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Sentencia No.

T-179/93

NASCITURUS-Protección/RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES

Si la pareja, tiene derecho a decidir libre y responsablemente el momento en


que desea tener un hijo, debe asumir esa decisión como la de mayor
trascendencia en la vida, pues la determinación implica la proyección hacia el
futuro del hijo. El cuidado, sostenimiento, educación y cariño que reciba de sus
padres se reflejará en un niño sano y en un adulto capaz de desarrollar
plenamente su libre personalidad. La obligación de velar por la vida del
nasciturus no responde a una simple obligación alimentaria, pues la madre
requiere de los cuidados permanentes, de una constante vigilancia médica que
le garanticen en forma mínima la atención del parto y los primeros cuidados del
niño.

DERECHO A LA VIDA-Protección/MATERNIDAD-Protección

La protección y asistencia consagradas en el artículo 43 de la Constitución


Política deben ser solicitadas expresamente ante la autoridad competente del
Estado, y probada alguna de las dos circunstancias. Si el Estado no accede a la
petición, se configura la vulneración del derecho fundamental y procede en
principio la acción de tutela como mecanismo para su protección. La mujer es
portadora y dadora de vida, merece toda consideración desde el mismo instante
de la concepción. Así es que por la estrecha conexión con la vida que está
gestando, toda amenaza o vulneración contra su derecho fundamental es
también una amenaza o vulneración contra el derecho del hijo que espera. Por
eso no existe duda alguna sobre la procedencia de la acción de tutela como
mecanismo para la protección del derecho, que para el caso de la mujer
embarazada es un derecho fundamental de vigencia inmediata, y la petición de
su protección debe ser atendida prioritariamente por el Juez de Tutela.

ACCION DE TUTELA CONTRA PARTICULARES/PRESUNCION


DE INDEFENSION DEL MENOR

La tutela es impetrada por la petente en nombre propio y el de su hijo por nacer,


contra el padre de la criatura, a fin de obtener por parte de él la ayuda
económica para el parto. Por tanto se trata de una acción de tutela contra un
particular. En este sentido el requisito indispensable de la "indefensión" se
configura plenamente en el caso concreto, pues por una parte es incuestionable
la indefensión del niño que está por nacer y por otra la petente se encuentra
completamente desamparada, no es trabajadora dependiente y carece de los
medios económicos para atender a los gastos el parto.

REF: EXPEDIENTE T-8139


Peticionaria: Olga Beatriz
Solórzano Cardozo.
Procedencia: Juzgado Civil
Municipal de Gigante (Huila).
Magistrado Ponente:
ALEJANDRO MARTINEZ
CABALLERO.

Santafé de Bogotá D.C., mayo siete (7) de mil novecientos noventa y tres
(1993).

La Sala Séptima de Revisión de la Corte Constitucional, compuesta por los


Magistrados Alejandro Martínez Caballero, Fabio Morón Díaz y Vladimiro
Naranjo Mesa.

EN NOMBRE DEL PUEBLO

POR MANDATO DE LA CONSTITUCION

Ha pronunciado la siguiente

SENTENCIA

En proceso de tutela identificado con el número de radicación T- 8139,


adelantado por OLGA BEATRIZ SOLORZANO CARDOZO en representación
del hijo que está por nacer.

I. ANTECEDENTES

Con base en los artículos 86 de la Constitución Política y 33 del Decreto 2591


de 1991, la Sala de Selección correspondiente de la Corte Constitucional
escogió, para efectos de su revisión, la acción de tutela de la referencia.

De conformidad con el artículo 34 del Decreto 2591, esta Sala de Revisión de la


Corte entra a dictar sentencia de revisión.

1. Hechos.

1. El señor Alcibiades Sánchez fue requerido por el Juzgado Unico Civil


Municipal de Gigante y en diligencia judicial reconoció la paternidad de la
criatura que para la fecha se encontraba por nacer, y se comprometió a proveer
lo necesario para el normal desarrollo del embarazo y del parto.
2. A pesar de lo anterior, el padre del hijo no le proporcionó a la petente el
dinero para pagar las consultas médicas de control ni los medicamentos
formulados.

3. Tanto la petente como su familia carecen de posibilidades económicas para


sufragar los gastos del parto.

