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Índice
Lisztomanía
Orígenes
El comienzo
Nace un concertista inédito
Muerte del padre; Los años parisinos
o Grandes Estudios de Paganini S.141
Liszt y Chopin
La condesa D’Agoult y los Años de Peregrinaje
La invención del recital
Liszt y las trascripciones
o Transcripciones sobre Tannhäuser y El Holandés Errante (Canto de las
Hilanderas de El Holandés Errante)
o Trascripciones de obras de Bach
o Transcripciones de las canciones de Schubert
Música de su país natal: Las Rapsodias Húngaras
Weimar: el fin de los recitales y la música del futuro
o Armonías poéticas y religiosas
o Concierto para piano y orquesta nº1
o Conciertos para piano y orquesta nº2
Roma y los últimos años
Trascendencia
LISZTOMANÍA
Hombre de personalidad múltiple. Una persona versátil que presentaba múltiples caras,
sabía desarrollar diversas actividades y sabía ser agradable con todo mundo.
Fue polifacético: un virtuoso del piano, el director-empresario, el viajero insaciable, el
inventor del «poema sinfónico», el atrevido compositor de las alegres y desenfrenadas
rapsodias húngaras, el escritor de innumerables corales sacros y una obra biográfica de
Frederik Chopin, el que tocaba diez conciertos en un mes para ayudar a las víctimas de las
inundaciones del Danubio.
Era el Liszt de la sonrisa, el Liszt de la sonrisa medio pícara, medio desdeñosa. Aquel
que sabía reír para sus adentros como para las «afueras». Liszt, el músico que lo tenía todo
y sabía compartirlo; aquel que sabía querer y sabía amar.
El Liszt que hizo grandes esfuerzos por extender la música de otros compositores que
creía que debía ser conocida, y que procuró que ciertos personajes no fueran olvidados.
Como ejemplo, se ocupó de que se inaugurara un monumento a Beethoven en Bonn, su
ciudad natal, en 1845, y además, tomó parte en la financiación y movilizó a los habitantes
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Vida y obra de Franz Liszt
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de la ciudad diciendo que “era algo que había que celebrar”. Así nació, en agosto 1845, el
primer Festival Beethoven, y se extendió durante tres días. El hecho de homenajear a un
compositor, algo que hoy día está extensamente normalizado, era algo novedoso y
prácticamente inédito en la época de Liszt.
Fue su personalidad única la que haría nacer un fenómeno bautizado como
“Lisztomanía”, también conocida como fiebre Liszt. Este término se utilizaba describir el
frenesí de los seguidores dirigido hacia Liszt durante sus actuaciones. La Lisztomanía se
caracterizó por los niveles intensos de histeria demostrados por los seguidores. Las mujeres
se peleaban por sus pañuelos de seda y guantes de terciopelo, que hacían trizas, como
recuerdos. Ayudaba a fomentar este ambiente la personalidad magnética del artista y su
presencia en el escenario.
Si bien Liszt llegó temprano a la madurez como
pianista, probablemente el pianista más grande que el
mundo conoció, su desarrollo como compositor fue
tardío. Su música temprana ahora carece de interés. La
mayor parte es material vacío. Ciertamente a las edad de
14 años compuso una ópera titulada Don Sancho, hoy
olvidada.
Destacó inicialmente en Europa como pianista, pero
después abarcó todo, compositor, director, crítico y
literato, don juan, abad, profesor , símbolo y finalmente viejo de la música.
En su ancianidad Liszt era toda una institución. Rodeado constantemente de jóvenes
pianistas, compositores, periodistas y un público que idolatraba no solo al músico sino
también su arrolladora personalidad y su atractivo físico al que seguían sucumbiendo las
mujeres. Se desarrollaron moldes de yeso a partir de sus manos.
Hay un Liszt encantador, hay un Liszt embaucador, hay un Liszt provocador y hay un Liszt
conmovedor. Cada uno tiene su lugar y su tiempo. A Liszt podemos bailarlo o sufrirlo. Nos
arranca un aplauso, una lágrima y también un bostezo. A pesar de sus desequilibrios, fue
uno de los grandes; qué duda cabe. Hizo tanto en piano que sobrecoge la holgura de su
producción.
