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CASO

Se trata de una mujer de 37 años, casada, madre de varios hijos y trabajadora. No


era consciente de que tenía un problema pero el equipo multidisciplinar de la UCA
consiguió detectarlo con la ayuda de su marido. Éste acudía de forma periódica a
la unidad para ser tratado del problema de adicción al alcohol que padecía. En una
de las habituales entrevistas con los psicólogos se mostró preocupado por la gran
cantidad de dinero que su mujer gastaba en compras de todo tipo para la casa y la
familia. Los especialistas sospecharon que podría tratarse de una conducta
adictiva y le pidieron que la convenciera para que también ella acudiera a la
consulta. La paciente accedió y admitió que su problema se remontaba muchos
años atrás y que había llegado, incluso, a robarle las tarjetas de crédito a su pareja
para poder pagar las facturas. También utilizaba la modalidad de pago a plazos
para satisfacer sus ansias de consumo.
Los profesionales le detectaron un cuadro de ansiedad unido a un fuerte
componente de dependencia que le llevaba a comprar de forma compulsiva
gastando miles de euros en momentos muy puntuales. Era una válvula de escape
para reforzar su autoestima pero la adicción le producía sentimientos de angustia y
culpa, y estaba acarreando importantes problemas económicos a la familia.
En la UCA lo habitual son los tratamientos médicos por consumo de drogas,
alcohol, tabaco o conductas ludópatas. Por eso este primer caso de compra
compulsiva ha obligado a los especialistas a profundizar en una patología muy
poco conocida y estudiada. "Esta adicción es muy difícil de detectar porque suele
estar asociada a otros problemas y el que la sufre a veces ni siquiera es
consciente de que la sufre. Pero existe, y hay tratamientos psicológicos eficaces
para poder controlarla y erradicarla", ha explicado el coordinador de este servicio
en Elda, el doctor José Miguel Cano. Prueba de ello es que la paciente fue
sometida a tratamiento y ha experimentado una rápida y sólida mejoría.
El carácter novedoso de este trastorno del control de los impulsos ha dejado
abierta una laguna respecto a la idoneidad de que los enfermos diagnosticados
reciban tratamiento en las unidades de conductas adictivas o en el servicio de
Salud Mental. A este respecto la máxima responsable de esta área en el Alto y
Medio Vinalopó, Eulalia Carrato, ha destacado la escasísima casuística existente
en torno al trastorno de compulsión a comprar. "En nuestro Departamento de
Salud no ha habido hasta la fecha casos documentados de este tipo. En cualquier
caso, -explica la doctora- el principal tratamiento es psicológico y suele durar entre
uno y dos años. La terapia de grupo es un valioso instrumento y, en casos
puntuales, puede llegar a ser necesario emplear fármacos, aunque no es lo
habitual". José Miguel Cano también ha incidido en este mismo aspecto. Hay muy
poca información clínica aunque, como no podía ser de otra manera, EE UU, la
cuna del capitalismo, es el país que más investigado este fenómeno y otros
asociados.
El objetivo, en definitiva, es conseguir que el enfermo controle su conducta para
que pueda comprar de forma responsable y razonable. Lo habitual es que quien
padece este trastorno no pida ayuda. Puede que incluso no sea consciente de que
lo sufre. Pero no dar rienda suelta a sus impulsos puede desencadenar en ellos un
cuadro de irritabilidad, ansiedad e incluso depresión. "En general estas conductas
vienen asociadas a un déficit de autoestima en la persona, que le da una
importancia desmedida a lo material, a lo superficial, y adquiere todo tipo de
productos sin control buscando sensaciones placenteras y el reconocimiento
personal de su entorno más cercano", explica la responsable del servicio de Salud
Mental de Elda.

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