2. Solicitud.

Olga Beatriz Solórzano Cardozo, en nombre propio y de su hijo por nacer


instauró acción de tutela como mecanismo transitorio contra el señor Alcibiades
Sánchez por los actos omisivos de éste, al no brindar la ayuda necesaria que
como padre de su hijo se encuentra en la obligación de prestarle.

La solicitud de tutela fue presentada ante el Juzgado Unico Civil Municipal de


Gigante (Huila) el 24 de noviembre de 1.992, con la colaboración por parte de la
Personería Municipal, cuando la peticionaria contaba con seis meses de
embarazo, por lo que en su escrito se refiere al "hijo que está por nacer".

Considera vulnerados los artículos 13 y 43 de la Constitución Política. Expresa


que aunque tiene conocimiento de que existen otros medios de defensa judicial,
como es el caso del proceso de alimentos, recurre a la acción de tutela como
mecanismo transitorio, a fin de evitar un perjuicio irremediable, al no contar con
el apoyo económico para el nacimiento de su hijo.

3. Fallo del Juzgado Unico Civil Municipal de Gigante (Huila). Providencia


de diciembre 19 de 1.992.

El Juzgado Unico Civil negó la acción de tutela en primera y única instancia al


considerar que la jurisdicción de familia establece los trámites y procedimientos
para conminar al padre que no cumple con sus obligaciones; por lo que, al
existir un medio de defensa judicial efectivo, es improcedente la solicitud de
tutela.

II. FUNDAMENTOS JURIDICOS

1. Competencia.

Es competente esta Sala de Revisión de la Corte Constitucional para proferir


sentencia de revisión dentro de la acción de tutela de la referencia, con
fundamento en los artículos 86 inciso tercero y 241 numeral noveno de la
Constitución Política, en concordancia con los artículos 33, 34, 35 y 36 del
Decreto No. 2591 de 1991; además, su examen se hace por virtud de la selección
que de dichas acciones practicó la Sala correspondiente, y del reparto que se
verificó en la forma señalada por el Reglamento de esta Corporación.

2. De la tutela ejercida contra particulares.

En reiteradas oportunidades la Corte Constitucional se ha pronunciado acerca de


la tutela contra particulares y ha establecido que ésta sólo puede ser procedente
cuando entre el peticionario y el particular medie una relación de subordinación
o de indefensión.

El artículo 42 del Decreto No. 2591 de 1991, que desarrolla la acción de tutela,
establece en el numeral 9º que ésta procederá contra acciones u omisiones de
particulares en los siguientes casos:

9- Cuando la solicitud sea para tutelar la vida o la integridad de quien se


encuentre en situación de subordinación o indefensión respecto del
particular contra el cual se interpuso la acción. Se presume la
indefensión del menor que solicite la tutela.

Tanto el artículo 86 de la Constitución como el numeral 9º del artículo 42 del


Decreto No. 2591 de 1.991 utilizan los términos "subordinación" e
"indefensión" que, en su sentido jurídico, significan:

"Subordinación: Condición de una persona sujeta a otra o dependiente de ella".

"Indefensión: La indefensión se produce cuando una persona, sin culpa de su


parte, no ha podido defenderse o defender sus derechos conforme a las leyes que
reglamentan su ejercicio"1.

En el numeral 9º del artículo 42 se protegen los derechos fundamentales a la


vida y a la integridad personal que puedan ser vulnerados o amenazados por un
particular, con la sola condición de la relación de subordinación o indefensión
con tal persona.2

El mismo artículo establece la presunción de indefensión cuando se trata de un


menor de edad.

3. Protección del nasciturus.

3.1. Fundamentos constitucionales.

Nasciturus es el término con el que se denomina al no nacido o que está por


nacer. La discusión acerca de si el nasciturus es persona o no ha sido clásica en
la literatura jurídica.

1Las dos definiciones se encuentran en el Diccionario Jurídico Abeledo-Perrot. Argentina 1.987. Tomos II y III.
2Cfr, Sentencias Nros T-548 y T-875 de la Sala Cuarta de Revisión de la Corte Constitucional sobre la acción de tutela frente a
particulares.
La vida como supremo interés de la sociedad política organizada, como máximo
escalón dentro de la jerarquía de valores, es reconocida como un derecho
inviolable y protegido jurídicamente en sus diferentes etapas.

La responsabilidad compartida de los padres surge desde el momento


mismo de la concepción.