ORÍGENES
Si perseguimos el apellido Liszt, nos remontamos a los miles de siervos
germanoparlantes emigrantes que entraron en Hungría desde Baja Austria en la primera
mitad del siglo XVIII, cuando el bisabuelo de Franz Liszt, Sebastian List, entró en Hungría. Su
hijo, Georg List, abuelo de Franz Liszt sabía tocar el piano, el violín y el órgano, y su hijo,
Adam Liszt, adaptó el apellido familiar List al magiar Liszt para facilitar su pronunciación a
los húngaros. Georg, adoptó el cambio de ortografía a finales de su vida, después de que su
nieto lo hiciera famoso.
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Vida y obra de Franz Liszt
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EL COMIENZO
En octubre de 1811, más o menos a le vez que todos los románticos tempranos, nace en
Raiding (Hungría), pero vivió muchos más años que todos ellos. Fue el último de los
grandes músicos que había sido amigo íntimo de los primeros grandes compositores del
romanticismo.
Su padre era músico amateur y conocía a Haydn y a Cherubini y fue el encargado de
proporcionarle una sólida formación musical desde pequeño y de difundir su talento como
pianista prodigio en las distinguidas cortes europeas. Tocaba muy bien el piano a los siete
años, componía a los ocho, se presentaba en conciertos a los nueve y a los diez estaba
estudiando con Czerny y Salieri en Viena.
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Vida y obra de Franz Liszt
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En París adquirió un piano fabricado por Sébastien Érard, dotado con el sistema de
«doble escape», un mecanismo entonces pionero y su padre intentó que entrara a estudiar
al Conservatorio de dicha ciudad, pero su director, Luigi Cherubini, le dijo que únicamente
podían estudiar los de nacionalidad francesa. Adam Liszt se convirtió en el maestro de
piano de su hijo. Franz practicaba con escalas y estudios con un metrónomo y también
interpretaba una serie de fugas de Johann Sebastian Bach todos los
días, transponiéndolas a diferentes tonalidades.
Desde 1824, Liszt estudió composición con Anton Reicha y Ferdinando Paër. De las cartas
de Adam Liszt se sabe que su hijo había compuesto varios conciertos, sonatas, obras de
música de cámara y muchas obras más. Mientras que casi todas ellas se han perdido, se
publicaron algunas obras para piano de 1824. Estas piezas fueron escritas en el estilo
común de la escuela vienesa de la época.
Por esta época compuso su ópera “Don Sancho”, que se estrena en 1825 y los “Estudios
para piano” que posteriormente se concretaron en los doce “Estudios trascendentales”.
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Vida y obra de Franz Liszt
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Sin embargo, París en aquella época fue el epicentro donde se encontraron los mayores
artistas de todas las disciplinas, y estos años fueron propicios para el desarrollo de su
personalidad. La audición de la sinfonía fantástica de Berlioz que le marca definitivamente,
especialmente después, cuando escribió composiciones para orquesta. La frecuentación de
los medios literarios (Sand, Hugo, Heine, Lamartine) afirman sus convicciones progresistas.
Las tendencias contemporáneas de la revolución de julio, la parte más mística del
romanticismo y la locura virtuosistica de Paganini dan sentido al virtuoso y al compositor.
Sus amores con la condesa D´Agoult con la que tuvo tres hijos, entre ellas Cosima Liszt
(futura esposa de Wagner) sus viajes apoteósicos por toda Europa hacen de él un perfecto
símbolo.
Gracias al contacto con Berlioz en París, Liszt
descubrió el significado del color y también el
sentido de pensar en grande. El enfoque de
Berlioz armonizaba con Liszt, le enseñó el nuevo
concepto romántico del artista, como ser
visionario y Liszt intentó hacer con el piano lo que
Berlioz hacía con la orquesta. Liszt fue el primero
en orquestar con el piano, creando tremendos
extremos dinámicos, el máximo de color y
utilizando la totalidad del teclado en una
acumulación de sonoridades. Y todo eso se lo debió a Berlioz.
