Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1
TÍTULO I
CAPITULO I
DELITO DE SECUESTRO
1.1. Concepto
2
El comportamiento que exige el tipo simple es el de privar, sin derecho, motivo,
ni facultad justificada, a una persona de su libertad ambulatoria, sea cual fuere
el móvil o circunstancia.
3
El derecho vivo y actuante también se ha pronunciado sintetizando el concepto.
En efecto, la ejecutoria suprema del 9 de junio de 2004, en forma atinada y
coherente argumenta “que el delito de secuestro se configura cuando el agente
priva a una persona, sin derecho, de la facultad de movilizarse de un lugar a
otro, con independencia de que se le deje cierto espacio físico para su
desplazamiento y cuyos límites la víctima no puede traspasar; desde este punto
de vista lo importante no es la capacidad física de moverse por parte del sujeto
pasivo, sino la de decidir el lugar donde quiere o no quiere estar y lo más
importante de esta disquisición, es que en el aludido tipo penal se usa la
expresión ‘sin derecho priva a la víctima de su libertad’, pero esta privación de
la libertad tiene una consecuencia, perseguida por el agente, a un fin mediato;
siendo la privación de la libertad solo un modo facilitador".
4
Por el contrario, cometerá delito de secuestro aquella persona o funcionario que
priva de la libertad ambulatoria por tiempo determinado, a su víctima, sin tener
derecho ni razón justificable.
La comisión del delito de secuestro puede ser por acción o por omisión impropia.
Se presentará la omisión impropia cuando, por ejemplo, una persona que
solicita a su sirviente lo encierre durante la noche en su habitación
Nada indica el tipo penal del medio o modalidad que puede utilizar el
agente para cometer el secuestro, por lo que se admite cualquier medio de
comisión, siendo las más comunes la violencia, amenaza o el engaño. Villa
Stein6 afirma que las formas de privación pueden ser muchas, siendo las
previsibles las del encierro de la víctima por el tiempo que sea, aún el muy
breve, o su traslado engañoso o violento a lugar distinto del que le corresponde
o quiere estar.
1.2.1.1. Agravantes
5
la libertad ambulatoria al agraviado, abusa de él, lo corrompe, le trata con
crueldad o pone en peligro la vida o su salud7.
6
graves. Pues si esto ocurre en un caso concreto, aparecerá el concurso del
secuestro con el delito de tortura o el delito de lesiones.
7
lineales e igualitarios. Además, trato cruel lo es no por lo que la víctima en
concreto siente -física o psicológicamente- sino por el trato en sí, por el plus, el
extra comportamiento que ya ha sido catalogado como tal por referencia de un
estándar establecido en la ley y en la jurisprudencia nacional e internacional, lo
que permitirá delimitar mejor el rol de persona para no cometer el delito penal
de secuestro agravado e imputarlo objetivamente; de esa manera se evita la no
punibilidad en situaciones donde tengamos a un agraviado fuerte -que por
diversas experiencias suyas le parezca normal la situación que está viviendo-
así como la excesiva punibilidad cuando el agraviado sea débil, de tal forma que
la conducta básica del secuestro de por sí le produzca un grave daño
psicológico, catalogándola como trato cruel por dicha producción)10.
8
Esta circunstancia es muy común en nuestra realidad, pues siempre de por
medio están motivaciones económicas. Ocurre, por ejemplo, cuando los hijos,
con el propósito de disfrutar de la fortuna económica de su padre, con el auxilio
de un psiquiatra, le internan en un manicomio, alegando que sufre serias
alteraciones mentales.
Esta agravante, sin duda, es criticable debido que no reviste mayor relevancia
ni magnitud como las demás circunstancias agravantes.
a.4. El agente suministra información que haya conocido por razón o con
ocasión de sus funciones, cargo u oficio con la finalidad de contribuir en
la comisión del delito de secuestro (tercer párrafo del artículo 152). Aquí se
trata de un cómplice primario, esto es, el agente presta su ayuda de manera
primordial, sin la cual no sería posible la comisión del secuestro y por ello
consideramos que resulta adecuado el haberlo separado de las agravantes del
secuestro para ubicarlo en párrafo aparte del tipo penal 152. La conducta se
configura cuando el agente-cómplice entrega información precisa que conoció
con ocasión de ejercer sus funciones, cargo u oficio, a los secuestradores para
que realicen el delito de secuestro sin mayor dificultad. Ocurre, por ejemplo,
cuando una persona que realiza labores domésticas en el hogar del agraviado,
informa a los secuestradores que su empleador sale solo a pasear su mascota
en el parque, todos los días a las ocho de la noche, e incluso informa que aquel
9
en esos días, no puede correr por haber sido golpeado en el muslo durante un
partido de fulbito.
10
secuestrado. El agente actúa con más temeridad, pues para lograr sus fines no
le interesa privar de su libertad a un trabajador del Estado.
11
Tiene razón Villa Stein cuando enseña que la previsión es, sin embargo, muy
abierta, pues cualquier actividad que no sea la correspondiente al sector público
pertenece por exclusión al sector privado. El juzgador deberá, no obstante,
interpretar restrictivamente el punto en término de prever como conducta
agravada la que atenta contra la libertad de empresarios privados o
profesionales cuyo éxito económico sea ostensible.
12
b.6. La víctima se encuentra en estado de gestación (inciso 13, artículo 152).
La agravante aparece cuando la víctima-mujer del secuestro se encuentra en
estado de gestación, es decir, esperando que se produzca el nacimiento de un
nuevo ser que lleva en su vientre. Ya hemos indicado al analizar la figura del
aborto, que una mujer se encuentra en estado de embarazo desde el momento
mismo que se produce la anidación del nuevo ser en el útero de la madre hasta
que se inician los intensos dolores que evidencian el inminente nacimiento.
13
El secuestro se agravaba cuando el agente dirigía su conducta sobre un mayor
de sesenta y cinco años, en caso de varón, y sesenta años, en caso de mujer.
Incluso, en posición diferente y discutible, Villa Stein consideraba que por
aplicación extensiva del artículo 22 del Código Penal se considera anciano a la
persona mayor de sesenta y cinco años, pues dicho artículo prescribe la
imputabilidad relativa de las personas mayores de sesenta y cinco años que
hayan cometido un hecho punible.
Sin embargo, la LeyN2 28760 de junio de 2006 aclaró el panorama y señaló que
se configuraba la agravante del secuestro cuando la conducta del agente se
dirigía a una persona mayor de sesenta y cinco años, sea esta mujer o varón.
14
en cuenta para subsumir una conducta de secuestro, en esta agravante, es el
hecho que el agente debe aprovecharse de aquella discapacidad16.
