Curso: 1ro “BI” ¿Por qué se habla del culto a la personalidad en los líderes autoritarios y de partido único? Porque según el sociólogo alemán Max Weber existen tres tipos diferentes de autoridad: tradicional, racional-legal y carismática de esta manera los regímenes nazi, comunista y fascista del siglo veinte buscaban legitimarse a través de una combinación de recursos de tradición, derecho legal y carisma. Lo que les hizo únicos fue la forma en que buscaron construir legitimidad, invirtiendo en ideas, eventos, instituciones, oficinas particulares y personalidades con carisma. El régimen comunista bajo Stalin, por ejemplo, fue altamente autoritario y desarrolló un culto extraordinario de veneración alrededor de la figura del líder. De esta manera Stalin ocupó el “culto al individuo” como una explicación a los cambios en el sistema de liderazgo soviético después de 1934, lo cual convirtió a Stalin en un ser omnisciente e infalible además este término puso acento en la psicología de Stalin como un factor explicativo de lo ocurrido al igual que relató el surgimiento del gobierno despótico de Stalin. Es por ello que se define al culto al líder como un sistema establecido de veneración de un líder político, que busaca la integración del sistema político alrededor de la persona del líder, al cual obviamente se espera que se suscriban todos los miembros de la sociedad. De esta manera los grandes cultos al líder están asociados con líderes que eran representados casi como semidioses o superhombres, aquí podemos encontrar a Joseph Stalin, Benito Mussolini, Adolf Hitler y Mao Tsetung, mismos que como los demás líderes y el aparato estatal tenían algunas estrategias básicas de legitimación como el apego afectivo o simbólico, el cual era muy influyente en regímenes ideológicos y movilizadores o también era común en situaciones de guerra, aquí por ejemplo podemos colocar a Hitler quién promovió la lealtad de sus ciudadanos, lealtad al estado, al partido y al líder mediante grandes propagandas previo a la segunda guerra mundial. Otra de estas estrategias era el apoyo ideológico o pragmático donde también podemos colocar a Hitler ya que alentaba a la gente prometiendo que eliminarían el tratado de Versalles. Y por último el logro de rendimiento en donde también tomamos a Hitler puesto a que a causa de la crisis del 29 prometía a la población trabajo lo cual era una necesidad básica en aquel entonces puesto a que la crisis dejó a muchos desempleados. Por ello el líder mismo era un don de la providencia, con poderes aparentemente maravillosos, como salvador de su nación con el poder de sanar la tierra. Por ejemplo a la muerte de Lenin se creó un comité para supervisar la inmortalización de su memoria. Se estableció un instituto para estudiar su cerebro, se erigió un mausoleo para albergar sus restos y sus reliquias fueron preservadas en museos que parecían iglesias en cierta forma, es por ello que se dice que esta fue una de las manifestaciones más extraordinarias de los cultos al líder del siglo veinte, de igual forma en Alemania Hitler y su arquitecto, Hermann Giesler, también tenían sus planes para un mausoleo en Linz. De esta manera el culto solo podía desarrollarse verdaderamente donde hay funcionarios a cargo de controlar su intermediación con la masas: editores, periodistas, radiovisores, etc. (Hitler, Stalin) Así el culto de Stalin, por ejemplo, fue promovido conscientemente para fomentar amor y devoción tanto al líder como a la patria. Para eso el mismo lenguaje jugaba un papel fundamental, no sólo como instrumento de comunicación sino también como código, como medio para definir temas y clasificar grupos e individuos. De esta manera el culto pretendía ser el cemento que cubriera las acalladas divisiones, para reforzar el sentido de propósito y unidad. Una unidad que se relacionaba con la “verdad” de la doctrina Marxista-Leninista y la adhesión a esta verdad era central al sentido del partido. Dicho esto cabe concluir que se hablada de culto a la personalidad en los líderes autoritarios y de partido único puesto a que estos partidos poseían líderes tales como Hitler, Stalin, Mussolini y Mao quienes reformaron los partidos del siglo veinte, pues lograron llamar la atención de la masas y de cierta forma atender sus necesidades que todos les brindaban un culto o en otras palabras les tenían un respeto y les veneraban como semidioses.