El Constituyente de 1.991 consagró como uno de los fines del Estado y la


sociedad, la protección a toda persona en su vida, honra, bienes, creencias y
demás derechos y libertades. Ello sobre la base del respeto por la dignidad
humana, de que trata el artículo 1º de la Constitución Política, en cuyo caso "ser
digno en sentido jurídico significa, en una primera y radical acepción, que la
persona humana, por el hecho de tener ontológicamente una superioridad, un
rango, una excelencia, tiene cosas suyas que, respecto de otros, son cosas que le
son debidas"3.

Constitucionalmente la protección del no nacido se encuentra en el Preámbulo y


en el artículo 11 (del derecho a la vida), por vía directa y por vía indirecta en el
artículo 43 con la protección de la mujer en estado de embarazo. Además el
artículo 44 de la Carta establece como primer derecho fundamental de los niños,
el derecho a la vida.

Si la pareja -como lo determina el artículo 42-, tiene derecho a decidir libre y


responsablemente el momento en que desea tener un hijo, debe asumir esa
decisión como la de mayor trascendencia en la vida, pues la determinación
implica la proyección hacia el futuro del hijo. El cuidado, sostenimiento,
educación y cariño que reciba de sus padres se reflejará en un niño sano y en un
adulto capaz de desarrollar plenamente su libre personalidad.

La obligación de velar por la vida del nasciturus no responde a una simple


obligación alimentaria, pues la madre requiere de los cuidados permanentes, de
una constante vigilancia médica que le garanticen en forma mínima la atención
del parto y los primeros cuidados del niño.

3.2. Fundamento de derecho internacional.

La defensa de la vida aún no nacida forma parte de la defensa de los derechos y


de la dignidad humana. Los derechos del nasciturus se encuentran reconocidos
en normas internacionales sobre Derechos Humanos. Estas normas rigen en
Colombia por disposición del artículo 93 de la Constitución Política.

Así se encuentra en el numeral 1º del artículo 4º de la Convención Americana


sobre Derechos Humanos aprobada en Colombia mediante la Ley 16 de 1.992
que dice:

3HOYOS CASTAÑEDA, Ilva Myriam. El concepto jurídico de la persona. Editorial Eunsa, Pamplona. 1.989,
pág.. 483.
"toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la
concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente"
(negrillas no originales).

La Convención sobre los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General
de las Naciones Unidas del 20 de noviembre de 1.989, y aprobada en Colombia
mediante la Ley 12 de enero 22 de 1.991, establece en el Preámbulo que:

Teniendo presente que, como se indica en la Declaración de los Derechos


del Niño, "el niño por su falta de madurez física y mental, necesita
protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto
antes como después del nacimiento (negrillas fuera de texto).

3.3. Fundamentos legales.

El Decreto 2732 de 1.989 (Código del menor), protege la vida del nasciturus,
cuando en el artículo 4º establece que "todo menor tiene el derecho intrínseco a
la vida y es obligación del Estado garantizar su supervivencia y desarrollo" y en
el artículo 5º de esa misma norma consagra que: "todo menor tiene derecho a la
protección, al cuidado y a la asistencia necesaria para lograr un adecuado
desarrollo físico, mental, moral y social: estos derechos se reconocen desde la
concepción".

3.4. Conclusión.

La Constitución Política no aborda en punto acerca de ¿Cuándo se empieza a ser


persona?. ¿Desde la concepción?. ¿Desde el nacimiento?. La Carta remite a la
Ley Civil. Sin embargo es posible afirmar al menos que por reenvío
constitucional al derecho internacional, por las normas internacionales vigentes,
por la legislación interna y, sobre todo, por la filosofía humanista del Estado
Social de Derecho, es preciso deducir, como lo hace aquí la Corte que SE
TIENEN DERECHOS DESDE LA CONCEPCION.

Por lo mismo, en Colombia es aplicable lo manifestado por el Tribunal


Constitucional español en la providencia 53 de fecha 11 de abril de 1.985 al
considerar que:

si la Constitución protege la vida con la relevancia a que antes se ha


hecho mención, no puede desprotegerla en aquella etapa de su proceso
que no sólo es condición para su vida independiente del claustro
materno, sino que es también un momento del desarrollo de la vida
misma; por lo que ha de concluirse que la vida del nasciturus, en cuanto
éste encarna un valor fundamental -vida humana-, garantizado en el
artículo 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya
protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional4.
4Jurisprudencia del tribunal Constitucional Español, Estracto de "Constitución Española 1.978-1.988.
Editorial Centro de Estudios Constitucionales. 1.988, pág. 398.
4. De los derechos de la mujer en estado de embarazo.

