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El Cuartel Los Cabitos

Los hechos que ocurrieron en el Cuartel Cabitos conllevan a la violación de derechos


humanos; las matanzas, torturas, violencia sexual contra las mujeres, las desapariciones
forzadas y las ejecuciones se dieron en Ayacucho donde una cantidad considerable de
personas fueron trasladadas y nunca volvieron a aparecer.

Gracias a las investigaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) se ha


podido identificar el patrón de conducta que aplicó el personal militar dentro su estrategia
anti subversiva aplicada en esos años:

Estrategia
Antisubversiva

Detención
Arbitaria

Conducción a
una instalación
militar

Tortura

Ejecución o
Liberación
El producto de la estrategia anti subversiva abarca 69.280 muertos, más de 8.000
desaparecidos, miles de desplazados y una perdida superior a los 21 mil millones de
dólares.

La CVR señala que este fue el periodo de violencia más intenso, extenso
y prolongado que vivió el Perú en toda la República. Durante los años 1983
y 1984, en el Departamento de Ayacucho, se alcanzaron los índices más
altos de muerte y personas desaparecidas. (Cano, Loarca, Díaz, & Del
Carmen Ibañez, 2014)

Las acciones que se realizaron en el Cuartel Cabitos en un principio no fueron perseguidas


ni sancionadas, tanto así que habrían gozado de protección del Ministerio Público y el
Poder Judicial; ya abarcando 1985 cuando culminaba el mandato del presidente Fernando
Belaunde el jefe político militar Wilfredo Mori ordena incinerar los restos enterrados en
los alrededores del Cuartel Cabitos, para lo cual procedieron a construir un horno en
Huamanga. La construcción de dicho horno crematorio implico un intento extremo en
eliminar toda prueba de la masiva matanza, esa destrucción de evidencias permitió evitar
incriminar a los perpetradores.

Más adelante otra valla de protección se levantaría para proteger dichas incidencias
inhumanas, ya en 1995 en el régimen de Alberto Fujimori dicto las leyes de amnistía
26479 y 26492 favoreciendo a los efectivos militares, policías y civiles implicados en
violaciones a los derechos humanos dentro de la lucha contra subversiva, evitando toda
posible investigaciones dejando a los criminales impunes.

Todo ello cambiaria tres años más tarde cuando la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH) declaro que dichas leyes violaban la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; el Comité de Derechos Humanos de la ONU recomendó al estado
peruano dejarlas sin efecto, dicha recomendación fue ignorada.

Un acontecimiento que fue crucial se dio en Junio del 2001, donde se iniciaron las
actividades del CVR, los cuales se encargarían de investigar y esclarecer los hechos de
violencia y violaciones de los derechos humanos ocurridos en el Perú desde Mayo de
1980:

Durante las investigaciones que hizo, y sobre todo en el desarrollo de las


audiencias públicas, la solicitud permanente de los testimoniales fue la de
que investigara e hiciera justicia en los miles de casos de violaciones a los
derechos fundamentales de las personas. Gracias a sus indagaciones la
CVR aportó cifras y datos que permitieron a los fiscales abrir
investigaciones que actualmente están en curso. (Cano, Loarca, Díaz, &
Del Carmen Ibañez, 2014)
A pesar de los apoyos de la CVR y las indagaciones hechas por APRODEH (Asociación
Pro Derechos Humanos) hasta ahora existen cuerpos recuperados sin identificar.
Es menester tener en cuenta que en el cuartel Los Cabitos existían dos grupos de
interrogadores, los del Grupo de Operaciones Antisubversivas (GOAS) de la Policía de
Investigaciones del Perú (PIP) y los del Servicio de Inteligencia. Ambos realizaban los
interrogatorios a los detenidos apelando a terribles torturas, que incluían el desnudo
forzado, los tocamientos y la violación sexual. Podemos tener cierta noción de las
atrocidades por las vivencias contadas de los afectados, como Sergio Cabezas estudiante
de 15 años que fue detenido:

(…) hasta que me llevó a Los Cabitos estaba sin capucha sin nada, miraba
(…). Llegué, entramos ahí a Los Cabitos adentro pasando el arco de Los
Cabitos, adentro, y ahí, a la mano izquierda, entramos a una casuchita. Ahí
sí he firmado, ahí si me han puesto las marrocas, ahí si me han puesto la
capucha. (…) me llevó de esa caseta, me llevó supuestamente, yo caminé
así hacia la mano derecha al rincón, me doy cuenta por el avión y cerquita
a la pista estaba ahí. (…) ahí eran unas celditas chiquitas, ahí con adobe,
al pie de ese muro que separaba el aeropuerto, ahí habían celditas y en una
de esas celditas me metí (…) Habrá sido a las once de la noche, nos han
sacado así, nombre por nombre y de ahí no sé a dónde nos llevaría, de
noche como estábamos, con capucha todo, pero ya en la primera noche me
llevaron a una casa de calamina también donde había un palo fierro y ahí
me han colgado. (…) para mí que eso era una sala de tortura (sic) (…).
“Primero –me dicen–, saca toda tu ropa”. Me saqué toda mi ropa y me
dijo: “échate”. Me eché al suelo y en eso me sacó la capucha y me dijo:
“tu mano atrás”. Mi mano atrás así con un trapo mojado. (Cano, Loarca,
Díaz, & Del Carmen Ibañez, 2014)
La hoyada
Ya para el año 2000 el conflicto armado interno finalizaba, con el fin de apaciguar las
heridas emocionales a las familias afectadas, la participación de AWAQ ESTUDIO y
ESTUDIO SHICRAS junto con otras organizaciones fueron las encaragdas de erigir el
Santuario de La Memoria ubicado en L a Hoyada.

ANFASEP junto con otras organizaciones hasta ahora siguen con el proceso de
exhumación de los restos, pero esto sufría el peligro de detenerse alrededor del año 2011
se dio un tráfico de terrenos correspondientes en La Hoyada, para lo cual se optó por
instalar una “cruz” permitiendo realzar actividades de conmemoración convirtiéndose en
un “espacio de peregrinación natural” para los familiares de las víctimas.
Pero con el transcurrir de los años podemos observar como el lugar destinado para ser
Santuario de la Memoria sufrió una reducción considerable.

En la búsqueda de desaparecidos en año 2005, el Equipo Forense Especializado (EFE)


realizó 3,031 unidades de excavación arqueológica que cubrió todo el área del sitio, lo
cual tuvo como resultado el hallazgo de 50 fosas clandestinas que fueron utilizadas para
el depósito de cadáveres, hornos para cremar cuerpos humanos, hoyos donde depositaban
los restos cremados, y concentraciones masivas de restos cremados, que fueron arrojados
a un barranco. Se han encontrado evidencias de ejecuciones extrajudiciales y entierros
clandestinos de 109 personas. Las investigaciones forenses calculan que podrían
encontrarse restos óseos de más de 500 personas
Este lugar que en un tiempo atrás se encuentra los cuerpos que injustamente sufrieron
atrocidades, hoy se desea que sea intangible y transformado en un santuario en memoria
de los seres queridos que jamás volverán; muchos cuerpos que se han recuperado están
degradados, pero no son los únicos debido a que otros han desaparecido totalmente por
el accionar del fuego producida por la cremación en el horno:

El Gobierno Regional de Ayacucho ha emitido la ordenanza Nª021-2013-


GRA/CR, a fin que como reparación simbólica se construya ahí el
Santuario de la Memoria. El terreno destinado es de 3,63 hectáreas. Sin
embargo, esto debe concretarse con la transferencia del terreno
exclusivamente para estos fines y aprobar el presupuesto para el diseño y
construcción del santuario. (Cano, Loarca, Díaz, & Del Carmen Ibañez,
2014)

Bibliografía
Cano, G., Loarca, C., Díaz, P., & Del Carmen Ibañez, L. (2014). Cuartel Los Cabitos:
Lugar de Horror y Muerte. Lima: APRODEH.

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