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Llega Alatico, cerca la temblorosa Roma, la agita y penetra en ella, Sin embargo previamente habfa ordenado que si algunos se hubiesen refugiado en lugares sagrados, precisamente en las basilicas de los santos apéstoles Pedro y Pablo, éstos permanecieran incdlumes y seguros. Asi luego (los sol- dados), avidos de botin, tomarfan todo lo que quisieran pero se cuidarian de que no hubiera derramamiento de sangre... Al tercer dia los barbaros, que habjan entrado en la ciudad, esponténeamente se van, habiendo incendiado antes algunos edificios, pero sin alcanzar las proporciones del que se habia producido por accidente el afio 700 de la fundacién (de Roma). Si en efecto recuerdo el fuego provocado durante los espectaculos de su emperador Ner6n, indudablemente no puede compariirsele este segundo que ahora pro- dlujo la ira del vencedor con aquel que habia sido suscitado por la lascivia del principe. Y no debo recordar en esta relaci6n a los galos que, después de incendiada y destruida la ciudad, poseyeron sus cenizas casi un afo. Y para que nadie dudara de que todo habja sido permitido al enemigo para castigo de la ciudad soberbia, lasciva y blasfema al mismo tiempo, los lugares prin- cipales de la ciudad, que no pudieron ser incendiados por los enemigos, fueron destruidos por los rayos. Y asi en el afio mil ciento sesenta y cuatro de la fundacién de Roma se produjo la entrada de Alarico en la ciudad... Durante la ocupaci6n, Placidia, hija del principe Teodosio y hermana de los emperadores Arcadio y Honorio, fue capturada por Ataulfo, pariente de Alarico, quien la tomé por esposa. Parecié como si Roma la hubiera entregado como rehén por designio divino como especial garantia, puesto que, unida en matrimonio al poderoso rey barbaro, fue la gran utilidad para el Estado. Entretanto, antes de dos afios de la ocupacién de Roma, los pueblos incitados por Estilicén como indiqué, ala- nos, suevos y vandalos, atacan a los francos, pasan el Rhin, invaden las Galias y al primer empuje llegan hasta el Pirineo. P. Orosio, Los siete libros de historia contra los paganos. Ahora, ¢s la posesion de la raz6n la que hace al hombre. Si los firboles y las bestias salvajes crecen, los hombres, creedme, se moldean. Los que anti- guamente vivian en bosques, guiados por meras necesidades y deseos natu- tales, no dirigidos por leyes ni organizados en comunidades, eran mas bien bestias salvajes que hombres. Porque la raz6n, rasgo de humanidad, sobra alli donde todo lo domina el instinto, Es indiscutible que un hombre no instruido por la razén en filosofia y cultura es una criatura inferior al animal, ya que se demuestra que no hay bestia mis salvaje 0 peligrosa que un hombre que actiie en toda ocasién por ambicisn, deseo, ira, envidia o mal genio. De aqui que pueda concluir que el que no permite que su hijo sea instruido de forma conveniente, no es hombre, ni hijo de hombre (...). La naturaleza al daros un hijo, os presenta, permitidme decirlo, una criatura ruda, informe, a la que por vuestra parte debéis moldear para que se convierta en un hombre de verdad. Si este moldeado se descuida, seguiréis teniendo un animal: si por el contrario, se realiza seria y sabiamente, tendréis, casi diria, lo que puede resultar un ser semejante a Dios. Erasmo de Rotterdam, De pueris statim ac liberaliter insti- tuendis (1529).

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