSICIÓN ACTIVA
377
Alicia V Rubio
que luchan contra una de las cabezas son aliados contra la ideología
de género. Como ciudadanía que somos, tenemos que dejar de ayu-
dar de forma personal a asociaciones, partidos y grupos que de una
forma u otra promuevan la ideología de género, denunciar las mani-
pulaciones, desenmascarar a los manipuladores. . . asociarse, explicar
a todo el mundo el origen de los problemas que nos surgen, de las
injusticias a las que nos vemos sometidos y de la tiranía de una ideo—
logía totalitaria.
La enorme cantidad de perjuicios, injusticias generadas por los neo—
derechos, dolor y despropósitos que va produciendo esta ideología
ayuda ?. dcscnmascararla. De hecho, en este momento las sociedades
están divididas en tres grupos: un gran mayoría que vive en el “Ma-
trix del género", una minoría que vive del “Matrix del género” y una
minoría creciente que, víctima de las injusticias que produce 0 por
motivos diversos, se defiende como puede de ese entramado virtual
poderosísimo en una nave dcsguazada cuya única forma de sobre—
vivir es que no se le dctcctc. Como Winston Smith, el protagonista
de “1984” de G. Orwell, son conscientes de que ven una realidad
diferente que el resto, que piensan diferente, que no pueden evitar
ser críticos con la “corrección generista”, que cometen pecados de he—
teronormatividad, que no asumen el derecho sexual de los menores,
que, al margen de 10 que cada uno haga, las uniones homosexuales
no les parecen iguales que las heterosexuales convirtiéndose inme-
diatamente en homófobos, que no ven que la violencia doméstica
sea de género, que matar niños nonatos les parece horrible... y no
pueden controlar ese pensamiento libre, y esa percepción de que todo
es mentira. Como Neo de “The Matrix”, saben que todo es mentira.
Y saben que si lo maniñestan, “Matrix” detectará la nave, matará ci—
vilmcnte al disidente, lc destruirá la reputación, lc dejará sin empleo,
e incluso en algunos casos llegará a la amenaza persona] y la agresión
física. Los orígenes ideológicos del género garantizan que se justiñquc
cualquier medio para obtener y mantener el fin.
Algunos puede aún elegir entre vivir en “Matrix”, asumir el ncolcn—
guaje de 1984 y ser buenos ciudadanos. Otros, ya fuera de “Matrix”,
con el pensamiento incapaz de aceptar las mentiras, sólo podemos
luchar contra ese poderosísimo entramado. Deberíamos organizar—
nos, si bien habría también que tener pautas de actuación individual:
378
Cuando nos prohibieron ser mujeres .. .y os persiguieron por ser hombres
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Cuando nos prohibieron ser mujeres . . .y as pem'guierun por ser hombre;
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EPÍLOGO
Doris Lessing
Escritora y Feminista
383
BIBLIOGRAFÍA
386
Cuando no; prohibieron ser mujem . ..y as persiguieron por ser hombres
388
El ser humano es una mezcla indisoluble de biología y cultura. Por eso
nuestra felicidad depende, en gran medida, de! equilibrio entre ambas
naturalezas, que avanzan hacia objetivos diferentes aunque nº
contrapuestas.