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Monocitos alterados

Los niños que padecieron alergias también mostraron al nacer valores más altos de un tipo de leucocitos denominados monocitos, los
cuales constituyen las reservas del sistema inmunitario. Cuando enfermamos, los monocitos se transforman en células como los
macrófagos, que combaten los patógenos. Zhang y sus colaboradores descubrieron que los monocitos de los niños alérgicos no solo
eran más numerosos, sino que presentaban un comportamiento hiperactivo. Reaccionaban con más fuerza ante una molécula
bacteriana que los monocitos de los niños no alérgicos. En otras palabras, respondieron de manera más agresiva de lo normal a las
supuestas amenazas.
Los estudios anteriores no habían establecido una relación entre los monocitos hiperactivos y las alergias alimentarias infantiles, por lo
que los investigadores examinaron los efectos de esas células en otras células inmunitarias. En placas de cultivo, comprobaron que la
señal emitida por los monocitos de los niños alérgicos alteraba el comportamiento de los linfocitos T reguladores, que normalmente
suprimen las reacciones alérgicas. En lugar de ello, estos últimos se transformaron en otras células, los linfocitos T auxiliares, los cuales
impulsan las reacciones alérgicas. Los mensajes moleculares de los monocitos también activan a los linfocitos T auxiliares «indecisos»
para que se conviertan en células promotoras de la alergia.
Según los autores, los resultados indican que el sistema inmunitario de algunos niños se halla «preparado al nacer» para desarrollar
alergias. No está claro por qué los niños propensos a las alergias nacen con monocitos hiperactivos. Tal vez la madre se haya expuesto a
alguna sustancia durante el embarazo, quizá en su comida, que altera el sistema inmunitario en desarrollo del bebé. Las diferencias
genéticas también podrían influir en la sensibilidad de los monocitos.
¿Qué enfermedades se relacionan con la leucocitosis?

A modo general, las principales patologías o enfermedades relacionadas con el recuento alto de
glóbulos blancos son:

1. Leucemia linfocítica aguda o crónica.


2. Leucemia mielógena aguda o crónica.
3. Reacciones alérgicas graves.
4. Infecciones causadas por bacterias o virus.
5. Mielofibrosis
6. Policitemia vera.
7. Artritis reumatoide.
8. Tuberculosis

Exceso de glóbulos rojos: Causas y síntomas. Un nivel alto de glóbulos rojos o eritrocitos,
denominado policitemia, puede producirse bien por el aumento de
la hormona llamada eritropoyetina que estimula su formación, o bien por una alteración
genética que afecta a la médula ósea y que se conoce como policitemia vera. Niveles altos de
hemoglobina (proteína encargada del transporte del dioxígeno en sangre) o del hematocrito
(parte sólida de la sangre una vez separada del plasma) son también síntomas que requieren
una diagnosis especializada.
En el primer caso (policitemia), los dolores de cabeza o la sensación de vértigo suele ser los
síntomas más frecuentes y que, en el segundo caso (aumento de la eritropoyina), se suman a
la visión borrosa o hemorragias nasales. Pero no siempre nuestro organismo nos alerta de un
exceso de glóbulos rojos, el cual debe ser detectado y confirmado con un análisis de sangre
enfermedades relacionadas con las plaquetas altas

Son muchas las enfermedades que se relacionan con las plaquetas altas, pero algunas de las más
comunes son:

Infecciones de diversos tipos.

1. Enfermedades mieloproliferativas que fomentan la producción excesiva de plaquetas


desde la médula ósea, como es el caso de la leucemia mieloide crónica la policitemia vera,
la mielofibrosis primaria y la trombocitemia esencial.
2. Anemia ferropénica o por deficiencia de hierro, en la que se produce un mayor número de
plaquetas para compensar el déficit de hematíes por la falta de este mineral.
3. Cáncer de ovario, de pulmón o de mama, que produce lo que se conoce como
trombocitosis paraneoplástica.
4. Traumatismos considerables por causa de accidentes.
5. Trastornos hepáticos o renales, como el síndrome nefrótico.
6. Enfermedad de Kawasaki.

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