Es famoso el enorme impacto que le causó a Liszt la asistencia en abril de 1832 a un
concierto de Niccolò Paganini. El efecto fue más puramente instrumental que estético o
filosófico. Decidió de inmediato transferir al piano los efectos de Paganini. Perseguía dos
metas: la técnica transcendente y el exhibicionismo. Una de sus primeras iniciativas
consistió en transcribir para el piano Seis de los caprichos de Paganini. Además compuso
varias obras o piezas basadas en otras de Paganini, como los Grandes Études de Paganini
S.140
En París, conoció a otro gran maestro del piano, Sigismund Thalberg. Liszt convenció a
una de sus admiradoras, la princesa Belgiojoso, para que apadrinara un duelo pianístico
entre los dos principales intérpretes del momento. El 31 de marzo de 1837, ante un público
de entendidos, tuvo lugar el duelo y la princesa Belgiojoso sentenció que «Thalberg es el
primer pianista del mundo, Liszt es único». Aunque los críticos de la época dijeron que el
encuentro se había saldado con «dos ganadores y ningún perdedor», Alan Walker afirma
que en realidad el vencedor del duelo fue Liszt.
La ciudad se había convertido en el nexo de las actividades pianísticas, con docenas de
pianistas dedicados a la perfección de la técnica al teclado. Algunos, como Sigismund
Thalberg y Alexander Dreyschock, centrados en los aspectos específicos de la técnica (por
ejemplo, el «efecto tres manos» y octavas, respectivamente). Aunque esta escuela de
interpretación pianística fue llamada «trapecio volante», esta generación de pianistas
también resolvió algunos de los problemas más difíciles de la técnica del instrumento,
aumentando el nivel general de interpretación.
La fuerza y capacidad de Liszt de destacar en este grupo se encontraba en el dominio de
todos los aspectos de la técnica pianística cultivados por separado y con asiduidad por sus
rivales.
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Vida y obra de Franz Liszt
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Liszt pasó años estudiando las posibilidades del piano del mismo modo que Beethoven
lo había hecho en su juventud, pero con un piano mucho más moderno y que evolucionaba
año tras año, sobre todo gracias a la investigación que el fabricante Érard dedicaba al
instrumento con la colaboración de pianistas y músicos de relieve, como el propio Franz.
LISZT Y CHOPIN
También entabló amistad con un tercer compositor que lo influyó, Frédéric Chopin; bajo
su influencia, el lado poético y romántico de Liszt comenzó a desarrollarse. Lo escuchó y
comprendió que allí había poesía además de su exhibicionismo en la utilización del piano,
que el instrumento podía originar sutiles cambios de color además de tormentas heroicas,
que la decoración podía tener un carácter funcional por referencia a la base musical, en vez
de una serie de excrecencias ostentosas y vulgares.
Tras el primer concierto de Chopin en
París Liszt se acerca a saludar al polaco junto
con Mendelssohn, Osborne y Hiller, después de
haberle aplaudido estruendosamente. Paër es
quien los presenta.
A partir de este concierto nace en Liszt una
profunda admiración por Federico, admiración
que no cesará nunca, prueba de ello es la
biografía de Chopin que Liszt escribió tras la
muerte del polaco.
Los dos eran geniales y a la vez muy opuestos,
Chopin por ejemplo era introvertido, habitaba
un mundo íntimo y rehuía la mirada del público
tanto como Liszt la cortejaba. Mientras la salud del polaco era frágil la de Liszt era robusta.
Chopin un polaco, orgulloso de su nacionalidad y añorando su tierra natal, buscaba siempre
la compañía de sus compatriotas y a través de su música renovaba su lealtad nacional, Liszt
en cambio se convirtió en un ciudadano del mundo en un ser cosmopolita. A pesar de, y yo
creo que al mismo tiempo por esas diferencias, lograron entablar una cordial amistad y
hacerse muy asiduos el uno del otro.
