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LA PSICONEUROINMUNOENDOCRINOLOGIA (PNIE) APLICADA A LA SALUD

LABORAL

Elaborado por:
Diego Fernando Hurtado Guzmán

Co-investigador

Julieta Henao Pérez

Asesor

Patricia Canney Villa

Facultad de Medicina

Salud pública

Universidad CES

Medellín, noviembre de 2013

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LA PSICONEUROINMUNOENDOCRINOLOGIA (PNIE) APLICADA A LA SALUD
LABORAL

Elaborado por:

Diego Fernando Hurtado Guzmán

Co-investigador

Julieta Henao Pérez

Asesor

Patricia Canney Villa

Facultad de Medicina

Aspirante al título de Gerencia de la Salud Ocupacional

Medellín, noviembre de 2013

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LA PSICONEUROINMUNOENDOCRINOLOGIA (PNIE) APLICADA A
LA SALUD LABORAL

Tabla de contenido
LA PSICONEUROINMUNOENDOCRINOLOGIA (PNIE) APLICADA A LA SALUD
LABORAL ...........................................................................................................................................3
Introducción ....................................................................................................................................3
La psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE) ............................................................................4
Componentes de la PNIE ............................................................................................................6
Estrés como modelo de estudio de la PNIE ...........................................................................11
Estrés relacionado con el trabajo .............................................................................................13
Conclusiones Finales..................................................................................................................20
Bibliografía ...................................................................................................................................21

Introducción

El sector de la salud no sólo tiene la responsabilidad de favorecer el bienestar de


una población o mitigar unos efectos biológicos como consecuencia de una
enfermedad, trauma o cualquier noxa que genere un desequilibrio, debe ser también
de interés particular y una gran responsabilidad, reconocer la situación histórica de
un modelo de salud, así como conocer su presente, su futuro y, hacer un análisis
responsable sobre las consecuencias del mismo.
El modelo actual de salud, el modelo biomédico, al enfocarse como eje central en
lo biológico y dejando de lado los aspectos biopsicosociales, satisface parcialmente
las necesidades y problemas de salud de las poblaciones. La insatisfacción de los
requerimientos de una comunidad, aunada al incremento en enfermedades crónicas
como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, sumado a la opinión
desfavorable de las instituciones y gremios médicos, demuestra la existencia de
fisuras profundas en dicho modelo. Es precisamente esa lejanía entre los aspectos
puramente biomédicos de los aspectos psicosociales, el eje central de nuestra

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problemática en el proceso de salud-enfermedad en las diversas áreas del
desarrollo humano, entre ellas la laboral.
Esto conduce a retomar el proceso salud–enfermedad como una interacción
compleja sustentada en el equilibrio de los factores biopsicosociales que rescatan
la interacción mente–cuerpo–ambiente de las personas en sus diversos ámbitos,
incluyendo los laborales. En dicho ámbito, se reconocen a la perfección los factores
de riesgo físico, químicos, mecánicos, entre otros, dejando de lado los factores de
riesgo psicosociales que tienen gran impacto en la salud y seguridad en el trabajo.
Es por ello que se requiere entonces la adopción de nuevas disciplinas científicas
como la psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE), que permitan la
transdisciplinariedad entre las diferentes áreas de las ciencias de la salud con los
entornos laborales, para el logro del bienestar y seguridad de las personas que
trabajan en las empresas y el mejoramiento en la productividad de las mismas. Es
esta la razón por la cual en este capítulo se discutirá sobre la PNIE aplicada a la
salud laboral.

La psiconeuroinmunoendocrinología (PNIE)

En la historia del hombre se evidencia, desde los registros más tempranos, su


intento por relacionar el comportamiento humano con el proceso salud- enfermedad;
las culturas china, hindú y griega son consistentes en reconocer la salud como
resultado de un balance de sustancias en el cuerpo, conceptualizando
fundamentalmente al individuo como una integralidad, enfatizando la prevención
como la meta fundamental del conocimiento médico y reconociendo que el
organismo tiene la habilidad de auto sanarse (1). No obstante, René Descartes
(1641) en su concepto “mente/cuerpo”, enfatizó que había una separación entre el
cuerpo y el alma promoviendo el conocimiento a profundidad de cada uno de los
órganos del cuerpo humano, sus procesos biofísicos y su funcionamiento (2). La
evolución de estas ideologías y observaciones de Rene Descartes, junto con las
innovaciones tecnológicas, permitieron un conocimiento más detallado de cómo se
producen las enfermedades, lo cual contribuyó a que las ciencias de la salud se
desarrollaran en términos individualistas y particularizados, dando lugar al modelo
biomédico que conocemos actualmente, el cual ignora aspectos integrativos del ser
humano considerados en culturas milenarias, los cuales participan en los procesos
de enfermedad (3).
El terreno que quedaba por cubrir en el modelo biomédico dio lugar al
cuestionamiento y análisis de científicos y filósofos como Ludwig Von Bertalanffy
quien propone en 1969 la teoría general de los sistemas, la cual expone que no
puede concebirse al hombre dentro de un sistema cerrado, predispuesto por una

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sola unidad que comprendiese toda su realidad; no es posible el entendimiento del
hombre por el sólo conocimiento de una de sus partes. En esta propuesta, el hombre
debería ser concebido por diferentes partes que, juntas forman una unidad, pero
cada una de éstas en permanente relación y coordinación con las demás. Esto dio
al ser humano una connotación de sistema abierto, donde, cada uno de los sistemas
que lo componen está en constante comunicación e intercambio con los otros. Es
esta pues, la primera aproximación al cambio de paradigma donde el hombre es
más que la suma de sus partes(3).