Bien se sabe que la persona con discapacidad es aquella que tiene una o más
deficiencias evidenciadas con la pérdida significativa de alguna o algunas de
sus funciones físicas, mentales o sensoriales, que impliquen la disminución o
ausencia de la capacidad para realizar alguna actividad dentro de formas o
márgenes considerados normales, limitándola en el desempeño de un rol, fun-
ción o ejercicio de actividades y oportunidades para participar equitativamente
dentro de la sociedad.
15
c.2. El agente tiene por finalidad obligar a una autoridad a conceder
exigencias ilegales (inciso 7, artículo 152). La agravante se evidencia cuando
el agente secuestra al sujeto pasivo y luego solicita a determinada autoridad le
conceda exigencias ilegales, tales como el pago de honorarios no debidos o el
pago de beneficios no ganados, etc. El agente actúa con la firme convicción de
exigir que una persona investida de autoridad le otorgue alguna ventaja no
debida.
16
de 2004, incorporó esta agravante en el artículo 152 del Código Penal, la que
se perfecciona cuando el agente, con la finalidad o intención final de obtener
tejidos somáticos de su víctima, lo secuestra. Aquí el agente no secuestra a una
persona para obligar que un tercero dé su consentimiento para donar sus tejidos
y trasplantarlos a otro, sino que de la misma víctima del secuestro se obtendrá
los que requiere.
d. Por el resultado
17
secuestro, o cuando se está al cuidado del rehén en tanto se consigue la ventaja
que motiva el accionar delictivo18.
18
Igual que en la hipótesis anterior, el no hacer mención de la previsibilidad del
resultado letal no significa la utilización de un sistema de responsabilidad
objetiva, pues de todas maneras se exige que la muerte del agraviado sea,
cuando menos, prevista como resultado posible por el agente.
Las dos últimas modalidades agravadas del delito de secuestro, también son
sancionadas con la inconstitucional pena de cadena perpetua.
f.1. El secuestro es cometido por dos o más personas (inciso 11, artículo
152). La agravante se configura cuando el secuestro se realiza por el concurso
19
de dos o más personas que se reúnen ocasionalmente para ello. No es una
agrupación delictiva cuya característica es su permanencia en el tiempo, sino
que aquí la agravante se configura cuando dos o más personas se juntan en
forma ocasional para realizar un secuestro. El concurso de dos o más sujetos
que exige el upo penal, debe ser en el hecho mismo que se produce el
secuestro. No antes ni después, y ello solo puede suceder cuando estamos ante
la coautoría21.
20
“El delito de extorsión es de naturaleza plurisofensiva, por atentar contra
bienes jurídicos diversos como la libertad, integridad física y psíquica de las
personas, así como el patrimonio, siendo este último el bien jurídico relevante22”.
En tal sentido, Javier Villa Stein23, citando a los españoles Agustín Jorge
Barreiro y José Prats Ganut, afirma que es intensiva la doctrina que admite que
el bien tutelado con el tipo penal del secuestro es la libertad ambulatoria, es
decir, la libertad de locomoción, entendida como la facultad de fijar libremente,
por parte de la persona, su situación espacial.
Agente, sujeto activo o autor del delito de secuestro puede ser cualquier
persona, el tipo penal no exige alguna condición especial. Incluso puede ser
cometido por un funcionario o servidor público en ejercicio de sus funciones, así
como un representante diplomático ya sea peruano o extranjero.
Víctima, agraviado o sujeto pasivo del delito de secuestro puede ser cualquier
persona, incluso un recién nacido o un enfermo mental. Esta es la diferencia
con el delito de coacción, en el sentido que en aquel ilícito penal se requiere
que el sujeto pasivo tenga conciencia de su libertad para poder obligarle a
realizar lo que la ley no manda o impedirle algo que la ley no prohíbe; mientras
21
que en el secuestro no se requiere tal conciencia, pudiendo ser sujeto pasivo
del delito cualquier persona que tenga o no conciencia de la libertad. Esta es la
interpretación de la Suprema Corte cuando por la ejecutoria suprema del 10 de
abril de 1997, expresa que “en el delito de secuestro agravado por la calidad del
sujeto pasivo (un “menor de edad” que no tenga la capacidad física locomotriz
ni psíquica para autodeterminarse), el injusto culpable se configura porque el
agente priva a su víctima del derecho de mantenerse bajo la órbita, el control y
cuidado de quienes tienen el deber y poder de tenencia respecto a él, como
libre ejercicio de las potestades que se producen dentro de los vínculos de
familia, lo cual no implica que los padres del menor sean sujetos pasibles del
delito".
22
De la propia redacción del tipo penal que recoge el supuesto básico del injusto
penal denominado secuestro y sus agravantes fluye que se trata de un delito
netamente doloso. El agente actúa con conocimiento y voluntad de privar o
restringir la libertad ambulatoria de su víctima, esto es, afectar su libertad.
23
concurra la circunstancia calificante del inciso 4 del artículo 152, el agente debe
conocer que el agraviado es un empresario sobresaliente, etc.
1.2.3. Antijuridicidad
Casuística.-
24
asesinato que se habrían cometido en sus territorios, decidieron sancionarlos
de acuerdo con sus costumbres condenándolos, a ‘cadena ronderiV, esto es,
pasarlos de una ronda a otra a efectos de que sean reconocidos por sus
habitantes y además presten trabajo gratuito a favor de las respectivas
comunidades. Tercero.- Que en tal sentido, la conducta de los procesados no
reviste el carácter doloso que requiere el tipo penal de secuestro, dado que su
actuarse encuentra normado y regulado por el artículo 149 de la Constitución
Política del Perú que a la letra dice: ‘las Rondas Campesinas pueden ejercer
las funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con
el derecho consuetudinario... ’ No habiéndose advertido con ello ningún ejercicio
abusivo del cargo ya que, por el contraria todos los denunciados actuaron
conforme a sus ancestrales costumbres. Cuarto.- Que el inciso 8, del artículo
20 del Código Penal señala que está exento de responsabilidad penal ‘el que
obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejercicio
legítimo de un derecho, oficio o cargo’ por lo que, si los procesados en su
condición de ronderos, momentáneamente aprehendieron a los presuntos
agraviados, sin embargo, su accionar es legítimo, por cuanto se encuentra
enmarcado en el artículo 149 de nuestra carta magna. Quinto. - Que al haber
concurrido la causa de justificación ‘el actuar por disposición de la ley ’ en el
presente proceso; en consecuencia, si bien la acción es típica, sin embargo no
es antijurídica, por ende, tampoco culpable, resultando de aplicación el artículo
284 del Código de Procedimientos Penales”. Consideraciones por las cuales
declararon haber nulidad en la sentencia recurrida que condenó a los
procesados por el delito de secuestro (596>.
