Sei sulla pagina 1di 2

UNIVERSIDAD DE ALICANTE

Migración, geografía y desertización


Los expertos en población piden medidas políticas efectivas que contribuyan a paliar los fenómenos de la migración, la baja natalidad y la desertización rural

RAFA BURGOS Alicante 17 SEP 2018 - 11:19 CEST

Gente paseando. PACO PUENTES

Sí, la población española está envejeciendo porque la esperanza de vida se alarga y


cada vez nacen menos niños. Sí, hay zonas del ámbito rural que están sufriendo un
proceso de desertización. Sí, la incipiente salida de la crisis ha devuelto a España al
saldo positivo de la migración, con más llegadas que salidas de personas. Todos
estos fenómenos están marcando el futuro de la sociedad de este país, pero a juicio
de Dolores Sánchez, presidenta del Grupo de Población de la Asociación de
Geógrafos Españoles (AGE), intrínsecamente, no son buenos ni malos. Depende de
que los políticos tomen “medidas que decidan qué modelo de país queremos tener
en el futuro”.

Sánchez ha participado en el Congreso de Población


MÁS INFORMACIÓN
Española que ha organizado la Universidad de Alicante (UA).
Fotos: El mapamundi
colosal de 60 láminas
En él, se ha abordado, por primera vez, “la reconfiguración
que ha tenido lugar tras la recuperación económica que ha
“Rusia está ocupando sucedido a la crisis”. El panorama que han dejado 10 años de
instalaciones militares
soviéticas en el Ártico” emergencia económica que los geógrafos prefieren llamar
“cambio socioeconómico”, ya que ha dejado a los ciudadanos
de todo el planeta en un lugar peor que el que ocupaban
antes de la caída de Lehman Brothers, acaecida hace ahora justo una década.

Según Sánchez, hay diferentes variables que dibujan el nuevo mapa humano
español. Baja fertilidad, nuevos flujos migratorios y despoblamiento del área rural. Y
todos están entrelazados. Antes del estallido de la crisis, la inmigración no paraba
de crecer. La población española no dejaba de aumentar. Y los números de
natalidad y mortalidad comenzaban a cuadrar en un país al que le cuesta tener hijos
y con la segunda esperanza de vida más alta del planeta. Sin embargo, “con la crisis
se frenó la inmigración y comenzó un proceso de expulsión, no tanto de españoles
como de extranjeros”. Este proceso se ha revertido de nuevo. “Ahora estamos
volviendo a tener una ganancia neta”, es decir, viene más gente de la que se va.

Según los expertos, los que vuelven no son los españoles que salieron. Que
tampoco fueron tantos. Joaquín Recaño, profesor de Geografía de la Universidad
Autónoma de Barcelona”, apunta que “el 88% de los españoles que se
contabilizaron como migrantes eran, en realidad, extranjeros que habían conseguido
la nacionalidad española”. Este grupo poblacional aprovechó “el estatus residencial
para emigrar a otros países”. Pero la situación se ha revertido. Están de vuelta, con
dos cambios significativos. “Se ha apreciado un aumento de inmigrantes
procedentes del Magreb, especialmente de Marruecos”, señala Recaño. “Y también
se percibe la respuesta a la emergencia económica de Venezuela, un país cuyos
ciudadanos no necesitaban visados hasta ahora para viajar, porque no tenían
tradición”. Pero que, ahora, protagonizan un flujo migratorio incesante.

El regreso de la población extranjera aporta mano de obra y aumenta la natalidad.


Pero Dolores Sánchez avisa de que debemos saber “cómo impedir que se formen
guetos o zonas de riesgo de exclusión y en ámbitos urbanos”. Mientras la crisis
devoraba el tejido socioeconómico nacional, “la pérdida de población extranjera
contribuyó a obviar este asunto, pero con la recuperación, hay que abordarlo,
porque de lo contrario se generan tensiones sociales y se favorece el auge de
discursos populistas y de ultraderecha”, como está sucediendo en buena parte del
continente. “Se habla mucho de la integración y del multiculturalismo, pero lo cierto
es que también se necesitan políticas que ayuden a evitar los guetos”. La fricción no
se da tanto con los que llegan, sino con sus hijos, “que ya son españoles pero que
no se sienten identificados ni con su origen ni con su país”.

La inmigración, además, es imprescindible para fortalecer la base de la pirámide de


edad, un ídolo de barro que adelgaza por abajo y se robustece por arriba. “Debemos
preguntarnos por qué en Francia la media es de dos hijos y en España apenas
llegamos a 1,2”, sostiene Sánchez. De hecho, “hemos llegado al punto en el que la
gente ya se plantea que es mejor no tener hijos”. “Naturalmente, hacen falta
medidas que favorezcan la constitución de una familia y la conciliación laboral”,
continúa, “pero el diagnóstico es más fácil que el desarrollo del tratamiento. Nuestro
reto es pasar del diagnóstico a la acción”.
Si los españoles “no aportamos habitantes, otros lo harán”. Pero en este punto, nos
topamos con una paradoja, en su opinión. “La Unión Europea está lanzando
mensajes contradictorios. Por un lado, no quiere gente de fuera. Por otro, sabe que
necesita gente de fuera”. Sánchez insiste: “Nos preocupa tanto el crecimiento
desmedido en otras zonas del mundo, como el África subsahariana, como el nulo
crecimiento que tenemos en nuestro entorno”. Y frente a las políticas de contención
de fronteras, “tendremos que ver con normalidad que la población que evite el
envejecimiento de nuestra sociedad venga de otros ámbitos”. Entre otras cosas,
“porque no se pueden poner barreras a África teniendo en cuenta el diferencial de
población existente, que ejerce una presión que no se detendrá mañana”, advierte la
experta.

Esta apertura de puertas ofrecería la posibilidad de potenciar la rehabilitación de las


zonas rurales despobladas. “El despoblamiento de las áreas rurales de interior
comienza a sufrir procesos muy urgentes. No parece que haya posibilidad de
retorno. Los municipios poblados por ancianos desaparecerán”, alerta Sánchez.
Durante la eclosión del ladrillo, en la época de vacas gordas, “la población se agrupó
sobre todo en las áreas urbanas. Pero también rejuvenecieron las zonas rurales
menos remotas, las más cercanas a las grandes ciudades”. Pero el incipiente
proceso de expansión de los extrarradios se truncó y el rebrote económico, de
momento, no pasa por aquí. “Ni los españoles ni los extranjeros quieren vivir sin
servicios, como supermercados, centros de salud o colegios”, subraya la geógrafa.
“Y sin medidas políticas realmente encaminadas a revertir esta desertización, no hay
solución”.

Potrebbero piacerti anche