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DIFERENCIA ENTRE LAS

TEORÍAS ASOCIACIONISTAS ESTÍMULO- RESPUESTA


Y LAS TEORÍAS DEL CAMPO- GESTALT

BIGGE Y HUNT: “Bases Psicológicas de la Educación”.

Las dos familias más prominentes de la teoría contemporánea del aprendizaje son las teorías de los
asociacionismos de estímulo- respuesta y del campo- Gestalt.
A continuación presentaremos las diferencias más importantes entre estas familias en cuanto a cómo definen
la realidad, el ambiente, la percepción, la interacción y la motivación.

Los asociacionistas estímulo- respuesta tienden a tratar la realidad y la existencia como conceptos idénticos.
Por tanto para ellos el término realidad se refiere a los objetos y procesos físicos que existen o “están allí” por su
propio derecho. La silla sobre la que está sentado el lector puede decirse que existe, y para el asociacionista E- R la
silla es un buen ejemplo de realidad –no la impresión de una silla, sino la silla en sí. La silla existe por su propio
derecho; la forma en que se le percibe no es importante para su realidad.
Los partidarios de la teoría del campo Gestalt hacen una distinción entre realidad y existencia. Sin negar la
existencia independiente de las cosas, ni siquiera de las ideas de otras personas, insisten en que cada persona capta
o interpreta su mundo de manera que constituirá una pauta de significación para ella, y su interpretación es la
realidad en la que basa o determina sus acciones, por consiguiente piensan que los conocimientos que tiene una
persona de las cosas, son siempre limitados por la imposibilidad que existe de situarse totalmente “fuera de ella
misma”. Supone que cualquier percepción estará teñida, hasta cierto punto, por los propósitos y las experiencias del
observador, así como los procedimientos que se utilicen para observar el objeto percibido. Sin embargo, ninguna de
estas afirmaciones debe ser tomada como si quisiera decir que cada persona construye literalmente su mundo; más
bien en cualquier campo de las ciencias, relaciones sociales, moralidad y aún religión, cada individuo construye no
el mundo, sino sus nociones del mundo.

Para poder comprender plenamente la diferencia entre las definiciones de realidad de los asociacionistas E-
R, y de los del campo Gestalt, es necesario analizar con algún detalle las diferencias que existen entre los exponentes
de cada una de las perspectivas en sus diferentes definiciones de ambiente, percepción, interacción y motivación.

Los asociacionistas E- R, sostienen que los ambientes psicológicos y físico de la persona son idénticos; su
ambiente consiste de sus circunstancias físicas y sociales. Debido a que el ambiente está definido en términos
objetivos y físicos, sin duda todo el mundo puede ver –u oír, oler, palpar o sentir- el ambiente de cualquier otro.
Por el contrario, los psicólogos del campo Gestalt piensan que el ambiente de una persona es psicológico y
que consiste de lo que esa persona hace de lo que la rodea. Es esa porción del espacio vital o campo perceptivo que
circunda a la persona o al yo. El ambiente psicológico contiene impresiones de partes del ambiente físico, pero no
todo el ambiente físico. También se extiende más allá del mismo. Algunas veces, el ambiente psicológico de una
persona incluye en gran proporción recuerdos o anticipaciones; en este caso, la persona vagamente es consciente
del mundo físico que le rodea en ese momento.
Como el ambiente perceptivo de una persona es único, es obvio que dos personas pueden estar en la misma
ubicación espacial y temporal –o tan cercanos como sea posible- y, sin embargo, tener diferentes ambientes
psicológicos. Además, la conducta de dos personas igualmente inteligentes, que se ven frente a “hechos objetivos”
iguales, puede diferir drásticamente porque cada una tiene antecedentes distintos tanto en propósitos como en
experiencias. Cada vez que una persona vive una nueva experiencia, cambia su ambiente y nunca volverá a recuperar
el antiguo en forma idéntica.

Los asociacionistas E- R, definen la percepción como idéntica al acto de tomar fotografías. Los órganos
sensoriales, en forma literal “leen” las circunstancias sociales y físicas de una persona y registran esta “lectura” en
el sistema nervioso. Una vez que ha experimentado la sensación de algo, una persona puede colegir su significado.
Pero hay que observar que para un asociacionista E- R, la sensación ocupa el primer lugar antes que el significado y
que los dos actos, sentir y encontrar el significado, se consideran separados. Este psicólogo define la percepción
como un proceso de dos etapas –sentir y deducir el significado- que puede enfocarse a objetos particulares del
ambiente, sólo hasta donde lo permitan los condicionamientos previos.