1.2.4. Culpabilidad
Una vez que el operador jurídico determina que en la conducta típica analizada
no concurre alguna causa de justificación, inmediatamente analizará si el injusto
penal debe ser atribuido al agente. Es decir, deberá analizar si el agente es
25
imputable, si al momento de actuar sabía o tenía conocimiento de la
antijuridicidad de su actuar y si pudo obrar de manera diferente a la de exte-
riorizar la conducta que lesionó el bien jurídico libertad de su víctima28.
1.2.5. Consumación
Los tratadistas peruanos coinciden en este aspecto Roy Freyre29 indica que el
delito alcanza la etapa de la consumación en el momento en que el agraviado
queda privado de su libertad de movilizarse en el espacio; se trata de un delito
permanente en el que la actividad delictiva continúa proyectándose en el tiempo
mientras dura el estado de secuestro.
26
Pareciera que se trata de un delito instantáneo, sin embargo, en la doctrina es
lugar común considerarlo como un ejemplo representativo de los delitos
permanentes. Incluso nuestro máximo Tribunal en Sala Plena, al referirse a los
delitos de naturaleza permanente, se ha pronunciado en tal sentido, al acordar
la siguiente jurisprudencia vinculante: “El delito de usurpación es de realización
instantánea, siendo suficiente para su consumación el despojo de la posesión
o la afectación de un derecho real”.
27
la privación de la libertad de la persona secuestrada o, en su caso, continuar
con la permanencia. Para efectos de la prescripción de la acción penal, este
aspecto resulta de trascendencia, pues el cómputo para esta correrá recién
desde el día en que el agraviado recobró su libertad.
Existe tentativa cuando el autor inicia la ejecución del delito por hechos
exteriores, practicando todos o parte de los actos que objetivamente deberían
de producir el resultado, y sin embargo, este no se produce por causas inde-
pendientes a la voluntad del agente. En tal sentido, el secuestro, por tratarse de
un delito de lesión y de resultado, es posible que se quede en realización
imperfecta, esto es, en el grado de tentativa33. Ello ocurrirá, por ejemplo, cuando
después de desarrollar los actos tendientes a lograr el secuestro, los delincuen-
tes no logran su objetivo por la tenaz resistencia que opuso el agraviado y los
efectivos de su seguridad personal.
El agente debe haber dado inicio con actos ejecutivos objetivos a la comisión
del delito de secuestro que decidió cometer. Antes que aparezcan objetiva-
mente tales actos estaremos ante lo que se denomina actos preparatorios de
un delito de secuestro, los mismos que, por regla general, son atípicos e
28
irrelevantes penalmente, salvo que por sí solos constituyan un delito
independiente. En tal sentido se ha pronunciado la Sala Penal de la Corte
Suprema por ejecutoria suprema del 18 de mayo de 1994, que resolvió absolver
al procesado de la acusación fiscal del delito de tentativa de secuestro,
sosteniendo: “Que, en el caso de autos se imputa a Rudy Andrés Albarracín
Bárrelo haber confeccionado los planos y croquis que determinaban la
trayectoria, a seguir por el agraviado Paolo Sachi Yurato, que luego sería objeto
de la privación de su libertad personal, empero tal comisión delictiva no se
perpetró quedando entonces la actitud del procesado Albarracín Bárrelo como
un acto carente de suficiencia para violentar un bien jurídico tutelado por la ley,
en vista de no darse el presupuesto inequívoco de dar inicio en la comisión del
hecho punible; por tanto, debe encuadrarse tal situación como acto preparatorio
que se encuentra en la fase externa del delito, pero que no es parte de él, siendo
que por sí solo es incapaz de indicar la voluntad del hecho de continuar y acabar
su intento delictuoso; si esto es así, la imputación recaída no tiene el sustento
necesario para la imposición de una pena”34.
29
resulta complicado diferenciar un delito del otro. No obstante, la ejecutoria
suprema del 28 de enero de 2005 sirve para enfatizar la diferencia que existe
entre los citados hechos punibles. En efecto, allí se argumenta que “el delito de
secuestro, previsto y sancionado por el artículo 152 del Código Penal, atenta
contra la libertad ambulatoria de las personas, es decir, presupone ir contra la
voluntad del sujeto pasivo, identificándose diversos medios comisivos, no
determinados por la ley, pero que, desde una perspectiva criminalística, son por
lo general la violencia, la amenaza y el engaño, y cuyo perfil más nítido se da
en los casos de encierro o, intemamiento o de detención del sujeto pasivo,
mediante los cuales se priva al sujeto pasivo de la facultad de trasladarse
libremente de un lugar a otro; ahora bien, a los rigurosidad la concurrencia de
los elementos objetivos y subjetivos del tipo de injusto del citado delito de
secuestro, que lleva consigo una gran penalidad, es de estimar asumiendo el
factor excluyente que informa el principio de insignificancia que están excluidas
del ámbito típico de dicha figura penal privaciones de la libertad ambulatoria de
escasa relevancia, a partir precisamente de la dimensión temporal de la
detención, las cuales, en todo caso tipifican el delito de coacción, en tanto en
cuanto -como anota un sector de la doctrina, en especial Muñoz Conde36— no
se trate de una privación de libertad como finalidad en sí misma o como medio
para exigir un rescate o lograr una finalidad ilegal, casos en los cuales tal hecho
siempre constituirá secuestro; que, en el presente caso, no se da este supuesto,
toda vez que se detuvo al agraviado ejerciendo violencia contra él, y se le llevó
inmediatamente a la comisaría en cuya sede se hizo mención a una supuesta
conducta delictiva en que aquel habría incurrido al distribuir volantes injuriosos
contra el alcalde; no se trató pues de una privación de libertad ambulatoria como
finalidad en sí misma ni como medio para lograr una finalidad ilegal concreta,
en tanto que enseguida, sin tardanza, se condujo y se puso al agraviado a
disposición de la autoridad policial para que ésta actúe conforme a sus
30
atribuciones, lo que como, ya se anotó, en todo caso tipificaría el delito de
coacción
1.5. Penalidad
Del tipo penal fluye que al agente que comete el delito de secuestro, dentro de
los parámetros del tipo básico, será merecedor a pena privativa de libertad no
menor de 20 ni mayor de 30 años.