Posteriormente se plantea la teoria del caos y los sistemas dinámicos por IIya
Prigogine ganador del premio nobel de química en 1977, quien propone que
partiendo de un desorden o cáos se genera un orden; es decir, ante la complejidad
de procesamientos e interacciones que ocurren en los seres humanos, éstos tienen
que poner en marcha un sin numero de respuestas adaptativas para buscar un
equilibrio que permita una adecuada interacción. Dicho lo anterior, es muy necesario
disponer de un desorden para poder tomar los elementos y luego de un
procesamiento, generar un orden. En el hombre, cada uno de sus sistemas dispone
de unos elementos que en su procesamiento generan un orden y, estos a su vez,
estan interconectados con los demás sistemas(3).

Edgar Morín (1990), sociólogo y antropólogo francés plantea la articulación entre


las ciencias humanas y las biológicas, buscando el enlace entre lo físico, lo
biológico, lo social, la cultura y demás ramas del conocimiento. Propuso el
paradigma de la complejidad dando apoyo al teorema de los sistemas abiertos. En
dicho paradigma, propuso concebir la unidad de lo múltiple sin olvidar la diversidad
al contemplar la unidad; dicho de otro modo, en el ser humano podemos apreciar
su singularidad como especie, pero a su vez, su diversidad en los elementos que la
componen. Como se observa, la teoría de los sistemas abiertos es una evolución
de las teorías anteriores, por tanto, es más desarrollada. No obstante, queda de
manifiesto que para llegar a este desarrollo tuvo que pasarse por las anteriores
etapas del conocimiento, como lo son el modelo biológico puro y la teoría de los
sistemas (3).

Además de las teorías filosóficas que dieron el sustento epistemológico a la PNIE,


científicos como, George f. Solomon y Rudolf H. Moosen en la década de los
sesenta, en su artículo “Emociones, Inmunidad y Enfermedad: Una integración
Teórica Especulativa”, discuten sobre la interrelación existente entre las emociones,
el estrés, el sistema inmune, las enfermedades físicas y mentales; acotando el
término psicoinmunología, para referirse al área del conocimiento que estudiaría las
interacciones de los sistemas psíquico, inmune, nervioso y endocrino(4). En la
década de los setenta se llevaron a cabo estudios científicos que comenzaron a
evidenciar la relación existente entre dichos sistemas, tales como el realizado por el
psicólogo Robert Ader y el inmunólogo Nicholas Cohen, en el cual evidenciaron que
el sistema inmune podía ser condicionado por estímulos externos al igual que el
sistema neurológico (5),partiendo del hecho que dichos sistemas no son cerrados,

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generando entonces todo un cambio de paradigma en lo que se refiere a la acción
de estos sistemas y su intercomunicación; conclusiones que para la época eran toda
una revelación en términos médicos ya que revolucionaban la forma de
conceptualizar la relación entre la mente, el cuerpo, el ambiente y enfermedad (6).
Son estos autores quienes acuñan en 1975 el término de psiconeuroinmunología
(PNI).

Otros trabajos de investigación, demostraron que situaciones externas como el


estrés puede afectar la respuesta inmune; Levine y Kraften (1968) demostraron que
las experiencias vividas en los primeros años de vida influyen en el sistema inmune
años después y a su vez demostraron los efectos de la inmunosupresión en relación
al aprendizaje (7). Posteriormente, Besedovsky (1975) evidenció la unión entre el
sistema endocrino e inmune con el cerebro en un sistema neuroinmunoendocrino,
observando elevación en los niveles de cortisol ante la exposición a un antígeno con
la consecuente respuesta del sistema inmune (8) y, a su vez, relacionó el efecto de
la IL-1 como responsable de los síntomas de enfermedad o comportamientos de
enfermedad (9, 10). También se ha descrito cómo la interacción
neuroinmunoendocrina se afecta bajo situaciones estresantes, tal es el caso del
retardo en la cicatrización de heridas observado en un grupo de cuidadores de
pacientes con enfermedad de Alzheimer (11, 12). A su vez, otros estudios han
relacionado el desequilibrio en la interacción neuroinmunoendocrina con estrés
laboral, resultando en enfermedades cardiovasculares y accidentes
cerebrovasculares (13-15).

Los hallazgos científicos descritos anteriormente evidencian la relación existente en


los sistemas psico-neuro-inmuno-endocrino, soportando el desarrollo de la PNIE
como una disciplina científica que estudia, documenta y comprende los diferentes
mecanismos de regulación y control que se establecen en la intercomunicación de
los sistemas psíquico, nervioso, endocrino e inmune de los seres humanos,
proponiendo así un modelo integrador que permite retomar los factores
biopsicosociales y la interacción mente-cuerpo-ambiente en los procesos de salud-
enfermedad.

Componentes de la PNIE

Una vez conocidos algunos aspectos sobre el origen de la PNIE, es importante


revisar con más detalle cada uno de sus componentes: psico-neuro-inmuno-
endocrino con el objeto de comprender la interacción que se establece entre ellos.

En el aspecto psicológico (psico), se deben tener en cuenta los siguientes circuitos:


el límbico, el paralímbico involucrados en el procesamiento de las emociones y el
pineal en la cronobiología o ritmos biológicos de los seres humanos.