El psicólogo del campo Gestalt, por otra parte, no separa la sensación de un objeto de su significado. Según
su punto de vista, la persona muy rara vez sentirá un objeto a menos que sea pertinente con algún propósito suyo.
Es esta pertenencia, esta calidad instrumental del objeto, lo que constituye su significado. A menos que una persona
capte algún significado en un objeto, no le prestará ninguna o muy poca atención. Así pues, un psicólogo del campo
Gestalt considera la percepción como proceso unitario, en el cual la sensación depende del significado y el significado
de la sensación, ocurriendo simultáneamente, tanto la sensación como el hallazgo de significado. Siempre se halla
relacionada con los objetivos, una persona selecciona activamente aquellos aspectos de su ambiente que pueden
ayudarla o que son un obstáculo y, por lo general, son estos a lo que es primordialmente sensible.

Además, para un psicólogo de campo Gestalt, el significado de una sensación y percepción queda siempre
referido a la situación total. Las relaciones y no la suma de elementos individuales, son las que determinan la cualidad
de un suceso como, por ejemplo, una percepción. Cualquier suceso psicológico es el resultado de la interacción de
muchos factores; por tanto, la percepción siempre implica un problema de organización. Se percibe una cosa como
una relación dentro del campo que incluye a la misma, al observador y a unos complejos antecedentes que contienen
los objetivos del observador y sus experiencias previas. Considerando las nociones anteriores, es obvio que, para un
partidario de la teoría de campo Gestalt, los sentidos no reflejan directamente como un espejo los objetos físicos en
su ambiente geográfico. La analogía con la cámara fotográfica que encaja en la idea asociacionista E- R de la
percepción, le parece al psicólogo de campo una burdísima simplificación.

El término interacción se utiliza por lo general para describir el proceso persona- ambiente, por medio del
cual se percibe la realidad. Ambas familias psicológicas utilizan el término, pero lo definen en formas diametralmente
distintas. Mientras que los asociacionistas E- R quieren decir la reacción alternante del organismo y después la del
ambiente, los psicólogos del campo Gestalt, siempre consideran que la interacción de la persona y de su ambiente
es simultánea y mutua, esto es, que ambos participan mutuamente al mismo tiempo.
La reacción alternante empieza con la reacción de una persona a un estímulo. La persona es considerada
como receptor pasivo de los estímulos; su posición habitual es la del que espera o reposa. Al recibir un estímulo,
reacciona en la forma en que debe hacerlo, de acuerdo con sus reflejos condicionados o innatos, a los que se exige
entren en juego. Para un asociacionista E- R, la secuencia temporal del proceso interactivo es estímulo- reacción-
estímulo- reacción, continuando así la cadena E- R, indefinidamente. Por consiguiente, el proceso interactivo se
considera como una cadena de causas y efectos, en la que los estímulos son las causas y los efectos son las
respuestas.
La interacción, cuando es empleada por los psicólogos del campo Gestalt, se refiere a las relaciones entre una
persona y su ambiente, en el cual la persona, en forma intencional, intenta ver el significado de su ambiente y hace
uso de los objetos en las formas más ventajosas posibles. A medida que interpreta y hace uso de su ambiente, para
beneficio de sus propósitos, ambos cambian.
Ahora tenemos una mutua relación simultánea de la persona y de su ambiente durante el cual no es posible
una bien marcada distinción entre ambos. En términos simbólicos, este concepto es mutua interacción simultánea.
Los partidarios de la teoría del campo Gestalt, al adherirse al concepto de mutua interacción simultánea, hacen una
distinción muy precisa entre la interacción de objetos físicos en un ambiente físico y –el objeto de la psicología- la
interacción de realidades psicológicas en un ambiente psicológico. Para un psicólogo de campo, sólo es importante
para una persona lo que le ocurre en su espacio vital en ese momento –o durante una unidad más larga de tiempo.
Una persona actúa recíprocamente al relacionarse –como ella se entiende a sí misma- con su interpretación de lo
que la rodea. Desde luego mientras lo hace, puede mover su cuerpo y manipular objetos en su ambiente físico en
formas por demás visibles a los observadores.
Pero, la interacción psicológica y las reacciones físicas son dos procesos diferentes. Una persona puede
interactuar dentro de un campo psicológico mientras está sentada en un sillón frente a la chimenea. La experiencia
humana es sinónimo de un suceso interactivo. No requiere necesariamente algún movimiento que pueda descubrir
cualquier observador.