31
cuando la víctima resulte con daños en el cuerpo o en su salud física o mental,
o muera durante el secuestro o a consecuencia de dicho acto”. Actualmente,
por disposición del Decreto Legislativo N2 982, de julio de 2007, se ha ampliado
aún más los supuestos. De esa forma ahora se prevé que la “pena será de
cadena perpetua cuando: 1. El agraviado es menor de edad o mayor de setenta
años; 2. El agraviado sufre discapacidad y el agente se aprovecha de esta
circunstancia y 3. Si se causa lesiones graves o muerte al agraviado durante el
secuestro, o a consecuencia de dicho acto38”.
32
el quantum de ellas y que los jueces pueden aplicar para sancionar la comisión
de determinados delitos” (Fundamento Ne 180 de la sentencia del TC. 10-2002).
Estos conceptos el Supremo Tribunal Constitucional lo ha reiterado en el
Fundamento N° 26 de la sentencia del 21 de julio de 2005 (, al establecer que
las teorías preventivas, tanto la especial como la general, gozan de protección
constitucional directa, en tanto y en cuanto, [...] sus objetivos resultan acordes
con el principio-derecho de dignidad.
33
ningún caso, la restricción de los derechos fundamentales puede culminar con
la anulación de esa libertad, pues no solamente el legislador está obligado a
respetar su contenido esencial, sino, además, constituye uno de los principios
sobre los cuales se levanta el Estado Constitucional de Derecho. Asimismo, el
Tribunal Constitucional considera que detrás de las exigencias de “reeducación,
rehabilitación y reincorporación” como fines del régimen penitenciario, también
se encuentra necesariamente una concreción del principio de dignidad de la
persona (artículo 1 de la Constitución) y, por tanto, este constituye un límite para
el legislador penal. Dicho principio, en su versión negativa, impide que los seres
humanos puedan ser tratados como cosas o instrumentos, sea cual fuere el fin
que se persiga alcanzar con la imposición de determinadas medidas, pues cada
uno, incluso los delincuentes, debe considerarse como un fin en sí mismo, por
cuanto el hombre es una entidad espiritual moral dotada de autonomía. En el
ámbito penitenciario, la proyección del principio de dignidad comporta la
obligación estatal de realizar las medidas adecuadas y necesarias para que el
infractor de determinados bienes jurídicos-penales pueda reincorporarse a la
vida comunitaria, y que ello se realice con respeto a su autonomía individual.
34
Pero, en cualquier caso, nunca le puede ser negada la esperanza de poderse
insertar en la vida comunitaria. Y es que al lado del elemento retributivo, ínsito
a toda pena, siempre debe encontrarse latente la esperanza de que el penado
algún día pueda recobrar su libertad. El internamiento en un centro carcelario
de por vida, sin que la pena tenga un límite temporal, aniquila tal posibilidad. La
cadena perpetua también anula al penado como ser humano, pues lo condena
a transcurrir su vida internado en un establecimiento penal, sin posibilidad de
poder alcanzar su proyecto de vida trazado con respeto a los derechos y valores
ajenos. Lo convierte en un objeto, en una cosa, cuyo desechamiento se hace
en vida. La cadena perpetua, en sí misma considerada, es repulsiva con la
naturaleza del ser humano. El Estado constitucional de Derecho no encuentra
justificación para aplicarla.
35
cadena perpetua a los agentes por conductas culposas que originan un
resultado dañoso.
36
y luego ocasionar la muerte o lesionar de modo grave a su víctima (solo con
dolo), el autor será merecedor a una pena no mayor de 35 años.
1.6. Casuística
Caso 1
37
dichos comportamientos pueden no ser antijurídicos. Así por ejemplo, en el
ejercicio razonable del derecho de corrección sobre los hijos (prohibición
temporal a salir de casa); el internamiento de enfermos mentales, etc.
38
De esto, el hecho de que un imputado no haya participado en el momento inicial
en que se privó de libertad al efectivo policial, no lo exime necesariamente de
una condena por delito de secuestro a título de autor o cómplice. Y así, quien
traslada a la víctima — previamente privada de su libertad— de un lugar a otro
o presta la casa donde ha de ser retenida, responderá penalmente. Sería errado
considerar que estos actos carecen de relevancia penal por ser posteriores a la
“consumación” del delito, como si el delito se consumara única y exclusivamente
en el momento en que José es privado de su libertad. Y es errado porque, como
venimos diciendo, estamos ante un delito permanente, con lo que la acción
típica se realiza sin interrupción, sin solución de continuidad. Las conductas
subsiguientes, por ello, suponen también una privación a la libertad personal y
pueden ser imputadas bien a título de autoría o complicidad. Ahora bien, el
hecho de que no se haya individualizado a todos los que participaron en el
momento inicial del secuestro o, incluso, que ellos fuesen menores de edad, no
enerva la posibilidad de que los que intervinieron posteriormente puedan ser
responsabilizados como autores o cómplices.
39
agravado, toda vez que el numeral 5 del artículo 425 del Código Penal
determina la condición de funcionario o servidor público de los miembros de las
Fuerzas Armadas y Policía Nacional. Justamente casos como estos
fundamentan el mayor grado de reproche de la conducta, lo que amerita el
incremento de la pena recurriendo a la aplicación de un subtipo agravado. A
este respecto, Bramont-Arias y García Cantizano sostienen:
Caso 2
40
Juan, Pedro y José secuestran a Luis. Posteriormente, se comunican con la
familia de Luis para pedir un rescate de medio millón de dólares. Este es quizás
el ejemplo que más tenemos en mente cuando oímos la palabra secuestro. Y
es que, en verdad, estamos ante una clara afectación de la libertad ambulatoria.
No obstante, es paradójico que el secuestro de una persona con el objeto de
pedir una ventaja económica ―léase rescate― viene sancionado en nuestro
ordenamiento jurídico no bajo la figura del secuestro, sino de la extorsión, esto
es, un delito ubicado sistemáticamente dentro del Título V, dedicado a los
Delitos contra el Patrimonio. En efecto, el artículo 200 CP reprime con pena
privativa de libertad no menor de veinte ni mayor de treinta años al agente que
con el objeto de obtener una ventaja económica indebida o de cualquier otra
índole, mantiene en rehén a una persona. Cuando el delito es cometido por dos
o más personas, como en el caso propuesto, la pena prevista es no menor de
treinta años.5 Estamos pues ante un concurso aparente de leyes, donde el
denominado “secuestro extorsivo” desplaza al delito previsto en el artículo 152
CP. Resulta curioso que prevalezca un delito contra el patrimonio (artículo 200
CP) sobre una figura penal que tiene por bien jurídico uno de tamaña
importancia como es la libertad personal (artículo 152 CP). Pero así lo quiso el
legislador, al tomar como agravante de la extorsión la privación de libertad,
cuando quizás lo más apropiado habría sido tomar como circunstancia
agravante del secuestro el perseguir una ventaja económica.
