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Los beneficios científicos de una misión a Marte serían enormes, aunque no haya vida

allí. Podríamos pasearnos por los antiguos valles fluviales, subir las laderas de una de las
grandes montañas volcánicas, atravesar los extraños terrenos escalonados de las terrazas
polares heladas o acercarnos hasta las llamativas pirámides de Marte. El interés público en tal
misión sería considerable. Cada día llegaría una nueva serie de imágenes a las pantallas de
televisión de nuestras casas. Podríamos trazar la ruta, ponderar lo descubierto, sugerir nuevos
destinos. El viaje sería largo y el vehículo de exploración obedecería a las órdenes radiadas
desde la Tierra. Contaríamos con mucho tiempo para incorporar al plan de la misión nuevas y
buenas ideas. Mil millones de personas podrían participar en la exploración de otro mundo.

El área de superficie de Marte equivale exactamente a la de la tierra firme en la Tierra.


Es evidente que un reconocimiento completo nos ocupará siglos. Pero llegará un día en que
Marte esté totalmente explorado; cuando aeronaves automáticas lo hayan cartografiado desde
lo alto, cuando los vehículos de exploración hayan registrado con minuciosidad su superficie,
cuando sus muestras hayan llegado sin peligro a la Tierra, cuando los hombres se hayan
paseado por las arenas de Marte. ¿Y entonces qué? ¿Qué haremos con Marte?

Hay tantos ejemplos de abuso humano en la Tierra que el mero hecho de formular esta
pregunta produce escalofríos. Si hay vida en Marte creo que no deberíamos hacer nada con el
planeta. Marte pertenecería entonces a los marcianos, aunque los marcianos fueran sólo
microbios. La existencia de una biología independiente en un planeta cercano es un tesoro
incalculable y creo que la conservación de esa vida debe reemplazar a cualquier otra posible
utilización de Marte. Sin embargo, supongamos que Marte no tiene vida. El planeta no
constituye una fuente plausible de materias primas porque durante muchos años el flete a la
Tierra será demasiado caro. Entonces, ¿podríamos vivir en Marte? ¿Podríamos en algún
sentido hacer habitable Marte?

Carl Sagan, Cosmos

El tema del texto es el interés por la exploración de Marte. Presenta la siguiente


estructura analizante:
 Tesis: la primera línea, los beneficios científicos de una misión a Marte Primera parte:
La exploración a Marte.
 Desarrollo, el resto. Distinguimos los siguientes los siguientes sub apartados:
 El interés suscitado (1º párrafo), marcado por el uso del condicional y la
perífrasis de poder + infinitivo, ambos con valor de probabilidad para
indicarnos que estamos ante una hipótesis.
 Cómo se haría la exploración y el tiempo que haría falta (2º párrafo), marcado
por el paralelismo de las subordinadas temporales con cuando
 Las propuestas de Sagan sobre el planeta (3º párrafo)
 Si hay vida…
 Si no hay vida…

Estamos ante un texto científico divulgativo, por lo tanto tiene que predominar la
objetividad, que presenta una modalidad discursiva expositiva-argumentativa y un nivel
standard de lengua con un registro formal, con empleo de tecnicismos.
Observamos las siguientes características generales:
1. Objetividad: interesan los hechos en sí. Este rasgo viene apoyado por los siguientes
rasgos lingüísticos:

 La función referencial de la lengua, junto con el empleo de oraciones enunciativas,


oraciones de predicado nominal y el uso del modo indicativo: Es evidente que un
reconocimiento completo nos ocupará siglos.
 Para evitar la presencia exclusiva del emisor e implicar al receptor en las explicaciones
hay una tendencia al uso del plural de modestia con la primera personal: Podríamos
pasearnos
2. Universalidad del contenido y de la expresión. Por ello:
 Las relaciones biunívocas entre significado y significante, dadas por el empleo de
tecnicismos: Tierra, Marte, o los tecnicismos del campo semántico dado por vida,
microbio, biología, por ejemplo…
 El presente atemporal: Hay tantos ejemplos de abuso humano

3. Claridad expositiva, el lenguaje es un instrumento que facilita el acceso a


conocimientos de cierta complejidad:
 Las repeticiones: Tierra, Marte…
 En la mayoría de las oraciones se sigue el orden lógico: Sujeto + verbo +
complementos.
 Oraciones de relativo: llegará un día en que Marte esté totalmente explorado
 Los paralelismos sintácticos con sus respectivas enumeraciones: Podríamos
pasearnos… subir… atravesar
 Predominio de sustantivos concretos, que se refieren a realidades que se perciben
a través de los sentidos: valles, montañas, laderas, terrazas…

4. Precisión, que la observamos mediante


 Utilización de tecnicismos que conforman una terminología unívoca y universal
 Uso de un lenguaje puramente denotativo.
 La adjetivación es fundamentalmente especificativa, eludiendo toda subjetividad y
evitando la posible ambigüedad del sustantivo: valles fluviales, montañas
volcánicas
 Empleo de complementos del nombre con la misma función: ejemplos de abuso
humano

Otros rasgos

 El empleo del condicional para establecer la hipótesis.


 Observamos la función apelativa cuando el emisor quiere hacer partícipe al
receptor de lo que dice y emplea la primera persona del plural: Podríamos
pasearnos
 Función expresiva (verbos en 1ª sg, interrogaciones retóricas)
 Verbos de opinión y pensamiento (creo, supongamos, las perífrasis modales…)

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