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 El circuito límbico es considerado un importante centro de integración del
comportamiento emocional, entre las estructuras que lo conforman se
encuentran: El hipocampo, que es el responsable de la memoria propia y de
los instintos; la amígdala, que se responsabiliza de la autopreservación de
la especie, ésta junto con el tálamo, el hipotálamo y el estriado ventral
(núcleos de la base) son especialmente importantes en la experiencia y la
expresión de la emoción(16); el hipotálamo, que es esencial para la
comunicación entre los sistemas endocrino, nervioso e inmune; recibe la
información de todos los sistemas y toma la decisión de redirigir esas
informaciones a diferentes partes del organismo para complementar su
procesamiento o análisis. Además, está en relación con nuestro reloj
biológico, generando las bases fisiológicas de cómo debe comportarse
nuestra biología en asocio con nuestro sistema endocrino y, sistema nervioso
vegetativo (compuesto por el sistema nervioso simpático y parasimpático)
entre otros.

 El circuito paralímbico es un circuito valorativo, que da jerarquía e


importancia, da sentimiento a las sensaciones; entre las estructuras que lo
conforman se encuentran: la corteza orbitaria (el “yo” social), corteza
prefrontal (función cognitiva e intelectualización de las vivencias), corteza
asociativa (vincula los centros sensoriales primarios que reciben la señal
sensorial con el reconocimiento de la mismas); cerebelo, considerado un
“adaptador” de la conducta, regulando el tono muscular para una respuesta
fina del equilibrio, motora, sensorial y conductual (17).

 El circuito pineal: es el responsable de traducir las señales lumínicas en


químicas permitiendo sincronizar los ritmos biológicos endógenos (ritmo
circadiano) con ritmos externos. Permite unir al hombre con su entorno,
prever y anteponerse a futuros cambios en el ambiente que lo rodea (18).

El Componente neurológico (neuro), se encuentra representado por nuestro sistema


nervioso central (cerebro y médula espinal), y el sistema nervioso periférico (nervios
craneales y espinales, sistema sensitivo, sistema motor somático y sistema motor
visceral), sistemas que se comunican a través de las neuronas, las que a su vez, se
comunican entre sí mediante los contactos funcionales llamados sinapsis, las cuales
pueden ser eléctricas o químicas. Los mediadores de la comunicación en el
componente neuro pueden ser iones (calcio) o neurotransmisores como
aminoácidos (glutamato, Gaba, glicina y aspartato), péptidos (encefalinas, sustancia
P, dinorfinas, etc), amínas biógenas (acetilcolina, serotonina, dopamina, adrenalina,
noradrenalina e histamina), gases (óxido nítrico y monóxido de carbono), para los
cuales existen receptores tanto en las neuronas como en otras células tales como
las del sistema inmune.

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En el componente neuro, el cerebro interpreta las experiencias como amenazantes
o no y, a su vez, es el que determina la repuesta fisiológica y de comportamiento
ante dichas situaciones, mientras que el sistema nervioso periférico se encarga de
mantener el contacto constante entre el medio externo e interno con el sistema
nervioso central y de conducir los impulsos nerviosos necesarios para estimular los
efectores periféricos (músculo liso, estriado, glándulas, células del componente
inmuno) encargados de llevar a cabo las respuestas determinadas por el cerebro.

El componente inmunológico (inmuno), corresponde al sistema inmune, el cual tiene


como función principal reconocer lo propio de lo extraño, además se caracteriza por
ser capaz de generar memoria y aprendizaje, ya que se encuentra en capacidad de
recordar y responder de forma más intensa a exposiciones repetidas ante el mismo
reto antigénico (sustancia extraña que suscita la respuesta inmune), es decir, se
adquiere por medio de la experiencia. El sistema inmune está conformado por
células que patrullan el organismo en busca de antígenos y se encargan de
responder en primera línea en caso de un enfrentamiento inmunológico tales como
los neutrófilos, monocitos; células que vigilan en los tejidos corporales como los
macrófagos y las células dendríticas; y células que determinan las repuestas
fisiológicas ante las sustancias extrañas como los linfocitos T y B.

Los diferentes tipos celulares del componente inmuno se comunican a través de


mediadores solubles protéicos llamados citoquinas para las que se tienen
receptores tanto en las células del sistema inmune como en células del sistema
neuro. Las citoquinas se caracterizan porque son pleiotrópicas, una citoquina puede
actuar sobre varios tipos celulares y tener múltiples efectos biológicos; son
redundantes, múltiples citoquinas pueden desempeñar la misma acción, una
citoquina puede estimular o inhibir la producción de otras y pueden antagonizarse
entre sí o producir efectos sinérgicos o aditivos. Las citoquinas pueden tener dentro
de sus diferentes acciones, actividad pro inflamatoria como la interleuquina 1 (IL-1),
la interleuquina 6 (IL-6), el factor de necrosis tumoral alfa (TNFα), y anti inflamatoria
como la interleuquina 10 (IL-10) y el factor transformante del crecimiento beta
(TGFβ).

Tal y como se presenta en el componente neuro en el componente inmuno también


se dan uniones o contactos funcionales (sinapsis) entre las células que lo conforman
(19).