41
sancionado por el artículo doscientos del Código Penal―, figura penal que se
limita o circunscribe a una privación de liberta personal del sujeto pasivo”
[subrayado nuestro].6 La Sala rechazó que la exigencia del pago de un rescate
para la liberación de la víctima constituyese la circunstancia agravante del
antiguo inciso 8 del artículo 152 CP7 pues, como se acaba de señalar, la
exigencia de un rescate es uno de los elementos definidores del delito de
extorsión o, con más precisión, del secuestro extorsivo. El delito de extorsión,
ciertamente, reconoce otras modalidades típicas, algunas de las cuales no
parecen tener una adecuada ubicación sistemática dentro de los delitos contra
el patrimonio. Más allá de los cuestionamientos de índole dogmático y político-
criminal que se pudieren hacer, tarea que escapa al propósito del presente
trabajo.
Caso 3
Juan mantiene cautiva a María durante varios días con el objeto de practicar
con ella el acto sexual. María es rescatada por miembros de la Policía Nacional.
Es indudable que se produce una privación de libertad de manera injustificada.
No obstante, sería bueno detenerse en dos circunstancias que tienen por virtud
excluir, en algunos casos, la concurrencia del delito de secuestro. Nos referimos
al tiempo y al propósito perseguido por el autor del delito de violación sexual.
Cabe mencionar que esto también se puede predicar con relación a otras
figuras delictivas, como por ejemplo el delito de robo.
42
leyes “únicamente en aquellos supuestos de mínima duración temporal”, en los
que la privación de libertad tiene lugar durante el acto de apoderamiento, por
entender que en este supuesto la privación de libertad queda absorbida por el
robo: todo robo con violencia o intimidación afecta, aun cuando sea de modo
instantáneo, la libertad ambulatoria de la víctima.9 Igualmente, la Sala Penal de
nuestra Corte Suprema ha tenido oportunidad de pronunciarse sobre el
propósito perseguido por el agente al privar de libertad a su víctima. Se trataba
de un caso en que el acusado había trasladado a la víctima a una cabaña con
el fin de practicar con ella el acto sexual en contra de su voluntad; llevándola de
regreso a su domicilio una vez consumado el hecho.
43
Caso 4
Juan, dado de alta a los pocos días de haber sido sometido a una operación
quirúrgica, es impedido de abandonar la clínica mientras no cumpla con pagar
el íntegro de la factura por los servicios médicos. Juan acaba de cumplir los 80
años. Una interpretación literal de la norma podría llevar a condenar al director
de la clínica a una pena no menor de veinte ni mayor de treinta años. Y hasta
cadena perpetua, si se quiere aplicar la agravante del inciso 1 del último párrafo
del artículo 152 CP (que el agraviado sea menor de edad o mayor de setenta
años). Y es que hay una restricción a la libertad personal de Juan que no parece
estar justificada, al menos en nuestro ordenamiento jurídico, como ya lo ha
señalado en múltiples ocasiones el Tribunal Constitucional.
44
Por lo demás, como ya se indicó, el Tribunal Constitucional ha determinado la
ilegalidad de este tipo de prácticas. En cuanto al requisito de la violencia,
tendremos que aceptar que dicho elemento no se reduce a la violencia física
ejercida sobre la persona de la víctima, sino que debe ser entendida bajo una
concepción espiritualista en donde lo importante es que exista una restricción a
la libertad de obrar.
45
TITULO II
CAPITULO II
DELITO DE EXTORSION
46
que señalamos en el apartado correspondiente que constituye un tipo penal
pluriofensivo42.
42 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Rahúl. “Derecho Penal Parte Especial” Segunda
Edición. Tomo II. Editorial IDEMSA. Lima- Perú, 2014. Pág. 407
43 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Rahúl. Op. Cit. Pág. 408
47
Ley No 28353 del 06 de octubre del 2004, la Ley No 28760 del 14 de junio del
2006 y finalmente según lo dispuesto en el artículo 20 del Decreto Legislativo
No 982 del22 de julio del200Z que incorpora tres párrafos al tipo penal en
cuestión.
48
A decir de González Rus44, viene a ser una especie de coacciones o amenazas
condicionales de naturaleza y efectos patrimoniales, con las que se planteará,
en su caso, un concurso de normas pero no de delitos tal. En el delito de
coacciones, se puede decir, que el agente sólo profiere amenazas que constriñe
la libertad decisoria, mientras que en la extorsión ya se produce una afectación
directa, que determina el desplazamiento patrimonial a la esfera de custodia del
autor; no olvidemos que las coacciones sólo han de tutelar la libertad personal
y no el patrimonio.
No sólo el Robo, como se dijo, constituye una modalidad del injusto que implica
un ataque pluri-ofensivo, en tanto, en el artículo 2000 se ha previsto otro
supuesto típico -en cuya concreción típica-, también afecta a intereses jurídicos
superiores, como la vida, el cuerpo, la salud y la libertad.
49
el segundo se identifica un intervalo de tiempo considerable, segundo, el robo
es un acto típico de "desapoderamíento'. El acto que provoca el perjuicio, por
tanto, aun obligado, lo realiza el propio sujeto pasivo, lo que aleja el delito de la
dinámica propia del robo –apunta Gonzáles Rus45- y lo acerca a las
defraudaciones, en las que es también la víctima quien efectúa el acto de
disposición patrimonial de que se deriva el perjuicio.
50
supone en realidad un secuestro. Habiéndose señalado, que la distinción entre
uno y otro, sería el ánimo de lucro que guía la determinación delictiva del
agente, en el caso del artículo 2000; lo que no es tanto así, como es de verse
en el primer párrafo de la construcción normativa del delito de secuestro,
cuando se establece que la privación de libertad de la víctima, puede obedecer
a cualquier "móvil" o 'propósito'., por lo que se infiere, que el móvil delictivo,
constituye una deliberación del agente, plenamente identificable en el caso del
secuestro. ¿Cómo se determinaría entonces, la delimitación normativa, entre
ambos injustos?, algo, de muy difícil concreción, pues las zonas oscuras de
delimitación hacen difícil la tarea interpretativa. Cuando el ataque antijurídico
revela una mayor intensidad en la libertad personal del "rehén", no cabe duda,
que debe optarse por el injusto penal contemplado en el artículo 152o. Bastaría
para corregir la confusión normativa, que en el caso de la Extorsión, se eliminara
la modalidad típica, mediando la privación de libertad de una persona. Con ello,
se garantiza la propiedad de hermenéutica jurídica que debe desplegar el bien
jurídico, en el pensamiento sistemático-racional.
