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PRINCIPIOS DE LA BIOÉTICA

En esta visión, nos podemos acoger al modelo bioético principia lista, se empezará por
enunciar los cuatro principios bioéticos que sirven de marco de referencia para alguno/as
experto/as en bioética a la hora de tomar decisiones médicas o clínicas y que igualmente
pueden servir de marco para orientar a los/las científicos/as forenses.

NO MALEFICENCIA

El primer principio que ha regido la práctica de la medicina en general, es no hacer daño


“primum non nocere” y seguirá siendo el primero también para las ciencias forense, no hacer
daño a un ser vivo o su memoria a través de su cadáver o de un material biológico que le
pertenecía, a sus familiares, a la sociedad a través de proveer información que no se ciña a la
verdad, a la idoneidad científica de la técnica realizada y a la ley entre otras. Dado el imaginario
colectivo que la sociedad en general tiene del/ la científico/a forense y lo que puede decir de los
hallazgos que descubre al analizar el cuerpo con observación rigurosa macro y microscópica,
pero también mediante los análisis químicos de los que se puede servir para llegar a las
conclusiones; se encuentra en un estado de gran admiración y respeto que lo obliga a ser
tremendamente asertivo en sus palabras escritas y habladas para evitar el más mínimo daño.

BENEFICENCIA

El segundo principio es el de beneficencia, que parte del paternalismo, inicialmente optar por la
decisión que mejor le convenga al otro, que es considerado como un hijo menor y sin capacidad
de decisión propia. Posteriormente, Childress propuso “es el rechazo a aceptar o consentir los
deseos, opciones y acciones de otra persona, por el propio beneficio de la persona”7 . Sin
embargo, retomando lo que la sociedad espera de un verdadero profesional es que ejerza su rol
social, no actúe solamente por fines económicos personales, sino que actúe de manera
universal, sin acepciones personales, especificidad funcional en su propio campo de acción no
en los otros; neutralidad afectiva que no interfiera en la dinámica como profesional y que esté
orientado hacia la colectividad, de manera altruista. Esto dota a los profesionales de una
verdadera superioridad y autoridad moral8 frente a la sociedad y les infiere un carácter
paternalista frente al rol complementario que en este caso serían los pacientes - hijos. Desde
que los pacientes pudieron informarse más acerca de los procedimientos médicos empezaron a
elevar su categoría de inferiores a iguales en esa antigua relación asimétrica y por ello surge una
nueva concepción, propuesta por Diego Gracia, así: “paternalismo es el rechazo a aceptar o
consentir los deseos, opciones y acciones de las personas que gozan de la información suficiente
y de capacidad o competencia adecuada, por el propio beneficio del paciente”. En esta medida
una beneficencia no paternalista es aquella que intenta hacer el bien o ayudar a los demás en
sus necesidades; siempre que ellos voluntariamente lo pidan o lo acepten, por lo tanto no es
posible sin el consentimiento informado de quien va a ser objeto de ese bien. –

AUTONOMÍA Este principio de beneficencia está claramente relacionado entonces con el de


autonomía. La autonomía puede ser considerada como una condición o facultad sustancial
humana o como un acto de elección autónomo, que se mueve en un continuo entre dos
extremos, la acción completamente autónoma y la completamente no autónoma. Las
características que identifican una acción autónoma son:

1. Que sea realizada con intencionalidad

2. Que sea realizada con conocimiento


3. Que sea realizada sin control externo.

Si bien la primera es totalmente exigible, de las dos siguientes se pueden contemplar


parcialidades sin que ello implique pérdida de la autonomía. La forma de evaluar estas
características en una acción puede hacerse mediante la prueba de la autenticidad, de tal forma
que un acto es auténtico cuando es coherente con el sistema de valores y las actitudes generales
ante la vida que una persona ha asumido reflexiva y conscientemente. En este sentido, en
muchas ocasiones el principio de autonomía deberá ir paralelo al de beneficencia, pues cuando
no están dadas todas las características enumeradas uno de los principios para decidir será el de
beneficencia.

JUSTICIA

Como principio y no como sistema, se remonta conceptualmente a Ulpiano, un jurista romano


del siglo III, que define justicia como “una constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su
propio derecho”, consistiendo el derecho en tres cosas “vivir honestamente, no dañar a los
demás y dar a cada uno lo suyo”. La justicia puede ser tomada como una virtud general, la
justificación, o como un valor de carácter dual, lo justo e injusto, también con un carácter
meramente formal, tratando a cada uno y a todos en conjunto de modo que puedan realizar su
propia perfección y generando un criterio de referencial moral, o ser tomada como un esbozo
racional, para la distributiva o política. Igualmente también existen los esbozos de justicia
planteados en los catálogos de derechos humanos como una experiencia real. A partir de este
nivel, la justicia puede ser una actitud o hábito y hablarse de justicia moral, o como ley, de
justicia jurídica.

https://estudiocriminal.eu/wp-content/uploads/2017/03/La-Bioetica-en-Cien

cias-Forenses.pdf

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