El componente endocrinológico (endocrino), corresponde al sistema que coordina


la producción y actividad de las diferentes hormonas (sustancias químicas que
pueden ser amínas biógenas, péptidos, glicopéptidos o lípidos), las cuales regulan
el metabolismo y la cronobiología del organismo gracias a los receptores de estas
sustancias que se encuentran en este componente y en otros sistemas como el
inmune. Dentro del componente endocrino se encuentra el hipotálamo, el cual,
como se comentó en un apartado anterior, se localiza en el sistema nervioso central.
El hipotálamo está conformado por una serie de núcleos que están involucrados

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directamente en la liberación de hormonas a partir de otra estructura que hace parte
del sistema endocrino, la hipófisis, que al igual que el hipotálamo también se halla
en el sistema nervioso central; la hipófisis es una glándula (conjunto de células cuya
función es liberar hormonas) que regula la actividad de otras glándulas periféricas
que hacen parte del componente endocrino, tales como la tiroides, los ovarios, los
testículos, el páncreas, las glándulas suprarrenales y las glándulas mamarias.
Existen otros tejidos del cuerpo que tienen actividad endocrina como el tracto
gastrointestinal, el corazón y el endotelio vascular, el tejido adiposo y el timo (20).

Los cuatro componentes o sistemas de la PNIE (psico-neuro-inmuno-endocrino) se


encuentran en permanente comunicación e interacción gracias al lenguaje que se
establece entre ellos por medio de los neurotransmisores, citoquinas, hormonas y
sus respectivos receptores. Se ha observado que células del sistema inmune
expresan receptores para neurotransmisores y hormonas, así como también
producen dichos mediadores (21-23); además, se ha evidenciado que células del
sistema neuro producen citoquinas y expresan receptores para dichas moléculas
(24, 25), tanto en neuronas como en células endocrinas. En el esquema siguiente
(Fig. 1) se representa la interacción que se establece entre los cuatro componentes
de la PNIE.

Fig. 1 Esquema de la intercomunicación entre los compontes de la PNIE.


Todos los sistemas están en permanente relación gracias a los mediadores que producen y sus respectivos
receptores, por lo tanto cualquier cambio en uno de los componentes o sistemas resultará en la modificación de
los demás componentes.
Gráfica modificada de: Márquez López-Mato A. Curso Psiconeuro - Inmuno - Endocrinología. En: Márquez
López-Mato A, editor. Introducción a la PNIE; Diciembre; Curso online. Argentina: IntraMed; 2008.

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La interacción de los cuatro componentes de la PNIE puede evidenciarse en
situaciones que sean interpretadas, valoradas y evaluadas por nuestro cerebro
como amenazantes, de riesgo o peligro, en tal caso, el cerebro envía señales
neuroquímicas al hipotálamo para que estimule a la hipófisis por medio del factor
liberador de tirotropina (TRH, del inglés Thyrotropin Release Hormone) y
corticotropina (CRH, del inglés Corticotropin Release Factor), las cuales activan a
la glándula hipófisis para que produzca hormonas como la hormona estimulante de
la tiroides (TSH, del inglés Thyrotropin Stimulating Hormone) y la hormona
adrenocorticotropina (ACTH, del inglés Adrenocorticotropic Hormone ), éstas
actuarán sobre las glándulas tiroides y suprarrenales respectivamente, con el objeto
de generar las hormonas tiroideas (con el fin regular el metabolismo corporal para
producir la energía necesaria que permita dar respuesta al reto externo
amenazante) y de sintetizar cortisol (hormona importante en los mecanismos de
respuesta al estrés). Además, el cerebro enviará señales a través del sistema
nervioso periférico, el cual estimulará la producción de adrenalina a partir de las
glándulas suprarrenales, dicha hormona actuará sobre diferentes órganos y células
del cuerpo para prepararlo para huir o enfrentar la amenaza; tanto la TSH como el
cortisol y la adrenalina producen efectos en las células del sistema inmune
afectando su respuesta ante retos antigénicos como las infecciones.
Fig. 2 Eje hipotálamo – hipófisis – adrenal

El eje hipotalámico-hipófisis-adrenal es el principal sistema de respuesta del cuerpo al estrés.


Las flechas rojas indican estimulación y las azules inhibición. Ante cualquier estímulo estresante, el hipotálamo
segrega CRH, que se une a los receptores de las células hipofisarias, que producen / liberan ACTH, la cual es
transportada a la glándula adrenal donde se produce / libera el cortisol. La liberación de cortisol activa el sistema
nervioso simpático, que inerva órganos inmunes y regula las respuestas inflamatorias en todo el cuerpo, además
genera retroalimentación negativa al hipotálamo y a la hipófisis anterior. Las células del sistema inmune
producen citoquinas que estimulan al hipotálamo.
Este sistema de retroalimentación negativa parece estar comprometida en pacientes con estrés.
Imágenes tomadas de Neuroanatomía esencial de Netter págs. 156 y 183.

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Estrés como modelo de estudio de la PNIE

El fenómeno del estrés se ha estudiado desde el siglo XIX por diferentes disciplinas
científicas; el experto canadiense en medicina experimental Hans Selye marco el
estudio del estrés en 1936 cuando describió por primera vez el efecto patógeno de
la sobrecarga de estrés (26), luego en 1956 expuso el modelo del “síndrome de
adaptación general”, en el cual describió tres fases (26, 27):
- Alarma: se detecta la presencia del estímulo o evento estresor, se da la
activación del sistema nervioso simpático y liberación de noradrenalina y
adrenalina.
- Resistencia: cuando las condiciones estresantes persisten en el tiempo, se
mantiene la activación inicial mientras el organismo trata de encontrar la
respuesta apropiada a la situación. Se da la liberación de cortisol.
- Agotamiento: El organismo sigue sin encontrar la respuesta apropiada a la
situación de estrés, entra en progresivo debilitamiento y cansancio, se está
en serio riesgo de enfermedad.