4.1. Fundamentos Constitucionales.

Así como sucede con la niñez, la juventud y la tercera edad, la maternidad fue
objeto de especial protección en la Constitución de 1.991. Igualmente, dada su
estrecha relación con la dignidad de la persona humana consagrada en el artículo
1º de la Carta y la protección a la familia, se estimó que la maternidad debe
recibir protección constitucional.

El artículo 43 de la Constitución establece:

La mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades. la mujer


no podrá ser sometida a ninguna clase de discriminación. Durante el
embarazo y después del parto gozará de especial asistencia y
protección del Estado, y recibirá de este subsidio alimentario si entonces
estuviere desempleada o desamparada. El Estado apoyará de manera
especial a la mujer cabeza de familia (negrillas no originales).

Esta disposición no tiene antecedentes en materia constitucional. La necesidad


de proteger a las mujeres en estado de embarazo radica en la protección como
"gestadora de la vida". Esta condición que por siglos la colocó en una situación
de inferioridad, sirve ahora para enaltecerla.

4.3. Fundamentos de derecho internacional.

La consagración de la protección de la maternidad constituye una tendencia del


derecho internacional contemporáneo, el cual, como se anotó, rige en el orden
interno por disposición del artículo 93 de la Constitución Política.

La Declaración Universal de derechos Humanos, en el artículo 25, consagra:

2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia


especiales...

Y con fundamento en la Declaración, el artículo 10.2 del Pacto Internacional de


Derechos Económicos y Sociales, establece:

...2. Se debe conceder especial protección a las madres durante un


período de tiempo razonable antes y después del parto. Durante dicho
período, a las madres que trabajen se les debe conceder licencia con
remuneración o con prestaciones adecuadas de seguridad social.

El Convenio Nº 3 de la O. I. T., relativo al empleo de las mujeres antes y


después del parto, que entró en vigor el 13 de junio de 1.921, consagra en el
artículo 3º:
En todas las empresas industriales y comerciales, públicas o privadas, o
en sus dependencias, con excepción de las empresas en que sólo estén
empleados los miembros de una misma familia, la mujer:
...c) recibirá, durante todo el período en que permanezca ausente en
virtud de los apartados a) y b), prestaciones suficientes para su
manutención y las del hijo en buenas condiciones de higiene: dichas
prestaciones, cuyo importe exacto será fijado por la autoridad
competente en cada país, serán satisfechas por el Tesoro público o se
pagarán por un sistema de seguro. La mujer tendrá además derecho a la
asistencia gratuita de un médico o de una comadrona.5

4.3. Fundamentos legales.

El artículo 34 de la Ley 50 de 1.990 concedió a toda trabajadora el derecho a


una licencia de doce (12) semanas en la época del parto, remunerada con el
salario que devengue al entrar a disfrutar del descanso.

Ahora bien, es necesario distinguir entre los derechos de la mujer embarazada


que ostente la calidad de trabajadora dependiente y la mujer embarazada que se
encuentra desempleada o desamparada.

En el primer caso, toda mujer que trabaja tiene derecho a las prestaciones
consagradas en el Capítulo V del Código Sustantivo del Trabajo, tales como el
descanso remunerado en la época del parto (art. 236), descanso remunerado en
caso de aborto (art. 237), descanso remunerado durante la lactancia (art. 238),
prohibición de despido (art. 239), permiso para el despido (art. 240), nulidad del
despido (art. 241), trabajos prohibidos e indemnización por incumplimiento (art.
243). Prestaciones que son debidas tanto por el Estado o el particular en calidad
de empleadores.

En el segundo caso, el Estado está obligado a la asistencia y protección de la


mujer embarazada y además deberá prestarle el subsidio alimentario siempre y
cuando se cumplan las condiciones de:

a) Desempleo, es decir que al momento de la solicitud de protección y asistencia


no se encuentre trabajando. Lo anterior también debe aplicarse a la mujer que
trabaja en forma independiente, pero que su sustento es muy precario y no
alcanza para sufragar los gastos adicionales del embarazo.

b) Desamparo, es decir que la mujer no cuente con el apoyo de su esposo,


compañero o padre de la criatura y que no posea ningún tipo de seguridad
social.