Se admiraban mutuamente, aunque cada uno a su manera. Liszt admiraba
completamente a Chopin, el refinamiento de su forma de ser, su manera de componer
música y de interpretarla, de hecho en algunas de sus composiciones absorbe ciertos
elementos del estilo pianístico de Chopin. En cuanto a Federico admiraba el virtuosismo de
Liszt como ejecutante, pero no su composición.
La admiración de Liszt hacia Chopin queda patente en la biografía que éste escribe sobre
Chopin:
“Su genio se revela a través de las emociones que se permite expresar en su arte, a
través de la nobleza de su obra creada, a través de una unión tan perfecta del concepto y la
forma.”
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Vida y obra de Franz Liszt
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“Al analizar las obras de Chopin, nos encontramos con bellezas de orden muy elevado,
expresiones enteramente nuevas, y un tejido armónico tan original como erudito. En sus
composiciones, el atrevimiento siempre está justificado, la riqueza, incluso la exuberancia,
no excluye la claridad. Sus mejores piezas abundan en combinaciones que puede decirse
que han creado época en el mejor estilo musical.”
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Vida y obra de Franz Liszt
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Además de la invención del recital como hoy se entiende, podemos decir que también
sembró el germen de la idea de intérprete. Pues a pesar de la exuberancia que mostraba
en el escenario, siempre fue muy humilde en cuanto a sus composiciones y generoso y
gran elogiador del buen trabajo de otros compositores, y en sus recitales gustaba de
interpretar obras de otros compositores a los que admiraba. Esta generosa tarea de
difusión de la música de sus contemporáneos y el deseo del rescate historicista de un
pasado (polifonistas clásicos, el barroco de Bach, el neoclasicismo de Mozart y Beethoven,
el primer romanticismo de Schubert) llevaron a Liszt a hacer trascripciones para el piano y
otros instrumentos de obras de muy diferentes compositores.
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Vida y obra de Franz Liszt
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Nada dotado para la ópera, Liszt se decide a transcribir constantemente las melodías
que hacen famosos a Mozart, Donizetti, Verdi o Meyerbeer. A esas nuevas versiones las
llama reminiscencias y paráfrasis.
En las paráfrasis operísticas, genero inventado por Liszt, el compositor es libre de variar
el original y tejer su propia fantasía alrededor. Es más libre en su naturaleza que la
transcripción y habitualmente se centra en un aria de ópera o una escena concreta. Las
paráfrasis de Verdi, Meyerbeer y Mozart realizadas por Liszt nos ofrecen buenos ejemplos
de este proceso.
Verdi fue para Liszt una fuente inagotable de temas para la realización de
transcripciones operísticas. Las transcripciones a partir de Verdi siguen en importancia a las
de Wagner, y destacan por su excelente factura en lo que a técnica pianística se refiere.
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Vida y obra de Franz Liszt
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Transcripciones de las canciones de Schubert
Sopeña escribe a propósito de estos trabajos: “Liszt hace de la necesidad virtud
y consigue que los locos de la ópera italiana trasladen su locura al piano. Los lieder de
Schubert o de Schumann veían impedida su entrada en los salones por la moda de la
romanza, sentimentaloide o pasajera: pues allá va el piano de Liszt y también gana la
batalla llevándolos en el teclado.
En las partituras para piano de obras orquestales, Liszt se veía obligado a explotar al
máximo las posibilidades del teclado para traducir esa diversidad de timbres y efectos de
masas. En el caso de los lieder todo añadido que pretenda emular las palabras será pura
retórica: lo que el compositor del lied no haya dicho en su música nadie tendrá que
aportarlo.
En los años centrales del siglo XIX los nombres de Beethoven y Schubert apenas si eran
valorados fuera de Viena. Este es el caso de París, cuyo público vivía para los virtuosos y
para la ópera. Consciente de ello y admirador como era de las obras de estos compositores,
Liszt dedicó grandes esfuerzos a la difusión de su música, con su interpretación y con las
transcripciones de las partituras de orgánicos diferentes al piano.