En 1971 define el estrés como la “reacción inespecífica del cuerpo a un determinado


sobresfuerzo” y en 1974 introduce los términos distrés (sistema de respuesta
distorcionada o disfuncional ante el estrés persistente) y eustrés (sistema de
respuesta normal ante situaciones de estrés a corto plazo) para diferenciar el estrés
“fomentador de enfermedad” del “fomentador de salud” (3, 28).

La mayoría de los estudios en PNIE, tales como los realizados por Sólomon y Moos
(4), Kiecolt-Glaser (11, 12, 29), Godbout y colaboradores (30), entre otros, se
centran principalmente en el efecto del estrés sobre la salud de las personas.

Actualmente se considera que el estrés es una respuesta fisiológica normal


provocada por cualquier estímulo ambiental, fisiológico, psicológico o emocional
que en caso de ser persistente en el tiempo genera un estado de desarmonía o
amenaza a la homeostasis (equilibrio dinámico) dando lugar a procesos patológicos
(31, 32) (ver figura 3). Con esto se entiende que todos requerimos de un mínimo de
estrés para enfrentarnos diariamente a los cambios fisiológicos y del ambiente que
nos rodea, sin embargo, el estrés crónico causa desequilibrio en la comunicación
entre los sistemas de la PNIE, lo que produce enfermedades que afectan al
individuo física y psicológicamente. Cualquier enfermedad se expresa
primordialmente en un sistema pero conlleva alteraciones en todo el circuito.

11
Fig. 3 Procesamiento del estrés
Tomado de la conferencia estrés mito o realidad de la Asociación Colombiana de PNIE, febrero 9 de 2013.

Existen evidencias del profundo impacto del estrés en la susceptibilidad y evolución


de enfermedades agudas y crónicas dado que genera desordenes en la inmunidad
(33, 34). Las situaciones clínicas asociadas con estrés son muchas: infecciones,
trauma, cáncer, alergia, depresión y autoinmunidad (30, 34-36). Diversos estudios
han demostrado que el estrés y ciertas emociones como la ira, ansiedad y depresión
afectan los resultados clínicos (incluyendo la mortalidad) (37) para condiciones tales
como enfermedades cardiovasculares (38), autoinmunes (39, 40), cáncer (41) e
infección por VIH (42).

Los efectos que el estrés causa en el organismo son el resultado de la


interpretación, valoración y evaluación que el cerebro hace respecto a los estresores
o estímulos que son percibidos por los sentidos, por lo tanto si el evento estresante
es considerado como una situación sobre la cual no se posee control, se activa el
circuito hipotálamo – hipófisis-adrenal, liberándose hormonas del estrés, tales como
la adrenalina y el cortisol, las cuales modifican la respuesta inmune ya que pueden
disminuir la capacidad de respuesta ante las infecciones, favoreciendo por ejemplo,
la presentación de virosis respiratorias frecuentes o el desarrollo o progresión de
procesos inflamatorios localizados o sistémicos, como la presentación de
ateroesclerosis, enfermedades cardiovasculares o la artritis reumatoidea.

Además, si la información percibida sobre el evento estresante y que compete al


circuito límbico, persiste en dicho circuito y no se procesa en la corteza cerebral
para hacer consciencia del mismo, dará lugar a manifestaciones conductuales y
psicológicas secundarias a estrés crónico tales como trastornos en los
pensamientos, sentimientos, comportamientos, toma de decisiones, lo cual
generará probablemente conflictos intra e inter personales que pueden llevar a

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depresión, reproche, autocrítica, emociones negativas, conflictos con otros,
dificultades en la comunicación, pérdida de empatía, dificultades para trabajo en
equipo, entre otras. En la siguiente tabla, se listan algunos de los síntomas
asociados al estrés crónico o distrés:

Síntomas Físicos Síntomas Psicológicos Síntomas de la conducta

 Insomnio  Ansiedad  Hipersensibilidad


 Fatiga  Pérdida de memoria  Ira
 Reducción de la  Confusión  Retraimiento
inmunidad ante  Desmotivación  Comportamiento
infecciones  Frustración evasivo
 Presión arterial  Deseo o necesidad de  Ausentismo
elevada aislarse  Abuso de drogas
 Dolor en el pecho  Inseguridad  Impaciencia
 Sed  Pesimismo  Problemas con las
 Trastornos de peso  Depresión relaciones
 Aumento del interpersonales
colesterol  Cambios de humor
 Trastornos de la piel  Promiscuidad
 Dolor de espalda
 Dolor de cabeza
Tabla 1. Síntomas asociados al estrés crónico.
Tomado de: OIT. SOLVE: integrando la promoción de la salud a las políticas de SST en el lugar de trabajo: guía
del formador. 2 ed. España: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, España; 2012. 36 p.

Es importante resaltar que en la actualidad, existen más agentes estresores y una


mayor posibilidad de padecer estrés crónico que en el pasado debido a la
globalización, la tecnología y la facilidad en las comunicaciones que posibilitan la
conexión constante con el mundo y el trabajo, permaneciendo gran parte del tiempo
tratando de resolver circunstancias laborales (43). Además, el estrés no solo
proviene del trabajo sino que existen otras fuentes de estrés individuales como
dificultades personales y familiares, situaciones catastróficas como la muerte de un
ser querido, una gran pérdida económica, entre muchas otras causas que, sumadas
con las del estrés laboral, hacen al ser humano más susceptible de padecer estrés
crónico con sus consecuentes implicaciones negativas tanto en la salud como en su
rendimiento laboral.