La obligación constitucional del Estado surge a partir de la petición que la mujer


embarazada eleve ante la autoridad del Estado competente para protegerla, y

5Convenios Internacionales del Trabajo ratificados por Colombia. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Santa Fe de Bogotá. 1.993, pág. 37.
demuestre mediante prueba sumaria que se encuentra en alguna de las dos
situaciones descritas anteriormente.

Entonces, en este orden de ideas, si el Estado a través de la autoridad se niega a


conceder la asistencia y protección debidas, se configura la vulneración al
derecho fundamental.

Así pues, para esta Sala de Revisión de la Corte Constitucional, la


protección y asistencia consagradas en el artículo 43 de la Constitución
Política deben ser solicitadas expresamente ante la autoridad competente
del Estado, y probada alguna de las dos circunstancias. Si el Estado no
accede a la petición, se configura la vulneración del derecho fundamental y
procede en principio la acción de tutela como mecanismo para su protección.

5. Protección constitucional de la familia.

5.1. La familia como núcleo fundamental de la sociedad.

La familia es "institución básica de la sociedad", en términos del artículo 5º


constitucional. Ella es quizá el término intermedio entre la persona y el Estado.
Por eso se obliga a los poderes públicos a asumir una protección en tres
aspectos: social, económico y jurídico, a saber: Social en la medida en que se
protege su intimidad (art. 15) y la educación de sus miembros. Económica en
cuanto se protege el derecho al trabajo, a la seguridad social etc. Y jurídica ya
que es obvio que de nada serviría la protección familiar si los poderes públicos
no impidiesen por medios jurídicos los ataques contra el medio familiar.

La Constitución en el artículo 44 reconoce como un derecho fundamental de los


niños el tener una familia, independientemente de su filiación, sobre la base de
la igualdad de los individuos ante la ley.

Es por eso, que esta Sala de Revisión de la Corte Constitucional comparte lo


afirmado por la Sala Primera de Revisión cuando expresó que:

Como núcleo fundamental de la sociedad, la familia tiene que cumplir


ineludiblemente, junto con la sociedad y el Estado deberes, tales como
asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico integral
y el ejercicio pleno de todos sus derechos fundamentales prevalentes
consagrados en el inciso 1º del artículo 44 de la Carta vigente6.

5.2. La igualdad de derechos y deberes de la pareja.

La igualdad de derechos y deberes de la pareja está consagrada en los artículos


13, 42 inciso 3º y 43 de la Constitución Política.

El artículo 42 de la Carta establece que:

6Corte Constitucional. Sentencia T-523 de 1.993. Magistrado Sustanciador. Dr. Ciro Angarita Barón.
Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes
de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes.

Frente a la igualdad de deberes de la pareja es preciso determinar que el derecho


a la igualdad es reconocido por el artículo 13 de la Constitución como un
principio jurídico de vinculatoriedad inmediata, del que se derivan dos aspectos
importantes: "el primero es el principio de la no discriminación, que, como se
suele decir, es algo así como el principio negativo del principio de igualdad, al
prohibir diferenciaciones sobre fundamentos irrelevantes, arbitrarios o
irrazonables, El segundo principio, que se suele llamar principio de
protección, está diseñado con el objeto de imponer y lograr una igualdad
positiva a través de lo que se denomina 'discriminación inversa' y acción
positiva."7

La igualdad como derecho al que correlativamente le corresponde un deber


-artículo 95 de la Constitución-, es analizado también desde dos perspectivas:
una positiva, en el sentido de protección a derechos iguales ante la ley; pero
desde el punto de vista negativo, como una igualdad de deberes ante la ley.

5.2. La mujer como "cabeza de familia".

Dice el inciso 2º del artículo 42 de la Constitución Política:

La familia...Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la


decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la
voluntad responsable de conformarla.

Diversos motivos, como la violencia que actualmente vive el país -que ha dejado
un sinnúmero de mujeres viudas-, el abandono del hogar por parte del hombre y
las madres solteras -reflejo de la displicencia del padre con respecto a la
natalidad-, han obligado a la mujer a incorporarse a los roles de producción,
adquiriendo la responsabilidad de ser la base de sustentación económica de su
hogar, sin haber llegado a desprenderse de los patrones culturales que la
confinan al espacio doméstico y al cuidado de los hijos.