La motivación se refiere a las cusas principales o a las fuerzas instigadoras de la conducta; la gente hace lo
que hace por la motivación. Como en el caso de los conceptos tratados anteriormente, los asociacionistas E- R y los
psicólogos del campo Gestalt mantienen conceptos opuestos y aparentemente incompatibles sobre la naturaleza
de la motivación. Estas diferencias se remontan a los conceptos contrarios que sostienen las dos escuelas de
pensamiento con respecto a la naturaleza humana básica. Si se considera al hombre desde un punto de vista
mecanicista, se preferirá una teoría de motivación compatible con esta opinión; si se considera como un individuo
deliberado, reflexivo y creador, tendrá una teoría de motivación muy distinta.
Los asociacionistas E- R tienden a considerar al hombre como una intrincada máquina. Las máquinas operan
con regularidad ciega de acuerdo con una serie de principios fijos. Aún una máquina no tiene más propósito que una
roca que se despeña por la pendiente; actúa, pero no tiene ninguna meta preconcebida. Los de la teoría
asociacionista E- R atribuyen por lo general esta misma calidad a la naturaleza humana.
Para un psicólogo E- R, toda motivación se supone que deriva directamente de impulsos orgánicos, emociones
básicas, o de una tendencia a responder, establecida por anteriores condicionamientos de los impulsos y emociones.
Por tanto, para un psicólogo E- R, toda conducta está gobernada por los estímulos, ya sean del interior o del exterior
del organismo. La motivación es definida como la necesidad de actuar que resulta de un estímulo. Como la conducta
no es más que un estímulo dirigido, no tiene relación alguna con cualquier clase de propósito.
Una teoría asociacionista de la motivación tiene importantes implicancias en la educación. Desde este punto
de vista, un niño no necesita “querer” aprender historia para aprenderla. Tiene que ser persuadido para que la
estudie, que repita las respuestas verbales que asociamos con el conocimiento de la historia. Cualquier persona
puede aprender cualquier cosa de la que es capaz, si se le permite que se coloque dentro de la pauta de actividad
necesaria para que el condicionamiento tenga lugar. Así pues, un asociacionista no habla mucho sobre cosas como
“compromiso psicológico” o “cómo ayudar a los estudiantes a darse cuenta de la importancia de la enseñanza”. En
vez de eso, embarca a los estudiantes en una actividad y supone que la actividad reforzada produce
automáticamente aprendizaje. El maestro planea cuidadosamente qué aprendizajes –respuestas- quiere que
desarrollen los estudiantes. Entonces induce las respuestas y las asocia con estímulos.
Dentro del marco de referencia del campo Gestalt, la conducta es una función de la situación total, esto es, la
persona que interactúa dentro de un campo de fuerzas psicológicas que incluyen recuerdos, las anticipaciones, los
objetivos y las interpretaciones de los pertinentes objetos y sucesos físicos. Por consiguiente, la motivación no puede
ser definida simplemente como un impulso que entra en acción disparado por un estímulo. Más bien la motivación
surge de una dinámica situación psicológica, caracterizada por el deseo de una persona de hacer algo.
Un psicólogo del campo Gestalt considera la motivación como un producto de desequilibrio dentro de un
espacio vital. El espacio vital contiene metas y a menudo barreras para la realización de estas metas. Cuando una
barrera, esto es, un obstáculo se interpone directamente en el camino de la realización de una meta, la persona
sufre una tensión. La tendencia a liberar la tensión, prosiguiendo hacia la meta e incluyendo la superación de las
barreras que se presenten en la ruta, es la motivación.
Un maestro que acepte el concepto de motivación del campo Gestalt y otro que opere dentro del marco de
referencia de E- R, es probable que aborden la enseñanza desde puntos fundamentalmente diferentes. La razón es
que un maestro con una orientación del campo Gestalt se preocupa siempre por el problema del interés personal,
es decir, por ayudar a los estudiantes a que vean la necesidad de estudiar; las metas personales de los estudiantes
siempre serán importantes. Esto no quiere decir que les haya de satisfacer todo capricho. Con frecuencia les ayudará
a repensar sus metas y a descartar las triviales y caprichosas. Gran parte de su tiempo lo empleará para tratar de
preparar de tal forma la situación de enseñanza- aprendizaje que los estudiantes adopten metas totalmente nuevas
para ellos. No olvidará que un niño no siempre se da cuenta de la necesidad de aprender algo, no lo aprenderá en
absoluto o lo hará de una forma transitoria y funcionalmente inútil.

Bibliografía

 BIGGE Y HUNT: “Bases Psicológicas de la Educación”. Cap. 12. Trillas. México.

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