Estrés relacionado con el trabajo

Existen algunas definiciones del estrés asociadas con el trabajo como la presentada
por el observatorio OSHA en el 2009 que afirma: “Las personas experimentan estrés
cuando sienten que existe un desequilibrio entre lo que se les exige y los recursos
con que cuentan para satisfacer dichas exigencias. Aunque el estrés se experimenta
psicológicamente, también afecta a la salud física de las personas” y la del instituto
nacional de seguridad y salud ocupacional de los Estados Unidos de 1999 que

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afirma: “El estrés relacionado con el trabajo puede definirse como la respuesta física
y emocional nociva que ocurre cuando las exigencias del trabajo no corresponden
a las capacidades, recursos o las necesidades del trabajador. El estrés relacionado
con el trabajo puede dañar la salud e incluso causar lesiones” (43).

De acuerdo con las definiciones anteriores, el estrés relacionado con el trabajo


incluye además de los factores de riesgo físicos, químicos y biológicos, también,
los psicosociales que, infortunadamente, no han sido tenidos en cuenta de forma
importante para el entendimiento de las enfermedades en la actualidad. Entre los
factores de riesgo psicosociales se han identificado los siguientes: aumento de la
carga laboral; escasa autonomía; desequilibrio esfuerzo-recompensa; falta de
apoyo social, y conflictos interpersonales y de la organización (44).

Dentro de las evidencias que soportan la relación existente entre factores de tipo
psicosocial y la presentación de enfermedades asociadas al trabajo, se encuentran
las siguientes: a) Estudios en los cuales asocian el trato justo en las organizaciones
con la salud de los empleados y observan que a menor trato justo se incrementa el
riesgo de ausencias por enfermedad (45), trastornos psiquiátricos (46),
autopercepción deficiente del estado de salud y angustia (47); b) trabajos de
investigación en epidemiología que determinan como el trato organizacional no justo
de los trabajadores puede resultar en problemas de salud tales como enfermedad
(48) y muerte por patologías cardiovasculares (49); c) investigaciones que
relacionan la reducción de personal con incremento en ausencias por enfermedad
y el riesgo de muerte por afecciones cardiovasculares en empleados que tienen fijo
su puesto de trabajo comparados con los trabajadores temporales (50); d) estudios
en los cuales se observa como los laborantes que experimentan falta de
reciprocidad entre sus esfuerzos y logros con sus salarios, tienen dos veces más
probabilidades de sufrir incidentes cardiovasculares, depresión o dependencia del
alcohol en comparación con las personas que no percibían dicho desequilibrio entre
el esfuerzo laboral y la recompensa respectiva (51); e) investigaciones en las cuales
se determinó que los empleados que tenían poco control y autoridad en la toma de
decisiones para cumplir con las exigencias laborales impuestas en su trabajo, tenían
tres veces más posibilidades de tener hipertensión arterial frente a un grupo con un
mayor control de sus resultados en la organización (52); f) estudios en los cuales
las jornadas laborales extensas se convierten en un estresor para el trabajador
asociándose con hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares (53). Otros
investigadores no sólo han relacionado la presentación de enfermedades asociadas
con el estrés laboral sino que también han estudiado factores biológicos implicados
en inflamación, coagulación, formación de ateromas y presentación de
enfermedades cardiovasculares, como el fibrinógeno y lípidos, los cuales se
aumentan en relación con factores psicosociales presentes en el ambiente laboral
(54-57).

El compromiso en la salud de los trabajadores a causa de factores relacionados con


estrés laboral no solo causa sufrimiento a las personas y a quienes les rodean, sino

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que afecta también notablemente a las bases de las organizaciones, con los
subsecuentes costos socioeconómicos no sólo para las empresas sino para toda la
sociedad. Es así como para el año 2002, se estimó en países de la comunidad
europea que las pérdidas económicas asociadas al estrés laboral eran alrededor de
20.000 mil millones de euros anuales (43). En el año 2005-2006 en Inglaterra se
reportaron más de 70 millones de días laborales perdidos al año por problemas de
salud mental; la depresión, ansiedad y el estrés relacionado con el trabajo
aumentaron los costos de tratamiento y compensación en más de 530 millones de
libras esterlinas (43). En los países bajos, anualmente los trabajadores que reportan
enfermedades a causa de estrés laboral generan costos al sistema de salud de 1.7
billones de euros (58).

Sin embargo, aunque se cuenta con evidencia que considera al estrés como una
epidemia (59), se continúan realizando las investigaciones en la búsqueda de las
causas de accidentes y enfermedades profesionales en aspectos medibles como
los físico-químicos; es decir, si en un trabajador se detecta hipertensión, se
consideran factores de riesgo como la dieta, el ejercicio que realiza y su perfil
lipídico, sin embargo, poco se tienen en cuenta factores relacionados con el
ambiente laboral, social y psicológico en los cuales se desenvuelve diariamente el
trabajador. No obstante, se cuenta actualmente con varios modelos que describen
el estrés y los factores de riesgo de estrés relacionados con el trabajo de una
manera integrada desde múltiples aspectos. Dentro de dichos modelos se
encuentran los siguientes:
- El modelo de “exigencia y control” de Robert Karasek presentado en los años
setenta, basado en tres variables: 1. La margen de decisión o control sobre
el trabajo. 2. Las demandas o exigencias psicológicas y 3. El apoyo social.
- El modelo ecológico, que aduce que los factores de riesgo psicosociales
pueden ser vistos desde diferentes perspectivas como el ambiente social, la
comunidad, el lugar de trabajo, el individuo y la familia, todas relacionadas
unas con otras.
- El modelo de la jerarquía de necesidades de Maslow, donde el estrés surge
cuando no se satisfacen las necesidades individuales de las personas; con
base en esto se crea la pirámide de Maslow donde el hombre, para satisfacer
su autorrealización, primero debe satisfacer su necesidades fisiológicas,
luego debe satisfacer su seguridad básica, luego debe garantizar las
necesidades sociales y por último las necesidad de estima.
- El modelo de estrés organizacional, realizado por Palmer, Cooper y Thomas
en el 2003 donde incluyeron múltiples factores de riesgo psicosociales que
interfieren en los individuos, generando unos síntomas individuales y
organizacionales con consecuencias negativas y, unos costos económicos
asociados a las mismas (ver fig. 4). Este modelo fue creado para evaluar de
manera estructurada del riesgo de sufrir estrés (43, 60).