Este fenómeno de la soledad de la mujer cabeza de familia obliga a reflexionar


sobre la modificación del tradicional concepto de familia que surge en el
pensamiento -padre, madre e hijo-, por un esquema en el que la madre ocupe el
lugar de responsabilidad, por su voluntad de conformar una familia, deseo que
nace de su natural conexidad con los hijos.

La mujer es portadora y dadora de vida, merece toda consideración desde el


mismo instante de la concepción. Así es que por la estrecha conexión con la
vida que está gestando, toda amenaza o vulneración contra su derecho
fundamental es también una amenaza o vulneración contra el derecho del hijo
que espera. Por eso no existe duda alguna sobre la procedencia de la acción de
tutela como mecanismo para la protección del derecho, que para el caso de la
7RABOSSI, Eduardo. Revista del Centro de Estudios Constitucionales. Nro. 7. Madrid. 1.990, pág. 177.
mujer embarazada es un derecho fundamental de vigencia inmediata, y la
petición de su protección debe ser atendida prioritariamente por el Juez de
Tutela.

Bajo la óptica del Estado Social de Derecho es donde la mujer cabeza de familia
debe recibir por parte del Estado y la sociedad un trato preferencial para el
sostenimiento y educación de los hijos.

Hasta el momento, la única protección a la mujer cabeza de familia se


encontraba en la demanda al padre irresponsable de la cuota alimentaria para sus
hijos. Ahora esta obligación se ha ampliado. Ya no sólo por disposición legal él
debe cumplir con la obligación alimentaria, sino tanto el Estado como la
sociedad deben contribuir a apoyar a la mujer cabeza de familia.

Si se habla de la mujer cabeza de familia, no se puede dejar de lado el


mencionar al "compañero".

Hoy en día son innumerables las madres que acuden al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar, a los Juzgados Civiles de Familia o incluso a los Penales
para que a través de una sentencia se obligue al reconocimiento de los alimentos
que por ley se deben a los hijos. Ello refleja que conmueve más la ejecución y
el temor al embargo judicial que el propio dictado del sentimiento de padre.

6. Del caso concreto.

Según el artículo 86 de la Constitución Política, la tutela procede cuando se


reúnen los siguientes requisitos: a) que se viole un derecho constitucional
fundamental. b) que no exista otro medio de defensa judicial. c) si se trata de un
particular, que se encuentre en alguna de las situaciones previstas por la ley. A
continuación se analiza el caso concreto para establecer si se reúnen o no estos
tres requisitos.

a) La Constitución en su artículo 86, trae como elemento esencial de la tutela la


existencia de violación de derechos fundamentales o amenaza de su
conculcación.

Esta Sala de Revisión de la Corte Constitucional considera que en el caso


particular de la peticionaria no se refiere a la obtención de los alimentos que por
ley debe el padre al hijo que está por nacer, sino a la ayuda económica que
requiere para el parto -como situación inmediata-, y los demás gastos
relacionados directamente con el nacimiento y la atención hospitalaria de los
primeros días de vida del niño.

Tampoco existe vulneración o amenaza del derecho fundamental consagrado en


el artículo 43 de la Constitución, relativo a los deberes estatales frente a la
mujer, ya que como quedó establecido, la obligación de asistencia y protección
del Estado no ha sido solicitada por la peticionaria de la tutela y no es norma que
sirva de fundamento para la solicitud frente a la actitud omisiva de un particular.
Ahora bien, en relación con el padre de la criatura sí se configuraría la
vulneración del derecho fundamental, pues el padre está obligado a contribuir en
igualdad -material no matemática-, de circunstancias al nacimiento de su hijo, ya
que su decisión fue traerlo al mundo y debe cumplir con su responsabilidad.

Los derechos constitucionales violados en este caso son: los derechos del que
está por nacer, los derechos de la familia, los derechos de la mujer y el derecho
de igualdad.

b) En relación con la existencia de otros medios de defensa judiciales -elemento


de procedibilidad de la acción de tutela-, estos para de esta manera excluir la
tutela deben ser efectivos para la situación que está en juego. La ayuda
económica para el parto debe ser inmediata y como la peticionaria invocó la
tutela como mecanismo transitorio, ella resulta procedente por ausencia de otro
medio de defensa judicial.