Debiéndose anotar que existe un tamiz, entre la extorsión y el robo por ejemplo,
digno de destacar: en la extorsión el agente solicita una ventaja de cualquier
51
índole, es decir no sólo que se le pueda entregar un determinado bien, una joya
por ejemplo, sino también la obtención de un crédito, la calificación para un
trabajo, extinción de una deuda, etc.; lo que da lugar a una diversa concepción
del patrimonio, desde una consideración de mayor amplitud, no es la mera
tenencia de una cosa. Por eso se dice con corrección en la doctrina, que el
objeto material de este delito, puede comprender no sólo dinero, sino también
títulos valores, documentos que generen efectos jurídicos, un documento
firmado en blanco, esto es, el agente pretenderá se le reconozca una obligación
inexistente o, incluso la suscripción de un contrato laboral. Eso sí, descartamos
una ventaja de contenido sexual, de ser así, estaríamos ante la conducta típica
que se contempla en el artículo 170° del C.P.
Se supone que sólo puede ser autor, aquel que tiene capacidad de acción y
reconocimiento de imputación individual; los enajenados y los niños no pueden
ser considerados agentes y, si éstos intervienen, habría que ver si existe una
persona de atrás que ejercer el dominio de voluntad sobre aquellos, dando lugar
a una autoría mediata.
52
Si el autor es un funcionario y/o servidor público en el ejercicio de sus funciones,
se configuraría el delito previsto en el artículo 382° del C.P. (concusión), pero
este tipo penal no contiene como medio ni la violencia ni la amenaza, por lo que
nos inclinamos por admitir la extorsión en estos casos.
También se diría que puede ser cualquier persona, pero según la redacción
normativa se hace alusión a una circunstancia que puede dar lugar a la
identificación de dos sujetos pasivos: una de la acción, sobre la cual recae la
acción intimidante o la violencia, en este caso el rehén y, el titular del patrimonio,
que se ve afectado cuando tiene que disponer de una recompensa, a fin de que
se pueda liberar al privado de su tibertad. Por lo general, pues, será una persona
distinta al rehén quien es afectado en su patrimonio, para que los raptores
procedan a dar libertad al rehén. :
53
No nos causa más que conmoción intelectual, que el poder Ejecutivo, producto
de la modificación efectuada por el Decreto Legislativo N° 982, haya incluido a
las <instituciones públicas o privadas> como sujetos pasivos del delito, pues
hasta donde sabemos por lógica elemental, la violencia o la amenaza sólo
puede incidir sobre una persona psico-física, las instituciones son corporaciones
creadas por la ley; que son manejadas por personas naturales; ello no obsta, a
que las amenazas o la privación de libertad de una persona, obedezca a la
intención de conseguir una ventaja de cualquier índole en el marco de una
institución pública o privada. Inclusión que sólo puede crear rechazo en la
persona del intérprete49.
Primero que todo debemos definir el concepto “obligan”, como verbo rector que
se desencadena como producto de la violencia o de la amenaza.
54
actividad intimidatoria del agente, o sea, cuando se esté al margen de toda
relación causal entre la intimidación de éste y la disposición de aquél|, se estará
fuera del tipo de la extorsión.
55
un escritorio para que se le entregue una ventaja indebida, pues estamos
hablando acá de un delito que ataca de forma directa bienes jurídicos
personalísimos.
56
La intimidación no tiene por qué alcanzar una gravedad extraordinaria, escribe
Creus53: basta con que ella esté configurada por el anuncio de un suficiente
para colocar al sujeto pasivo ante la opción de salvar el bien amenazado
aceptando la exigencia del agente54; que provoque los efectos psíquicos en la
víctima que se esperaba lograr. Lo decisivo en este punto, para que el delito se
considere consumado, es que la amenaza haya producido en la víctima el temor
buscado, obligándola a efectuar la disposición patrimonial exigida mediante la
intimidación.
Los bienes jurídicos que deben correr la suerte de la amenaza, son la vida, el
cuerpo, la salud y la libertad en un sentido genérico.
57
ejercicio del ilegítimo de un derecho (art. 4171; pero si el agente toma de propia
mano el bien propio, que lo dio en prenda, será constitutivo sólo de la conducta
contenida en el artículo 193o. cuando el despliegue de la fuerza física ha
causado un daño efectivo en la salud de la víctima, el concurso será entre los
tipos de lesiones con el previsto en el artículo 4170 del C.P.
Ahora bien, ventaja indebida será aquella que el autor no tiene derecho alguno,
en el ejemplo clásico del secuestro extorsivo; también serán los derechos
expectaticios, quien pretende heredar y obliga a su pariente a que lo incluya en
el testamento, mediando amenaza suficiente, estará cometiendo el tipo penal in
comento.
Más consideramos que de todos modos debe ser una ventaja de naturaleza
patrimonial a fin de conservar la homogeneidad del bien jurídico tutelado.
58
Hacerse nombrar heredero, obligar a reconocer como hijo a una persona
carente de parentesco, suscribir un contrato de compraventa de un bien mueble
o inmueble, a favor del agente o de tercera persona, poner acciones de una
empresa a nombre del autor, etc.
Son tres los párrafos que se han incluido en la construcción típica del artículo
2000, como consecuencia del Decreto Legislativo N° 982.
59
preparatoria o ejecutiva del delito, imprescindible para lograr la consumación
del delito. Nos referimos a los partícipes (instigador y cómplice); cuya actuación
se encuentra subordinada, a la intervención final del autor cuyá punición se
encuentra condicionada a un factor volitivo y cognoscitivo (dolo) y, que la acción
que emprenda el autor, ingrese al ámbito de protección de la norma.
60
tránsito de la ciudadanía o perturba el normal funcionamiento de los servicios
públicos o la ejecución de obras legalmente autorizadas, con el objeto de
obtener de las autoridades cualquier beneficio o ventaja económica indebida u
otra ventaja de cualquier otra índole, será sancionado con pena privativa de
libertad no menor de cinco ni mayor de diez años"58.
61
laborales y sociales, justos reclamos en un orden democrático de derecho.