15
Fig. 4 Modelo de estrés relacionado con el trabajo.
Tomado y traducido de Palmer S, Cooper C, Thomas K. A model of work stress: To underpin the Health and Safety Executive
advice for tackling work-related stress and stress risk assessments. Counselling at Work. 2004; Winter:2-5.Pág. 3.

- El modelo de “entornos laborales saludables” propuesto por la Organización


Mundial de la Salud (OMS), el cual considera las diferentes esferas que
rodean al ser humano para comprenderlo en su multidimensionalidad. Es por
ello que la misma OMS realiza la siguiente definición (61): “un entorno laboral
saludable es aquel en el que los trabajadores y directivos colaboran en utilizar
un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, seguridad
y bienestar de los trabajadores y la sustentabilidad del espacio de trabajo,
considerando lo siguiente, basado en las necesidades identificadas:
 La salud y la seguridad dependen del entorno físico del trabajo.
 La salud, seguridad y bienestar dependen del entorno psicosocial del
trabajo incluyendo la organización del trabajo y la cultura del espacio
laboral.
 Los recursos personales de salud en el espacio laboral.
 Las formas de participar en la comunidad para mejorar la salud de los
trabajadores, sus familias y los otros miembros de la comunidad.”

En esta definición se dimensiona al ser humano en sus diferentes contextos


teniendo en cuenta que un desequilibrio en factores internos o externos al
individuo resultan en accidentes o enfermedades de origen laboral; lo cual
está en concordancia con lo propuesto por la PNIE, ya que esta disciplina
considera la multidimensionalidad del ser humano en su interacción
permanente con el o los ambientes en los cuales se desarrolla.

Continuando la descripción del modelo de la OMS, es importante reconocer


entonces las 4 fuentes de los factores de riesgo (61):
1. Ambiente físico del trabajo: incluye todo el espacio físico que rodea al
trabajador con los instrumentos con los que debe interactuar para cumplir

16
una tarea. Se incluyen aspectos físicos, químicos, biológicos,
ergonómicos, mecánicos, entre otros.
2. Entorno psicosocial del trabajo: incluye la organización del trabajo y su
cultura organizacional. Qué actitudes, valores y creencias se profesan en
la organización que se vuelven cotidianas y que afectan la salud física y/o
mental de los empleados. Algunos ejemplos son una inadecuada
organización del trabajo que se traduce en presión por resultados,
desequilibrio esfuerzo-recompensa, carga de trabajo, claridad en la tarea,
entre otros; cultura organizacional en contravía con la dignidad y respeto
por los trabajadores; estilos de mando y control; miedo a perder el empleo.
Es importante precisar que la metodología para la evaluación de los
factores psicosociales es diferente a las valoraciones del ambiente físico.
3. Recursos para la salud en el espacio de trabajo: son los aspectos
proporcionados por la empresa al trabajador para el fomento de su salud
en el entorno de trabajo, por ejemplo: actividad física, alimentación
saludable, estrategias antitabaco y alcohol, fomento en la calidad del
sueño, flexibilidad en el ambiente laboral, promoción de la actividad física,
proporcionar servicios médicos, entre otras.
4. Participación de la empresa en la comunidad: estrategia
fundamentada en que la empresa debe realizar un retorno a la comunidad
donde está ubicada para balancear los aspectos que por su actividad
hubiese alterado o dañado. Estrategias como mejorar la calidad del aire,
el agua, mejorar los conocimientos de seguridad en la comunidad, apoyar
el acceso a los servicios de salud primaria, alfabetización gratuita o a bajo
costo para el empleado y su familia, fomentar y favorecer la formación de
pequeñas y medianas empresas, implementar reglamentación que
favorezcan la accesibilidad a personas discapacitadas, permitir el trabajo
en fundaciones no lucrativas a los empleados en sus jornadas de trabajo,
proporcionar soporte financiero para promover causas justas a la
comunidad, entre otras.
Los cuatro aspectos anteriores son necesarios para poner en práctica una
adecuada gestión del estrés en las organizaciones; sin embargo, para
poner en marcha dicha gestión del estrés y garantizar que sea sostenible
en el tiempo, son necesarios los siguientes aspectos, que según el
modelo de la OMS permiten el proceso de mejora continua en un entorno
laboral saludable (ver fig. 5) (61):
1. Movilizar: Es crear las estrategias que estimulen a la gerencia y las partes
interesadas de las organizaciones a emprender el nuevo camino del
cambio, generando y cumpliendo los objetivos propuestos. No es
solamente permitir que se cambie de rumbo, es que cada uno de los
empleados de la organización deseen y favorezcan ir en el mismo sentido.
2. Reunir: una vez se logró la movilización, es hora de reunir al equipo de
trabajo encargado del proyecto de la gestión del estrés.