En otras palabras, ¿Qué otro medio de defensa judicial es tan eficaz como la
tutela, que entonces la desplace por ser ella subsidiaria, para asegurar la
financiación de los gastos del parto de una vida humana? Para la Corte ningún
otro, de suerte que se reúne también este segundo requisito.

c) El artículo 86 de la Carta establece que la acción de tutela procede contra


acciones u omisiones de particulares en los casos determinados por la ley
cuando éstos estén encargados de la prestación de un servicio público o su
conducta afecte grave y directamente el interés colectivo, o respecto de quienes
el solicitante se encuentre en estado de subordinación o indefensión. A su vez, el
numeral 9º del artículo 42 del Decreto No. 2591 de 1991 señala que la tutela
procede contra particulares "cuando la solicitud sea para tutelar la vida o la
integridad de quien se encuentre en situación de subordinación o indefensión
respecto del particular contra el cual se interpuso la acción. Se presume la
indefensión del menor que solicite la tutela".

En el caso en particular, la tutela es impetrada por la señora Olga Beatriz


Solórzano Cardozo en nombre propio y el de su hijo por nacer, contra el señor
Alcibiades Sánchez padre de la criatura, a fin de obtener por parte de él la ayuda
económica para el parto. Por tanto se trata de una acción de tutela contra un
particular.

En este sentido el requisito indispensable de la "indefensión" se configura


plenamente en el caso concreto, pues por una parte es incuestionable la
indefensión del niño que está por nacer y por otra la señora Solórzano Cardozo
se encuentra completamente desamparada, no es trabajadora dependiente y
carece de los medios económicos para atender a los gastos el parto.

Así las cosas, se reúnen los tres requisitos para conceder la tutela, de suerte que
se revocará la sentencia del Juzgado Unico Civil Municipal de Gigante.
Para la fecha de la presente sentencia el hijo ya ha nacido y por la distancia del
domicilio de la peticionaria no se ha podido comprobar por parte de la Corte en
qué estado se encuentra, y si fue la madre la única que corrió con los gastos de
clínica, atención médica y atención al recién nacido o si finalmente el señor
Alcibiades Sánchez colaboró al pago de los mismos.

Por lo tanto se ordenará que el Juez Unico Civil Municipal de Gigante


compruebe cuál de los padres -la señora Olga Beatriz Solórzano Cardozo o el
señor Alcibiades Sánchez-, canceló los gastos de hospitalización y a cuanto
ascendieron éstos. Si de la investigación se determina que sólo fue la madre, el
Juez deberá conminar al señor Alcibiades Sánchez al pago del 50% de dicho
valor.

Todo lo anterior sin perjuicio del proceso de alimentos, que podrá adelantarse
ante las autoridades competentes.

En mérito de lo expuesto, la Sala Séptima de Revisión de la Corte


Constitucional,

RESUELVE:

PRIMERO: REVOCAR la sentencia proferida por el Juzgado Unico Civil


Municipal de Gigante (Huila), por las razones expuestas en esta sentencia.

SEGUNDO: CONCEDER la tutela a la señora Olga Beatriz Solórzano Cardozo


en representación de su hijo, por las razones expuestas en esta sentencia.

TERCERO: ORDENAR al Juzgado Unico Civil Municipal de Gigante (Huila)


que compruebe si el padre de la criatura señor Alcibiades Sánchez contribuyó al
pago de la atención médica durante el embarazo y en el momento del parto y si
no lo hizo CONMINARLO al pago del 50% de la suma correspondiente, previa
comprobación del gasto.

CUARTO. A través de la Secretaría General de la Corte Constitucional,


ENVIAR copia de esta Sentencia al Juzgado Unico Civil Municipal de Gigante
(Huila), a la Personería Municipal de Gigante (Huila), a la Consejería
Presidencial para la Juventud, Mujer y Familia, al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar y al Defensor del Pueblo.

Cópiese, publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y


cúmplase.

ALEJANDRO MARTINEZ CABALLERO


Magistrado Ponente
FABIO MORON DIAZ
Magistrado

VLADIMIRO NARANJO MESA.


Magistrado

MARTHA VICTORIA SACHICA DE MONCALEANO


Secretaria General.

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