Empero, quienes realizan tomas de locales, sagueos, caos y obstaculizan la vía
pública, por más que se adscriban en un cometido de reivindicación laboral,
incurren en los delitos de coacciones, daños, violación de domicilio,
entorpecimiento al funcionamiento de los servicios públicos765;
comportamientos que ya se encuentran catalogados como "delitos", por tanto,
pasibles de una pena. Consecuentemente, la inclusión de este párrafo, lo que
originará en todo caso, es una superposición de tipificaciones pena_ les,
incorrecto desde un planteamiento sistemático, que tiene como pilar al principio
de legalidad.
Por último, se incluye en el cuarto párrafo, una conducta típica, que ha generado
una serie de cuestionamientos, de por sí legítimos, por parte de las autoridades
locales y regionales del país; cuyo tenor literal dispone lo siguiente:
62
los funcionarios del Estado con poder de decisión y los que desempeñan cargos
de confianza o de dirección, están impedidos de ejercer el derecho de huelga;
estando comprendidos en dicho listado, los presidentes de los Gobiernos
Regionales y los Alcaldes (provinciales y distritales)60.
63
desempeñan cargos de confianza, alzarse en huelga, dicho comportamiento no
revela una suficiente -perturbación social-, para ser elevado a la categoría de
"delito"; menos aún participar en movilizaciones sociales que se encuentran
sustentadas en legítimas reivindicaciones socio laborales, con arreglo a los
principios democráticos un de derecho. A tales efectos, debe preservarse la
calidad de última ratio del Derecho penal, ubicando dicha conducta en el ámbito
del Derecho administrativo sancionador.
c. circunstancias agravantes
- A mano armada
Hemos de fijar que su procedencia está condicionado a los siguiente: que los
instrumentos y/o objetos que han de ser calificados como (armas, deben haber
sido los medios empleados por el agente para poder vencer la resistencia de la
64
víctima, ver reducidos sus mecanismos de defensa y, así poder apoderarse de
los bienes muebles que se encuentran bajo su esfera de poder; violencia que
debe ser continua y uniforme hasta lograr un total desapoderamiento, que
permita al autor disponer de la cosa sustraída. Para ello se requiere que el
agente utilice de forma efectiva el arma en cuestión, en el caso de producirse el
apoderamiento con sustracción, sin usarla pese a contar con ella, será un hurto
y no un robo agravado.
Se señala en el inc 1), que la agravación tomará lugar, cuando el secuestro dura
más de veinticuatro horas. La mayor permanencia del estado antijurídico, que
65
se configura con la figura del rehén, puede provocar mayores repercusiones
negativas en la esfera psicosocial del sujeto pasivo de la acción, que se reprime
con pena más severa.
Se causa lesiones leves a la víctima, las cuales parecen ser cometidas a título
de dolo (mínimo eventual). De todos modos, se configura un concurso ideal de
delitos, con el tipo penal previsto en el artículo 1220 del C.P., pero que según
66
esta fórmula resolutiva recibiría una pena menor, de acuerdo a lo previsto en el
artículo 48°.
En el caso de que las lesiones se causen a título de culpa, también deben ser
comprendidas en esta agravante, aunque no se desprende de forma clara del
tenor literal de esta calificante.
67
simplemente de la inanición. Debe ser un resultado previsible por el agente, a
fin de descartar una mera responsabilidad objetiva por dicho disvalor o, en su
defecto, pueden haberse causado directamente (dolo eventual), en esta
hipótesis de tratarla en realidad de un concurso ideal de delito, que de frente el
legislador lo castiga con pena de cadena perpetua. En el caso de la muerte,
ésta debe acaecer corno consecuencia de la conducta cometida por el agente,
en el sentido, de que debe subyacer una relación de riesgo, entre el
comportamiento del autor y el resultado antijurídico sobrevenido, imputable a
título de culpa, pero igual que la otra hipótesis, el deceso de la víctima, puede
ser también concreción directa de una conducta (dolosa) del autor, que debería
ser tratada como un concurso ideal de delitos, de secuestro con asesinato, más
el legislador optó para darle directamente un tratamiento punitivo singular. No
se podrá aplicar esta circunstancia, si el deceso del rehén obedeció, a un paro
cardiaco, en vista de las dolencias que ya padecía el sujeto pasivo, que no fuese
previsible para el agente.
68
2.5. Formas de imperfecta ejecución
69
No puede dejarse pasar el hecho de que nuestra ley positiva, hace mención en
la descripción típica, al verbo "entregar', mas no como es el caso del artículo
1680 del C.P. argentino, que se incluyen también él envió, deposito o poner a
su disposición o a la de un tercero como expone CREUS67, en la entrega, el
delito se consuma cuando el objeto es dado al autor o al tercero, en cuyo caso
el momento del desapoderamiento se confunde con el apoderamiento se
advierte un intervalo de tiempo entre el despliegue de la amenaza con el
desprendimiento del dinero por parte del sujeto pasivo; si bien este último dato
puede significar ya una merma en el patrimonio, ha de convenirse que aquel
ingrese al poder fáctico del agente para su efectiva realización típica.
70
2.6. Tipo subjetivo del injusto
El artículo 200 del Código Penal regula el delito de extorsión. En los 17 años de
vigencia del Código Penal, el referido delito, ha tenido a la fecha ocho
modificaciones; siendo la última, por el Decreto Legislativo 1237, publicado el
día 26 de setiembre del 2015:
71
activo una ventaja económica indebida. En la extorsión, lo que se busca es una
ventaja de caracteres económicos lesionando la libertad de la víctima. Es un
delito pluriofensivo68.
2.7.1. Concepto
Parte Especial. Tomo II, 1ra. Edición. Jurista Editores, Lima, 2011, p. 1101.
72
Empieza el fundamento 8, señalando que la doctrina peruana no ha realizado
un deslinde entre las modalidades del delito de extorsión, con las formas de
receptación:
73
El potencial perjuicio mayor y definitivo que ello ocasionaría sobre el patrimonio
de quien fue la víctima de tales delitos otorga, a esa forma de amenazas, una
evidente capacidad extorsionadora. El sujeto pasivo de esta acción
extorsionadora podría ceder a esa presión psicológica para asegurar la
recuperación de su vehículo y la indemnidad del mismo71.
Respecto a quién formula esas amenazas, este debe hacerlo seriamente, con
una finalidad lucrativa ilegal; como además de estar en capacidad, cuanto
menos potencial, de disponer o materializar el suceso negativo que anuncia con
su amenaza el delincuente, sobre el vehículo hurtado o robado.
74
En consecuencia, todo anuncio inverosímil o falso no podrán calificar, por
idoneidad, para la modalidad extorsiva que se examina; e, incluso, el engaño
sobre la capacidad de restitución que se atribuye al agente y que pueda
convencer a la víctima, y logra de esta un desprendimiento patrimonial a su
favor, no podrá constituir extorsión, pero sí, estafa74.