17
3. Evaluar: Inicio de una evaluación en dos sentidos, la primera, una
evaluación para la empresa donde reunirá toda la información posible
como demográfica, accidentes, incidentes, enfermedades laborales,
espacio de trabajo, rotación de personal, quejas y reclamos, entre otras.
El segundo aspecto desde la salud de los trabajadores donde se tendrán
en cuenta temas como la cultura organizacional, liderazgo, estrés laboral,
fuentes del estrés extra laborales, practicas individuales de salud.
4. Priorizar: Una vez recolectada la información, deben priorizarse aquellas
solicitudes más importantes según cada organización. En este punto
debería tenerse en cuenta la pirámide de Maslow para dar jerarquía a los
aspectos.
5. Planear: Desarrollar un plan de mejora para la situación de salud y
plasmarlo como un modelo a largo plazo para la satisfacción laboral de
los empleados.
6. Hacer: Iniciar la acción y comenzar a realizar los cambios propuestos
incluyendo a todos y cada uno de los colaboradores de la empresa.
7. Evaluar: Siempre deberá incluirse un proceso de evaluación, tanto de las
fases de implementación como de mejora continua.
8. Mejorar: Realización de cambios según los resultados para mejorar los
programas que se implementaron o añadir nuevos aspectos a los futuros
procesos.

18
Ambiente físico de
trabajo

Movilizar

Mejorar Reunir

Compromiso de
Liderazgo
Entorno Recursos
psicosocial Reevaluar Ética y valores Evaluar personales
del trabajo de salud
Participación de los
trabajadores

Hacer Priorizar

Planear

Involucración de la empresa
en la comunidad

Fig. 5 Modelo de espacio laboral saludable de la OMS: Avenidas de influencia, proceso y principios centrales.
Tomado de la OMS. Entornos laborales saludables: fundamentos y modelo de la OMS: contextualización, prácticas y
literatura de apoyo. Ginebra Organización Mundial de la Salud; 2010. Pág. 109.

La OMS ha proporcionado un modelo que ve al hombre en sus múltiples


dimensiones, considerando la singularidad de cada individuo, es por eso que
en el centro de la gráfica se encuentra la ética y valores sobre los cuales un
compromiso de liderazgo con la participación de todos los trabajadores es el
eje central del modelo saludable empresarial. Una vez conformado este
primer círculo, es necesaria la puesta en marcha de los ocho pasos
propuestos para la generación de las estrategias del cambio, inmerso en las
cuatro dimensiones ya señaladas. Con este modelo, se logra visualizar al
hombre en sus esferas biopsicosociales, reconocerlo en su entorno y
aproximarse a las posibles respuestas de adaptación al medio, facilitando la
identificación de las variables a intervenir y los procesos a modificar para
lograr mejores resultados en el ámbito laboral. Lo anterior está acorde con lo
propuesto por la PNIE, ya que rescata la multidimensionalidad del ser
humano en relación con los diferentes contextos en los cuales se desarrolla,
así como las respuestas y manifestaciones de las interacciones de los
sistemas psico-neuro-inmuno-endocrino, favoreciendo un equilibrio dinámico
en el desarrollo y realización de la persona.

19
Conclusiones Finales

La PNIE es una disciplina científica que propone un modelo no lineal del proceso
salud-enfermedad, en el que se retoman los factores biopsicosociales y las
interacciones mente–cuerpo-ambiente que establece el individuo, logrando un
abordaje del ser humano desde la complejidad de sus sistemas e interacciones con
los entornos en los cuales se desenvuelve continuamente. Bajo esta perspectiva,
se favorece una aproximación sistémica, integrada y unificada de la dinámica
presente en el cuerpo, en la mente, en el espíritu y el ambiente de cada persona, lo
cual permite un abordaje ético, digno, humano y científico.

Es precisamente la visión sistémica, compleja y dinámica de la PNIE la que se


articula con los modelos que describen el estrés y los factores de riesgo de estrés
relacionados con el trabajo, puesto que se retoma la multidimensionalidad del ser
humano y sus singularidades en las interacciones con los diferentes contextos que
establece el trabajador, buscando el bienestar y salud de los mismos, así como la
productividad de las organizaciones. Sin embargo, aunque se cuenta con diferentes
modelos de estrés laboral en la organizaciones, y en los cuales se describen
diversos factores de riesgo para los trabajadores, infortunadamente éstos, en la
mayoría de las ocasiones no identifican o no son conscientes de qué es el estrés,
cuáles son sus factores de riesgo y, aún más, no reconoce estar o sentirse
estresados; lo cual tiene implicaciones importantes tanto para la salud de los
trabajadores y sus familias (dadas las enfermedades que pueden presentarse si no
se identifica, interviene y vigila el estrés laboral), como para la productividad y
resultados económicos de las empresas.

Considerando las consecuencias en la salud de los trabajadores, además de los


costos socioeconómicos generados por el estrés laboral, es importante continuar
investigado sobre factores de riesgo asociados al estrés laboral, sus consecuencias
en la salud de los trabajadores y sus familias, cómo intervenirlo a nivel individual y
colectivo, para generar estrategias que permitan una educación que genere
consciencia sobre el estrés laboral y propicie la adopción de una cultura integral de
gestión del estrés que brinde herramientas adecuadas de adaptación, apropiación
e implementación en las organizaciones y la sociedad en general.

Finalmente, es importante resaltar que la salud, la seguridad y el bienestar de los


trabajadores son sumamente importantes tanto para ellos mismos y sus familias,
como también para la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de las
empresas, y la economía del mundo; lo cual implica que la gestión del estrés no
sólo es responsabilidad de las empresas sino también de los trabajadores.

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