El primer trabajo de este tipo en lo que a Schubert se refiere fue realizado en 1833 sobre
Die Rose (Heideröslein), (La rosa-La zarzarrosa). A el siguieron Lob der Tränen (Elogio del
sufrimiento), Der Gondelführer (El Gondolero), Ständchen (Serenata) y Gretchen am
Spinnrade (Margarita en la Rueca). Después de estos lieder sueltos Liszt realizó las
transcripciones completas de Winterreise (Viaje de Invierno) y Schwanengesang (Canto del
cisne).
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Vida y obra de Franz Liszt
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libertarios de los nómadas gitanos, por su sentido de la improvisación y su ausencia de
normas, busca en ellos la poética musical de su patria.
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Vida y obra de Franz Liszt
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Weimar es el periodo de mayor intensidad y calidad creativa. Es la ciudad donde
compondrá la mayor parte de su obra. Los jóvenes compositores europeos e incluso
norteamericanos acudían a presentarle su música. La examinaba con impecable cortesía, y
en ese buen hacer, alentó a hombres como Grieg, Smetana, Borodin, Rimsky Korsakov,
Balakirev, y durante un tiempo, incluso a Brahms.
Ese coqueteo con Brahms que fue en Weimar no duró mucho. Brahms representaba a la
escuela clásica pura que expresaba las antiguas formas de la sinfonía y el principio de la
sonata. Liszt y su grupo apoyaban las formas libres, el exceso romántico y un tipo de
música desencadenado por asociaciones extramusicales. En 1860, Brahms, Joachin y otros
firman una proclama contra la música del futuro, representada por la escuela de Weimar.
Brahms se convertiría en el jefe de la oposición, el guardián de la fe, pero la historia no
estaba de su lado. Él y sus adeptos, como Max Reger, ejercieron muy escasa influencia en
la música del siglo XX y en cambio Liszt y Wagner condujeron directamente a Strauss,
Mahler y el joven Schönberg.
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Vida y obra de Franz Liszt
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extravertida que la armonía refinada y sutil de Chopin. Pero resultaba igualmente personal
y característica.
Por lo demás la música de Liszt es una música
destinada a asombrar. En un periodo ulterior, en
su vejez se advertirían cambios importantes.
Afirmar que la música de Liszt era puro efecto y
poca sustancia como han hecho algunos, es un
error. Una música que posee esta audacia
armónica no puede ser superficial. Fue un
melodista superior, incluso cuando las melodías se
alargaban más de la cuenta, o parecen decididas a
llamar la atención. Es una música que ejerce
verdadera fascinación, pero una de las
dificultades que se oponen a la comprensión de
esas producciones es que dependen mucho de la
ejecución. Esta afirmación resulta especialmente
valida en el caso de la música para piano. Es una
música que exige pianistas de ilimitada técnica, audaces, de gran sonoridad, de matices
delicados, dotados de una veta de exhibicionismo y extraversión.
En este primer período de Weimar Liszt desarrolla sus mejores ejemplos de libertad en
la forma y de transformación temática junto a la sonata en si menor: los Conciertos para
piano nº 1 en mi bemol mayor (1849) y nº 2 en la mayor (esbozado en 1839 y terminado
en 1849)
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Vida y obra de Franz Liszt
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-Allegro maestoso: forma sonata que presenta de entrada las siete notas del tema
principal tan conocidas. Este tema poderosamente martillado y después repetido, está
investido de una fuerza vital que enervará toda la partitura.
-Quasi adagio
-Alegro vivace
-Allegro marziale animato, en el que al final vuelve a exponer los motivos oídos
precedentemente, pero con una presentación renovada.
Liszt fue invitado de nuevo a Weimar en 1869, para dar clases magistrales de piano. Dos
años más tarde, se le pidió que hiciera lo mismo en
Budapest en la Academia de Música. Desde entonces y
hasta el final de su vida, hizo viajes regulares entre Roma,
Weimar y Budapest, continuando lo que él llamó su
«trifurquée vie» o triple vida.