75
3. CONCLUSIONES
76
4. Recomendaciones-
77
El Ministerio Público debe contar con un eficiente grupo de fiscales
especializados en el combate a la delincuencia organizada.
5. Anexos
78
5.1. ¿Cometen secuestro los progenitores respecto de sus hijos menores
de edad?
El primero de estos dos casos ocurrió en la Región Arequipa y motivó una gran
indignación: Delia Flores fue detenida porque intentó inscribir en el Registro Civil
a un menor de tres meses de nacido como su hijo sin la constancia de
nacimiento y utilizando documentos fotocopiados. Las autoridades policiales
“sospecharon” que el menor era un niño raptado en un centro de salud en el
mes de octubre pasado y detuvieron a Flores por una semana, ordenándose su
ingreso al Establecimiento Penitenciario de Pucchun por la presunta comisión
del delito de secuestro agravado. Posteriormente, se determinó, en los
resultados de la prueba de ADN, que era la verdadera madre del niño y así
obtuvo su libertad.
79
que en verdad no se entiende de un órgano considerado “defensor de la
legalidad”.
80
Desde el punto de vista del derecho penal, el notable jurista alemán Günther
Jakobs señala que “la relación de padres e hijo descansa en la base social: en
todos los ordenamientos en los que (1) la crianza de los hijos incumbe de modo
primario a los padres, o al menos se les encomienda, (…) los hijos se confían a
los padres mientras sean menores de edad. Esto parece prácticamente
evidente, y por ello se habla en algunas ocasiones de un vínculo “natural”. Los
deberes tienen un alcance marcado por la medida en la que padres e hijo
practican un mundo común, es decir, que en una primera fase son
omnicomprensivos: los padres deben alimentar, cuidar, educar al hijo, apartar
de él enfermedades y riesgos, también aquellos que deriven de la conducta de
otras personas o del otro progenitor; además existe un deber de cuidado
patrimonial (…). Los deberes van reduciéndose conforme se incrementa la
autorresponsabilidad del hijo y concluye con su mayoría de edad, puesto que a
partir de ese momento el hijo no está obligado a obedecer a sus padres”
(JAKOBS, Günther. “Actuar y omitir”. En: Los desafíos del Derecho penal en el
siglo XXI. Libro homenaje al profesor Günther Jakobs. Guillermo Jorge
Yacobucci (Dir.). Ara, Lima, 2005, p. 176).
El delito que sí podrían cometer los progenitores, respecto a sus menores hijos,
por principio de especialidad, sería el de sustracción de menor, que se
encuentra contemplado en el artículo 147° del Código penal, siempre y cuando
uno de los padres ejerza la patria potestad y el otro sustraiga al menor hijo o
rehusé entregarlo al que posea el derecho, este ilícito penal cuenta con una
pena máxima de dos años.
81
En los casos planteados, se ordenó la prisión preventiva de los progenitores por
el delito de secuestro agravado, lo cual es injusto. Estas decisiones del Poder
Judicial son motivadas, o por la presión que ejercen los medios de
comunicación (ambos fueron casos mediáticos), o porque existen algunos
operadores de justicia que impulsan un derecho penal paternalista, que sea la
respuesta a todos los problemas sociales, olvidándose del principio de
intervención mínima, que considera que el derecho penal debe ser el último
instrumento al que la sociedad recurra para proteger determinados intereses -
considerados bienes jurídicos-, siempre que no existan formas de control social
menos lesivas, esto, por la violencia que ejerce en los ciudadanos, lo que
implica, incluso, como en los casos mencionados, la restricción de la libertad
personal, lo que no ocurre con ningún otra rama de derecho.
Toda interpretación jurídica de los tipos penales, como es el caso del delito de
secuestro, de acuerdo a la doctrina, debe partir de una referencia a un sistema
social de convivencia humana. La norma penal solo debe comprenderse dentro
de ese marco porque existe la necesidad de coexistencia de la persona humana
con los demás para alcanzar sus fines y satisfacer sus necesidades individuales
y autorrealización personal. En los casos señalados, los imputados son los
progenitores, los que tienen el deber y derecho de salvaguardar los intereses
de sus menores hijos. No se ha considerado, además, el perjuicio que se les
podría ocasionar a los menores al privárseles de libertad a sus padres, en el
aspecto moral y con relación a su cuidado. Asumir que los progenitores pueden
cometer el delito de secuestro respecto de sus menores hijos, generaría
peligrosas consecuencias para la familia, por ejemplo, que el padre sea
denunciado si castiga a su hijo con no salir el fin de semana a una fiesta con
sus amigos.
82
En las situaciones antes mencionadas, se plantean dos cuestiones: primera, si
quien realiza la conducta contando con el permiso o autorización de la autoridad
(Kent contaba con la custodia de su hija por resolución judicial de su país) u
observando las normas extrapenales ha de quedar impune en virtud de la causa
de justificación del ejercicio legítimo de un derecho (autorización
justificante). Segunda, si la conducta es ya antes atípica (autorización
excluyente del tipo). Desde mi punto de vista, en ambos casos, los hechos
serían atípicos al no cumplirse con todos los elementos del tipo penal de
secuestro; particularmente, la existencia del derecho, motivo y facultad
justificada para configurar el ilícito.
83
De acuerdo a la exposición de motivos, el secuestro es un delito grave que
perjudica a la libertad individual y a la vida. Este delito se entiende como “toda
forma de privación de la libertad de una persona sin que ésta se encuentre
amparada en un derecho, motivo ni facultad justificada”. El secuestro encuentra
en nuestro Código Penal una forma básica y otra agravada que está
condicionada de circunstancias específicas.
De esta manera, la legisladora advierte que la aflicción sobre la víctima así como
el trato cruel y humillante que genere sufrimiento y menoscabo para la dignidad
de la víctima, —circunstancia agravante del delito de secuestro debe formar
parte del tipo base del secuestro toda vez que “resulta demasiado subjetiva y
de difícil objetivación como para mantenerla dentro de las circunstancias que
permiten una agravación de pena”.
Secuestro
Modifíquese el artículo 152 del Código Procesal Penal, el mismo que queda
redactado de la siguiente manera:
84
Será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de
treinta años, el que sin derecho, motivo ni facultad justificada, priva a otro, de
su libertad personal, cualquiera sea el móvil, el propósito, la modalidad o
circunstancia o tiempo que el agraviado sufra la privación o restricción de su
libertad; ocasionando en la víctima sufrimiento o abusando, corrompiendo
o tratando con crueldad y humillación a la víctima.
[…].
85