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EL RACISMO Y VIOLENCIA EN COLOMBIA

La Fiscalía General de la Nación reveló que a la fecha cuenta con 737 investigaciones
por racismo o discriminación y 443 relacionadas con hostigamientos por motivos de
raza, religión, ideología u origen nacional, étnico o cultural”. (COLPRENSA, 2018)

Teniendo como referencia los siguientes datos, y si bien en las últimas décadas Colombia
ha mostrado un cambio en la cultura de inclusión social, no ha sido suficiente, aun
creemos en la superioridad o que la condición económica nos da el derecho de recriminar
a nuestros semejantes, olvidamos de donde proviene nuestra historia, una cultura
indígena otra de raza negra proveniente del África, que nos dejan su esencia en la sangre
guerrera, luchadora.

Sin embargo al cambiar la forma de pensar, querer vivir y buscar siempre la satisfacción
de los demás olvidamos y adoptamos esas posturas de grandeza. El racismo en nuestras
ciudades aún es un fenómeno presente, en los adolescentes se busca la aceptación de
lo que escuchamos como “grupo, combo, parche, clan, de su misma clase o
pensamiento, pero cuando otra persona de raza negra o forma de pensar hasta de vestir
llega al entorno, lo primero que hacemos es juzgar, no se acepta lo diferente del otro que
puede hacernos crecer y romper esa barrera de exclusión, todo por miedo.

En el ámbito laboral se ve a la raza negra como los que más trabajan y a los que menos
se les debe remunerar, aparte de los menos estudiados, sin embargo hoy día gracias a
las campañas en voz de rechazo a la discriminación las empresas privadas, públicas y
entes gubernamentales han encontrado en estas personas características en su
desempeño profesional mejores que en los demás, dado que ellos al sufrir de rechazo
buscan destacar en sus compromisos para que no sean punto de críticas y
comparaciones.

Sin dejar atrás las diferencias que se presentan a diario por las creencias religiosas cada
credo busca demostrar que ellos tienen la razón y que son los que alcanzaran la
salvación en la próxima venida de nuestro señor Jesucristo.

Ahora bien, si el racismo se quedara ahí, en discriminación, las consecuencias y


repercusiones tendrían un proceso diferente para contrarrestar los efectos, pero
lastimosamente no es así, estos actos de racismo conllevan a algo más profundo la
violencia.

La representante de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas


(CNOA), Lilian Paola Osorio, afirmó a Efe en la presentación del informe que "pese a que
se firmó el acuerdo de paz, la implementación no ha permitido que se mitigue en gran
proporción la violencia en los territorios étnicamente diferenciados". (EFE, 2018)
Hablar de violencia no es solo los conflictos con grupos armados al margen de la ley; es hablar
también las consecuencias del racismo, estamos en el siglo XXI, donde estamos pasando por un
estado de multiculturalidad, que ha reducido la brecha de la exclusión social, los focos de
violencia racial, cada poblador lo ha vivido en algún momento de su vida, pero uno de los grupos
que más sufrido últimamente estos ataques son los LGTBI, su inclinación sexual, su
comportamiento, forma de pensar y sus deseos de formar familias, causaron tal impacto que
muchos fueron atacados de forma física y moralmente por gran parte de la sociedad.

Contra las raza negra o afrodescendientes los ataques pasaron de ser psicológicos a físicos con
heridas de armas corto punzantes hasta de fuego. Y con la religión hasta familias se han
desintegrado por no pensar igual.

Hoy día se vive en con el dicho “el que me la hace, me la paga” o “porque cae mal, que le vaya
mal”, “No se junte con ese negro”, o cualquier estereotipo que genere un sentimiento
discriminatorio y a otro le otorgue una superioridad.

El racismo y la violencia en Colombia será un tema de discusión de siempre, o hasta que; cultural
y socialmente cambiemos el chic de superioridad y trabajemos en pro del bienestar de todos,
cuando disfrutemos lo mejor de la vida, eso que nos diferencia del otro, que nos hace resaltar,
ser humilde y aprender del que tiene más conocimiento, por su preparación o enseñar al que no
sabe y ser uno gestor de crecimiento, hará que el país sea mejor, las cifras alarmantes de
violencia, de bulling, hurtos, feminicidios violencia contra los niños y todo aquello que hace de
Colombia un referente de desigualdad, mejorará y quizás viviremos eso que se firmó en la
Habana la paz.

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