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Alumno:
Docente Mag.:
LIMA – PERÚ
2018
1. PERFIL DEL BUEN ORADOR
A. Naturalidad: es ser uno mismo, sin artificios, sin disfrazar la voz ni emplear
palabras rebuscadas.
B. Sinceridad: es el total acuerdo entre el pensamiento, la palabra y entre la
palabra y los actos. No se logra convencer si se dice algo en lo que no se cree, no
se vive o de lo que no se está seguro. Cuando se comete un error hay que
reconocerlo.
C. Entusiasmo y Energía: el entusiasmo es lo que da calor y fuerza a la
intervención. El orador no sólo ha de estar convencido de lo que dice sino
demostrar su entusiasmo ya sea implícita o explícitamente y su interés por el
tema. De no ser así, difícilmente conseguirá arrastrar o convencer a los oyentes.
D. Confianza/ Seguridad/ Pensar en Positivo. Hay que tener en cuenta que quien
no inspira confianza no la merece. Si pensamos en términos positivos,
tendremos más confianza y por lo tanto más seguridad en nosotros mismos.
E. Coraje. El orador tiene que decir expresiones que a veces le pueden ocasionar
molestias y riesgos. Es decir, que no gusten a su audiencia o a una parte de ella
pero hay que tener el valor de expresar esas palabras.
F. Expresión y Pronunciación Clara y Precisa. Cuando hablamos en público
demos elegir palabras precisas, corrientes, concretas y comprensibles por todos.
Se debe evitar extranjerismos, palabras de moda y el uso de términos técnicos
(excepto si estamos seguros que toda nuestra audiencia lo entiende).
Entre las muchas características del Orador, encontramos también las del maestro
orador español Paco Grau, que las considera tan importantes como saber leer o escribir:
Cuando se hacen las cosas habituales o cotidianas, se comporta el ser humano de forma
sencilla y espontánea, el problema empieza cuando se tiene que hacer algo distinto o
nuevo y se convierte en protagonista de la obra. De acuerdo con el método oratorio de
preparación existen cuatro formas de hablar en público que son las siguientes:
a) Leído ó de Lectura: Los discursos leídos son aquéllos en que el orador lleva escrito
el texto y procede a su lectura frente al auditorio. Esta es una forma de elocuencia que
tiende a desaparecer, sin embargo, es imprescindible en ciertas ocasiones. La lectura
tiene algunas ventajas compensatorias. Permite una factura más meditada, un estilo más
pulido y literario y precave e errores, sin embargo, el discurso se debe escribir teniendo
en cuenta que el texto está destinado a la lectura pública.
La postura con la que se presenta e invita al diálogo es uno de los ejes principales. El
80% de la presentación depende de cómo se exhibe el orador, por lo tanto conceptos
como firmeza y seguridad son claves a la hora de querer captar la atención del público.
"Acciones como ocultar las manos es una señal que nos muestra como poco amigables,
es probable que el auditorio decodifique este mensaje como ocultamiento y falta de
firmeza. No mirar a los ojos es otra señal que inspira desconfianza. Pero hay que tener
en cuenta que el exceso de seguridad tampoco es bueno, adoptar una postura corporal
demasiado arrogante puede generar rechazo", detalló, director de POST Media, agencia
de comunicación especialidad en public speaking.
"Aprender de memoria es factible y hay muchos oradores que lo hacen y muy bien. Pero
requiere muchísima práctica para que salga natural y no aparezca el esfuerzo por
recordar el texto", destacó el profesional Mariano Pupkin.
Un pequeño dato que llamará la atención
"Los silencios son muy importantes ya que las personas deben asimilar las cosas que se
exponen. Hablar sin parar, no permite evaluar cada punto que ponemos expuesto.
Además, el silencio permite tomar aire, recapitular en qué lugar de nuestra presentación
estamos y realizar un reconocimiento de las caras para medir cómo se está desarrollando
la exposición", señaló el especialista Daniel Ríos.
El uso de términos complejos para sorprender solo presta a mayor confusiones, palabras
cotidianas de uso común aseguraran un mensaje claro y conciso.
"El tipo de lenguaje debe ser claro en todo momento. El uso de jerga profesional debe
ser acorde a la claridad de la exposición y al tipo de auditorio. Los conceptos y palabras
complejas fuera de contexto tienen como único 'beneficiario' al orador, quien termina
protegiéndose detrás de un supuesto saber que corta la conexión. Cuando el orador se
expone abierta y auténticamente, sea cual sea su rol, genera credibilidad, está en
sintonía y simetría con la audiencia. No pontifica ni dice lo que deben o tienen que
hacer, muestra su propia mirada dando sentido a lo que dice y respetando la total
libertad de los oyentes para darle significado", destacó el profesor Pupkin.
Generar confianza en el público no es una tarea sencilla, pero seguir estos simples pasos
asegurará el éxito del discurso, por supuesto que la práctica hará que estos conceptos se
naturalicen y perfeccionen según el público para el que se expone.
Bibliografía
https://comunicayveras.blogspot.com/
http://noticias.universia.net.co/consejos-
profesionales/noticia/2015/05/12/1124837/13-tips-hablar-publico-miedo.html