Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
El vínculo de democracia y Estado se caracteriza por dos ataduras: El sistema legal, debido a
que en un estado democrático sostiene derechos y libertades con idealismos democráticos
prevaleciendo la premisa de que nadie puede estar fuera del alcance de la ley. Y También se ven atados
basados en la ciudadanía como un producto-resultado de la historia y sinónimo de libertad y justicia,
donde ese punto de enlace es el poder que el Estado atesora, y que la democracia le suministra y espera
que éste utilice en la garantía de los derechos universales.
El sistema legal y el poder son los factores que conforman la relación democracia- Estado,
donde las dos deben estar en equilibrio para beneficio de dicha relación, es decir que la democracia,
entendida como las libertades inscritas en el sistema legal, requiere las acciones políticas del estado
destinadas a construir un orden social efectivo con centro en la ciudadanía.
Al revisar esta relación ante otro tipo de régimen, se define por la distancia, o sea que en un
régimen no democrático se hace mas notoria la distancia entre la democracia y la voluntad política, o
sea que en una democracia el sistema legal limita el poder político del Estado, y determina reglas y
procedimientos a favor de los derechos universales, mientras que en un régimen no democrático el
poder define la ley y hasta se puede colocar al margen de la misma. Otra característica es que en
democracia hay pluralidad en la participación política, y en un régimen no democrático, es menor esta
participación.
En esta relación se refleja la importancia que cada uno tiene para el otro, están muy ligados
desde su esencia. El autor expone que esta estrecha relación se sostiene en la noción de ciudadanía,
vista como una normativa universal de derechos y deberes propios del ciudadano como integrante y
ambiente dentro del contexto democrático.
El autor termina diciendo que además del sistema legal como atadura de la democracia y el
Estado, entendiendo que la ciudadanía es parte de este enlace, existe un algo más fuerte en la
ciudadanía democrática: cuando la democracia se queda en la sociedad como igualdad y libertad
simplemente, la ciudadanía inspira la norma legal, hasta sobrepasarlo, la idea de justicia creada a los
largo de los años de desarrollo en y por la ciudadanía.
En la primera, La cara individual y la cara colectiva (social) de la ciudadanía, define que son
los derechos políticos quienes emergen de los otros planos de la ciudadanía, que suponen esta asociada
a la aplicación de los derechos democráticos en la región. Al comparar la ciudadanía de América Latina
con la de los otros países y continentes, se nota grandes diferencias, que pueden abarcar los procesos
propios de la historia latinoamericana; la particularidad en este continente es la mano de Estado, quien
impulsa y sostiene el proceso democrático y de ciudadanía, con la promoción de los derechos
democráticos. Este proceso viene dado por un Estado donde la autoridad se ejercía verticalmente, el
Estado propone y promueve la “democracia”, de acuerdo a su visión, muy diferente a otros países
donde los ciudadanos en consenso deciden y fomentan la organización social con el objetivo de ejercer
los derecho democráticos; siendo ésta una particularidad en la creación de la ciudadanía en América
latina, distinta a la de EEUU y Europa.
El autor también expresa que la ciudadanía nacional puede dejar de ser adscrita y pasar a ser
activa, si se accionan méritos a favor de la democracia o se enfrentan a ella, por lo que las dos
ciudadanías en algún momento se refuerzan mutuamente con la identidad nacional o el orgullo nacional
que fomenta la democracia de un pueblo particular. En contraposición, las dos ciudadanías se enfrentan
cuando la igualdad vista desde cada punto de vista se encuentran: para la nacional, la igualdad se define
desde la identidad que le separa de otro distinto al sujeto, y para la democracia se reconoce a partir de
la distinción en lo que se difiere del otro igual al sujeto.
En la tercera parte Los planos de ciudadanía (civil, social, política) formando sistema o
desplegándose secuencialmente, en esta tención del concepto de ciudadanía el autor expone que en el
Informe PNUD (2004) señalan repetidamente que en América Latina, existe una democracia que
convive con altos grados de desigualdad social, afirmando que en A.L. Existen derechos políticos más
o menos plenos.
De esta afirmación surgen dos posturas relevantes, la primera argumenta que los sistemas de
ciudadanía forman sistema, por lo tanto aunque puede aceptar cierto nivel de desigualdad, la carencia
de los derechos básicos hacia una gran parte de la población “quita todo contenido” a la democracia.
Y existen otros quienes afirman que la relevancia de los derechos políticos en sí mismos y
sirven como palancas de expansión de las otras dimensiones de ciudadanía. Sin embargo ambas
visiones tienen un punto en común, este es que una democracia propiamente dicha, necesita una gran
expansión de la ciudadanía en todos sus planos.
Mariani concluye esta parte afirmando que además de las tensiones nombradas, para poder idear
la construcción de ciudadanía en democracia en América Latina hay que analizar tambien las
relaciones de la democracia con el Estado, con la economía, con la globalización, con los medios de
comunicación, con la política y con el poder.
La quinta parte del ensayo de Mariani se llama La sisa y la cisura en la cual añade dos
aclaratorias importantes de resaltar, la primera señala que aunque la democracia es una institución
social que afronta las desigualdades del orden económico, pierde mayor poder ante fracturas sociales
que aluden a la fragmentación del orden social, más que a las desigualdades del orden económico,
debido a que la desigualdad, todavía permite un orden simbólico.
El segundo punto señala que detrás de todo lo dicho anteriormente existe una visión de que la
sociedad es independiente al estado, esta premisa lleva a debates, sobretodo de la relación Estado-
mercado, y la influencia del estado en la sociedad. Pero que más alla de esto “se trata de una ruptura de
la concepción de sociedad desde el Estado” la cual definió el curso complicado de la ciudadanía en
América Latina, donde sociedad es una noción que debe ser inculcada y aunada al Estado y la
democracia.
En la sexta y última parte (sin )fin o el otro, el autor expone que la individualización y la
deshonesta indiferencia del Estado y la política hacia aquellos carentes de autonomía, ha neutralizado
el malestar social, debido a que “la felicidad y la ética no es posible” solo se puede vivir en el malestar
general.
Es decir que los Estados débiles y angostos, crean un marco en el que es imposible casi todas
las legalidades que pueden fundar sociedad, ciudadanía y democracia. Sin embargo, Weber señala que
los Estados han cambiado, pero no han desaparecido, que las ciudadanías han dado y dan muestras de
no conformarse con la exclusión, en cambio persisten, algunas formas de inclusión, como el empleo y
la educación, que pueden ser pilares para la democracia
.
Conceptos propios:
Ciudadano: persona que está sujeta a una serie de derechos y deberes políticos de un Estado.
Ciudadanía: Es el ejercimiento de los derechos y deberes del ciudadano.