En este periodo más avanzado de su vida, Liszt inició
una serie de extraños experimentos, como las quintas
paralelas en las “Czardas Macabra” (1881-1884)
y “Nuages Gris”, prácticamente se ha eliminado el
virtuosismo. Las armonías son disonantes, desnudas y
francas. Experimenta la atonalidad en “Bagatelle sans
tonalité” (1885). Estas obras se encuentran muy alejadas
de sus primeras composiciones clásicas.
Se sugiere el impresionismo e incluso el expresionis-
mo. En ella aparecen las simientes de Debussy, Bartok y otros modernos. Muchas son bo-
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Vida y obra de Franz Liszt
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cetos más que composiciones totalmente elaboradas, pero proféticas y a veces sobreco-
gedoras.
Así en obras como el segundo “Mephisto-Waltz” son impactantes, con repeticiones casi
interminables de motivos breves.
También son característicos los “Vía Crucis” de 1878, así como “Unstern!” y las dos
obras tituladas “La lúgubre góndola” de la década de 1880.
Las armonías, que son muy diferentes de las empleadas en sus primeras obras, dan un
sentimiento muy oscuro y casi mórbido a la piezas, y reflejan las depresiones que el com-
positor sufría en sus últimos años de vida.
Todo esto ocurre después del accidente que tuvo en 1881, cuando Liszt se cayó por las
escaleras del hotel en el que se hospedaba en Weimar. Este accidente, que lo inmovilizó
durante ocho semanas, cambió su estado. Se manifestaron una serie de
dolencias: hidropesía, asma, insomnio, una catarata en el ojo izquierdo y una enfermedad
cardíaca crónica. Poco a poco, su estado de ánimo decayó y lo invadieron sentimientos de
desolación, desesperación y muerte, sentimientos que tienen su expresión en estas últimas
obras que hemos comentado. Finalmente fallece en Bayreuth el 31 de julio de 1886, a la
edad de setenta y cuatro años.
TRASCENDENCIA
En la actualidad muchos creen que su música es vulgar, producción de segunda categoría.
A juicio de otros conserva una eterna fascinación. La música de Liszt puede ser tan vacía
como la Gran Galop Chromatique, tan visionaria como la Sonata en si menor, tan sencilla
como la Canzonetta de Salvator Rosa, tan complicada como la Fantasía de Don Juan, tan
discreta como Il Penseroso, tan deslumbrante y profética para el impresionismo como
Los juegos de agua en la Villa d´Este. Puede ser nacionalista, como en las Rapsodias
Húngaras o tan evocativas de Bach como las Variaciones Wienen, Klagen, Sorgen, Zagen
(sobre la famosa cantata BWV 12 de Bach) o tan santas como el oratorio Christus.
Sobre todo, se trataba de nuevos conceptos de forma y la armonía que Liszt aportó a la
música. Bela Bartok fue el primero que exaltó a Liszt como a la fuerza señera que fué:
“el concepto imaginativo absolutamente nuevo que se manifiesta en la obras principales
(Sonata para piano en si menor y los dos movimientos externos de la sinfonía Fausto), todo
lo cual determinaba que estas obras ocupen un lugar entre las principales creaciones
musicales del Siglo XIX. Liszt creo muchas cosas nuevas. De esta manera uno encuentra en
él, por ejemplo el concierto para piano, la primera comprensión perfecta de la forma sonata
cíclica, con temas comunes tratados a partir de los principios de la variación. Desde un
punto de vista humano es muy comprensible que no rechazara a su siglo romántico, con
todas sus exageraciones.”
A su muerte, Brahms y Wagner eclipsarían a Liszt como figura creadora durante el siglo XIX
y prácticamente fue ignorado durante el segundo cuarto del siglo XX. Pero todavía es
posible que lleguemos a la conclusión de que el profético Liszt tuvo más que ver con la
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Vida y obra de Franz Liszt
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música tal y como esta se desarrolló posteriormente que cualquiera de los restantes
compositores de su tiempo.
BIBLIOGRAFÍA
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