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de su boda
A Liliana se le diagnosticó tuberculosis multirresistente (MDR TB, por sus siglas en inglés) en el
año 2009. Ella no recuerda haber estado expuesta a alguien que tuviera tuberculosis cuando
era niña ni de adulta.
En octubre del 2008, Liliana se preparaba con entusiasmo para su boda. Durante todo el año,
había hecho mucho ejercicio y había ido al gimnasio para verse lo mejor posible el día de la
boda. Pero poco antes de esa importante fecha, comenzó a toser.
Como no quería estar enferma para el gran día, fue al médico y le dijeron que tenía bronquitis.
El doctor le puso una inyección de antibióticos y le recetó un inhalador. Los síntomas de Liliana
desaparecieron y rápidamente se sintió mejor. Sin embargo, en diciembre, después de la luna
de miel, la tos volvió incluso peor. Decidió que era hora de ver a un especialista así que fue
donde un neumólogo. Él envió a Liliana a que le tomaran una radiografía de tórax, y también le
recetó antibióticos y un inhalador. Liliana dice: “Me sentí mejor por un tiempo y nunca más
supe del doctor”.
En febrero, la tos regresó. Liliana hizo otra cita con el mismo neumólogo. “Esta vez, cuando la
enfermera entró a la habitación, llevaba puesta una mascarilla”, afirma Liliana. “Me enteré de
que el médico había revisado mi radiografía. Me mandó a hacerme un análisis de sangre y
pruebas de esputo. Y ahí comenzó todo”.
Los Servicios de Salud Clínica del Condado de Fort Bend se comunicaron inmediatamente con
Liliana. Le dijeron que las pruebas revelaron que tenía la enfermedad de tuberculosis y que
necesitaba ir a la clínica para empezar el tratamiento.
Esta no era la primera vez que Liliana recibía tratamiento contra la tuberculosis. Cuando estaba
en la secundaria superior, le hicieron la prueba cutánea de la tuberculina —un requisito para
ingresar a su escuela— y el resultado fue positivo. Otros exámenes mostraron que no tenía la
enfermedad de la tuberculosis, que hace que la persona se sienta mal y puede ser contagiosa.
Lo que ella tenía, en cambio, era una infección de tuberculosis latente. Las personas con la
infección de tuberculosis latente no se sienten mal ni tienen síntomas ni son infecciosos. En
ese momento, Liliana recibió un tratamiento preventivo con isoniazida durante 6 meses para
evitar que la infección se convirtiera en la enfermedad de tuberculosis. No pensó más en la
tuberculosis por años. Sin embargo, esta vez su experiencia fue muy distinta.
Debido a que la enfermedad de tuberculosis en los pulmones es infecciosa hasta que se trate
de manera adecuada, Liliana se enteró de que tendría que dejar su trabajo durante unas
semanas. “No podía simplemente ‘dejar’ el trabajo, pero tenía que hacerlo”, dice Liliana.